¡Feliz Domingo! En uno de los últimos podcast de Es la hora de las tortas, como siempre super recomendable, recuperaron los 10 mandamientos de Chuck Dixon para escribir un buen comic, lo que me hizo pensar en ello y en por qué muchos de los comics actuales parece que están escritos al revés de lo que sugieren estas reglas.
Charles «Chuck» Dixon (Filadelfia, 1954) es uno de los grandes guionistas mainstream de los años 90. Sus primeros trabajos publicados en Comico o First Comics son de 1984, lo que significa que entró en el medio siendo ya adulto. Larry Hama le contrató para escribir algunas historias cortas para Savage Sword of Conan, a lo que siguió más trabajo de forma regular en Conan y en Savage Tales. En 1986, empezó a trabajar para Eclipse Comics, escribiendo Airboy, a lo que siguió en 1987 las miniseries Strike! con el artista Tom Lyle y Valkyrie con Paul Gulacy. Comenzó a trabajar en la serie Alien Legion de Carl Potts para el sello Epic Comics de Marvel, tras lo que llegó la adaptación de tres números de El Hobbit de J. R. R. Tolkien para Eclipse con el artista David Wenzel entre 1989 y 1990. En Marvel escribió Marc Spector: Moon Knight antes de convertirse en el guionista fijo de The Punisher War Journal y, más tarde, de otros títulos de Punisher en los años 90.
El trabajo de Dixon llamó la atención de DC y el mítico editor Dennis O’Neil le pidió a él y a Tom Lyle que realizaran la primera miniserie de Robin protagonizada por Tim Drake. El éxito de este comic y sus dos secuelas, The Joker’s Wild (1991) y Cry of the Huntress (1992), permitió el lanzamiento de la serie regular de Robin que Dixon escribió durante 100 números. Dixon fue el guionista de Batman más prolífico de DC en la década de 1990. Fue el guionista de Detective Comics desde el #644 (mayo de 1992) hasta el #738 (noviembre de 1999), participando en las principales historias de Batman de esa época: Knightfall, KnightsEnd, Contagion, Legacy, Cataclysm y No Man’s Land, entre otras. Dixon es el creador de Bane y de Stephanie Brown, y cimentó la idea de Batfamilia ampliada más allá de Batman y Robin, que ahora es tan habitual en la línea editorial de DC. Además de escribir Robin y Detective Comics, escribió los primeros 70 números de Nightwing, la colección de Batgirl, y creó el concepto de Birds of Prey.
El «Fall-from-grace» de Dixon sucedió a partir de unas declaraciones incendiarias de Dixon contra Marvel. La editorial decidió publicar en 2003 dentro del sello para adultos Max el comic The Rawhide Kid: Slaps Leather. En él, el escritor Ron Zimmerman convertía en gay a uno de los personajes favoritos de Dixon de su niñez, lo que provocó el mosqueo increíble del escritor. Marvel le despidió tras una agria polémica destapada en las redes sociales. Y si, tengo claro que legalmente no puede hablarse de «despido», ya que al ser un escritor de encargo en realidad simplemente dejaron de darle trabajo. Pero la realidad es que alguien que había tenido trabajo y sueldo estable en Marvel durante varios años dejó de tenerlo.
Años más tarde, el escritor afirmó que DC también le había puesto en una Lista Negra por sus opiniones conservadoras. Afirmó que algunos editores de DC eran gays y se habían sentido insultados por sus declaraciones, hasta el punto de forzar su no contratación en adelante. Tras negarse a retractarse, Dixon dejó de facto de trabajar para las 2 grandes, lo que provocó que sus opiniones se hayan vuelto cada vez más extremistas con el paso de los años contra ambas. Algo hasta cierto punto normal si pensamos en qué trabajador habla bien de una empresa tras un despido que entiende que es injusto y traumático. En los últimos años, además de trabajar con editoriales pequeñas de comics, Dixon ha escrito varias novelas. Sin ir más lejos, la última película de David Ayer y Jason Statham A working man es una adaptación de una de sus novelas. Así que igual puede decirse que a Dixon, que actualmente tiene 71 años, no le está yendo tan mal, aunque seguro que le escuece no poder escribir a personajes icónicos de su carrera como Batman o Punisher.
Dixon publicó en su web hace un montón de años sus reglas para escribir un buen comic, se entiende que de superhéroes. O en general, cualquier historia de acción, noir y/o de aventura. Unas reglas que analizaron en el podcast de Es la hora de las tortas y que por su interés comparto a continuación:
Los diez mandamientos del guion de cómics
Estas son las reglas que yo sigo. No te harán ganar un premio Eisner ni te conseguirán una entrevista en Comics Journal, pero te ayudarán a escribir cómics de calidad y de gran tirada que harán que los lectores vuelvan a por más..
EMPIEZA FUERTE.
Pon en marcha tu historia.
SÓLO EL DIÁLOGO ESENCIAL.
Sólo lo necesario para transmitir la idea.
AL MENOS TRES ESCENAS DE ACCIÓN POR HISTORIA.
Pueden ser acciones mayores o menores, pero tiene que haber algo visual y en movimiento en tu historia.
RECUERDA QUE ALGUIEN TIENE QUE DIBUJAR LO QUE ESCRIBES.
Apiádate del dibujante. No le hagas dibujar algo difícil una y otra vez.
ENCUENTRA ALGO QUE TE GUSTE DE CADA PERSONAJE.
Incluso el Dr. Doom tiene sus cosas buenas.
ENCUENTRA ALGO QUE ODIAR DE CADA PERSONAJE.
Incluso Batman puede ser irritante o Robin egocéntrico.
EVITA LA REDUNDANCIA, NO DESCRIBAS LO QUE EL LECTOR PUEDE VER.
Si tu personaje va en moto cruzando un puente no hay razón para indicarlo por escrito.
CADA CÓMIC ES EL PRIMER CÓMIC DE ALGUIEN.
Mantén una narración sencilla, básica y fácil de seguir.
EL ÚLTIMO PANEL DE CADA PÁGINA DEBE HACER QUE EL LECTOR PASE A LA PÁGINA SIGUIENTE.
Algo emocionante o misterioso en ese último panel. «¡Eres TÚ!»
NO TE HAGAS EL LISTILLO.
La gente no paga un buen dinero para que presumas de tus títulos universitarios. Quieren una buena historia de ritmo rápido. Cuéntala y quítate de en medio.
Una vez lees este decálogo, te das cuenta que Dixon es ante todo un guionistas de comics que conoce perfectamente su oficio y que ha reflexionado sobre él para poder ofrecer el mejor trabajo posible dentro del género al que se adscribe. Que se trata del comic de superhéroes / aventura. Por supuesto, seguro que pueden haber otras opciones narrativas y estructurales que ayuden a escribir un buen comic, pero se agradece que Dixon expusiera su punto de vista.
En cuanto a la estructura de un buen comic, El punto 1) «empezar fuerte» es algo que se ha convertido en norma en la narrativa audiovisual, en películas o series de televisión. De hecho, Michael Bay opina algo similar. Aunque en realidad, que algo empiece fuerte no significa obligatoriamente que hablemos de acción o explosiones. Sin ir más lejos, el comienzo de Up de Pixar y cómo nos rompe el corazón en los primeros minutos sería precisamente esto. En el mundo actual, es vital llamar la atención del espectador y del lector de la forma que sea, para que quiera seguir leyendo. Y por supuesto, para que quiera volver el mes siguiente para comprar la próxima grapa de esta colección. Algo a lo que alude también en el punto 9) creando historias que te obliguen a girar la página para saber como sigue. Dentro de la propia grapa o dejándote con ganas de comprar la siguiente.
Me gusta la parte en que Dixon entiende que el comic es ante todo un medio visual en el que es la imagen la que tiene que contar la historia. Esto se refleja en los apartados 2) Solo diálogo esencial y 7) Evita de redundancia, no narrando algo que el lector puede ver en la imagen. El punto 4) Recuerda que alguien tiene que dibujar lo que escribes, me parece que está pensado en guionistas que se nota que no tienen ni idea de comics, como por ejemplo en Ta-Nehisi Coates en Black Panther, cuyo primer año en la colección era completamente ilegible. Y por contra, Alan Moore es un maestro creador de demasiadas obras maestras como para resumirlas aquí, con un estilo que podría calificarse de «denso de leer». Pero Moore cambió su estilo en Tom Strong cuando se trataba de contar una historia de aventuras con un feeling clásico. Es lo bueno de conocer el medio en que trabajar, puedes modificar lo que te interesa cuando la historia lo requiera. El problema es cuando eres un autor con una única faceta o que directamente no dominas tu oficio.
Los puntos 5) y 6) sobre pensar en cosas que te gusten y que odies de todos los personajes antes de escribir sobre ellos se puede resumir en un único punto, que sería «Conoce a los personajes que escribes«. Algo tan obvio, y sin embargo que cada vez es menor habitual de ver. Sobre esto lo primero que me viene a la cabeza son los comics de Jonathan Hickman en los que cambia las caracterizaciones de los protagonistas para que se ajusten a la historia que él quiere contar, convirtiéndolos en engranajes desnaturalizados de un mecanismo complejo con el que no consigo conectar. Y al menos Hickman tiene una historia que contar, pero hay tanto autor mediocre e incapaz que se cree que puede hacer cualquier cosa con los personajes porque su historia es «importante», que asusta y un poco enfada comprobar lo bajo que han caído los estándares de contratación de Marvel y DC en los últimos años.
El apartado 8) Cada comic es el primer comic de alguien y el 2) Tres escenas de acción por número aluden a aspectos clave para la comprensión y disfrute del comic de superhéroes. Por un lado, la acción es intrínseca al género. Y no se si un comic tiene que tener 1,2,3 o 5 escenas de acción, pero TIENE QUE TENER ACCIÓN. Algo que también se olvida más a menudo de lo que debería. El otro aspecto de crear historias que sean «reader-friendly» para los lectores me vuela la cabeza ver como tantos escritores no saben ni plantean. Me encantan los escritores que consiguen que todas las grapas sean una lectura satisfactoria incluso aunque formen parte de una narrativa o arco mayor. Mark Waid o Robert Kirkman son maestros de esto. Sin embargo, Brian Michael Bendis desde los primeros 2000 y más recientemente un montón de nuevos escritores, me viene a la cabeza Al Ewing, por ejemplo, se han olvidado de esta faceta de plantear que los comics sean «reader-friendly». Comics hablando de comics que ya no interesaban la primera vez que se publicaron es la forma más rápida de echarme de colecciones como El Inmortal Thor.
Cuando leo el punto 10) No te hagas el listillo, no puedo dejar de pensar en autores tipo Tom King en el que todo lo que hacen parece que quieren transmitir justo lo contrario. Que es super inteligente y nos mira a los lectores desde una atalaya superior, nunca a nuestra altura. Algo que piensa él, no yo. Y que es uno de varios motivos por qué no me trago la obra de King de los últimos 5 años o más.
Dixon escribe comics mainstream de superhéroes / aventuras, y para este tipo de historias está dirigido este decálogo. Obviamente si eres un autor que estás escribiendo un comic biográfico, probablemente no vas a seguir estas reglas, aparte que igual no sabías ni que existían. Y lo mismo para un comic de naturaleza romántica o humorístico.
Pero lo que más me llama la atención es como tantos y tantos comics modernos no plantean nada ni remotamente parecido. Tras leer este decálogo empecé a pensar en comics lamentables de escritoras como Vita Ayala, por ejemplo en sus Nuevos Mutantes Krakoanos. Y pensando en el aburrimiento de la historia, sus diálogos ridículos y alargados y la falta de interés de unas historias pobladas por personajes que no se comportaban y hablaban de forma reconocible, empecé a pensar que el problema es que estos escritores/as no tienen ni idea del género en el que han sido contratadas. Desde luego, no saben cómo escribir algo interesante en este marco narrativo.
Mencionaba antes a Alan Moore. Él es una leyenda del medio que conoce los clichés y las estructuras de este tipo de historias. Y como las conoce, cuando le interesa elige utilizar estas estructuras o no hacerlo. Por eso es el maestro que es. Pero lo que me flipa es ver a tantos escritores actuales que no conocen el medio en que trabajan. Y me recuerdan a los malos estudiantes de arte que creen que no tienen que conocer/dibujar anatomía porque quieren ser abstractos, cuando conocer las bases es lo que te permitirá romperlas llegado el momento. Buff, hay tantos escritores malos en el medio de los superhérores que en realidad me hace pensar que el problema es de unos editores inútiles más centrados en trasmitir ideología que en crear comics que los lectores queramos comprar.
Dentro del terrible erial que son los comics de Marvel actuales, en seguida destaca cualquiera que simplemente haga un buen trabajo creando un comic que los lectores queramos leer con personajes reconocibles. Hablo por supuesto de Jed MacKay, cuya principal virtud es la de no inventar nada, simplemente concentrarse en crear buenos comics de superhéroes que tengan el entretenimiento del lector como principal valor, sin pretender nunca colarnos un panfleto de supuestos temas «importantes».
En general me ha gustado este decálogo de reglas para escribir un buen comic. Podría ponerse un pero en la parte que habla correctamente de conocer a los personajes y crear historias con 3 escenas de acción que te hagan querer pasar la página, lo cual me parece correcto, pero no entra a comentar nada sobre el CONFLICTO que tiene que plantearse que haga interesante la lucha del héroe contra el villano. Las apuestas del juego son otro elemento consustancial al género, y quizá estas reglas quedan un poco cojas sin este elemento esencial. Porque sin él, lo que tenemos son peleas vacías de alguna manera repetitivas, como cuando Punisher mata a un mafioso al principio de un comic. Si no sabemos qué busca Frank Castle, el tiroteo acabaría perdiendo fuerza e interés.
Siguiendo el razonamiento de estas líneas, yo hubiera añadido otro punto a modo de conclusión: ESCRIBE HISTORIAS QUE LOS LECTORES QUIERAN COMPRAR. Y de nuevo hago un inciso, porque el comic es un medio expresivo que permite contar todo tipo de historias. Un autor que realiza un comic autobiográfico a lo mejor lo usa a modo de catarsis que le ayude a afrontar un trauma previo. Y seguro que pueden crearse obras muy destacables en los que la comercialidad no es un factor en su creación. Pero estamos hablando de comic de superhéroes. No hay nada más mainstream que eso. Cuando hablo de esto NO hablo de «dar al lector sólo lo que pide», lo que provocaría una sensación de repetición y estancamiento. Pero creo que los lectores queremos buenas historias de personajes reconocibles con fuertes valores morales envueltos en situaciones más-grandes-que-la-vida, o al menos con el destino del mundo en juego, que tengan clara su factor de entretenimiento.
Cuando hablo de entretenimiento puedo disfrutar de Conan The Barbarian, que en cierto sentido es una variación de una fórmula que se repite cíclicamente, pero también de Murder Falcon de Daniel Warren Johnson que empieza como una historia de Kaijus y su corazón atrapa al lector y hace estallar cualquier expectativa previa. No hay un patrón único, me flipa el terror de Lemire y Sorrentino, pero también del sentido de la aventura de Mark Waid y Dan Mora. O el elemento freak de Grant Morrison. O la dureza del Punisher Max de Garth Ennis. Y lo que seguro no me gusta son los panfletos infumables creados por autores mediocres que se creen con el derecho de sermonearme desde un púlpito.
Ojalá las editoriales vuelvan a publicar comics que los lectores queramos leer.
Gracias por leer este post. Espero tus comentarios. Y si te gustó el artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales y que te suscribas para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones. Y si quieres, puedes invitarme a un café.
¡Saludos a todos!




Debe estar conectado para enviar un comentario.