Crítica de F1 de Joseph Kosinski

Brad Pitt sabe lo que el público queremos ver. F1, su colaboración con Joseph Kosinski (Tron: Legacy , Top Gun Maverick) es un blockbuster modélico que merece verse en pantalla grande.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

Sonny Hayes fue el fenómeno más prometedor de la Fórmula 1 en la década de 1990, hasta que un accidente en la pista acabó prácticamente con su carrera. Treinta años después es un piloto nómada a sueldo al que contacta su antiguo compañero de equipo, Rubén Cervantes, propietario de un equipo de Fórmula 1 al borde de la quiebra. Rubén convence a Sonny para volver a la categoría reina del automovilismo y tener una última oportunidad para salvar al equipo. Su compañero será el novato Joshua Pearce, el piloto estrella del equipo, que está decidido a imponer su propio ritmo.

Joseph Kosinski (Iowa, 1974) es un veterano director de blockbusters americano. Debutó con Tron: Legacy (2010), a la que siguió Oblivion (con Tom Cruise, 2013), Only the brave (2017), el megaéxito de Top Gun Maverick (2022), Spiderhead (2022) y ahora F1. Kosinski además de producir y dirigir la película ha escrito el argumento junto a Ehren Kruger (guionista de varias de las peores películas de la franquicia de Transformers), que escribe el guion.

La película de 156 minutos de duración y un presupuesto de 200/250 millones de dólares pagados por Apple, con Warner encargada de la distribución a nivel mundial y Jerry Bruckheimer produciendo. F1 cuenta con fotografía de Claudio Miranda, montaje de Stephen Mirrione y música de Hans Zimmer. La película se rodó en localizaciones en Silverstone (Reino Unido) e incluyó el rodaje durante el fin de semana del Gran Premio de Gran Bretaña de 2023, los días 8 y 9 de julio. También se rodó en los circuitos de Hungaroring, Spa-Francorchamps, Monza, Zandvoort y Suzuka.

En el reparto encontramos a Brad Pitt interpreta a Sonny Hayes, un piloto nómada a sueldo y antiguo piloto de Fórmula Uno para Lotus en los años 90, que es reclutado para unirse al equipo APX GP F1. Damson Idris es Joshua Pearce, un novato que conduce para APX, convirtiéndose en el compañero de equipo y principal rival de Hayes. Kerry Condon interpreta a Kate McKenna, la directora técnica de APXGP. Javier Bardem es Rubén Cervantes, el dueño del equipo y amigo de Hayes. Por último, Tobias Menzies hace de Peter Banning, miembro del consejo de APX.

Al estar ambientada en la F1, además de los actores tenemos la aparición de muchísimos pilotos, entre los que tenemos a Lewis Hamilton, siete veces Campeón del Mundo , Fernando Alonso, dos veces Campeón del Mundo de Pilotos, Alexander Albon, Oliver Bearman, Valtteri Bottas, Franco Colapinto, Nyck de Vries, Jack Doohan, Pierre Gasly, Zhou Guanyu, Sergio Pérez, Carlos Sainz Jr. y muchos más.

F1 es una de las películas del verano. Un blockbuster modélico con una producción y un apartado técnico alucinante y un Brad Pitt sabiendo el tipo de personaje que el público queremos ver.

Justo antes de entrar a ver la película comentábamos que nos temiamos una historia llena de clichés de las historias deportivas. Pero al mismo tiempo, la clave no era si el cliché estaba, sino si se utilizaba de forma interesante o chapucera. Porque como en todo, la clave no está en la herramienta sino en el uso que se hace de ella. Y F1 plantea una película espectacular que consigue atrapar al espectador y dejarnos con el mejor sabor de boca posible. No está nada mal.

Brad Pitt hace de Brad Pitt en la película. O al menos, de la imagen que tenemos de él los espectadores. Pitt es Sonny Hayes, un piloto que iba para estrella de la F1 al que un accidente truncó su carrera. Al principio de la película está conduciendo (y ganando) las 24 horas de Daytona, momento tras el cual Hayes se marcha a pesar de la insistencia de su director de equipo para que renueve con ellos para la próxima temporada. Como el pistolero sin nombre interpretado por Clint Eastwood en la trilogía del dólar de Sergio Leone, Hayes no tiene casa y tras una aventura marcha a otro lugar a buscar su próxima.

En ese momento llega Rubén Cervantes (Javier Bardem), el dueño de la escudería de F1 APX GP que se encuentra en una situación límite. Tras 2 temporadas y media, su equipo no ha conseguido ningún punto en la F1 y su piloto principal se ha marchado dejándoles colgados. Rubén le explica que si no consiguen ganar una carrera en lo que queda de temporada, hay muchas posibilidades de que pierda la escudería al encontrarse arruinado por las deudas. Rubén fue amigo y compañero de Hayes cuando ambos corrían en la F1, y acude a él desesperado para intentar que le ayuda a conseguir al menos un punto. Lo que Rubén (y todos) no se esperan son los métodos poco ortodoxos que Hayes va a plantear en los circuitos para conseguir que la escudería no desaparezca. Comienza el show.

Pitt es perfecto en el papel de piloto veterano atormentado por su pasado que sin embargo sabe más que nadie en el equipo y no tiene problema en expresarlo. Su actitud de maestro zen unido a una actitud un poco sobrada es justo lo que esperamos ver de Pitt, y él lo borda. Igual podría decirse que Pitt tiene apenas este registro actoral, pero nos da igual cuando lo que hace lo hace tan bien y su carisma se sale de la escala a lo largo de toda la película.

Hayes tendrá que competir contra Joshua Pearce (Damson Idris), su compañero en la escudería, para hacerle entender que ambos deben trabajar juntos para que el equipo pueda sobrevivir. Pearce tiene un ego al menos tan grande que el de Hayes, y tendrá que ir entrando en razón y aceptar que Hayes sabe lo que es mejor para todos. El otro personaje importante de la película es Kate McKenna (Kerry Condon), la primera mujer ingeniera jefe de una escudería de F1, que tendrá que entender a Hayes si quiere construir un coche mejor que haga al equipo competitivo.

Mientras empieza la lucha de egos, el campeonato de F1 continúa, y veremos varias carreras en las que Hayes y Pierce competirán entre ellos y contra los demás equipos. Dentro de ser una película que conecta todo el rato con los clichés del género deportivo, me gusta la química que tiene Pitt con Condon y con Idris, que es otro de los motivos del éxito de la película. Junto a ellos, por supuesto Javier Bardem añade todo su carisma, lo que ayuda a que todas las piezas encajen y la melodía esté afinada.

Tener a la empresa de la F1 asociada a la película ha permitido que aparezcan prácticamente todos los pilotos de la parrilla de la F1. Esto es un detalle que está super chulo y ayuda a que la historia, por fantástica que sea, se sienta como dentro del mundo real de las carreras. Aunque no soy fan de la F1, ver a Fernando Alonso o a Carlos Sáinz me provocó una sonrisa.

Aunque F1 es una película larga de 2 horas y media de duración, estamos ante un blockbuster palomitero de primer nivel que consigue mantener aferrado al asiento de principio a fin. La duración no es nunca un problema si la película está bien. En este momento tengo que quitarme el sombrero ante el trabajo de Joseph Kosinski, porque narrativa y técnicamente la película es siempre espectacular y emocionante cuando tiene que serlo.

Hablaba del cliché y si eso es bueno o malo. Hay una parte de ello, porque como buena película deportiva que es, no hay duda que Pitt / Hayes va a conseguir el objetivo que se plantea al comienzo. Pero la película consigue sorprender con las decisiones que toma Hayes en la pista, es divertida cuando tiene que serlo y dramática cuando toca. Y siempre espectacular. El ritmo que imprime Kosinski me parece perfecto, y es lo que hace que la película nunca aburra aunque en realidad estamos viendo carreras de coches que en el mundo real no pueden ser más aburridas. Pensando en Top Gun Maverick, el ejército de los USA cedió su infraestructura para la película porque les daba la mejor publicidad posible. De hecho, tras su estreno aumentaron los alistamientos de gente queriendo emular a Pete Mitchell. En ese sentido, si la idea era vender la espectacularidad de la F1 a las nuevas generaciones para que se suscriban a DaZN, el éxito es monumental.

Las escena de Pitt pilotando un F1 (más o menos) son lo mejor de la película. Se ha comentado que Kosinski ha conseguido miniaturizar las cámaras que usó en Top Gun Maverick para ponerla alrededor del habitáculo del coche de carreras. Y el resultado es espectacular. La integración de acción real con fondos o vehículos digitales me parece magistral, hasta el punto de no saber en ningún momento qué elementos son reales y cuales digitales. La perfección visual que ha alcanzado Kosinski me ha volado la cabeza.

Dentro del fantástico apartado artístico hay que señalar la atronadora edición de sonido, sobre todo en la sala Dolby ATMOS en que vi la película, que ayuda a meterte en las carreras. También me ha gustado la música de Hans Zimmer, que transmite la velocidad y la épica de la competición, a lo que hay que sumar una selección de canciones que ayudan a construir la sensación de blockbuster de calidad.

F1 es una película con un presupuesto muy importante. Según las fuentes está entre los 200 y los 250 millones de dólares. Pues todos esos millones se ven en pantalla. La potencia visual de la película se ve y se siente desde el primer fotograma. Ya me gustaría que más películas tuvieran esta perfección visual. El climax final en el que sientes lo que es estar corriendo en una carrera de F1 me parece impresionante.

Cuando se analiza la crisis de las salas cinematográficas y la bajada de espectadores, por supuesto un factor importante de competencia viene de la enorme oferta de ocio disponible en streaming. Pero también habría que analizar por qué los estudios han estado AÑOS sin ofrecer a los espectadores un espectáculo del nivel de F1.

F1 es una película feel-good que te deja con la mejor sensación posible al final de la película. Y que puede ser disfrutada por todo tipo de espectadores, porque apela a todos sin excluir a nadie porque se centre en un mensaje identitario u otro. Una película filmada increíblemente que sabe que su función principal no es ser «importante», sino tan solo entretener. Y que lo consigue sin duda.

Top Gun Maverick es un peliculón que he visto en numerosas ocasiones. Y tengo claro que veré con mi hijo F1 muchas veces, porque nos ha dejado a los dos la mejor de las sensaciones. Ojalá los estudios aprenden y se dejen de chorradas y vuelvan al camino que nunca deberían haber abandonado, que es hacer película que gusten al PÚBLICO, sin importar lo que intenten decir los supuestos líderes de opinión de internet. Ojala podamos ver muchas más películas como F1 en pantalla grande.

Comparto el trailer de esta película:

F1 me ha parecido un películón. No lo dudes y vete a verla en la pantalla más grande y con mejor sistema de sonido posible.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

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