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Crítica de 28 días después de Danny Boyle

Aunque haya sido de forma desordenada, he visto 28 días después, el clásico del cine de zombies de 2002 de Danny Boyle, protagonizada por Cillian Murphy y Naomi Harris.

PUNTUACIÓN: 8/10

Londres es un cementerio. Las calles antes abarrotadas están ahora desiertas. Las tiendas, vacías. Y reina un silencio total. Tras la propagación de un virus que acabó con la mayor parte de la población de Gran Bretaña, tuvo lugar la invasión de unos seres terroríficos. El virus se difundió, tras la incursión en un laboratorio, de un grupo de defensores de los derechos de los animales. Transmitido a través de la sangre, el virus produce efectos devastadores en los afectados. En 28 días la epidemia se extiende por todo el país y sólo queda un puñado de supervivientes.

Danny Boyle obtuvo un éxito arrollador con Trainspotting (1996) y su retrato de la juventud británica y su (ab)uso de las drogas. The beach (2000) con Leonardo DiCaprio recibió disparidad de opiniones. Para su siguiente película optó por volver a una historia planamente british, con esta película de infectados por una epidemia de rabia sumamente contagiosa y violenta. Para esta película Boyle colaboró con Alex Garland, escritor de la novela The Beach que acababa de adaptar al cine, que se encargó de escribir el guion de esta película. 28 días después se convirtió en un gran éxito de taquilla, recaudando 82 millones a partir de un presupuesto de 8 millones, pero durante la producción y rodaje sufrieron numerosos problemas presupuestarios hasta que firmaron los acuerdos de distribución mundial. La película de 113 minutos de duración cuenta con Fotografía de Anthony Dod Mantle, montaje de Chris Gill y música de John Murphy.

Cuando se piensa en 28 días después, varias de las cuestiones más comentadas son la elección de Boyle de rodar partes de la película con una cámara Canon XL1 de vídeo digital (DV), más pequeña y manejable, que rompía con la idea de tener que rodar películas comerciales con las grandes cámaras tradicionales. Además, para el rodaje de las escenas en una Londres completamente vacía, el equipo de rodaje tenía que rodar en domingo apenas amanecía, no teniendo más que 30-45 minutos como máximo mientras la policía local cortaba el tráfico de las calles clave de la ciudad.

En el reparto encontramos a Cillian Murphy como Jim, un courier que se despierta en el hospital de un coma tras haber sido atropellado. Naomie Harris es Selena, una superviviente en Londres que comparte viaje con Mark (Noah Huntley) y que salvarán a Jim de un ataque de infectados. Brendan Gleeson como Frank, un taxista, Megan Burns como Hannah, la joven hija de Frank, Christopher Eccleston como el Mayor Henry West, Stuart McQuarrie como el Sargento Farrell y Ricci Harnett como el Cabo Mitchell completarían el reparto.

Antes de empezar, os recuerdo que podéis leer mis reseñas de 28 semanas después y 28 años después en los links correspondientes. Ya entrando en 28 días después , volver a verla un porrón de años después de la última vez ha resultado un ejercicio de memoria interesante. Porque las escenas de Cillian Murphy en una Londres vacía son super icónicas y se han quedado grabadas en mi retina. También tenía cierto recuerdo de la parte en la mansión en el campo al norte de Manchester en la que un enajenado Christopher Eccleston interpretando al Mayor Henry West atrae a gente inocente con la esperanza de conseguir mujeres para sus soldados. Pero en realidad todo lo demás se me había borrado de la memoria.

No sólo eso, mientras veía la película creía que tenían que pasar cosas que en realidad no eran de esta película, ni siquiera de esta saga, sino de otras películas de este genero. No sólo de este género, porque hubo un momento que pensaba que Jim y el grupo escapaban en un ferry cuando esa es una escena de Un lugar tranquilo: Día 1. O que cuando llegan a casa de Frank y Hannah en lo alto del edificio, se iban a encontrar a la mujer de Frank atada a una cama por estar infectada. Como digo, películas muy diferentes permeaban mis recuerdos de esta, lo que provocó una sensación rara de novedad con una película que había visto varias veces. Otra de las cosas que no recordaba y que resulta curioso es que recordaba la mansión en el campo en la que tiene lugar el climax final, pero pensaba que era una película ambientada la mayor parte del tiempo en Londres, y en realidad el grupo protagonista abandona la ciudad a la mitad de la película. Otro cambio respecto a lo que recordaba.

Antes de Danny Boyle, Alejandro Amenábar planteó en Abre los ojos (1997) mostrar a su protagonista solo en medio de un espacio icónico de Madrid como es la Gran Vía. algo que en el remake americano se trasladó a Times Square de Nueva york. Las influencias son constantes en el entretenimiento, de forma que cosas que ahora estoy cansado de ver como son los zombies corredores en realidad se vieron por primera vez en esta película. O la idea de infectado que en pocos segundos se transforma. Dentro del género de zombies 28 días después marcó mucho en su momento, incluso a pesar que su final positivo sea una rareza en el género. Sin ir más lejos, comparándola con otra película que también ayudó a revitalizar el género, Amanecer de los muertos (Zack Snyder, 2004), vemos que su final es completamente diferente, potenciando el nihilismo y la idea de que la civilización está perdida por sus propios pecados.

Cuando ves 28 días después puede verse una crítica al mundo moderno que fabrica virus mortales para buscar luego una cura que no sería necesaria de no haber creado dicho virus. Los buenistas de los activistas en defensa de los animales tampoco salen bien parados, al provocar el estadillo del virus con su acción irresponsable. Pensando que van a ayudar han condenado a (casi) toda la vida de Gran Bretaña. La inutilidad del gobierno y los servicios públicos que en el momento en que más se necesitan colapsan es otro elemento evidente, lo que sugiere que la civilización moderna está a un estornudo de colapsar. El COVID en 2020 casi lo consiguió. Es curioso como una película pueda ser tan anticipatoria ante lo que casi estuvo por suceder. La idea de «hombre mata a hombre» que expresa el Mayor West en medio de un apocalipsis también es un elemento clave de esta película y del género zombie, algo que luego hemos visto ampliado en comics, juegos y series de televisión como The walking dead o The last of us.

Por cierto, otro de los elementos curiosos de ver esta película es que en 28 días después vemos como los infectados están muriendo de hambre pasadas unas semanas. El Mayor West mantenía a un infectado encadenado precisamente para conocer cuanto tardan en morir sin alimentos, lo que acabó siendo su perdición. Ese fue el punto de partida de la secuela 28 semanas después, cuando se intenta la reconstrucción de Londres a partir de la muerte de la mayoría de infectados. Digo esto porque cuando vi 28 años después la semana pasada, me pareció que Boyle había ignorado a la secuela que no dirigió él sino Juan Carlos Fresnadillo (aunque él fue productor ejecutivo). Pero en realidad en esta 28 días después ya muestra claramente que los infectados se están muriendo de hambre, lo que hace que la idea de 28 años después sea aún más imposible. Hablando de saga de películas mal conectada, lo de estas tres películas es de traca.

Visualmente la película no ha perdido su fuerza, recordándome lo gran director visual que es Danny Boyle. Las imágenes grabadas con la cámara Canon XL1 de vídeo digital no desentonan, al estar conectadas con un montaje muy acertado. Otro de los elementos llamativos es lo poco que aparecen los infectados en esta película. Cuando se piensa en una película de zombies (aunque Boyle nunca ha querido que se etiquete a su película de esta manera), se espera una mayor presencia y más sustos de los que encontramos en la película. Dicho esto, cuando aparecen son siempre escenas de gran tensión.

En lo referido al reparto, Cillian Murphy ya mostraba sus aptitudes delante de la cámara, apareciendo como Dios le trajo al mundo. Naomi Harris y Brendan Gleeson están geniales el tiempo en que stán en pantalla. Al igual que un Christopher Eccleston que es un villano estupendo debido a lo razonable que es su planteamiento en medio del caos. Sobreviviri y continuar la especie es una idea razonable, si no fuera por la parte de violar a mujeres y niñas indefensas.

El metraje de la película me parece el justo y necesario, dentro de estar a un minuto de empezar a mostrar que no tienen nada más que decir sobre este mundo desolado y se han quedado sin ideas. En todo caso, la idea que la humanidad sobrevive a pesar de todo, aunque sea fuera de Gran Bretaña, es una idea positiva en medio de tanto caos y muerte. Que me dejara con buen sabor de boca pensando en que los protagonistas iban a sobrevivir es algo que me ha gustado mucho. Como en general toda la película.

Comparto el trailer de la película:

28 días después sigue siendo una película estupenda a pesar de haber pasado más de 20 años desde que se estrenara.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de 28 años después de Danny Boyle

Tenía ganas de ver 28 años después, la nueva película de Danny Boyle con guion de Alex Garland que continúa la historia de infectados que creó en la mítica 28 días después.

PUNTUACIÓN: 7/10

Años despúes de los sucesos de «28 días después» y «28 semanas después», el virus de la ira ha regresado y un grupo de supervivientes debe sobrevivir en un mundo asolado por hordas de infectados. Realizada con un iPhone 15 Pro Max y con la ayuda de numerosos accesorios especializados. (FILMAFFINITY)

Daniel Francis Boyle (Lancashire,1956) es un director y productor inglés. Es conocido por su trabajo en las películas Shallow Grave (1994), Trainspotting (1996), La playa (2000), 28 días después (2002), Sunshine (2007), Slumdog Millionaire (2008), 127 horas (2010), Steve Jobs (2015) y Yesterday (2019). Boyle fue productor de 28 semanas después (2007), secuela de su clásico de zombies, y vuelve con fuerza con esta continuación 23 años después de la película original.

Boyle produce y dirige esta película que cuenta con guion de Alex Garland (guionista habitual de Boyle y director de Ex-Machine, Aniquilación, Civil War y Warfare entre otras). La película de 115 minutos de duración ha contado con fotografía de Anthony Dod Mantle, montaje de Jon Harris y música de Young Fathers. El rodaje tuvo lugar principalmente en el norte de Inglaterra, en las regiones de North East y Yorkshire and the Humber. Uno de sus principales hechos distintivos tiene que ver con principalmente con un iPhone 15 Pro Max, recordando al rodaje de 28 días después con la videocámara digital Canon XL-1.

En el reparto tenemos a Alfie Williams como Spike, el hijo de 12 años de Jamie (Aaron Taylor-Johnson) e Isla (Jodie Comer), que irá primero con su padre en un rito de iniciación como cazador dentro de territorio infectado, y que luego intentará llevar a su madre en busca de un doctor que trate su enfermedad, el Dr. Ian Kelson interpretado por Ralph Fiennes. Edvin Ryding como Erik Sundqvist, un soldado sueco de la OTAN, Chi Lewis-Parry como «Samson», un imponente líder alfa de los infectados y Jack O’Connell como Sir Jimmy Crystal, líder de la secta de los «Jimmies» y superviviente del brote original, completan el reparto en sus papeles principales.

El género de zombies me gusta mucho, así que no es sorpresa que tuviera ganas de ver 28 años después. Entrando a valorar una película que me ha gustado, una de las primeras cosas que me han parecido curiosas es que Danny Boyle y Alex Garland parece que obvian la película de 28 semanas después, que ni fue dirigida por Boyle aunque si se mantuvo como productor. Si en la película de Juan Carlos Fresnadillo los infectados murieron de hambre en apenas unas semanas, lo que provocó el intento de recuperación de Londres, en esta película los infectados siguen viviendo tras todos estos años, manteniéndose eso si su cualidad de ser unos zombies corredores.

Danny Boyle es un director brillante a la hora de crear imágenes super impactantes. En el caso de estos 28 años después, una parte importante de este éxito está en el montaje de la película, que intercala imágenes perturbadoras en muchos momentos, o se recrea en la sangre y el gore en varias escenas en las que los protagonistas lanzan flechas a infectados y el estallido de sangre queda congelado en pantalla. Cuando terminó la película nos preguntamos si se notaba que la película estuviera rodada con un iPhone, siendo yo de los que pensaba que no. Desde luego, no como un elemento negativo de la película.

Si en 2002 los zombies corredores de 28 días después impactaron a los espectadores, la principal sorpresa y añadido de esta película son los infectados Alpha, seres a los que el virus de la rabia actúa como un chute de anabolizantes que les transforma en seres más grandes, poderosos y difíciles de matar. Estos alpha nos van a dar un par de momentazos muy fuertes en la película con su hobby de arrancar las cabezas de sus víctimas como si de predators se tratara.

Más que una película unitaria, me ha sorprendido la naturaleza episódica que tiene la película. Y es que 28 años después plantea varias historias que son casi independientes entre si. En la primera, Jamie (Taylor-Johnson) quiere iniciar a su hijo de 12 años Spike (Alfie Williams) en el trabajo de cazador / buscador de su comunidad, ubicada en la isla de Lindisfarne, una isla ubicada en la costa norte de Inglaterra unida al continente solo en momentos de marea baja por una calzada fuertemente fortificada. Jamie lleva a su hijo a territorio infectado para que se cobre su primera presa en la forma de un infectado. Su aventura se encuentra con varios problemas e imprevistos, siendo el peor cuando se encuentran a un alpha que quiere comérselos. Sin embargo, tras una misión compleja, ambos consiguen volver con vida a la isla.

La segunda parte empieza cuando Spike descubre la existencia de un doctor que podría tratar a su madre enferma Isla (Jodie Comer), lo que le hace empezar un segundo viaje aún más peligroso que el anterior. Sobre todo cuando el posible doctor Kelson es una persona enloquecida a la que ningún humano ha visto en muchos años, y el viaje les hace pasar por territorio alpha.

Como fan del cine de zombies, la verdad es que la película tiene momentos super potentes y algunos bastante chungos, pero globamente creo que ha saciado mi sed de este tipo de historias. El poderío visual de Danny Boyle sale super reforzado tras ver la película en pantalla grande.

Sin embargo, me ha costado conectar con una historia que en muchos aspectos plantea el típico «gente tonta haciendo tonterías» como motor de la historia. Si Spike no hubiera ido nunca a «tierra firme» infectada, tendría algo de sentido que se fuera con su madre enferma que apenas puede andar a buscar al doctor. Pero que lo haga tras una misión en la que casi muere, y si no lo hace es gracias a su padre, es completamente una tontería ridícula. Y si, tengo claro que sin eso no hay película, pero me llama la atención que un guionista super inteligente como Garland (y el propio Boyle) tengan que acudir a estas «trampas» porque no se les ocurren otra forma mejor de hacerlo.

La película tiene otro problema grande, que es que no acabo de creerme este mundo 28 años después del primer estallido del virus de la rabia. Empezando porque los infectados hayan sobrevivido tanto tiempo, incluso naciendo nuevos niños infectados. De nuevo, esto es un problema pequeñito, porque tengo claro que sin eso no hay película. Pero dentro de este mundo con recursos super escasos de 28 años después, me parecía super imposible que por ejemplo Jamie no recuperara las flechas con las que había matado a infectados. (¡Si hasta Daryl lo hacía en The Walking Dead). Incluso pensando en que la sangre de los infectados mancha la flecha, pensar que algo tan valioso se deje sin más en el bosque me volaba la cabeza cada vez que pasaba. Porque me muestra a unos creadores que no han pensado del todo bien este mundo.

La llegada de unos soldados suecos varados en Inglaterra al estropearse su barco también ofrece varios momentos de «gente tonta…» super decepcionantes, al disparar en modo ráfaga malgastando munición escasa cuando deberían ser quirúrgicos en su enfrentamiento con los infectados. Aunque visualmente ya digo que hay momentos chulísimos, también me sucedía que esas escenas resultaban inverosímiles. Y eso es un problema.

Cuando Spike y su madre llegan hasta el doctor interpretado por Fiennes tenemos algunos de los momentos más potentes de la película con el monumento que ha creado para los muertos, realizado con calaveras de personas fallecidas. El papel del personaje de Ralph Fiennes me parece super interesante y añade un elemento excelente, si bien comete también alguna locura ridícula cuando duerme a un alpha y no le mata, algo que es de nuevo ridículo. Como digo, en lo relativo a la historia, junto a cosas muy chulas siempre me encontraba otras que me costaban digerir, y que provocan mi sensación de decepción.

Y a todo lo anterior hay que sumar un último aspecto que este si considero lamentable. En lugar de plantear una película con una historia con principio y final, lo mínimo que se exige cuando se va al cine a ver una película, Boyle y Garland deciden NO terminar la historia, dejando la historia en un cliffhanger absoluto.

Tengo que decir que había leído la intención de Boyle de crear una trilogía de películas de la que esta 29 años después sería la primera parte. Y también a la vez que esta película habían rodado casi en secreto su continuación. Pensando que el protagonista Alfie Williams es un chaval que tiene que crecer, tiene sentido rodar la segunda película a la vez para que no crezca entre rodajes y no cuadre con que la segunda película tenga lugar justo a continuación del final de esta. Desde un punto de vista logístico, es algo que se entiende.

Pero lo que no tiene un pase es que la película podría haberse planteado con un final que diera la sensación de historia cerrada de forma satisfactoria. Y sin embargo, Boyle creo que mete la pata con el final abierto en medio del meollo con que termina esta película. Incluso sin cambiar nada, simplemente jugando con el montaje y tomando la misma solución que planteó Ryan Cloogler en Los pecadores, terminando la película en un momento concreto para luego colocar el epílogo como una escena extra entre los créditos de la película, la sensación con que me hubiera dejado la película hubiera sido radicalmente distinta. Esto en realidad sería copiar la narrativa de Marvel Studios, que plantea las claves de las siguientes películas en las escenas entre y post-créditos. Y no se si esto les da vergüenza porque sería admitir que Marvel Studios planteaban buenas ideas en la parte de narrativa serializada.

Creo que los estudios y directores como Danny Boyle se equivocan completamente con estos no-finales. Hasta ahora, la principal diferencia del cine con la televisión es que el cine ofrecía una historia completa con inicio y final. Incluso las películas de Marvel Studios, tan criticadas por gente que no sabe de lo que habla, acertaban en este aspecto ofreciendo historias con principio y final satisfactorio, que luego dejanban tramas que serán desarrolladas más adelante. La actual moda / obsesión de los estudios de crear franquicias está provocando situaciones ridículas como en Fast X (de la que 2 años después de su estreno aún no se sabe cómo o cuando va a rodarse la continuación). Que se repite en esta película al no ofrecer un final satisfactorio me parece una tomadura de pelo.

El modelo de exhibición de películas en los cines está en crisis dado que mucha gente prefiere quedarse en casa viendo cine y series en streaming. Plantear películas sin final es la forma más rápida que puedo imaginar para echar de los cines a los pocos que aún vamos. Porque para tragarme una película sin final, incluso con las cosas destacables que tiene esta película, mejor me hubiera quedado en casa y cuando estrenen la historia completa ya si eso ya las veré en casa. Me parece un error de bulto que al final quien lo va a sufrir son los cines, cuando noten que cada vez va al cine menos espectadores.

28 años después me estaba gustando incluso con las pequeñas trampitas en la historia. Pero este no final me ha dejado con las peores sensaciones posibles. Muy mal, Boyle.

Comparto el trailer de la película:

28 años después está bien hasta que comete el pecado de dejar la historia sin final. Una moda terrible que acabará pasando factura a la industria.

PUNTUACIÓN: 6.5/10

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Crítica de Warfare de Alex Garland y Ray Mendoza

Tenía ganas de ver Warfare, la película escrita y dirigida por Alex Garland y el veterano de Irak Ray Mendoza basada en sus vivencias. Y me ha parecido una experiencia muy potente que merece verse en pantalla grande.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Basada en las experiencias reales del ex marine Ray Mendoza (codirector y coguionista de la película) durante la guerra de Irak. Introduce al espectador en la experiencia de un pelotón de Navy SEALs estadounidenses. Concretamente en una misión de vigilancia que se tuerce en territorio insurgente. Una historia visceral y a pie de campo sobre la guerra moderna y la hermandad, contada como nunca antes: en tiempo real y basada en los recuerdos de quienes la vivieron.

Alex Garland conoció a Ray Mendoza rodando Civil War, película para la que Mendoza trabajó como asesor militar. Fruto de la relación que se formó surgió la posibilidad de rodar una película que mostrara la experiencia de la guerra desde un punto totalmente realista, sin artificios, a partir de las situaciones que Mendoza vivió en Irak con su pelotón. Garland y Mendoza aparecen acreditados como directores y guionistas de la película, que tiene una duración de 95 minutos y se rodó en Reino Unido con un presupuesto de 20 millones de dólares. La producción de A24 ha contado con fotografía de David J. Thompson y montaje de Fin Oates. Destacar también el diseño de sonido de la película, realizado por Glenn Freemantle, que ha colaborado con Garland en numerosas películas.

Los únicos personajes reales mostrados con su nombre en la película son el propio Ray Mendoza, interpretado por D’Pharaoh Woon-A-Tai, y el francotirador Elliott Miller, interpretado por Cosmo Davis. El resto del pelotón de Mendoza está interpretado por Joseph Quinn como Sam, Charles Melton como Jake, Will Poulter como Erik, Kit Connor como Tommy, Taylor John Smith como Frank y Michael Gandolfini como USMC CAPT McDonald.

Warfare me ha parecido un espectacular ejercicio de estilo. La película de Garland y Mendoza parte de una premisa clara que marca todo lo que vamos a ver a continuación. Todo lo que nos muestra son hechos verificados al menos por dos personas, por lo que podemos decir que son hechos reales. Además, al buscar transmitir lo que es una experiencia de combate real, los directores decidieron no «embellecer» las imágenes añadiendo una banda sonora. Una música que quitaría parte de la sensación de realismo. De alguna manera, dicho por el propio Garland, han creado una película usando los dictados del movimiento Dogma creado y usado entre otros por Lars von Trier. Todo tiene que sentirse real. Y es algo que consiguen.

Esto es lo mejor y lo peor de la Warfare. Porque pensando en otras película de género bélico, esta película NO tiene un climax espectacular ni hay momentazos que hagan brillar a los actores protagonistas. Tampoco veremos impactantes coreografías de acción. La propia premisa hace que en realidad lo que vemos es apenas una anécdota dentro de lo que fue la totalidad de la guerra de Irak. Seguro no la más interesante ni desde luego una que tuvo el destino de la guerra en juego.

Todo lo anterior no quiere decir en absoluto que la película no sea impactante, que lo es y mucho. O que mostrar de forma realista la guerra no ofrezca momentos que me estremecieran. Warfare es una película diferente al género bélico en general, y su punto de vista creo que es muy destacado y merece ser visto en pantalla grande. Empezando por la forma en que vemos la vida del soldado, que se nutre de multitud de momentos muertos de aburrimiento en los que no pasa nada, que son rotos por un fogonazo de violencia que lo cambia todo. Esto es lo que vemos en el arranque de la película, con el pelotón entrando en una casa para realizar tareas de control en la ciudad iraquí de Ramadi. Tras horas de aburrimiento, empiezan a detectar que los insurgentes les han localizado en la casa y se están reuniendo a su alrededor. El ataque con una granada y el inicio de un tiroteo muestra otra de las realidades de la guerra moderna. Unas situaciones en las que no acabas de ver quien te dispara y a los que tu disparas sin saber si les has alcanzado o no. Fruto de la búsqueda de mostrar únicamente la verdad verificable, me llama la atención que nunca veamos a ningún iraquí muerto, algo que entiendo sucedería en la mayoría de tiroteos en Irak.

El verdadero descubrimiento de la película y lo que de verdad marca la diferencia de Warfare es el montaje de sonido, que me parece espectacular. La forma en que el sonido cambia para que sintamos lo que un personaje concreto está oyendo y sintiendo en ese momento me parece increíble. Desde los heridos que han quedado casi sordos por la explosión o el operador de comunicaciones que se siente abrumado cuando hay comunicaciones múltiples debidos a los ataques simultáneos a varios pelotones de soldados. Este recurso narrativo es lo que de verdad hace que la película sea especial y no tengamos a unos soldados parapetados detrás de unos muros durante una hora media. Warfare saca el máximo partido al sonido. Los momentos de combate son atronadores. La explosión del Bradley es ensordecedora, al igual que los momentos en los que cazas americanos hacen pasadas a baja altitud sobre la ciudad para dar cobertura a los soldados. Como digo, la edición de sonido hace que sólo por ella merezca ver la película.

Warfare obligó a todos los actores a hacer un entrenamiento riguroso para que sus movimientos fueran reales respecto a lo que se espera de unos marines en combate. Las caras conocidas de la película son Joseph Quinn (el futuro Johnny Storm de los 4 Fantásticos), Will Pouter (Adam Warlock de los Guardianes de la Galaxia), Cosmo Jarvis (Shogun) y Michael Gandolfini (Daredevil Born Again). Y tengo que decir que transmiten una sensación muy buena respecto a lo que se espera de unos marines. Aunque como digo la búsqueda del realismo provoca que NO tengan momentos actorales para brillar, creo que realizan un buen trabajo con lo que la película necesitaba de ellos. Que igual es ocultar la cabeza y dejar que otros entren en combate y se arriesguen, gritar de dolor al ser herido de gravedad o estar un poco sonado debido a una conmoción provocada por una explosión. No creo que Warfare sea una película «actoral», pero los actores tenían que sentirse verosímiles en sus roles y lo hacen, así que su labor sólo puede valorarse de forma positiva.

La película tiene 95 minutos de duración y en realidad la historia no da más de si. Me gusta la sensación anecdótica que tiene el conjunto, y como la misión termina y son evacuados, pero en realidad no puede decirse que haya una sensación de cierre a nada que hayamos visto. Hablaba al principio de ejercicio de estilo, y creo que la película de Garland y Mendoza nos ofrece un punto de vista super interesante sobre las historias bélicas y la forma de rodar situaciones de combate.

Dentro que la película me ha gustado y sobre todo el sonido me ha volado la cabeza, la historia un poco anecdótica provoca que tampoco pueda decir que Warfare sea un peliculón que provoca un antes y después. He visto montones de veces con mi hijo Salvar al soldado Ryan o Black Hawk Down. No creo que vaya a vuelva a ver Warfare a corto plazo. Pero esto no quita con que haya disfrutado de las numerosas virtudes que tiene la película y que la recomiende a todos los fans del cine bélico.

Comparto el trailer de la película:

Warfare me ha parecido un desgarrador ejercicio de estilo. Super recomendable si eres fan del cine bélico y de las historias que transmiten verdad.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Civil War de Alex Garland

Estaba dudando si ver o no Civil War, la nueva película de Alex Garland (Ex Machina, Aniquilación) con una elevada carga política. Y me alegro de haberlo hecho incluso a pesar de no ser ni mucho menos perfecta.

PUNTUACIÓN: 7/10

En un futuro cercano donde América está sumida en una cruenta guerra civil, un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra emprenderá un viaje por carretera en dirección a Washington DC. Su misión: llegar antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y arrebaten el control al presidente de los Estados Unidos.

Alexander Medawar Garland (Londres, 1970) es un escritor, guionista y director inglés. Saltó a la fama con su novela La playa (1996), que fue adaptada por Banny Boyle en 2000 con Leonardo DiCaprio. Garland empezó una fructífera colaboración con Boyle en sus siguientes películas 28 días después (2002) y Sunshine (2007). Tras eso escribió los guiones de Never Let Me Go (2010) y Dredd (2012). Y en videojuegos, coescribió Enslaved: Odyssey to the West (2010) y ejerció de supervisor de historias en Devil May Cry (2013).

Garland debutó como director al escribir y dirigir Ex Machina (2014). La película de ciencia ficción le valió una nominación al Oscar al Mejor Guion Original, y le valió tres Premios del Cine Independiente Británico, incluyendo Mejor Guion, Mejor Director y Mejor Película Independiente Británica. Su segunda película, Aniquilación (2018), una adaptación de la novela homónima de 2014, también fue un éxito de crítica aunque a mi me dejó bastante frío. Garland pasó a escribir, dirigir y producir ejecutivamente la notable miniserie Devs (2020), a la que le siguió el thriller de terror Men (2022), que no llegué a ver.

Galand escribe y dirige Civil War a partir de una idea original suya. La película de 109 minutos de duración ha contado con un presupuesto de 50 millones, el mayor de una película de la productora A24 que busca dar un salto de calidad cinematográfica, estando hasta ahora especializado en películas de bajo presupuesto. La película cuenta con fotografía de Rob Hardy, montaje de Jake Roberts y música de Ben Salisbury y Geoff Barrow, y ha sido rodada en localizaciones de Atlanta y en Londres.

Kirsten Dunst es Lee Smith, una reputada fotoperiodista de guerra de Colorado. Wagner Moura interpreta a Joel, un periodista de Reuters de Florida y colega de Lee. Cailee Spaeny es Jessie Cullen, una joven aspirante a fotógrafa de Missouri que acompaña a Lee y Joel en su viaje. Stephen McKinley Henderson como Sammy, un veterano periodista de The New York Times y mentor de Lee, Nick Offerman como el Presidente de los Estados Unidos, un presidente dictatorial que actualmente cumple su tercer mandato, Sonoya Mizuno como Anya, una reportera británica incrustada en el avance de las fuerzas occidentales sobre la capital, Jefferson White como Dave, el cámara de Anya, Nelson Lee como Tony, un reportero hongkonés que es buen amigo de Lee y Joel, Evan Lai como Bohai, un reportero hongkonés colega de Tony y Jesse Plemons como un militante ultranacionalista que encañona a los periodistas completarían el reparto.

Estuve pensando si ver en el cine Civil War porque estoy un poco sensibilizado contra los panfletos ideológicos que han invadido el entretenimiento mainstream en los últimos años. Sin embargo, leí varias críticas sobre que esta película realmente planteada cuestiones complejas de formas no maniqueas, así que decidí darle una oportunidad. Y me alegro de haberlo hecho. La clave principal de la película es que Garland evita conscientemente hablar de republicanos y demócratas, hasta el punto que los dos bandos podrían ser de ambos partidos. Porque en el momento en que estalle la guerra, ya no será un tema de buenos o malos, sino que todos pierden, sobre todo la población civil.

Lee Smith, la protagonista interpretada de forma magistral por Kirsten Dunst, da la clave de la película cuando afirma que ellos, los fotoperiodistas, no están para juzgar, sino para dar fe de unos hechos que tendrán que ser interpretados por otros. Además, afirma que cuando era corresponsal de guerra en el extranjero pensaba que cada foto suya de una masacre o un hecho terrible era un toque de atención para que la gente se viera afectada por las imágenes, e impidiera que lo mismo ocurriera en su hogar. En la película obviamente Lee no tuvo éxito, pero diría que eso mismo es lo que Garland plantea con esta película, al crear una historia sin moraleja que da por bueno limitarse a mostrar escenas terribles de americanos luchando con americanos casi sin sentido ni objetivo más allá de la lucha en si misma. Casi como modo de llamar la atención para una sociedad americana dividida como nunca entre demócratas y republicanos, ante una situación que ahora mismo es ficción, pero está demasiado cerca de la realidad de lo que nos gustaría.

Civil War empieza en medio de todo, y me resulta super interesante que Garland en realidad no quiere darnos ningún contexto de lo que sucedió antes. Por conversaciones entre el grupo de periodistas sí sabemos que la guerra estalló tras romper la ley el presidente y tomar posesión del cargo un tercer mandato, lo que provoca la independencia de varios estados entre los que están California y Texas. También se dice que el presidente eliminó el FBI y ha bombardeado a población civil, se entiende que en el contexto de la guerra civil. Sin embargo, el bando independentista en realidad no puede ser calificado de ser «el bueno» dado las cosas que hacen sobre todo en la parte final de la película.

Otra de las cosas que más me ha gustado de Civil War es que presenta a unos periodistas muy alejados de visiones idílicas de la profesión. Uno de los grandes males del periodismo hoy en día es que la mayoría han abandonado la búsqueda de la verdad y se han convertido en unos activistas de las ideas que defienden y que intentan imponer de forma igual de fanática que las ideas que dicen combatir. De esta forma, estamos viendo innumerables ejemplos de periodistas y medios que evitan informar de cosas ciertas si creen que va a afectar negativamente a «su bando». Me alegra comprobar que Garland NO plantea a los protagonistas de esta manera, siendo unas personas que se sienten reales, con elementos positivos y negativos, buenas intenciones y demonios en su pasado.

Me ha flipado ver a unos periodistas junkies de la adrenalina para los que meterse en una situación de combate les da claramente un subidón que es tan importante para ellos como informar de los hechos. Tener una versión tan humana y a la vez tan poco favorecedora para la profesión me parece uno de los principales hallazgos que plantea Garland. Algo que supongo ha escocido a más de uno.

Junto a Kirsten Dunst, la dura fotógrafa curtida en mil batallas, tenemos a un alucinante Wagner Moura como Joel, un periodista amigo de Lee que quiere conseguir como sea la exclusiva de la última entrevista al presidente antes que sea detenido y quizá asesinado. Moura tiene también una humanidad bestial, con todos sus defectos también, que convierten a Joel en un personaje espectacular. El trío lo completa Cailee Spaeny como Jessie Cullen, una aspirante a fotógrafa de guerra que será nuestros ojos al ser la novata que verá por primera vez situaciones tremendas. Los tres actores están estupendos en sus papeles, dentro que Dunst es la que más fuerza y brillantez transmite a lo largo de la película, y Spaeny la más flojita. Dentro de cumplir todos con el rol que plantea Garland en la historia.

Otra de las claves de la película es que Garland nos golpea en varios momentos con escenas de gran violencia y una tensión bestial. Civil War tiene una fuerza visual alucinante, con montones de planos increíbles, lo que sorprende en parte pensando que Garland fue escritor antes que director. Comentar además que Garland me ha ganado con un recurso que emplea en muchísimos momentos, al mostrar en medio de escenas frenéticas de acción el resultado de una foto de los protagonistas, que hace que veamos la acción con una imagen estática sin ningún sonido durante ese segundo, lo que aumenta la fuerza dramática de esa escena.

Además, comentaba al principio que Civil War ha costado 50 millones, y la verdad es que lucen estupendos en pantalla, al tener una historia con múltiples localizaciones, destacando la batalla de Washington que tiene lugar en el climax de la película. Aparte de la fuerza de la historia, visualmente la película tiene muchísima fuerza, siendo una de esas historia que merece la pena ver en pantalla grande.

Lamentablemente, la película dista mucho de ser perfecta. Está genial la intención de Garland de avisar a los americanos que esta ficción está más cerca de la realidad de lo que a la mayoría nos gustaría. Pero al final la historia se reduce a la idea fuerza que en una guerra todos son malos y se van a cometer grandes desastres en nombre de la libertad. Y me ha resultado demasiado poco, demasiado endeble todo el conjunto. Civil War está planteada como una historia episódica en el que el grupo de protagonistas encuentra varias situaciones durante su viaje. Estructura que en si misma no es un problema.Pero quizá un problema es que la mayoría de veces muestran no algo que realiza un bando o el otro, sino personas particulares que no saben por qué luchan ni qué defienden, más allá de atacar a otros.

En ciertos momentos estas escenas recuerdan el cine de zombies, al mostrar lo peor de la raza humana cuando hay escasez de recursos. Sin embargo, como digo, la mayoría de escenas no tienen un elemento político al ser hechos de personas individuales no se sabe con qué ideología. Por ejemplo, en la escena inicial del atentado en Nueva York, en la gasolinera en la que vemos cómo tratan a los ladrones o durante la tensa escena del francotirador en una casa cercana a la carretera. Todas son escenas super tensas que te ponen el corazón en un puño, pero en realidad son momentos sin demasiado sentido más allá de que la violencia engendra violencia. La tremenda escena protagonizada por Jesse Plemons es la única que puede decirse que se trata claramente de una persona de ideas cercanas a la Asociación Nacional del Rifle o los Republicanos. Pero como comentaba me gusta que esto no sea una situación de señalar a uno de los dos principales partidos políticos de los Estados Unidos.

Civil War tiene una historia y un mensaje tan endeble que provoca que muchos momentos visualmente poderosos como el incendio en el bosque se sienta como una escena bonita pero vacía, siendo una sensación que sobrevuela en muchos momentos. Por cierto, dada la complejidad a priori de una película de esta naturaleza, me ha encantado poder ver una historia contada en 110 minutos, yendo al grano con lo que nos quiere contar desde el minuto uno, lo que evita que la película llegue a hacerse larga, cosa que no sucede.

Tengo que expresar también que Garland plantea un giro en relación con uno de los protagonistas que no me ha gustado nada, al ser una situación que sale de la nada, no me parece lógica con lo visto hasta ese momento y va contra natura de ese personaje. Esa parte no me ha gustado nada. Por contra, la evolución del personaje de la fotógrafa novata sí me ha gustado mucho y refuerza la visión nada idílica que la película hace de la profesión.

Estaba leyendo además que la película ha sido criticada en los Estados Unidos precisamente por no plantear la idea de buenos (demócratas) frente a malos (los republicanos), demostrando que Garland tenía razón en plantear su historia en los términos en que lo ha hecho. Y por supuesto, dejando a la vista la gran mentira del periodismo activista que está arrasando con los valores del periodismo de ética y búsqueda de la verdad, caiga quien caiga. Aunque sean los míos.

He visto muchos elementos interesantes en Civil War y me alegro de haberla visto en pantalla grande. Sin embargo, me hubiera gustado una mayor profundidad en una historia que se me ha quedado super corta. Dentro que agradezco la intención de Garland (o así lo veo yo) de plantear una serie de escenas potentes para que cada uno las interprete como quiera, como si él fuera también un corresponsal de guerra. De hecho, esta es mi interpretación, pero entiendo que la película está abierta a otros puntos de vista, lo cual puede ser una buena excusa para iniciar un debate de ideas que resulte enriquecedor, al no querer dar soluciones fáciles ni una moraleja simplista.

Comparto el trailer de la película:

Civil War es impactante e imperfecta a partes iguales. Me alegro de haberla visto pero no creo que la vuelva a ver de nuevo. Pero en todo caso la recomiendo para que tú también puedas tener tu propio criterio ante una historia que se siente demasiado cercana a la realidad de lo que debería.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de DEVS de Alex Garland (HBO)

Decir que Alex Garland (Ex-Machina) es uno de los grandes nombres de la ciencia ficción actual no es noticia. Su última propuesta, DEVS, estrenada en HBO, es una excelente serie que me ha volado la cabeza de la mejor forma posible.
PUNTUACIÓN: 8/10
Miniserie de TV (2020). 8 episodios. Una ingeniera informática investiga los secretos del departamento de desarrollo de su empresa, puesto que cree que es responsable de la desaparición de su novio.
Alex Garland es un excelente escritor y guionista, con novelas como La Playa (1996), y giones para películas como 28 días después (2002) y Sunshine (2007), ambas junto al director Danny Boyle, o la excelente Dredd (2012). Su paso a director parecía su evolución natural para dar vida a sus ideas. Fruto de esta inquietud llegó su opera prima, la sobresaliente Ex-Machina (2015) que planteaba una interesante reflexión sobre la Inteligencia Artificial. Su segunda pelícual Aniquilación (2018), estrenada en Netflix no satisfizo las enormes expectativas que se habían creado.
El estreno de su nuevo proyecto DEVS planteado como miniserie de televisión de 8 episodios para la HBO que escribe, dirige y produce había generado una enorme expectación, más si cabe al estrenarse en pleno confinamiento, y me alegra poder decir que esta vez sí el resultado final me ha parecido espectacular.
Rob Hardy es el director de fotografía que plantea una paleta gris naturalista en el mundo real de San Franscisco que contrasta con la explosión de color dentro de DEVS. La música corre a cargo de Geoff Barrow, The Insects, Ben Salisbury, creando una partitura minimalista adornada con sonidos perturbadores que consiguen desequilibrar al espectador.
DEVS tiene como protagonistas a Lily (Sonoya Mizuno) una programadora en la empresa de alta tecnología Amaya propiedad de Forest (Nick Offerman), que sufre un trauma provocado por la muerte de su hija Amaya en un accidente años atrás. Lily investigará la desaparición de su novio Sergey (Karl Glusman) y de verá envuelta en un misterio que amenazará todo en lo que cree. Para su investigación, Lily tendrá que pedir ayuda a su ex-novio Jamie (Jin Ha) un experto en cyber seguridad, mientras se tendrán que enfrentar a Kenton (Zach grenier), el jefe de seguridad de Amaya.
Dentro del misterioso departamento DEVS de Amaya, conoceremos a su diseñadora jefe Katie (Alison Pill) que parece ser la que más sabe del objetivo último del proyecto. Lyndon (Cailee Spaeny) y Stewart (Stephen McKinley Henderson) son otros de los miembros del programa.
DEVS es una excelente muestra de ciencia ficción inteligente que consigue provocar una reflexión en el espectador. Aunque todo surge a partir de la desaparición del novio de Lily, la gran pregunta de la serie es ¿Qué es DEVS? Durante la serie varios personajes creen que se trata del departamento de desarrollo (development) de Amaya, pero las cosas no son tan simples.
Alex Garland está empeñado en hacerse las grandes preguntas de la ciencia ficción. Si en Ex Machina planteaba si una I.A. tenía derecho a la vida y a buscar su propia conservación, DEVS gira sobre la propia existencia del libre albedrío o si por el contrario, estamos en un mundo determinista de causa y efecto en el que nuestras elecciones no son nuestras al estar fijadas de antemano. Por no hablar de si nuestro universo es único a somos uno de muchos universos alternativos con infinitas opciones para cada suceso.
Garland plantea cuestiones interesantes pero no quiere dar una respuesta fácil, dejando una parte importante del juego al espectador, para que las intérprete. No se si todas las cuestiones tienen el peso dramático que Garland querría que tuvieran, pero siempre agradezco que un autor confíe en mi inteligencia y no me tome por tonto, lo cual ya es un punto muy positivo a su favor.
Dentro que estamos en un mundo actual, o al menos en un futuro muy cercano, DEVS tiene una parte mundana reflejada en San Francisco y su bahía, a menudo envuelta en niebla que nos sugiere que la realidad no está tan clara como querríamos pensar, y una parte tecnológica ubicada en las instalaciones de Amaya, que tienen un montón de elementos extraños que amenazan nuestra suspensión de credulidad, como la enorme figura de 10 metros de altura que reproduce a la hija fallecida de Forest, la verdadera obsesión del dueño de la empresa.
Otro elemento que busca romper nuestra sensación de realidad, además de la propia tecnología dentro de DEVS de colores dorados y elementos fantásticos, es la figura de Lyndon, un joven técnico de DEVS que está muy bien interpretado por una mujer, Cailee Spaeny, lo que sirve para hacer que sintamos que hay algo extraño que no acaba de encajar. Algo que se repite una y otra vez.
Garland plantea una conexión de las compañías tecnológicas que buscan crear avances revolucionarios con las sectas religiosas que creen que sus creencias, acertadas o equivocadas, crean la base que crea sus realidades. Esta conexión, y la personificación de Forest como un nuevo «mesías» me han parecido también muy interesantes. En papel de Lily cómo verso suelto será clave en la resolución de la historia y en las sorpresas que iremos descubriendo con ella.
Alex Garland hace una ciencia ficción fría. Esta frialdad y el ritmo pausado de toda la narración son quizá los elementos que pueden hacer que está serie no encaje con los gustos de todos los espectadores.
Aunque Lily y Forest sufren un gran dolor interior, y las buenas interpretaciones consiguen que lo sintamos, en muchos momentos se comportan casi como autómatas y no seres humanos, algo que también le pasa a Katie, la mano derecha de Forest. Entiendo que en parte esto es una decisión consciente de Garland que enlaza con el tema central de la serie, pero provoca que en muchos momentos sea muy difícil empatizar con los ningún personaje.
La resolución de DEVS y el plan de Forest plantea una idea muy loca, muy interesante pero muy loca. En función de si este final te encaja o no la sensación final que te dejará va a ser completamente diferente. A mi me gustó y me sorprendió, así que considero que Garland ha cumplido con su objetivo último de entretenimiento, aunque también me queda la sensación de que igual la idea no daba para tanto y todo es menos profundo de lo que Garland cree que es.
Dicho esto, el hecho que días después siga pensando en las cuestiones planteadas por Garland hacen que valore super positivamente todo el conjunto. No sé cuál va a ser la siguiente obra de Garland, no se si será película o una nueva serie de televisión. Pero tengo claro que yo la veré, me ha ganado completamente.

Comparto el misterioso trailer de esta serie:
https://youtu.be/UZC5NsNJZJ4
Alex Garland se confirma con una interesantísima voz dentro del género de la ciencia ficción. A pesar de su tono lento y sus personajes fríos, he encontrado DEVS como una serie totalmente recomendable sobre la que seguiré pensando durante bastante tiempo.

PUNTUACIÓN: 8/10

 

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