Ice Cream Man es una antología inclasificable y única en el panorama comiquero mainstream americano, obra de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran. Tras unos meses de margen este mes he retomado la serie con la compra del tercer volumen.
PUNTUACIÓN: 7,5/10
Chocolate, vainilla, horror existencial, drogadicción, fantasía musical… hay sabor para la miseria de todos. ICE CREAM MAN es una serie de cómics que desafía el género y que presenta historias dispares de dolor, asombro y redención. Cada entrega presenta su propio elenco de personajes extraños, lidiando con su propio helado especial de sufrimiento. Y en la periferia de todos ellos, como la música centelleante de su colorida camioneta, está el Heladero, un tejedor de historias, un proveedor de dulces. Amigo. Enemigo. Dios. Demonio. El hombre que, con un chasquido de dedos puede cambiar el rumbo de tu vida para siempre. Escrito por W. MAXWELL PRINCE (UNA SEMANA EN LA BIBLIOTECA), con arte de MARTÍN MORAZZO (GREAT PACIFIC) y CHRIS O’HALLORAN (GENERATION GONE).
Este tercer volumen recopila los números 9 a 12 USA, que continúan la serie con cuatro nuevas historias extrañas y tristes. Además, se revela más sobre el travieso Ice Cream Man y su historia con el vaquero oscuro Caleb.
Me pasa algo curioso con Ice Cream Man. Reconozco que NO me flipa, no lo pondría en mi listado de “lo mejor del año”, pero al mismo tiempo es tan diferente a todo lo que compro que su lectura me resulta siempre satisfactoria. Si quieres, puedes leer mis reseñas de los dos primeros volúmenes aquí y aquí. Las historias que plantea W. Maxwell Prince siempre tienen algo. Desde luego personalidad, gracias al estupendo dibujo de Martín Morazzo con color de Chris O´Halloran, que aportan un feeling de terror existencial ante un ser cósmico que juega con las personas (víctimas) de las diferentes historias como si fueran juguetes.
La novedad principal de este tercer volumen reside primero y principal a que conoceremos detalles del pasado del heladero y de su antagonista Caleb. Esto me indica que W. Maxwell Prince es un escritor muy listo, ya que pensó correctamente que no dar algún tipo de información sobre estos seres hubiera podido provocar que algunos lectores dejaran la serie al ser “sólo” números con historias autoconclusivas sin casi conexión entre ellas más allá de la propia figura del heladero.
El segundo detalle interesante de estas cuatro historias es que Maxwell juega con diferentes géneros, poniendo el western, una historia de amor bilingüe, la ciencia ficción o los realities shows en el centro de su mirada, creando unos relatos que se mueven entre la fábula y el terror, en dosis unitarias de 20 páginas.
Martín Morazzo tiene un dibujo de narrativa perfecta, y su estilo naturalista de línea fina contrasta con los shocks a los que se enfrentan los protagonistas y a un terror que en muchos casos no es de este mundo. Sus páginas son perfectas para establecer el tono perturbador perfecto que necesita la historia ayudado por un estupendo color de Chris O´Halloran, ayudando a jugar con los momentos temporales o los diferentes narradores de las historias.
Ice Cream Man me compensa, y seguro que en unos meses voy a necesitar mi dosis de historias desasosegantes y extrañas y tendré que volver a comprar el siguiente volumen.
PUNTUACIÓN: 7,5/10
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