Tercer número de Imperial, el comic de Jonathan Hickman, Iban Coello, Federico Vicentini y Federico Blee en el que se intenta insuflar nueva vida a la franquicia galáctica de Marvel. Un número en los que se ponen las cartas sobre la mesa y conoceremos a los dos villanos en la sombra que han conspirado para provocar la guerra.
PUNTUACIÓN: 4.5/10
Tercera parte del gran evento cósmico de Marvel. Mientras la guerra comienza a extenderse a lo largo del universo, descubrimos quién ha orquestado el gran juego de poder entre las casas y se presenta la última oportunidad para detener la contienda. ¿Serán los héroes capaces de hacerlo?
Si me habéis leído desde hace tiempo, creo que sabéis que no conecto con el estilo de escritura de Jonathan Hickman. Así que en realidad me doy cuenta que el problema es mío por comprar algo que hay muchas posibilidades que no me vaya a gustar. Pero al final siempre pesa más el deseo de saber cual va ser la siguiente «Next-Big-Thing» de Marvel, ya que en los últimos años han decidido que sea Hickman quien lance los nuevos conceptos que se quiere que sean importantes en los próximos meses y años.
Imperial es el intento de revitalizar la franquicia galáctica de Marvel, con una miniserie planteada para generar una guerra de todos contra todos que presente un tapiz interesante para nuevas historias que llamen la atención del lector. Este tercer número de miniserie me recuerda muchísimo a la para mi fallida miniserie Ultimate Invasion que presentó la nueva versión del Universo Ultimate. Y en concreto, este Imperial 3 es demasiado similar al Ultimate Invasion 3, el comic en el que Hickman planteó una grapa doble para mostrar a los villanos de ese universo hablando de principio a fin para explicar sus planes de dominación de este mundo. Todo un comic empleado en una conversación.
Imperial 3 desvela el misterio de los 2 jugadores que han conspirado en la sombra para provocar esta guerra civil. A poco que conozcas el universo Marvel, hay un ser cósmico que estaba cantado que sería uno de los dos jugadores. La sorpresa positiva del comic está en la identidad del segundo jugador, que significa el retorno de un grupo ausente del universo Marvel desde hace más de 5 años. Aunque Hickman cree, siempre lo ha creído, que ver a gente lista hablando de sus cosas va a resultar interesante para el lector, lo cierto es que no es así. Incluso con la sorpresa nada sorprendente que uno de los jugadores traiciona al otro justo cuando el otro quería traicionar al primero. La realidad es que el comic es un tostón, lo contrario a entretenido.
Hickman fracasa por su frialdad emocional y porque en realidad los personajes no pueden traernos más sin cuidado. El segundo villano que plantea la sorpresa del comic es un villano al que siempre he considerado super repelente, no me gusta nada. De hecho, diría que nunca fue la mente maestra que Hickman le hace ser en este comic. La idea de que planee conspiraciones con más de un año de antelación y lo organice todo para ganarle la mano a un ser cósmico que si es experto en esos menesteres, es uno de esos cambios de naturaleza tan habituales en los comics de Hickman. Cambios que alteran la esencia de los personajes para que el engranaje que plantea puede suceder. ¿Os suena esto de otros comics previos de Hickman?
Cada escritor escribe sus historia como quiere, con la estructura que mejor le convenga. Pero no aguanto que Hickman no plantee la grapa como unidad narrativa satisfactoria, pegándome una chapa expositiva acojonante en este número. Justo como ya hizo en Ultimate Invasion 3. De hecho, mi yo cínico me hace plantearme (de nuevo) que Hickman ni siquiera quiere contar una historia completa sino un prólogo de otra cosa mayor, y por eso sus últimas miniseries son apenas de 4 números. Porque el final es lo de menos, de hecho, posiblemente ni siquiera plantee uno. Y no es que el Hickman de «estructura sobre personajes» me sorprenda con nada que no supiera. Pero quizá si me sorprende que Marvel venda todo como un comic «inteligente» con nuevas ideas, mientras plantea que la guerra empieza gracias a que los skrulls se han infiltrado en todos los reinos y cometen actos de terrorismo. LOS SKRULLS. Super novedoso todo, qué os puedo decir que no sepáis.
Siguiendo con la comparación con Ultimate Invasion, al menos esa miniserie estuvo dibujada en su totalidad por Bryan Hitch, que hizo que el comic diera gusto verlo. Sin embargo, en estos dos años Marvel ha avanzado con su estrategia de desmerecer la importancia de sus artistas en sus comics. Los editores de Marvel creen que los dibujantes son secundarios e intercambiables, por eso no ven un problema en que esta miniserie esté dibujada por Iban Coello y Federico Vicentini, con el color de Federico Blee. Coello me gusta bastante, Vicentini menos. Y ambos se reparten los capítulos del comic. Pero al final la sensación es de un comic sin personalidad, más allá de la narrativa de estructura de Hickman. Y un comic sin personalidad gráfica es un comic sin alma. Otro elemento que no ayuda al disfrute del comic.
Fruto de la estrategia de Marvel de generar apenas un prólogo, me encuentro que Panini no va a publicar el mes que viene el final de esta miniserie de 4 números, sino un tomo en el que se recopilan los 5 one-shots Imperial War: Black Panther, Planet She-Hulk, Exiles, Nova Centurion e Imperial Guardians. Especiales planteados como prólogo de las series regulares o miniseries que surgirán a raíz de este evento. Y tras leer una miniserie super insatisfactoria que ni siquiera ha terminado, me doy cuenta de dos cosas:
– Imperial NO me deja con ganas de leer nada más.
– Incluso en el caso del comic que si me genera cierta curiosidad, la serie de Nova que guioniza Jed MacKay, NO voy a comprar ese comic a sabiendas que inmediatamente se cruzará con el resto de comics que no me interesan.
Si el objetivo de un comic es provocar en el lector las ganas de leer los siguientes, Hickman NO ha cumplido con su parte del trato. Compraré el último número de Imperial en Febrero y ya. Y creo que va siendo hora que me baje definitivamente del carro Hickman, por muy importante que diga Marvel que va a ser su siguiente concepto que busque revitalizar a un personaje o franquicia. En realidad, es que son comics que no son para mi. Llevo tantos años leyendo comics Marvel que se me hace difícil, casi doloroso dejar ir este universo. Pero tras darle incontables oportunidades para que me enganchen con lo que sea, me doy cuenta que igual ha llegado el momento de dejarlo descansar una temporada. Dejé de comprar DC y el mundo no se detuvo. Ahora años más tarde DC está mejor que nunca y parte de su atractivo reside en el tiempo transcurrido y las ganas de reencontrarme con muchos personajes. Probablemente esto mismo le sentaría bien a Marvel. Va a ser fácil ponerlo en marcha, simplemente esperar que las etapas de los comics que compro vayan acabando.
Comparto páginas del comic:
La capacidad de Hickman de no contar nada satisfactorio con una grapa de 40 páginas está alcanzando dimensiones épicas. Un grapa entera de Imperial para descubrir el plan del villano. Vaya tela.
PUNTUACIÓN: 4.5/10
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Segundo número de Imperial, la miniserie de 4 números con la que Marvel Comics le ha dado las llaves de su franquicia galáctica a Jonathan Hickman para que la rehaga a su gusto. Un comic con dibujos de Iban Coello y Federico Vicentini.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
Las consecuencias del misterioso asesinato de los gobernantes de los imperios galácticos encienden la llama de la guerra. Mientras el conflicto se intensifica, Nova y Starlord se apresuran a descubrir quién está detrás de cada uno de estos actos malvados: ¡un viaje que los lleva al Imperio Intergaláctico de Wakanda!
Imperial es un comic de 40 páginas con 32 páginas de historia, porque hace tiempo quedó claro que las 20 páginas de una grapa normal no le llegan a Jonathan Hickman para nada. Si recordáis mi reseña del primer número de esta miniserie, estaba bastante molesto con la forma en que Hickman se meaba en la continuidad de Marvel Comics, inventándose y cambiando sobre la marcha aquellas cosas que no le interesaban o que prefería que fueran diferentes a como eran en realidad. Así yo también creo una nueva franquicia comiquera.
Tengo que reconocer que este segundo número me ha gustado bastante más que el primero. Dentro que la trampa de la premisa y no puede desaparecer, empezando por la aparición imposible de Hulk, al menos este comic ha sido más directo y la premisa más sencilla. La guerra estalla contra Wakanda al creerles todos culpables de los asesinatos del número anterior. Lo lógico sería comunicar las pruebas contra ellos, pero para qué si mola más empezar una guerra abierta de todos contra ellos. La guerra se desarrolla en varios frentes, pero todo se mueve de forma clara y entendible, consiguiendo que el comic sea super dinámico. Y como Marvel convirtió hace años a los wakandeses en los putos amos, tienen listo el contrataque justo para derrotar a todos sus enemigos. O al menos, hasta que aparece el tercer jugador, el verdadero villano que ha querido que esta guerra empiece para llevar a cabo sus planes sin oposición.
Por un lado creo que el giro de este comic no puede ser más comiquero y más Marvel. Eso es un punto positivo. Aunque para lo listo que Marvel vende que es Hickman para justificar la importancia de sus comics, resulta muy ridículo que en un imperio galáctico poblado entre otros por multiformes no demasiado de fiar, empezando por los skrulls pero no sólo por ellos, las naves de los diferentes imperios no tengan detectores de ADN que eviten la infiltración de impostores, asesinos o traidores. Pero claro, entonces no hay comic. Como comic de aventuras ligero, esta segunda grapa me parece correcta, pero no creo que sea ninguna maravilla. Y desde luego, no creo que Hickman vaya a resolver nada más allá de presentar al villano en la sombra y plantear un status-quo más peligroso de lo habitual, aunque en realidad el universo Marvel siempre lo ha sido.
Teniendo en cuenta lo que pasa en esta grapa, me parece curioso la nula importancia del Emperador Hulkling y su marido en esta colección. Pensando que es el regente del Imperio Kree-Skrull en ejercicio. Viendo la portada del número 3 veo que por fin les veremos, pero me da que no cuadran con lo que Hickman ha planeado. Veremos si me equivoco. Lo que no es sorpresa es que en esta grapa no se haga ni mención a Hulka. De hecho, creo que no va a volver a aparecer en este comic, dado que ya se ha quedado varada en Sakaar, donde vivirá sus próximas aventuras intentando recrear la magia de Planet Hulk. Esto no se si es bueno o malo, pero es un ejemplo más del estilo de Hickman de «no cuento nada y lo dejo todo abierto porque ya verás que el próximo comic estará mejor que este».
En la parte gráfica, Iban Coello y Federico Vicentini se reparten el dibujo, todo ello coloreado por Federico Blee. Si no me equivoco, Coello se encarga de las partes de Nova, Starlord, los Hulks y los Black Panther, mientras que Vicentini dibuja la parte de los Shi´Ar. Y como en el primer número, tengo que decir que me gusta muchísimo más el dibujo de Coello, su narrativa es muchísimo más clara y legible que la de Vicentini. Me fastidia que Marvel nos siga castigando con esta política de dividir una grapa entre varios dibujantes. Porque hablamos de una serie de ¡4 números!! Con un poco de planificación no hubiera sido tan complicado que Coello dibujara toda la serie. Pero, claro, para eso hay que querer. Y Marvel no está por la labor. Porque como todo el mundo sabe, los dibujantes son secundarios e intercambiables. ¿Quién compra comics por los dibujos? Desde luego, los clientes de Marvel, no. Con todo, reconozco que Vicentini no es mal dibujante, aunque a mi me gusta menos, por lo que el dibujo no es un problema grande.
Imperial 2 es un comic de acción prácticamente en su totalidad, que se lee en un suspiro. Y cuyo cliffhanger te deja con ganas de saber cómo va a continuar Hickman la historia. Pero se me queda muy lejos de ser una colección para el recuerdo, más allá del hecho objetivo de ser la serie que lanzó una nueva continuidad en la parte espacial de Marvel.
Comparto las primeras páginas del comic:
Este segundo número de Imperial me ha gustado más de lo que esperaba. A ver qué tal estará el tercero, donde parece que se descubrirá la identidad de los conspiradores en la sombra que han orquestado todo.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
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Marvel Comics paga a Jonathan Hickman no para escribir comics, que también, sino para plantear nuevos conceptos que puedan ser explotados por la editorial. Tras el relanzamiento del universo Ultimate, Hickman ha puesto su mirada en la parte galáctica del Universo Marvel en Imperial, la nueva miniseries estrenada este mes que cuenta con dibujo de Iban Coello y Federico Vicentini, con color de Federico Blee. Comparto mis impresiones del primer número.
PUNTUACIÓN: 5.5/10
El comienzo del evento que cambiará la faz de la Marvel cósmica. Jonathan Hickman, Iban Coello y Federico Vicentini presentan una historia de intriga, misterios y guerra que tiene lugar al mismo tiempo que se configura un nuevo orden galáctico. Con la participación de Hulks, Panteras Negras, Novas, Guardianes y reyes y reinas cósmicos. ¡Una lectura imprescindible!
Antes de empezar a comentar mis impresiones de Imperial, me vais a permitir un pequeño desahogo. Aunque en realidad es algo que tiene que ver con la historia de Jonathan Hickman, así que tiene relevancia.
Llevo comprando dos años la etapa de El Increíble Hulk de Phillip Kennedy Johnson y Nic Klein. DOS AÑOS. Y en ella Hulk y Bruce Banner se encuentran más enfrentados que nunca mientras escapan de la Primogénita, un ser Primordial madre de todos los monstruos que busca a Hulk a toda costa. Hulk junto a su amiga Charlie viajan por las carreteras secundarias de los Estados Unidos mientras nos regalan historias impactantes repletas de body-horror.
En paralelo, en las páginas de Fénix vimos que las principales razas de la galaxia han formado una alianza galáctica. En una de las ideas más ridículas que he leído en 2025, Gladiator de los Shi´Ar llama a Perrikus y a Thanos para que les ayuden a destruir a Fénix, a pesar que estos seres son asesinos de masas galácticos. Por supuesto, Perrikus y Thanos se hacen con el control de la galaxia hasta que Fénix salva la situación chasqueando los dedos.
Recuerdo estas situaciones porque reconozco que me ha jodido bastante lo que plantea Hickman para esta miniserie, básicamente riéndose de la continuidad de Marvel Comics y desechándola para hacer lo que a él más le conviene. Sólo así se explica que un Hulk Worldbreaker viaje al espacio junto a Hulka y Amadeus Cho para el funeral de uno de los hijos de Hulk en Sakaar. ¿Cuándo sucede esto? Es físicamente imposible, a no ser que esta historia esté ambientada en una realidad alternativa, que esto pueda suceder al mismo tiempo que la etapa de Phillip Kennedy Johnson en Hulk. Una etapa que no es pequeña precisamente, es complicado ignorarla como si no importara. La forma en que Marvel Comics se ríe de su propia continuidad y de paso de los lectores a los que estas cosas nos importan me ha volado la cabeza. Me siento como si me hubieran dado un puñetazo en los morros, y no exagero. Si hubieran puesto un cartelito explicativo que en lo relativo a Hulk esta historia sucede entre la etapa de Donny Cates y la de PKJ, por ejemplo, igual no diría nada. Dentro que sería absurdo, porque Imperial sucede en el presente del Universo Marvel. No sólo eso, es lo más importante en lo referido a la franquicia galáctica de Marvel que va a marcar el futuro inmediato. De hecho, como diría que los editores deben darse cuenta que no tiene sentido, han optado por la solución del avestruz y han agachado la cabeza a ver si nadie se da cuenta. Es penoso.
Una vez me he tragado este sapo en las primeras páginas del comic, me he encontrado con una historia bastante previsible que reniega de la teórica inteligencia de Hickman a la hora de plantear tramas novedosas. Alguien planea dominar la galaxia o al menos empezar una guerra, y para ello ha empezado a matar monarcas y líderes galácticos mediante un veneno casi imposible de rastrear y curar. El hijo de Hulk, señor de Sakaar, o la hermana de Peter Quill (Starlord) están entre algunos de sus victimas. El comic plantea un engaño, al plantearse que el asesino podría ser wakandés, al llevar una armadura de Vibranium, lo que sitúa a la galaxia al borde de la guerra. Algo que sin duda beneficia a los verdaderos asesinos, que se mantienen conspirando en la sombra.
Los asesinatos parece que intentan evitar la creación del Consejo Galáctico. Lo malo es que como ya hemos visto en Fénix, este consejo ya existe. Whaaaat?!!! Rechazando la continuidad yo también se hacer comic diferentes. Lo dicho, me parece una estafa total. Este Hickman me parece el más vago en mucho tiempo. Incluso aunque los giros y las sorpresas espero que sean constantes en los 3 números restantes. No se lo que le pagan en Marvel, pero de momento este arranque ha sido decepcionante. Y peor, facilón.
El apartado gráfico tenemos a Iban Coello y Federico Vicentini, con color de Federico Blee. En positivo, Coello y Vicentini tienen estilos relativamente similares, lo que hace que el salto entre ellos no sea abrupto. Además, el hecho que este comic de 56 páginas esté dividido en 4 capítulos ayuda a que este salto no sea un problema. Dentro que la idea que Marvel no quiere que una miniserie de 4 números tenga continuidad gráfica y contrate a dos artistas me parece la misma estafa que llevan cometiendo desde hace años. La estafa de intentar vendernos que los dibujantes son secundarios e intercambiables. Porque para ellos lo son. Coello me gusta más que Vicentini, pero en realidad creo que ambos hacen un buen trabajo.
Panini acertó al vender esta grapa al precio promocional de 3.50 euros. En lugar de los 6.50 e que tendría que hacer costado. Esto fue una de las cosas que ayudó a que comprara este comienzo, al igual que la idea de estar ante una miniserie de apenas 4 números diseñada para plantear un nuevo statu-quo que luego será desarrollado por 4 miniseries en paralelo. Esto es básicamente lo mismo que hizo Hickman en el Universo Ultimate en la miniserie Ultimate Invasion, serie que no me convenció.
Y aunque acabamos de empezar, parece claro que una de las series va a ser para Hulka, atrapada en Sakaar como regente. Tras varias series que nunca llegaron a funcionar, resulta curioso que el futuro de Jennifer Walters pase por protagonizar su propio Planet SHE-Hulk. Junto a ella, Starlord y Nova son (van a ser) claves en este reinicio. Y no se si el reino de Wakanda tendrá su propia serie.
En todo caso, reconozco que hace tiempo que no conecto nada con los comics de Jonathan Hickman. Sobre todo, de los comics importantes que Marvel le encarga cada vez con más frecuencia. Aunque tampoco me funcionan los proyectos «secundarios» como Wolverine Revenge con Greg Capullo o Aliens vs Avengers con Esad Ribic. Así que no debería quejarme porque este comic no me ha funcionado. Dicho esto, si algo dominaba hasta ahora Hickman era la creación de conceptos muy potentes que te dejaban con ganas de más en sus primeros números. Aparte de la nula continuidad, que el concepto sea correcto sin más si me parece una sorpresa negativa. Eso si que no lo esperaba.
Comparto las primeras páginas de este comic:
Si no tenemos en cuenta la nula continuidad, Imperial es un correcto inicio a un nuevo statu-quo en la vertiente galáctica del Universo Marvel.
PUNTUACIÓN: 5.5/10
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En Septiembre de 2024 leí el primer número de la miniserie Aliens vs Avengers de Jonathan Hickman, Esad Ribic y el colorista Ive Svorcina. Nueve meses después pude leer el cuarto y último número.
PUNTUACIÓN: 7/10
¡LOS ALIENS Y LOS VENGADORES SE ENFRENTAN!
Todo ha llevado a esto: ¡Los Xenomorfos llegan a la Tierra! El organismo perfecto se encuentra con un planeta de superhumanos. ¿Quién será el primero en caer? ¡Los legendarios colaboradores Jonathan Hickman y Esad Ribić se sueltan en esta epopeya en cuatro partes imperdible tanto para los fans de Marvel como para los de Alien!
Cuando leí el primer número hace 9 meses, reconozco que una de las cosas que me hizo entrar en la historia de Hickman fue saber que estábamos en un What if? fuera de la continuidad normal del Universo Marvel. Tener una historia de aliens y que no muriera ningún personaje podría parecer imposible, y Hickman no se anda con chiquitas.
Una historia casi esperable de aliens implicaría una incursión de una reina en territorio marvelita, similar a lo que vimos en el ya clásico WildC.A.T.s/Aliens de Warren Ellis, con el que el escritor inglés aprovechó para cargarse a Stormwatch dejando el camino abierto para la creación de The Authority. Desde cierto punto de vista, la historia de Ellis era «pequeña» y contenida. Sin embargo, Hickman siendo Hickman plantea una historia con la destrucción de todo el multiverso Marvel. Es todo lo contrario a contenido que se pueda imaginar.
Me llama mucho la atención de este comic que Hickman plantee una historia tan poco «reader-friendly». Es imprescindible hacer visto las ultimas películas de Ridley Scott y conocer a los Arquitectos y a los robots que se rebelan contra sus creadores humanos para entender qué está pasando. Y al mismo tiempo, en un mundo futuro en el que los héroes del universo Marvel son ancianos, tampoco plantea una explicación que haga más sencillo el «quien es quien» dentro de la colección. De hecho, aunque el comic por motivos de marketing se ha llamado «Alien vs Avengers», el título más correcto hubiera sido «Alien vs Universo Marvel» debido a la importancia en la historia de Miles Morales, Bruce Banner o los mutantes de Krakoa. (Un inciso curioso, porque aunque la Era de Krakoa hace más de un año que terminó en el Universo Marvel 616, para Hickman «su» isla de Krakoa y sus mutantes siguen vivos en esta historia. Al menos, al comienzo, luego ya veremos). Pensando que el objetivo de Marvel es vender este tomo en FNACs y en general en librería generalistas a un publico no comiquero, me da que estos lectores ocasionales se vayan a ver completamente perdidos cuando empiecen a leer este comic. Empezando por no saber quien es esa mujer llamada Valeria que viste de blanco y parece tener una conexión con los 4 Fantásticos.
Hickman se pone en modo cósmico y pone el destino del multiverso en juego por la amenaza de los aliens pero sobre todo, de los seres superiores que les han lanzado contra los mundos habitados de la vertiente galáctica del Universo Marvel. Y lamento decir que a pesar de la batalla final en la superficie de Marte, el comic no deja una sensación de historia cerrada de forma satisfactoria, sino de ser un primer capítulo de una historia que no creo que vaya a publicarse. Reconozco que no he conectado con la forma de terminar la historia Hickman. Lo cual empieza a ser una constante, dicho no para bien. En ese sentido, que uno de los personajes que menos me gustan del Universo Marvel como es Mister Siniestro tenga un papel clave en este climax final, puede explicar el hecho que no haya conectado con lo que pasaba.
El comic es el que es y hay aceptarlo, pero en realidad no me acabo e creer la premisa de que 4 reinas podrían destruir el planeta Tierra y aniquilar a todos sus habitantes, superhéroes incluidos. Es necesaria una gran suspensión de credulidad para entrar en la historia, y a pesar de la forma en que la plantea Hickman, a mí no me funciona. Porque solo Doctor Muerte y Doctor Extraño ya serían suficientes para detener una infestación alien. Por no hablar del uso de arsenal nuclear para arrasar los nidos de las reinas alien.
Dejando a un lado este detalle, es muy llamativo el tono nihilista y sin esperanza de Hickman. Incluso con la llegada de los wakandianos cuando lo hacen. Hickman hace que varios héroes aparezcan en la historia únicamente para morir, una vez han cumplido su parte en el engranaje narrativo. Esto es super característico de Hickman. Eso lo vemos con Valeria Richards, con Bruce Banner e incluso con Tony Stark. Incluso en el caso de un T’Challa mostrado como el «puto amo», es difícil llegar a conectar o empatizar con ninguno de los protagonistas, y diría que es porque Hickman no quiere que lo hagas.
El apartado artístico viene de la mano del dibujante Esad Ribic y su colaborador habitual Ive Svorcina en el color. Ribic tiene manga ancha para ponerse en el modo más épico posible con cada una de las muertes de los héroes clásicos del Universo Marvel, así como con las apariciones de personajes creados por Ridley Scott en sus últimas películas, como son los arquitectos que dieron comienzo a las vida en la Tierra y crearon a los Aliens (según la continuidad cinematográfica).
El color de Svorcina es súper característico y separa a este comic de la estética esperable de un comic Marvel, consiguiendo que luzca como algo especial. El color ayuda a transmitir una sensación atemporal en un comic que en realidad es un What if? ambientado en un futuro indeterminado.
Sin embargo, tengo que reconocer que no he conectado en muchos momentos con el dibujo de Ribic. Tengo claro que globalmente realiza un buen trabajo. Su estilo genera imágenes super potentes pero también demasiado estáticas en la mayoría de los casos. Esta parte es conocida. Lo que me ha sorprendido para mal es que en este What if? situado en el futuro del Universo Marvel, todos los protagonistas aparecen FEOS. Y que sean ancianos no es una excusa, podría haber dibujado personas mayores y que parecieran poderosos e icónicos. Pero con la excepción de Black Panther, todos los demás personajes aparecen con una luz muy poco favorecedora. Y es algo que me deja bastante perplejo, la verdad.
La idea de la reina alien evolucionada con los poderes de los mutantes de Krakoa por la acción de Mr. Siniestro, parece una continuación lógica de algunas de su tramas mutantes, y en este caso si creo que el diseño de Ribic es super acertado. Sin embargo el combate del climax final sufre por culpa de unas imágenes demasiado estáticas.
Como digo, no siendo mal dibujo, se me queda un pequeño debe pensando que pensaba que este comic me iba a gustar más de lo que lo ha hecho.
Por supuesto, una parte importante del disfrute o no de este comic viene condicionado por su lamentable periodicidad en la edición ISA. Ya fue malo que Marvel publicara este comic semanas después del estreno de la estupenda Alien: Romulus de Fede Álvarez. Eso seguro que restó venta de montones de posibles clientes potenciales que después de ver la película se pasaron a comprar comics de Aliens a precios razonables, aparte de los Omnibuses recopilatorios, y no tuvieran este comic a la venta.
Los cuatro números de esta miniserie se publicaron a final de agosto de 2024 el primero, el segundo a principio de noviembre (con dos meses de diferencia). En febrero de 2025 salió el tercero (tres meses de diferencia), y el último número se acaba de publicar en junio, con CUATRO meses de diferencia respecto al anterior. Esta periodicidad es demencial, y no me extrañaría que más de uno haya dejada colgada la serie al no saber cuando salía el siguiente número.
Y como comentaba en mi reseña del primer número, esto no es culpa de Esad Ribic, sino de un staff editorial que no ha hecho su trabajo correctamente. Marvel tendría que haber trabajado con la suficiente antelación para haber garantizado que Ribic tenía tiempo para entregar su mejor trabajo y después plantear su solicitación para que esta miniserie se publicara mensualmente.Que no haya sido así es un desastre editorial alucinante. Y no se si Marvel estaba desesperada por sus bajas ventas y forzaron la salida del primer número para facturar lo que fuera, pero al final la salida a trompicones de esta miniserie a acabado perjudicando a los lectores del comic.
Entiendo que para los que compren el comic en tomo, creo que Panini va a optar por esta opción en España, no van a tener este problema, al leerlo todo de un tirón. Pero para todos los que compramos grapas USA, entiendo que la sensación no será todo lo buena que debería haber sido. Y es una pena.
Este comic de Alien vs Avengers me deja la sensación que no siendo mal comic, debería haberme gustado mucho más de lo que lo ha hecho. Por supuesto debido a su periodicidad, pero también por el what if? planteado por Hickman al que le ha acompañado un Ribic no especialmente entonado.
Comparto las primeras páginas del primer número:
Aliens vs Avengers es un buen comic una vez entras en la premisa de historia fuera de continuidad. Sin embargo, reconozco y lamento no haber conectado con la propuesta gráfica de Ribic o la historia de Hickman.
PUNTUACIÓN: 7/10
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La Era de Krakoa de Marvel Comics ya es historia en España tras la publicación del Patrulla-X 35 (Uncanny X-Men 700 USA) que sirvió de cierre a esta larga etapa de 5 años dentro de la franquicia mutante. Es por tanto el momento perfecto para echar la vista atrás y valorar esta larga etapa de 5 años (2019-2024).
ARTÍCULO CON SPOILERS
«Mientras dormíais, el mundo ha cambiado.»
Dinastía de X (HoX) y Potencias de X (PoX) de Jonathan Hickman, Pepe Larraz y R.B. Silva fue una revolución para los comics Marvel en general, y sobre todo para una franquicia mutante que desde la marcha de Jason Aaron había perdido el rumbo y sufrió una travesía por el desierto que duró años.
COSAS POSITIVAS
La lectura mes a mes de Dinastía de X y Potencias de X fue un momento apasionante en que cualquier cosa podía pasar y todo se sentía nuevo. Se abrían nuevos caminos, con una nación mutante situada en la isla de Krakoa que rompía con todo lo anterior y se sentía como un punto y aparte increíble para la franquicia mutante. Si bien la isla de Krakoa tiene elementos similares a la isla de Utopía situada enfrente de San Francisco que Kieron Gillen creó en su etapa previa en la Patrulla-X con Carlos Pacheco, lo cierto es que la escala de todo lo que planteaba Hickman alejaba a estos comics de cualquier cosa anterior. La nueva sociedad mutante, con un idioma mutante, sus portales, sus flores curativas y su órgano de gobierno formado por el Consejo Silencioso era diferente a todo lo que había leído. A lo que hay que añadir el sorpresón tremendo que supuso conocer la historia secreta de Moira MacTaggert, que se convirtió en la mutante más importante de la Tierra sin que nadie aparte de Charles Xavier y Magneto lo supiera. Estas primeras miniseries me dejaron con unas ganas locas de seguir leyendo lo que Hickman quisiera plantearnos.
Por el lado de los villanos, la presentación de Orchis, la unión de todas las organizaciones imaginables (I.M.A., Hydra, H.A.M.M.E.R., etc…) convertidas en un grupo anti-mutante, ofrecía un villano a la altura para esta nueva etapa. A lo que había que sumar la amenaza de las Inteligencias artificiales de Nimrod y la Centinela Omega, y sobre todo los complejos Dominios que parece que podían acabar con toda la vida del universo dentro de unos siglos.
Tras HoX/PoX, los primeros meses de la Era de Krakoa fueron también apasionantes. Marvel planteó una serie de comics diferentes entre si que mostraban las diferentes facetas del nuevo mundo mutante. En estos primeros meses daba gusto leer Merodeadores, X-Force, Nuevos Mutantes y X-Men. Estas cuatro colecciones resultaban muy diferentes entre si y ofrecían una parte del gran puzzle que era la nueva sociedad Krakoana. Además, este número de 4 colecciones hacía que la experiencia fuera positiva y no se sintiera como un sacacuartos. Por cierto, aunque estas colecciones me gustaron bastante a lo largo de los primeros 6-12 meses de vida, al mismo tiempo Marvel también publicó otras colecciones como Fallen Angels y Excalibur que ya en ese primer momento de hype mutante resultaban infumables.
La sensación CRONOLÓGICA al tener un orden de lectura claro en el que sucesos de un comics afectaban y se mencionaban en los que salían a continuación ayudó a transmitir la sensación de worldbuilding que esta etapa necesitaba en ese momento. Estábamos antes colecciones muy chulas, que además se complementaban con unos especiales sorprendentes, como el número de Fantomex o el especial de Jean Grey dibujado por Russell Dauterman. Dentro de este nuevo mundo me gustaba mucho que si una historia sólo tenía que contarse en un número se publicara tal cual, y no quisieran exprimir las ventas forzando una miniserie absurda.
Dentro de las nuevas colecciones mutantes, aparte de la nueva sociedad y de su nuevo idioma, las diferentes colecciones ofrecían nuevas ideas como la nueva religión de Rondador Nocturno o el mundo onírico de Legion que buscaba proteger la salud mental de los mutantes. Ambas ideas eran de Simon Spurrier, que formó su propio mini-universo y que me gustó mucho. Hablando de franquiciados mutantes, el mini-universo de Benjamin Percy en X-Force y Lobezno sobre todo al principio también me dio muchos momentos gloriosos con su violencia y su over-the-top. Y aunque luego hablaré del problema de la saturación de colecciones, uno de los grandes problemas de la franquicia mutante, pero durante estos años hubieron colecciones que ofrecían aventuras estupendas, como por ejemplo la colección del Cable juvenil.
Siguiendo con las cosas positivas, el especial Patrulla-X Escala Planetaria de Gerry Duggan y Pepe Larraz en el que se terraformó Marte nos dio la espectacularidad que se espera de un comic de los X-Men con una escala alucinante nunca antes vista. A continuación, la colección de Patrulla-X de Duggan y Larraz (cuando la dibujó, cosa que sólo pasó en 7 de los 12 números) ofrecieron por fin a un grupo mutante siendo héroes y haciendo cosas de superhéroes, cosa que en realidad no había pasado en los dos casi dos años anteriores. Y ofreciendo grapas con misiones autoconclusivas que devolvía a la grapa a la unidad de medida narrativa y lecturas satisfactorias.
Hablando de Pepe Larraz, cuando Marvel puso toda la carne en el asador, los comics mutantes eran los mejor dibujados de la industria. Larraz, R.B. Silva, Valerio Schiti, Adam Kubert, Stefano Caselli, Javier Garrón y el descubrimiento de Joshua Cassara formaban una constelación de artistas sobresalientes. Cuando los mutantes brillaban, brillaban como nadie. El baile de dibujantes es otro de los grandes problemas de Marvel, pero quiero quedarme en este momento con lo positivo, porque en estos comics hubo épica para rabiar. Como el climax de X de Espadas en el que Pepe Larraz estuvo increíble.
Junto a Jonathan Hickman, Gerry Duggan y Benjamin Percy (y Simon Spurrier al que ya había mencionado antes), la franquicia mutante ha contado con algunos de los mejores guionistas de la Marvel actual, Kieron Gillen y Al Ewing. Es cierto que habrá quien pueda decir que «los mejores guionistas de la Marvel actual» igual no quiere decir gran cosa, pero la verdad es que hablamos que escritores curtidos dentro de Marvel.
En positivo, a pesar de todo lo que voy a comentar a continuación, reconozco que el Patrulla-X 35 que cierra la Era de Krakoa es un buen comic que da el final positivo satisfactorio que merecían los mutantes de Krakoa mientras el mundo del universo 616 realiza el back-to-basics que ha supuesto From the ashes.
Este artículo surge a partir de mi participación en el podcast de La Tierra Salvaje en el que se analizaba esta etapa krakoana, que os recomiendo que escuchéis. Para el podcast me obligué a releer muchos de estos comics. Esto hizo que recordara lo mucho que me gustaron las miniseries iniciales de HoX/PoX, que siguen siendo grandes comics por los que creo que no va a pasar el tiempo. Pero junto a los buenos momentos, también recordé, aparte de muchos comics ridículos con guiones lamentables y dibujos deficientes, todos los elementos que han convertido a la Era de Krakoa en un ejemplo paradigmático de las peores artes de Marvel Comics. Unas prácticas editoriales lamentables que han herido de muerte a una generación de lectores compradores, hasta el punto de abandonar la afición, y que impiden que las nuevas generaciones se quieran unir a una franquicia que se siente como un sacacuartos vergonzoso con historias ininteligibles.
A continuación, empiezo con los principales aspectos negativos que no me gustaron.
COSAS NEGATIVAS
Escuchando algunos podcasts y leyendo algunos artículos, parece que hay bastante unanimidad sobre que los problemas de la Era de Krakoa empezaron a partir del abandono de Jonathan Hickman después de Inferno. Y por supuesto que puede decirse que esta Era de Krakoa tiene dos etapas claras, una primera mitad con Hickman a los mandos y la segunda sin él. Pero la verdad es que la mayoría de conceptos propuestos por Hickman (que los editores de Marvel aceptaron y abrazaron como propios) eran ideas sin vuelta atrás que rompían con el espíritu de los comics de Stan Lee y Jack Kirby. Y sobre todo, con el espíritu de la etapa fundacional de Chris Claremont que convirtió a los mutantes en los comics más leídos del mainstream.
El propio concepto de KRAKOA como estado que promueve un apartheid supremacista que niega a los humanos la entrada en la isla y que afirma que su sociedad es mejor que la humana rompe completamente el concepto fundacional de la Patrulla-X de «temidos y odiados por una sociedad que juraron proteger». Una idea que defiende la diversidad como medio para formar una sociedad mejor. Una sociedad en el que todos, humanos y mutantes, pueden convivir y que servía de metáfora para cualquier minoría o grupo de personas rechazadas por la sociedad. La idea de los mutantes como dioses que son mejores que los humanos es una mala idea que es normal que Marvel haya querido borrar para volver a hacer comics que realmente apelen a todo tipo de lectores. Los lectores queremos y creemos que la sociedad es mejor cuando cada persona es libre de vivir su vida como prefiera sin tener que aguantar el qué dirán. En el momento en que alguien publica un comic para decir, utilizando un símil de colectivos que dicen sentirse representados por los comics de Krakoa, que «una sociedad sólo de personas LGTBI+ que no acepte a los que no lo son va a ser mejor que lo que hay actualmente», estás deslizando una idea muy peligrosa en estos tiempos tan polarizados. Y que provoca que sea normal que hubiera lectores que acusaran a estos comics de sectarios.
La sociedad de Krakoa a menudo parecía más un fan-fic de un lector salido que buscara ver «a Jean Grey liarse con…» que con unos comics protagonizados por los personajes de los que nos enamoramos en la etapa de Chris Claremont, John Byrne y tantos otros profesionales. Lo de Krakoa convertido en una orgía de todos con todos no es lo que yo quiero leer. E incluso peor que eso fue leer a Hickman convertir a mis personajes favoritos en seres chulescos fuera de la caracterización clásica que caían mal. La versión oscura de Charles Xavier, la Tormenta convertida en una miembro de una secta religiosa, Kate Pryde como una chica borde desagradable son algunos ejemplos del peor Hickman de narrativa engranaje que pervierte la esencia de los personajes para hacer que su historia-rio tuviera sentido con lo que quería contar. Pero no eran los únicos. Rondador Nocturno o la Bestia era otros héroes que no actuaban como les recordábamos, hasta el punto de no parecer ellos sino unos personajes totalmente diferentes.
El Consejo Silencioso era una parte fundamental dentro de la nueva sociedad krakoana. Y es otra clave de un aspecto que para mi es clave en explicar el por qué la Era de Krakoa no funciona. Y es esta idea tan de moda en esos años de Juego-de-Tronizar a los mutantes, que propugnaba que ya no hubieran mutantes buenos o malos, sino personas viviendo en los matices de grises en los que cada uno tenía sus intereses y tenía que negociar con otros mutantes que tenían sus ideas e intereses propios. La idea de «entender a los malos» o «igual los buenos no son tan buenos» son ideas que han colonizado desde hace años el entretenimiento mainstream americano, influido en el auge de los movimientos identitarios que rechaza la historia y la cultura europea, cristiana y blanca. Y muchos de estos preceptos, surgidos de los elementos más radicales de las universidades americanas, lleva tiempo intentando controlar al entretenimiento americano. De ahí viene la parte de celebrar una sociedad supremacista mutante, porque recrea las ideas que les gustaría vivir, cuando en realidad el apartheid es algo malo, aunque lo hagan «los míos». Fruto de este relativismo moral es esta idea de que no existen los buenos ni los malos, porque todo depende del punto de vista. Y esto es lo contrario a lo que yo quiero leer cuando compro un comic de superhéroes. Y que está en el ADN del mundo de Krakoa que Marvel Comics eligió publicar y que nos ha acompañado durante 5 años.
Luego hay otros problemas como las resurrecciones que impedían el disfrute de los comics. Algo que fue una mala idea que rompió demasiadas cosas que deberían ser sagradas en el mundo del comic de superhéroes. Como que los protagonistas deben vivir aventuras en las que el lector tema por su vida mientras intentan hacer el bien. (Otra cosa, lo de hacer el bien por motivos altruistas que quedó en parte en el olvido). En el momento en que Lobezno es asesinado decenas de veces dejando esqueletos de adamantium por medio mundo, el apelativo de ser «el mejor en lo que hago…» entraba en franca contradicción. Y eso aplicado a todos y cada uno de los protagonistas. Era tan evidente el problema que en X de Espadas se inventaron un problema en Otro Mundo que provocaba que las muertes allí si eran definitivas, pero en general en la Tierra, los comics mutantes perdieron cualquier sensación de amenaza y de historia que tuviera unas apuestas por las que merecía estar implicado. Las resurrecciones fueron un error garrafal incomprensible.
El primer volumen de X-Men de Hickman muestra el problema de su narrativa de engranajes que está por encima de los personajes, sus caracterizaciones y crear comics entretenidos, siempre con la promesa de “tranquilo, que esto será importante más adelante.” Estos comics que nunca conseguían dejarte con una sensación satisfactoria son ejemplo más evidente de que «DIFERENTE NO ES MEJOR». Algo que en realidad ha caracterizado toda la etapa de Hickman en los mutantes.
X de Espadas fue el primer evento mutante, publicado en 2020. Y aunque en perspectiva hay que decir que publicar un crossover de 22 números era una exageración que marcaría muchas de las claves negativas de la franquicia mutante a partir de ese momento, la verdad es que tengo que reconocer que fue un evento super divertido con algunas ideas absurdas y super locas, pero que me hicieron pasar un buen rato mientras lo leía.
El momento en el que todo se torció fue con la Gala Fuego Infernal de 2021. Fue la primera vez que sentí que Marvel puso en marcha una historia (¿Historia, qué historia?) como excusa para poder vender las decenas de portadas alternativas protagonizadas por los mutantes con sus trajes de la alfombra roja. Y hubo gente que afirma que esta Gala fue un gran éxito mediático y en las redes sociales, pero cuando queda claro que para los editores de Marvel es más importante la notoriedad en Instagram que plantear una historia disfrutable por el lector / comprador, es una idea demoledora para un fan y lector que lleva comprando estos comics desde hace 40 años. De hecho, aunque las portadas alternativas han existido desde siempre, igual no es descabellado afirmar que el éxito de esta iniciativa de portadas alternativas en 2021 es uno de los motivos que provocaron, o consolidaron, la situación que vivimos actualmente en el mundo mainstream, en el que TODOS los comics publicados por Marvel cuentan con varias portadas alternativas. Algo que muestra que lo importante es vender lo que sea, incluso a fuerza de hacer que el interior del comic sea algo secundario.
Siguiendo con la Gala Fuego Infernal, en el Patrulla X 22 USA perteneciente a esta Gala encontramos 21 páginas de historia realizadas por 4 dibujantes: Nick Dragotta, Russell Dauterman, Lucas Werneck y Sara Picelli. LA FALTA DE RESPETO POR LOS CLIENTES COMPRADORES DE MARVEL ME PARECE VENGONZOSA, al dejar claro que Marvel cree que los dibujantes son secundarios e intercambiables. Peor es ver que en el fondo Marvel tiene razón en que el lector coleccionista seguirá comprando los comics aunque sepa que el dibujante va a ser lamentable y no tenga el nivel de calidad mínimo que se hubiera exigido hace 15-20 años para que un dibujante empezara a trabajar en Marvel. Hablaba de lo buenos que eran los comics mutantes cuando los dibujaban los mejores. Pero en los comics mutantes también hemos sufrido a dibujantes lamentables como C.F. Villa, que es de lo peor que he tenido la desgracia de sufrir en un comic Marvel en muchísimos años. Y resulta que ha dibujado Patrulla-X. Es acojonante. El baile de dibujantes ha sido otra constante de la Era de Krakoa. En realidad no es un problema único de los mutantes si no que es algo que afecta a toda la línea editorial de Marvel. Pero aunque se que es una guerra que tengo perdida, no dejaré de denunciarlo siempre que tenga ocasión. Porque NO ES NORMAL que un arco de 3 números no tenga a un único dibujante sino que sea un comic troceado entre varias manos que provocan que no haya una unidad gráfica a lo largo de todo el relato. Tenemos que aceptarlo porque es lo que hay, pero luego Marvel no se puede sorprender cuando los lectores pensemos que los comics del Energon Universe son muchos mejores que cualquier cosa que estén publicando ellos en la actualidad. Entre otros motivos porque Skybound planifica sus comics para que cada historia (cada arco) tenga a un único dibujante.
En positivo, la Gala Fuego Infernal trajo a continuación el especial Patrulla-X Escala Planetaria de Gerry Duggan y Pepe Larraz. Y aunque ese comic, y la etapa de Duggan y Larraz en Patrulla-X me gustan bastante, en realidad inauguraron otro de los grandes problemas de la Era de Krakoa. La imposible escala de poderes de los mutantes. Porque si los mutantes son dioses inmortales capaces de terraformar Marte en una tarde, ninguna amenaza lo es en realidad. Que al mismo tiempo cronológicamente que tuvimos Escala Planetaria Charles Xavier mande a Lobezno y Domino a destruir la Forja de Orchis es un sin sentido ridículo. Sobre todo porque los mutantes «buenos» como Tormenta o el Hombre de Hielo probablemente se negarían a exterminar a Orchis, pero esta versión oscura de Xavier no tendría problema en enviar a Magneto, Proteo, Legion y Jamie Braddock a exterminar a todos los enemigos de los mutantes. Es más, ¿Por qué el todopoderoso Xavier no borra de la mente de todas las personas de la Tierra la idea de odiar a los mutantes? Con su nivel de poder lo podría haber hecho. Si las resurrecciones fueron un desastre, cuando se unía a esta idea de poderes absolutos, el resultado era una franquicia que dejaba de resultar entretenida y empezaba a ser absurda. Desde luego, todo lo contrario a verosímil.
Los mutantes de Krakoa tenían muchos problemas estructurales, pero aún y con todo, de vez en cuando seguían ofreciendo comics sueltos que resultaban chulos y me gustaban. Por ejemplo los comics de Simon Spurrier que comentaba al principio, o S.W.O.R.D. de Al Ewing y Valerio Schiti. Cíclope es uno de los grandes personajes de estos años, uno de los pocos HÉROES morales que tenemos, y sus apariciones siempre fueron bienvenidas y disfrutadas. Sin embargo, la franquicia de Krakoa en su conjunto empezó a dejar la sensación cohesionada que tenía al principio con Hickman cuando hechos de estos comics, por ejemplo los de Spurrier con su religión mutante, luego NO tenían ninguna repercusión o relevancia en ninguna otra colección. Esto era también una fuente de frustración como lector, que mostraba a las claras que ya no había un plan, sino que los editores de Marvel estaban lanzando multitud de conceptos variados para ver si alguno funcionaba, mientras seguían inundando las estanterías de comics que en la mayoría de los casos se sentían como «mediocres», siendo generosos.
Pero cuando la franquicia mutante se fue a la mierda fue en Inferno, que es la última historia de Hickman para los mutantes. Si tengo que decir algo bueno de esa historia, fue la forma en que nos mostraron quien era en realidad la Centinela Omega, una revelación que conectaba con Días de Futuro Pasado y con Potencias de X que me pareció que estuvo chula. Pero la conversión en villana de Moira MacTaggert fue uno de los momentos más vergonzosos de la historia de Marvel. Una conversión que los editores de Marvel forzaron a Hickman a hacerla, dado que era algo que nunca estuvo en sus planes. Este giro es lamentable, pero mucho peor es ver como Emma Frost realiza actos de una villana sin matices y es mostrada como si fuera una víctima agraviada. El relativismo moral de los editores provocó que una villana sin matices que provoca la muerte de Charles Xavier y Magneto porque se enfada con ellos porque no contaron con ella para llevar a cabo el plan de Moira, acabe como la gran ganadora de la historia junto a Mística y Destino. Esto quedará para la historia como uno de los peores momentos de la historia de Marvel. Y a todo esto ¿Cuándo fue Emma alguien de fiar? Siempre fue un ejemplo de gris que hace lo que a ella le conviene, no lo que «esta bien». ¿Por qué cree Emma que Xavier o Magneto la deben algo para empezar? Todo lo que pasa en Inferno es ridículo y lamentable. Y acepto que precisamente Emma siempre fue así, pero no acepto que los editores decidan premiar unos hechos malvados, fruto como digo del relativismo moral imperante, y quien sabe si por un mal entendido sentido de «girl-power» y de la sororidad entre mujeres.
Aparte del final de Inferno, la miniserie ya empieza mal con la forma en que Mística consigue resucitar a Destino, que rompe con todo atisbo de verosimilud que pudiera tener la franquicia mutante, lo que convierte a esta miniserie en doblemente absurda. Visto en perspectiva, quizá me hubiera ahorrado muchos de los problemas que he tenido con los dos últimos años de historias si hubiera dejado de comprar en ese momento que veía hacia donde se encaminaban los mutantes.
En esta época elegí NO comprar X-Men Red (la continuación de S.W.O.R.D.) porque Panini eligió publicarla en una grapa doble junto a Inmortal X-Men. Un comic escrito por Gillen, cuyo estilo y temas nunca me han interesados, en el que Mr. Siniestro jugaba un papel fundamental, siendo uno de los personajes que más odio. Si hubieran publicado estos comics por separado al menos hubiera comprado uno, pero me negué a aceptar el sacacuartos de Panini. Algo que se repitió meses después cuando Panini decidió convertir la Patrulla-X de Gerry Duggan en una grapa doble para incluir miniseries que no me interesaban como Dead X-Men. Aunque luego entraré a comentar sobre el exceso de comics y el vergonzoso sacacuartos en que la franquicia mutante se convirtió en el último año y medio, quiero comentar esto de X-Men Red para comentar otro aspecto clave, y fue la forma en que Marvel quemó los conceptos iniciales de esta Era de Krakoa.
Durante el primer año de Krakoa disfruté de los comics de Merodeadores, Nuevos Mutantes y X-Force. Digo esto porque excepto alguna grapa puntual, en realidad nunca conecté con la Patrulla-X de Hickman centrada en el World-building y no en plantear grapas apasionantes. Sin embargo, estos conceptos se quemaron demasiado rápidos. Los Merodeadores de Gerry Duggan tuvieron un primer año muy bueno, pero en el segundo cayeron en una repetición de temas que hizo que esos comics fueran mucho menos disfrutables. Y su segundo volumen ya sin Duggan era directamente ilegible. En cuanto se fue Hickman de Nuevos Mutantes, la colección se convirtió en infumable por culpa de una guionista mediocre como Vita Ayala que demostraba mes a mes que no conocía a los protagonistas y que era incapaz de escribir diálogos interesantes. Los comics principales de Krakoa no funcionaban, o sufrían un desgaste exageradísimo, y Marvel sustituía estas colecciones por otras aún más flojas creadas por autores de segunda y tercera fila y con personajes que en muchos casos no tenía demasiado sentido que estuvieran juntos. Esto último, dicho por el propio Tom Brevoort en su newsletter. Tras 5 años de Krakoa, la única colección que compré hasta su finalización fue X-Force, dentro que los últimos meses ya había quedado claro que el concepto estaba quemado y no daba más de si.
Cuando Marvel colocaba a su Big Guns, leer comics de krakoanos podía estar bien, pero ver comic de Tini Howard, Vita Ayala, C.F. Villa, Phil Noto, Robert Gill o Leinil Francis Yu provocaban que quisiera bajarme del carro lo antes posible. En lugar de querer leer más comics krakoanos, en los dos últimos años mi clave como comprador fue buscar momentos para bajarme del carro progresivamente de todos los títulos mutantes. Y además de todo ello, además teniamos el vergonzoso baile de dibujantes.
A partir de ese momento, la franquicia ya estaba en caída libre. La miniserie El juicio de Magneto fue otro comic vergonzoso en el que si ya era malo las resurrecciones «por que si» entre los mutantes, ahora se decidía que los krakoanos pudieran resucitar a cualquiera, aunque no fuera mutante. El «lo hizo un mago» ampliado a la décima potencia, pensando que todo es por obra y gracia de Wanda Maximoff.
No compré ni leí los comics de Gillen, así que tengo que reconocer que me alegro de haberme ahorrado el evento Los pecados de Siniestro. Pero si compré las miniseries X Vidas / Muertes de Lobezno, en la que destacaba el dibujo de un Joshua Cassara en modo super estrella en X Vidas, mientras que en X Muertes seguían con la lamentable conversión de Moira en una villana. A pesar de ser unos comics entretenidos, la sensación que los krakoanos ya no tenían salvación se hizo cada vez más evidente. Sobre todo pensando en una Gala Fuego Infernal de 2022 publicada como un especial de 80 páginas con un precio desorbitado, una historia bastante insulsa y de nuevo un comic dibujado a 4 manos: Kris Anka, Matteo Lolli, Russell Dauterman y C.F. Vila.
El principio del fin empezó en la Masacre Mutante que tuvo lugar en la Gala Fuego Infernal 2023. Un comic que inauguró La Caída de X, el último arco de Krakoa. Este final es el ejemplo perfecto de lo que una editorial mainstream NO debería hacer, al plantear una historia ridículamente larga con múltiples derivadas que no iban a ningún sitio y sobraban bajo cualquier punto de vista que no sea el de «vamos a exprimir a los lectores con infinidad de comics mediocres que venderé como imprescindibles para entender la trama».
El casacuartos vergonzoso que preparó Marvel para este final es otra excusa más para dejar de comprar comics Marvel mientras el objetivo no sea contar una buena historia con personajes reconocibles, sino exprimir al lector. Ver a Kate Pryde y Rondador Nocturno matar de formas creativas a esbirros sin importancia que no eran una amenaza real para ellos es otro de los momentos más negros de la historia mutante.
En esta fase final de Krakoa me he encontrado un sacacuartos vergonzoso que obligaba a comprar chorrocientos comics para poder entender mínimamente la historia (y ni siquiera así): Ascensión de Potencias de X, Caída de Dinastía de X, Patrulla-X, Iron Man, Dead X-Man, Inmortal X-Men, X-Men Red, Los Vengadores, X-Men Forever, Resurrection of Magneto. UNA LOCURA. ¿En qué momento los lectores aceptamos que una editorial puede plantear una historia en la que comprar las dos miniseries principales no es suficiente para entender mínimamente la historia? NO es normal ni los lectores deberiamos aceptar que Marvel nos imponga comprar 40 grapas para entender un evento. Desde luego, esto marca el momento justo para abandonar la franquicia y dejar de comprarles nada. Sin duda se lo han merecido más que de sobra. Hablaba de Marvel como ejemplo de las peores artes comerciales porque lo de esta Caída de X es algo que no ha tenido nombre. Y luego Marvel o sesudos periodistas de medios americanos no se explican por qué cada vez menos lectores compran comics de Marvel. Pero si es imposible entender nada de lo que cuentan, incluso para lectores curtidos como yo que llevo leyendo 40 años y ya se lo que hay cuando compro mutantes. Lo que han hecho los editores mutantes en este último año y pico comercialmente hablando es lo peor que le he visto a Marvel hacer en sus 64 años de historia.
Y encima es que el giro de Charles Xavier convertido en un asesino de masas en un intento de llegar hasta Moria para que le ayude acabar con el Dominio de Siniestro es penoso, ininteligible y un punto de no retorno para el personaje tras el cual ya no hay vuelta atrás. Lo que han hecho los editores mutantes con Charles Xavier no tiene perdón de Odin. Primero con su versión «oscura», por ejemplo en la miniserie de Patrulla-X – Los Cuatro Fantásticos de Chip Zdarsky. Luego con una figura pusilánime que no mata a todo Orchis cuando les atacan en la Gala Fuego Infernal y provoca el exilio de millones de mutantes al Lugar Nulo (algo que aún no descubrí qué es y de donde se lo han sacado). Seguido de este asesino de masas que hará cualquier cosa para garantizar la supervivencia de los mutantes. Lamentable.
Aunque visualmente los finales de Caída de Dinastía de X y Ascensión de Potencias de X están bien, aunque con un baile de dibujantes que de nuevo encuentro vergonzosa, dado que ni R.B. Silva ni Lucas Werneck dibujan la totalidad de sus miniseries, el final idéntico para estas miniseries hace que lo que vendieron como unas historias de gran complejidad en realidad no fueran tanto. Que en una serie llegue Tormenta para derrotar a Nimrod y a la Centinela Omega y en la otra llegue Fénix para vencer a Enigma, el Dominio creado por Mr. Siniestro, me muestra a unos editores vagos para los que cualquier cosa valía con tal de terminar ya una etapa que estaba dando sus últimos coletazos. Y que claramente fueron a lo fácil.
Tras una Caída de X super decepcionante y sacacuartos, tengo que reconocer que el Patrulla-X 35, que supone (si es que te lo crees) el The Uncanny X-Men 700 USA en la numeración legado, es un buen final de la Era de Krakoa. Me gusta que los editores y los escritores Gerry Duggan, Kieron Gillen y Al Ewing planteen un final para estos mutantes, incluso aceptando que ese final pasa porque es imposible vivir en la Tierra y tienen que emigrar a otra realidad / plano / lo que sea. Este comic es un buen final, aunque ojo al tema del baile de dibujantes que en este especial es también de traca. Sobre todo porque el mediocre pero cumplidor con las fechas de entrega Phil Noto es el encargado de llevar el peso de la narración.
Pero hecha esta matización, creo que es un buen final que al mismo tiempo también acierta en la forma en que plantea el avance de lo que veremos en From the Ashes, la siguiente etapa de los mutantes ya Marvel ya con Tom Brevoort como editor en jefe. Y dentro de los primeros comics que leí de este cambio de rumbo que supone From the Ashes, me alegro que Marvel haya vuelto al sentido común y plantee unos comics ACCESIBLES que puedan ser leídos y disfrutados por todo tipo de públicos tengan o no conocimientos previos de los mutantes. Esto, la accesibilidad de los comics, es fundamental si queremos que las nuevas generaciones se aficionen a nuestro hobby y mantengan viva una afición que sólo con los compradores veteranos está abocada a su extinción.
He leído algunos de los comienzos de las nuevas series mutantes surgidas de este From the ashes, e incluso en las que no me han gustado he encontrado un intento de simplificar las tramas para que puedan reenganchar a los lectores veteranos, y con suerte enganchar a algún nuevo lector. Esto sólo puedo calificarlo como de una buena noticia, aunque en realidad está por ver si esta etapa acabará siendo un buen conjunto de historias o una etapa de transición antes del «Next Big Thing». Pero considero que era esencial la vuelta a los orígenes y a los aspectos que convirtieron a los X-Men en los iconos que son. Una esencia que la Era de Krakoa decidió ignorar cuando no pervertir y maltratar, como a la mayoría de sus protagonistas.
La Era de Krakoa ha resultado una enorme decepción. Excepto HoX/PoX, no creo que vaya a volver a leer estos comics. Con eso está dicho todo.
PUNTUACIÓN: ARRANQUE INCREÍBLE, DECEPCIÓN A MEDIDA QUE AVANZABA, SACACUARTOS VERGONZOSO FINAL
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