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Crítica de La caída de la casa Usher de Mike Flanagan (Netflix)

Nos acercamos a Halloween y con ello llega la nueva serie de Mike Flanagan, La caída de la Casa Usher, adaptando y actualizando los textos de Edgar Allan Poe.

PUNTUACIÓN: 7/10

Dos ambiciosos hermanos sedientos de fama y fortuna erigen una dinastía familiar que empieza a desmoronarse cuando sus herederos mueren uno tras otro de forma misteriosa.

Mike Flanagan es uno de los grandes nombres del terror en televisión, un terror centrado en la creación de atmósferas desasosegantes y no tanto en jump-scares al uso. La caída de la Casa Usher está basada libremente en el cuento homónimo y otras obras de Edgar Allan Poe. Además de ser el creador y productor ejecutivo, Flanagan dirige 4 de los 8 episodios de esta serie, contando con Michael Fimognari como director del resto. Flanagan escribe los guiones junto a su hermano Jamie Flanagan, Rebecca Leigh Klingel, Dani Parker, Kiele Sánchez, Mat Johnson, Justina Ireland y Emmy Grinwis. Flanagan ha contado con The Newton Brothers, colaboradores habituales, para que crearan la música de esta serie.

En el reparto tenemos a muchos actores habituales de las obras de Flanagan. Carla Gugino es Verna, una misteriosa desconocida proveniente del pasado de los gemelos Usher que tiene una importancia lave en todas las muertes que se van a producir. El nombre del personaje es un juego de palabras con cuervo (Raven). Bruce Greenwood y Zach Gilford interpretan a Roderick Usher, el hermano gemelo de Madeline y el corrupto director ejecutivo de Fortunato Pharmaceuticals. Mary McDonnell y Willa Fitzgerald son Madeline Usher, la hermana gemela de Roderick y la ambiciosa directora de operaciones de Fortunato Pharmaceuticals que está interesada en los avances tecnológicos en el ámbito de la Inteligencia Artificial.

Los seis hijos de Roderick Usher están interpretados por Henry Thomas como Frederick Usher, el hijo mayor de Roderick y heredero de Fortunato, esposo de Morella (Crystal Balint) y padre de Lenore (Kyliegh Curran). Kate Siegel es Camille L’Espanaye, una de las hijas ilegítimas de Roderick y la mordaz jefa de relaciones públicas de Fortunato. Rahul Kohli es Napoleon «Leo» Usher, uno de los hijos ilegítimos de Roderick y un destacado editor de videojuegos con adicción a las drogas. Samantha Sloyan interpreta a Tamerlane Usher, la hija mayor de Roderick y aspirante a emprendedora. T’Nia Miller es Victorine LaFourcade, la mayor de los hijos ilegítimos de Roderick y una talentosa cirujana. Por último, Sauriyan Sapkota hace de Prospero «Perry» Usher, el más joven de los hijos ilegítimos de Roderick que lleva un estilo de vida hedonista.

Carl Lumbly como C. Auguste Dupin, el fiscal adjunto de los Estados Unidos que quiere llevar a los Usher ante la justicia, Mark Hamill como Arthur Pym, el abogado y arreglador de la familia Usher, Michael Trucco como Rufus Griswold, el exdirector ejecutivo de Fortunato después de Longfellow, Katie Parker como Annabel Lee, la primera esposa de Roderick y madre de Frederick y Tamerlán y Ruth Codd como Juno Usher, la segunda esposa de Roderick y una ex-drogadicta, completarían el reparto en sus papeles principales.

Me encanta Mike Flanagan. Todas sus series en Netflix me parecen una pasada: Misa de medianocheThe haunting of Blu Manor , The haunting of Hill House o El Club de la Medianoche están entre mis series favoritas. Y me encantaron también sus películas Doctor SueñoGerald´s Game o Oculus. Digo esto porque cuando se anuncia una nueva propuesta suya se convierte en visionado obligado y el hype es máximo. Y hay mucho y bueno que comentar de La caída de la Casa Usher.

Y tengo que reconocer que La caída de Casa Usher me ha gustado, pero me ha encantado. El primer elemento ha destacar es la sensación de compañía de teatro formada por los mismos actores y equipo técnico que Flanagan ha conseguido crear en sus obras. Sobre todo cuando todos son tan buenos como Carla Gugino, que hace un despliegue interpretativo alucinante. Flanagan es un gran narrador y un gran creador de ambientaciones desasosegantes, pero también es un gran director desde un punto de vista actoral, ofreciendo a todo el reparto unos personajes interesantes que no tienen por qué ser buenas personas y que ofrecen desafíos interpretativos que permiten dar lo mejor de ellos mismos. Tener a actores y actrices habituales de la obra de Flanagan como Bruce Greenwood, Zach Gilford, Henry Thomas T’Nia Miller, Rahul Kohli, Michael Trucco o la mujer de Flanagan Kate Siegel no resta, sino que produce una sensación de familiaridad que me gusta mucho. Por cierto, junto a la sensación de compañía fíja hay que añadir la sorpresa de tener a Mark «Skywalker» Hamill, que no suele prodigarse en contenidos en imagen real y que lo hace genial como el arreglador de la familia Usher.

Gugino me encanta siempre. Y parece que en el género de terror brilla aún más, sobre todo en personajes ambiguos como es Verna, alguien que no diría que es buena ni mala sino que actúa según su naturaleza. Los que sí son gente moralmente despreciables son los miembros de la familia Usher, empezando por los patriarcas del clan Roderick y Madeline, pero desde luego también sus seis hijos, todos ellos poseedores de cualidades negativas que de alguna manera hacen que merezcan la muerte, incluso aunque sea por un hecho del pasado responsabilidad de su padre y su tía.

Si hay un aspecto negativo de la historia de Flanagan es que no hay sorpresa en la mayoría de situaciones. No he leído los cuentos de Edgar Allan Poe, y en el caso de Casa Usher no se si la historia es literal a como la ha planteado Flanagan. Pero lo cierto es que el arranque de la serie empieza con la confirmación que los 6 hijos de Usher han muerto todos en extraños accidentes. La serie se plantea como un diálogo entre Roderick Usher y el fiscal Auguste Dupin en el que Roderick le cuenta mediante dos flashbacks contados simultáneamente a lo largo de la serie por un lado los motivos de las muertes de sus hijos, y por otro lado la historia de su hermana Madeline y la suya propia, y cómo desde la pobreza más absoluta consiguieron el éxito mediante el control de la empresa farmacéutica Fortunato.

El origen de Madeline y Roderick me ha gustado e incluye múltiples giros que muestran como surgió la amoralidad en ambos cuando al principio eran jóvenes idealistas. Pero en la parte de la muerte de los 6 hijos, uno por episodio, la serie falla porque obviamente el espectador ya sabe el desenlace, con lo que estas escenas se convierten en una especie de «torture-porn», al quedar estas escenas y tramas limitadas a saber cómo van a producirse, en la mayoría de casos de las formas más extrañas e imprevisibles posibles. Como digo, igual el cuento era así, probablemente lo sea, pero en lo referido a la tensión dramática, esta decisión narrativa la elimina completamente. En ese sentido, aunque los actores creo que realizan un buen trabajo teniendo en cuenta lo que Flanagan pedía a sus personajes, en muchos casos la serie cae en el estereotipo y en la exageración para justificar aún más si cabe que son malas personas que en el fondo se merecen lo que les pasa.

Hay otro elemento que tampoco me ha acabado de funcionar de la trama, y es que en el presente la compañía Fortunato propiedad de los Usher está siendo investigada por un medicamento opioide que provoca adicción, un problema real en los Estados Unidos que hemos conocido gracias a series fantásticas como Dopesick. En Casa Usher lamentablemente es utilizado como un mcguffin, la excusa que hace que la familia sea investigada, pero sin llegar a ahondar en ningún momento en las consecuencias de este drama.

Como veis hubieron cosas que no me funcionaron de La caída de Casa Usher, pero también hay otras que si. Aparte de las buenas interpretaciones y la genial ambientación de la serie, el último episodio en el que se conoce el pecado original de Roderick y Madeline que provoca las muertes posteriores me parece de largo el mejor de toda la serie, ofreciendo un climax satisfactorio a esta serie, incluso con los peros que antes indicaba. En este episodio entenderemos además que la maldición de la familia implica también a una buena persona, lo que provoca que el drama adquiera una dimensión dolorosa.

Flanagan hace también una cosa super interesante, que es insertar en numerosas escenas textos literales sacados de los relatos de Poe. Esto hace que la serie adquiera una cualidad poética inesperada que le funciona muy bien a la historia y a la ambientación. Además de la calidad literaria, visualmente La caída de la Casa Usher está repleta de momentazos que hacen que el visionado de la serie resulte apasionante y nunca aburra.

En ese sentido, agradezco que Flanagan tenga tan claro que estamos ante una serie de televisión y no una película dividida en 8 parte como he sufrido por ejemplo en las series del MCU. Casa Usher ofrece hitos en cada episodio, en los que iremos conociendo los destinos de cada miembro de la familia Usher, haciendo que cada episodio resulte satisfactorio por si mismo dentro de la narrativa general de la serie.

La caída de la Casa Usher es la última serie de Mike Flanagan en Netflix, ya que ha fichado por Amazon para producir con ellos sus próximas series (o películas). Aunque Casa Usher claramente no es lo mejor de la filmografía de Flanagan, creo que es un buen final para una etapa modélica del director en Netflix. Le deseo el mismo éxito que en Netflix, y en cualquier caso desearía que este cambio no nos quite nuestra cita anual con Flanagan. Espero que en octubre de 2024 pueda estar comentando lo que sea que estrene.

Comparto el trailer de esta serie:

La caída de la Casa Usher es una serie estupenda que hará las delicias a todos los fans de Mike Flanagan.

PUNTUACIÓN: 7/10

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