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Crítica de Springsteen: Deliver me from nowhere de Scott Cooper

Springsteen: Deliver me from nowhere de Scott Cooper es la siguiente película que he visto gracias a la Fiesta del Cine. Una película con un reparto fantástico en el que destaca Jeremy Allen White como The Boss.

PUNTUACIÓN: 8/10

Adaptación cinematográfica del relato de Warren Zanes sobre la grabación del álbum «Nebraska», de Bruce Springsteen, de 1982. La película sigue a ‘The Boss’ cuando era un joven músico en los albores de la fama mundial, tratando de reconciliar las presiones del éxito con los fantasmas de su pasado. Grabado en un viejo cassette de cuatro pistas en su habitación en Nueva Jersey, ‘Nebraska’ refleja un periodo trascendental de su vida y está lleno de personajes perdidos en busca de una razón para creer.

Scott Cooper (Virginia, 1970) es un cineasta estadounidense y antiguo actor. Es conocido por las películas Crazy Heart (2009), Out of the Furnace (2013), Black Mass (2015), Hostiles (2017), Antlers (2021), The Pale Blue Eye (2022). Cooper dirige esta película y escribió el guion basado en el libro Deliver Me from Nowhere (2023) de Warren Zanes, así como en algunos elementos de la autobiografía de Springsteen Born to Run. La película de 119 minutos de duración y un presupuesto de 50 millones de dólares cuenta con fotografía de Masanobu Takayanagi, montaje de Pamela Martin y música de Jeremiah Fraites.

Jeremy Allen White como Bruce Springsteen es uno de los grandes aciertos de la película. Recordándole de The Bear, estaba claro que cuando se trata de personajes torturados que miran al infinito con seriedad, no hay nadie como White. Pero lo cierto es que el actor se ha mimetizado como The Boss, haciendo un trabajo increíble.

El resto del reparto, en sus papeles principales, está formado por Matthew Anthony Pellicano como Bruce Springsteen niño, Jeremy Strong como Jon Landau, el mánager y productor discográfico de Springsteen, Paul Walter Hauser como Mike Batlan, el ingeniero de sonido de Springsteen durante las sesiones de Nebraska, Stephen Graham como Douglas Springsteen, el padre de Bruce, con quien tenía una relación complicada, Odessa Young como Faye Romano, el interés amoroso de Bruce, Gaby Hoffmann como Adele Springsteen, la madre de Bruce, Marc Maron como Chuck Plotkin, productor e ingeniero de mezclas de Springsteen, David Krumholtz como Al Teller, ejecutivo discográfico de Columbia, Harrison Gilbertson como Matt Delia, amigo íntimo de Springsteen.

Lo poco que sabía de Deliver me from nowhere era que se trataba de una película intimista alejada que de adrenalina que Bruce Springsteen derroche en sus conciertos. Y tengo que decir que mis hermanos han sido siempre super fans de The Boss, con lo que su música estaba muy presente en mi casa durante mi adolescencia. Pero al mismo tiempo no soy un fan mitómano que haya estado pendiente de los detalles de su vida privada. Más bien al contrario. Escuchar su música ya era más que suficiente.

Más que un biopic, Springsteen: Deliver me from nowhere es una película sobre un momento muy concreto de la vida de Bruce Springsteen, el momento en 1981 en que tras el éxito de The River (1980), The Boss se alejó del mundo para escribir Nebraska, su disco acústico grabado en solitario que abraza las raíces del folk. En cierto sentido, esta película nos muestra a una estrella de la música en su momento más bajo, cuando luchaba contra la depresión y el trauma por un padre abusivo.

Para que una película de este tipo triunfara, era necesario que el casting del actor que interpretara a Bruce Springsteen fue acertado. Y me alegra que Jeremy Allen White haya realizado una de esas interpretaciones que se recuerdan durante mucho tiempo. A White le conocía de The Bear, que ha significado su gran plataforma de lanzamiento hacia el reconocimiento mainstream. Y en esta película está increíble, hasta el punto de mimetizarse con The Boss en la forma de moverse, mirar, sentarse o hablar. Escuchar a White cantar las canciones era un desafío tremendo, y la verdad es que lo hace genial. Y aunque lo comentaba un poco en broma antes, White tiene una mirada muy potente que transmite tristeza y melancolía, que es justo lo que necesita esta película. Pensando en que estamos en una película en la que gran parte del metraje es verle a él sólo en una habitación, White y la maravillosa música aguantan perfectamente la película.

La música en general de Deliver me from nowhere me ha gustado mucho. Y hay que destacar que además de la música de Bruce tenemos muchas otras canciones de la época, además de una banda sonora que agudiza los dramas que veremos en la pantalla. Es normal que en una película de Bruce Springsteen la música sea genial, pero me ha encantado toda la música que NO es suya.

Deliver me from nowhere hace una cosa muy inteligente narrativamente, que es que por un lado vemos a Bruce sufrir sin saber el motivo mientras escribe Nebraska, y luego durante su fallida grabación con The E Street Band, hasta que Bruce decidió sacar el disco acústico tal y como lo había grabado en su casa. En paralelo, la película hace que sea Jon Landau, el mánager y productor discográfico de Springsteen interpretado de forma genial por Jeremy Strong (Succession), el que verbalice para el espectador los motivos por los que Bruce sufre, empezando por la vergüenza y el sentimiento de culpa al hacerse rico y famoso, sintiendo que está traicionando sus orígenes. Algo que entiende a partir de escuchar sus canciones, ojo. Aunque entiendo que esto no es realista en absoluto, la ventaja de escribir un libro a posteriori es que se tienen respuestas que en ese momento no se sabían, añadiendo un contexto que a lo mejor Bruce tardó meses o años en asumir tras decenas de sesiones con un psicólogo. utilizar a Landau con este propósito narrativo consigue que la película funcione de maravilla.

Las historias de Nebraska están llenas de perdedores y criminales, que es la forma de Bruce de transmitir lo que siente. Jeremy Strong verbaliza mucho de lo que podía estar pasando por la cabeza de Bruce, a lo que se añade las escenas de su niñez con un padre alcohólico que se supone que le agredía. Y digo se supone porque la película no quiere hacer leña de estos hechos que sin duda si impactaron a Bruce de niño, siendo muy discreto a la hora de mostrar momentos escabrosos. Que en realidad no son mostrados.

En esas semanas o meses Bruce tuvo una relación con Faye Romano (Odessa Young), la hermana de un conocido del instituto. Young hace también una interpretación genial de una relación condenada por los problemas mentales y los complejos no superados por el Bruce Springsteen de esos años. Un complejo que empezaba con la idea subconsciente de que no merecía ser feliz.

Sin conocer en realidad los detalles de la vida de Bruce, y por tanto saber qué elementos se han dulcificado, lo cierto es que Deliver me from nowhere me ha gustado mucho. Aunque hablamos de una película intimista, nunca se me ha hecho larga, gracias por supuesto a la música y a unas actuaciones increíbles que rebosan humanidad y personalidad. Y en realidad me ha dejado con ganas de conocer más detalles de la vida de The Boss. Empezando por volver a ponerme sus discos, empezando por Nebraska, que ni recuerdo cuando fue la última vez que lo escuché. Seguro en el siglo XX. Y luego irán los siguientes.

Comparto el trailer de la película:

Me ha gustado mucho Springsteen: Deliver me from nowhere. Mucho más de lo que esperaba. Super recomendable, sobre todo si eres fan de The Boss.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de The Bear temporada 4 (Disney+)

¡Qué maravilla de serie es The Bear!! Tras una tercera temporada decepcionante porque no se sintió como una historia completa, esta cuarta temporada emitida en Disney+ nos ha devuelto a unos personajes rotos maravillosos y un montón de emociones a flor de piel en esta historia situada en el mundo de la restauración.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

En la cuarta temporada, Carmen «Carmy» Berzatto (Jeremy Allen White), Sydney Adamu (Ayo Edebiri) y Richard «Richie» Jerimovich (Ebon Moss-Bachrach) siguen adelante, decididos no sólo a sobrevivir, sino también a llevar al restaurante The Bear al siguiente nivel. Con nuevos retos a la vuelta de cada esquina, el equipo debe adaptarse, ajustarse y superar los problemas si quieren que el resturante sobreviva.

The Bear ha sido creada por Christopher Storer, un productor, director y guionista de cine estadounidense conocido antes de The Bear por Ramy, Eighth Grade y el especial de Netflix ganador del premio Peabody Hasan Minhaj: Homecoming King. Storer y Joanna Calo vuelven como showrunners de una temporada de 10 episodios, de los cuales Storer dirige 9, el segundo junto a Duccio Fabbri, siendo Janicza Bravo la única directora aparte del Showrunner. Storer y Calo escriben 6 de los 10 episodios, siendo el resto de guionistas la actriz Ayo Edebiri (Sydney), Catherine Schetina, Rene Gube, Lyonel Boyce, Karen Joseph Adcock

Jeremy Allen White interpreta a Carmen «Carmy» Berzatto, un galardonado chef de cocina de Nueva York que regresa a Chicago, su ciudad natal, para dirigir el restaurante de su difunto hermano Michael, The Beef. Ebon Moss-Bachrach como Richard «Richie» Jerimovich, el mejor amigo de Michael y gerente de facto del restaurante. Ayo Edebiri como Sydney Adamu, un joven y talentosa chef que se une a The Beef como nuevo segundo de cocina a las órdenes de Carmy. Lionel Boyce como Marcus Brooks, el panadero de The Beef convertido en chef pastelero, estimulado por la tutoría de Carmy. Liza Colón-Zayas como Tina Marrero, una cocinera veterana, mordaz y testaruda que aprovecha la oportunidad de formarse profesionalmente. Abby Elliott como Natalie «Sugar» Berzatto, hermana de Carmy y Michael, copropietaria a regañadientes de The Beef, y Matty Matheson como Neil Fak, amigo de la infancia de los Berzatto y a veces manitas del restaurante, son los protagonistas principales.

En esta cuarta temporada también tenemos a Jon Bernthal como Michael «Mikey» Berzatto, el hermano fallecido de Carmy, Jamie Lee Curtis como Donna Berzatto, la madre de los hermanos Berzatto, Oliver Platt como Jimmy «Cicero» Kalinowski, el mejor amigo del padre de los hermanos Berzatto, al que todos se refieren cariñosamente como «Tío», e inversor clave del restaurante. Molly Gordon como Claire Dunlap, una amiga de la infancia de los Berzatto, de la que Carmy está perdidamente enamorado, aunque no deje de dejarla de lado. Tras el cierra del restaurante Ever al final de la temporada anterior, Richie contrata a Jessica (Sarah Ramos), Garrett (Andrew López) y René (René Gube). Por último, Josh Hartnett y Will Poulter repiten sus papeles de Frank y Luca. Además, en varios cameos tenemos a David Zayas como David, el marido de Tina, Bob Odenkirk como el «Tío» Lee Lane, Sarah Paulson como Michelle Berzatto, John Mulaney como Steven and Brie Larson como Francie Fak y Rob Reiner como Albert Schnur.

Me he obligado a NO ver The Bear de un tirón cuando se estrenó el pasado jueves. Que era lo que me pedía el cuerpo. Al final, he dividido su visionado durante 4 días y ha sido una montaña rusa de emociones. La temporada anterior estuvo muy chula pero su final resultó super decepcionante porque no dio sensación de historia completa. A pesar de que esta temporada también deja un final abierto, la sensación ha sido muchísimo mejor.

Esta cuarta temporada tiene dos focos principales. En primer lugar, el tío Cicero plantea un ultimátum a Carmy. Tienen dos meses para conseguir que The Bear sea rentable, o se verán abocados al cierre, dado que Cicero también pasa por un mal momento económico y no puede poner ni un céntimo más en el negocio. Aparte que Carmy tendría que devolver el dinero que le han prestado, cosa que obviamente no puede. La sensación de cuenta atrás está presente en todos los episodios, y nos aboca a un posible final dramático. Aprovecho para recordar que el negocio está dividido en dos. Por un lado el restaurante de lujo liderado por Carmy y luego el puesto de bocadillos que lleva Ebraheim. Unos bocadillos que están resultando super rentables al sólo abrir para los almuerzos y tener un personal mínimo. De hecho, la posibilidad de expandir el negocio es una clave de Ebra a lo largo de la temporada.

La segunda clave de la temporada es que los personajes están intentando cambiar y ser mejores personas. Por supuesto Carmy es el que más cambia desde su versión obsesiva gilipollas de temporadas anteriores, Intentando dar más cancha a Sidney en el restaurante. Y sobre todo, pensando en su vida fuera de él, al intentar reconstruir su relación con Claire. El episodio 3 Scallop en el que Carmy va a ver a Claire en su casa para pedirla perdón e intentar arreglar al menos su amistad es uno de los muchos momentos emocionantes que tenemos en esta temporada. La idea que a medida que Carmy intenta tener una vida se da cuenta que ha dejado de amar la cocina es algo que se ve muy claramente a lo largo de la serie y con algunas conversaciones clave de Carmy por ejemplo con su hermana.

Dentro de la cualidad coral de The Bear, Ayo Edebiri como Sydney Adamu, la talentosa chef a las órdenes de Carmy, es una de las principales beneficiadas dramática y emocionalmente. Por un lado, el chef Shapiro la ofreció un trabajo en el restaurante en el que está trabajando, una propuesta económicamente mucho mejor que la de Carmy, a lo que hay que sumar la tensión que le suponen los cambios de humor y de criterio de Carmy. Que Carmy acceda a hacer un menú cerrado en lugar de cambiar de menú cada día, reconociendo que era una decisión egoísta que perjudicaba al restaurante, es una decisión acertada por parte de Carmy que hace aún más difícil la decisión.

Sydney es la protagonista emocional principal de dos episodios, el cuarto Gusanos, en el que pasa la tarde con la hija de su prima la peluquera, en la que tiene que aclarar sus ideas sobre quedarse o irse de The Bear. También en el sexto, Sophie, en el que sale corriendo al hospital debido a que su padre ha sufrido un infarto. El episodio tiene a Claire de invitada especial al acompañar a Syd en esos momentos de incertidumbre.

Dentro de los momentos actorales, otro de los puntos álgidos de la temporada lo encontramos en el noveno episodio Tonnato, en el Carmy va a ver a su madre Donna a su casa, en la que no había vuelto a entrar desde hace muchos años, para acercarla unas fotos antiguas. Esto provoca otro de los mejores momentos de toda la serie, demostrando lo grandísima actriz que es Jamie Lee Curtis, cuando Donna pide perdón por todo el daño que causó a Carmy y al resto de sus hijos. Tras años de problemas mentales o psicológicos y abuso del alcohol, Donna está en terapia y por fin es capaz de entender el daño que causó y se ha propuesto mitigar este dolor en la medida de sus posibilidades. Que Carmy termine cocinando para ella es uno de los momentos más bonitos que veremos este año en la televisión, marcando el comienzo de la sanación para ambos.

Los showrunners Christopher Storer y Joanna Calo son dos de los creadores que mejor han entendido la potencia del medio televisivo para contar historias. Los episodios tienen una duración aproximada entre 33 y 40 minutos, excepto en séptimo episodio Osos con la boda de Tiff, la ex-mujer de Ritchie, y Frank. Este episodio tiene una duración de 70 minutos en los que vemos prácticamente a todos los principales personajes en la serie. Adaptar la duración a lo que nos quieren contar es una de las grandes ventajas del streaming. Por cierto, justo debido a la duración de los episodios de +/- 35 minutos, tengo que decir que estamos en uno de los casos en que el estreno simultáneo de todos los episodios de la temporada mejora la experiencia, al permitir que cada espectador vea la serie a su ritmo.

The Bear es una serie dramática. Pero también es una serie visualmente bella, sobre todo en los momentos en que vemos los platos y postres (muy importantes esta temporada) que se preparan en el restaurante. A lo que hay que sumar las imágenes de Chicago y sus habitantes, que se han convertido en un alucinante reclamo turístico de la ciudad. A esto hay que sumar la magnífica selección de canciones que son otro elemento que siempre suma y ayuda a crear el tono emocional que necesita la serie en cada momento.

La elección narrativa de contar la historia siempre en primerísimos primeros planos es también muy llamativa, porque es otro de los elementos que hacen que la serie se salga de lo normal. Tener la cámara (figuradamente) delante de la cara de los personajes hace que sintamos estar en su cabeza y sintamos los pequeños tics emocionales o de duda, todo el espectro emocional que viven a lo largo de su jornada laboral y fuera de ella.

Dentro de lo acertado que es todo, los momentos con los Faks ofrecen el perfecto alivio cómico que la serie también necesita, algo que resalta además el elemento freak que existe alrededor de la familia Berzatto propietaria de The Bear. Aunque no he tenido tiempo de comentar todas las claves de todos los personajes, me gusta mucho el personaje de Marcual, el repostero, y la química que tiene con Luca. Y no he hablado nada de Richie, pero sigue su camino de mejora personal y profesional, ofreciendo un personaje increíble con el que Ebon Moss-Bachrach ha creado una interpretación mágica. En realidad, todo el casting es maravilloso.

Storer y Calo plantean un climax final que ocupa todo el último episodio. Uno de los mejores episodios de toda la serie en el que tan sólo tenemos a los 3 protagonistas principales, Jeremy Allen White (Carmy), Ebon Moss-Bachrach (Richie) y Ayo Edebiri (Sydney), en el callejón trasero de The Bear. Un episodio en el que las emociones están a flor de piel y en la que todos los rencores acumulados desde hace años saldrán por fin a la luz. Deberían crear un premio a casting coral, porque cómo premiar a un y no darle un premio al otro. Imposible. La sorprendente decisión de Carmy y la forma en que los otros dos se lo toman va a marcar un antes y un después para la serie, ofreciendo otro de los grandes momentos televisivos del años. Si es que hay serie, porque el reloj con la cuenta atrás llega a cero en los últimos fotogramas del episodio que cierra esta brillante tercera temporada.

Dejar The Bear con un cliffhanger tan bestia me ha dejado patidifuso, sobre todo porque de momento FX no ha confirmado que haya dado luz verde a la quinta temporada que debería terminar la historia. De momento, The Bear se ha estrenado a razón de una temporada al año. Pero el éxito de la serie ha convertido en estrellas a sus protagonistas, que están encadenando proyecto tras proyecto. No me puedo ni imaginar que The Bear no vaya a continuar, pero parece evidente que aparte de otras consideraciones, cuadrar las agendas de todo el reparto va a ser cada vez más difícil. En todo caso, espero que la serie vuelva a ser un éxito de crítica y de público. A mi me ha gustado muchísimo, pero si la audiencia no es buena, podría darse el caso que el estudio no quisiera continuar la serie.

Espero que eso no pase y podamos disfrutar de una quinta y última temporada en la que Carmy pueda llegar a ser feliz preferiblemente con Claire a su lado. encontrando la forma de volver a tener la pasión por la cocina que ha perdido a lo largo de los últimos episodios. Y lo mismo para todos, Ritchie y Syney también merecen ser felices y sentir que tienen una vida plena, como el resto de trabajadores del restaurantes. Nos deben ese final, no pueden dejar las cosas como están.

¡Qué seriaza es The bear! ¡Cómo me gusta!!!

Comparto el trailer de esta cuarta temporada de The Bear:

The Bear me encanta. Sin duda una de las mejores series de la televisión actual. Ya pueden dar luz verde a la quinta temporada o me voy a enfadar.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

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Crítica de El clan de hierro de Sean Durkin

Tenía cierta curiosidad por ver The iron Claw (El clan de hierro), la película de Sean Durkin inspirada en hechos reales y ambientada en el mundo de la lucha libre, que cosechó muy buenas críticas para su pareja de protagonistas, Zac Efron y Jeremy Allen White.

PUNTUACIÓN: 5.5/10

Basada en la vida de los inseparables hermanos Von Erich, que hicieron historia en el competitivo mundo de la lucha libre profesional a principios de la década de los 80. A través de la tragedia y el triunfo, bajo la sombra de su dominante padre y entrenador, los hermanos buscan la inmortalidad en el escenario más importante del deporte. (FILMAFFINITY)

Timothy Sean Durkin (1981) es un director de cine, guionista y productor canadiense. Antes de The iron claw, Durkin era conocido por dirigir las películas independientes Martha Marcy May Marlene (2011) y El nido (2020), además de dirigir episodios de la serie de Channel 4 Southcliffe (2013) y la miniserie de Amazon Prime Video Dead Ringers (2023).

Además de dirigir, Durkin escribe el guion esta película de 132 minutos de duración, que aunque se inspira en hechos y personas reales, es una creación propia. La película cuenta con fotografía de Mátyás Erdély, montaje de Matthew Hannam y música de Richard Reed Parry. La película es una producción de A24 y Lionsgate.

Zac Efron y Jeremy Allen White (The Bear) protagonizan la película como Kevin y Kerry Von Erich, el segundo y el cuarto hijo de Fritz Von Erich, interpretado por Holt McCallany, propietario de la WCCW y luchador retirado.

Harris Dickinson es David, el tercer hijo de Fritz, Maura Tierney como Doris Von Erich, la esposa de Fritz, Stanley Simons como Mike, el hijo menor de Fritz, Michael J. Harney como Bill Mercer, un comentarista de lucha libre profesional, Lily James como Pam Adkisson, la novia y posterior esposa de Kevin, Brady Pierce como Michael Hayes y Aaron Dean Eisenberg como Ric Flair completan el reparto.

Empezando a valorar la película, tengo que decir que NO soy fan de la lucha libre, así que toda la parte de «inspirado en hechos reales» no podía interesarme menos. Aunque si recuerdo de los 80 haber visto algún combate de Hulk Hogan o de Rick Flair, que aparece en la película. Dicho esto, Daniel Warren Johnson creó con Do a powerbomb uno de mis comics favoritos y estaba ambientado en este mundo. Así que el propio hecho de pagar una entrada de cine ya adelanta que le di una oportunidad y que fui con ganas de que me gustara.

Y empezando por los aspectos positivos, hay que valorar el trabajo de todo el reparto y cómo se han «mazado» para parecerse a los luchadores que formaban la familia Von Erich. Zac Efron, Jeremy Allen White y Harris Dickinson están hiper musculados en la película y realizan los combates que se ven en la película, lo que demuestra su compromiso con la película y como estaban dispuestos a darlo todo por ella.

Dicho esto, en realidad diría que Jeremy Allen White y Harris Dickinson están mejores en pantalla que Zac Efron, que es el teórico protagonista porque es el único de los hermanos que sobrevivió. No se si por intentar parecerse totalmente con Kevin Von Erich, pero en realidad la imagen que Efron da en pantalla es de ser alguien medio tonto que no sabe expresar lo que siente en su interior. Y cuando las criticas le ponen tan bien entiendo que es porque Kevin Von Erich es/era así, pero no he acabado de conectar con él. El que siempre está bien es Holt McCallany como el padre y patriarca de la familia, una persona para mi abusiva que para la mentalidad americana será un héroe que supo sacar lo mejor de sus hijos. Aunque su papel es también simple y sin matices, McCallany sabe dar el toque de calidad actoral que necesita el personaje y la película. En general, por la parte de los actores, estoy bastante satisfecho.

El verdadero problema de El clan de hierro lo tengo con su director y guionista, Sean Durkin. Empezando por la faceta de director, todo está rodado de forma mediocre, dejando una sensación de telefilme que da un poco de pena. En ninguna de las escenas he visto algo interesante visualmente o en la forma de contar la acción, todo se realiza de la forma más correcta pero aburrida posible, quitando el teórico interés que pudiera tener la historia.

Y luego llega el problema del guion. Porque aparte que todo está rodado de forma muy poco interesante, tenemos el problema que igual hay tantas cosas que contar, que todo aparece de forma deslavazada y casi sin conexión entre si. De hecho tras ver la película leí que los hermanos Von Erich eran seis y no cinco, pero Durkin decidió eliminar a uno porque si no era todo demasiado dramático y alargaba demasiado la película. Un tema recurrente de la película es la «maldición de los Von Erich», dado que la mayoría de hermanos murieron por distintas causas. Pero en realidad son situaciones que pasan pero no generan ningún drama ni impacto emocional por la forma en que todo está contado.

Dentro del guion hay otra cosa que me llamó la atención, y es lo blanco que es todo y como no se busca sacar elementos polémicos, supongo que por el respeto que tiene el director con esta familia. Esto no es único de esta película, en la mayoría de biopics por ejemplo de estrellas de la música se evitan al máximo para mostrar las caras más positivas posibles de las estrellas. Sin embargo, hay cosas que se sugieren pero no llegan a desarrollar, supongo que porque no pasó en la realidad. Un aspecto es que se sugiere que el padre Fritz Von Erich se quedó con el dinero de sus hijos. Y o bien lo hizo, o quizá es que estaba comprando el ascenso de sus hijos para que pudieran disputar los campeonatos. Aparte que como decía su actitud de padre que sólo quiere que sus hijos ganen cueste lo que cueste como forma de mitigar que él no pudo ni siquiera luchar por el campeonato cuando era luchador (me lo robaron), muestra una personalidad abusiva que no quería en realidad a sus hijos, sino proyectar sus obsesiones en ellos.

Otro tema es el del negocio del wrestling. Una escena muestra que en realidad en la mayoría de combates no estamos ante un deporte sino ante una coreografía más cercana al teatro. Y aunque imagino que en los combates por el título sí irán en serio, la verdad es que están arriba a los que interesa promocionar. De ahí la posibilidad que Von Erich en realidad no se quedara con el dinero de sus hijos sino que lo invirtió en pagar para que pudieran disputar campeonatos. Sea de una manera u otra, lo cierto es que soy bastante esceptico con el «deporte» de la lucha libre americana. Igual por eso no llegue a conectar con esa parte de la película.

Imagino que habrán fans del wrestling a los que esta película les haya gustado, o encantado, dado que vieron combatir a estos hermanos en los años 80. Supongo que si ya venías con la conexión emocional de casa es más fácil conectar con la película, pero en realidad Durkin no hace nada para generar esa conexión con el espectador que no sea fan de la lucha libre.

Como digo, le di una oportunidad a El clan de hierro y fui queriendo que me gustase. Pero las sensaciones han sido más decepcionantes que otra cosa. Veo difícil que vuelva a pagar por ver una película del director Sean Durkin.

Comparto el trailer de la película:

El clan de hierro es un biopic que me ha dejado completamente frío, apreciando eso si el esfuerzo de un reparto entregado.

PUNTUACIÓN: 5.5/10

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