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Crítica de Ice Cream Man vol. 11 de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo (Image Comics)

Ya tenemos cuatro nuevas historias en Ice Cream Man, el indescriptible comic del escritor W. Maxwell Prince, el artista Martín Morazzo y Chris O´Halloran en el color. Como siempre, una experiencia única en el mainstream americano.

PUNTUACIÓN: 8/10

¿Qué es exactamente el «terror»? Me temo que aquí no encontrarás las respuestas. (Espera… ¿ME TEMO? ¡No, qué va! Aunque… hay cuatro historias más del Ice Cream Man en este undécimo volumen… y esas cosas siempre me dejan un poco ATORMENTADO, por así decirlo. Quizás SÍ que tengo miedo. Quiero decir, hay una historia de espías de Graham Greene con un espantoso monstruo bovino; una historia de una casa encantada llena de microfichas; una entrada especial con estrellas que incluye historias de una página de escritores como GRANT MORRISON, PATTON OSWALT, MATT FRACTION, KELLY SUE DECONNICK y muchos más. Ah, y no me olvido: ¡la evaluación del rendimiento de Craig! ¡Uf! ¿Sabes qué? Retiro lo dicho: estoy totalmente, inequívocamente horrorizado. Y sí, tal vez no sé exactamente lo que eso significa, pero mira los pelos de mis brazos… ¡están erizados! ¡Disfrútalo!

Este volumen 11 recopila ICE CREAM MAN #40-44 USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos llamados Mischief y Mayhem. Es autor de ONE WEEK IN THE LIBRARY (Image), The Electric Sublime (IDW) y Judas: The Last Days (ibíd.). Cuando no está escribiendo, intenta plasmar toda la experiencia humana en forma de gráficos.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Ice Cream Man es un tortazo de nihilismo y desesperanza para los lectores que estamos enganchados a esta antología de historias indescriptibles que nos muestran lo peor de la sociedad y las pesadillas que acosan a la gente corriente. Uno de las mejores cosas que tiene este comic es su capacidad de sorprender con cada historia. Aunque el tono y el drama existencial predomina en las historias de W. Maxwell Prince, en realidad cada historia es super diferente entre si.

Por ejemplo, en el número 41 tenemos la versión de W.M. Prince de las historias de espías tipo James Bond. Y en muchos aspectos, es como si David Cronenberg hiciera una película de Bond, porque la historia no tiene demasiado sentido. Por cierto, no me ha resultado inesperado que en medio de un nuevo drama existencial Prince presenta una visión idealizada de La Habana. Para sorpresa de nadie, la capital de la Cuba comunista es un lugar maravilloso que lucha por la malvada influencia de los Estados Unidos. Con todo, la locura de este comic me ha resultado super entretenida. Dentro del elemento hililista del conjunto, claro.

El número 42 es otra declaración de intenciones por parte de de W.M. Prince. Horror House plantea «quizá deberiamos hablar de lo que DE VERDAD asusta». Prince plantea una historia que realmente no deje lugar a la duda sobre su posicionamiento político. Y el caso es que creo que no había ninguna duda que el escritor se encuentra a la izquierda del partido demócrata. Algo que no me supone ningún problema, dado que lo importante es la calidad de su trabajo artístico, que me gusta mucho. Pero resulta llamativo que haya leído una historia que plantea que lo que cuente un comic como este nuna puede ser aterrador cuando en el mundo real el cambio climático va a destruir el planeta y Trump es presidente de los Estados Unidos. Planteamientos apoyados por recortes de periódicos reales con noticias publicadas en los USA.

Y digo que es llamativo porque hace apenas unos días salió la noticia que Bill Gates rechaza la visión apocalíptica del Cambio Climático que se ha extendido (en gran parte gracias a él) durante la última década de forma errónea. El mundo NO se va a destruir en este siglo, y sería bueno que el foco cambiara a mejorar la vida de la gente que vivimos ahora. En lugar de buscar convertirnos a todos más pobres para de alguna manera «proteger el planeta». Y conectando esta noticia con Ice Cream Man, tenía claro que W.M. Prince es uno de esos activistas de izquierda que viven asustados por todo pensando que su vida va a acabar porque la civilización occidental está condenada a desaparecer.

Con todo, este número 42 me parece una historia bien planteada y resuelta, con múltiples sorpresas a lo largo de sus 20 páginas. Me ha gustado bastante, la verdad.

El número 43 USA es otro de los regalos narrativos que Ice Cream Man ofrece a sus lectores cada poco tiempo. En el volumen 10 tuvimos la histórica «Descompresión de un accidente» en dos partes. Este número se titula «Historias de terror de una página» y deja claro lo que vamos a encontrarnos. Aparte de W. Maxwell Prince en el guion de algunas páginas y que Martín Morazzo dibuja la mayoría de páginas, Ice Cream Man ha invitado a GRANT MORRISON, PATTON OSWALT, GEOFF JOHNS, KELLY SUE DeCONNICK, JEFF LEMIRE, MATT FRACTION, ZOE THOROGOOD, DENIZ CAMP Y CARLO BARBIERI para que plantean pequeñas historias de terror. Incluso el rotulista Good Old Neon escribe una página de la historia que no necesita dibujos.

Y lo cierto es que estos guionistas invitados ayudan a que el comic tenga historias muy llamativa que ayudan a añadir un sabor especial para un comic que no deja de ofrecer historias sorprendentes y super llamativas.

Por último, el número 44 nos muestra una «Evaluación del rendimiento» en una gran empresa. Otro comic excelente que resalta el sinsentido que existe en las grandes empresas, con normas absurdas y una burocracia que anula al ser humano. Esta comic es un ejemplo perfecto del tipo de historias deprimentes, nihilistas y sin esperanza en los que los personajes muestran lo peor de la condición humana en medio de una sociedad que solo busca su autodestrucción. A pesar de lo que acabo de decir, en realidad tengo que decir que este número me ha gustado mucho.

El dibujo de Martín Morazzo y Chris O´Halloran me parece que está tan acertados como siempre. Nadie como ellos transmiten el drama existencial de estas historias y a unos personajes perdidos, sin esperanza y desamparados ante unos elementos que parece que juegan con ellos. Las expresiones faciales y corporales adquieren una cualidad casi kafkianas en estas páginas, complementando perfectamente a las historias de Prince. Y por si fuera poco, Morazzo se sale en cada uno de los desafíos narrativos que le sugiera el guionista, o tal vez es él el que le sugiere ideas visuales que luego desarrollan hasta tener clara la historia, lo veo como una posibilidad. Pero ya sea una u otra opción, la verdad es que acaban formando una dupla perfecta para el tipo de historias que se plantean en esta antología.

Hay que ir con cuidado con Ice Cream Man y dejar varios meses entre un volumen y el siguiente. O de lo contrario, la sobredosis de desesperanza puede provocarnos una crisis nerviosa o algo peor. Hecha la broma, la verdad es que este comic me da algo que no leo en ningún otro sitio, justificando de sobra su compra. Si buscas comics con historias diferentes, Ice Cream Man sin duda lo es. Eso si, prepárate a leer este comic con el estado mental adecuado.

PUNTUACIÓN:8/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 10 de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo (Image Comics)

El décimo volumen de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo, con color de Chris O´Halloran nos ha traído posiblemente la mejor historia de toda la serie.

PUNTUACIÓN: 9/10

El cómic más extraño que se publica en la actualidad sigue… ¡publicándose!

Aquí, algunas desviaciones francamente disparatadas: un Apocalypse Now lleno de Figglybumps; una ciudad entera de Gary; y una descompresión en 2 partes sobre descompresión y compresión y ciertas impresiones que esas cosas suelen causar. Esa música familiar viene de la vuelta de la esquina… ¡prepara tu cartera!

Recopila ICE CREAM MAN #37-40 USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Tiene mucho mérito que tras nueve volúmenes de Ice Cream Man repletos de historias desesperanzadas, nihilistas y perturbadoras, W. Maxwell Prince consiga sorprenderme y volarme la cabeza en este décimo volumen. Un volumen que resulta novedoso por numerosos motivos. Por supuesto por la temática de las historias, pero también por el formato de las mismas, al encontrarnos con la primera historia en dos partes de la colección. Una historia sobre la que luego comentaré pero que ya adelanto que va a marcar un hito en la colección.

La primera historia sobre unos hermanos revisando las pertenencias de su hermano fallecido mientras leen una de las historias es un drama doble, por un lado sobre el drama del suicidio y lo que supone para los familiares. Y por otro tenemos una recreación de las típicas historias bélicas protagonizada por unos peluches que plantean un contraste terrible entre la ricura de los peluches y el sangriento desenlace de la historia, que transmite que las guerras no son heroicas, sólo masacres terribles e las que la maquinaria bélica aplasta al individuo.

La segunda historia con la prisión de Garys es un drama existencial que puede servir de metáfora de las vidas monótonas, repetitivas y sin objetivo que vivimos en las sociedades modernas. Unas sociedades que buscan homogeneizarnos a todos y eliminarnos como seres diferentes con objetivos propios. La historia mantiene el todo desesperanzado general de la colección, pero tiene una diferencia fundamental. ¡Prince nos da un final final! Este planteamiento resulta tan original que me ha gustado muchísimo.

La joya de este volumen es la primera historia en dos partes que a partir de un accidente de tráfico Prince reflexiona sobre un fenómeno casi exclusivo del mundo del comic: El «decrompresing storytelling» o narrativa descomprimida. Prince reflexiona sobre la naturaleza del tiempo y cómo incluso en cinco segundos pueden contarse historias de gran complejidad. Esta historia en dos partes, la primera desde el punto de vista de la familia que va en el coche que tiene el accidente y un segundo con el punto de vista de los conductores del camión, es uno de los ejercicios más brillantes que he leído en un comic que de por si ya me gusta mucho.

Martín Morazzo con el color de Chris O´Halloran sigue siendo un seguro de vida capaz de dibujar cualquier cosa y hacerlo bien. El primer número con los personajes de peluche son una ricura que contrasta con el ambiente bélico, culminando con un combate que más que una guerra acaba siendo una masacre terrible. El segundo número con la prisión de Garys transmite perfectamente la situación kafkiana que viven los protagonistas.

Pero donde realmente se desata Morazzo es en el díptico del choque descomprimido. Dos números alucinantes en los que el paso del tiempo deja de ser una ley inmutable y se convierte en un factor narrativo más que ayuda a que el comic sea sobresaliente. La forma en que vemos los efectos del accidente y los detalles de la vida de los personajes me ha parecido una pasada. Porque las historias de W. Maxwell Prince son super originales, pero es Morazzo el que tiene que trasladarla a imágenes, y en este décimo volumen tenemos algunas de las mejores historias de esta colección también gracias al consistente trabajo del artista argentino.

Tras 40 números publicados de Ice Cream Man, me alegra comprobar que W. Maxwel Prince sigue con una imaginación y una creatividad intacta como el primer día. Espero que las ventas estén funcionando y la colección les salga rentable a sus autores, porque al menos yo seguiré comprándola mientras se siga publicando.

Comparto las primeras páginas del número 37 USA que abre este décimo volumen de Ice Cream Man:

Ice Cream Man sigue siendo una lectura única diferente a todo. Y en este décimo volumen incluso es diferente a las historias vistas hasta la fecha. Muy fan de este comic.

PUNTUACIÓN: 9/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 9 de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo (Image Comics)

Tras unos meses de descanso, retomo mis lecturas de Ice Cream Man, la inclasificable antología de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo, con colores de Chris O´Halloran, cuyo noveno volumen ha sido publicado por Image Comics.

PUNTUACIÓN: 8/10

¡Las ruedas de este lamentable camión de helados siguen girando y girando! Presentamos aquí otros cuatro escalofriantes capítulos que rozan y mordisquean la mente humana: una historia bifurcada de desdicha/engaño; una pequeña historia sobre dos vagabundos desafortunados; un bestiario de algunos monstruos muy necesarios; y una mirada al enorme vientre de una ballena. Disfruten de su viaje por este pozo interminable. Al final llegaremos al fondo…

Este noveno volumen recopila ICE CREAM MAN 33-36 USA

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

El primer número de este volumen, el 33 USA «El tipo de historia que quiero escribir» es el resumen perfecto de lo que es Ice Cream Man. En ella, el escritor W. Maxwell Prince nos cuenta una misma historia desde dos puntos de vista diferentes. Podéis ver algunas páginas al final del artículo. En la primera parte nos cuenta lo que le gustaría escribir, historias luminosas, positivas y heroicas, que encajarían en su mayor parte con lo que es el mainstream americano. Sin embargo, en la parte inferior de la página encontramos lo que acaba escribiendo, cuentos deprimentes, nihilistas y sin esperanza en los que los personajes muestran lo peor de la condición humana. Me gusta mucho Ice Cream Man, pero comento siempre que hay que acercarse a este comic con el estado mental adecuado, porque la sobredosis de drama y desesperanza es tremenda.

La segunda historia, «Dos vagabundos», me parece una rara avis en esa colección. Y digo esto porque asistimos al viaje en tren de dos vagabundos por los Estados Unidos. Un viaje en el que hablaran de todo tipo de pesadillas y leyendas urbanas que acabarán volviéndose reales. El toque novedoso está en que justo a esto, también descubriremos que otros elementos míticos positivos también son reales, lo que permite ofrece un toque luminoso final que me ha gustado mucho. Dentro que el vagabundo no va a dejar de serlo.

«El libro de los monstruos necesarios» es el siguiente número. En él, un escritor que acaba de sufrir una gran pérdida escribe un tratado con un bestiario de criaturas inevitables y eternas. El comic alterna páginas de comic tradicional con otras páginas de texto en la que junto a la descripción en prosa del monstruo se incluye una imagen del mismo. Esto consiga que el comic se sienta como algo muy diferente a las historias previas, pero que a mi me funciona peor que el resto.

Por último, «La canción de la ballena» es la última historia, y en ella un padre desconsolado busca venganza contra la ballena que se tragó a su hija Amelia. El pescador entrará al interior de la enorme ballena para buscar a su hija en el universo imposible que se abre delante suyo. Un relato triste porque a la narración en imágenes se añade la carta que el padre escribe mentalmente a su hija perdida, en la que lamenta todas las cosas que debería haber hecho cuando ella estaba viva y que no hijo. Hay un montón de personajes y situaciones freaks, pero la tristeza del relato se transmite de principio a fin.

El dibujo de Martín Morazzo y Chris O´Halloran me parece que está tan acertados como siempre. Nadie como ellos transmiten el drama existencial de estas historias y a unos personajes perdidos, sin esperanza y desamparados ante unos elementos que parece que juegan con ellos. Las expresiones faciales y corporales adquieren una cualidad casi kafkianas en estas páginas, complementando perfectamente a las historias de Prince. Y por si fuera poco, Morazzo se sale en cada uno de los desafíos narrativos que le sugiera el guionista, y acaban formando una dupla perfecta para el tipo de historias que se plantean en esta antología. Trío, en realidad, si añadimos al colorista Chris O´Halloran, que es el tercer vértice que explica el éxito de este comic.

Hay que ir con cuidado con Ice Cream Man y dejar varios meses entre un volumen y el siguiente. O de lo contrario, la sobredosis de desesperanza y depresión puede provocarnos una crisis nerviosa o algo peor. Hecha ya la broma, la verdad es que este comic me da algo que no leo en ningún otro sitio, justificando de sobra su compra. Si buscas comics con historias diferentes, Ice Cream Man sin duda lo es.

Comparto las primeras páginas del número 36 USA que abre este volumen:

Ice Cream Man mantiene sus señas de identidad y se reafirma como una lectura única en el mundo del comic mainstream americano.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 8 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran (Image Comics)

Octava recopilación de Ice Cream Man, la inclasificable antología de historias desesperazadoras y nihilistas obra de W. Maxwell Prince y Martín Morazzo, con color de Chris O´Halloran, que está publicando Image comics.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Volumen 8: Sujetos y objetos

Ábrete de par en par para recibir cuatro dosis más del cómic de psico-horror más vendido y aclamado por la crítica, ICE CREAM MAN. Aquí, encuadernados con cola de papel de calidad media, hay cuatro relatos de subjetividad objetiva: se cumplen los últimos deseos de un hombre; un experimento controlado pierde todo el control; se equilibra una balanza cósmica (¡en verso!); Doug hace todo lo posible por desintoxicarse. Es otro conjunto de angustia y hastío para el apreciador del arte antológico.

Este octavo volumen recopila los números 29 a 32 USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Debo tener cierta vena masoquista, porque se a lo que vengo cuando compro un nuevo volumen de Ice Cream Man, y sin embargo el equipo creativo formado por W. Maxwell Prince en el guion, Martín Morazzo en el dibujo y Chris O´Halloran en el color consiguen romperme el alma y dejarme con ganas de abrirme las venas de una manera diferente con cada historia. Tengo claro que el escritor Maxwell Prince debe ser una bellísima persona, pero las cosas que saca de su cabeza me parecen una barbaridad. Desperación, nihilismo y la futilidad de una vida que vamos a vivir solos en soledad que no tiene sentido son temas recurrentes de esta antología de historias que no deja de reinventarse grapa a grapa.

Curiosamente, el primer número de esta antología (nº 29 USA) me parece el menos bueno de los cuatro, al mostrarnos las últimas voluntades de un recién fallecido que tuvo que convivir con una depresión crónica que está dentro de los bienes que va a dar a sus seres queridos. Sin embargo, el siguiente número, el 30, con un ensayo clínico de una nueva droga en la que un paciente cree estar recibiendo un placebo, me parece espectacular. Dentro de lo deprimente y nihilista, claro.

Otro comic brillante es el nº31 USA, en el que Maxwell Prince arruina la alegría de la paternidad al mostrar la forma en que un padre y una hija van creciendo ella y envejeciendo él, planteando un relato triste que se recrea en la soledad de los personajes y las vidas sin sentido. esta historia me ha roto mientras lo leía.

Antes de la terapia de desintoxicación de Doug que veremos en el nº32, un nuevo prodigio de narrativa en la que cada página representa un día de Doug en el centro, tenemos un brillante preludio de 8 páginas en los que Prince y Morazzo parecen transformarse en Scott McCloud para darnos una lección de narrativa gráfica mientras nos explican la teoría de la semiótica mientras vemos la caída de Doug y su conversión en un alcohólico. Cada historia, casi cada página tiene una sorpresa o un hallazgo, ya sea en cuanto a la historia o la narrativa del comic.

El dibujo de Martín Morazzo y Chris O´Halloran me parece que está tan acertados como siempre. Nadie como ellos transmiten el drama existencial de estas historias y a unos personajes perdidos, sin esperanza y desamparados ante unos elementos que parece que juegan con ellos. Las expresiones faciales y corporales adquieren una cualidad casi kafkianas en estas páginas, complementando perfectamente a las historias de Prince. Y por si fuera poco, Morazzo se sale en cada uno de los desafíos narrativos que le sugiera el guionista, o tal vez es él el que le sugiere ideas visuales que luego desarrollan hasta tener clara la historia, lo veo como una posibilidad. Pero ya sea una u otra opción, la verdad es que acaban formando una dupla perfecta para el tipo de historias que se plantean en esta antología.

El caso es que no estamos ante un comic de terror al uso, más bien sería un drama existencial ante el descubrimiento que estamos solos en el universo, nadie cuida de nosotros, y nada bueno nos espera aparte del vacío y la nada. Me gusta esta sensación de no intentar vendernos nada y no ofrecer un mensaje moralizante, sólo romperte un poco por dentro al ir cayendo por la madriguera de conejo hacia este deprimente y depresivo mundo en el que se encuentran los protagonistas de las diferentes historias.

Hay que ir con cuidado con Ice Cream Man y dejar varios meses entre un volumen y el siguiente. O de lo contrario, la sobredosis de desesperanza puede provocarnos una crisis nerviosa o algo peor. Hecha ya la broma, la verdad es que este comic me da algo que no leo en ningún otro sitio, justificando de sobra su compra. Si buscas comics con historias diferentes, Ice Cream Man sin duda lo es.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Ice Cream Man vol. 7 de W. Maxwell Prince, Martín Morazzo y Chris O´Halloran (Image Comics)

Tras unos meses de descanso, llega una nueva dosis de nihilismo y desolación con el séptimo volumen de Ice Cream Man, la antología de historias inclasificables obra del escritor W. Maxwell Prince y los artistas Martín Morazzo y Chris O´Halloran, publicado por Image Comics.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

ICE CREAM MAN -la serie antológica de cómics aclamada por la crítica y con gran éxito de ventas- continúa aquí con otros cuatro desafortunados y enervantes episodios de descensos: un avión cae del cielo; un hombre sube al fondo de su árbol genealógico; ¡la presión sanguínea de Oscar desciende por debajo de 90/60! Es un compendio de descensos cuidadosamente calibrados para consumidores de contenidos curiosos y cabizbajos… así que acompáñanos a continuación.

Este séptimo volumen recopila los números 25 a 28 de la serie regular USA.

W. Maxwell Prince escribe en Brooklyn y vive con su esposa, su hija y dos gatos. Es autor de ICE CREAM MAN, KING OF NOWHERE, ONE WEEK IN THE LIBRARY, and THE ELECTRIC SUBLIME.

El artista argentino Martín Morazzo hizo su gran debut en los cómics estadounidenses con la saga de ciencia ficción ambiental de 2012, Great Pacific, la primera serie de Image Comics que co-creó con Joe Harris. Desde entonces, Martín ha co-creado Snowfall, una epopeya de ciencia ficción, nuevamente con Joe Harris e Image Comics, y la elegante serie de aventuras criminales, The Electric Sublime, con el escritor W. Maxwell Prince en IDW Publishing. Ice Cream Man, su nueva colaboración con W. Maxwell Prince, está siendo publicada por Image Comics. She Could Fly, una miniserie con el escritor Christopher Cantwell, co-creador y showrunner de Halt and Catch Fire de AMC, y la editora Karen Berger, también está siendo publicada por Berger Books, una editorial de Dark Horse Comics.

Como decía Forrest Gump, coger el nuevo volumen de Ice Cream Man es como abrir una caja de bombones, nunca sabes qué te vas a encontrar. Y me parece una barbaridad como W. Maxwell Prince plantea en cada nueva grapa un desafío narrativo diferente para el dibujante Martín Morazzo y el colorista Chris O´Halloran. Las historias son siempre inclasificables pero dejan poso y hacen que pienses en los mensajes ocultos que hay en cada una de las historias. El hecho que Prince apueste de esta manera en la grapa como unidad para contar sus historias auto conclusivas me parece otro elemento contracorriente de este comic, teniendo en cuenta que el mercado sin duda apuesta por los arcos y las historias serializadas pensadas para ser publicadas en tomos.

El terror es un género en auge en el mundo del comic, pero estas historias son más un drama existencial que transmite la desesperación por un mundo en el que no tenemos cabida, lleno de cosas aterradoras a nuestro alrededor que pueden o no ser sobrenaturales. En este sentido, el número 26 en el que una persona explora (literalmente en el comic) su árbol genealógico y descubre que sus antepasados todos fueron unos fracasados y él está condenado a repertirlo, y a pesar de todo quiere romper con el pasado, me ha parecido una historia brillante. Incluso cuando apuesta con cambiar el pasado brindando con una copa de alcohol, lo que sugiere que sigue cayendo en la espiral autodestrutiva.

La analogía que hace el comic en su número 27 sobre que somos insectos esperando ser machacados por el sistema, y que a veces sería preferible disfrutar de su vida sencilla sin las preocupaciones existenciales que ahora sufrimos y sobre las que no tenemos ningún control, es otra idea potentísima que me flipa que me la hayan presentado en las 26 páginas que tienen estos números.

El dibujo de Martín Morazzo y Chris O´Halloran me parece que está tan acertados como siempre. Nadie como ellos transmiten el drama existencial de estas historias y a unos personajes perdidos, sin esperanza y desamparados ante unos elementos que parece que juegan con ellos. Las expresiones faciales y corporales adquieren una cualidad casi kafkianas en estas páginas, complementando perfectamente a las historias de Prince. Y por si fuera poco, Morazzo se sale en cada uno de los desafíos narrativos que le sugiera el guionista, o tal vez es él el que le sugiere ideas visuales que luego desarrollan hasta tener clara la historia, lo veo como una posibilidad. Pero ya sea una u otra opción, la verdad es que acaban formando una dupla perfecta para el tipo de historias que se plantean en esta antología.

Por cierto, hablando de la serie en su conjunto, llevábamos varios tomos en los que parecía que el tema general del heladero del infierno había quedado en segundo término. Sin embargo, en este volumen parece que Prince empieza a plantear el que pudiera ser el final de la serie retomando al heladero, protagonista del comic aunque sea en el título, dado que ha estado ausente. Por un lado, me gusta que las historias tengan un final, pero este Ice Cream Man es tan diferente a todo que creo que echaré de menos este comic en caso que se confirme que el final está próximo.

Ice Cream Man es una rareza maravillosa dentro del mundo del comic mainstream americano. Estoy disfrutando muchísimo este comic, y espero seguir haciendo mientras Prince y Morazzo tengan ganas e ideas de seguir publicando esta serie.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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