Netflix ha estrenado una de esas película que hacen que merezca la pena pagar la suscripción de Netflix gracias a la gran variedad de contenidos que comparte. Hoy hablo de Apollo 10 1/2: una infancia espacial del director Richard Linklater realizada con la técnica de la rotoscopia.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
Una aventura de la era espacial ambientada en el contexto de la misión lunar Apolo de 1969 e inspirada en la infancia del director Richard Linklater.
Richard Stuart Linklater (Houston, Texas, 1960) es un director de cine y guionista estadounidense, conocido principalmente por las películas Slacker, Dazed and Confused, Escuela de rock, Boyhood (por la cual ganó todos los premios habidos y por haber) y la serie Antes (Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer) con Ethan Hawke y Julie Delpy.
Linklater llevaba desde 2004 con la idea de hacer una película a partir de sus experiencias infantiles durante el verano de 1969 en el que el hombre llegó a la Luna. Aunque inicialmente planteó la historia en imagen real, se dio cuenta que la animación con la técnica de la rotoscopia que ya había utilizado en Waking Life (2001) y A Scanner Darkly (2006) era perfecta para aportar a la historia una cualidad de cuento infantil que quería transmitir. La película se rodó en los estudios Troublemaker de Robert Rodríguez en Austin Texas a principios de 2020, empezando a partir de ese momento el trabajo de montaje y animación. Linklater dirige, escribe y produce esta película de 98 minutos que contó con fotografía de Shane F. Kelly y montaje de Sandra Adair.
Milo Coy es Stanley, el niño protagonista, mientras que Jack Black interpreta la voz del Stanley adulto que hace de narrador de la historia. Lee Eddy es la Mamá, mientras que Bill Wise hace de Papá. Las hermanas mayores de Stanley son Natalie L’Amoreaux (Vicky) y Jessica Brynn Cohen (Jana).
Me parece curiosísimo ver como Linklater parece ser el único director importante que cree en las posibilidades expresivas y narrativas de la animación con rotoscopia. De hecho, fue también en Netflix donde pudimos disfrutar en 2019 de Undone, una serie creada también con este estilo de animación a partir de rodar primero a los actores para luego animarles a ellos y al espacio donde se encuentran.
Y lo cierto es que este Apolo 10 1/2 resulta una película super curiosa, al estar planteada como una crónica de cómo el propio director y toda su generación vivieron el sueño de ver llegar al hombre a la luna, en un viaje a la nostalgia de un mundo que para un niño que creció en los suburbios era mucho mejor a como era en realidad (o al menos, en otras partes del mundo). En este sentido, la animación sirve para dar la clave de la historia, al mostrar que los recuerdos de un niño se mezclan con elementos imaginarios para crear unas vivencias que el narrador cree que pasaron así aunque intuye que probablemente no fuera así.
La rotoscopia tiene un importante elemento expresivo y narrativo, ya que en muchos momentos tenemos elementos históricos que Stanley conocía por la televisión que son apenas manchas abocetadas, indicando que siendo hechos reales, no tenían una importancia real para ese niño y probablemente casi ni los recuerde. Sin embargo, numerosos momentos relativas al despegue del Apollo XI y su llegada a la Luna casi parecen imágenes reales mostradas con todo tipo de detalles, resaltando lo que para el protagonista era (es) realmente importante.
Al tratarse de una historia de niñez en un mundo que para él era perfecto, la vida en el suburbio es super colorida y llena de vida y aventuras, y la animación funciona de maravilla para dar ese plus de fantasía que sólo los niños ven en el mundo real. Una parte muy importante en la película la tienen las canciones de la época que Stanley escuchaba con sus 5 hermanos mayores, así como la descripción de los programas de televisión a los que estaban enganchados y que significaban una parte importante del ocio familiar.
Aunque soy algo más joven y no viví la llegada del hombre a la Luna, si hay situaciones como cuando van a la playa y van 8 niños en la parte de atrás de una furgoneta o cuando los niños juegan con los vecinos en la calle, con las que me sentí super identificado y entiendo que forman parte de la memoria de toda una generación, que seguro ayudará a que los espectadores veteranos conectemos con la historia.
Dicho esto, en general me pasa con el cine de Linklater que su estilo de slice-of-life no es algo con lo que realmente conecte, aunque reconozco que no he encontrado ningún problema en esta película. Como comentaba antes, a esto hay que sumarle el exceso de familiaridad al haber visto innumerables películas y series ambientadas en este periodo histórico. Sin embargo, en este caso, y dentro de ser todo situaciones super anecdóticas, el plus de la animación y de tener la misión a la Luna ha conseguido que me interesara y me mantuviera enganchado para descubrir las diferentes decisiones creativas a la hora de ejecutar cada momento histórico.
Apolo 10 1/2 no creo que vaya a ser la película favorita de nadie, pero creo que es un ejercicio de nostalgia muy interesante y muy bien ejecutado, con una duración de 98 minutos que me ha resultado perfecta.
Comparto el trailer de este película:
Apolo 10 1/2: una infancia espacial es una buena película que te deja con buen sabor de boca ante una recreación de una pasado y una infancia que seguro fue mejor que el mundo actual. Quizá el último momento en que el público americano se permitió soñar que un futuro mejor basado en la ciencia era posible.
PUNTUACIÓN: 7.5/10
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