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Crítica de Eternos 7 – 15 de Kieron Gillen y Esad Ribic (Marvel Comics – Panini)

Antes de el comienzo del evento V.X.E. El día del juicio toca recuperar la segunda parte de la etapa de Kieron Gillen y Esad Ribic en Eternos, que cierra el primer año de este dúo en la serie.

PUNTUACIÓN: 6.5/10

Los Eternos son creados, no nacen. Tienen familias, pero esas familias no se reproducen: no tienen nuevos hijos. Algunos de ellos creen haber encontrado la manera de cambiar las cosas y creen que será lo mejor que puede pasar. Se equivocan.

¡Nuevo arco! ¡Nuevo punto de arranque! ¡Más Thanos! Los Eternos han descubierto la verdad sobre su existencia. Su sociedad está en ruinas. ¿Quién puede liderarlos? ¿Quién es el visionario que los sacará de las cenizas? ¿Y cómo tomará el trono? Salve, Thanos.

Estos 9 números publicados por Panini incluyen Eternals 7-12 USA, junto a los especiales Eternals: Thanos Rising con dibujo de Dustin Weaver, Eternals: Celestia con dibujo de Key Zama, y Eternals: The Heretic, con dibujo de Ryan Bodenheim. Todos estos números cuentan con guion de Kieron Gillen, con Esad Ribic dibujando todos los números de la serie regular junto al colorista Matt Wilson, excepto el nº 11 USA, dibujado por Guiu Vilanova, que también dibuja parte del número 9. El color siempre a cargo de Matt Wilson.

El primer arco de Eternos trajo muchas sorpresas a unos personajes que se nota que Kieron Gillen habían pensado mucho sobre ellos y cómo hacerles únicos dentro del Universo Marvel. La idea que son una raza de seres creados para ser una especie de mecanismo defensivo de los Celestiales para proteger el planeta se llevó un baño de realidad al descubrir que cada vez que son resucitados, un humano muere por ello. Eso, junto a la impactante participación de un Thanos que se confirma como hijo de una pareja de Eternos, marcó un arranque super potente a una serie que a pesar de tener etapas interesantes nunca ha disfrutado del favor del gran público.

Esta segunda parte de la etapa de Gillen y Ribic se hizo esperar unos meses, ya que Marvel publicó dos especiales Eternals: Thanos Rising y Eternals: Celestia para que Gillen pudiera ampliar su historia y dotarla de mayor dimensión, con el origen de Thanos y su unión con los Eternos, así como una historia que conecta a los Eternos con los Vengadores de hace 1.000.000 de años creados en Los Vengadores de Jason Aaron. Además, entre los números 8 y 9 también se publicó el especial Eternals: The Heretic,que sirve de presentación de Urano, un Eterno que casi hace bueno a Thanos y cuyas revelaciones son imprescindible para el final del arco.

Estos tres especiales entiendo que además de dar más espacio a Gillen para contar su historia permitieron a Esad Ribic coger aire para intentar dibujar las seis grapas de la serie principal. Y a pesar de ello, Ribic necesitó ayuda y no consiguió dibujarlos todos, necesitando la asistencia de Guiu Vilanova, que se encarga de una grapa y media. Comentaba en mi reseña anterior que me sorprendió para mal el dibujo de Ribic, y en este segundo volumen no hay un cambio sustancial. Ribic se olvida de la épica que todos vimos en Thor, probablemente porque Gillen no le da un guion para lucirse, y vuelve a presentar páginas con unos protagonistas dibujados con unas caras muy feas con las que no he conectado nada (como ya me pasó en los comics previos). Pero es que además, las figuras presentes en segundo planos están apenas abocetadas, firmando Ribic un trabajo menos bueno que sus comics previos. Matt Wilson realiza un buen trabajo en los colores, aunque no consigue disimular la falta de fondos que Ribic decide no dibujar en los números que dibuja, entiendo que en parte por la falta de tiempo.

Pero parecería que todo es problema de Ribic y lo cierto es que Gillen se ha embarcado en un trabajo inmenso de worldbuilding, y sin embargo la historia de Thanos haciéndose con el control de los Eternos a través de la Unimente tiene una resolución realmente ridícula y anticlimática. Este segundo volumen tiene una interesante revelación a cerca de los Desviantes como la raza fundamental para la evolución de la raza humana (y mutante) por encima de unos Eternos que por definición son inamovibles e invariables. Esa revelación está guay, pero la trama general del comic me ha sabido a muy poco, la verdad. Quizá es que en este caso no me interesan las cosas con las que Gillen ha construido su trama y, sobre todo, el artificio de hacer a la Máquina (que es la Tierra), el narrador de la historia, con unas parrafadas que me parecían aburridísimas.

Curiosamente, los Eternos sufren del mismo problema que los mutantes de Krakoa, ya que al hacerles inmortales y reconstruibles, no existe nunca tensión en nada de lo que les pasa, convirtiendo en una broma las diferentes muertes que Thanos va causando a su paso. Además, me parece curioso haber leído que Gillen no planea continuar en la serie más allá del número 12 USA, ya que consideraba que su historia ya está contada. Esto me parece super raro, ya que todo este arco está planteado para dejar a Druig en el trono, lo cual pone en marcha el evento V.X.E. El día del juicio también guionizado por Gillen. Un evento planteado bajo la premisa que los Eternos tienen programada la destrucción de todos aquellos desviantes que tengan una desviación excesiva frente a sus parámetros normales, lo cual Druig y sus aliados hacen extensible a los mutantes de Krakoa ahora que ellos también han vencido a la muerte.

En positivo, me gusta como Gillen ha planteado el drama de unos Eternos que pensaban que eran unos héroes que defendían el planeta Tierra y que han descubierto que su programación ha quedado obsoleta y que lo que realmente protegían eran la Máquina de los Celestiales y el mantenimiento del statu-quo. Pero como digo, siendo unos comics correctos, la aparición de Thanos y su toma del control del poder de los Eternos me ha parecido un bluff importante al que le ha faltado un climax potente. Esto es ampliable además al enfrentamiento con los Vengadores en las tres últimas grapas, al notarse demasiado que esta historia está demasiado planteada como preámbulo del evento que empieza a publicarse este mes de noviembre en España. Me ha sabido a poco, la verdad.

Y para más inri, dentro que por supuesto si lees estos comics conocerás mejor a los Eternos y en la situación en la que se encuentran, realmente estos comics no son imprescindibles para disfrutar del evento, ya que en el preludio de El día del juicio publicado por Panini el pasado mes de octubre como el número 0 del evento se dan las claves para que las motivaciones de los Eternos sean perfectamente entendibles sin necesidad de leer estos comics.

Comparto las primeras páginas del número 7 USA (nº 9 de Panini) que inaugura este segundo arco de Gillen y Ribic:

Incluso a pesar de no conectar con varias cosas de la narrativa de Gillen y Ribic, hay que reconocer que Eternos es un comic de gran personalidad dentro del catálogo de Marvel, y que ha dado nueva vida a los personajes creados por Jack Kirby.

PUNTUACIÓN: 6.5/10

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¡Saludos a todos!

Leyendo Secret Wars de Jonathan Hickman, Esad Ribic, Ive Svorcina y Alex Ross

Tras terminarme la larguísima historia-río que Jonathan Hickman planteó en Vengadores y Nuevos Vengadores (puedes leer las partes uno, dos, tres, cuatro y cinco en los links respectivos), resulta obligatorio recuperar Secret Wars, el evento de Marvel de 2015/16 con dibujo de Esad Ribic, color de Ive Svorcina e icónicas portadas de Alex Ross que nos dio una de las historias más satisfactorias del siglo XXI.

PUNTUCIÓN: 8.5/10

¡El mayor evento de la historia de Marvel! La Incursión final tiene lugar. El Universo Marvel colisiona con el Universo Ultimate. Cuando ambos hayan desaparecido, todo lo que quedará será… Mundo de Batalla, una nueva realidad gobernada por el único hombre que pudo salvar los restos de la destrucción: Victor Von Muerte.

Publicada en Estados Unidos entre mayo de 2015 y enero de 2016, Marvel anunció esta miniserie inicialmente como de ocho números, pero finalmente amplió la serie con un noveno número final. Aunque los tres primeros números salieron con periodicidad quincenal, finalmente el resto de números se publicaron mensualmente, con un salto de un mes entre los números 5 y 6 que permitió a Ribic coger aire y recuperar el ritmo de publicación hasta el final de la serie.

Jonathan Hickman comenta que la idea de hacer unas Secret Wars con un Mundo de Batalla la tenía en la cabeza desde mucho antes de empezar a trabajar en Vengadores. De hecho, era un tema de conversación recurrente con el editor Tom Breevort, que la encontraba interesante pero creía que la idea necesitaba ser más trabajada y esperar al momento adecuado para lanzarla. Estamos hablando de 2009-2010, mucho antes de que Hickman desembarcara en Vengadores. De hecho, durante un tiempo Hickman planteó un escenario en el que su etapa en 4 Fantásticos presentara el concepto de las Incursiones y culminara en estas Secret Wars. Finalmente, la idea tuvo que ser aparcada hasta más adelante.

Las Secret Wars originales se publicaron en 1984-85 y es una de esas ideas que los fans recordamos con cariño incluso reconociendo que la historia dejaba bastante que desear. Aparte de la realidad de saber que la maxiserie fue un masivo elemento de promoción para convencer a Mattel de que apostara por los personajes de Marvel y lanzara su propia línea de figuras de acción. Figuras y naves que yo compré cuando salieron en España, las cosas como son. Dicho esto, el comic de Jim Shooter, Mike Zeck y Bob Layton sigue siendo una de las historias de mayor importancia histórica para Marvel por todo lo que supuso para sus personajes y la forma en que lanzó la idea de eventos dentro del universo Marvel desarrolladas en miniseries fuera de las colecciones normales.

A la hora de recrear las Secret Wars en el siglo XXI, Marvel y Hickman plantearon repetir la idea de un Mundo de Batalla creado de retazos de otros mundos, con la diferencia de ser creado por Victor Von Muerte en lugar de por el Todopoderoso de la historia original. Aprovechando la última Incursión que marcó el final de la etapa de Vengadores y Nuevos Vengadores que provocaría la destrucción de todos los universos, se creaba el marco narrativo perfecto para plantear un evento a gran escala que repitiera el concepto (y el éxito) de la Era de Apocalipsis (1995-96) dentro de la franquicia mutante, pero ampliado a todo el Universo Marvel.

El principal problema que le veo al final de la etapa de Hickman en Vengadores, aparte de los personajes fuera de su caracterización icónica (te miro a ti, Steve Rogers) es que planteó un NO final en ambas colecciones, al dejarlo todo abierto de cara a las Secret Wars. Sin embargo, como lector de Secret Wars la situación es la contraria, ya que todo el primer número está planteado para narrar el choque de realidades de las tierras 616 (la normal del universo Marvel) y la 1610 (el universo Ultimate), culminando el comic con la destrucción de todas las realidades y la formación del Mundo de Batalla en el segundo número. De esta forma, Secret Wars da información suficiente para entender la historia sin necesidad de haber leído los comics previos de Vengadores, que se convierten en un largo prólogo del evento. Obviamente, si los lees la experiencia mejora porque conoces porqué Thanos y su Cábala se encuentran en el universo 1610 y son aliados del joven y amoral Reed Richards de esa realidad, o cómo llegan Muerte y el Hombre Molécula a su enfrentamiento con los Beyonders (Todopoderosos) al comienzo del comic. Pero el comic puede entenderse sin problemas y la miniserie de nueve números forma una historia unitaria autocontenida en si misma. Lo cual es algo que tiene mucho mérito.

Como pasó con la Era de Apocalipsis, durante los meses de evento la mayoría de comics de la editorial dejaron de publicarse y fueron sustituidos por miniseries ambientadas en los diferentes reinos del Mundo de Batalla. Unas pocas series englobadas con el branding «Last Days» contaban los últimos días / horas de los héroes de esa cabecera antes de la incursión, pero la mayoría de comics de Marvel estaban englobados dentro del Mundo de Batalla. La lectura de estas miniseries junto a la serie principal enriquecía un montón la experiencia de este Mundo de Batalla durante los meses en que se publicaron, y hay algunas miniseries super chulas. Pero la realidad es que excepto Thors de Jason Aaron y Chris Sprouse, ninguna de estas series son necesarias para seguir la historia central de Hickman. De hecho, ahora que volví a leer esta maxiserie, sólo eché de menos leer la serie de Thors que cambia la lealtad del cuerpo de policías de Muerte de cara al climax de la colección.

Cuando lees Secret Wars, te das cuenta que Hickman empezó a pensar en ella durante su etapa en los 4 Fantásticos, porque se siente como una historia de la Primera Familia ampliada centrada en la rivalidad de Victor von Muerte y Reed Richards y con una gran importancia de Susan Richards, Valeria y Franklin. De hecho, sorprende un poco que Steve Rogers y Tony Stark, que fueron el centro de sus Vengadores, no es que no tengan importancia en la historia, es que ni siquiera aparecen. En la maxiserie original Muerte robaba los poderes al Todopoderoso, así que tenía todo el sentido que fuera él el creador del Mundo de Batalla en este reboot, siendo a todos los efectos el Dios de este mundo. A pesar de que Muerte salvó la realidad y eso es un hecho positivo innegable, su empeño de borrar de la existencia a Reed Richards y adueñarse de su vida casándose con Susan indica una obsesión que condena al fracaso su experimento. Sobre todo cuando los problemas empiezan a aparecer en el Mundo de Batalla dentro de las balsas salvavidas provenientes de las realidades anteriores. A pesar de todo, si hay un personaje que sale reforzado de esta miniserie, ese sería Muerte, ya que su complejidad e incluso nobleza está muy presente en todo el relato, incluso a pesar de quedar al final por debajo de Reed.

Los nueve números de la serie son un prodigio de síntesis narrativa y ofrecen un entretenimiento de primer orden, planteando un montón de conceptos en cada grapa mientras construye el Mundo de Batalla (y luego mientras lo destruye), dejando siempre unos cliffhangers super chulos que nos dejaban con ganas de más. El final del segundo número con la sorpresa de la identidad de los usuarios de la balsa que llegan al Mundo de Batalla es un momentazo increíble, uno de los mejores del comic.

Además del trío Richards (los Reeds de 616 y 1610) y Muerte y de los integrantes de los 4F, hay otros protagonistas interesantes en las Secret Wars como Stephen Extraño, T´Challa o Namor, algo que confirma la sensación que siempre tuve sobre que donde realmente Hickman se encontraba a gusto era en el comic de los Nuevos Vengadores (los Illuminati, vaya), frente a la que se suponía que era la serie principal de Vengadores. En los villanos, aunque sea en un rol secundario, Hickman utiliza bastante a Mr. Siniestro, algo que repitió en su relanzamiento de la franquicia mutante. Y junto a ellos, un Miles Morales que tras esta miniserie daría el salto del universo Ultimate al tradicional 616.

Secret Wars es un comic super entretenido que me deja una sensación super satisfactoria. Por ponerle un pero, quizá la resolución resulta un poco apresurada. Por ejemplo, el final del Reed Richards del universo Ultimate es, por decirlo suavemente, anticlimática. En ese sentido, se explica que Muerte no actúa casi nunca siendo omnipotente porque su principal preocupación está en mantener la existencia del Mundo de Batalla, pero al final echas un poco de menos que no haya usado sus habilidades en más ocasiones. Dicho esto, las veces que SI los usa con Stephen Extraño, Fénix o Thanos resultan unos momentazos increíbles.

Además de la compleja y satisfactoria historia de Hickman, Secret Wars triunfa por un apartado artístico sobresaliente. Empezando por las maravillosas portadas de Alex Ross, que son ya historia viva de la editorial. Junto a Ross, Esad Ribic y el colorista Ive Svorcina ofrecen uno de sus mejores trabajos de sus carreras.

Ribic ha dibujado grandes comics como Thor con Jason Aaron, Silver Surfer Requiem con J. Michael Straczynski o Loki con Robert Rodi. Pero la escala y la épica que plantea en Secret Wars, el worldbuilding del Mundo de Batalla y las decenas de personajes que aparecen en cada grapa que siempre se muestran en una versión icónica y reconocible, convierten este trabajo en el más exitoso y satisfactorio de su carrera. Se recuerda mucho y con razón las portadas de Ross, pero el dibujo interior de Ribic y el color de Svorcina son magia pura.

Además de la llegada de de Miles Morales al universo Marvel (y de otro personaje que ni siquiera aparece en esta miniserie aunque es nombrado en un par de ocasiones) y la transformación de Muerte en un héroe que intenta ser «mejor» tras pedírselo Reed en el climax final de la serie, el gran cambio que trajo estas Secret Wars fue la desaparición del comic de los 4 Fantásticos por primera vez desde su estreno en 1961. Hay que reconocer que los tiempos de gloria de la Primera Familia de la primera etapa de Stan Lee y Jack Kirby en los que el grupo era el centro del universo Marvel hacía tiempo que había pasado. Y quizá Mark Waid y Mike Wieringo fueron los autores de la última gran etapa del grupo en los primeros años del siglo XXI antes que Jonathan Hickman les devolviera al estrellato entre 2009 y 2011.

Pero siendo esto cierto, da pena que el elemento clave del cierre de su colección no fuera editorial o creativo, sino el boycott que Ike Perlmutter (Presidente de Marvel en ese momento) impuso hacia los personajes cuyos derechos cinematográficos estaban en manos de 20th Century Fox como la Patrulla X. Fruto de esto vino el ostracismo que sufrieron los mutantes durante esos años, al intentar la editorial sustituirles por los Inhumanos en importancia mediática. Algo que obviamente acabó en fracaso estrepitoso. Los mutantes eran una franquicia demasiado grande como para dejar de publicarla, y sus personajes, demasiado conocidos e icónicos. Sin embargo, los 4 Fantásticos al final eran una única colección, y en los últimos años ni siquiera una que vendiera demasiado bien.

A pesar de esta imposición política, la verdad es que Hickman les da un gran final a la familia Richards, resaltando la faceta de imaginautas y exploradores en las que siempre se movió tan bien el grupo, siendo este un estupendo punto y aparte en su vida editorial. Habría que esperar dos años y medio hasta septiembre de 2018 para volver a tener un comic de los 4 Fantásticos, al iniciarse entonces la etapa de Dan Slott, una etapa recién finalizada que lamentablemente no ha acabado de cuajar. Pero esa es otra historia.

Volver a leer Secret Wars ha sido una alegría y la confirmación que estamos ante uno de los mejores eventos de Marvel del siglo XXI. Unas aventuras super recomendables que no puedes dejar de leer.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

POSDATA: Ahora que he leído la serie principal de Secret Wars que cierra la etapa de Jonathan Hickman en Marvel entre 2012 y 2016, no puedo evitarlo y me voy a leer las series que compusieron el Mundo de Batalla. La semana que viene comparto con vosotros mis impresiones.

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Crítica de Eternos 1-6 de Kieron Gillen, Esad Ribic y Matthew Wilson (Marvel Comics – Panini)

Con algo de retraso analizo el primer arco de la nueva serie de Eternos realizada por Kieron Gillen con el artista Esad Ribic y color de Matthew Wilson, que ha sido publicada por Marvel Comics y por Panini para aprovechar el interés en los personajes creados por Jack Kirby gracias a la película Eternals de Marvel Studios dirigida por Chloé Zhao.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

¿Qué sentido tiene una batalla que nunca termina? Durante millones de años, Los Eternos han vagado por la Tierra, protegiendo los secretos de la humanidad. Pero hoy se enfrentan contra algo nuevo: el cambio. ¿Pueden ellos, o cualquiera del planeta, sobrevivir a su último descubrimiento? De las mentes provocativas de Kieron Gillen (Viaje al misterio) y Esad Ribic (Secret Wars) llega una nueva visión de la mitología clásica Marvel.

Este primer arco de Eternos contiene los números 1 al 6 USA.

Ikaris, Sersi, Duende, Zuras, Festo, Kingo, Gigamesh, Druig… Reconozco que excepto por alguna aparición puntual en Vengadores y en otros comics Marvel, no he leído demasiado de los Eternos ni tengo especial interés en el mundo creado por Jack Kirby en los años 70, más allá de la importancia de los Celestiales han tenido en numerosos comics posteriores. Eso y el hecho que le reconozco habilidad a Kieron Gillen pero sus comics, tanto los escritos en Marvel como en su vena independiente, no me acaban de interesar, hicieron que no comprara en su momento este comic. Ahora que lo he leído, me sorprende que comparte ciertos elementos con la película de Chloé Zhao, lo cual me parece un elemento que en este caso le hace un favor de cara a un posible espectador que se acercara a la librería buscando un comic de estos personajes tras ver la película.

Gillen plantea su historia de forma muy interesante para conseguir que el comic sea una perfecta tarjeta de presentación de unos personajes poco o nada conocidos, las cosas como son. A partir de una «hickmanización» del universo creado por Jack Kirby, Gillen muestra una sociedad compleja en la que los 100 eternos creados por los Celestiales, a los que siguieron 100 Desviantes, llevan siglos viviendo en ciudades como Olimpia o Polaria fuera del continuo espacio temporal de la Tierra. Desde la primera página descubrimos que la denominación de Eternos viene además de por su larga longevidad, por su capacidad de ser resucitados y revividos en caso de muerte, aunque con el inconveniente de no poder tener descendencia, algo que no sufren los Desviantes, como descubriremos más adelante en la historia.

Gillen plantea que conozcamos a los diferentes personajes, cada uno con un interés propio, gracias a un «whodunit«, que ofrece el elemento novedoso a la historia y hace que nos enganchemos a la lectura con cada sorpresa y cliffhanger que iremos conociendo. La investigación de un asesinato y el convencimiento que Thanos pudo tener ayuda interna hará que los protagonistas inicien un viaje alrededor del mundo para encontrar a sus hermanos y hermanas, para que les ayuden a descubrir al asesino y en su caso, poder detenerle.

Gillen y Ribic van a estar en la serie 12 números, de los cuales estos seis números son la primera mitad de la historia con un giro final super impactante que hace que el mundo de los Eternos haya saltado por los aires y plantee un segundo arco que puede ser apasionante. De hecho, se me hace raro que en los comics que faltan publicar Gillen tenga tiempo de presentan a todos los personajes y lugares mencionados en las páginas de esquema / resumen que encontramos, y que tanto nos recuerdan a Hickman. En todo caso, de los que sí hemos conocido, me gusta la complejidad de todos ellos y cómo sus habilidades les convierten en seres super poderosos pero no necesariamente héroes, debido a los diferentes intereses de cada uno. De hecho, me gusta que de momento el comic NO sea una típica historia de Eternos vs Desviantes, más que nada porque eso ya lo hemos leído antes.

Los Eternos lo tenían todo para triunfar gracias al buenísimo guión de Gillen, y contra todo pronóstico, el dibujo de Ribic no lo he visto igual de bueno que en otras ocasiones y me ha impedido disfrutar de este comic como esperaba. Desde luego, no está al nivel de Thor o Secret Wars, y el caso es que estas historias épicas parecen amoldarse al estilo del dibujante croata como anillo al dedo. Aunque hay combates más grandes que la vida y escenarios fantásticos, Ribic ofrece muchas viñetas en las que las caras están apenas abocetadas, lo cual me sacaba una y otra vez de la lectura. Además, hay que reconocer que Ribic siempre ha sido un artista un tanto estático, pero tampoco en sus combates creo que estemos ante su mejor versión.

Sumado a esto, el color de Matthe Wilson plantea una paleta cromática plana en muchas viñetas que separe por ejemplo diferente momentos temporales. Sin embargo, el resultado final acaba quedando super plano y monótono, no ayudando a que la historia parezca vibrante, apagando la épica de las imágenes de Ribic. Wilson me parece uno de los mejores coloristas de Marvel, pero no he conectado con su elección cromática, que entiendo ha realizado en comunicación con Ribic, con el que ha colaborado en otras ocasiones.

Otro elemento que no me ha gustado es la rotulación del comic, algo de lo que nunca me quejo o me choca. Sin embargo, en esta historia se ha decidido (entiendo que en Estados Unidos) que la voz en off que hace las veces de narrador esté coloreado en azul oscuro sobre un fondo negro, lo que hace que sea difícil leerlo bien, sobre todo teniendo en cuenta que Matthew Wilson crea muros de color azul en los fondos en numerosos momentos, lo que hace que los bocadillos resalten aún menos. Una cosa es adornarse, y otra que la lectura no esté clara por culpa de la rotulación. Cosa que igual es un problema de imprenta, en las páginas que acompaño en .jpg los bocadillos se leen mejor de la realidad en papel, pero al final lo importante es la experiencia lectora, y en muchos momentos no fue buena.

Dentro que el comic me ha gustado y los giros planteados por Gillen me han enganchado, es una pena que el comic no haya estado aún mejor por estos elementos menos buenos. En todo caso, al ser una etapa de 12 números más algún especial, creo va a quedar una etapa perfectamente leíble y disfrutable.

Comparto las primeras páginas de este comic:

Me ha gustado el comic de Eternos sobre todo por la historia de Gillen, pero me sorprende que el dibujo de Esad Ribic no acabe de estar a la altura de lo que se esperaba de un comic de esta escala y epicidad.

PUNTUACIÓN: 7/10

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¡Un saludo a todos!

Crítica de Rey Thor 4 de Jason Aaron y Esad Ribic (Marvel Comics – Panini)

Todo lo que comienza tiene un final, y ya tenemos en España la conclusión de la etapa de Jason Aaron en Thor, un final maravilloso que destaca la importancia de las historias que forman nuestros sueños.

PUNTUACIÓN: 9/10

¡La despedida de Jason Aaron como guionista de Thor! Después de siete alucinantes años, llega el final de una era. Gorr se prepara para el asesinato del último dios: el padre de toda la existencia. Además de un “quién es quién” de los artistas que han pasado por la serie en todo este tiempo.

Para esta última aventura del Dios del Trueno, Jason Aaron ha contado con Esad Ribic e Ive Svorcina para la historia principal, que para algo fueron los que lo empezaron todo. Y junto a ellos es una alegría indescriptible ver reunidos en estas páginas a Russell Dauterman con Matthew Wilson y a Mike del Mundo, artistas cuyas etapas en el cómic también marcaron al personaje dotándole de una personalidad única.

Junto a ellos, también es un placer disfrutar de Gabriel Hernández Walta con Chris O’Halloran, Andrea Sorrentino con Dave Stewart, Chris Burnham con Nathan Fairbairn, Nick Pitarra con Michael Garland, Aaron Kuder con Laura Martín y Olivier Coipel con Matthew Wilson. Menudo all-star ha reunido Marvel para este final.

Y qué final.

2590 días de Trueno. Julián Clemente en el Spot On de este cómic nos informa de los días transcurridos desde que se publicó en USA el primer número de Thor God of Thunder hasta este King Thor 4. Siete años en los que Jason Aaron ha contado las aventuras del mejor Dios de todos, aquel que debe luchar cada día, además de contra los villanos de turno, consigo mismo, con sus dudas y sus miedos, para intentar ser el mejor héroe posible, alguien que gustosamente se sacrificaría por nosotros.

Jason Aaron comenta en su emocionante despedida que él no cree en ningún Dios, pero que «Thor es ciertamente la clase de Dios (o dioses, supongo, dado que he escrito un montón de Thors) en el que me gustaría creer.»

Aparte de ofrecer un increíblemente satisfactorio final a la historia de Thor y Gorr el Carnicero de Dioses que comenzó en el lejano 2012, Aaron aprovecha esta despedida para darnos una interesante reflexión sobre el valor de las historias, y como acaban convirtiéndose en los mitos y las leyendas que al final marcan la historia de la humanidad.

«Historias.

Al final, eso es todo lo que seremos, todo lo que dejaremos atrás.

Algunas se cuentan y se vuelven a contar en el tiempo.

Las mejores de esas son las que nunca mueren.

Las historias que quedan inmortales. Coronadas.

Las más dignas de todas nuestras leyendas.

Ésas son las historias… de las que están hechas los dioses.»

Thor es un comic de superhéroes publicado por Marvel Comics desde hace casi 60 años. Hay quien dice que estas páginas son historias infantiles que no son «reales», pero la realidad es que en estos 60 años mucha gente ha nacido y muerto y fue olvidada por la historia, mientras que Thor sigue aquí con nosotros. Y dentro de 40 o 50 años cuando yo muera diría que Thor seguirá entreteniendo a las nuevas generaciones, contando historias de heroismo y sacrificio para socorrer al que lo necesita.

Los superhéroes se han convertido en la nueva mitología de los siglos XX y XXI, y de todos ellos, Thor siempre fue el más digno. Precisamente porque no deja de dudar de si mismo y cuestionarse sus acciones, luchando día a día por ser el héroe que necesitamos. Es una idea realmente inspiradora que todos deberiamos aplicar en nuestra vida diaria. ¿No es genial encontrar estas ideas en un comic mainstream para todos lospúblicos?

En el apartado artístico, Thor siempre ha disfrutado de unos artistas fuera de serie. Empezando por Esad Ribic, que definió en estas páginas el concepto de épica y acción más grande que la vida. También disfrutamos del super profesional Ron Garney como previa a la que posiblemente sea la parte más brillante de toda la etapa: La serie con Jane Foster como Thor, con un Russell Dauterman convertido en artista super estrella colaborando con el colorista Matthew Wilson. La última batalla de Jane Foster como Thor aún nos hace llorar cuando la volvemos a leer y es uno de los grandes comics de una etapa para el recuerdo.

Tras Dauterman, sufrimos un poco con el colorido desbordante y la imaginación de Mike del Mundo, que creaba páginas que eran autenticas obras de arte a las que sin embargo les faltaba algo de narrativa. El retorno a la grandeza de Thor Odinson dentro del Evento La Guerra de los Reinos marcó el principio del fin de una enorme historia que  cuya conclusión disfrutamos hoy.

Incluso a pesar de los inevitables fill.ins que hemos visto durante estos 7 años, diría que el nivel medio fue más que correcto, ayudando todos a contar esta historia contada a lo largo de milenios.

La etapa de Jason Aaron ya es historia, pero como él mismo nos dice en estas páginas, «Siempre habrá más historias de Thor.» Esa es la naturaleza periódica de los comics, y detras de un gran comic siempre llegará otro al mes siguiente, porque ya sabemos que el show bede continuar.

Tras Aaron y Ribic llegan Donny Cates, Nic Klein y Matt Wilson, que por lo visto en los previews plantean una historia y un Thor muy diferentes a lo visto hasta ahora. Habrá que juzgarla con buenos ojos, porque la comparación puede ser un peso imposible de levantar. Si queremos disfrutarla en su justa medida, será mejor no pensar en lo que acabamos de vivir y si en si consiguen ofrecer un buen entretenimiento con este nuevo Dios del Trueno. Veremos a ver qué tal.

Gracias, Jason Aaron. Gracias Marvel Comics. El viaje ha sido increíble y las emociones están a flor de piel. Esta etapa ya es historia y Aaron se une al panteón de Stan Lee, Jack Kirby y Walter Simonson. ¡Larga vida a Thor!

PUNTUACIÓN: 9/10

 

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¡Saludos a todos!

Imposibles X-Force de Rick Remender, Jerome Opeña, Esad Ribic, Greg Tocchini y Phil Noto

Hoy quiero recordar Imposibles X-Force de Rick Remender para Marvel Comics, una de las etapas más celebradas de la franquicia mutante de los últimos años, en la que colaboró con artistas como Jerome Opeña, Esad Ribic, Greg Tocchini o Phil Noto.

PUNTUACIÓN: 8/10

En la actualidad, los lectores estamos muy flipados con el cambio de paradigma que Jonathan Hickman está llevando a cabo en la franquicia mutante de Marvel Comics, a partir de su maravilloso reinicio realizado en Dinastía de X / Potencias de X. Pero resulta super interesante ver que justo hace 10 años, en 2010, los X-Men también tuvieron un retorno a la grandeza a partir del “Advenimiento”, evento en el que los X-Men descubrieron a la primera mutante nacida desde el “NO More Mutants” perpetrado por Brian Michael Bendis en Dinatía de M.

A partir de este exitoso evento, los mutantes encadenaron unos años buenísimos, y uno de los máximos exponentes son estos Imposibles X-Force de Rick Remender. Remender durante muchos años ha sido uno de mis escritores favoritos con comics espectaculares como Fear Agent junto a Jerome Opeña y Tony Moore. Pero en 2010 aún era un escritor que tenía mucho que demostrar en Marvel, tras haber escrito una de las etapas más polémicas de Punisher, “Frankencastle”, en la que junto a Tony Moore convirtió a Castle a un cazador de monstruos no-muerto. Etapa muy divertida, todo hay que decirlo, pero que se alejaba mucho del canon clásico del personaje.

Un primer hecho destacable es Remender siempre planteó Frankencastle y estos Imposibles X-Force como series con arcos con un principio y un final definido, entendiendo que obviamente su paso por estas colecciones era temporal y tras él otros autores tendrían que seguir jugando son estos personajes. Esta idea de crear una historia cerrada a modo de temporada es ahora cada vez más habitual, pero en 2010 era una rareza.

Contando el prólogo, la etapa de Remender en Imposibles X-Force fueron 37 números publicados entre noviembre de 2010 y febrero de 2013. Durante estos 28 meses la serie fue publicada a ritmo quincenal en varios momentos, lo habitual en la Marvel de la época. Por ponerlo en contexto, frente a las 52 series de DC Comics lanzadas a partir del reinicio de los Nuevos 52 de septiembre de 2011, Marvel optó por reducir su número de series regulares en una inciativa conocida como Marvel Now!, concentrando su oferta editorial en lo mejor de lo mejor, publicando la mayoría a ritmo de 18 comics al año. Esta decisión vista en perspectiva se ha demostrado como correcta, ya que Marvel arrasó a DC en las cifras de ventas y lo que es mejor, se crearon en esos años etapas estupendas de muchos personajes.

Lamentablemente, este planteamiento de Marvel consiguió buenísimas ventas pero a su vez impidió que la serie pudiera tener una consistencia artística, con continuos cambios de dibujantes. Dentro de lo malo, la buena planificación editorial consiguió que al menos cada arco estuviera realizado por un único artista, como luego veremos. Sin embargo, vista la serie en su conjunto, vemos que de los 37 números, Jerome Opeña dibujó 9 comics todos en la primera mitad, mientras que Phil Noto dibujó 8 de la segunda, siendo el artista que cerró la serie. Y entre ambos, tenemos a un Esad Ribic que además de muchas portadas dibujó 3 números, al igual que Billy Tan o Mark Brooks, mientras que Greg Tocchini dibujó 4, la totalidad del cuarto arco “Otromundo”.

Esto a la larga es una pena ya que aunque la historia de Remender es compacta y cuenta con un principio impactante y un final satisfactorio, hay que reconocer que Phil Noto es un dibujante solo correcto a años luz de la calidad artística de Jerome Opeña (o de Esad Ribic), lo que hace que una historia sobresaliente acabe siendo un comic notable por esta irregularidad.

Remender reunió en X-Force a un grupo heterogéneo de personajes como Lobezno, Masacre, Ángel / Arcángel, y los inesperados all-stars de esta serie, Mariposa Mental (Betsy Braddock) y Fantomex (Jean-Phillipe), el Arma XIII creado por Grant Morrison. A estos cinco personajes se les unieron durante el transcurso del comic Deathlok y Rondador Nocturno, generando un interesante rotación.

Remender utilizó estos X-Force para plantear una interesante reflexión sobre las consecuencias de la violencia y en qué medida estos personajes pueden ser considerados “héroes” si actúan igual que sus enemigos, teniendo en cuenta que en el Universo Marvel, matar siempre está mal. Además, la disyuntiva de si nuestro destino está marcado de antemano o si podemos aprender, mejorar y evolucionar es otro de los temas importantes del comic.

A continuación, voy a comentar sin spoilers posible de los 5 tomos con los que Panini publicó esta serie en España, que os invito que descubráis si aún no habéis leído este comic:

Volumen 1: La Solución Apocalipsis

¡El triunfal regreso de X-Force! Después de “Advenimiento”, todo ha cambiado. Lobezno ha prometido a Cíclope que su grupo de operaciones encubiertas ha dejado de existir. Pero Logan mintió. Ahora que los mutantes vuelven a mirar al futuro con esperanza, X-Force es más necesario que nunca. Apocalipsis renace de sus cenizas para convertir esta Edad Heroica en un reino de pesadilla. Para acabar con él, Logan decide reunir a un nuevo equipo, formado por Arcángel, Fantomex, Masacre y Mariposa Mental. Su misión: acabar con Apocalipsis con todos los medios a su alcance.

Este primer volumen es espectacular. Excepto por el prólogo dibujado por Leonardo Manco, los cuatro números de este arco fueron dibujados por Jerome Opeña con color de Dean White, y fueron algunos de los comics mejor dibujados y con más carisma de Marvel en años. Opeña estaba on-fire, con una narrativa espectacular con composiciones y planos de cámara super imaginativos que siempre mostraba la acción de la forma más dinámica y espectacular posible.

A partir de un elemento un tanto trillado, el renacimiento de Apocalipsis y sus cuatro jinetes, Remender crea un elemento novedoso al hacer que sea un niño que aún no ha cometido ningún delito, enfrentándose el equipo a la vieja disyuntiva de “si pudieras viajar en el tiempo, ¿matarías a Hitler siendo niño para evitar el holocausto?”

Además, en aquella época no me gustaba nada Masacre (reconozco que hasta este año no leí la excelente etapa de Gerry Duggan, por ejemplo), pero Remender hace que sea soportable y durante toda la etapa conseguirá crear momentos excelentes con él. Además, la relación sentimental de Ángel y Mariposa Mental / Betsy en la que ella le está ayudando a evitar que caiga en el lado oscuro de Arcángel se siente muy real y te preocupas por ellos inmediatamente. La gran sorpresa es Fantomex, que aunque en la superficie es un chulito prepotente, intuyes que oculta mucho más en el interior, algo que Remender irá desarrollando durante en los siguientes arcos.

Quizá el único pero es que durante este arco Remender hace que Fantomex salve demasiadas veces la situación con su poder mutante de crear en la mente de sus enemigos espejismos que permiten que los héroes escapen. Esta habilidad crea páginas espectaculares, pero al utilizarlo tanto en el mismo arco queda un poco tramposo. En todo caso, este arco fue increíble y su impactante y polémico final creó unas repercusiones que afectarán profundamente a todos los protagonistas.

Volumen 2: Nación Deathlok

El segundo tomo de la serie mutante más sorprendente del año. De entre todos los futuros posibles que le esperan a la humanidad, sólo existe algo en común a todos ellos: ¡El ascenso de los Deathloks! Su nacimiento se asienta en nuestro presente, pero luego crece, como un virus temporal, extendiéndose a lo largo de todas las líneas posibles para cambiar el destino de la humanidad. ¿Podrá X-Force evitar lo inevitable? ¿Y de qué manera los acontecimientos se conjuraran para dar lugar a una nueva «Era de Apocalipsis»?

Este arco empezó con el número 5.1 (una de estas iniciativas raras de Marvel planteadas para crear buenos “jumping-points” para nuevos lectores) dibujado por el excelente Rafael Alburquerque en la que los X-Force se enfrentarán a Dama Mortal y sus Cosechadores- Este comic servía para resaltar la naturaleza proactiva del grupo que intenta detener a los malos antes de que ataquen a inocentes. Como número unitario me parece modélico, además de tener un dibujo que quita el hipo.

El arco Nación Deathlok se desarrolló en los números 5 a 7 americanos y fueron dibujados por el también genial Esad Ribic, con tintas de John Lucas y color de Matthew Wilson. La historia ofrece otro punto de vista a las clásicas historias de “Días de Futuro Pasado” en la que son los Deathloks y no los Centinelas los que se han hecho con el control del futuro, y no dejarán que nada impida que eso llegue a producirse.

El tomo en España incluía además los números 8 a 10 dibujados por Billy Tan con colores de Dean White, que fue el colorista oficial para toda la serie. Estos números muestras una de las repercusiones que el arco anterior ha provocado, Ángel está revertiendo en su personalidad oscura de Arcángel, mientras que Betsy Braddock tendrá que enfrentarse al telépata Amal Farouk que la esclavizó en el pasado. En resumen, los guiones de Remender siguen estando super bien construidos planteando situaciones que son consecuencia de las decisiones que tomaron los héroes, aunque tenemos una primera mitad con un dibujo increíble y una segunda meramente funcional.

Volumen 3: La Saga de Ángel Oscuro

¡La aventura mutante más sorprendente que se ha publicado en años! Sólo Rick Remender podría escribir «La saga del Ángel Oscuro». Apocalipsis ha muerto. Su heredero es El Arcángel, quien ha seguido adelante con los planes de su predecesor, reuniendo un gran ejército con todos los seguidores de En Sabah Nur. La única esperanza que le queda a X-Force de salvar a su amigo Warren de la siniestra entidad que se ha apoderado de su alma se encuentra en otro mundo: una dimensión alternativa en la que Apocalipsis se alzó supremo. Sí, ha llegado el momento de viajar a… ¡La Era de Apocalipsis!

Si algo caracteriza los guiones de Remender es que no se guarda nada, son todo lo espectaculares que pueden ser y más, con acción a raudales, continuidad bien entendida y momentos realmente emocionantes. Sinceramente, no se puede hacer mejor dentro del género superheroico. Esta saga de Ángel Oscuro se desarrolló en los números 11 a 18 americanos, y estuvo dividida en dos partes claramente diferenciadas. La primera parte estaba ambientada en la Era de Apocalipsis (números 11 a 13) dibujada por Mark Brooks, con ayuda de Scott Eaton en el 13, tintas de Andrew Currie y color de Dean White, mientras que la segunda ya en el presente (números 14 a 18) tuvo de nuevo a Jerome Opeña como dibujante.

El arco estuvo super bien dibujado y el guión de Remender pone el foco en la ¿imposible? relación de Warren y Betsy ante el genocidio que plantea Arcángel contra la raza humana. Hay una tensión creciente, un villano imposible de derrotar y su super emocionante final me dejó tocado porque Remender había construido de maravilla la relación de la pareja.

Volumen 4: Otromundo

¡¡Llega el cuarto volumen de la serie mutante de culto, en el que Rick Remender recupera algunos viejos personajes olvidados dentro del rico cosmos de La Patrulla-X! Apenas acaban de volver de una traumática aventura cuando el grupo de operaciones encubiertas liderado por Lobezno debe introducirse de lleno en un conflicto con Otromundo, el nexo de la realidad en el que ciencia y magia coexisten y del que nace el poder del Capitán Britania. Los mutantes tendrán que salvar ese lugar de la destrucción absoluta, porque si no lo hacen… Bueno, su compañero Fantomex pagará con su vida.

Este cuarto volumen se inició con el clásico número de “consecuencias”, el 19 USA, en las que se forma un nuevo status-quo en el grupo con varias bajas y alguna nueva incorporación. El número estuvo dibujado por Robbie Rodríguez, que realizó un buen trabajo.

Otromundo se desarrolló en los números 20 a 23 y estuvo dibujado por Greg Tocchini, que ha había trabajado con Remender en “The last days of american crime” y en la actualidad aún tiene pendiente de terminar LOW, ambas para Image. Tocchini tiene un dibujo complicado que puede no ser del agrado de mucha gente, pero en mi caso reconozco que una vez entré en el juego, me ofrece unas páginas chulísimas repletas de personalidad y carisma.

La historia de Otromundo vuelve a girar sobre las consecuencias de nuestros actos y lo que estamos dispuestos a hacer para salvar a nuestros seres queridos, y tiene a Fantomex y Betsy de grandes

protagonistas. Además, otro elemento es importante es quizá ver como mucha gente mantiene una superioridad moral dado que no han tenido que enfrentase a las decisiones difíciles que otros si tienen que tomar. Y, al final, alguien debe tomar las decisiones difíciles y asumir sus consecuencias. Estos elementos vuelven a ser los temas centrales de la etapa de Remender y volvemos una y otra vez sobre ellos, en el mejor sentido.

El volumen termina con el número 24, el primero dibujado por Phil Noto en la serie, en la que conocemos el precio que hubo que pagar en el arco de Otromundo y en el que Rondador Nocturo se cobrará su primera venganza.

Volumen 5: Ejecución Final

Llega el explosivo tomo con el que finaliza la aclamada etapa de Rick Remender como guionista de la serie. Los Imposibles X-Force hacen frente a un nuevo y peligroso grupo de villanos, pero también a la renacida Hermandad de Mutantes Diabólicos. ¿Podrá el equipo mantenerse unido mientras lucha por la supervivencia o las discrepancias internas conducirán a la muerte de sus integrantes? Mientras tanto, Génesis afronta la verdad sobre Apocalipsis y su destino. ¡Tres años de historias concluyen en este alucinante volumen!

Ejecución final fue el último arco y la saga más larga de toda la serie, desarrollándose entre los números 25 al 35 americanos, y fue en el que los cambios de dibujantes fueron más evidentes y afectaron a la calidad del comic. El número 25 fue otro fill.in dibujado por Mike McKone en el que el equipo parece más desmontado que nunca. Como suele suceder, es cuando los héroes se encuentran más débiles cuando aprovechan los malos para atacar, y el primer golpe lo vemos en los números 26 y 27, dubujados por Phil Noto. En otro giro imprevisto, X-Force viajan al futuro de Deathlok, donde descubrirán lo que sus acciones sin control ético podrían llegar a provocar. Estos dos números (28 y 29) están dibujados por Julian Totino Tedesco, que ofreció un respiro a Noto. El 30 es otro fill.in dibujado por Dave Williams en el que vemos lo que le está pasando mientras tanto a Génesis, la versión juvenil “buena” de apocalipsis.

A partir de ahí, Phil Noto ya dibuja de un tirón los cinco últimos números (31-35) que cerraron la historia. Como comenté antes, por un lado Remender agradece públicamente a Noto porque gracias a él el comic llegó a publicarse a tiempo como estaba previsto. Pero es una pena, porque a sus páginas le falta la intensidad dramática y se le nota muy limitado en cuento a composiciones o a la hora de crear planos potentes que impacten, todo es muy plano y casi hasta gris. Si estas páginas las hubiera dibujado Opeña, la cosa hubiera podido ser histórica, sobre todo teniendo en cuenta el final, que en lo relativo a dos personajes me pareció maravillosamente perfecto.

Como en tomos anteriores, Remender plantea muchas cosas que se suceden en la página con un ritmo increíble. Si algo NO es Remender, es un escritor aburrido, todo se presenta a una velocidad endiablada e incluso los números que yo calificaba ante como fill.ins (por el baile de dibujantes), narrativamente son fundamentales para construir la tensión o las motivaciones de los personajes.

Comentaba al principio que uno de los temas de X-Force eran las consecuencias de nuestros actos, pero al final, Remender no cae en soluciones fáciles ni clichés, mostrando los grises en los que se mueven estos personajes, que a veces es difícil de calificar de héroes. Aunque siguen intentando ser mejores, quizá eso al final es lo importante.

Viendo el éxito de Imposibles X-Force, Marvel “ascendió” a Rick Remender y le ofreció el puesto de escritor de la nueva serie estrella Imposibles Vengadores surgida tras Vengadores vs X-Men, evento que fue un super éxito de ventas aunque creativamente me parece uno de los más flojos de esos años. Además, escribió también el volumen 7 de Capitán América que se recordará sobre todo por convertir a Sam Wilson (El Halcón) en el portador del escudo.

Remender aguantó dos años hasta que decidió a finales de 2014 abandonar La Casa de las Ideas para desarrollar sus propios conceptos de creación propia en Image, gracias a lo cual han surgido comics estupendos como Black Science, Deadly Class, Tokyo Ghost, Low o Seven to Eternity.

Como conclusión, aunque fue una pena que este último arco tenga el peor dibujo de toda la serie, no malo pero sí únicamente funcional, creo que globalmente esta etapa es un notable alto que consigue dejar al lector con buen sabor de boca, y que marca el camino de lo que los autores deberían aspirar al hacerse cargo de una serie.

¡Qué buenos son los X-Force de Rick Remender!!

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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