Me ha encantado la segunda temporada de Narcos, la serie de Netflix que cuenta los últimos meses de vida del sanguinario Pablo Escobar, fundador y líder del Cartel de Medellín en Colombia.
Pablo Escobar murió el 2 de Diciembre de 1993 tras intentar escapar de la policía por los tejados del barrio de Los Olivos de Medellín. Vivió en la clandestinidad casi 17 meses tras fugarse de la cárcel de La Catedral el 22 de Julio de 1992, fuga narrada al final de la primera temporada. En esta segunda temporada veremos estos 17 meses meses en los que se inició una caza al hombre no solo por parte de las fuerzas del orden colombianas y americanas, sino por parte de otras organizaciones criminales como son el cartel de Cali o los PEPES, una fuerza paramilitar colaboradora de la CIA.
Pero un animal herido y acorralado es más peligroso que nunca, y Pablo no quiso rendirse jamás y tiñó de sangre las calles del pais al enfrentarse a todos.
Narcos sigue triunfando gracias al carisma y la enorme interpretación de Wagner Moura como Pablo Escobar. Su presencia es como la de Kingpin en un tebeo de Daredevil, más que una persona, parece una fuerza de la naturaleza, imparable e imbatible. Una de sus frases más celebres y aterradoras fue «A veces yo soy Dios, si digo que un hombre muere, muere ese mismo día». Increíble pero cierto, y sirve para ilustrar lo poco que valía la vida para los narcos en Colombia. Aunque a medida que su imperio se hunde, saldrán a la luz sus flaquezas y debilidades.
El que la serie esté narrada bajo el punto de vista del agente de la DEA Steve Murphy (interpretado por Boyd Holbrook) ayuda a que los espectadores nos integremos en esta historia basada en hechos reales, consiguiendo que nos sintamos casi parte de la acción y no unos meros «outsiders». Aunque más que Murphy, es Javier Peña (interpretado por Pedro Pascal) el que roba el show, con una perfecta interpretación.
La serie está super bien rodada y te engancha desde el principio. Quizá el mostrar esta etapa de Pablo en la que fue más vulnerable le humanice en parte, pero nunca dejan de recordarnos que fue un sangriento asesino. También muy interesante fue ver los tejemanejes de la CIA y la DEA en la zona, que actuaron durante años en el pais de forma alegal, muchas veces en bandos opuestos.
Y aunque se suele decir que existe el concepto de «honor entre ladrones», nada más lejos de la realidad. En el momento en que Pablo mostró signos de flaqueza, sus enemigos se lanzaron a la yugular, sin importar el número de bajas que causaran entre los narcos, o entre la población civil. Entre estos enemigos, destaca el famoso Cartel de Cali o la organización paramilitar de los PEPES.
Otro de los puntos más importantes y aterradores de la serie es que estos hechos sucedieron realmente en Colombia. Miles de personas murieron en Medellín durante esos años, y no soy capaz de imaginar el terror que se vivió, y que se sigue viviendo, en la zona.
Además, la serie realiza una increíble reconstrucción de muerte de Pablo Escobar, rodada en su Medellín natal, además de utilizar numerosas imágenes reales de la época que ayudan a contextualizar y dar una sensación de aún más realismo.
El único pero que pondría no es a esta segunda temporada, sino al hecho que Netflix a dado luz verde a continuar la serie. Los productores Chris Brancato y Carlo Bernard se centrarán ahora en la lucha contra otros carteles como el de Cali, dado que obviamente la muerte de Pablo Escobar no fue el fin del tráfico de drogas.
Pero Narcos es una serie que se ha apoyado fundamentalmente en el carisma de Wagner Moura. Y aunque la historia del narcotráfico en Colombia me interesa, no creo que los actores (y los personajes a los que interpretan) puedan cubrir el vacío que deja el carisma de Pablo Escobar.
Comparto a continuación el trailer de esta segunda temporada.
Narcos ha terminado su segunda temporada de forma excelente. Aunque le daré la oportunidad a la continuación, creo que estamos en el punto álgido de esta serie, que te recomiendo totalmente que veas. ¡Saludos!
PUNTUACIÓN: 8.5/10
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