Me gustan las historias que Phillip Kennedy Johnson está creando en su etapa en El Increíble Hulk, con un terror y unos monstruos asentados en el folk y la mitología. Sin embargo, el desastroso dibujo de Denny Earls han hecho que estos comics sean ilegibles. Lo que me faltaba.
PUNTUACIÓN: 4.5/10
Charlotte congelada.
El deambular de Hulk y Charlie les conduce hasta un poblado sobrenatural, azotado por un asesino en serie. Pero no se trata de un asesino convencional, y Hulk necesitará la ayuda de un detective diferente si quiere acabar con él.
Phillip Kennedy Johnson me parece un escritor muy interesante que ha sabido encontrarle el punto que necesita Hulk para que sus historias funcionen. Por ejemplo, a pesar de que el over-the-top inicial resultó divertido, Donny Cates no supo encontrar ese punto, y por eso su etapa no funcionó, aparte de su accidente que le obligó a abandonar la escritura. El pitch es que con un Banner y un Hulk cada vez más enfrentados, la Progenitora que domina a los monstruos del Universo Marvel obliga a Bruce y a su acompañante Charlie a moverse por toda la geometría de los Estados Unidos escapando de estas amenazas sobrenaturales. Esto les lleva hasta Nueva Orleans para este arco de tres números en que conoceremos a Nephele, consorte de Lucifer Lucero del Alba y la más hermosa de los Nefilim, que fue arrastrada a la Tierra tras la caída de Lucifer. Nephele es un mito de Nueva Orleans, una asesina en serie que desde hace más de un siglo se dedica a matar jóvenes víctimas para sacarles sus almas y dejarlas almacenadas en figuras diminutas. Este arco ofrece otra muestra del folk-terror creado a partir de mitos y leyendas, religiosas o no, lo que hace que su ambientación tenga un toque onírico que me funciona,
En la segunda historia contenida en el número 11 de Panini, que incluye la nueva historia del Giant-Size Hulk 2024, Hulk se encontrará con Parches Jack, el supervisor sobrenatural de los trenes que se encarga que todos los polizones paguen su billete. El combate resultante y la destrucción están a la altura de lo que se espera de un comic de Hulk. Hablando con mi hermano Fernando sobre este comic, me comentaba que la idea de «vencer a ostias a amenazas sobrenaturales» es algo que ya en Hellboy no nos funcionaba (de hecho, es el motivo por el que no compramos el comic de Mignola y otros). Sin embargo, no se por qué, pero de momento las historia de Johnson me funcionan de formas que Mignola nunca consiguió.
El problema gravísimo es este arco es el lamentable dibujo de Danny Earls. En el Spot-On Julián Clemente comenta que Earls es un jugador de futbol británico que llegó a debutar en la Premier y que jugó durante muchos años en Estados Unidos. Tras volver a su casa en Inglaterra decidió volcarse con su otra vocación, dibujar comics, consiguiendo cierta notoriedad tras ser alabado por Gail Simone. Esto le consiguió sus primeros encargos en Marvel, entre los que tenemos este arco de tres números.
Matthew Wilson en el color no puede hacer milagros, porque los lápices de Earls parecen los de un niño de 10 años que no acaba de saber dibujar figuras de forma profesional, con figuras anatómicamente horrendas que además parece como si estuvieran a medio terminar. Aparte de unos dibujos básicos e insatisfactorios, su narrativa me parece terrible también, haciendo que todo luzca acartonado y estático. Además de todo esto, quizá lo menos malo sean las imágenes de las personas «normales», en cuanto se pone a dibujar elementos sobrenaturales, empezando por el mismo Hulk, sus imágenes son aún peores. Earls no sabe dibujar a Hulk, pero aquí le tenemos cobrando por haber dibujado tres grapas del personaje.
Me quedo muerto pensando en que un editor vio las páginas de prueba de Earls y le gustaron lo bastante como para pagarle. Me he encontrado con muchos artistas mediocres y sin personalidad en Marvel y DC en los últimos años. Pero Earls está a otro nivel, puede ser el peor dibujante que he visto en un comic Marvel seguro de los últimos 10 años. Terrible.
Fijaros como será la cosa que tras sufrir estos comics lamentables de Earls, tener a Andrea Brocardo dibujando la historia de Giant-Size Hulk, con color de K.J. Díaz, me pareció como si tuviera a George Pérez o John Byrne en su mejor momento. La realidad es que Brocardo está bien, pero es la comparación lo que hizo casi elevarle a los altares. Cuando en realidad estamos ante otro comic que está bien sin más.
El comic es ante todo un medio que cuenta historias con imágenes. Y si estas imágenes no están a la altura, el resultado final solo puede ser suspenso. Y seguro que Earls es una bellísima persona, pero su mediocridad y falta de calidad no le dan para ser un dibujante profesional de comics mainstream de superhéroes. El palo que me han pegado estos comics me ha parecido tremendo. Ojalá no tenga que leer otro comic dibujado por este artista. Desde luego, si puedo evitarlo no. Y mucho menos pagar por ello, como hice con estos comics.
Comparto las primeras páginas del número 9 USA, que curiosamente son las páginas «buenas» de este arco. Y si estas páginas son las mejores, imaginad el resto:
Con dibujos como el de Danny Earls resulta imposible comprar un comic mainstream. Por suerte, el mes que viene vuelve Nic Klein, pero qué desastre estos tres últimos números.
PUNTUACIÓN: 4.5/10
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