Tercer volumen de Feral de Tony Fleecs, Trish Forster, Tone Rodríguez y color de Brad Simpson continúa la historia de unos gatos comunes en medio de una violenta infección de rabia que ha contagiado a los animales del bosque.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
El bosque era mortal. La casa de la señora de los gatos era una pesadilla infernal. Pero en el tercer capítulo, Elsie y los gatos domésticos se enfrentan a su prueba más infernal y espantosa hasta la fecha: una gran superficie abandonada dedicada a la venta de productos para mascotas.
Recopilación de FERAL 11-15 USA.
Los primeros dos volúmenes de Feral fueron una sorpresa total, y este tercero no deja un momento de respiro. En realidad, en este tercer volumen encontramos dos historias. En la primera el grupo de gatos se encuentra a Lucky, un gato aventurero amigo del perro Moosh. Con él descubren Pet City, una tienda para mascotas enorme que podría significar el hogar seguro que necesitan. Y entrar no será fácil. Luego, en la segunda parte, descubrirán que Pet City ya está habitada por unos gatos con unas normas extrañas a las que necesitarán tiempo para acostumbrarse.
La novedad de Lucky, un gato que sabe lo que quiere y como conseguirlo va a alterar las dinámicas de un grupo que ya se encuentra dividido. Dividido y enfrentado entre Gigi, sobre protectora con sus cachorros y que echa en cara a Elsie que tuvieran que marcharse de la casa de la anciana que tenía montones de gatos, algo que vimos en el volumen anterior. Luego está Lord que parece que no puede evitar meterse en líos, y meter al grupo en líos. Si el grupo mantenía una tensión constante entre ellos, con Lucky con ellos, puede pasar cualquier cosa. Algo que me parece un ejemplo estupendo del éxito de Tony Fleecs al plantear elementos que mantengan el interés en el comic.
Lo que nos lleva hasta un final que está genial aunque un poco se veía venir, y nos recuerda a las historias de zombies tradicionales en las que grupos de gente hacen lo que sea para alimentarse en espacios cerrados. Pues lo mismo, pero con gatos. En todo caso, Feral se mantiene como un comic maravilloso.
En la parte gráfica tenemos a la creadora Trish Forstner dibujando con Tone Rodríguez, con color de Brad Simpson. El dibujo mantiene las claves y la personalidad establecida en los volúmenes anteriores. Pero dentro de gustarme, tengo que decir que a veces resulta confuso y no acaba de quedar claro lo que ha pasado en la escena, debido a los problema en la narrativa de Forstner.
Otro tema es que reconozco que entre la lectura de un tomo y el siguiente me despisto y olvido completamente de los protagonistas, y a veces me cuesta distinguirlos tal y como la dibujante plantea las viñetas del comic. En este caso soy yo más que el dibujo, pero tenía que comentarlo.
En lo que Forstner y el resto del equipo artístico están muy bien son con las portadas de la serie, en especial las portadas alternativas que reproducen posters de clásicos del cine de terror, pero con gatos. Estas portadas son unos easter-eggs estupendos que siempre consiguen dejarme con una sonrisa tras la lectura de Feral.
Y es lo único que lo hace, porque la situación al final de este volumen se ha vuelto complicada para los gatos protagonistas. De hecho es posible que no todos los gatos puedan abandonar Pet City. Si es que alguno lo consigue.
Comparto las primeras páginas del comic.
Feral mantiene intacto el nivel de interés y ha dejado la historia en un momento apasionante. Da gusto leer comics así.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
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