Llegamos a uno de los puntos culminantes de la historia de Los Cuatro Fantásticos en el décimo volumen de la Biblioteca Marvel de Panini, obra de Stan Lee y Jack Kirby, al asistir a la presentación de Galactus y su heraldo Silver Surfer.
PUNTUACIÓN: CLÁSICO ABSOLUTO
Es más que un cómic: es una máquina del tiempo. Ésta es la Era Marvel de los Cómics y jamás fueron dichas palabras más acertadas. ¡»La trilogía de Galactus»! ¡El debut de Estela Plateada! «Este hombre… ¡este monstruo!». Nada se puede medir a estos relatos. Contiene los correos de lectores de la edición original. ¡Biblioteca Marvel, como siempre y mejor que nunca! ¡No puedes perderte esta edición histórica!
Este décimo volumen incluye Fantastic Four 48-53 USA, publicados originalmente en 1966.
Calificar de «histórico» este de Biblioteca Marvel Los Cuatro fantásticos no es para nada desmesurado, teniendo en cuenta que en estas 6 grapas USA asistimos a la presentación de Silver Surfer, Galactus, Wyatt Wingfoot, Pantera Negra con todo su mundo de Wakanda y su archienemigo Ulyses Claw. Además, el número 51 USA es el mítico «This Man, this monster», que recientemente Alex Ross homenajeó en su maravilloso comic Círculo Cerrado, planteado como una continuación de ese número. Es una locura pensar en el frenesí creativo que la pareja Lee y Kirby tuvieron durante esos años, en los que casi cada grapa era la semilla de una nueva faceta del Universo Marvel. Cada una de las aventuras de estas grapas hoy en día serían no ya un arco completo de cualquier colección actual, sino casi un evento editorial.
En otras reseñas de la Biblioteca Marvel he comentado que como lector de los años 80, nunca conecté con el dibujo de Jack Kirby. Ya en esos años su estilo transmitía una sensación «viejuna» que no se podía comparar con la fuerza de Frank Miller y la narrativa de George Pérez o John Byrne. Sin embargo, leer estos 50 números de los Cuatro Fantásticos me han reconciliado con su figura, ya que dentro de ser unos comics de su tiempo en lo relativo a trajes, vehículos, etc… muestran una imaginación desbordante.
Y la verdad es que Jack Kirby está impresionante en estos comics. A Kirby le acompaña Joe Sinnott en el entintado, con unas tintas que creo le sientan muy bien a Kirby, transmitiendo la fuerza y la espectacularidad de los lápices de The King. Aparte de la locura sin complejos que es el diseño de Galactus, cabe recordar que Kirby prácticamente creaba él sólo el comic tras una breve conversación con Lee sobre los aspectos generales de cada grapa. Es público y notorio que Kirby creó a Silver Surfer, descubriéndolo Lee cuando vio las páginas dibujadas. Frente a lo recargados que eran los diseños de Kirby, sorprende la simplicidad de Silver Surfer, y quizá por ese sea un personaje que ha perdurado todo este tiempo, con esa estética de ser superior no anclado a los problemas humanos.
Lo mismo podría decirse de Pantera Negra, el primer superhéroe africano de Marvel, con un mundo de Wakanda que combina la ultra tecnología con algunos clichés alrededor de las culturas africanas. El despliegue artístico de estos números merecen la pena ser poseídos por cualquier fan de los comics Marvel. Porque son comics realmente históricos dentro de Marvel, incluso a pesar de los elementos menos buenos que he encontrado en estas aventuras y que ahora paso a comentar.
Tengo que decir que la saga de Galactus si la leí hace un montón de años. No recuerdo si en casa de mis primos de Madrid con sus ediciones de Vértice, o con alguna reedición de Forum en ¿Clásicos Marvel o similar? Estoy bastante seguro de haberla leído, aunque igual el hecho que esta historia sea comentada y referenciada en tantos comics posteriores, empezando por la serie de Silver Surfer de Stan Lee y John Buscema, que igual la memoria me juega malas pasadas. Los comics que diría que NO había leído antes son el nº51 «Este hombre, este monstruo», y la historia en dos partes con la presentación de Pantera Negra que apareció en los números 52 y 53 USA. O en caso de haberlos leído, no los recordaba en absoluto.
Y ahora que me puesto a leerlos en la edición de la Biblioteca Marvel, me pasa que veo que la importancia histórica de estos comics debido a la creación de estos personajes míticos del Universo Marvel es muy superior a la calidad de las aventuras que viven los Cuatro Fantásticos en estas páginas. O dicho de otra manera, el worldbuilding es muy superior al pijameo contenido en estos números. Unas aventuras que, con ojos de 2024, han envejecido terriblemente mal.
He comentado en muchas ocasiones el gran valor de Stan Lee como cronista de una época y cómo sabía leer las modas y tendencias sociales para introducirlas en los comics, dotando al Universo Marvel de una sensación «actual» para el lector que estoy seguro que en su momento le volaría la cabeza a los jóvenes fans. El Lee editor que creó un universo cohesionado donde todos los héroes vivían sus aventuras es también mérito suyo, como lo es también la idea de continuidad y que las historias se construyeran a partir de las anteriores, viendo crecer y cambiar a los personajes en las páginas de estos comics. Estos son valores de los comics Marvel que no tenían los comics de DC. No sólo no los tenían es que los editores de DC no soñaban que los comics podían hacerse de otra manera a cómo lo llevaban haciendo desde los años 40. Y aunque luego está la faceta polémica y cómo se apropió del éxito de sus compañeros Ditko y Kirby aprovechando su labor de Editor en Jefe de Marvel. O la duda eterna de qué parte de los argumentos era suya y cuanto se lo inventaron los artistas al dibujar los comics, quedando en algunos casos en un mero dialoguista de las páginas de Kirby y Ditko. Pero no se puede negar que Lee cambió el paradigma editorial en Estados Unidos. Kirby en solitario, o Ditko en solitario no lo hubieran hecho.
Y una vez dejo atrás estos aspectos, en realidad me encuentro en este décimo volumen de la Biblioteca Marvel Los Cuatro Fantásticos unos comics terribles. Empezando porque la saga con la presentación de los Inhumanos, que se empezó a contar en el volumen 9 desde el número 44 al 47 USA, no termina en ese número, sino que Lee mete de mala manera 7 páginas en el número 48, dando un final anticlimático tremendamente insatisfactorio. Como lector, pensar que me dejen con ese cliffhanger para terminar la historia tan mal me vuela la cabeza.
Otro elemento que me llama la atención y que ha envejecido muy mal es el hecho que la saga de Galactus se cuenta a lo largo de tres grapas USA (los números 48, 49 y el especial aniversario 50). Sin embargo, en realidad esta historia se podría haber contado en sólo dos grapas, teniendo en cuenta que la historia termina en la página 10 del número 50, abriendo Lee en el resto de páginas una serie de tramas de cara a los próximos números. Una decisión que me parece absurda y super anticlimática, vista con ojos actuales. Y aquí entro a la parte que es mejor la presentación de Galactus que las cosas que hace, algo trasladable a los protagonistas. En estos comics, sobre todo en el nº48 tenemos un clásico de la historia de Marvel, al afirmar el Vigilante que no puede inmiscuirse en los asuntos de los hombres para hacerlo justo a continuación, al intentar proteger a la Tierra de la llegada de Silver Surfer.
La llegada de Galactus, más allá del concepto de «Dios llegando a la Tierra», se resuelve de una forma super decepcionante. De hecho, Galactus, con su faldita y la G gigante en el pecho de su traje, no llega a hacer nada que justifique su calificativo de deidad. La sensación es que Lee y Ditko tuvieron una idea épica, pero no acabaron de saber cómo aprovecharla y llevarla a su máxima expresión.
Tras el número 50 llegó «Este hombre, este monstruo», una historia unitaria que rompió las sagas de sagas que se habían leído en los últimos meses, al continuarse inmediatamente los arcos de los 4 Terribles, los Inhumanos y ahora Galactus y Silver Surfer. La idea de un villano suplantando a la Cosa pero aprendiendo de la nobleza que Ben Grimm tiene en su interior es un buen concepto, pero la ejecución de nuevo queda lastrada por la idiotez absoluta de que Ben llegue al edificio Baxter y Reed no reconozca la cara de su mejor amigo. Aparte de la chorrada absoluta de tener a un villano, un científico envidioso del éxito de Reed, que aparentemente muere al final de esta grapa y que Stan lee no se molestó ni siquiera en darle un nombre. Vale que el personaje moría, pero no molestarse en darle un nombre es una idea tremenda. Un error garrafal que se mantuvo durante más de 55 años, hasta que Alex Ross lo «arregló» en Círculo cerrado.
La presentación del mundo de Wakanda es espectacular gracias a la desbordante imaginación de Jack Kirby, pero la idea de Stan Lee para justificar la reunión es un poco de bombero torero. Porque tenemos a un T´Challa que ante el inminente ataque de Claw decide que en lugar de pedirles ayuda a los héroes es mejor llevarles a Wakanda con engaños para derrotarles en combate, para así convencerse a si mismo que puede vencer sólo a Klaw. Está claro que la idea de «héroes luchando por una confusión para acabar unirse ante una amenaza mayor» está en el ADN de los comics Marvel, pero en este caso tenemos un ataque premeditado a traición, en realidad esto dista mucho de lo que acabo de comentar.
Si a esto le sumamos que Johnny Storm invita porque si a su compañero de universidad Wyatt Wingfoot que está durmiendo y no tiene opción de decidir si quiere ir a un viaje a África antes de ser «raptado», tenemos un montón de ideas muy tontas en estas páginas. A todo esto, que por ser nativo americano resulte ser un experto rastreador no se si con ojos de 2024 es una idea muy racista al convertirle en un estereotipo andante, o una idea genial que sirve para afirmar a un colectivo oprimido en los Estados Unidos, sobre todo pensando que es él es que acaba salvando a los Cuatro Fantásticos al ser una «wild-card» inesperada para T´Challa. Por cierto, a esto hay que sumar toda la trama de Johnny en la universidad, que supongo que la plantearía para conectar con los jóvenes de la época, pero que de momento resulta super insulsa y chorra.
A esto hay que sumar el aspecto que aún no he comentado y que es lo que peor ha envejecido en estos comics: los diálogos. Y entiendo el factor histórico y todo lo que queramos, pero los personajes resultan super antipáticos, por ejemplo con Reed ninguneando todo el rato a Sue. Me ha resultado un suplicio absoluto leer el número 53 USA con T´Challa contando la historia de su pueblo siendo interrumpido de mala manera por Ben Grimm repetidamente, mostrando una falta de educación y una estupidez inadmisible. Es que si se supone que tiene que ofrecer un punto de ligereza y humor, no lo consigue en absoluto, como no sucedía tampoco en los comics de Nick Furia, Agente de SHIELD que leí recientemente.
A nivel macro estos comics son historia viva de Marvel Comics, y mi parte coleccionista se alegra poder tener estos comics en mi casa, gracias a la estupenda edición de Panini. Pero debido a su antigüedad, encuentro que las ideas contenidas son mucho mejores que su ejecución. En positivo, creo que la Biblioteca Marvel me ha reconciliado de alguna manera con Jack Kirby, apreciando en su justa manera su fuerza e imaginación. Me había puesto como obligación comprar como mínimo hasta el número 50 USA, pero llegados a este punto creo que voy a comprar todos los comics que dibuje Kirby, y luego ya veremos.
Comparto las primeras páginas del comic:
Los Cuatro Fantásticos viven en estas páginas algunas de sus aventuras más icónicas que han marcado a la Casa de las Ideas durante años. Pocos comics son más «importantes» que estas grapas.
PUNTUACIÓN: CLÁSICO ABSOLUTO
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