Crítica de Malos tiempos en El Royale, de Drew Goddard

Malos tiempos en El Royale de Drew Goddard es un peliculón que ejemplifica lo que para mi es buen cine, y entra sin duda en mi Top-5 de mejores películas de 2018. Un tour-de-force narrativo y visual que lamento comprobar que está pasando inadvertida en la cartelera española.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Siete desconocidos, cada uno con un secreto, se reúnen en el hotel El Royale, en el lago Tahoe, frontera entre California y Nevada, un sitio ruinoso con un oscuro pasado. En el transcurso de una fatídica noche, todos tendrán una última oportunidad de redención… antes de que todo se vaya al infierno.

Drew Goddard (Houston, 1975) es un guionista sobre todo conocido por series de televisión como Buffy y su spin-off Angel de Josh Whedon, así como Alias y Perdidos con J.J. Abrams. Además, fue el creador de la serie Daredevil para Netflix, aunque tuvo que abandonar la producción para dirigir la película Los 6 Siniestros de Sony, que no llegó a filmarse debido a la debacle tras Amazing Spiderman 2. En el mundo cinematográfico, fue el escritor de las interesantes Cloverfield (Matt Reeves, 2008), World War Z (Marc Forster, 2013) y The Martian (Ridley Scott, 2015).

Como director, sorprendió con su excelente opera prima The cabin in the woods (2011). Escrita en colaboración de Josh Whedon, la película subvertía muchos de los tópicos de las películas de terror del subgénero slasher, incorporando con acierto altas dosis de humor negro y mala leche. La crítica alabó precisamente la forma en que incorporaba nuevos elementos a un género estancado en fórmulas repetitivas, a la vez que criticaba precisamente esos clichés. Sin embargo, la taquilla no funcionó como se merecía, algo que se puede explicar debido a que esta mezcla de elementos a separa del cine “convencional” y hacen que sea complicado venderla al público generalista.

En este sentido, debo decir que aunque Malos tiempos en El Royale es temáticamente completamente diferente a The cabin in the woods, sí se pueden apreciar muchos de los rasgos distintivos que Goddard ya transmitió en su primera película. Entre otros aspectos, estamos ante guión complejo que funciona como un puzzle cuyas piezas son mostradas de forma fragmentada. Además, aunque El Royale formalmente es un thriller, tiene momentos de humor salpicados con drama, y numerosas sorpresas y shocks durante todo el visionado.

Voy a intentar hacer esta crítica libre de spoilers, ya que considero que la película se disfruta muchísimo más cuanto menos cosas se conozcan. Lo mejor de la película es ir descubriendo los secretos de cada uno de los personajes, de forma en que nuestra percepción sobre ellos va cambiando a medida que avanzamos durante el visionado. Pero no solo los personajes tienen secretos, ya que el propio hotel es contiene un misterio que debe ser resuelto.

Debo decir que todo es reparto está brillante. Chris Hemsworth se sale en los pocos momentos en que está en pantalla, mostrando un carisma y una sexualidad arrolladora que se contagia desde el minuto uno. Además, Jeff Bridges hace un recital interpretativo con un personaje, el padre Flynn, que une dureza con fragilidad, y que como todos tiene algo que ocultar. Dakota Johnson y Jon Hamm también transmiten muchos sentimientos a sus personajes, igual que los jóvenes Cailee Spaeny y Lewis Pullman, que interpreta al conserje del hotel. Otro de los descubrimientos de la película es la actriz y cantante Cynthia Erivo, que realiza un despliegue vocal alucinante al cantar varias canciones “a capela”durante la película.

Malos tiempos en El Royale es una película de personajes complejos, pero además técnica y narrativamente es arrolladora. La película cuenta con una planificación extraordinaria que permite que una historia compleja acabe siendo un triunfo. Como buen puzzle, Goddard plantea varios saltos temporales que arojan luz sobre los personajes, y asistimos a varios hechos narrados desde el punto de vista de diferentes personajes. Corría el peligro de transformar el visionado en un desastre incoherente, pero sin embargo el resultado final es sobresaliente.

Si lo comparo con Jonathan Nolan, que también presenta historias complejas tipo puzzle, el principal problema de Nolam es que se centra tanto en la perfección del puzzle que se olvida de los personajes, transformando a personajes en engranajes dela maquinaria. Goddard sin embargo transmite todo eso pero además hace que cada personaje sea importante y quieras conocer más de él, lo que supone su mayor éxito desde un punto de vista narrativo de cara al espectador.

Otra comparación posible que se estoy leyendo sobre El Royale la compara con la obra de Tarantino debido a los afilados diálogos y el sangriento final. Sin embargo, mientras Tarantino en muchas ocasiones alarga diálogos en exceso para asombrar a su público y engordar su ego, son escenas que realmente no aportan nada vital a la historia principal. Goddard presenta unas escenas necesarias para conocer a los personajes, nada es gratuito. En este sentido, me ha parecido que ha realizado un guión muy equilibrado.

Además, la fotografía de Seamus McGarvey me ha parecido brutal, transmitiendo la personalidad que la historia de Goddard necesitaba, en contraste con otras películas que son visualmente muy bellas pero vacías de contenido o sentido.

Goddard plantea un ritmo pausado mientras va presentando a los diferentes personajes y sus habitaciones, tomándose su tiempo en desplegar los diferentes arcos. De esta forma, nos pilla completamente desprevenidos cuando nos golpea con los shocks que ha preparado para ir rompiendo los diferentes status-quo de la historia. En mi caso, hizo que en dos ocasiones pegara un salto de sorpresa en mi asiento.

No puedo hablar más sin caer en los spoilers, aunque debo decir que hay un montón de subtextos muy interesantes en todos los personajes, en el periodo histórico en el que sitúa la acción, en el hotel, e incluso en la propia experiencia del espectador que nos convertimos en voyeurs que espiamos las vidas de otras personas. Además, el guión juega a destrozar nuestras expectativas siempre de la mejor forma posible.

Si tengo que ponerle un pero, diría que es su duración de 140 minutos. En mi caso, me lo pasé genial durante todo el visionado, pero entiendo que hubiera podido contarse lo mismo con, quizá, 10 minutos menos. Aún entendiendo que no es tan sencillo quitar tanto sin alterar el ritmo narrativo. En todo caso, Goddard platea una película exigente al espectador, al que obliga a entrar en su “flow” para disfrutarla. Creo que un espectador que no haga esa conexión al principio de la película puede salir decepcionado, en especial por su lento arranque.

Comparto el trailer de la película:

Malos tiempos en El Royale es un películón que sin embargo no está encajando con los gustos del público mainstream, lo cual es una pena ya que se están perdiendo una de las mejores películas del año. Con personajes interesantes, una historia que engancha y tiene sentido, y contada con carisma y personalidad, reúne todas las cualidades de que yo busco en el buen cine.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Crítica de La maravillosa Sra. Maisel temporada 1, de Amazon Prime

Una de las grandes sorpresas seriéfilas de 2018 ha sido La maravillosa Sra. Maisel de Amazon Prime, serie que ganó cinco Emmys y dos Globos de Oro (en la categoría de comedia, entre ellos Mejor serie de televisión y mejor actriz Rachel Brosnahan). Y me alegra decir que todas las alabanzas que quizá hayas leído sobre esta serie son totalmente merecidas, estando ante una de las historias con mayor carisma, personalidad y sentido del humor del panorama televisivo.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Manhattan, año 1958. Miriam «Midge» Maisel (Rachel Brosnahan) es una mujer cuya vida como esposa y madre da un giro inesperado cuando descubre un talento desconocido para la comedia. Midge cambiará entonces su cómoda existencia en el Upper West Side para hacer monólogos.

La maravillosa Señora Maisel ha sido creada por Amy Sherman-Palladino (Las chicas Gilmore), y cuenta con Daniel Palladino y Sherman-Palladino como productores ejecutivos, y se inspira en comediantes pioneras como Joan Rivers y Totie Fields, además de incluir representaciones ficticias de varios comediantes reales como Lenny Bruce y Bob Newhart.

La maravillosa Sra. Maisel triunfa por su carisma, la excelente química de todo el reparto y por sus afilados y ocurrentes diálogos. Además, hay un importante esfuerzo por mostrar el mundo de 1958, y consiguen que los espectadores sintamos estar allí, lo que significa otro de los éxitos creativos de la serie. Además, aunque nos cuentan como era la vida de una mujer acomodada judía de Nueva York, hay claros paralelismo con la vida moderna.

Como comentaba, todos los personajes son oro puro. Rachel Brosnahan como “Midge” Maisel es un derroche de optimismo y ganas de vivir que se contagia en pantalla. Aunque a veces se encuentre encorsetada por la moral tradicional de la época, en la que el “qué dirán” era algo importantísimo para una familia judía con una buena posición social. A su alrededor iremos conociendo a su pintoresca familia, empezando por su marido Joel (Michael Zegen), con el que pensaba que tenía el matrimonio perfecto y que la va a machacar con una inesperada y dolorosa separación. Tony Shalhoub interpreta a Abraham «Abe» Weissman, padre de Midge, un matemático cuya tranquila y ordenada vida saltará en pedazos con la separación de su hija. Además, tenemos a su neurótica madre Rose Weissman (Marin Hinkle).

Pero por encima de la familia Weissman, el otro gran descubrimiento de esta serie es Alex Borstein como Susie Myerson, una empleada de The Gaslight Cafe, que se convertirá en la Manager de Midge. El contraste entre los modales de clase alta de Midge y la brusquedad y rudeza de Alex provocarán situaciones hilarantes, transmitiendo ante todo un carisma y una frescura como hacía tiempo no disfrutaba en una serie de televisión.

Lo mejor de este casting diverso es que cada personaje transmite una verdad intransferible que nos creemos desde su primera frase, gracias a un excelente guión que no solo se centra el estos personajes sino en el contexto social de la época. El rol que la sociedad marcaba como aceptable para una mujer era el de esposa, madre y ama de casa y todo lo que se saliera de este espacio era visto con recelo por la sociedad bien pensante de la época, como va a descubrir Maisel en carne propia. Este choque de lo conservador con lo moderno va a provocar muchas situaciones de comedia muy bien construidas, que te mantiene con una sonrisa de oreja a oreja durante los ocho episodios de esta primera temporada.

En el aspecto técnico, es una pasada ver una serie en la que se nota que los productores han invertido muchísimo tiempo para que todo luzca real, no solo los decorados, sino también el vestuario, el maquillaje y peluquería y todo lo relativo a las costumbres de la época.

Si tengo que ponerle un pero a esta estupenda serie, quizá hay algunas notas de humor son bromas “de judíos” hechas por judíos. Al hablar sobre aspectos sociales y religiosos de la época que al menos yo no conocía, creo que en algunas ocasiones no he apreciado una broma que hubiera sido mejor si hubiera sabido de lo que estaban hablando. Aunque, por supuesto esto es un pero muy, muy pequeñito.

Además, aunque esta primera temporada no resuelve nada y su final parece casi como un final de episodio normal, me alegró saber que el estreno de la segunda temporada es inminente, al estar prevista para este mes de diciembre. De esta forma, mis ansias de saber más sobre estos personajes quedará aplacada muy pronto. Además, debo indicar que Amazon confirmó la producción de la segunda y tercera temporada, así que no nos va a falta dosis de Ms. Maisel en los próximos meses.

Comparto a continuación el trailer de esta serie:

La maravillosa Sra. Maisel me ha encantado y ha conseguido dejarme con una sonrisa en la cara siempre, a pesar de tratar a veces temas complejos del matrimonio que podrían haber dado para un dramón. Estoy deseando que se estrene la segunda temporada para seguir disfrutando de este maravillosos personaje y su mundo.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Reseñas Express Marvel: Nuevos nº1 de Thor, Inmortal Hulk y Doctor Extraño

En mi reseña de comics Marvel de este mes, voy a destacar los últimos relanzamientos de varias series icónicas de Marvel como son Thor, El inmortal Hulk y Doctor Extraño.

THOR nos. 1 y 2 de Jason Aaron y Mike del Mundo

¿De qué va? ¡El Dios del Trueno ha recuperado su manto, y con él un montón de desafíos! Para construir nuevos martillos, debe reunir los artefactos de Asgard, dispersos por la Tierra, pero no será fácil, y en el camino luchará contra formidables enemigos, como Juggernaut.

Valoración: Jason Aaron le tiene totalmente cogido el tono a Thor. Tras el drama de «La muerte de Thor (Jane Foster)», el reinicio con Thor  Odinson de protagonista es una entretenida búsqueda del tesoro, con los 9 reinos de como tapiz de juegos. Una aventura divertida y ligera que no oculta sin embargo que la Guerra de los Mundos de Malekith cada vez está más cerca de la Tierra.

En el apartado gráfico, no hay término medio, a Mike del Mundo se le ama o se le odia. Y esa es la principal virtud o defecto de este comic, en función de si estás en el primer grupo o en el segundo. En todo caso, Aaron conoce los puntos fuertes del dibujante filipino afincado en Canadá. Los viajes fantásticos y los seres mitológicos se adaptan como anillo al dedo de sus habilidades, y consigue que este comic luzca diferente a cualquier otro de los que Marvel publica actualmente.

En resumen, este nuevo volumen de Thor arranca con buenas sensaciones hacia la que promete ser más grande historia de Thor jamás contada, La Guerra de los Mundos, que marcará el final de Aaron como escritor de esta serie.

PUNTUACIÓN: 8/10

EL INMORTAL HULK nº1, de Al Ewing y Joe Bennet

¿De qué va? ¡El terror tiene un nombre! Nunca te fijarías en él. No quiere que lo hagas. Es calmado, tranquilo y nunca se queja. Si alguien le dispara en la cabeza, morirá. Hasta que caiga la noche. Entonces vuelve a vivir. Su nombre es Bruce Banner. El terror es El Inmortal Hulk.

Valoración: ¡Menuda sorpresa este tebeo!! Tenía a Al Ewing como uno de los numerosos escritores cumplidores sin más de Marvel, pero menudo salto de calidad ha pegado con Inmortal Hulk. Bebiendo de los orígenes del personaje, Ewing construye una historia de terror en la que Hulk es un oscuro ser que aparece cuando Bruce Banner muere, o en la oscuridad de la noche. Con un sobresaliente dominio de los tiempos y construyendo una tensión brutal, Hulk tarda en aparecer, pero cuando lo hace es impresionante. Es muy difícil trasmitir terror hoy en día en un comic, pero Inmortal Hulk consigue dejarte sin respiración.

En el apartado artístico, Joe Bennet no es de sobresaliente, pero consigue brillar gracias a un guión que es oro puro.

El Inmortal Hulk promete una etapa icónica y sorprendente del gigante esmeralda, y tras la sorpresa inicial, tengo muchas ganas de descubrir lo que Ewing nos tiene preparados.

¿Es un hombre, un monstruo? O es ambos.

PUNTUACIÓN: 9/10

DOCTOR EXTRAÑO nº1, de Mark Waid y Jesús Saiz

¿De qué va? Hechicero Supremo… ¿de la galaxia? El Doctor Extraño ha perdido su conexión con el poder arcano de la Tierra, pero no puede esperar más tiempo para recuperarlo. Tony Stark ofrece una solución del futuro: un viaje al espacio exterior. Empieza la aventura de tu vida.

Valoración: Reconozco que le premisa es un poco rara y puede hacer que algunos lectores no lean este comic. Pero debo decir que la primera mitad del tebeo, en la que Waid nos explica los motivos por los que Stephen debe salir al espacio, está super bien contado y demuestran sabe cómo crear personajes carismáticos con el que empatizamos desde la primera página.

Y si a esto unimos a un Jesús Saiz en estado de gracia, creo que estamos ante una serie con amplio margen de mejora. Saiz se encarga de todo, lápiz, tinta y colores, y nos ofrece algunas de sus mejores páginas en Marvel. Se nota que tras su etapa en Capitán América tenía ganas de dibujar seres y mundos diferentes al nuestro, porque las páginas tienen muchísima fuerza.

Tras este arranque, voy a darle a Waid y Saiz margen para que me cuenten su historia, y creo que puede quitarme el mal sabor de boca de la recién finalizada etapa de Donny Cates.

PUNTUACIÓN: 7/10

Y vosotros, ¿seguís estas series, qué os han parecido? Espero vuestros comentarios.

¡Saludos a todos!

Crítica de El rey proscrito, de David Mackenzie (Netflix)

El rey proscrito, de David Mackenzie (Hell or high water), protagonizada por Chris Pine y estrenada recientemente en Netflix, es una correcta pero apresurada película que cuenta como Robert Bruce se convirtió en Rey de Escocia en el siglo XIV.

PUNTUACIÓN: 6/10

Tras la ejecución de William Wallace (Braveheart), obligado a entrar en batalla para salvar a su familia, su gente y su país de la tiránica ocupación inglesa, Robert the Bruce se apodera de la corona de la Escocia medieval y lidera a un grupo de hombres insurgentes para enfrentar la ira del ejército más fuerte del mundo conducido por el despiadado rey Eduardo I y su débil hijo, el príncipe de Gales.

David Mackenzie dirige y escribe el guión de esta película inspirada en hechos reales. Destaca principalmente la excelente fotografía de Barry Ackroyd y en general de todo el apartado técnico y artístico, que consiguen trasladarnos a la Escocia medieval de finales del siglo XIV.

David MacKenzie estrenó El rey proscrito en el pasado festival TIFF de Toronto, recibiendo no muy buenas críticas debido, entre otros motivos,  a que la lucha por la corona escocesa de Robert Bruce tardaba en concretarse en pantalla y por una historia dividida entre demasiados personajes secundarios.  La respuesta de Mackenzie, con el visto bueno de Netflix y sus productores, fue eliminar casi 23 minutos de película, de forma que el visionado final en Netflix es de 121 minutos. Y sinceramente, sin saber como era ese primer montaje, creo que la película lo que realmente necesitaba era más metraje para poder dar mayor profundidad a todos los personajes, empezando por el propio Robert the Bruce, hieráticamente interpretado por Chris Pine. Y en general, para poder desarrollar con la extensión que se merecía la lucha de Robert Bruce por conseguir el trono escocés y expulsar a los británicos de su tierra.

La película está partida en dos, con una excelente primera parte en la que destaca el elegante y largo plano secuencia inicial. Es esta primera parte Mackenzie cuenta de manera pausada y detallada la realidad de la época, en una Escocia en la que el rey Eduardo I se ha impuesto a la lucha provocada por William Wallace (Braveheart), que fracasó al no conseguir unir a su causa a todos los nobles escoceses.

Sin embargo, a partir de que Robert Bruce se levanta en armas y se declara Rey legítimo de Escocia, la película pasa a una narración frenética en el que no hay casi ni un segundo de respiro. Esta segunda parte de la película es un ir y venir de viajes y luchas que culminan en la brutal batalla final de Loudoun Hill, que significó el punto de inflexión en la lucha por la independencia de Escocia. Las batallas son otro de los puntos fuertes de la película, optando Mackenzie por mostrar una lucha cruda alejada de cualquier atisbo de épica, en la que lo más importante era la supervivencia.

Aunque la batalla de Loudoun Hill es un buen y sangriento climax, me quedó la sensación que la apresurada narración se dejó en el tintero muchos momentos que hubieran permitido que nos interesáramos por los personajes, y que las diferentes escenas tuvieran un mayor peso dramático.

En lo referido al casting, destaca un inexpresivo Chris Pine como el rey Robert the Bruce. No creo que esta inexpresividad sea problema de Pine, sino del tipo de interpretación que Mackenzie le pidió. Aaron Taylor-Johnson es James Douglas, conocido como Douglas el Negro, uno de los más fieros luchadores y amigos de Robert, y cuya brutalidad en combate le combierte en el personaje con más carisma de la película. Florence Pugh interpreta a la esposa de Robert Elizabeth Burgh, que aunque tiene bastante química con Pine, no llegan a compartir demasiados minutos en pantalla. 

No puedo destacar a nadie más, porque realmente el resto de personajes son poco más que figurantes que no aportan demasiado, aunque en general me dejaron con ganas de haber conocido más de ellos.

Por todo ello, aunque en general me ha gustado El rey proscrito, me quedo con la sensación que una miniserie de 3/4 horas hubiera sido el formato más adecuado para contar esta historia con la amplitud y complejidad que merecía.

A pesar de todo lo que acabo de decir, creo necesario puntualizar que globalmente El rey proscrito me gustó, aunque reconozco que no es perfecta. Además, dado que la vi en casa gracias a mi suscripción a Netflix, considero que su visionado estuvo bastante bien.

¿Hubiera pagado por ver la película en el cine? Posiblemente no, pero justo por eso, agradezco que Netflix corra el riesgo de producir este tipo de películas, de forma que acerca a sus suscriptores un interesante y variado contenido que en condiciones normales hubiera pasado desapercibido para el gran público en las salas de cine.

Comparto a continuación el trailer de la película:

El rey proscrito es un entretenido e imperfecto drama histórico que merece la pena verse en la pantalla de nuestra casa.

PUNTUACIÓN: 6/10

Crítica de Infiltrados en el KKKlan, de Spike Lee

He visto prácticamente toda la filmografía de Spike Lee, así que no podía perderme Infiltrados en el KKKlan . Y lamento decir que aún sabiendo el tipo de cine de Lee, me he encontrado un panfleto nada sutil en el que la historia de fondo es lo de menos a la hora de lanzar su mensaje.

PUNTUACIÓN: 4/10

A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth (John David Washington, hijo de Denzel) se convierte en el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs. Pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y algunos de los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad. Usando a un agente blanco (Adam Driver), para que acudiera a las reuniones, Stallworth llegó a hacerse socio del Klan.

La película está producida por Jordan Peele (director de la brillante Get Out), con un guión escrito por Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz y Charlie Wachtel, a partir del libro escrito por el propio Ron Stallworth.

Si tengo que empezar por lo positivo, no tengo duda que Spike Lee es un buen director que sabe crear escenas muy potentes, como el montaje paralelo entre el bautismo del KKK y la historia del anciano a los estudiantes universitarios afroamericanos. Aunque luego entraré en el fondo, Lee demuestra toda su habilidad y pericia narrativa para lanzar su mensaje.

El casting está bastante bien. John David Washington, hijo de Denzel, realiza un buen debut protagonista. Washington realiza un buen papel interpretando a un afroamericano que intenta cambiar el sistema desde dentro, lo que le granjeará enfrentamientos con los blancos racistas, pero también desde los afromericanos radicales que le consideran un aliado del enemigo. Aunque es Adam Driver el que triunfa con su papel de compañero de Stallworth. Hay que quitarse el sobrero ante Driver, cuya filmografía y decisiones artísticas de los últimos años están siendo super interesantes.

Diría también que para ser una película de 130 minutos, la película es bastante entretenida y no se hace demasiado larga. Además, Lee consigue ponernos el corazón en un puño con su epílogo, en el que muestra imágenes reales de los enfrentamientos raciales que tuvieron lugar en el verano de 2017, para reafirmar su mensaje base de que el racismo una realidad en los USA, no algo del pasado. Y más con la victoria de Trump en las eleciones, al que vincula directamente con el resurgimiento de estos grupos racistas radicales.

Y aquí se acaba lo positivo. Infiltrado en el KKKlan realmente no buscar contar una historia real sino trasmitir un mensaje político repetitivo, machacando la idea que el sistema político y social americano SIEMPRE ha sido racista y los afroamericanos deben levantarse y rebelarse. Un racismo que está más fuerte que nunca con Trump en la Casa Blanca.

El principal problema para mi es que Spike Lee toma la decisión de contarnos la historia con un tono de farsa que me sacó del visionado. A pesar de que el racismo es terrible, jamás hay ninguna sensación de peligro porque todos los racistas son unos patanes y unos incultos y Lee se está riendo de ellos en todo momento.

En este aspecto, otra “sutil” decisión creativa es que todos los afroamericanos son personas inteligentes y bellas, mientras que blancos además de racistas son todos estúpidos, paletos, gordos, casi calvos y con ropa chunga. Y machistas, que no se nos olvide.

Otro hecho que me sacó del visionado fue su fallido climax final. Lee y sus guionistas se inventan una amenaza en forma de atentado terrorista que no sucedió realmente intentando, creo, dar mayor intensidad dramática a la historia. Pero fracasan estrepitosamente porque Lee no puede admitir que un blanco pueda ser inteligente, de forma que este climax acaba siendo ridículo. Además de una excusa para mostrar la típica escena gratuita de policías apaleando a un negro tan habitual en su filmografía, otro momento totalmente ridículo y fallido.

Spike Lee es tramposo hasta el punto de hacer que el compañero blanco de Stallworth sea judío en la película, cosa que NO era realmente, para que descubra en sus carnes lo malo que son los prejuicios y el racismo que sufren los afroamericanos de parte de los blancos racistas cristianos. De nuevo, dado que todos los blancos católicos son tontos paletos racistas, no puede mostrar a un blanco con cualidades positivas, por lo que su solución es cambiar la religión.

Lee siempre fue bastante sectario, pero su racismo contra los blancos en esta película adquiere una nueva dimensión. Sin embargo, su propuesta en mi opinión fracasa porque si los blancos racistas cristianos son todos unos paletos cabrones, ¿cómo han podido someter a la inteligente raza afroamericana? Siguiendo su razonamiento, no tiene demasiado sentido.

Para Lee no hay término medio, todo es un blanco y negro absoluto. Hasta el punto de decir que hay que elegir entre ser negro o americano, como si no se pudiera ser ambas cosas. O que la chica abandone al protagonista porque si eres afroamericano no puedes querar a un policía, ya que está trabajando para “el enemigo”. A pesar de haberla salvado la vida.

Una cosa es que te muestren unos hechos y permitan que el espectador entienda por si mismo el mensaje. Un ejemplo claro de esto es Detroit de Kathryn Bigelow, una espectacular y tensa película de parecido mensaje anti-racista, al contar unos hechos terribles reales de los 70 para mostrar que el racismo sigue siendo una realidad en la actualidad. Bigelow no necesita decirnos que el racismo es malo porque los hechos hablan por si mismos, y la violencia mostrada contra los afroamericanos es terrible.

Por contra, para Spike Lee la sutileza no existe, solo el trazo grueso y los términos absolutos. Blanco o Negro, conmigo o contra mi. Un mensaje aún más radicalizado con la llegada de Trump a la Casa Blanca. Por ello, Lee nos abofetea con su mensaje en cada escena, en cada fotograma. América es racista, siempre lo fue y siempre lo será. Y los blancos son todos estúpidos y paletos. Y por si hubiera alguna duda mete porque sí parte de «El nacimiento de una nación» película racista de 1915 de D.W. Griffith que muchos historiadores dicen que ayudó a relanzar al KKK a principios del siglo XX,

Comparto el trailer de la película:

En resumen, Infiltrado en el KKKlan me ha supuesto una importante decepción amplificada además por los premios que ha conseguido, como el Gran Premio del Jurado de Cannes. Una ocasión perdida por parte de un director cada vez más radicalizado.

PUNTUACIÓN: 4/10