Crítica de Watchmen de Damon Lindelof (HBO)

Este mes de mayo he decidido contratar un mes de HBO para ver varias series que me apetecían y que tenía pendientes. Gracias a esto he podido ver Watchmen de Damon Lindelof, continuación 34 años después de la obra maestra del comic obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Y dentro que he encontrado numerosos elementos interesantes, aún no tengo claro si me ha convencido. Espero que escribir esta crítica me aclare las ideas.

Ambientada en un universo alternativo en el que los vigilantes enmascarados son tratados como criminales, Watchmen emplea la nostalgia del cómic original creado por Alan Moore y Dave Gibbons mientras intenta crear un contenido completamente nuevo. (Filmaffinity)

Damon Lindelof (Perdidos, The Leftovers) es el creador de esta serie que plantea, desde el amor por el comic original de Moore y Gibbons, plantear una nueva historia contemporánea que se centre en los temas de actualidad en los Estados Unidos igual que el comic usaba los miedos de la guerra fría en los años 80 como lienzo donde construir su historia.

La serie contó con 9 episodios, una elección poco habitual dentro del catálogo de HBO, y se estrenó con gran éxito de crítica y audiencia a finales de octubre de 2019. Lindelof escribe los guiones de todos los capítulos en colaboración con Nick Cuse, Lila Byock, Christal Henry, Cord Jefferson, Carly Wray, Feff Jensen, Stacy Osei-Kuffour y Claire Kiechel. Estos episodios han sido dirigidos por Steph Green, Nicole Kassell, Andrij Parekh, David Semel, Stephen Williams y Frederick E.O. Toye.

Los siempre estupendos Trent Reznor y Atticus Ross realizaron la banda sonora de la serie, que tuvo a Chris Seager, Xavier Pérez Grobet, Gregory Middleton y Andrij Parekh en labores de directores de fotografía.

La serie está protagonizada por Regina King como Angela Abar / Sister Night, una detective de la policía de Tulsa (Oklahoma) que usa un disfraz similar al hábito de una monja y que lleva una doble vida, ya que debido al complejo mundo de 2019 sus hijos no saben que ella es policía. Don Johnson es Judd Crawford, el jefe de la policía de Tulsa y amigo de Angela. Yahya Abdul-Mateen II es Calvin, el marido de Angela que la apoya en su doble vida y cuida de los niños mientras ella está de servicio.

El veterano Louis Gossett Jr. interpreta a Will Reeves, un anciano que consiguió sobrevivir a los disturbios raciales de Tulsa de 1921 y cuya relación con Angela es uno de los misterios de la serie. Tim Blake Nelson es Wade Tillman / Espejo, un detective de la policía de Tulsa que usa una máscara reflectante y que viendo las reacciones de los sospechosos sabe si mienten o dicen la verdad.

Junto a ellos, Jean Smart interpreta a Laurie Blake, la antigua Silk Spectre, que 34 años después es una agente del FBI que se dedica a detener a vigilantes enmascarados. Por último, la guinda del pastel de esta serie la ofrece el siempre perfecto Jeremy Irons como un misterioso señor aristocrático que vive en una mansión en el campo que cuenta con dos únicos sirvientes.

Entrando a valorar Watchmen y empezando por los elementos positivos, lo primero que me viene a la cabeza es que se nota que Damon Lindelof es un gran fan del comic de Alan Moore y Dave Gibbons. Empezando porque esta serie es continuación directa del comic y no de la versión cinematográfica de Zack Snyder de 2009 que cambió algunos elementos del comic y en general equivocó el tono al convertir la violencia de la película en algo molón. Centrarse únicamente en el comic ya es en si mismo un gran punto a favor de esta serie.

De hecho, había que tener muchas narices para atreverse ha escribir esta serie sabiendo la problemática que rodea el comic, al prometer DC Comics en 1985 a Alan Moore y Dave Gibbons que les cedería la propiedad de la obra cuando el comic dejara de publicarse… algo que 35 años después aún no ha sucedido. Lindelof sabía que una secuela televisiva de Watchmen sería polémica, por lo que poniendo la venda antes que la herida publicó en 2018 una carta abierta explicando que es precisamente su amor por el comic lo que propulsaba a hacer una continuación, que sería algo completamente nuevo. He leído artículos explicando que la importancia y relevancia de una obra artística se refleja cuando otros autores sienten la necesidad de inspirarse en esa obra previa para crear sus propios trabajos. En ese caso, la importancia e influencia de Watchmen (el comic) está fuera de toda duda.

El respeto expresado por Lindelof por el comic hace que a pesar del tiempo transcurrido, algunos personajes se sienten inicialmente correctos cuando los vemos por primera vez en esta adaptación televisiva y a medida que vamos conociendo más de ellos.

Además, el hecho que Lindelof haya contado su historia en estos 9 episodios y no planee hacer nuevas temporadas, al menos de momento, y que HBO lo haya aceptado es también otro hecho muy positivo en estos momentos en el que el mundo televisivo está cayendo en la sobreexplotación de contenidos, alargando series que hubiera sido mejor que quedaran como historias más cortas. Se agradece que Lindelof haya contado su historia y marche a nuevos pastos.

También me parece interesante la reflexión que hace Lindelof sobre cómo sería el mundo de Watchmen 30 años después, incorporando sus propios intereses y queriendo poner el foco sobre la realidad del racismo aún existente en los Estados Unidos. De esta manera, la serie está marcada por un suceso que sucedió realmente en la vida real, el ataque racista que en 1921 masacró a la comunidad negra de Tulsa (Oklahoma). Un hecho terrible sobre el que no conocía nada previamente que me ha dejado en shock. Al menos en ese aspecto, la serie cumple una función social y educativa indudable, presentando esta horrible matanza racista al público actual. Como efecto dramático, arrancar la serie con esta masacre es un elemento de gran potencia, aunque también debo comentar que esta escena inicial, sumado a un tiroteo que veremos más adelante en el episodio piloto dan una sensación de que estamos ante una serie de acción que no se corresponde con lo que en realidad vamos a ver.

Además del ataque racista de 1921, el otro hecho importante para la trama principal de este Watchmen es el conocido como la “Noche Blanca” en la Nochebuena de 2016, en el que el grupo racista Séptimo de Kaballería atacó en sus casas a más de 40 policías de Tulsa a los que habían identificado previamente. Sólo sobrevivieron al ataque el Jefe de Policía Judd Crawford (Don Johnson) y la propia Angela, resultando ambos heridos. Para proteger a la policía se aprobaron leyes que autorizaban a que los agentes de policía no revelaran su identidad mientras están an acto de servicio luciendo máscaras, lo que de hecho les convierten en cierta manera en “Vigilantes”. La aparición en 2019 de miembros de este grupo supremacista utilizando máscaras de Rorschach crea la interesante dicotomía de tener dos bandos enfrentados ambos utilizando máscaras para ocultar su identidad, lo que nos transmite el feeling del comic con superhéroes y supervillanos enfrentados. Estos son los puntos de partida de la serie, que serán desarrollados durante los nueve episodios.

El visionado de cada episodio genera una buena experiencia televisiva, ofreciendo partes un puzzle que a priori resultan interesantes y dejándote con ganas de más, algo fundamental en cualquier obra periódica de entretenimiento. A pesar de su ritmo lento, los saltos narrativos entre personajes hacen que cada episodio pasen en un suspiro, demostrando que Lindelof controla perfectamente la narrativa televisiva serializada.

El mejor episodio de toda la serie para mi es el sexto, “This Extraordinary Being” en el que conocemos la historia del joven Will Reeves, que tras sobrevivir al ataque racista en Tulsa se ha convertido en un joven oficial de la Policía de Nueva York en 1938. Su historia conecta y ofrece un giro inesperado e interesante de uno de los personajes secundarios del comic “Justicia Encapuchada”, el primer vigilante enmascarado que surgió en este mundo y que inspiró a todos los que posteriormente formarían los Minutemen. El tema del racismo ocupa toda la historia resaltando que una cultura creada sobre el racismo y la injusticia hace que un blanco enmascarado sea un héroe, mientras que un afroamericano enmascarado es visto como un monstruo y una amenaza.

Otro hecho que quiero resaltar como muy positivo de Watchmen es todo su elemento técnico. Todo su diseño de producción, vestuario, efectos especiales, etc… lucen de maravilla, y se nota que para la HBO Watchmen era su gran apuesta para el segundo semestre de 2019 tras terminar Juego de Tronos. No conozco el presupuesto exacto de la serie, pero sin duda cada fotograma transmite que no ha sido barata y que Lindelof ha contado con todo lo necesario para contar su historia de la mejor forma posible.

Y aquí termina lo bueno. En todo caso creo que Watchmen ofrece un más que correcto entretenimiento que puede gustar a un público variado que no necesariamente haya leído el comic, y el mensaje anti-racismo creo que está perfectamente transmitido de principio a fin. Dicho esto, hay un montón de elementos de la serie que analizados globalmente tras terminar de verla no me han convencido nada de nada y que me hacen preguntarme si me ha merecido la pena “gastar” ocho horas visto el decepcionante climax final.

Para hablar de estos elementos tengo que entrar a hablar CON SPOILERS. Entiendo que al ser una serie cuya emisión terminó en diciembre esto no supone ningún problema, pero prefiero avisaros para evitar malos entendidos. ¡Continuad leyendo bajo vuestra responsabilidad!!

Comentaba antes el problema que Alan Moore tiene con DC Comics debido a Watchmen. Al engaño provocado por el éxito sin precedentes de este comic que 35 años más tarde sigue imprimiéndose y vendiéndose sin parar, se ha sumado que Moore ha sufrido otras muchas decepciones ante las adaptaciones cinematográficas de otras historias suyas, hasta el punto que exige no ser acreditado y no ha querido cobrar los royalties, cediendo a Dave Gibbons (o eso es lo que se ha dicho) los ingresos generados por la película de Snyder. Alan Moore creó Watchmen como una historia cerrada y jamás planteó ni quiso su continuación, ya que lo que quería contar ya está reflejado en dichas páginas. Cuando DC Comics publicó “Before Watchmen” en 2012, unas series ambientadas en el mundo de Watchmen que servían de precuela contando la historia de varios personajes, ya se generó una gran polémica sobre si era ético que una editorial creara productos derivados de una obra a pesar de la manifiesta oposición de su autor, que en este caso no es su propietario. El gran éxito comercial de estos comics dieron la respuesta, y era únicamente económica. DC quiere ganar dinero y si puede hacerlo con Watchmen, iba a hacerlo. La ética quedó aparcada para otro momento.

Explico todo esto porque si DC sigue explotando la marca Watchmen, ¿por qué criticar a Lindelof por usar estos conceptos para hacer lo que quiera con ellos si Warner y la HBO están encantados de que lo haga? Legalmente no puede haber ningún reproche al respecto, pero como autor y creador que es Lindelof se me hace raro que pisotee los deseos de Alan Moore, de la misma manera que estoy seguro que a él no le gustaría que le hicieran algo similar con una obra propia.

Esta duda filosófica es lo que ha provocado que no quisiera ver esta serie de igual manera que nunca llegué a comprar los comics de “Before Watchmen”, aunque un amigo me los dejó y los leí años después, encontrando una aceptable calidad media pero una sensación global de intrascendencia que no aportaban nada realmente interesante al canon del comic original.

Dicho esto, reconozco que una vez pagada la suscripción de HBO y debido a estos días de confinamiento me decidí a darle una oportunidad a la serie. Y si realmente me hubiera parecido buena, nada de este largo razonamiento tendría sentido. Lamentablemente, la historia me ha parecido uno de los blufs más decepcionantes en mucho tiempo, lo que hace que recuerde por qué hacer esta serie igual no fue buena idea en primer lugar.

Aunque también tengo claro que el comic sigue en mi estantería y sigue siendo perfecto, independientemente de lo que me parezca esta serie de televisión, o los comics de “Before Watchmen” hace unos años.

En primer lugar, visto lo visto en estos nueve episodios, si Lindelof quería contar una historia que denunciara el racismo existente en la sociedad americana, y como sigue presente en todos los estamentos de la vida pública, incluidos los políticos y la policía, no necesitaba a WATCHMEN para nada. No dudo que esta crítica del racismo sea necesaria hoy en día, pero incluso este elemento que es para mi lo más destacado está construido en la serie completamente a brocha gorda, sin la sutileza y complejidad que se le supone a un autor “serio” como Lindelof.

Simplificándolo mucho, Moore y Gibbons planteaban en el Watchmen original una dura disección de la figura del superhéroe, creando no a héroes idealizados altruistas sino a unos seres rotos con traumas y demonios internos que resultaban dolorosamente humanos. Además, planteaban con inteligencia las repercusiones que la existencia de un ser superpoderoso como Doctor Manhattan tendría en el mundo real, planteando situaciones lógicas e interesantes como que los Estados Unidos habrían ganado la guerra de Vietnam provocando el aumento de la tensión armamentística entre EE.UU. Y Rusia.

Sin embargo, la historia de Lindelof carece de esta complejidad. De cualquier complejidad, diría. El uso de máscaras por parte de la policía y del grupo racista queda relegado completamente a un elemento estético que no aporta nada, desaprovechando el potencial del comentario sobre el uso de máscaras para hacer el bien o el mal.

Los agentes de policía normales llevan máscaras amarillas que nos sugieren el mítico “smiley” ensangrentado del comic, mientras que los detectives pueden personalizar sus máscaras convirtiéndose en un elemento freaky sin importancia. Angela lleva un traje de monja por motivos nunca aclarados pero que estéticamente le queda genial, mientras que un agente de aparente origen ruso (por su acento) lleva una máscara roja y se llama “Red”. Ese es el nivel de complejidad. Sólo el personaje interpretado por Tim Blake Nelson (Espejo), justifica su máscara reflectante al estar fabricado del material que supuestamente protege ante ataques psíquicos como el que sufrió Nueva York en 1985 que causó millones de muertos. Aunque luego junto a él encontramos a un policía con una enorme cabeza de Oso Panda como máscara que ofrece momentos un poco de vergüenza ajena. Elementos que, de nuevo, al notarse desde el comienzo como accesorios no tienen una importancia determinante para hacer que la serie me guste o no.

Por el otro lado, no tengo problema que los racistas del Séptimo de Kaballería usen una máscara de Rorschach, y de hecho, este personaje para Moore ejemplificaba el elemento fascista subyacente en el género de superhéroes, siendo para él unas personas que se creen por encima de la ley y de las normas que hemos creado en sociedad. Veo lógico que un grupo antisistema lo utilice como inspiración, a pesar que no tengan nada en común más allá del desafío de las leyes que consideran injustas.

Y hablando de Rorschach, entiendo que Lindelof pase de puntillas por el maravilloso final del comic en el que el diario de Rorschach era encontrado por un periodista del diario sensacionalista New Frontiersman, invitando a la especulación que el perfecto plan de Ozymandias podían derrumbarse cuando se supiera la verdad, y reforzando la idea expresada por Doctor Manhattan de que nada termina y no existen los finales perfectos.

Sin embargo, el comic ofrecía una gota final de optimismo ya que el mundo iba a sobrevivir y en apariencia el trabajo en equipo de Rusia y los EE.UU. podía llevar a la humanidad a una edad de oro de paz y prosperidad. Si el diario de Rorschach no salía a la luz, claro, y a pesar de haberse construido este paraíso a partir de una mentira y el asesinato de 3 millones de personas. Sin embargo, el mensaje de Lindelof sobre que el racismo ha existido siempre y lo sigue haciendo en el presente echa por tierra este final, y una vez descubrimos su alternativa en esta serie de televisión, no es mejor que lo que ya teniamos. De hecho, son la noche y el día en comparación.

Comentaba al comienzo que hay un misterio y que el visionado de los diferentes capítulos conseguía interesar mientras ofrecía una nueva parte del puzzle. Lamentablemente, cuando vemos la imagen completa es un suflé que se desinfla a poco que piensas en lo que nos acaban de mostrar. Empezando por el ridículo arco de Ozymandias, convertido en un snob sin profundidad con una historia que hace que nuestra suspensión de credulidad salte por los aires.

De nuevo, el comic ofrecía en su “milagro termodinámico” una historia maravillosa que formalmente hacía que todo encajara y que mostraba al personaje del Doctor Manhattan mientras que adquiría un conocimiento que explicaba su crecimiento vital, consiguiendo emocionar al lector. Sin embargo, Lindelof utiliza al Doctor Manhattan en su historia como un literal “deux-ex-machina” que justifica todo lo que sucede sin aportarle un crecimiento personal interesante. En este sentido, el octavo episodio “A God Walks into a bar” que ofrece su parte de la historia y su conexión con el resto de personajes, me parece un artificio vacío, como a veces me pasa con las historias de Nolan, un engranaje aparentemente perfecto desprovistos de vida y de calor humano.

Para acabar de empeorar las cosas, el plan de la que acaba siendo una de las villanas de la serie junto al racista líber del Séptimo de Kaballería, Lady Trieu, es otra ridiculez importante que ofrece un climax lamentable que es de largo lo peor de la serie. De hecho, dado que Trieu es de hecho más inteligente que Veidt, aún no tengo claro por qué es mala más allá de que toda historia de este tipo tiene que tener uno, y me hubiera resultado interesante comprobar qué hubiera hecho una mujer asiática con los poderes de Manhattan.

Porque si, a pesar de estar todo revestido de una impostada seriedad, al final el Watchmen de Damon Lindelof gira alrededor del plan de dos villanos que quieren robarle sus poderes al Doctor Manhattan para llevar a cabo cada uno sus planes particulares. Para flipar.

Angela Abar, interpretada por Regina King, es el corazón de la serie. Su vida y la de Will Reeves (Louis Gossett Jr.), son fundamentales en la serie para explicar el racismo de antes, pero también el que ha sobrevivido hasta nuestros días. Ella es uno de los pocos elementos salvables de la serie. Junto a ella, el personaje de Laurie Blake, la antigua Silk Spectre que ahora es una agente del FBI, también ofrece momentos super interesantes durante la serie y me parece un personaje complejo como el de Angela. Sin embargo, ambas están lamentablemente ausentes en el climax del último episodios, convirtiéndose en indefensas espectadoras de lo que pasa a su alrededor. Una pena y narrativamente un bajón.

Como comentaba más arríba, creo que Watchmen ofrece un más que correcto entretenimiento que puede gustar a un público variado que no necesariamente haya leído el comic. Sin embargo, a pesar del respeto que Lindelof dice tener hacia la obra de Moore y Gibbons, esta serie es una decepción muy grande que no consigue transmitir ninguno de los elementos que convirtieron a Watchmen en una obra maestra del comic, hasta el punto de hacer que dude de la conveniencia de haber realizado esta serie de televisión. Por contra, los buenos datos de audiencia indicarían que este Watchmen ha sido un éxito para la HBO, así que no sería descartable que la cadena amplíe su opuesta por las adaptaciones de comics, sobre todo teniendo en cuenta el próximo estreno de su HBO Max.

Comparto el trailer de esta serie:

Intelectualmente, entiendo que este Watchmen televisivo tiene elementos interesantes, pero emocionalmente se me queda muy muy lejos de ser una buena continuación del comic. E incluso vista de forma aislada sin tener en cuenta el comic, hay demasiadas cosas del guión de Lindelof con las que no he podido conectar.

PUNTUACIÓN: 5/10

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¡Saludos a todos!

2 comentarios en “Crítica de Watchmen de Damon Lindelof (HBO)”

  1. Dudaba de si verla o no, pero ahora me ha picado la curiosidad y pese a sus inconvenientes voy a tratar de ver al menos un par de capítulos. Muy buena y completa reseña.

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