La etapa de Jonathan Hickman en Vengadores y Nuevos Vengadores terminó en una monumental saga final: Time runs out, unos comics que nos dejaron a las puertas de Secret Wars y que toca valorar en este artículo que cierra la serie de artículos en los que he analizado esta etapa de Hickman, y que puedes en estos links (Parte uno, dos, tres y cuatro)
LOS VENGADORES 35-44 de Jonathan Hickman, Stefano Caselli, Mike Deodato Jr., Mike Mayhew, Jim Cheung, Paco Medina, Nick Bradshaw, Dustin Weaver y Kev Walker(Septiembre 2014 – Abril 2015)
Hickman planteó Time runs out, el último arco en Vengadores y Nuevos Vengadores como una historia unitaria con múltiples situaciones y personajes que saltaban de una colección a la otra. Estamos hablando de 20 grapas publicadas a lo largo de ocho meses que culminaron en un final abierto que nos lanzó de cabeza a las Secret Wars.
El que Steve Rogers recordara en el anterior arco de Original Sin la traición de los Illuminati al comienzo de la etapa de Hickman destrozó el statu-quo de los Vengadores, al poner a uno de sus miembros principales contra Tony Stark (miembro fundador) y partiendo el grupo por la mitad, con un enfrentamiento que llegará hasta el último número de la colección. Pero antes, el inicio de Time runs out plantea la primera gran trampa narrativa de Hickman de lo que se supone era el climax de una etapa iniciada hacía casi dos años, al plantear un salto temporal de 8 meses entre el final de Vengadores 34 y inicio de Vengadores 35. Un salto temporal que pretendía sorprender al lector con la nueva situación del universo Marvel pero que resulta totalmente fallida porque resulta el concepto clave no te lo acabas de creer.
Y es que en estos 8 meses Roberto DaCosta ha comprado I.M.A. con el poder económico de Industrias DaCosta y dirige sus esfuerzos científicos desde la Tierra Salvaje para intentar derrotar a las fuerzas cósmicas que han puesto en marcha las incursiones, formando los que serán los «Multiversal Avengers» con Thor, Hiperion, Ex Hihilo, Abyss, Starbrand y Nightmask. Mientras, Sam Guthrie y Smasher han sido padres y viven en Chandilar, hogar de los Shi´Ar, aunque pronto volverán a la Tierra. Estos dos elementos entran dentro de lo normal y no son problemáticos. El problema es que descubrimos que en estos 8 meses Steve Rogers ha tomado el control de SHIELD y tiene su propio grupo de «SHIELD Avengers» formado por Capitana Marvel, Capitán América (Sam Wilson), Ojo de Halcón y Máquina de Guerra entre otros, formando un grupo paramilitar centrados en detener a unos Illuminati ampliados que han tenido que esconderse y actuar desde la clandestinidad. Unos Illuminati formados por Reed Richards, T´Challa, Bestia, Hulk Doc Green, Capitán Britania, Chaqueta Amarilla, Rayo Negro, Amadeus Cho y unos desaparecidos Iron Man y Doctor Extraño. Y mientras, Namor y la Cábala de Thanos siguen a lo suyo masacrando mundos con cada nueva incursión sin la menor interferencia de Rogers. Una locura total.
Y es una locura porque el recuerdo de Civil War (2006-2007) de Millar y McNiven estaba aún muy presente entre los lectores. Y si Millar consiguió que Tony Stark fuera claramente el «villano» que se enfrentaba a un Steve Rogers que claramente estaba haciendo lo correcto, Hickman tiene el dudoso honor de convertir a Rogers, en ese momento en su versión envejecida tras lo vivido en la etapa de Rick Remender en su colección, en un casi dictador fascista que hará lo que sea por detener a los Illuminati simplemente por haber hecho todo lo que estuvo en su mano para evitar la destrucción de la Tierra 616 tras una incursión, mientras mira hacia otro lado ante la Cábala de Thanos que sigue realizando masacre tras masacre sin que Rogers se inmute. Si, se que me repito, pero es que esto es muy, muy loco, y totalmente absurdo.
Debo reconocer que no recuerdo ahora mismo un salto temporal de este calibre -8 meses- en una serie principal del Universo Marvel (o de DC) que haya resultado satisfactorio. Y tampoco lo es la historia planteada por Hickman. No sólo porque este statu-quo no tiene reflejo en ninguna otra serie del universo Marvel durante esos meses. Por ejemplo, en los 4 Fantásticos. Pero lo principal es que no me creo que SHIELD pueda ser controlada de esta manera por un Rogers casi-fascista durante tantos meses sin frutos, pero tampoco me creo que los Illuminati puedan eludirles durante tanto tiempo, ni las muestras de extrema inteligencia y previsión de hechos futuros que hacen Doc-Hulk y Bestia, que bordean la omniscencia. En estas páginas tenemos al peor Hickman de engranaje, al que le dan igual los personajes con tal que la trama llegue donde se supone que tiene que llegar, y que usa el salto temporal para adelantar tramas de forma artificial.
Es muy sintomático que cuando por fin tenemos la reunión (enfrentamiento) de los tres grupos de Vengadores, SHIELD AVENGERS, New Avengers de Roberto DaCosta y los ILLUMINATI, sea la inteligencia de Reed y Susan Storm los que consigan detener la lucha. Y sean los Illuminati los que plantean un plan para detener la cábala de Thanos, algo que al Rogers enfadado le daba completamente igual. Hickman sí se muestra como un experto en la utilización de grandes cantidades de personajes, ya que en este momento añade al Universo Ultimate (1616), que tendrá una gran importancia de cara a las Secret Wars al ser ambos mundos los últimos de todo el multiverso. Una Tierra 1616 en la que el Reed Richards «malvado» del universo Ultimate tiene también sus propios planes para salvar SU realidad.
La colección de Vengadores cierra con un ataque a la Tierra de los reinos espaciales en un último intento de salvar la realidad en la creencia que destruyendo a la Tierra se arregla el problema. El ataque es repelido por el hasta ese momento casi desaparecido Tony Stark poniendo en marcha todos los planes iniciados casi desde el inicio de la etapa de Hickman, la esfera de Dyson alrededor del Sol y la Tierra alternativa fusionada con nuestro planeta en Rogue Planet (nº 24.1). Tras el evento AXIS Tony se convirtió en una versión aún más prepotente y sobrada de si mismo, protagonizada una serie Superior Iron Man cuyo adjetivo (recordando la celebrada etapa de Dan Slott en Spiderman) ya dejaba claro el tipo de persona. Y en ese sentido tiene cierto sentido el Tony gilipollas que tenemos en estas páginas.
Pero lo que me molestó sobremanera, y lo sigue haciendo a día de hoy tras volver a leerme estos comics, es el final de Vengadores 44 en el que Steve abandona su puesto ante la inminente incursión de la Tierra 1616 para darse de hostias con Stark. Durante 8 meses intentó detener a Stark por intentar salvar la Tierra 616 de una forma que a él no le gustó, y ahora le quiere zurrar porque aparentemente todo lo que los Illuminati plantearon no va a ser suficiente para salvar el universo de la última incursión. Steve siempre ha buscado ayudar y construir, esta versión de Hickman en la que prefiere ver el mundo arder con tal de tener su venganza contra Stark NO es mi Capitán América. Me parece penoso, la verdad, y es un final terrible a este volumen de Vengadores. Un final que además es un NO-final, al dejar todo abierto ante una última incursión que será desarrollada en el primero número de Secret Wars, lo cual no hace sino aumentar mi frustración ante el final de una etapa que resultó super anticlimática y decepcionante.
Luego hay que comentar el tema del baile de dibujantes. La etapa se inició en Vengadores 35 dibujado por Jim Cheung, Paco Medina, Nick Bradshaw y Dustin Weaver, cada uno contando una de las tramas del comic. En los 9 números restantes tenemos a Stefano Caselli en cinco (el último número nº44 ayudado por Kev Walker), Mike Deodato Jr. en tres (a los que hay que sumar tres números más de Nuevos Vengadores) y a Mike Mayhew. Y dentro que Caselli y Deodato no son malos en absoluto, les veo en estos comics sólo correctos, no se si por la sobrecarga de personajes que hay en estos comics o por los propios plazos de entrega.
Dado que Time Runs Out tiene un orden de lectura alternando Vengadores y Nuevos Vengadores, la sensación gráfica de este arco de 20 números es de batiburrillo total, algo que no ayuda a disfrutar de la experiencia lectora. A Caselli, Deodato y otros en Vengadores hay que sumar en Nuevos Vengadores al propio Deodato en tres números, Kev Walker en cuatro, Valerio Schiti, Simon Kudranski y Dalibor Talajic. Excepto en el caso de Deodato que dibuja Vengadores 39 y la mitad de Nuevos Vengadores 28 (la otra mitad está dibujada por Mike Perkins) donde se narra el enfrentamiento entre los SHIELD AVENGERS y los ILLUMINATI, no hay dos comics seguidos seguidos dibujados por el mismo dibujante. Gráficamente, me parece un desastre.
Por estos motivos, la relectura de este Time runs out en la parte de Vengadores ha resultado super decepcionante, incluso reconociéndole a Hickman el mérito de haber planteado una historia tan ambiciosa y compleja. Pero la complejidad sin carisma ni empatía hacia los personajes a mi al menos no me funciona.
PUNTUACIÓN: 6/10
NUEVOS VENGADORES 24-33 de Jonathan Hickman, Kev Walker, Mike Deodato Jr., Valerio Schiti, Simon Kudranski, Mike Perkins y Dalibor Talajic (Septiembre 2014 – Abril 2015)
Aunque como ya he comentado las tramas de Vengadores y Nuevos Vengadores se están cruzando a lo largo de Time Runs Out, en esta parte de la reseña me voy a centrar en los sucesos que tienen lugar en el multiverso fuera de la Tierra 616. Por un lado con los Multiversal Avengers liderados por Thor e Hyperión viajando por el multiverso para derrotar a los que se cree que son los causantes de las incursiones y la contracción del multiverso, los poderosos Black Priests y Rabum Alal, El gran Destructor. A eso hay que añadir el destino de un Doctor Extraño que llevaba meses perdido y de un Doctor Muerte que va a tener una importancia capital en todo lo que vamos a leer a partir de este momento, y sobre todo en las Secret Wars posteriores.
Hickman en positivo plantea tramas complejas que se van alternando de forma que mantiene el interés a nivel general. Pero con la relectura veo que ha planteado tramas y personajes que sugerían una importancia que luego no han tenido en realidad, siendo de nuevo el engranaje necesario para que la historia-río avance hasta donde debe llegar. En este sentido, resulta hasta ridículo la resolución de los Black Priests, unos seres super poderosos que se creía eran villanos pero realmente estaban destruyendo realidades porque creían que haciéndolo detendrían la contracción y salvarían el multiverso. Con el añadido de encontrarse los Multiversal Avengers que el Doctor Extraño es ahora el señor que los controla, un giro super loco como digo necesario para la trama que sirve para borrar de un plumazo a esta raza.
Algo similar nos pasa con Rabum Alal, el Gran Destructor y creador de las Black Swams que resulta ser… Victor Von Muerte, que ha viajado por el tiempo y el multiverso junto al Hombre Molécula para impedir la destrucción que plantean los verdaderos villanos de todo, los Yvory Kings. Y es que el problema es que en estos números asistimos a una situación en la que la historia previa nos había informado que los grandes villanos eran unos (Black Priests y Rabum Alal), para de repente descubrir que realmente no son ellos, sino los Yvory Kings, que resultan pertenecer a la raza de los Beyonders (Todopoderosos, recodando el creador de las Secret Wars originales de los años 80). Esto al final es una forma un tanto burda de complicar una trama que no era tan compleja una vez piensas sobre ello.
Si a eso le sumamos el estilo de escritura de Hickman que se caracteriza por contar la historia de forma fragmentada y no lineal, añadiendo al final detalles clave en la comprensión de la historia, me queda la sensación casi que Hickman se ha hecho trampas al solitario, planteando nuevas amenazas aún más grandes para que olvidemos que las tramas que estaban abiertas están siendo cerradas de forma anticlimática y bastante insatisfactoria.
Obviamente lo que hace Hickman es digno de elogio, porque está moviendo numerosas tramas de forma simultánea que implican a decenas de personajes, algo nunca visto a esta escala en unos comics Marvel. Y realmente no hace «trampas» aunque lo parezca, ya que estoy convencido que la mayoría de elementos y tramas estaban en su cabeza (más o menos) desde casi el comienzo de su historia-río, aunque no fueran presentados en la historia hasta el último momento. Algo que queda super patente en el arco de Muerte y el Hombre Molécula, que de alguna manera salvan la situación mientras les pone en primera línea para las Secret Wars. Pero aún aceptando que esto es así y es que la historia de Hickman es la que es, en la relectura todo el arco de Muerte resulta demasiado conveniente.
Comentaba antes el batiburrillo gráfico que son las 20 grapas de Time Runs Out. Pero por el lado de Nuevos Vengadores la cosa es aún peor, porque Kev Walker, que dibuja cuatro números, Simon Kudranski y Dabibor Talajic son dibujantes mucho más flojos que por ejemplo Stefano Caselli que dibuja en la colección vecina. Sólo Mike Deodato salva un poco los muebles de esta colección, pero al batiburrillo hay que sumarle unos dibujantes que en el mejor de los casos se quedan en sólo correctos. Algo que también ayuda a que la lectura de estos comics sea insatisfactoria.
En su etapa reciente en Patrulla X me quejaba que Hickman estaba tan centrado en el worldbuilding que se olvidaba hacer cada una de las grapas individuales una experiencia apasionante. Diría que esto mismo lo encontramos en estos comics, todo es correcto pero le falta elementos realmente potentes a lo largo de los diferentes números. La venganza de T´Challa hacia Namor es uno de esos momentos, pero el propio Hickman se encarga de borrar su importancia al poner en marcha la siguiente parte de su historia con la entrada del universo Ultimate. Para más inri, es que Hickman ni siquiera termina la historia en estas páginas, de forma que bajo cierto punto de vista estos 77 números de Vengadores y Nuevos Vengadores (más 21 de Vengadores Mundiales) al final no han sido más que un previo de Secret Wars. Un preludio obviamente demasiado largo.
En el caso de Nuevos Vengadores reconozco que este NO-final no me dejó el mismo mal sabor de boca que en Vengadores, pero sumando el dibujo y unas tramas que aparentan ser más complejas de lo que son en realidad, la relectura me deja sensación que Hickman se ha desinflado a marchas forzadas, y de alguna manera no consiguió mantener el hype que él mismo creó en los estupendos 6 números iniciales.
Realmente no son malos comics, pero no diría que sean notables. O al menos, no encajan con el tipo de comics de superhéroes que me gusta leer. Empezando por un dibujo que globalmente me parece montonero por la falta de consistencia y estabilidad.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
BONUS-TRACK. Tras leer estos comics de Vengadores y Nuevos Vengadores, obviamente me queda una última lectura y un último artículo por escribir, para analizarlas Secret Wars de Hickman, Esad Ribic e Ive Svorcina, la maxiserie donde culminó la historia río de Hickman. ¡Os espero la semana que viene!
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