No vi en su momento True detective Night Country, la nueva miniserie de la antología True Detective sin Nick Pizzolatto pero con Jodie Foster de protagonista. Y me la podía haber ahorrado.
PUNTUACIÓN: 4/10
Miniserie de TV (2024). 6 episodios. Cuando la larga noche de invierno cae en Ennis, Alaska, los ocho hombres que operan la Estación de Investigación Ártica Tsalal desaparecen sin dejar rastro. Para resolver el caso, las detectives Liz Danvers y Evangeline Navarro tendrán que enfrentarse a la oscuridad que llevan dentro y escarbar en las atormentadas verdades que yacen enterradas bajo el hielo eterno.
La cuarta temporada de True Detective es la primera sin la participación de su creador, Nick Pizzolatto. Night Country fue creada por Issa López, que ejerce de showrunner, guionista y directora. López (Ciudad de México, 1971) es una directora, guionista y productora mexicana. Guionista de 12 películas realizadas en máxico, dirigió cuatro de ellas. En 2017, su película Vuelven se estrenó en el Fantastic Fest, en Austin, Texas, recibiendo el Premio al Mejor Director de Terror. La película acabó recibiendo numerosos premios en festivales de cine de todo el mundo.
Night country es una serie de 6 episodios de duración. La serie se rodó en Alaska e Islandia, con un presupuesto de 60 millones de dólares. La canción de Billie Eilish Bury a Friend fue elegida para acompañar los títulos de crédito.
El principal reclamo de esta serie es que está protagonizada por Jodie Foster, que interpreta a la Jefa de Policía de Ennis Liz Danvers, una mujer que aleja a todo el mundo de su lado y que tiene una historia de desencuentros con la Agente Evangeline Navarro, interpretada por Kali Reis, una actriz y boxeadora profesional. Fiona Shaw como Rose Aguineau, Finn Bennett como el Oficial Peter Prior, Isabella Star LaBlanc como Leah Danvers, Christopher Eccleston como el Capitán Ted Connelly y John Hawkes como el Capitán Hank Prior, completan entre otros el reparto de esta serie.
Dado que esta temporada se estrenó hace uno año largo, entiendo que todo aquel que quiso ver True Detective Night Country ya la ha visto. Digo esto, porque esta reseña va a ser FULL-SPOILERS desde el principio, para explicar todo lo que no me ha funcionado, tengo que explicar los elementos más chuscos y panfletarios de la serie. De forma que sigue leyendo bajo tu responsabilidad.
Creo que ya lo he comentado alguna vez, cuando empiezo a ver una serie o una película lo hago confiando en que va a gustar. Considero muy tonto gastar mi escaso tiempo de ocio en cosas que no son para mi o que se de antemano que no me van a gustar. Precisamente si no he visto The Acolyte o Agatha, ¿Quién si no? es precisamente por eso. Y no me supone ningún problema saber que hubo gente que sí las disfrutó, mejor para ellos. También hubo gente que decía que la serie de Willow era una serie importante debido a su representación, y en mi opinión fue un desastre lamentable y vergonzoso.
Entrando en el caso que nos ocupa de True Detective Night Country, lo primero que tengo que comentar es que las 3 temporadas creadas por Nick Pizzolatto me gustan. Por supuesto, la primera temporada es lo más parecido que hay a una obra maestra en su género, pero creo que las denostadas segunda y tercera temporadas incluían personajes muy potentes que se alejaban del clichés y resultaban unos estudios profundos e interesantes. Y recuerdo que si no vi en su momento esta nueva temporada, fue en una gran parte por las críticas del ahora repudiado Pizzolatto, al que los ejecutivos de HBO quitaron «su» serie para dársela a la directora Issa López, y que se despachó a gusto con la serie hablando de clichés sin profundidad.
Y en realidad, una serie de televisión puede construirse desde un cliché pero llevar la historia a puntos de vista nuevos que hagan que el visionado merezca la pena. O contar la historia de forma visualmente potente, de forma que el visionado sea entretenido y satisfactorio. Night Country no es ni una cosa ni la otra.
El punto de partida es que la directora Issa López realiza un gender-swap, cambiando el género de los policías que investigan un caso de asesinato, planteando que en lugar de los clásicos policías duros y atormentados, tengamos a dos mujeres policías que nos den una perspectiva nueva a este tipo de historias de género negro. Y un primer e importante problema de la serie son los dos personajes protagonistas. En concreto, como están escritos, para mi gusto muy deficientemente.
Jodie Foster es la Jefa de Policía de Ennis Liz Danver. Una buena profesional cuya vida de fue a la mierda cuando murieron su hijo y pequeño y su marido (¿o es novio, no lo tengo claro?) en lo que se intuye fue un accidente de tráfico. La serie nos cuenta que Liz es una cabrona que aleja de su lado a todo el mundo. Pero en realidad luego vemos que todos los policías blancos que trabajan para ella son unos incompetentes, lo que en cierto sentido justificaría su mala ostia. Y a la vez, es alguien que abusa del alcohol y no es la más centrada del lugar. Hay que indicar también que Liz es una mujer sexualmente activa que busca hombres para tener contactos esporádicos, al no estar interesada en nada que no sea el polvo de esa noche. Hablando de gender-swap y de mujeres en roles típicamente masculinos.
Kali Reis interpreta a la agente Evangeline Navarro. Hija de una nativa local que se marchó a Boston y entabló una relación con un afroamericano, lo que explica su origen mestizo. Navarro también vive enfadada con el mundo, pero en especial con Liz, con la que trabajó en el pasado y a la que acusa de no haber hecho lo suficiente por esclarecer el asesinato de la joven Annie Kowtok hace seis años. Aunque esto ya fue un punto de ruptura, Navarro y Liz tuvieron un desencuentro fatal tras asesinar Navarro a un sospechoso que acababa de matar a su mujer, a la que maltrató durante años. El asesinato fue encubierto por Liz y lo hizo pasar por un suicidio, pero significó el punto de no retorno entre ellas.
El principal valor de True Detective es que Pizzolatto creó a personajes memorables. Gente que incluso compartiendo el hecho de estar rotos por hechos de sus pasados se sentían como muy diferentes entre si. Eso nunca llegué a sentirlo en Night Country. En lo fundamental las dos policías son personas que beben mucho, follan intentando no tener ataduras emocionales y están enfadadas con el mundo y con ellas mismas. El elemento distintivo es que Navarro está preocupada por su hermana, que tiene visiones de gente muerta en el hielo, al igual que su madre, que acabó suicidándose. Además, al nacer en Boston, no tiene raíces nativas, y siente que a su mundo le falta una parte fundamental que no sabe cómo recuperar.
Antes de nada, tengo que decir que el problema no es de Jodie Foster (ella siempre está bien, aunque su personaje sea un agujero negro mal escrito) o de Kali Reis (que llega a estar incluso mejor que Foster con un personaje que intenta ser estoico). Si algo bueno tiene la serie es poder ver a una Jodie Foster que se prodiga menos de lo que me gustaría. No, el problema es todo de escritura, al escribir unos diálogos muy flojos y super obvios que no plantean momentos memorables. Y cuyos inexistentes arcos personales y un caso lamentable no hacen más que hacer que todo sea mucho peor. Por ejemplo, comentaba antes sobre el punto sin retorno que supuso el asesinato de Navarro de un detenido. A pesar que Liz lo tapa. Pues a lo largo de la serie descubrimos que si Liz se enfadó con Navarro no fue por el asesinato, sino porque ella también quería matarle y Navarro se le adelantó. Penoso. De hecho, es lamentable que si Liz cambia, algo que está por ver, no es por una epifanía que le hace entender como vivir su vida, sino por una visión en la que descubre que su hijo muerto la ve desde el más allá. Y claro, debe quedar feo que se folle a medio pueblo cuando va por el pueblo borracha. Si este es el ejemplo del crecimiento personal que plantea para los personajes la creadora Issa López, es que vamos muy muy mal.
Además de unos personajes mal planteados desde el cliché que comentaba Pizzolatto, y que le granjeó el odio de todas las redes sociales progresistas que le acusaron de machista, hay que hablar de una investigación criminal que no acaba de funcionar porque en cuanto entiendes el cliché y el pastiche que plantea López, se ve venir desde el primer episodio, llegando a niveles de vergüenza ajena en el lamentable en el climax de la serie.
En la remota localidad de Ennis, Alaska, la jefa de la policía Liz Danvers va a una fábrica del pueblo donde un hombre blanco ha tratado de agredir a una mujer joven. Ésta ha sido defendida por una compañera de más edad, que ha tumbado al agresor golpeándole en la cabeza con un cubo. En ese mismo episodio conoceremos el caso principal de la serie, que resultarán ser dos crímenes conectados. Ocho científicos que trabajaban en una Estación de Investigación cercana al pueblo desaparecen, y en el lugar de los hechos aparece la lengua cortada de una mujer. Danvers cree que puede estar relacionado con un crimen que investigó hace seis años y que sigue sin resolverse debido a la falta de pruebas. La agente Evangeline Navarro SABE que la lengua pertenece a Annie Kowtok, una mujer iñupiaq que murió apuñalada y a la que cortaron la lengua tras protestar contra la construcción de una mina en la zona, una mina que creía que podría afectar al ecosistema local. Un crimen no resuelto que según sus propias palabras «Eso no hubiera pasado si fuera blanca». Y que como comenté antes costó la amistad a unas policías que hasta ese momento trabajaban juntas.
La escena de la fábrica en la que se evita un caso de violencia doméstica mediante la intervención violenta de otra mujer que la salva, es una de las primeras cosas que vemos en el primer episodio. Y marca el tono y el mensaje subyacente que la directora Issa López quiere contar. Los hombres blancos son los abusadores y sólo la acción de otra mujer impidió la tragedia. Unido a la idea de «hombre blanco culpable, machista y racista» vemos como ningún nativo/a americano es mostrado desde una visión negativa. Por tanto, en este contexto, en cuanto se descubren los dos crímenes, automáticamente se entiende que la mujer asesinada es la verdadera y casi única víctima de la historia, porque los científicos serán los responsables si no los asesinos de Annie Kowtok. Los motivos no están claros, pero que la muerte de los científicos será el pago de sus crímenes es algo que resultaba tristemente obvio ya con el visionado del primer episodio.
En este contexto, que el joven e inexperto agente Prior busque aprenderlo todo de Liz y se muestre como un cachorrillo en sus manos es bueno, porque es un hombre que acepta cambiar según lo que le manda la mujer fuerte. Está deconstruyéndose, usando un término actual. Sin embargo, en cuanto conocemos que su padre es un borracho y veterano policía local que parece estar siempre en contra de Liz, queda claro que él está en el ajo. Aunque no sepamos aún de qué estamos hablando. Un hombre inútil e incompetente que será víctima de una estafa de internet al pagar a una novia rusa que se queda su dinero y no viaja a conocerle. De alguna manera, el mensaje parece que quiere transmitirse es que en fondo se lo merece, porque los hombres además de malos son tontos ridículos.
Volviendo a la idea de cliché pero ampliado al nivel de panfleto ideológico, la historia de Issa López incluye todas las red-flags del progresismo woke. Tras apuntalar el mensaje de «hombre blanco = malo», al final se descubre que los científicos efectivamente mataron a la joven porque descubrió que están contaminando la zona de forma intencionada para beneficiar su indeterminada investigación, algo que provocó la muerte de decenas de niños nativos. Esta contaminación es tapada por la empresa minera «blanca», que representa al stablishment masculino que explota a las mujeres y los nativos desde todos los puntos de vista. Empezando por el patriarcado violento contra las mujeres y siguiendo con una empresa poderosa que quiere destruir a los nativos americanos. En todo caso, hasta aquí la serie se mueve por situaciones muy similares a las de decenas de series actuales construidas desde premisas «progresistas»
El colmo fue conocer que fueron un grupo de limpiadoras nativas las que mataron a los científicos tras descubrir el pastel, representando el ideal de sororidad femenina que ataca y destruye al patriarcado. Hasta ese momento la serie no era demasiado buena, pero ese detalle de las vengadoras nativas fue la gota que colmó el vaso. Si ya es malo aguantar historias malas, que me regalen un final que invita directamente a matar a los malos hombres y crear una sociedad sólo de mujeres es absolutamente maniqueo y manipulador de las peores formas posibles.
Hablaba de malos diálogos y situaciones simplistas, pero resulta enternecedor ver a mujeres nativas ancianas leer informes complejos del centro de investigación mientras friegan el suelo hasta saber que la contaminación es provocada y que ellos mataron a la joven hace 6 años. Por no hablar de lo ridículo que acaba siendo la clave del caso, la lengua encontrada en el centro de investigación donde desaparecen los científicos. La investigación indica que los científicos mataron a Annie Kowtok, dándole el golpe de gracia su amante. Sin embargo, afirman que nadie tocó la lengua, y si su cadáver fue mancillado debió hacerlo el capitán Hank Prior, el de la novia rusa falsa, al que la dirección de la empresa minera (dueña también en secreto del centro de investigación) convence que mueva el cadáver a donde fue encontrado. La serie sugirió que el hecho de arrancarle la lengua era un aviso para que nadie quisiera seguir protestando contra la mina. Pero si la lengua la cortó Hank y la mantuvo 6 años oculta, ¿Cómo llega a la escena del crimen? No tiene sentido, porque provocaría que se abriera el caso que Hank quiere que se olvide. Es un elemento fundamental absurdo que sumado a la idea panfletaria de la sororidad femenina alzándose en armas contra el hombre blanco, terminó de fastidarme una serie que hasta ese momento era mediocre sin más.
Luego está el tema sobrenatural, que fue una de las señas de identidad de la primera temporada de True Detective, y que López intenta acoplar en esta historia con poco acierto y peor ejecución. La idea que el pueblo iñupiaq está conectado con sus ancestros y pueden ver a las personas fallecidas es una idea interesante de inicio que no acaba de llevar a ningún sitio más allá de ser las excusas que hacen que la historia avance. Sin ir más lejos con lo de la lengua. La posible sensación de condenación de Navarro pensando que pueda compartir el triste final de su madre y su hermana es algo que nunca llega a transmitirse, entre otros motivos por la floja puesta en escena.
A una historia deficiente y un final lamentable hay que sumar la confirmación de que Issa López parece que ha escrito esta serie siguiendo todos los dictados de la agenda woke americana, lo que ayuda a la idea (lamentable) de darme cuenta que me he comido un panfleto ideológico lamentable. Más que otros panfletos que inundan la parrilla televisiva.
¿Por qué hablo de panfleto ideológico?
Cuando se habla de la agenda woke en los Estados Unidos, hay varios elementos fundamentales que están siempre presentes. En primer lugar, el feminismo radical de nuevo cuño. No el feminismo clásico que promueve la igualdad de derechos y obligaciones entre hombres y mujeres, algo con lo que el 99% de la gente normal estamos todos de acuerdo (a no ser que seas un indeseable o alguien de una confesión religiosa no cristiana). Hablo del feminismo radical que propugna que todos los hombres somos violadores en potencia y que promueve leyes que rompen con la igualdad constitucional que dicen buscar otorgando privilegios a las mujeres en virtud de unos agravios pasados de un patriarcado indeterminado. Algo que significa cualquier cosa que ellas digan, y en general cualquiera que no comulgue con el 100% de sus postulados. Dentro de este concepto encontramos los grupos que promueven la sororidad femenina, y que en los grupos más radicales proponen vivir totalmente aisladas de los hombres siendo autosuficientes.
Luego está la crítica contra el white-privilege y el racismo institucionalizado de las personas blancas hacia cualquier otra raza. A partir de la defensa de los pueblos nativos explotados y casi exterminados por la expansión de los colonos por el territorio americano, algo en lo que a priori también podemos estar de acuerdo las personas medio normales. Esto ha provocado un «tribalismo» extremo en el entretenimiento mainstream según el cual cualquier pueblo nativo siempre tendrá una sociedad mejor que el la sociedad industrializada occidental. Y cuya derivada más extendida es la ver mostrar a los hombres blancos como personajes ridículos incompetentes que son siempre los malos que maltratan a las mujeres y explotan a los nativos y destruyen los recursos naturales.
Como veis, todos estos postulados están presentes de forma nuclear en la historia de López. De hecho, hubo una escena al comienzo de la serie que me dejó algo perplejo. En ella, coincidiendo con el solsticio de invierno y la llegada de la noche eterna a Ennis, un grupo de arces machos parece que se vuelven locos y se suicidan tirándose por un acantilado. La escena entiendo que buscaría crear la atmósfera sobrenatural malsana que se supone a True Detective. Y en realidad es algo que no funciona porque es un momento vacío que no es ni siquiera mencionado a lo largo de la serie. Pero luego, mientras empezaba a escribir esta reseña, descubrí que esa escena conecta también con el panfleto woke, en concreto con un enunciado feminista que dice: “La masculinidad mata hombres”. En ese caso, a los animales machos. Es tan obvio y tonto al mismo tiempo que asusta que alguien piense que esto es buena escritura.
De esta forma, cuando una historia se tiene que ajustar al cliché y al panfleto, es imposible que lo que se plantee tenga el menor atisbo de creatividad. Ya de calidad ni hablamos. Porque los argumentos en este momento son muy limitados, al igual que la evolución de los personajes. Y si a esto sumamos los malos diálogos y la puesta en escena de una mala serie ecuatoriana, resulta inevitable que la serie me aburriera como lo hizo. Con el añadido de las lamentables revelaciones en el climax final. Normal el aburrimiento.
Reconozco que me he llevado un chasco importante con True Detective Night Country. Me molesta haber caído ante lo peor del activismo panfletario que me ha dado una turra bastante importante. No se qué va a ser lo próximo de Issa López, pero conmigo que no cuenten.
Comparto el trailer de esta serie:
Night Detective Night Country ha sido una decepción por el enorme panfleto y lo telegrafiado que ha estado todo dentro de la ideología woke. Si lo llego a saber, mejor si me la hubiera ahorrado.
PUNTUACIÓN: 4/10
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