Nueva película de Christopher Nolan y nueva visita al cine para verla en pantalla grande. Oppenheimer es la historia del creador de la bomba atómica y el más claro intento de Nolan por entrar en la carrera por los premios cinematográficos del año.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
Película sobre el físico J. Robert Oppenheimer y su papel como desarrollador de la bomba atómica.
Christopher Nolan vuelve a las pantallas tras la decepción de TENET, para mi la película más floja de toda su filmografía. Además de dirigir, Nolan escribe el guion adaptando la biografía de 2005 American Prometheus de Kai Bird y Martin J. Sherwin sobre J. Robert Oppenheimer, el «Padre de la bomba atómica».
Oppenheimer es la duodécima película de Nolan como director. Para este proyecto de tres horas de duración y 100 millones de presupuesto se ha traído a Hoyte Van Hoytema como director de fotografía, con el que ya colaboró en Interstellar, Dunkerque y TENET, además de Ludwig Göransson (TENET) para la música. Junto a ellos, Jennifer Lane realiza el montaje.
Para Oppenheimer Nolan ha reunido un reparto de lujo, con Cillian Murphy como J. Robert Oppenheimer, Emily Blunt como Katherine «Kitty» Oppenheimer, Matt Damon como Leslie Groves, Robert Downey Jr. como Lewis Strauss, Florence Pugh como Jean Tatlock, Josh Hartnett como Ernest Lawrence, Casey Affleck como Boris Pash, Rami Malek como David Hill, Kenneth Branagh como Niels Bohr y Benny Safdie como Edward Teller y muchos actores conocidos que entran y salen de la película casi como un cameo.
Empezando a comentar la película, lo primero que se me ocurre es que Oppenheimer es una buena película incluso a pesar de su imposible duración de tres horas. Luego entraré en las cosas que igual no me han funcionado del todo, pero siendo «objetivo» no se puede decir que sea una mala película porque no lo es. Desde luego, yo no lo creo así. TENET no me gustó, Oppenheimer si.
Como no puede ser de otra forma, visualmente la película luce perfecta en su recreación de la vida del científico antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Creo que las tres horas son un problema que va a impedir que espectadores vayan a verla en el cine, pero hay que reconocer que para ser tres horas de cabezas parlantes a menudo en espacios cerrados, Nolan consigue hacerlo ameno y entretenido en su mayor parte. Cabezas parlantes hablando de ciencia y políticos en plena caza de brujas.
La película juega con el uso del blanco y negro para separar diferentes momentos temporales, al utilizar este recurso para todo lo que tuvo lugar después de la finalización de la 2ª Guerra Mundial y sobre todo, las audiencias de 1954 que terminaron por revocar su acreditación de seguridad en medio de la paranoia anti comunista del McArthismo, que son una parte fundamental de la película. Este recurso me parece que funciona muy bien para que el espectador no se pierda ante los numerosos saltos temporales que Nolan plantea para contar la historia, algo que forma parte de su ADN para contar sus historias. Sin el blanco y negro creo que todo hubiera resultado super confuso, y la verdad es que funciona.
Cillian Murphy está muy bien como el doctor J. Robert Oppenheimer. Pero a la vez no creo que esté genial ni que sea una interpretación de Oscar. Quizá uno de los problemas desde un punto de vista actoral es que Oppenheimer aparece en la película siempre como una persona atribulada y Murphy sólo tiene una faceta en la película, la del científico preocupado con el ceño fruncido por un motivo u otro. De joven, es un estudiante que sabe que está destinado a la grandeza pero no sabe como acceder a los conocimientos para lograrlo. En su época en Los Álamos es un director de orquesta que tiene que llevar a mentes brillantes en la dirección que necesita el ejército para ganar la guerra, a pesar de saber lo que ello puede significar, y de adulto asiste a las audiencias que revocaron su acreditación de seguridad preocupado por lo que la bomba atómica supuso para el mundo, de alguna manera pensando que merece el escarnio público. De alguna manera tenemos a un personaje que es un instrumento de una única nota. Incluso en los momentos con sus amantes y otros que deberían ser emocionantes no consigue generar empatía hacia el científico. Ojo que Murphy no está mal, pero no me ha llegado. Sobre todo porque en una película sobre la vida de Oppenheimer no acaba de estar claro hasta justo el final lo que opinaba sobre casi nada, al empeñar un trabajo que en muchos aspectos era político y organizativo cuyo objetivo era crear la bomba. Quizá es un problema de la propia novela en que se basa la película, al no querer poner en su boca opiniones que no estuvieran documentadas, no lo se.
El que si está muy bien es Robert Downey Jr. como Lewis Strauss, el presidente de la Comisión de la Energía Atómica de los Estados Unidos y figura clave en el desarrollo de la energía atómica para usos civiles y militares. Strauss es clave en la forma que está contada la historia, al plantearse en modo de flashback una gran parte, y Downey Jr. está increíble en pantalla, creando un personaje complejo con múltiples matices a lo largo de la película que desde el punto de vista actoral es para mi lo mejor de la película de largo. De hecho, sólo por él se justifica que me fuera a Valencia a ver la película en V.O. en una pantalla buena (aunque luego comento un pero). Strauss es utilizado para mostrar las luces y sombras del científico y como a pesar de sus opiniones posteriores contra el uso de la tecnología atómica en el ámbito militar, incluso sabiendo lo que pasó después hubiera actuado igual porque buscaba la gloria de ser el creador de la bomba.
Destacar además que al ser Oppenheimer una «película de prestigio», hay un montón tremendo de actores conocidos que busca su granito de gloria al participar en una de las películas «importantes» de cara a la temporada de premios. Por ejemplo, me ha sorprendido no para bien el limitadísimo papel de Florence Pugh como Jean Tatlock, la primera novia de Oppenheimer. Un papel cortísimo que me sirve para reforzar esta opinión. Pero no es sólo ella, podría decirse lo mismo de Rami Malek, Kenneth Branagh y un montón de actores que son apenas cameos en la película.
Como digo, Oppenheimer me ha gustado. Pero dentro de estar bien no me ha flipado en ningún momento. La faceta cerebral de la película está patente a lo largo de todo el visionado. En momentos que deberían ser super emocionantes me da la sensación que Nolan plantea trucos visuales y narrativas para crear ese sensación, pero sólo consigue resaltar el mecanismo, no la emoción en si. Y el caso es que Nolan es un director super capaz que sabe mucho de cine, pero su frialdad provoca que estas ideas pasaran por mi mi mente durante el visionado en lugar de la emoción que debería provocar. Siendo películas e historias muy diferentes, me resulta curioso comprobar como Christopher McQuarrie sí sabe generar emoción y empatía hacia los personajes en sus películas de Misión Imposible siendo películas de acción «sin más» mucho mejor que lo que Nolan ha conseguido en casi toda su filmografía. Desde luego, mucho mejor que en la actual faceta de Nolan como director-guionista.
No he hablado de la música de Ludwig Göransson hasta ahora, y estando bien es un poco como todo en la película. La música y en general el montaje de sonido deben ayudar a contar la historia. Pero eso que es algo que consiguen razonablemente bien queda de alguna manera empañado al plantear Nolan atronar al espectador en numerosos momentos sin necesidad real, tan sólo para resaltar cerebralmente los puntos que comentaba antes que supuestamente deben ser importantes. Dentro que como digo en general me gusta lo que veo y oigo, veo similitudes con Dune y la errónea idea de pensar que atronar al espectador de alguna manera va a hacer que la película sea mejor o más «autoral».
Que Nolan plantee una historia con una narrativa fragmentada no es noticia. Pero si creo que resalta que la historia es claramente más sencilla y lineal de lo que Nolan plantea, haciendo complejo algo que no lo es como forma de conseguir los premios que hasta ahora se le han escapado como director o guionista. De hecho, para mantener el interés del espectador durante las tres horas Nolan plantea una trampa en la historia, al plantear un misterio que no es tal, la identidad del «traidor» que envió su dossier para que fuera investigado por el FBI que provocó que Oppenheimer perdiera su acreditación de seguridad y fuera un paria para la comunidad científica durante los años 50. Este truco no acaba de funcionar porque no hay duda de esta identidad, pero ayuda a construir el complejo engranaje narrativo de Nolan, además de permitir una histórica interpretación de Downey Jr. A él si le veo en la temporada de premios. No es que Nolan haga las cosas mal, que va, pero de alguna manera cuando ves el truco del titiritero, las cuerdas en los muñecos, estando todo bien pierde algo de gracia.
En positivo, me gusta la tensión que plantea ante un hecho conocido, que la prueba atómica en Los Álamos tuvo éxito, y consigue que haya en esos momentos incertidumbre ante el resultado, a lo que hay que sumar la expectación por conocer la forma en que Nolan nos iba a mostrar esa primera explosión nuclear de la historia. La fotografía, el diseño de producción, el montaje, todo me parece que está super bien. Otra cosa no, pero el apartado técnico de las películas de Nolan es siempre de 10. También me gusta la complejidad de Oppenheimer, y como aunque la amenaza nuclear sigue vigente en nuestros días, de alguna manera se ha cumplido su opinión que la energía atómica acabaría con las guerras (a escala mundial) al crearse la destrucción mutua asegurada que ha evitado el enfrentamiento directo entre super potencias. El miedo a la destrucción total no evitó que dirigiera al equipo que creó la bomba y lo llevara hasta el éxito, pero la explosión le convenció que para los gobiernos tener un arma es sinónimo de querer usarla tarde o temprano.
Las tres horas en general no se me hicieron largas excepto en los quince o veinte últimos minutos, cuando se hace más evidente la trampa del «traidor». Hablaba en positivo que Nolan consigue hacer interesantes tres horas de cabezas parlantes en color y en blanco y negro. Pero al mismo tiempo, la película se hubiera podido contar igual o mejor con 15 o 20 minutos menos, confirmando una idea que tengo cada vez más a menudo en relación al cine comercial y la duración de las películas, y es que el hecho de poder hacer algo no significa que debas hacerlo.
En parte, el uso del color me muestra a un director que busca tener una película de «prestigio» que le abra las puertas en la temporada de premios. Y que mejor manera que con el uso del blanco y negro, los gafapastas del mundo entiendo que se habrán derretido de placer viendo Oppenheimer. Y como decía, narrativamente me funciona para separar momentos temporales, pero la intención de Nolan hacer una película «premiable» es algo que Oppenheimer grita por los cuatro costados.
Dicho esto, la experiencia de ver la película en pantalla grande y sonido Dolby me ha gustado mucho y sin duda la recomiendo. Aprovecho para expresar mi queja ante el visionado en Kinépolis Valencia, al cortar la imagen de forma que los subtítulos se veían cortados en muchos momentos (por suerte no me hacían falta), lo que indica que ante la copia de 70mm en lugar de optar por dejar espacios en negro arriba y abajo para mostrarla en su totalidad, han optado por comerse los laterales para ajustarlo a la pantalla normal. Esto me pareció fatal, pero conseguí abstraerme durante el visionado para que no me lo arruinara.
En resumen, para bien y para no tan bien Oppenheimer transmite la naturaleza cerebral de su director Christopher Nolan. En función de tu opinión sobre el director y tu aguante para soportar sentado las tres horas de visionado, disfrutarás más o menos de la película.
Comparto el trailer de la película:
Oppenheimer tiene muchas virtudes, pero también resulta imposible no ver el ansia de Nolan por ganar premios con esta película.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
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