Crítica de Sound of Freedom de Alejandro Monteverde

Tenía muchas ganas de ver Sound of Freedom, la película del director mexicano Alejandro Monteverde y protagonizada por Jim Caviezel sobre la trata de niños que ha supuesto uno de los mayores éxitos de taquilla en los Estados Unidos de este 2023. Y me ha gustado mucho.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Narra la historia de Tim Ballard, un ex Agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos que dejó su trabajo para dedicar su vida, sumergiéndose en el submundo del tráfico de personas a lo largo de Latinoamérica, a intentar salvar las vidas de cientos de niños. (FILMAFFINITY)

José Alejandro Gómez Monteverde (1977) es un director de cine mexicano. Su primera película, Bella, obtuvo el primer premio en el Festival Internacional de Cine de Toronto de 2006 al ganar el «People’s Choice Award». En 2015 dirigió Little boy, película ambientada en la 2ª Guerra Mundial.

Sound of Freedom se inspira en el trabajo de Tim Ballard, el fundador de Operation Underground Railroad (O.U.R.), una organización sin ánimo de lucro contra la trata de personas. Monteverde empezó a trabajar en el guion en 2015, en el que también aparece acreditado Rod Barr. La película producida por 20th Century Fox se rodó en 2018, con fotografía de Gorka Gómez y Andreu Aec, montaje de Brian Scofield y música de Javier Navarrete. Pero cuando el estudio fue comprado por Walt Disney Company la película fue desechada, cancelando su estreno. Posteriormente, los cineastas pudieron comprar los derechos de distribución al estudio.

Eduardo Verástegui, productor de la película, se puso en contacto con Angel Studios para obtener los derechos de estreno. Angel presentó la película a un grupo online de 100.000 inversores en sus proyectos anteriores llamado Angel Guild, que le dio el «sí» en cuestión de días. En 2023, Angel utilizó el equity crowdfunding para recaudar los fondos necesarios para distribuir y comercializar la película, alcanzando el objetivo de 5 millones de dólares en dos semanas. También animaron a los espectadores a «devolver el favor» para permitir que personas que de otro modo no podrían ver la película la vieran gratis en los cines. Con un presupuesto de apenas 14 millones de dólares, la película finalmente se estrenó el 4 de julio y ha recaudado sólo en Estados Unidos más de 230. Un éxito sin paliativos.

En el reparto encontramos a Jim Caviezel como Tim Ballard, Mira Sorvino como Katherine Ballard, Bill Camp como Vampiro, Eduardo Verástegui, productor de la película, como Paul, Javier Godino como Jorge, José Zúñiga como Roberto y Kurt Fuller como Frost.

Alejándonos de la polémica que ha rodeado no tanto a la película sino a los profesionales implicados en su realización, lo primero que se me ocurre es que Sound of Freedom es una buena película, con un buen guion, buenas interpretaciones y cumpliendo su objetivo como denuncia del terrible mundo del tráfico de niños con ánimo sexual, una realidad inimaginable para cualquier persona normal que sin embargo es una dolorosa normalidad en muchos puntos del mundo.

La película empieza mostrando imágenes reales de raptos de niños mediante motos o coches en los que desalmados cogen a niños y los alejan de sus familias. Estas imágenes verídicas ponen los pelos de punta, apoyado por el drama que pone en marcha la película, el secuestro en Honduras de los dos hijos de Roberto, Miguel y Rocío, raptados por una asquerosa que les engañó con un anuncio de que Rocío podía tener futuro como cantante infantil. Mientras tanto, en Estados Unidos, el protagonista Tim Ballard es un agente del gobierno que detiene pederastas en posesión de pornografía infantil. La clave viene cuando un compañero le dice a Ballard que detienen a los pederastas pero nunca consiguen salvar a los niños esclavos, con lo que el drama en realidad nunca termina. Siguiendo el hilo de la última detención, Ballard consigue detener a un pederasta que tenía en su poder al pequeño Miguel. Tras salvarle, Ballard pone su vista en intentar salvar a Rocío, su hermana, que se encuentra en Colombia.

La película tiene una duración de 130 minutos y en ningún momento se hace larga dado que asistimos con interés a la aventura de Ballard en Colombia para engañar a las mafias de trata de niños para rescatar a la mayor cantidad de niños posibles. El viaje resulta emocionante y lleno de tensión, al no tener claro que pueda tener éxito, llevando a Ballard hasta territorios controlados por la guerrilla donde la policía y el ejército colombiano no pueden actuar, lo que añade un plus de peligrosidad en el que no sabes cómo va a terminar todo. Lógicamente, al ser una historia inspirada en hechos reales y sabiendo que Ballard sigue con vida en la actualidad intuyes que todo va a acabar bien. El final con la alegría de los niños rescatados, ese es «the sound of freedon», da un final alegre y optimista, pero la triste realidad es que unas detenciones puntuales no paran un negocio que da millones de beneficio cada año.

Jim Caviezel es un buen protagonista que aunque en general realiza una interpretación estoica, consigue transmitir el horror que cualquier persona normal sentiría al ver algunas imágenes terribles de pornografía infantil. Su personaje simboliza al clásico héroe americano que es una persona normal que actúa cuando ve una injusticia a su alrededor que parece que a nadie más le importa. En ese sentido, que exista esta película que denuncia la trata infantil ya es un hecho positivo que debería ser celebrado por todos, independientemente de su adscripción política. Obviamente no ha sido el caso.

Junto a Caviezel tenemos a Mira Sorvino como la mujer de Ballard, un papel con apenas unos segundos en pantalla, pero que encuentro importante porque Sorvino fue una actriz marginada en Hollywood al no ceder al chantaje sexual de Weinstein, por lo que hay que alegrarse que siga teniendo una carrera aunque sea con papeles en producciones pequeñas como esta. José Zúñiga como Roberto, el padre de los niños secuestrados, ofrece también una potente interpretación, porque cualquiera que tengamos hijos y pensamos cómo nos sentiríamos si esto le pasara a nuestro hijo tenemos claro que sería como una muerte en vida. En lo relativo a dolor y emoción, la película va más que servida.

El secundario que realiza la mejor interpretación de la película es Bill Camp como Vampiro, un antiguo narco que ayuda a niños robados tras tener una epifanía después de pasar una noche con una menor, en la que conoció la oscuridad del ser humano. Una oscuridad que también estaba en su interior. Vampiro es un criminal que ha realizado actos terribles pero que busca redimirse, mostrando a una persona llena de contradicciones que le hacen completamente humano. Esta búsqueda de la redención es algo que los abogados de la cancelación niegan a cualquiera que sea objeto de su juicio moral en el mundo del entretenimiento.

Otra cosa que me ha gustado mucho de la película es que hay un montón de dolor y emoción, pero todo está mostrado desde el más escrupuloso respeto y tacto, evitando mostrar escenas escabrosas. Algo que en realidad no es necesario, porque cualquiera con dos dedos de frente ya sabe lo que sucede tras una cortina que se cierra en una habitación en la que hay un niño o niña con un adulto. Ese respeto y delicadeza para mostrar un tema tan tremendo me parece que es otro de los hechos distintivos que han ayudado a que la película hay tenido el éxito en taquilla sobre todo en los Estados Unidos.

El tema de la trata de niños con propósitos sexuales no suele estar en ningún titular, ni existen muchas obras previas pensadas para denunciar la existencia de este mundo. Y en la película no existe nada remotamente partidista que pudiera no ser aceptado por demócratas o republicanos. De hecho, en cualquier película denuncia la crítica suele ser contra los poderosos en general que financian esta industria terrible, esto es lo normal que ha pasado toda la vida. No hay en Sound of Freedom nada que pueda ser interpretado como crítica evidente contra nadie, y por tanto la película no debería haber sufrido la polémica que sufrió en Estados Unidos. Polémica que no ha impedido el éxito monumental de taquilla, todo sea dicho.

Hablaba de la búsqueda de redención del personaje de Vampiro, uno de los personajes más interesantes de la película. Sin embargo, una parte de la crítica demócrata / liberal intentó crucificar la película para que no se viera únicamente por el hecho que Caviezel es una persona ultra religiosa y ultra conservadora. También el productor Eduardo Verástegui tiene vínculos con la derecha republicana, un pecado tremendo que provocó la salida en tromba de multitud de medio liberal contra la película tachándola de «ultraderechista». Fue tremendo leer titulares de esas fechas llamando a una película rodada en 2018 años antes que se produjera el asalto al Congreso de los Estados Unidos, calificar a Sound of Freedom como «la película de los seguidores de QAnon» y ser tachada de cercana a «Trump y a peligrosas teorías de la conspiración». A pesar que el contenido de Sound of Freemon no puede ser más apolítico y que la realidad de la existencia de este tráfico de niños es innegable.

El crowdfunding y el boca a boca ha convertido a Sound of Freedom en uno de los mayores éxitos de taquilla de 2023, y esto ha sucedido a pesar de los intentos de una prensa que se declara «liberal», pero no puede ser más reaccionaria, de boicotearla. Un mundo del entretenimiento que no acepta que trabaje gente que no comparte su ideario. Incluso a costa de una película super destacable con un tema universal que debería haber estado alejado de luchas partidistas. Esta visto que eso es un sueño imposible ahora mismo. O si no, que se lo digan a Woody Allen y la imposibilidad que sus últimas películas se estrenen en Estados Unidos.

En todo caso, si podéis no lo dudéis y animaros a ver esta película.

Comparto el trailer de este película:

Sound of Freedom es una película más que buena con una denuncia más que actual contra el terrible del tráfico de niños para usos sexuales, que debería ser recomendada por todo el mundo.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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