Tras el exitazo de Infinity, la etapa de Jonathan Hickman en Vengadores y Nuevos Vengadores sufrió un bache importante en su segundo año a cargo de estas colecciones. En la tercera parte de mi relectura de esta etapa (puedes leer aquí las partes uno y dos), analizo Los Vengadores 24.1-34 y Nuevos Vengadores 13-23.
LOS VENGADORES 24.NOW – 34 de Jonathan Hickman, Esad Ribic, Salvador Larroca y Leinil Francis Yu (Diciembre 2013 – Agosto 2014)
Tras un primer año modélico y un excelente evento como fue Infinity, la cosa pintaba bien para la franquicia Vengadora. De hecho, aunque no es el motivo de estas entradas centradas en la etapa de Jonathan Hickman, durante estos años de 2013/14 Marvel publicaba además de los Vengadores y Nuevos Vengadores, otros comics satélites como Secret Avengers, Might Avengers o Avengers A.I. De hecho, el mes siguiente de la publicación de este número 24.Now (conectando con el nuevo branding de Marvel All-New Marvel Now), Marvel empezó a publicar Avengers World, que de alguna manera fue la tercera colección de Hickman durante este periodo. Por cierto, la semana que viene analizaré los 21 números de esta colección.
Empezando a valorar esta etapa, el número 24.Now se planteaba como un número perfecto para que nuevos lectores se reengancharan a la colección, y Hickman se pone en plan cósmico para mostrarnos una historia muy loca de viajes en el tiempo y un un planeta errante que se dirige hacia la Tierra en el que todo ello forma parte de la gran historia río de Hickman. Este comic ya muestra el que es el gran problema de Marvel con el baile de dibujantes. Tras su exitosa etapa en Thor con Jason Aaron, Marvel pensó en Esad Ribic para dibujar este comic como forma de resaltar el elemento cósmico más-grande-que-la-vida que los nuevos lectores podrían esperar de este comic. Sin embargo, no me acaba de gustar las páginas de Ribic en este comic, quedando confusas y casi como si estuvieran desenfocadas a la hora de imprimir el comic. Además, Ribic no llega a dibujar todo el comic, y encontramos páginas dibujadas por Salvador Larroca, Mike Deodato jr y Butch Guice que so como un huevo y una castaña. Si este comic tenía que mostrar lo mejor de lo mejor a los lectores, creo que no acaba de conseguirlo.
En los números 25 a 28 tenemos un arco de 4 números dibujados por Salvador Larroca con color de Frank Martin. En este arco I.M.A., tras las incursiones el siguiente gran villano de la etapa de Hickman, siguiendo con sus experimentos, ha traído de otra realidad a una versión malvada de los Vengadores originales. Tras intentar cubrir sus huellas enviando a sus nuevos Adaptoides, finalmente los Vengadores de nuestra realidad se verán involucrados y con una gran pelea posterior. Las repercusiones de este arco son más o menos impactantes. Por un lado, conoceremos que tras adquirir consciencia y marcharse a vivir nuevas experiencias, los super Adaptoides de I.M.A. llegaron a convertirse en los Mapmakers de otra realidad.
Por otro lado, unos de los puntos fuertes de Hickman que me gusta mucho es que dió mucha importancia a Bruce Banner, realizando funciones del científico del grupo. En este arco, Banner acaba sumando dos más dos y averigua que Tony Stark ha activado a los Illuminati a espaldas de sus compañeros. Sin alternativa, Stark decide convertir a Banner en miembro, saltando a la colección de Nuevos Vengadores. Y por cierto, ¿hay un segundo Banner (el de la tierra alternativa) vivo y prisionero por SHIELD? ¿Qué pasó con eso?
Este arco está correcto pero le encuentro dos problemas. El primero y el más importante es el dibujo de Salvador Larroca, que no me gusta nada y me saca de la lectura. Reconozco que esto es algo personalísimo y que otros lectores no tendrán problema con la estática narrativa de Larroca y sus copias baratas de photoshop, pero no es mi caso. Pero hay in segundo problema, y es que en este arco tenemos una versión malvada de los Vengadores de otra realidad, pero este arco se junta con lo que estaba pasando en ese momento en Nuevos Vengadores, en los que al mismo tiempo veíamos otras realidades alternativas, quedando de alguna manera repetitivo. La conexión Adaptoides – Mapmakers o el fichaje de Banner para los Illuminatis me parece demasiado poco para lo visto en estas páginas.
El siguiente arco enlaza con el evento Original Sin, pero sólo de forma tangencial. Tras la traición con borrado de recuerdos incluidos, Hickman aprovecha el evento escrito por Jason Aaron para hacer que Steve recuerde estos hechos y monte en cólera. Sin embargo, lo que llega a continuación es un alargadísimo arco de 6 números en los que los Vengadores son lanzados por el tiempo hacia el futuro, lo que supone un enorme bajón respecto a lo leído hasta este momento. De hecho, este arco de Original Sin puede ser sin duda el peor arco de toda la etapa de Vengadores.
Un motivo importante para NO conectar con este arco publicado quincenalemente en USA fue que estuvo dibujado por Leiil Francis Yu con tintas de Gerry Alanguilan y color de Sunny Gho. Y en este arco encontramos al Yu vago, el que no sabe como imaginar los diferentes mundos futuros que se irán encontrando en cada grapa y decide ni intentarlo, entregando páginas y páginas sin fondos en los que se nota demasiado que a Marvel le valía todo con tal de que entregara los comics quincenalmente. Narrativamente, este YU está mucho peor que el que vimos 6 meses antes en Infinity, en mi opinión, y lastra muchísimo la experiencia lectora.
Sumado a esto, Hickman aprovecha este arco para conectar varios elementos que van desde el comienzo de su etapa, entre los que encontramos la Gema del Tiempo perdida en Nuevos Vengadores, así como el destino del planeta de la primera incursión de ese comics: Además, usa de nuevos al Franklyn Richards del futuro al que ya vimos en el número 24-Now. Sin embargo, aparte de mostrar lo listo que es Hickman y como estaba todo conectado desde el principio recordándonos que esto es una historia-río, de nuevo estos detalles me parecen demasiado poco, demasiado tarde.
Hay otro elemento más profundo y es que aquí empiezo a ver problemas de caracterización graves en Steve Rogers. Está claro que hay que forzar el conflicto con Tony Stark, y desde el comienzo de la etapa Hickman ya nos indicaba que Rogers simboliza la VIDA, mientras que Stark es la MUERTE. Pero dentro que es normal que Steve se sienta traicionado, la forma en que se pone como un talibán queriendo encerrar a los Illuminati por sus acciones presenta dos problemas principales.
El primero y principal es que recordando Civil War de Millar y McNiven en el que claramente su bando contra el Acta de Registro de Superhéroes tenía razón y el bando de Stark estaba moralmente equivocado, a pesar del final de la miniserie. Sin embargo, sus acciones sin matices en estas grapas (y en los comics posteriores) consiguieron que creo que por primera y única vez en toda mi vida leyendo comics Marvel, sintiera que el Capitán América estaba equivocado y sus acciones eran terriblemente erróneas y dañinas para la supervivencia de la Tierra ante la llegada de nuevas Incusiones.
y es que el segundo problema es que todos en condiciones normales aplaudimos a Steve con sus valores de «salvar a todos», que están muy bien. Pero Hickman ha planteado una situación límite al nivel de «Superman rompe cuello a Zod en MoS» en la que esos valores no son posibles. La situación es de blanco o negro, cuando llega una incursión o salvas un planeta a costa del otro, o las dos realidades acabarán destruidas. Cuando echa en cara Stark (y los demás Illuminti) que han destruido mundos para salvar a la Tierra, la respuesta automática sería «¿y tú cómo lo harías?» De hecho, Rogers en Infinity acaba de masacrar a decenas de miles de los Constructores que se dirigían a la Tierra para destruirla, a una escala de genocidio de la especia. Que según el caso las muertes sean aceptables para salvar en la Tierra (cuando lo manda él) y en otros no le deja en una posición super hipócrita. Si, entiendo el matiz de que los planetas de la otra realidad que caen en la Incursión también son víctimas de la situación, no son villanos a los que derrotar, pero o se hace algo o la alternativa es dejar morir a la Tierra 616. Blanco o negro. Sobre ello, hablo más en profundidad en mi valoración de Nuevos Vengadores. Pero como digo, Hickman convierte a Rogers casi en el villano debido a su intransigencia, lo cual me parece un pecado gordísimo.
En resumen, estos 11 números de Vengadores se sintieron como un paso atrás, estos comics están y se sienten muy alejados de la potencias y el entusiasmo que Jerope Opeña nos transmitió al principio de la etapa. Y a continuación, llegaría el climax de Hickman que nos contó en el arco Time runs out, cuya valoración dejo para la quinta parte de esta serie de artículos.
PUNTUACIÓN: 6/10
NUEVOS VENGADORES 13 – 23 de Jonathan Hickman, Simone Bianchi, Rags Morales, Valerio Schiti y Kev Walker (Diciembre 2013 – Agosto 2014)
Si el primer año de Hickman transmitía la idea que el comic realmente importante de su historia río era Nuevos Vengadores, esa sensación se hizo aún más palpable en estos meses, sobre todo teniendo en cuenta que los arcos de Vengadores no consiguieron mantener el nivel anterior.
Un elemento importante a resaltar es que a pesar que Hickman plantea miniarcos que serán dibujados por un dibujante diferente para intentar mantener cierta coherencia, realmente se tratan de capítulos dentro de la misma historia-río centrada en mostrarnos las situaciones a las que tendrán que enfrentarse los Illuminati para detener a las siguientes incursiones que suponen un evento de extinción para toda la realidad 616.
El primer año de Nuevos Vengadores tuvo únicamente dos dibujantes: Steve Epting y Mike Deodato Jr, lo cual me parece una buenísima media de 6 comics por dibujante. Para el segundo año de Hickman en Nuevos Vengadores Marvel aceleró el ritmo de publicación, publicando 11 grapas en 9 meses, haciendo que durante varios meses la colección tuviera periodicidad quincenal. Durante este mismo periodo de tiempo, Marvel también publicó 11 grapas de Vengadores.
De esta forma, Simone Bianchi con color de Adriano Dell´Alpi dibuja los números 13 a 15, en la que recordando un elemento que Hickman ya mostró en 4 Fantásticos, los Illuminatti construyen un Puente que les permita ver otras realidades, de forma que los héroes puedan conocer la forma en que otras realidades se enfrentan a las incursiones. En este arco descubriremos como varias realidades han sido destruidas por los Black Priests o la poderosos Sidera Maris de los Mapmakers y, en último término, que Black Swam no es una buena persona en su realidad.
Quizá el problema de ese primer arco es el dibujo de Simone Bianchi, un artista que estuvo muy de moda durante esa época en Marvel (¿qué habrá sido de él? Le tengo super perdido, supongo que seguirá trabajando en el mercado europeo), pero que dentro de tener un estilo muy resultón resulta agotador por lo recargadas que están sus páginas fallando bastante en la fluidez narrativa.
El siguiente miniarco empezó con el número 16.NOW, un número resaltado con el nuevo branding .NOW para mostrar que se trataba de un buen punto de entrada para nuevos lectores. Los números 16 y17 están dibujados por Rags Morales con color de Frank Martin, y en ellos descubrimos una tierra alternativa en la que sus héroes, The Great Society (una versión poco disimulada de la Liga de la Justicia), han conseguido detener el avance de una incursión dirigida contra su realidad. Lo malo es que tras conocer a estos héroes, los Illuminati descubren que esa realidad de héroes está en rumbo de colisión contra la tierra 616. En paralelo, tras ser humillado por Evony Maw durante Infinitu, Stephen Extraño viajapor diferentes realidades buscando acumular un poder que le permita salvar a la Tierra y no volver a sentirse como un pelele en manos de gente más poderosa que él. Una búsqueda que puede costarle el alma a Extraño
El comic es correcto, pero encuentro super desubicado a Rags Morales dibujando estas grapas. Morales es un artista sobre todo de DC que brilló por ejemplo en Identity Crisis con el guionista Brad Meltzer, con un estilo en el que destaca la forma en que transmite los sentimientos de los personajes, con unas facciones y una dinámica corporal super chula, por ejemplo en las manos. Sin embargo, no se si porque no le acaba de molar lo que irse a Marvel para tener que dibujar a unos trasuntos de la Liga de la Justicia o porque están pasando en la página demasiadas cosas a demasiados personajes, pero no hay ninguna página realmente chula que me haya encantado en estas dos grapas.
Siendo correctas estas cinco grapas, en estos números vemos como los Illuminati miran a través del Puente construido por Richards lo que otras personas y seres realizan en otras realidades. Esto en parte es un problema, ya que al final lo que quieres al comprar un comic es que sea TU héroe el que actúe y salve la situación. Si a esto le sumamos el primer arco de Vengadores dibujado por Salvador Larroca, tenemos unos meses en los que estas aventuras NO eran nada del otro mundo, lo cual obviamente es un problema.
Conociendo a Hickman, sabes que no hay nada gratuito en su historia río. Bueno, todo el arco de Original Sin es bastante gratuito, las cosas como son. Pero estos cinco números han servido para presentar el que será el gran shock al que tendrán que enfrentarse a los Illuminati, al encontrarse en la siguiente Incursión un mundo de héroes, no mundos deshabitados o dominados por villanos como hasta ahora.
El enfrentamiento de los Illuminati frente a The Great Society se desarrolla en los números 18 a 21, unos comics dibujados por un primerizo Valerio Schiti con color de Frank Martin. Y son comics que no acaban de funcionar, la verdad. Por un lado el dibujo de Schiti es flojito, nada que ver con lo que nos está ofreciendo en 2021/22 en comics como Empyre o SWORD. Esto ya es en si un problema.
Como elemento positivo, Hickman sigue con las conexiones entre Vengadores y Nuevos Vengadores, y si en el número 28 de los primeros Banner pasa a formar parte de los Illuminati, inmediatamente a continuación en el número 18 ya está con ellos desde el principio. Pero la cosa empeora dado que a pesar de haber tenido dos grapas previas para presentar a The Great Society y buscar que empaticemos con ellos, lo que a su vez aumentará el drama ante lo que está por venir, realmente los personajes no pueden darnos más igual. De hecho, tampoco Hickman se ha esmerado en darles ninguna profundidad dado que son meros engranajes en su narrativa. Y esto también se nota.
A esto hay que sumar que el enfrentamiento entre los dos super grupos tampoco mola demasiado. Aparte del dibujo de Schiti, Hickman tampoco plantea usos interesantes de los poderes o coreografías con elementos reseñables, quedando unos comics bastante flojos y con varias trampas narrativas en unos comics que tampoco me estaban encantado par comenzar. Por ejemplo, cuando The Great Society parece que va a vencer estos enfrentamientos sin chispa, llega Doctor Extraño en modo deus-ex-machina venciendo y matando a los héroes con sus nuevos poderes malvados. Lo cual no es más que el siguiente paso que nos llega al climax del arco, con el último giro que se cuenta en el número 21.
Porque el arco no va de que los Illuminati luchen contra otros héroes, sino que cuando llega el momento clave, dada su naturaleza heroica NO son capaces de hacer estallar la bomba en la otra realidad, ni aunque eso provoque la muerte de su propia realidad. Este final resulta bastante anticlimático, porque finalmente es Namor el que da el paso adelante y hace lo que debe hacerse para salvar al planeta. De hecho, pensándolo en perspectiva, aparte de alguna conversación suya con T´Challa y de la guerra Wakanda – Atlantis que siempre parece estar en segundo plano, Namor no había hecho nada relevante que justifique su presencia en el comic. Hickman le tuvo durante estos casi 2 años en el comic casi únicamente para que actuara como lo hace en este momento clave de la historia.
El epílogo de estos dramáticos sucesos se contará en los números 22 y 23 que cierran esta etapa, unos números dibujados por Kev Walker y con color de Frank Martin. En ellos, asistiremos a la desbandada de los Illuminati al no poder asumir la destrucción de un mundo inocente (y su realidad) por su acción directa, no sin antes tachar a Namor de villano por hacer lo que el resto de personajes no tuvo el coraje de hacer, ofreciendo un conveniente chivo expiatorio. Kev Walker es un dibujante sólo correcto y es la puntilla que confirma que este grupo de comics no ha estado al nivel gráfico que tuvieron la primera docena de números.
El número 24 es un comic penoso en el que Hickman deja en evidencia la trampa de su historia río. Ante la inminente llegada de una nueva incursión, castigados por la culpa de los sucesos previos los Illuminati… ¿no hacen nada y dejan morir a toda la realidad? ¿En serio? Este es uno de los comics más bochornosos de la historia de Marvel, la verdad. Tanta chorrada durante toda la etapa con que un rey, por ejemplo el de Wakanda, hace lo que hay que hacer para salvar a sus súbditos y tiene una moralidad diferente a la de las personas «normales», y en el momento clave pudiendo actuar, prefiere pegar un último polvete. Penoso. De hecho, deciden no actúan ni por omisión, es decir, no hago nada pero le paso el testigo a Victor Von Doom que seguro él no tendrá ningún reparo en hacer lo que haya que hacer y salvar la realidad. No, me tumbo a dormir y buenas noches.
Por suerte, llega la nueva pirueta narrativa de Hickman, ya que la realidad no muere como todos esperaban. Cuando vuelven a reunirse, descubren que Namor no se ha quedado de brazos cruzados y ha liberado a Thanos, Terrax, Black Swam, Proxima Mightnight y Corvus Glaive formando The Cabal, un grupo super poderoso con potencia de fuego suficiente para arrasar a todas las realidades con las que se crucen, asegurando que la Tierra 616 sobrevivirá hasta el final de las incursiones. Este giro tiene trampa, claro, porque Hickman plantea que la Cábala no sólo quiere activar la bomba que destruye la otra realidad, sino que su sed de sangre provoca que antes arrasen estar realidades y a sus habitantes, convirtiéndoles en unos villanos sin matices de la función.
Los comics de superhéroes no son el mundo real, aunque a veces intenten engañarnos con un supuesto realismo que no es tal. Y en este mundo de valores morales superiores, puede ser factible que Reed Richards no pudiera activar una bomba que acabara con una realidad, pero que llegado el caso ninguno de los 6 seres más poderosos de universo Marvel, Iron Man, Mr. Fantástico, la Bestia, Hulk, Doctor Extraño y Rayo Negro no puedan hacerlo y tenga que llegar Namor para hacer el trabajo sucio me rompe completamente la suspensión de credulidad. ¿Rayo Negro NO accionaría la bomba?
Todo esto sumado a un Steve Rogers que me rompe la narrativa de los Vengadores. Por todo lo anterior, estos comics me han gustado mucho menos que los comics iniciales. De hecho, no los recordaba tan montoneros sobre todo de dibujo, pero también viéndoles las costuras a la narrativa de Hickman.
A partir de ahora, ya sólo queda la ultima fase de la etapa de Hickman en las colecciones, que desarrollaron el arco Time runs out. Pero antes, la semana que viene reseñaré primero los 21 números de la colección satélite Avengers World. ¡Nos vemos la semana que viene!
PUNTUACIÓN: 7/10
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