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Crítica de Los asesinos de la luna de Martin Scorsese

4 años después de El irlandés nos llega la nueva película de Martin Scorsese Los asesinos de la luna, película basada en hechos reales protagonizada por Leonardo DiCaprio y Robert De Niro que hay que ver en pantalla grande.

PUNTUACIÓN: 8/10

Cuando se descubre petróleo en la Oklahoma de los años 20, bajo las tierras de la nación Osage, sus pobladores son asesinados uno a uno hasta que el FBI interviene para resolver los crímenes. (FILMAFFINITY)

Los asesinos de la luna supone la décima colaboración de Robert de Niro y Martin Scorsese, y la sexta de Scorsese con Leonardo DiCaprio. Scorsese coescribió el guion junto a Eric Roth, adaptando el libro homónimo de 2017 de David Grann. La película de 206 minutos de duración ha sido producida por Apple Original Films, que ha puesto encima de la mesa 200 millones de dólares, un presupuesto imposible, para que el director llevara su visión a buen término. Scorsese también se trajo a Robbie Robertson para que realizara la música de la película, lo que supuso su undécima colaboración antes que Robertson falleciera hace unos pocos meses. Thelma Schoonmaker en el montaje es otra habitual del cine de Scorsese, como también Rodrigo Prieto como director de fotografía. El rodaje tuvo lugar en Osage County y Washington County, los lugares donde tuvieron lugar los sucesos contados en la película, entre la primavera y el otoño de 2021.

En el reparto tenemos a Leonardo DiCaprio como Ernest Burkhart, Robert De Niro como William King Hale, el tío de Ernest e instigador de los crímenes. Lily Gladstone como Mollie Burkhart, la esposa nativa americana de Ernest, Jesse Plemons como Tom White, un agente del FBI que investiga los asesinatos, Tantoo Cardinal como Lizzie Q, la madre de Mollie y Scott Shepherd como Byron Burkhart, hermano de Ernest, completan los papeles principales. También en pequeños papeles encontramos a John Lithgow como el fiscal Peter Leaward, Brendan Fraser como W. S. Hamilton, el abogado de Hale, y al propio Scorsese.

Fui a ver Los asesinos de la luna con cierto reparo, teniendo en cuenta que El irlandés no me acabó de funcionar y que la duración de casi tres horas y media me parecía una exageración. Sin embargo, la película me ha gustado mucho, la interpretación de DiCaprio me parece magistral y no se me hizo larga, excepto la parte final con el juicio. En general me ha parecido una película estupenda, aunque alejada de las obras maestras del director. Lo cual en realidad no supone ningún problema. Como ya comenté hace unas semanas sobre Woody Allen, incluso sus malas películas son mejores que el 90% del cine mainstream americano, y ni Golpe de suerte ni esta Los asesinos de la luna son en absoluto malas, más bien al contrario. Desde luego, poder ver películas de estos maestros en pantalla grande es un lujo que los amantes del buen cine tenemos que aprovechar mientras tengamos la oportunidad.

Entrando al fondo de la película, Scorsese vuelve a convertirse en cronista de los males de sociedad americana aprovechando un drama que sucedió en la vida real, mostrando a malas personas haciendo cosas terribles con la complicidad de una sociedad que seguro consintió y ayudó, y que en el mejor casos simplemente decidió mirar hacia otro lado. La historia nace a partir del descubrimiento de petróleo en los terrenos de los nativos americanos Osage, en Oklahoma. Esta tribu fue trasladada desde otras ubicaciones y vivía en una de las tierras más pobres de los Estados Unidos, hasta el descubrimiento del oro negro. A partir de ahí se formó un ecosistema de gente pobre y sencilla abrumada por convertirse en millonarios de la noche a la mañana, y especuladores, buscavidas y aprovechados que quisieron quedarse con el dinero de estos nuevos ricos. Todo ello dentro de una sociedad racista y extremadamente violenta en la que los asesinos y los poderosos solían salirse con la suya.

La historia empieza con la llegada de Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio) al condado tras haber combatido en la primera Guerra Mundial. Burkhart, un hombre simple con pocas luces al que le gusta el dinero y las mujeres, sigue el consejo de su tío King (Robert De Niro) para cortejar a Mollie (Lily Gladstone), una «pura sangre» Osage propietaria con su madre y sus hermanas de un porcentaje importante de terrenos de la reserva. Tras casarse con ella, veremos cómo King y Burkhart se irán desembarazando de los miembros de su familia, dado que en caso de muerte, el marido se quedaría con todo.

En la parte de crítica social me encanta que Scorsese muestre hechos terribles sin tono moralizante, dado que cualquier persona normal que vea la película puede entender por si misma que son crímenes tremendos. Aparte de los crímenes en si, es acojonante la forma en que vemos como muchos indios fueron asesinados sin que ni siquiera se investigaran los crímenes. Y cómo se formó un ecosistema parasitario en el condado planteado para dejar sin blanca a los Osage a partir de precios abusivos y productos de lujo para la época como los coches o la ropa exclusiva. El racismo de la sociedad y cómo todos ganaban aprovechándose del dinero de los Osages me resulta tremendo. Pero también merece la pena comentar el propio racismo de los Osages que miraban mal a los blancos que se casaban con sus mujeres. Por no hablar de unas mujeres que sabían que la mayoría de esos hombres se acercaban a ellas por su dinero y se casaban con ellos igual. Hay tantos matices y tantos grises en esta historia que me parece una pasada super interesante que consiguió mantenerme interesado durante casi todo el metraje.

En este contexto, Leonardo DiCaprio está increíble. Él está presente en ¿el 85% del metraje? y crea un personaje alucinante, un pueblerino con pocas luces que igual no es realmente malvado, pero es un ignorante egoísta sin escrúpulos que parece no se da cuenta de la consecuencia de sus actos, y es utilizado por su tío sin darse cuenta de ello. O sabiéndolo, tampoco opone ninguna resistencia. Escuchar a DiCaprio en la V.O. fue una pasada, porque adquiere un acento de paleto redneck perfecto, y compone una interpretación mágica con muy poco, de manera muy minimalista pero que consigue transmitir un montón. Un marido que ama a su mujer pero al mismo tiempo está matándola poco a poco. Terrible. Y una interpretación mágica que sostiene la película.

Robert De Niro como su tío King es el verdadero mal de la película. Y su personajes es muy interesante porque simboliza lo peor de la sociedad, todas esas personas que se creen con derecho a robar, matar y hacer lo que quieran y que sin embargo realmente piensan que son una buena persona. Es acojonante como vende «inevitable» una muerte cuando es él el que planea su muerte y sin su intervención esa persona viviría muchos más años. De Niro borda este papel de hombre que se cree honorable y es el mal hecho hombre. Su personaje de hombre adinerado «pilar de la comunidad» conecta con muchos poderosos que se han creído que pueden salirse con la suya, como históricamente ha sucedido en la historia de los Estados Unidos. Algo que sucedió con la complicidad de los estamentos sociales y económicos, como en este caso los médicos que ayudaban a envenenar a nativos americanos, el sheriff que no investigaba los asesinatos, el párroco, los banqueros y los empresarios del petróleo que en el fondo quieren quedarse con los bienes de los Osages, dado que unos salvajes como ellos no los merecían. (Notad el racismo de ese razonamiento).

Había leído que Lily Gladstone como Mollie Burkhart, la esposa nativa americana de Ernest, realizaba una interpretación memorable, y estando muy bien la veo la menos buena de los tres protagonistas. Y la verdad es que su personaje no era sencillo al ser una mujer que apenas habla y que todo lo tiene que transmitir mediante comunicación no verbal. Al es un personaje estoico y luego enfermo, es complicado para el espectador meterse en su cabeza, empezando por sus razones para casarse con alguien que ella sabe que está con ella sólo por su dinero. Sin embargo, en el momento clave de la película no necesita verbalizar que por fin se ha dado cuenta que su marido la mintió, dándonos un momento muy potente sin decir una palabra.

Scorsese ha contado con un presupuesto loquísimo de 200 millones de dólares. Y diría que lo ha usado a su gusto, con elementos como la construcción del pueblo de 1915 con casas todas de maderas típicas de finales del far-west, con vías del tren y locomotoras incluidas. Si Apple está contenta con haberse gastado ese dineral para ganar el prestigio que una película de Scorsese lleva consigo, nosotros como espectadores tenemos que estarlo más porque esta película exista.

Aparte de esto, la verdad es que técnicamente la película es una pasada. Empezando por la fotografía, que nos da imágenes super potentes. También el ritmo de la película me gusta, consiguiendo mediante el montaje que el drama que estamos viviendo se sienta con toda su crudeza. El vestuario fue realizado por nativas americanas que aseguraron que las osages fueran 100% reales conforme a cómo vestían en esa época. Y la música la vi muy acertada también.

Dentro que es una película que me ha gustado mucho, creo que la ¿ultima media hora? con la llegada del FBI y sobre todo con el juicio el ritmo decae algo y la película se me empezó a hacer un poco más larga de la cuenta. Pero eso no quita para que la película me dejara con buen sabor de boca.

Por cierto, entendiendo que la historia real que David Grann adaptó en su libro es la que es, también resulta curioso que una película planteada para mostrar el racismo sistémico de la sociedad americana al final muestra que los malos fueron cogidos y condenados. De alguna manera podría entenderse que incluso a pesar de todo, la sociedad americana tiene sus contrapesos. Pero entonces recuerdo que los osahes tuvieron que pagar 20.000 dólares para que el gobierno federal mandara a agentes del FBI a investigar. Buff, que turbio todo.

Por todo lo anterior entenderás que te recomiendo que si puedes, vayas a ver la películas en el cine, incluso a pesar de su duración. Vale la pena.

Comparto el trailer de la película:

Los asesinos de la luna es una muy buena película de Martin Scorsese que merece ser vista en pantalla grande, a pesar que su duración seguro echa para atrás a más de uno.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de Joker, de Todd Phillips

Hablemos de Joker. Han pasado dos meses desde su estreno y la película dirigida por Todd Phillips se ha convertido en un fenómeno social y mediático. Pero, ¿qué se esconde detrás de su brillantez formal y la estelar interpretación de Joaquin Phoenix? Voy a intentar desgranar mis impresiones sobre la película, así como la respuesta a la vieja pregunta: ¿qué hace que una película sea “buena”?

PUNTUACIÓN: 4/10

“Arthur Fleck (Phoenix) es un hombre ignorado por la sociedad, cuya motivación en la vida es hacer reír. Pero una serie de trágicos acontecimientos le llevarán a ver el mundo de otra forma. Película basada en el popular personaje de DC Comics Joker, conocido como archivillano de Batman, pero que en este film tomará un cariz más realista y oscuro.” (FILMAFFINITY)

Joker llegó a la cartelera tras su arrollador éxito en el festival de Venecia, donde ganó el León de Oro a mejor película. La propuesta de Todd Phillips (Resacón en Las Vegas) de contar el origen del clásico villano de Batman en un contexto “realista” cuenta con una estelar actuación de Joaquin Phoenix que le coloca con muchas posibilidades de ganar el Oscar de este año. Una película pensada para los espectadores que no son fans del cine de superhéroes que ha arrasado en la taquilla de todo el mundo.

Empezando por los aspectos positivos de Joker, tengo que aplaudir la creación de Joaquin Phoenix. Phoenix en pantalla se convierte en un portento y nos regala a un protagonista único con un trabajo corporal lleno de expresiones y movimientos nunca antes vistos en una pantalla. Arthur Fleck es un rechazado de la sociedad que es golpeado por gamberros en la calle, pero también por unos servicios públicos que dejan de atenderle en el momento que más lo necesita. Su Arthur es un enfermo mental que sufre, entre otros síntomas, ataques de risa incontrolables casi a modo de ataques epilépticos (unos síntomas reales encontrados en algunos enfermos mentales), creando momentos muy incómodos para el espectador. Con una extrema delgadez, tiene momentos de belleza hipnótica cuando casi desnudo baila y se expresa delante de la cámara, y sufre una increíble e imposible transformación delante de la cámara, pasando de víctima a asesino en serie de forma sorprendente.

Phoenix realiza una alucinante e increíble actuación que probablemente le abra las puertas del Oscar, aunque luego analizaré por qué me ha recordado a los fuegos artificiales, creando una explosión de carisma y brillantez actoral que se desinfla por el vacío de lo que nos cuenta. En todo caso, debo reconocer que a pesar de las objeciones que luego expondré, Joker es una película muy entretenida que pasa en un suspiro, sus dos horas jamás se hacen largas.

Técnicamente, Joker es también impecable. Me ha alucinado la música de Hildur Guðnadóttir, colaboradora del tristemente fallecido Jóhann Jóhannson (Sicario, Mother!, The Theory of Everything). 2019 es el año de su consagración al haber realizado las bandas sonoras de Joker y Chernobyl en HBO. Joker cuenta con una potente, perturbadora y emotiva partitura adornada con una brillante selección de canciones pop de los setenta súper icónicas que te atrapan de principio a fin.

Visualmente, la fotografía de Lawrence Sher es espectacular, ofreciendo una estilizada puesta en escena creando espacios con una gama cromática brillante que aportan una personalidad única a la película. Cada fotograma cuenta con una estudiadísima composición y, por qué no decirlo, una gran belleza, creando imágenes que son verdaderas obras de arte. Junto a Sher, Joker cuenta con un estupendo vestuario de Mark Bridges y un elegante montaje de Jeff Groth.

Destaco también sin duda el sobresaliente diseño de producción creado por Mark Friedman que nos traslada a una ciudad sin nombre que podría ser New York en un momento indeterminado de los años setenta. Esta elección de Todd Phillips no es casualidad, al ser los años 70 un momento clave en los Estados Unidos marcado por las luchas sociales, la crisis económica y el inicio del desmantelamiento del sistema de bienestar americano promovido tras la Segunda Guerra Mundial, además de ser una década marcada por el nuevo cine social de autores como Peter Bogdanovich, Sidney Lumet, Michael Cimino o Martin Scorsese, cuyas obras maestras Taxi Driver o El Rey de la Comedia han servido de clara inspiración para esta película. La ciudad se muestra como sucia y decadente, con una delincuencia y prostitución visibles en las calles, creando un espacio tóxico para que la gente decente pueda vivir una buena vida.

Todos estos elementos “técnicos” eran necesario para contar la historia que Phillips quería, y como comentaba al comienzo, si tengo que valorarlos el notable alto casi se me quedaría corto.

Hasta ahora me está quedando una crítica muy positiva de Joker, que bien, ¿no? Si dejara de escribir ahora mismo uno pensaría que me ha parecido un peliculón en consonancia con el 99% de los mortales que se han dejado embelesar por el indudable atractivo estético e interpretativo de la película. Lástima que ahora tenga que entrar en la parte chunga, que es LA HISTORIA, qué nos cuenta realmente y el mensaje que busca transmitir.

Aunque supongo que a estas alturas no queda nadie que no haya visto Joker, aviso que a partir de ahora entro en territorio FULL-SPOILERS. Estáis avisados. Además, lo que viene a continuación es una crítica a la película y los temas que expone. No es mi intención en ningún caso decir que los que opinen diferente a mi están equivocados, ni tengo ningún problema sabiendo que ha gustado a muchísima gente. Para gustos colores, y este es el mío:

JOKER es una de las películas más tramposas y deshonestas que he visto en muchísimo tiempo. Todd Phillips plantea una orgía de porno emocional que muestra de la forma más burda un catálogo de lugares comunes del anticapitalismo que justifican el uso de la violencia como instrumento de lucha social y única salida para los desfavorecidos de la sociedad frente a los ricos que les explotan.

Todd Phillips y Scott Silver escribieron el guión de Joker. Públicamente Phillips indicó que planteaba esta historia desde un punto de vista “realista” y adulto, ya que las historias del personaje creado por Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson para DC Comics publicadas durante estos 80 años de historia no se lo parecían. Para Philips el origen del Joker no tiene sentido, y no se cree que alguien tras caer en una cuba de productos químicos vea transformada su piel y su psique.

Aquí viene la primera trampa, y es este supuesto empeño por un realismo que es una mera fachada superficial que no aguanta el menor análisis serio. Si vamos a ser REALISTAS, los enfermos mentales no se convierten en asesinos en serie de la noche a la mañana. Eso no pasa. Como tampoco es realista que un asesino en serie se dedique a castigar a los “culpables” de haberle tratado mal. Eso es falso e irreal. Precisamente los asesinos en serie suelen cebarse en las víctimas inocentes indefensas, por lo que el viaje de Joker como protagonista en esta película es tan falso y absurdo como lo es no morir tras caer en una cubeta de productos químicos.

Siguiendo con los elementos realistas, en uno de los giros más estúpidos que se recuerdan en una película “seria”, Arthur Fleck descubre que él NO es hijo de Thomas Wayne como afirmaba su madre, sino que esta le adoptó siendo niño y le maltrató física y psicológicamente durante meses hasta que fue detenida y llevada a una institución mental. Incluso llega a sugerirse que sus problemas mentales fueron provocados por este trauma. Un giro realmente estúpido porque un niño maltratado por una madre adoptiva no sería jamás entregado de nuevo a su maltratadora. Para querer ofrecer una historia “realista”, Phillips se regodea con las ideas más tontas y absurdas que se le pasaron por la cabeza.

Pero más allá de estas trampas de guión, Todd Phillips realiza un obsceno ejercicio de pornografía emocional destinado a que empaticemos con Arthur Fleck al convertirle en una víctima de un sistema capitalista que no cuida los servicios públicos como la recogida de basuras y que recorta los servicios sociales. Phillips muestra repetidamente a Arthur casi desnudo en calzoncillos para mostrarle en su forma más indefensa y descarnada, jugando a un burdo ejercicio de primero de interpretación para que sintamos pena por él. Y el caso es que consigue transmitir todo su patetismo y todo su dolor al no encontrar su lugar en el mundo, pero la herramienta utilizada es burda a más no poder.

Esta idea me lleva a recordar que un tema recurrente en la lucha de Batman contra el Joker ha sido que el Joker cree que Batman es su opuesto y que si tuviera un mal día cualquiera podría enloquecer igual que él. En La Broma Asesina y también de The Dark Knight de Cristopher Nolan el mensaje estaba claro: Joker enloqueció por un mal día, pero mucha gente sale adelante siendo decente aunque la vida les golpee. La gente “normal” no se convierte en Joker, JOKER SE EQUIVOCA Y ES EL VILLANO. Sin embargo, para Todd Phillips, Joker es una víctima del sistema. ¡Buff! ¡Qué horror!…

Este es el problema de muchas obras gafapastas con una supuesta pretensión de ser considerada “alta cultura”. Un creador puede dotar a su obra del tono, los giros y todas locuras y tonterías que quiera, pero si el director afirma que busca ser más importante, culta y relevante que otras obras similares de entretenimiento, luego no puede ofrecer un producto ensamblado a partir de estupideces y estereotipos exagerados sin el más mínimo matiz y construido con brocha gorda. Porque entonces está fracasando en el propio standard de calidad que él mismo se había autoimpuesto.

Más allá del imposible arco de Joker, la película tiene un mensaje recurrente muy claro durante todo el metraje, situando al capitalismo y a los ricos como los villanos de esta historia. Capitalismo como SISTEMA que merece ser derribado y ricos que se merecen lo que les pase. Este mensaje de lucha de clases sociales no se cuenta de forma elegante e inteligente como en Parásitos de Bong Joon-ho, sino que se lanza como bofetones a la cara del espectador. Para colmo, durante el clímax Arthur verbaliza esta locura argumental de Phillips: «¿Qué obtienes cuando cruzas a un solitario mentalmente enfermo con una sociedad que lo abandona y lo trata como basura? ¡Obtienes lo que te mereces!”.

Este mensaje inverosímil oculta otra gran mentira, y es que presenta como un grave problema social algo que NO ha pasado nunca. El sistema no abandona a un enfermo hasta el punto de convertirlo en un peligroso asesino en serie. Es un planteamiento tan absurdo que abochorna tener que explicarlo.

Tan empeñado está Todd Phillips en mostrarnos al CAPITALISMO y la SOCIEDAD como los grandes villanos de este mundo sin empatía que crea situaciones extremas ridículas, como que tras ser apalizado Arthur por unos chavales y estar lleno de moratones, su jefe ponga en duda que le han atracado y exija que devuelva el cartel de madera con el que ha sido agredido, descontándoselo del sueldo. O que el asesinato aleatorio de 3 personas en el metro espontáneamente provoque la aparición de un movimiento de “Muerte al rico”. Absurdo no llega a calificar lo tonto que es todo.

Thomas Wayne para Phillips simboliza todo lo malo del capitalismo, adoptando todos los tópicos y estereotipos con los que la una parte de la izquierda califica a las mayores fortunas del mundo, ese malvado 1% de la población que posee la gran mayoría de la riqueza del mundo y solo busca explotar al pueblo llano. Así, siempre que aparece en pantalla transmite que la gente somos estúpidos y no sabemos hacer nada bien, necesitando la guía de los ricos privilegiados que saben mejor que nosotros como solucionar nuestros problemas, porque ellos son listos y nosotros estúpidos.

En un momento en el que movimientos como el “Occupy Wall St” o el 15M en España están realizando una enmienda a la totalidad de la sociedad occidental, Todd Phillips se alinea con estos movimientos antisistemas hasta el punto de alentar y justificar su lucha. Aunque igual no se trata de sustituir el actual sistema sino de verlo arder, recordando la frase de Alfred en The Dark Knight.

Phillips da munición a todos aquellos “tiradores solitarios” que se consideren agraviados por la sociedad, sea verdad o una invención de una mente alucinada. Si Joker puede levantarse contra los que le tratan como basura, ¿por qué no lo van a hacer ellos? Aunque estamos ante una película, este mensaje pueril puede ser malinterpretado, sobre todo en unos Estados Unidos que sufren todas las semanas tiroteos realizados por locos que se creen fuera del sistema.

Todo esto me lleva al calificativo de “tramposo” que utilicé antes. Porque Phillips lanza la piedra convirtiendo a Joker en un ídolo de los antisistema y expresando el mensaje que están deseando oír estos desequilibrados, para luego no se atreve a llevar hasta el final este mensaje haciendo que la revuelta social surja casualmente a partir de las acciones de Joker sin que él tenga realmente nada que ver. Lanza la piedra y esconde la mano.

Si realmente hubiera querido crear un verdadero criminal, Phillips hubiera mostrado a Arthur matando a algún inocente y no solo a culpables que previamente se habían portado más con él. Oportunidad tiene para ello, cuando tras matar a su compañero de trabajo puede matar al enano, pero le deja ir porque “es el único que siempre se portó bien con él”. Es decir, no se atreve a llevar su maldad hasta el final porque eso robaría la posibilidad de ser el icono antisistema que quiere que sea. Frente al mal personificado de los comics o el cine que realiza actos terribles de forma aleatoria sin importar quien es la víctima, Phillips le convierte en algo diferente, una víctima que reacciona contra la injusticia de forma violenta, algo que desde luego no mejora lo ya existente y que confirma que “diferente” no hace que una obra sea “mejor”.

Y, por si fuera poco, me acabo de enterar que hay una teoría sobre el ambiguo final de la película que presenta la posibilidad de que todo lo visto no fuera más que un delirio de Arthur mientras está ingresado en el manicomio. Teoría no desmentida por Phillips y que, si fuera cierta, y hay elementos a lo largo de la película que indican que podría ser, significaría la tomadura de pelo más grande que jamás sufrí viendo una película.

Phillips ha creado una de las obras más tramposas y deshonestas que recuerdo que finge ser adulta igual que lo intentó Batman v Superman de Zack Snyder. Su brillantez formal y la gran interpretación de Phoenix pueden engañar al espectador gracias a una puesta en escena apabullante, pero trata de forma tan tonta y superficial temas complejos que provoca bochorno. He hecho, encuentro temas adultos mucho mejor planteados y resueltos en películas para todos los públicos como Toy Story 4 o en el comic de La Broma Asesina de Alan Moore y Dave Gibbons, obra de la que Phillips coge elementos pero tergiversa el mensaje. Phillips se aprovecha hipócritamente del Joker como icono cultural que es mientras desprecia el medio que le creó.

Al principio me preguntaba, ¿qué hace que una película sea “buena”? La respuesta corta obviamente es muy sencilla: Una buena película es la que me gusta a mí, y cada espectador tiene un gusto diferente totalmente respetable. Pero yendo más lejos, ¿puede un gran guion con una interpretación malísima ser una buena película? Y al revés, ¿puede una gran interpretación y un excelente apartado técnico disimular un mal guion? El cine es la unión de múltiples elementos, algunos técnicos más o menos objetivos y otros subjetivos como el carisma y la empatía, y los espectadores reaccionamos de forma diferente a cada uno de estos estímulos.

Por tanto: SI, una buena película puede tener un guion horrible, y también podemos disfrutar de una buena película que tenga unas interpretaciones nefastas. Pero en mi opinión, una película que toma por estúpido al espectador nunca puede ser calificada de “buena”, y creo que Joker de Todd Phillips es un gran ejemplo de esto.

Comparto el trailer de la película:

Joker es una enorme decepción que fracasa en alcanzar el standard de calidad que el propio director Todd Phillips planteó a la hora de vender la película. Una de las película más tramposas que recuerdo con un mensaje maniqueo y pueril.

PUNTUACIÓN: 4/10

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Crítica de The Irishman de Martin Scorsese

The Irishman de Martin Scorsese recién estrenada en Netflix es un notable auto-homenaje a una filmografía magistral y al género que le encumbró.

PUNTUACIÓN: 8/10

Frank Sheeran fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial, estafador y sicario que trabajó con algunas de las figuras más destacadas del siglo XX. ‘El irlandés’ es la crónica de uno de los grandes misterios sin resolver del país: la desaparición del legendario sindicalista Jimmy Hoffa. Un gran viaje por los turbios entresijos del crimen organizado; sus mecanismos internos, sus rivalidades y su conexión con la política. Adaptación del libro «I Heard You Paint Houses», de Charles Brandt, a cargo del guionista Steven Zaillian (La lista de Schindler, American Gangster).

Me ha gustado mucho The Irishman pero creo que se queda muy lejos de las mejores obras de su filmografía. En todo caso, ver juntos a Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel (este último solo en un par de escenas), es una barbaridad y un regalo para un fan que lleva décadas disfrutando sus películas.

Además, Martín Scorsese  sigue siendo un maestro, cinematográficamente nos ofrece un montón de momentos geniales, a pesar que no siempre más es mejor.

A pesar de su ritmo pausado, sus 210 minutos pasaron volando y no se me hizo larga, y eso que terminé de verla a las 3 de la mañana. Eso ya indica una increíble maestría y un ritmo perfecto que no está al alcance de cualquiera.

En todo caso, como me pasa en muchas películas de Netflix, que puedas hacer algo no significa que debas hacerlo si eso va a ir en detrimento de la historia que quieres contar. Netflix dió libertad total a Scorsese para contar lo que quisiera de la forma que creyera mejor, y sinceramente pienso que esto mismo podía haberse contado mejor con 20 o 25 minutos menos.

Las actuaciones de Al Pacino como el líder sindical Jimmy Hoffa y de Al Pesci como el jefe mafioso Russell Bufalino son alucinantes y de largo lo mejor de la película. Las miradas y el carisma que transmiten es alucinante. Esto ya indica un problema, porque la película sigue los pasos de Robert De Niro como el hombre para todo Frank Sheeran.

Por un lado, la tecnología de rejuvenecimiento empleada por Scorsese con los principales actores no me ha funcionado, De Niro está super irreal en sus escenas de joven y es una pena. Una cosa es rejuvenecer a Michael Douglas durante 10 segundos en una escena de  Ant-Man o Endgame, y otra ver una hora larga a De Niro como si fuera de cartón piedra. En algunos momentos, esto me sacó del visionado. Si Irishman era un examen para la tecnología, no ha aprobado.

Sin embargo, en la última hora en que De Niro es mayor y ya le podemos ver bien si transmite un rango de emociones mayor que me llegaron, quiero pensar que en parte el CGI nos ha tapado parte de su actuación. Pero incluso de mayor vi a De Niro un peldaño por debajo de Pacino y Pesci, con una actuación demasiado inexpresiva.

Como digo, Al Pacino como Hoffa roba la película, su interpretación es super carismática y magnética como supongo que era Hoffa en la vida real. Por eso se hace raro que tarde ¿30/40 minutos en aparecer? Esto hace que todo el comienzo de la historia de Sheeran parezca un prólogo hacia lo bueno que está por llegar.

Durante esta parte inicial vi muchas similitudes con otras obras clásicas de Scorsese como Uno de los Nuestros y el homenaje parece claro. Pero The Irishman carece de la fuerza de ésta, parece tan empeñada en recordar glorias pasadas que se olvida de crear algo realmente carismático por si mismo, algo que noté en más momentos.

Joe Pesci también está increíble con una actuación contenida que resume los mitos de los capos mafiosos de los últimos 50 años. ¿Dónde has estado todos estos años? Se te ha echado mucho de menos, junto a De Niro y Pacino eres historia viva del cine.

Otra de las partes que más me gustaron de The Irishman fue la forma en que Scorsese nos enseña las conexiones entre la mafia y los poderes políticos y económicos. Hay momentos cinematográficos realmente brillantes, el que tuvo retuvo, y es en esas escenas en las que parece que busca crear su propia mitología alejada de sus otras películas clásicas.

Mención especial al montaje de Thelma Schoonmaker, espectacular, la fotografía de Rodrigo Prieto y la música de Robbie Robertson, que nos trasladan de forma brillante al mundo de la mafia de los años 50, 60 y 70. Quitando el CGI, The Irishman técnicamente se sale y consigue trasladarnos a una época pasada en la que parecía que el Sueño América era real, antes de ser aplastado por la corrupción y el crimen.

The Irishman también sirve de interesante reflexión sobre el paso del tiempo y las consecuencias de nuestras acciones. Tiempo que pasa para todos, también para el director y para sus amigos protagonistas, que puede que se encuentren ante una de las últimas opciones de brillar en pantalla.

Sin embargo, como comentaba antes, en muchos momentos The Irishman me pareció un «Greatest Hits» en el que Scorsese intenta revivir la magia de obras pasadas en lugar de crear un nuevo hechizo. En Silencio, El Lobo de Wall St. o incluso Hugo, Scorsese me pareció  más valiente, al atreverse a tocar temas diferentes y, en cierta forma, The Irishman es más de lo mismo.

No me entendáis mal, si más de lo mismo es tener una película de notable alto de esta calidad todos los años, soy el primero en firmar encantado. Pero si tengo que destacar lo mejor de Scorsese, me salen de carrerilla y sin pensar mucho 5 películas mucho mejores que The Irishman. O más.

Tras ver The Irishman , creo que a pesar de todo Martin Scorsese se mantiene en un momento de excelente plenitud creativa. Ojalá la salud le respete y siga con ganas de compartir su arte con sus fans, entre los que me incluyo, durante muchos años.

Como aficionado al cine, es genial haber vivido junto a Scorsese, Allen, Eastwood, Spielberg, Cameron y tantos otros directores que han marcado mi pasión por el mundo del cine. Por favor, no os retiréis nunca.

Comparto el trailer de la película:

The Irishman es una muy buena película que busca transcender el género de mafiosos que Scorsese dominó durante años. Aún no siendo su mejor obra y siendo un pelín larga, su visionado es obligado.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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