Netflix ha estrenado la segunda pélicula de Enola Holmes con el mismo equipo de la primera, con la dirección de Harry Bradbeer y protagonizada por Millie Bobby Brown y Henry Cavill.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
Después del éxito de su primer caso, Enola Holmes (Millie Bobby Brown) sigue los pasos de su popular hermano, Sherlock (Henry Cavill), abriendo su propia agencia, descubriendo que la vida como mujer detective a sueldo no es tan fácil como parece. Resignada a aceptar la realidad como adulta. A punto de cerrar el negocio cuando una joven cerillera sin dinero le ofrece a Enola su primer trabajo oficial: encontrar a su hermana desaparecida Sin embargo, este caso resulta ser mucho más desconcertante de lo esperado, que hace que Enola se vea inmersa en un nuevo y peligroso mundo: desde las siniestras fábricas de Londres y los coloridos salones de música, hasta los más altos niveles de la sociedad y el propio 221B de Baker Street. A medida que las chispas de una conspiración mortal se encienden, Enola debe recurrir a la ayuda de sus amigos -y del propio Sherlock- para desentrañar su misterio. ¡El juego comienza de nuevo!
Enola Holmes 2 ha sido dirigida por el director británico Harry Bradbeer, conocido principalmente por su trabajo en series como Killing Eve o Fleabag y director de la primera película. El personaje de Enola Holmes adapta al personaje creado en la novela de Nancy Springer, pero en esta segunda película no adapta ninguna novela de Springer, sino que el guionista Jack Thorne y el propio Bradbeer se inspira en la historia real de Sarah Chapman, una trabajadora de una fábrica de cerillas que en 1888 lideró la conocida como huelga de las cerilleras, la primera realizada por mujeres en Reino Unido. La película de 123 minutos de duración cuenta con fotografía de Giles Nuttgens, montaje de Adam Bosman y música de Daniel Pemberton.
En el reparto de la película volvemos a encontrarnos a Millie Bobby Brown como Enola Holmes, Henry Cavill como Sherlock Holmes y a Helena Bonham Carter como Eudoria Holmes, madre de Enola y Sherlock. David Thewlis como el inspector jefe Grail, Adeel Akhtar como el inspector Lestrade, Louis Partridge como Tewkesbury, Hannah Dodd como Sarah Chapma, Susie Wokoma como Edith y Sharon Duncan-Brewster como Mira Troy completarían este casting de actores étnicamente diversos.
Enola Holmes fue una película bastante entretenida con una protagonista que rebosaba frescura. En esta segunda película se mantienen las señas de identidad de la anterior, teniendo claro que no hay que cambiar lo que funciona. De esta forma, tenemos una investigación que genera una aventura que no da ni un minuto de respiro al espectador y que ahonda además en la relación de Enola con su hermano mayor Sherlock.
Me parece curioso y una opinión totalmente personal, pero diría que Millie Bobby Brown y Henry Cavill no acaban de tener una buena química en pantalla. La altura y potencia física de Cavill no deja en buen lugar a Brown, recordándonos todo el rato lo menuda que es la actriz. Además, las interacciones entre ambos no acaban de ser ni especialmente divertidas ni lo excéntricas que se esperarían para un personaje como Sherlock Holmes, que en este caso además debe tener un papel secundario en relación a su hermana.
En lo referido a la historia, ha sido interesante poder descubrir la historia real de las cerilleras, aunque realmente la película se invente toda la peripecia previa que justifica la investigación de Enola Holmes. Vista en perspectiva, la historia acaba siendo super endeble y casi lo peor de la película, más empeñada en presentar acción non-stop y resaltar las ideas feministas de la sororidad y de trabajar juntas para conseguir sus metas que en hacer que la investigación sea interesante. De hecho, vista toda la película en perspectiva, la desaparición que pone todo en marcha resulta un mcguffin bastante tonto y absurdo.
Dentro que es una película entretenida, quizá la película tiene el mismo problema que la primera parte, y es su intrascendencia y falta de elementos realmente interesantes. Tan pronto como terminé de verla empezó a borrarse de mi mente porque nada había sido especialmente reseñable. De hecho, los decorados o las coreografías de acción me parecen bastante mediocres, por no decir algo más fuerte. La sensación que los productores lo han confiado todo en el carisma de Brown y Cavill, unido quizá a la excentricidad de Helena Bonham Carter, estuvo siempre presente durante el visionado.
Por cierto, teniendo en cuenta la actual ola de corrección política, no me extrañó el cambio que han planteado en el personaje de Moriarty. Pero sí me parece risible cómo han convertido al gran villano de Sherlock Holmes y mente maestra del mal en una víctima de la sociedad machista que no reconoce su trabajo y la obliga a lanzarse a una vida de crimen. ¿Si digo que me parece patético me llamaréis machista?
Hay otro elemento que me parece curioso y muestra el actual estado mental que parece transmitir el actual activismo woke. Y me refiero que Sarah Chapman, la trabajadora de la fábrica de cerillas que lideró junto a más personas la huelga de cerilleras era una mujer de origen humilde que trabajó toda su vida en trabajos humildes pero respetables y llegó a fundar el primer sindicato de mujeres trabajadoras. Sin embargo, la película cambia su origen para convertir a Sarah Chapman en una noble llamada Cicely que se disfraza de pobre para denunciar y luchar contra las condiciones laborales que sufrían las mujeres y que podían ser consideradas criminales. En cierto sentido, esto me recuerda a los influencers y ricos hijos de papá universitarios que dominan el activismo del siglo XXI, que están intentando explicar a la gente normal cómo tienen que sentir, opinar o votar para ser buenos ciudadanos, cuando ellos no saben cuales son los problemas reales a los que se enfrenta la gente normal todos los días y jamás han vivido las desigualdades de las que se consideran víctimas. Que cambien este elemento clave de la figura histórica de Chapman para que no sea una mujer humilde sino una rica con consciencia social me indica que se busca (aunque sea de forma inconsciente) transmitir la idea que la gente debe confiar en los activistas actuales que saben lo que conviene al pueblo mejor que ellos.
No, no estoy siendo malpensado ni el cambio es por casualidad. Si nada en lo referido a la representación de las diferentes etnias que aparecen en la película es casual y todo transmite que está medido y calculado, este cambio clave tampoco lo es. Se ha hecho con una motivación y el conectarlo con el actual activismo es tan obvio que sonroja un poco de lo burdo que resulta. Porque claro, la idea que la gente normal se asocie y luche por sus derechos sin necesitar a una figura paterna en forma de activista (que es lo que pasó en la vida real, ojo), obviamente no encaja con los planes de ciertos colectivos y movimientos actuales que tienen muy poco de «sociales».
En fin. Si, Enola Holmes 2 es entretenida y sirve seguro si buscas un entretenimiento que no te haga pensar. Pero la forma en que nos cuelan ideología en cada una de los productos de entretenimiento me parece bestial. Desde luego, cada vez menos sutil.
Comparto el trailer de la película:
Enola Holmes 2 es tan divertida como intrascendente, y se olvida casi tan rápido como la ves.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
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