Hoy 16 de septiembre alcanzo el hito de cumplir 900 días consecutivos publicando artículos en el blog, una cifra alucinante que creo que no está al alcance de todo el mundo.
Digo siempre que este blog stars-my-destination nació como un ejercicio de un curso que estaba realizando hace nueve años que se ha convertido en un diario del entretenimiento friki que consumo, ya sea en comics, cine, televisión o novelas. Aunque no siempre es posible, en este blog o en mi cuenta de Twitter intento hablar siempre en positivo, razonando mis opiniones y evitando soltar frases categóricas como «esto es una mierda».
Aprovechando este artículo de celebración, hoy planteo un editorial para centrarme en una figura que ha estado salpicada por la polémica este pasado mes de agosto: la DIVULGACIÓN DE COMICS.
Según la R.A.E., divulgar es «Publicar, extender, poner al alcance del público algo«. Todo aquella persona que se dedique a recomendar y/o valorar obras de cualquier medio dándolas a conocer a un público que no las conoce entraría en la categoría de «divulgador». Y en un mundo tan minoritario como el mundo del comic, cuantos más divulgadores haya, mejor.
En Agosto la ACDCómic, Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España publicó su habitual listado de «Comics imprescindibles» del primer semestre del año. Pocos días después, Alfredo Matarranz de Tomos y Grapas publicó su listado de «50 comics esenciales sin filtro» del mismo periodo, volviendo a recrudecerse una polémica antigua al recordar que la ACDCómic rechazó su candidatura a entrar en esta asociación porque según sus estatutos, al ser librero y tener una tienda, sus reseñas podían estar sesgadas al buscar obtener un beneficio económico.
Matarranz entró en modo polémico, super sensacionalista y vehemente (por no calificarlo de maleducado) al indicar que publicaba su lista, que era la buena, al ver como la lista de la ACDCómic («una mierda» en sus propias palabras) estaba super sesgada al no incluir autores de primera fila con obras publicadas en ese periodo por motivos no relacionados a la calidad de la obra en cuestión, sino por aspectos ideológicos y de amistad (o falta de ella) con determinados autores que en ese caso si aparecían en el listado de la ACDCómic.
Soy de la opinión de que en un medio tan ninguneado como es el comic, cuantas más listas de comics «imprescindibles» hayan, mejor para los lectores. Si algo bueno tienen, es dar a conocer comics que pudieran haber quedado ocultas dentro de la avalancha de comics que se publican todos los meses. Por cierto, ¿crisis, quién dijo crisis? Pero también es verdad es que hoy en día hay que saber la fuente, porque recuerdo que Rockdelux (por decir una revista más o menos generalista) también hacía listas de sus comics «Esenciales», y sus recomendaciones no encajaban casi nunca con mis gustos, encontrando muchas gafapastadas y similares que no me interesaban para nada. Pero como digo, que haya una lista de algo no significa que tengas que usarla, simplemente saber que está ahí en caso de querer probar algo diferente.
Mojándome en la polémica, me da la sensación que ACDCómic intenta convertirse en LA asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España, no UNA asociación entre muchas otras. Y aunque quiere ir de mayoritaria y abierta a todos, en el fondo son un grupo de gente cerrado a la que le molesta tener que admitir a alguien con el que no congenian, dejando fuera a todo el que no conecte con ellos, personal o ideológicamente. Que no sea de su cuerda, vamos. Y esto es algo que se nota demasiado. Como también se nota lo mucho que les molesta que alguien se lo eche en cara públicamente, porque muestra al público comiquero que el emperador realmente va desnudo.
No me gusta la mala educación y los exabruptos de Matarranz, pero negar a un librero que pueda pertenecer a esta asociación cuando hay otros que si están incluidos, aunque sea a título particular, es de chiste. Como lo es que haya conflicto de intereses y se dude de las intenciones de un divulgador como Matarranz y se mire para otro lado ante gente muy válida que pertenece a la asociación trabajando en editoriales que venden comics y agradecen toda la publicidad posible para sus obras. Que sólo vean un tipo de conflicto de intereses creado casi ad-hoc y no tengan problema con todos los demás es, siendo suave, asombroso. Cuando de lo que se supone que debería buscarse es la pertenencia de todo tipo de sensibilidades.
Una lista de esenciales votada por 50 personas (o las que sea) refleja únicamente los gustos de los participantes. Nada más y nada menos. Pero si resulta que esas personas son fans del baloncesto y odian el fútbol, lo más normal es que en el listado resultante de sus votaciones habrá un desequilibrio entre los trabajos destacados, apareciendo seguro muchas obras relacionadas con basket y casi seguro ninguna que hable del deporte rey. Y a lo mejor ese año el mejor comic del año trata de fútbol, pero el sesgo inicial de los votantes impedirá seguro que sea valorado como se merece. Mi ejemplo de «basket / futbol» puedes sustituirlo por los conceptos que tú consideres, probablemente no te equivoques. Es justo porque este sesgo existe y es inevitable porque todos tenemos el nuestro, que cualquier asociación que busque ser generalista y mayoritaria debería buscar e invitar a divulgadores lo más variados y eclécticos posibles que amplíen el abanico de posibilidades. No poner trabas, invitar. Para que no parezca que no quieres que nadie vaya a molestarte en tu club de amigos.
Un divulgador puede ser un crítico muy importante o simplemente un colega con el que compartes gustos y te recomienda un comic que no conocías. En muchos casos, casi le doy más valor al segundo grupo de personas que al primero. En este sentido, tengo que dar las gracias a GrumpyOldMate por recomendarme muchos comics geniales o a Andrés Totoro por sus recomendaciones de películas. En estos momentos de redes sociales es absurdo negar la importancia del segundo grupo, las recomendaciones de comics es más probable que te lleguen antes a partir de un video de Youtube que de un artículo de El País. Y por mucho que nos empeñemos, no se pueden poner puertas al campo.
Volviendo a mi blog, mi yo víctima perpetua del Síndrome del impostor me impide calificarme a mi mismo como divulgador. Pero no conozco a nadie que haya publicado 900 artículos y reseñas consecutivas en este periodo de tiempo sin fallar ni un día. De hecho, webs de referencia que me gustan mucho como Sala de Peligro con varios redactores, no publican contenidos todos los días mientras que yo si. Buscando el dato he comprobado que de los 365 artículos que publiqué en 2021, 176 eran reseñas de comics. Es decir, prácticamente cada dos días publico una reseña de un comic, dejando el otro día para el resto de contenidos. En 2022 ya llevo 116 reseñas de comics publicadas. ¿Cuántas webs, tiktoks, blogs o podcasts realizados por una persona existen en España con este volumen de contenidos comiqueros? No se trata de presumir, pero sinceramente diría que ninguna.
Y como persona individual que soy, tengo un primer condicionante clave a la hora de escribir mis artículos, y es que sólo puedo escribir de aquello que he consumido, de aquello que he comprado, me he suscrito o fui a ver al cine. O que algún amigo me ha dejado para poder leerlo físicamente (¡gracias Enrique!) Me gusta practicar el viejo dicho de «poner mi cartera donde pongo mis opiniones«, y os aseguro que no recibo copias de prensa de ningún comic, partiendo que no tengo la audiencia de un Strip Marvel o similar. Aunque por otro lado, eso me obligaría a escribir sobre una obra que a lo mejor no me interesaba para empezar.
Hay otro aspecto complejo del aspecto de «divulgador» y es que hoy en día es muy difícil alcanzar a público que no esté ya en mi círculo comiquero. El gran problema actual de las redes sociales es que sólo hablas a conversos, si Marvel o DC no consiguen alcanzar al público «diverso» que se supone existe más allá de los superhéroes que es la clave para aumentar sus ventas, ¿qué posibilidades tiene una persona como yo escribiendo desde Castellón? Veo difícil que alguien que no sabe nada de comics y quiera comenzar a leer en algún sitio entre en mi blog para buscar recomendaciones, aunque estaría muy guay si alguna vez sucediera. Es por esto que aunque a veces se les critique, hay que aplaudir a los divulgadores que sí alcanzan a ese público no comiquero y consiguen que se interesen por el mundo del comic, sea la obra que sea. En mi caso modesto, con que alguien se animara a leer Ice Cream Man o los comics de Daniel Warren Johnson gracias a mis reseñas, me daría por super satisfecho, no le podría pedir más al mundo comiquero. Un comic y un autor que yo mismo descubrí porque alguien me los recomendó en su momento. Porque así funciona, y la rueda sigue girando.
Tengo claro que empecé a escribir mi blog en un momento en que lo escrito estaba en desuso y lo que se lleva es lo audiovisual, ya sea Youtube, Tiktoks o más recientemente Twitch. Y por este motivo, aunque las estadísticas del blog no paran de crecer, nunca tendré las visualizaciones de un Tomos y Grapas, por poner el ejemplo de alguien que comenté antes. Pero el vicio de escribir sigue siendo super adictivo para mi, así que no tengo pensado cambiar a otro formato a corto o medio plazo. Porque lo importante es hablar (escribir) de las cosas que nos apasionan, y el comic es una parte muy importante de mi vida.
Quiero aprovechar para una vez más volver a daros las gracias a todos los que me leéis, vuestros comentarios y me gustas me dan la vida. Poder interactuar con vosotros es una parte super importante para compartir y disfrutar nuestra afición comiquera. En ese sentido, como he comentado muchas veces, tengo que reconocer que estoy disfrutando de la parte buena de las redes sociales.
¡Gracias a todos por estar ahí!
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