John Carpenter realizó El Príncipe de la Tinieblas en 1987. Esta película es la segunda parte de la Trilogía del Apocalypsis, y acompaña a La Cosa (1982) y En la Boca del miedo (1994). Aún siendo películas diferentes, sí comparten una temática general: Si un «ente» llegara a la Tierra, la destrucción de nuestra sociedad civilizada estaría asegurada. Y es que, aunque nos creemos los seres más poderosos de nuestro mundo, hay seres en el multiverso ansiosos por conquistarnos con la suficiente potencia para conseguirlo.
EL PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS (1987)
Un año después de del estrepitoso fracaso comercial de la por otra parte notable película de aventuras Golpe en la Pequeña China, y asqueado de los problemas que los grandes estudios le ocasionaban, decidió buscar financiación para sus películas realizando producciones de bajo presupuesto de Serie B.
Ésta película inauguró esta nueva etapa para el autor, que dirigió, escribió el guión (bajo el seudónimo de Martin Quatermass, nombre del célebre personaje de la serie fantástica de la BBC) y realizó la música, junto a Alan Howarth.
El bajo presupuesto de 3 millones de dólares de esta producción no le impidió repetir varias de las constantes en su filmografía, como es la crítica a elementos de la sociedad americana, en este caso, a la Iglesia católica, utilizando para ellos gran cantidad de sangre y violencia…
Además, Carpenter volvió a colaborar con actores habituales en su filmografía, como Donald Pleasence, Victor Wong o Dennis Dun.
Tras la muerte de un clérigo en Los Angeles que vivía en la semi-abandonada iglesia de Saint Goddard, la Iglesia descubre que era el último miembro vivo de una Orden secreta llamada la Hermandad del Sueño, que había guardado y protegido desde el Siglo XVI un cilindro en el que supuestamente los primeros miembros de la Iglesia Católica encerraron dos mil años atrás una extraña sustancia verde que alberga al Anti-cristo.
Un Padre, cuyo nombre no conocemos (Pleasence), busca ayuda en la Universidad, con la intención que un grupo de científicos dirigidos por el Profesor Howard Birack (Wong) puedan demostrar cientifícamente esta creencia, y al mismo tiempo puedan evitar el inevitable despertar que está cada vez más próximo, y que provocaría el fin de la civilización.
El cilindro exuda poder maligno, atrayendo a seres influenciables por su influjo (liderados por el cantante de rock Alice Cooper, que realizó este pequeño papel además de escribir una canción para la banda sonora) que rodean la iglesia, matando a todo el que abandona el edificio.
Y en el interior, el fluido adquiere cada vez más fuerza, abandonando el cilindro en varias ocasiones para poseer a varios científicos, que se convierten en los servidores del mal. Los despistados científicos, centrados cada uno en sus propias investigaciones, no se dan cuenta que están acabando uno a uno con ellos hasta que es casi demasiado tarde.
Además durante este periodo, varios científicos reciben en sus sueños un mismo mensaje que se repite. En él, un científico del futuro de 1999 (la película está ambientada en los ochenta) les avisa que el anti-Cristo va a abandonar esa misma iglesia para dominar el mundo, enviando una imagen de video que muestra una figura entre sombras en el dintel de la puerta de la iglesia. Los científicos creen en el mensaje pudo haberse enviado hacia atrás en el tiempo mediante una emisión de taquiones a velocidad próxima a la luz.
Los científicos poseidos están intentando abrir un portal hacia otra dimensión, donde habita el Anti-Dios, padre aún más poderoso del ente encerrado que está esperando para invadir nuestro mundo. En este momento, los que quedan con vida deberán arriesgarlo todo para intentar cerrar el portal antes de que sea tarde…
Como nota curiosa, indicar que la producción empezó a andar cuando Carpenter, tras leer varios libros de física teórica y física cuántica, descubrió un mundo desconocido para él, donde no existe ninguna verdad inmutable, y cualquier cuestión es objeto de análisis y crítica. Así surgió la idea de un Mal Supremo que vive en un dimensión de anti-materia, a partir de la cual articula toda una teoría para-científica que justifique toda lógica que sustenta la película.
La película, aunque muy criticada en su época, tiene numerosos elementos destacables. El uso de la sangre y gore marca de la casa, las sorpresas que el guión nos va deparando, y como no, un estupendo final que por supuesto no desvelaré, y solo por el cual merece la pena el visionado de esta obra. En cualquier caso, Carpenter crea una obra que aunque no es tan brillante como La Cosa o En la Boca de Miedo, sí puede ser disfrutada por cualquier aficionado al género de terror o fantástico.
Y por cierto, en breve finalizaré mi artículos centrados en la figura de John Carpenter precisamente comentando En la Boca del Miedo, la última y genial película que cierra la Trilogía del Apocalipsis, una de las películas que mejor y más claramente reflejan en pantalla la obra de H. P. Lovecraft.
Hasta pronto!
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