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Crítica de Ice Cream Man vol. 8 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran (Image Comics)

Octava recopilación de Ice Cream Man, la inclasificable antología de historias desesperazadoras y nihilistas obra de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo, con color de Chris O´Halloran, que está publicando Image comics.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Volumen 8: Sujetos y objetos

Ábrete de par en par para recibir cuatro dosis más del cómic de psico-horror más vendido y aclamado por la crítica, ICE CREAM MAN. Aquí, encuadernados con cola de papel de calidad media, hay cuatro relatos de subjetividad objetiva: se cumplen los últimos deseos de un hombre; un experimento controlado pierde todo el control; se equilibra una balanza cósmica (¡en verso!); Doug hace todo lo posible por desintoxicarse. Es otro conjunto de angustia y hastío para el apreciador del arte antológico.

Este octavo volumen recopila los números 29 a 32 USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Debo tener cierta vena masoquista, porque se a lo que vengo cuando compro un nuevo volumen de Ice Cream Man, y sin embargo el equipo creativo formado por W. Maxwell Prince en el guion, Martín Morazzo en el dibujo y Chris O´Halloran en el color consiguen romperme el alma y dejarme con ganas de abrirme las venas de una manera diferente con cada historia. Tengo claro que el escritor Maxwell Prince debe ser una bellísima persona, pero las cosas que saca de su cabeza me parecen una barbaridad. Desperación, nihilismo y la futilidad de una vida que vamos a vivir solos en soledad que no tiene sentido son temas recurrentes de esta antología de historias que no deja de reinventarse grapa a grapa.

Curiosamente, el primer número de esta antología (nº 29 USA) me parece el menos bueno de los cuatro, al mostrarnos las últimas voluntades de un recién fallecido que tuvo que convivir con una depresión crónica que está dentro de los bienes que va a dar a sus seres queridos. Sin embargo, el siguiente número, el 30, con un ensayo clínico de una nueva droga en la que un paciente cree estar recibiendo un placebo, me parece espectacular. Dentro de lo deprimente y nihilista, claro.

Otro comic brillante es el nº31 USA, en el que Maxwell Prince arruina la alegría de la paternidad al mostrar la forma en que un padre y una hija van creciendo ella y envejeciendo él, planteando un relato triste que se recrea en la soledad de los personajes y las vidas sin sentido. esta historia me ha roto mientras lo leía.

Antes de la terapia de desintoxicación de Doug que veremos en el nº32, un nuevo prodigio de narrativa en la que cada página representa un día de Doug en el centro, tenemos un brillante preludio de 8 páginas en los que Prince y Morazzo parecen transformarse en Scott McCloud para darnos una lección de narrativa gráfica mientras nos explican la teoría de la semiótica mientras vemos la caída de Doug y su conversión en un alcohólico. Cada historia, casi cada página tiene una sorpresa o un hallazgo, ya sea en cuanto a la historia o la narrativa del comic.

El dibujo de Martín Morazzo y Chris O´Halloran me parece que está tan acertados como siempre. Nadie como ellos transmiten el drama existencial de estas historias y a unos personajes perdidos, sin esperanza y desamparados ante unos elementos que parece que juegan con ellos. Las expresiones faciales y corporales adquieren una cualidad casi kafkianas en estas páginas, complementando perfectamente a las historias de Prince. Y por si fuera poco, Morazzo se sale en cada uno de los desafíos narrativos que le sugiera el guionista, o tal vez es él el que le sugiere ideas visuales que luego desarrollan hasta tener clara la historia, lo veo como una posibilidad. Pero ya sea una u otra opción, la verdad es que acaban formando una dupla perfecta para el tipo de historias que se plantean en esta antología.

El caso es que no estamos ante un comic de terror al uso, más bien sería un drama existencial ante el descubrimiento que estamos solos en el universo, nadie cuida de nosotros, y nada bueno nos espera aparte del vacío y la nada. Me gusta esta sensación de no intentar vendernos nada y no ofrecer un mensaje moralizante, sólo romperte un poco por dentro al ir cayendo por la madriguera de conejo hacia este deprimente y depresivo mundo en el que se encuentran los protagonistas de las diferentes historias.

Hay que ir con cuidado con Ice Cream Man y dejar varios meses entre un volumen y el siguiente. O de lo contrario, la sobredosis de desesperanza puede provocarnos una crisis nerviosa o algo peor. Hecha ya la broma, la verdad es que este comic me da algo que no leo en ningún otro sitio, justificando de sobra su compra. Si buscas comics con historias diferentes, Ice Cream Man sin duda lo es.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 7 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran (Image Comics)

Tras unos meses de descanso, llega una nueva dosis de nihilismo y desolación con el séptimo volumen de Ice Cream Man, la antología de historias inclasificables obra del escritor W. Maxwell Prince y los artistas Martín Morazzo y Chris O´Halloran, publicado por Image Comics.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

ICE CREAM MAN -la serie antológica de cómics aclamada por la crítica y con gran éxito de ventas- continúa aquí con otros cuatro desafortunados y enervantes episodios de descensos: un avión cae del cielo; un hombre sube al fondo de su árbol genealógico; ¡la presión sanguínea de Oscar desciende por debajo de 90/60! Es un compendio de descensos cuidadosamente calibrados para consumidores de contenidos curiosos y cabizbajos… así que acompáñanos a continuación.

Este séptimo volumen recopila los números 25 a 28 de la serie regular USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Como decía Forrest Gump, coger el nuevo volumen de Ice Cream Man es como abrir una caja de bombones, nunca sabes qué te vas a encontrar. Y me parece una barbaridad como W. Maxwell Prince plantea en cada nueva grapa un desafío narrativo diferente para el dibujante Martín Morazzo y el colorista Chris O´Halloran. Las historias son siempre inclasificables pero dejan poso y hacen que pienses en los mensajes ocultos que hay en cada una de las historias. El hecho que Prince apueste de esta manera en la grapa como unidad para contar sus historias auto conclusivas me parece otro elemento contracorriente de este comic, teniendo en cuenta que el mercado sin duda apuesta por los arcos y las historias serializadas pensadas para ser publicadas en tomos.

El terror es un género en auge en el mundo del comic, pero estas historias son más un drama existencial que transmite la desesperación por un mundo en el que no tenemos cabida, lleno de cosas aterradoras a nuestro alrededor que pueden o no ser sobrenaturales. En este sentido, el número 26 en el que una persona explora (literalmente en el comic) su árbol genealógico y descubre que sus antepasados todos fueron unos fracasados y él está condenado a repertirlo, y a pesar de todo quiere romper con el pasado, me ha parecido una historia brillante. Incluso cuando apuesta con cambiar el pasado brindando con una copa de alcohol, lo que sugiere que sigue cayendo en la espiral autodestrutiva.

La analogía que hace el comic en su número 27 sobre que somos insectos esperando ser machacados por el sistema, y que a veces sería preferible disfrutar de su vida sencilla sin las preocupaciones existenciales que ahora sufrimos y sobre las que no tenemos ningún control, es otra idea potentísima que me flipa que me la hayan presentado en las 26 páginas que tienen estos números.

El dibujo de Martín Morazzo y Chris O´Halloran me parece que está tan acertados como siempre. Nadie como ellos transmiten el drama existencial de estas historias y a unos personajes perdidos, sin esperanza y desamparados ante unos elementos que parece que juegan con ellos. Las expresiones faciales y corporales adquieren una cualidad casi kafkianas en estas páginas, complementando perfectamente a las historias de Prince. Y por si fuera poco, Morazzo se sale en cada uno de los desafíos narrativos que le sugiera el guionista, o tal vez es él el que le sugiere ideas visuales que luego desarrollan hasta tener clara la historia, lo veo como una posibilidad. Pero ya sea una u otra opción, la verdad es que acaban formando una dupla perfecta para el tipo de historias que se plantean en esta antología.

Por cierto, hablando de la serie en su conjunto, llevábamos varios tomos en los que parecía que el tema general del heladero del infierno había quedado en segundo término. Sin embargo, en este volumen parece que Prince empieza a plantear el que pudiera ser el final de la serie retomando al heladero, protagonista del comic aunque sea en el título, dado que ha estado ausente. Por un lado, me gusta que las historias tengan un final, pero este Ice Cream Man es tan diferente a todo que creo que echaré de menos este comic en caso que se confirme que el final está próximo.

Ice Cream Man es una rareza maravillosa dentro del mundo del comic mainstream americano. Estoy disfrutando muchísimo este comic, y espero seguir haciendo mientras Prince y Morazzo tengan ganas e ideas de seguir publicando esta serie.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 6 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran (Image Comics)

Tras unos meses de descanso, vuelvo al mundo nihilista y descorazonador de Ice Cream Man, la antología creada para el sello Image Comics por parte de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran, con un sexto volumen que nos ofrece cuatro nuevas historias que destacan por su originalidad.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Aquí llega el heladero para otra ración de dulces amargos: otras cuatro historias de sufrimiento y supervivencia que inducen a la caries, con ilimitados aderezos para los helados. Intenta que no se te pudran los dientes con estos enfermizos bocados secuenciales que, si no tienes cuidado, podrían alojarse bajo las encías, en lo más profundo de las raíces, más allá del alcance incluso del mejor dentista. Ahora, abre bien los ojos…

Este sexto volumen recopilar los números 21 a 24 USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

En este sexto volumen de Ice Cream Man nos encontramos cuatro historias que vuelven a resaltar por su originalidad y diferencia entre si, algo que merece todos los elogios del mundo, pensando que estamos ya en la segunda docena de historias publicadas. En el número 21 W. Maxwell Prince hace su particular homenaje a las historias noirs de detectives que buscan resolver un caso mientras su vida personal está punto de desaparecer al abandonar completamente a su mujer.

Sólo Ice Cream Man puede plantear un comic como el número 22 que combina el calendario de adviento con el drama del aborto, dejándonos con cierta sensación de esperanza de cara al futuro, un final relativamente positivo que resulta una rara avis en la serie. El mundo de los talk-shows es el atrezzo en el número 23 para una historia super surrealista que mezcla prosa con narración con splash-pages que pone de manifiesto que «shit happens» y que a menudo buscamos una explicación y una moraleja a situaciones que no las tienen, ya que las cosas pasan porque si sin importar si fuiste bueno, malo, o cualquiera de los pasos intermedios.

Por último, el número 24 es una historia angustiosa que pone la vida humana por debajo de la audiencia de un programa televisivo, conectando de alguna manera con el cosmic-terror de Lovecraft y el existencialismo de Kafka con unas personas que son (somos) meros peones de seres más poderosos que nosotros para los que nuestra vida no vale nada, sólo es parte de su juego.

W. Maxwell Prince crea unas historias con reminiscencias a los cuentos populares que no tienen por qué terminar bien y que a pesar de su aparente ligereza y facilidad de lectura, nos golpean con momentos perturbadores en cada número. El caso es que no estamos ante un comic de terror al uso, más bien sería un drama existencial ante el descubrimiento que estamos solos en el universo, nadie cuida de nosotros, y nada bueno nos espera aparte del vacío y la nada. Me gusta esta sensación de no intentar vendernos nada y no ofrecer un mensaje moralizante, sólo romperte un poco por dentro al ir cayendo por la madriguera de conejo hacia este deprimente y depresivo mundo en el que está situada la acción.

Hay que reconocer que una gran parte del éxito de las historias de Prince es sin duda gracias al estupendo artista argentino Martín Morazzo. El dibujante tiene un dibujo de narrativa perfecta, y su estilo naturalista de línea fina contrasta con los shocks a los que se enfrentan unos protagonistas que transmiten humanidad desesperanzada y sin esperanza, y esa cualidad del «vecino de al lado» que hace que sientas que estas pesadillas pueden suceder a nuestro alrededor.

Morazzo y el colorista Chris O´Halloran tienen una estupenda colaboración en Ice Cream Man a la hora de crear las escenas de pesadillas y los numerosos momentos malrolleros que encontramos en cada historia, creando unas imágenes que se quedan grabadas en las pupilas que están a medio camino entre el realismo y el expresionismo. Las portadas de este volumen son además un buen ejemplo del intento de hacer que Ice Cream Man destaque en las estanterías como el comic único que sin duda es.

En este mundo del comic maintream americano dominado por los arcos argumentales de 5/6 números para su posterior publicación en tomo, y de largas historias río, es refrescante poder leer un comic que en 24 páginas cuenta una historia autoconclusiva y satisfactoria. Aunque sean historias tan desasosegantes, deprimentes y nihilistas como las que nos proponen Prince, Morazzo y O´Halloran.

Dentro que me encanta la filosofía detrás de esta antología de historias, tengo que reconocer que son tan deprimentes (aunque en este volumen podría decirse que hay dos finales felices), que deben ser leídas con el estado mental adecuado. Cada volumen de Ice Cream Man me deja siempre un poco roto por dentro, y aunque en Estados Unidos ya se ha publicado el séptimo volumen, siempre necesito tomarme un respiro de unos meses antes de volver a este comic. Sin embargo, si eres de los que te gustan las historias diferentes a todo, este creo que te encantará .

Ice Cream Man es una rareza maravillosa dentro del mundo del comic mainstream americano. No tengo ni idea si los creadores tienen un final a la vista para esta antología, pero yo estoy disfrutando muchísimo este comic.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 5 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran (Image Comics)

Ice Cream Man es una antología inclasificable y única en el panorama comiquero mainstream americano, obra de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran. Tras unos meses de margen este mes he retomado la serie con la compra del estupendo quinto volumen.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Ice Cream ha vuelto. Vea aquí cuatro historias más extrañas y tristes de la serie antología de historias cercanas al horror alabada por la crítica. Vea aquí cuatro cuentos atípicos: una supurante sátira de superhéroes; un lamento de la memoria perdida; una guía de campo para ser un fantasma y un recuento podrido de tus cuentos infantiles favoritos. Vea aquí algunos otros dulces, también. ¡Mira aquí, mira aquí!

Este quinto volumen recopila los números 17 a 20 de la serie regular editada por Image Comics.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Reconozco que tengo que dejar pasar unos meses entre lectura y lectura de Ice Cream Man, porque el mensaje nihilista y desesperanzador que transmiten las historias de W. Maxwell Prince me dejan siempre muy tocado. En esta colección de cuatro nuevas historias, Prince vuelve a jugar con los géneros y los tipos de historias, ya que aunque el tomo y el mensaje deprimente está siempre presente, las historias son bastante diferentes entre si.

En la primera tenemos un «homenaje» oscuro a Superman, en la que Parker Paige, una periodista de Urbanopolis intenta descubrir que hay detrás del Superman de turno, Ice Cream Man, en la creencia que no es un ser positivo y que alberga oscuras intenciones. La segunda historia es una de los relatos más tristes y terribles sobre los estragos del alzheimer sobre la mente de un anciano que pasa sus últimos día en un hospital. Una guía de como ser un buen fantasma, algo aplicable al 99% de la gente que vivimos vidas grises y monótonas, y una terrorífica lectura de unos cuentos a dos niños antes de acostarse completan el poker de ases que Prince nos regala en este volumen.

Martín Morazzo tiene un dibujo de narrativa perfecta, y su estilo naturalista de línea fina contrasta con los shocks a los que se enfrentan los protagonistas, que transmiten humanidad y realismo, esa cualidad del «vecino de al lado» que hace que sientas que estas pesadillas pueden suceder a nuestro alrededor. Pero además, Morazzo también triunfa, con la colaboración de Chris O´Halloran en los colores, a la hora de crear las escenas de pesadillas y los numerosos momentos malrolleros que encontramos en cada historia, creando unas imágenes que se quedan grabadas en las pupilas. Las portadas de este volumen son además un buen ejemplo del intento de hacer que Ice Cream Man destaque en las estanterías como el comic único que sin duda es.

En este mundo de los arcos argumentales para publicación en tomo y largas historias río, es refrescante poder leer un comic que en 24 páginas cuenta una historia autoconclusiva. Aunque sean historias tan desasosegantes, deprimentes y nihilistas como las que nos proponen Prince, Morazzo y O´Halloran, que sin duda tengo claro que no son para todos los lectores. Yo mismo tengo que leer este comic con el estado mental adecuado, y la sensación no puede ser más satisfactoria.

Ice Cream Man continúa con su inclasificable colección de historias de pesadilla. Si entras en la propuesta, vas a disfrutar de un comic único, de ti depende saber si te interesa este tipo de historias.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 4 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O Halloran (Image comics)

Ice Cream Man de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O Halloran tiene la virtud de dejarme con cada tomo una sensación desasosegante brutal. Hoy comento mis impresiones del cuarto volumen de esta antología.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Vol. 4 Tiny lives.

La antología de terror aclamada por la crítica regresa a la ciudad y ofrece cuatro historias nuevas que se enfocan en personas que apenas están sobreviviendo y que están dispuestas a hacer cualquier cosa para cambiar eso.

Este volumen recopila Ice Cream Man 13-16 USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Menos mal que voy comprando y leyendo Ice cream Man con varios meses de diferencia, si leyera de golpe esta serie la verdad es que sería una sobredosis y nihilismo y malrollismo que haría que quisiera abrirme las venas. Bromas aparte, este cuarto volumen nos ofrece cuatro nuevas historias autoconclusivas a medio camino entre nuestra peor pesadilla y el infierno de una sociedad que no se preocupa por sus semejantes y no se da cuenta de lo que está pasando a su alrededor. W. Maxwell Prince plantea un mundo sin esperanza en el que la locura parece ser la única opción lógica, haciendo que este comic se sienta como una rareza dentro de las opciones disponibles en las estanterías. De hecho, frente a otras historias de terror, más que sustos y gore, estamos ante un comic planteado desde el malrollismo extremo. Y la verdad es que si el objetivo era dejarnos con mal cuerpo a los lectores, el éxito es total.

Este éxito es por supuesto compartido con el notable apartado artístico creado por el dibujante argentino Martín Morazzo con los colores de Chris O Halloran. Los personajes de Morazzo transmiten humanidad y realismo, esa cualidad del «vecino de al lado» que hace que sientas que estas pesadillas pueden suceder a nuestro alrededor. Pero además, Morazzo también triunfa a la hora de crear las escenas de pesadillas y los numerosos momentos malrolleros que encontramos en cada historia, creando unas imágenes que se quedan grabadas en las pupilas.

El caso es que si tengo que ponerle un pero a este cuarto volumen es que dentro de la brillantez formal de estos números, con el palíndromo o el crucigrama como grandes exponentes, realmente la historia se me queda un tanto vacía, habiendo un enorme desequilibrio entre la forma y el fondo. En este caso, dentro de la dificultad que supone contar una historia autoconclusiva en 20 páginas, se me queda cierta sensación de vacío porque al final todas las historias tienen el mismo tono amargo e inquietante, y empiezo a querer que la historia detrás de este heladero del infierno se haya aclarando. Con el añadido que al ser una pesadilla provocada por la aparición de este ser sobrenatural que parece que todo lo puede, todo es posible pero a la vez todo da igual, ya que los personajes no han hecho nada para sufrir estos hechos, sino que les pasan sin más.

En todo caso, Ice Cream Man es tan diferente a nada que esté leyendo actualmente que me compensa más que de sobra que haya alguna cosa con la que conecte menos. De hecho, tengo claro que en 2022 compraré de forma escalonada los dos siguientes volúmenes que ya están disponibles en USA. Porque las historias son tan perturbadoras y desasosegantes que al final consiguen atraparme.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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