Tenía mucha curiosidad de leer Transcrepuscular, primera novela de la serie «Los ojos bizcos del sol» de Emilio Bueso, escritor vecino mío de Castellón que está considerado uno de los valores en alza de la narrativa fantástica española. Gracias al Kindle he saciado mi curiosidad, con resultados un pelín decepcionantes.
PUNTUACIÓN: 6/10
Esta es la historia de una búsqueda que arranca con el canto de los caracoles para viajar más allá del ocaso, de los huertos surcados por escarabajos de tiro, de los refugios de tormentas, los funcionarios simbióticos, los establos de las libélulas, los templos de cristal de los animistas, los círculos de dólmenes de los astrólogos, las cuevas de hielo siete y los bosques de helechos plagados de arañas gigantes.
La simbiosis como posible motor evolutivo es el gran descubrimiento implícito en Transcrepuscular, la última propuesta narrativa de Emilio Bueso y la primera entrega de una trilogía de ciencia ficción en la que pone en evidencia la visión etnocentrista del mundo que tienen los humanos asilvestrados. Bueso abraza el formato de la road movie, y en medio de una narración delirante, se sirve de sus personajes para mostrar diferentes estructuras sociales de explotación y denunciar los procesos de adoctrinamiento y supervivencia sobre los que asientan sus personalidades.
Siempre es una alegría cuando alguien de tu ciudad triunfa fuera, y más si es un antiguo amigo y compañero del colegio. Emilio Bueso ha conseguido labrarse un nombre dentro de la literatura de género en castellano, y cuando hace unos meses Gigamesh empezó a publicar su trilogía biopunk Los ojos bizcos del Sol, me quedé con las ganas de comprarlo debido al precio de la edición de coleccionista con el que salió esta primera novela Transcrepuscular. Ahora que el Kindle lo tiene a muy buen precio, llegó el momento de comprarlo y leerlo.
El principal elemento positivo de Transcrepuscular es su propia premisa, un mundo fantástico en el que la vida en este planeta sólo puede desarrollarse en una pequeña franja de terreno entre la cara desértica eternamente iluminada y la congelada en sombra. Y en medio de este terreno hostil los humanos sobreviven y prosperan gracias a una unión simbiótica con moluscos, caracoles y otros insectos, creándose una sociedad compleja. Aunque hay poblados con agricultores, pastores, etc… y las vías del tren comunican los diferentes asentamientos, existen castas y personas con funciones claramente diferenciadas y, en apariencia, la simbiosis permite a los humanos controlar la vida y el ecosistema al que pertenecen.
A partir de un robo de un objeto antiguo de gran valor, el alguacil de un pequeño pueblo saldrá en busca de los ladrones que se dirigen al norte helado, acompañado por el Astrónomo y la Regidora del pueblo, pareja de altos funcionarios que saben más de lo que quieren reconocer. Lo que sigue es una novela con estructura de Road Movie en la que con cada parada iremos conociendo diferentes elementos de esta sociedad.
El concepto central de la simbiosis es lo más interesante, al igual que la forma en que vamos conociendo los diferentes tipos de uniones entre humanos e invertebrados. Sin embargo, la lectura de esta novela me ha resultado decepcionante al ser la premisa más interesante que sus personajes o las acciones que realizan, hasta el punto que no creo que compre la siguiente novela.
Por un lado, la narración en primera persona consigue que conozcamos al alguacil, miembro retirado de una casta guerrera, pero su grupo de acompañantes son cáscaras vacías sin casi desarrollo, entiendo que porque lo importante es el concepto y no los personajes. Esta falta de desarrollo hizo que sintiera que algo me faltaba mientras las páginas pasaban.
Por otro lado, para ser una novela corta de 289 páginas, se me hizo muy complicada de leer. La forma en que Bueso cuenta las peculiaridades de cada pueblo por el que pasan no se me hizo demasiado ameno. Tan enfrascado está el autor de contarnos algunas veces de forma críptica las características de las diferentes sociedades, que se le olvida hacer interesante el viaje de los personajes.
Además, el protagonista de esta historia fantástica se expresa de forma muy coloquial, con expresiones que me chocaron como «macho». Vale que esa es la forma de hablar coloquial con la que nos expresamos en el mundo real, pero justo por eso no es lo que esperaría oír de un personaje que vive en un mundo fantástico. Esto es un pero pequeñísimo, pero es una piedrecita más que me chocaba mientras leía la novela.
Por último, diría que odio que una novela deje colgado el final, y esa es la sensación que tuve al terminar Transcrepuscular. De hecho, en la mayoría de fantasía épica o ciencia ficción que leo, aunque una novela sea una parte de una serie, su final cierra un capítulo para los protagonistas o resuelve una parte del misterio, y Transcrepuscular no hace ni una cosa ni la otra. Al menos, no de forma satisfactoria para mí. Y me ha parecido una pena.
Me encanta leer e intento sacar tiempo de donde no lo tengo para ampliar mis lecturas de libros. Pero si tengo que priorizar mi tiempo y compites con Brandon Sanderson, N.K. Jemisin o Joe Abercrombie, tienes que estar a su mismo nivel, o no pasas el corte. Y eso, lamentablemente, es lo que me ha pasado con esta novela de Emilio Bueso.
PUNTUACIÓN 6/10
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