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Crítica de Mountainhead de Jesse Armstrong (Max)

Jesse Armstrong triunfó como creador de Succession, así que tuve cierta curiosidad por ver Mountainhead, película estrenada en Max que plantea una crítica de trazo grueso hacia los magnates tecnológicos.

PUNTUACIÓN: 3/10

Cuatro amigos millonarios se escapan del ojo público cuando explota una crisis internacional.

Jesse David Armstrong (Oswestry, Inglaterra, 1970) es un guionista y productor británico. Conocido por escribir para una serie de varias series de comedia británicas aclamadas por la crítica, así como dramas satíricos, ha recibido numerosos elogios, incluidos dos premios BAFTA de televisión, tres premios Globo de Oro, tres premios WGA y ocho premios Emmy, además de nominaciones a un premio de la Academia y dos premios BAFTA de cine. Fue aclamado por crear la serie de HBO Succession, (2018-2023), con la que ganó cuatro veces consecutivas el premio Primetime Emmy al mejor guionista de una serie dramática.

Tras una vida en televisión, Mountainhead es su primera película como director, aunque no llegue a estrenarse en los cines debido a su estreno directamente en streaming en Max. Armstrong produce, escribe y dirige esta comedia satírica de 109 minutos de duración, que ha contado con fotografía de Marcel Zyskind y montaje de Mark Davies y Bill Henry. A pesar de ser un largometraje, los tiempos de producción recuerdan completamente a los de televisión, porque Armstrong empezó a escribir el guion en enero de este mismo año, realizándose el rodaje en la localización de la mansión de Park City, Utah, en marzo de 2025. La película se estrenó en España el 1 de junio.

En el reparto tenemos a cuatro actores en un espacio cerrado interpretando a 4 magnates tecnológicos. Steve Carell es Randall Garrett, el miembro más veterano y mentor del grupo que recientemente ha recibido un diagnóstico de cáncer incurable. Jason Schwartzman interpreta a Hugo «Souper» Van Yalk, quien, a pesar de su patrimonio neto de 521 millones de dólares, sigue siendo significativamente menos rico que sus amigos billonarios. Cory Michael Smith es Venis «Ven» Parish, propietario de Traam y la persona más rica del mundo, mientras que Ramy Youssef interpreta a Jeffrey «Jeff» Abredazi, propietario de Bilter, una empresa especializada en inteligencia artificial que es codiciada por Ven.

Estaba dudando si ver Mountainhead antes que terminara mi suscripción a Max, una vez terminé de ver The last of us. Y esto me parecía curioso, dado que Succession me gustó muchísimo. Sin embargo, este retrato / crítica satírica de cuatro de los techno-bros más ricos del mundo tenía toda la pinta de ser un panfleto infumable. Finalmente la vi. Y lamentablemente el elemento panfletario se confirmó.

Donald Trump ganó las elecciones americanas en noviembre, recibiendo una importante ayuda de Elon Musk que desmontó muchas de las mentiras de los demócratas. Y viendo los rapidísimos tiempos de producción de Mountainhead, la sensación que deja es que Armstrong pensó deprisa y corriendo una historia con la que «ajustarle cuentas» al dueño de Tesla y Twitter (ahora X). Aunque no es una norma exacta, cuando leo en wikipedia que Armstrong escribió el guion en 10 días me doy cuenta que igual debería haberle dado un par de vueltas a su historia. O a su falta de ella.

Tras ver la película y pensar en ella me doy cuenta que el intento de ataque hacia Elon Musk es evidente. Sin embargo, mientras veía la película, su no-historia me estaba dejando perplejo porque más que a Musk, la sensación que me dejaba era que a quien estaban criticando era a Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook (ahora Meta). Que igual también, ojo. Y eso también me pasaba con el personaje interpretado por Steve Carell. ¿Está criticado a Bill Gates, a Jeff Bezos? ¿O la inspiración le vino a Armstrong de Steve Jobs, fallecido de cáncer? Al no estar al tanto de las biografías de los dueños de las empresas tecnológicas, ¿por qué debería?, la sensación era de estarme pendiendo parte de la gracia, lo cual es la peor sensación posible para una película de esta naturaleza. A todo esto, ¿A quién puede interesarle las vidas de estas personas? A mi desde luego no.

Mountainhead tiene un tema evidente. La película es una crítica hacia unos billonarios que viven aislados del mundo real en una burbuja mientras creen que el mundo tiene que plegarse a sus deseos. Estos millonarios son personas inmorales lamentables, y no se inmutan ante el dolor que viven las personas normales por todo el mundo por culpa de situaciones creadas por ellos. Aunque dicen que el dinero no les importa, hacen juegos para dejar claro dentro de este grupo de «amigos» quien es el más rico del grupo y quien el menos rico. Y lanzan todo tipo de ideas ridículas que van desde realizar un golpe de estado en los Estados Unidos o dirigir todo el continente sudamericano. Tan rápido como lanzan las ideas más alucinadas desaparece su interés en ella, pasando a la siguiente «genialidad».

Sin embargo, la película tiene un problema fundamental. Varios, en realidad. Y es que se queda a años luz de Succession a pesar de intentar recrear la mayoría de elementos que hicieron triunfar a su serie. Empezando porque intenta ser graciosa en varios momentos a costa del grupo de techno-bros, sin conseguirlo nunca. La serie tenía por ejemplo montones de momentos incómodos un poco de vergüenza ajena con las ideas ridículas de los hermanos y cómo ridiculizaban a las personas a su alrededor. Aquí esos momentos no funcionan.

Sussession tenía un contraste interesante con unos personajes asquerosos 100% ostiables que también mostraban momentos de humanidad y debilidad. En Mountainhead tampoco existe este matiz. Podría ser que el personaje de Jeff Abredazi, el propietario de la empresa de inteligencia artificial que es codiciada por Ven Parish (Elon Musk), es el único que muestra algún rastro de humanidad. Pero no lo bastante para hacerle interesante. Y mucho menos los demás. De hecho, se ha hecho un suplicio seguir las acciones de este grupo de niñatos asquerosos. Algo que reconozco que no ha ayudado al disfrute de esta película incluso teniendo clara la crítica mediante el intento de humor negro.

La no-historia de Mountainhead gira alrededor de la reunión de fin de semana de los 4 millonarios en un retiro alejado del mundo donde puedan alejarse del stress de sus complicados mundos empresariales. La reunión la organiza Hugo «Souper» Van Yalk (Jason Schwartzman), un rico acomplejado porque «sólo» posee 500 millones de dólares y no sabe como superar los 1000 millones que le convertiría en billonario (según los estándares anglosajones) como el resto de sus amigos.

La reunión tiene lugar coincidiendo con el lanzamiento en Traam, la empresa de Venis «Ven» Parish (Cory Michael Smith), el hombre más rico del mundo, de una aplicación que permite la creación de videos falsos indistinguibles de la realidad, lo que está provocando disturbios en todo el planeta. Estos videos falsos están provocando el inicio de guerras raciales, sociales, culturales y entre países en todo el mundo provocando miles de muertos que no tocan la fibra sensible de estos hombres ridículos y egoistas.

Al mismo tiempo, Randall Garrett (Steve Carell), otro milmillonario que es un poco el mentor del grupo, descubre que tiene un cáncer incurable. Debe ser jodido ser super rico y poder hacer lo que quieras y que no sea suficiente para salvar tu vida. De lo poco salvable de la película situaría la interpretación de Carell, que transmite de forma muy minimalista la sensación de vértigo y de no entender cómo él también va a morir como cualquier persona corriente. Su única tabla de salvación es conseguir que Ven Parish compre la empresa de I.A. de Jeff, con la esperanza que puedan crear la tecnología que les permita descargar la consciencia humana, lo que le convertiría en inmortal al iniciar una sociedad transhumana. Una tecnología que estiman que tardará en crearse alrededor de 5-10 años, el tiempo que le han dado de vida.

Cuando Jeff se niegue a vender, porque no traga a Ven y porque los problemas que la tecnología de Ven está creando en todo el mundo le están convirtiendo en aún más rico, al ser su I.A. lo único que puede distinguir las imágenes reales de las creadas por la tecnología de Traam, empezará el sorprendente y ridículo conflicto que se genera a partir del giro de la película. En ese momento todo lo ridículo que estaba siendo la película alcanza un nivel superior de estupidez. Y tengo claro que en parte esto es buscado para reforzar la idea que son personas ridículas, pero a mi no me funciona.

De los 4 protagonistas, Jeff es el único que parecía tener un poco de empatía ante el drama que se estaba viviendo en el resto del mundo y parecía claro que acabaría enfrentado a los demás. Sin embargo, el último giro final de la película (muy de Succession, a todo esto), sirve para que veamos que estos ricos no son personas normales, no se rigen por las mismas normas ni desde luego tienen los valores morales mínimos exigibles para vivir en sociedad. A todos esto, me hizo cierta gracia como Randall Garrett alude a filósofos y a citas de personajes históricos tergiversando lo que decían para acomodarlo a lo que necesita en cada momento. Ese pensamiento sí es típicamente trumpista y, desde una perspectiva española, totalmente Sanchista. Aunque claro, es lo mismo.

Mountainhead falla completamente en el ritmo, inexistente. En la creación de personajes y incluso tiene unos diálogos mucho menos brillantes de los que disfrutamos en Succession. Falla también en la progresión dramática. Todo parece una sombra de la brillantez que Armstrong nos regaló en la serie de televisión. Incluso diría que incluso la última sorpresa final de la película suena a «Esto ya lo he visto mejor antes».

No diré que he llevado una decepción tremenda con Mountainhead porque en realidad creo que esperaba algo así. Pero si creo que crear una película de este tipo con una fecha de caducidad tan evidente, de ahí las prisas por rodarla y estrenarla cuanto antes, van a ser una mancha en el curriculum de Jesse Armstrong. Tras Succession me dije a mi mismo que vería lo siguiente que hiciera Armstrong. Tras ver Mountainhead, me pensaré volver a ver algo suyo. No digo que no lo vaya a hacer, pero si que veré si es algo que me interesa o es mejor dejarlo correr.

Comparto el trailer de la película:

Mountainhead ha sido una decepción tremenda y un fail como una casa. No lo puedo expresar de otra manera.

PUNTUACIÓN: 3/10

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El Gran Hotel Budapest, comedia para paladares exquisitos

Con mucho retraso he visto la última película de Wes Anderson, El Gran Hotel Budapest, que ha sido nominada a 9 Oscars: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original, Mejor Montaje, Mejor Fotografía, Mejor Banda Sonora, Mejor Dirección Artística, Mejor Vestuario y Mejor Maquillaje. ¿Son justificados tantos reconocimientos?

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En resumen: ¡SI!

Estamos posiblemente ante la mejor y más redonda película de un director que ya nos ha regalado estupendas películas como Los Tenenbaums, Life Aquatic, Viaje a Darjeling, El Fantástico Sr. Fox o Moonrise Kingdom. Películas con una marcada personalidad que demuestran una original sensibilidad a la hora de contar historias.

Su obra casi se ha convertido en un género propio, y en ésta su última película vuelve a mostrar muchos de los elementos comunes que le caracterizan, no solo en lo estético, sino también en la temática: Estamos ante una comedia combinada con elementos de drama o tragicomedia, con historias muy centradas en enseñarnos la psicología y motivaciones de los personajes que se salen de lo común, en medio de situaciones «extrañas» que se suceden a una enorme velocidad.

En lo estético, cada plano parece un cuadro y debe tener su propia belleza y perfección, como si fuera un elemento único e irrepetible. Un uso de una gama cromática muy concreta, una cuidada selección de los elementos y un elegante gusto por la geometría y la composición marcan cada una de las escenas. Además, el uso de flashbacks para contarnos su historia nos acerca a la narrativa de los cuentos infantiles, a la vez que le añade un toque de melancolía y nostalgia, al recordar el narrador un tiempo ¿mejor?.

Y que decir de sus múltiples «partners-in-crime» que han colaborado en numerosas de sus películas, como Bill Murray, Jason Schwartzman, Owen Wilson, Willen Dafoe o Adrien Brody. Incluso otros actorazos que se estrenaron en Moonrise Kingdom como Edward Norton, Tilda Swinton y Harvey Keitel repiten ahora por segunda vez con Anderson.

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¿Que nos cuenta Gran Hotel Budapest?

A partir de una narración que imita a los libros de cuentos, con introducción, 5 capítulos claramente separados y un epílogo, conoceremos la vida de M. Gustave (el gran Ralph Fiennes), el conserje del afamado Gran Hotel Budapest. Hotel que curiosamente no se encuentra en Hungría, sino en el imaginario país de Zubrowka, en un periodo indeterminado de entreguerras en la primera mitad del Siglo XX. Tras ser injustamente acusado de un asesinato, M. Gustave tiene que pedir ayuda a un joven botones del hotel, Zero Moustafa (genialmente interpretado por el actor novel Toni Revolori, otro de los descubrimientos de la película), para resolver el misterio y descubrir a los asesinos. Gustave y Zero pasarán de ser el maestro y su aprendiz a convertirse en compañeros inseparables de tribulaciones.

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M. Gustave es un hombre de otra época, que con su trato exclusivo a los huéspedes (y en especial a LAS huéspedes), mantiene el Gran Hotel en la cúspide de su prestigio, aunque la realidad de la época lo conviertan en una reliquia de tiempos ya extintos. Ralph Fiennes, normalmente alejado de la comedia, nos ofrece una inteligente interpretación que asombra con su enorme cantidad de matices. En la imagen, podemos ver a una casi irreconocible Tilda Swinton, en el papel de la anciana Madama D.

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Zero, un refugiado que lucha por sobrevivir en el periodo de entreguerras, encontrará el amor junto a Agata (Saoirse Ronan), una pastelera que tendrá una importante tarea durante la trama. Podemos ver que el constraste cromático es contínuo, casi definiendo cada uno de los personajes.

«¿Por qué quieres ser botones?», le pregunta M. Gustave a Zero al inicio de la película. «¿Quién no querría serlo en el Gran Hotel?» Le responde con acierto. Toda una declaración de intenciones.

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Y en todo cuento de hadas, no podían faltar los villanos. Malos muy malos sin matices, interpretados por unos estupendos Willen Dafoe y Adrien Brody, que aún teniendo unos papeles pequeños, se nota que están disfrutando con unos personajes e interpretaciones completamente desfasadas.

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Además de conocer a personajes extravagantes, Gustave y Zero tendrán que pasar por numerosas situaciones que rayan lo absurdo, pero que gracias al tono de la historia, te consigue sacar una sonrisa cómplice durante muchos momentos. Gracias a ello, disfutaremos de Edward Norton como el jefe de policía, Harvey Keitel como un recluso de la prisión, o Bill Murray como un conserje de hotel amigo de Gustave.

Las maquetas están totalmente presentes en toda la película y ayudan a dar al conjunto una sensación de irrealidad que curiosamente funciona de maravilla para acentuar el marcado tono de cuento de hadas Eso, unido a los excelentes decorados, ayudan a trasladarnos perfectamente a las distintas épocas que vemos pasar.

Además, la estupenda banda sonora de Alexandre Desplat, (doble nominado al Oscar este año por ésta B.S.O. y la de The Imitation Game), es otro gran hallazgo, ayudándote a entrar en un mundo irreal pero familiar a la vez.

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En resumen, la nueva obra de Wes Anderson ha sido la confirmación de un artista en la cumbre de su creatividad, que nos cuenta una historia única que solo él podría haber imaginado. Aunque no es un director que encaje con el público mayoritario, lo cierto es que me ha parecido uno de los mayores aciertos cinematográficos del año.

Os paso el trailer de esta maravillosa e inclasificable película:

Si buscais una película que no se parece a nada que hayas visto y que te sorprenda, te recomiendo que la veas lo antes posible.

¡Saludos a todos!