Dos años después del final de Vengadores Endgame, por fin vemos a Sam Wilson convertido en el Capitán América en el final de Falcon y el Soldado de Invierno, la segunda serie de Marvel Studios estrenada en Disney+.
Artículo CON spoilers.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
Episodio 6. Un mundo, un pueblo.
Los Sin Banderas se vuelven más peligrosos. Sam y Bucky entran en acción.
El showrunner Marcolm Spellman escribe este último episodio de Falcon y el Soldado de Invierno junto a Josef Sawyer, que ha sido dirigido como los anteriores por Kari Skogland. El episodio tiene una duración de 52 minutos, lo que le convierte en el cuarto de menor duración, sólo superando a los dos primeros.
Como comentaba en la introducción, han pasado dos años desde el final de Vengadores Endgame, y poder ver por fin a Sam Wilson (Anthony Mackie) convertido en el Capitán América es una pasada. Me gusta mucho lo fiel que es el diseño del traje de la serie al diseño de Carlos Pacheco que Stuart Immonem convirtió en uno de los más molones trajes vistos en acción. En este sentido, las escenas en vuelo me flipan y me dan lo que llevaba esperando desde el principio de la serie.
Vista la serie ya en su conjunto, Falcon y el Soldado de Invierno ha sido espectacular y globamente entretenida, con varios momentazos increíbles, como el ver a John Walker empuñar el escudo ensangrentado, o el propio traje de «Capi» Sam. Aunque desde ya confirmo que para mi no llega satisfacer como debería por culpa de un guión muy deficiente. Y no me mal entendáis, me parece perfecto el camino que realizan los personajes a nivel general durante la serie y donde se encuentran al final. Creo por ejemplo que narrativamente tenía todo el sentido y era más interesante que Sam tuviera dudas al principio pero acabara abrazando su identidad de Capitán América al final de la serie tras sufrir una evolución y un aprendizaje. También mola (a nivel general) la presentación de John Walker (Wyatt Russell), que fuera brevemente el Capitán América, su «fall-from-grace» y que adopte al final su identidad comiquera de U.S. Agent con un traje perfecto. O que Bucky Barnes (Sebastian Stan) busque no sólo a vengarse de Hydra, sino intentar reparar el daño que causó a personas concretas que aún hoy siguen sufriendo por la pérdida de seres queridos.
En general, la serie tiene un feeling comiquero con el que conecto, y tiene destellos con momentos que están bien, pero te dejan en la mayoría de los casos con una sensación de que no han conseguido sacar todo el partido a la situación como hubiera sido deseable.
El problema es que la ejecución es realmente floja, lo que ha sido una decepción brutal. Y todo es culpa del flojísimo guión. Me imagino a Kevin Feige dándole el visto bueno a las ideas a nivel general viendo el timeline de la serie en la sala de escritores, pero luego Spellman ha fracasado terriblemente como creador de momentos carismáticos a partir de diálogos interesantes y una buena caracterización y evolución de los protagonistas.
El camino de Sam, Bucky y Walker es correcto, aunque no la ejecución, sobre lo que luego me extenderé. Pero todo lo relativo a Karly Morgenthau (Erin Kellyman) y sus Sin Banderas y el GRC me parece terrible. Ya he comentado en las reseñas previas de los episodios tres, cuatro y cinco los diversos problemas relacionados con ellos. Sobre el GRC, querer utilizarlo como metáfora del intento de expulsión de inmigrantes ilegales de Trump me parece que no funciona en ningún momento y queda como un pegote mientras la serie se mantiene en una estudiada ambigüedad.
Los Sin Banderas son unos villanos random y sin sensación de amenaza que no han estado a la altura de la serie. Eso para empezar. Pero partimos del problema de un showrunner que busca todo el rato que empaticemos con una terrorista que ha puesto un bomba y matado a inocentes porque su «lucha es justa», lo que transmite una lamentable traslación de esta historia de ficción con los disturbios raciales del BLM donde se quemaron casas y negocios de gente inocente y también se decía que había que «intentar comprender» a los manifestantes violentos, evitando calificarles de violentos o delincuentes, cosa que eran. NO todos los manifestantes lo son, claro, y está genial manifestarse contra el racismo, pero los violentos son violentos y querer ocultar esta realidad desde luego no creo que que ayude a aliviar los problemas que se viven actualmente en los Estados Unidos.
Esto vuelve a hacerse dolorosamente presente en este episodio en el terrible diálogo de Sam al senador de GRC «Dejen de llamarles terroristas«. Dice Sam ¿Y cómo llamas tú a alguien que pone una bomba y mata a inocentes? «Estas etiquetas, terrorista, refugiado, matón.. a menudo se usan para eludir la pregunta ¿por qué?» WHAAAAT? ¿Qué me estás contando? No hombre no, el discurso y en general toda la escena no funciona porque el diálogo es terrible en la medida que nos cuela de mala manera este ideario político tan pernicioso que nos alecciona para que creamos que determinadas violencias son buenas siempre que alguien diga que se hacen «por nuestro bien» o que la causa «es justa».
Y me parece estupendo la parte del discurso en el que dice que aspira a inspirar a la gente a hacerlo mejor «El único poder que tengo es que YO creo que podemos hacerlo mejor. No podemos exigirle a gente que de un paso adelante y no encontrarles a medio camino«. Esa parte está muy chula y me gusta, porque realmente esa es la esencia del Capitán América de los comics con los que he vivido toda mi vida. El que cree que para que las cosas mejoren todos bebemos ayudar en la medida de nuestras posibilidades. Y que si alguien necesita ayuda, es nuestro deber hacerlo sin importar nuestra conveniencia personal. Esta parte sí está muy bien.
Otro tema que en mi opinión no funciona es la forma en que nos intentar meter el tema racial en la historia. «Soy un hombre negro que lleva las barras y estrellas. ¿Qué es lo que no entiendo? Cada vez que cojo este escudo, se que hay millones que van a odiarme por ello. Incluso ahora, aquí, lo noto. Las miradas, juzgándome, y no puedo hacer nada para cambiarlo. Y aún así, aquí estoy sin super suero, sin pelo rubio u ojos azules.» Y el caso es que este diálogo sería brillante en el comic de Nick Spencer y Daniel acuña (entre otros artistas) que sí realizó un acertado análisis y crítica al racismo y al papel de los medios de comunicación en la sociedad americana que ayudaban a extender el odio y el conflicto. Pero aquí, en esta serie, el diálogo no funciona porque ¡es la primera vez que se pone el traje de Capitán América!! ¿Cada vez que cojo este escudo? ¿De qué estás hablando? De hecho, la gente que hay a su alrededor sin ninguna duda le vitorea, en el puente primero y tras salvar a los políticos después. ¿Quién le está odiando en ese momento? Claro que no funciona el diálogo, es que decirlo en ese momento es absurdo y no se corresponde con lo que estamos viendo, ni con el camino vital de Sam como personaje del MCU en el que nunca ha sufrido el racismo en pantalla. Por cierto, en ambos momentos le aplauden gente de varias razas incluidos blancos, sin embargo, tampoco es casualidad que en el momento del diálogo «– Ese es Black Falcon. -NO, es el Capitán América«, sólo se vean afroamericanos. Y todo eso aparte que es en respuesta a una pregunta del senador que le intenta explicar que el asunto de los asentamientos en un tema complejo, por lo que de hecho la respuesta de Sam no tiene sentido en el contexto de lo que esa persona le dice.
Pero si Karly es maniquea y tramposa, y no tanto ella sino el mensaje que Spellman lanza aprovechando ese personaje, muchísimo peor lo de Sharon Carter (Emily VanCamp), que se convierte en el verdadero desastre de la serie. De hecho, viendo de nuevo el tercer episodio sabiendo lo que sabemos ahora, te das cuenta que todo es un sinsentido terrible, y conecta completamente con el simplismo y los giros locos de las series de The CW, que en todo caso son honestas y saben qué tipo de producto son y a pesar de su falta de presupuesto y calidad profesional, hacen maravillas y transmiten su amor a los comics. Pero que de calidad de guión van justitas, justo lo mismo que este Falcon y el Soldado de Invierno. La idea que Sharon, lider de UN PAIS SOBERANO invitaría a Sam y Bucky a que se acercaran para detener a su principal activo, el doctor creador del suero del super soldado del que sólo ella tiene control y que le puede fabricar más, es una ridiculez que casi me hace pensar si Spellman nos trata a los espectadores como si estuviéramos tontos.
Sobre Bucky comentaba que es genial que busque reparar el daño a los familiares de la gente que mató. Pero su escena final con el padre de una víctima a la que mató está super mal rodada y peor, deja ambiguo un momento que debería haber sido super emocional. ¿El vecino de Bucky le ha perdonado? ¿Incluso si eso es imposible, ha encontrado algún tipo de satisfacción al conocer cómo murió su hijo y al menos eso le permite pasar páginas? NO lo sabemos, porque queda todo ambiguo debido a un montaje demencial. En todo caso, comentar que a pesar de su papel secundario, creo que Sebastian Stan está mucho mejor que Anthony Mackie y muestra un mayor carisma en pantalla que su limitado compañero.
Me gusta que en este último episodio John Walker aparezca como un héroe intentando detener a los Sin Banderas en Nueva York. Y su traje de U.S. Agent me parece perfecto. Pero sin embargo, Spellman hace que Wyatt Russell añada unos tics en su interpretación que no se entienden y no acaban de tener tampoco sentido. Además de hacerle decir una frase final que resulta de nuevo, absurda: «¡He vuelto!» ¿Has vuelto a donde? ¿Al ejército, te han readmitido? Realmente no se sabe porque, de nuevo, la escena está mal contada. Pero además, tiene lugar en la misma sala donde el ejército echó a Walker en el episodio anterior sin posibilidad de defenderse, lo que diría que es únicamente porque Julia Louis-Dreyfus (Condesa Valentina Allegra de Fontaine) sólo rodó con ellos un día y usaron el mismo set para las dos escenas, no porque esta tenga un significado concreto. Ni en un sentido ni en otro. Por cierto, el personaje de la Condesa es otro que tampoco funciona por su ambigüedad y por unos diálogos que no funcionan.
Sobre Sam / Capitán América, he comentado que me flipa verle volando con el escudo en la mano, y me traslada a los comics de Stuart Immonem y Daniel Acuña, entre otros artistas. Sin embargo, debo reconocer que el traje que es perfecto en los comics y a adaptación es literal, no acaba de funcionar en imagen real. No lo hace en lo referido a la cabeza, las gafas de vuelo y las orejas al aire, pero tampoco a la sensación de «hinchado» que da al cuerpo y sobre todo la zona de los hombros. Posiblemente esto sea una sensación subjetiva y no compartida por todo el mundo, pero debo decirlo porque así lo sentí. En todo caso, tampoco acabaron de acertar con el traje de Steve Rogers en su primera película o en la de los Vengadores, así que hay tiempo de ajustar hasta mostrar el que espero que sea el traje definitivo del nuevo Capitán América de cara a su próxima película, recién anunciada de momento en pre-producción.
Pero más allá del tema anecdótico del traje, Marcus Spellman hace un deficiente papel a la hora de construir la evolución de Sam. En la crítica del episodio pasado comentaba que NO habían mostrado correctamente dicha evolución y por qué si antes pensaba que el escudo era un símbolo que sólo tenía sentido con Steve, porqué ahora piensa diferente. «De qué serviría todo el dolor y el sacrificio si no estuviera dispuesto a seguir luchando» no es una explicación satisfactoria. Porque de hecho, él ya seguía luchando como Falcon, no es como si se hubiera retirado tras Endgame. Que no expliquen bien el cambio de opinión cuando explícitamente sí nos informaban de todos los motivos por los que NO debería ser el Capitán América narrativamente es el gran problema de la serie. Y lamentablemente, se veía venir que este último episodio tampoco se explica el cambio de criterio de Sam, no era un tema de «ya lo explicarán la semana que viene». Parece también claro que no quieren mostrar a un afroamericano admitir que se había equivocado en una idea previa, lo que al final confirma que tenía razón en mis críticas al episodio anterior, con unos problemas que no se han arreglado en este.
Falcon y el Soldado de Invierno es muy entretenida, no me molesta decirlo una vez más. Pero está muy mal escrita. Fijáos si está mal escrita que tras detener a los Sin Banderas, tenemos la escena en la que TRES supersoldados entran en un furgón para ser trasladados a la Balsa, y acaban muriendo en un atentado. Pero luego la noticia dice que murieron ¡cuatro!! Pero si sólo habían tres, ¿que mie~€¬ de guión es éste? Esta locura para terminar la serie sin otros supersoldados que Bucky y Walker, es de nuevo un elemento menor si se quiere, pero ilustrativo de lo mal acabado que está todo y que parece que les da igual que se note, lo que probablemente sea lo que más mal me sabe de todo el asunto. Y como esta, hay varias iguales durante el episodio.
Es una pena que teniendo las herramientas para haber hecho un serión, se hayan confirmado con una aventura normalita «sin más, que claramente me deja una sensación de decepción que se queda muy lejos del éxito creativo que supuso Wandavisión. De hecho, se nota que incluso en Marvel sabían que esa serie y no la de Bucky y Falcon era la buena y por eso le dieron prioridad a la hora de estrenarla.
Por todo lo expresado en las últimas semanas, me parece super equivocada la decisión de Marvel de permitir que Malcom Spellman escriba el guión de la próxima película de Capitán América protagonizada por Sal Wilson. No lo puedo decir de otra manera.
Comparto el trailer de este último episodio, que me alegra que fuera totalmente libre de spoilers.
Falcon y el Soldado de Invierno ha sido entretenida y espectacular, pero sin más. Algo que claramente me ha dejado sensación de decepción y de que los autores no han estado a la altura del encargo recibido. Una pena.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
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