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La Reina de la Oscuridad de Margaret Weis y Tracy Hickman (Crónicas de la Dragonlance 3)

Termino mi relectura de la primera trilogía de Crónicas de la Dragonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman con La Reina de la Oscuridad, tercera novela de la serie que cierra la primera parte de historias.

PUNTUACIÓN: CLÁSICO ¿DESCAFEINADO?

La guerra contra los dragones siervos de la Reina de la Oscuridad sigue su curso. Armados con los misteriosos y mágicos Orbes de los Dragones y con la resplandeciente Dragonlance, los compañeros se convierten en la esperanza del mundo.

Por ahora, cuando amanece un nuevo día, los oscuros secretos que han ensombrecido los corazones de este grupo de amigos salen a la luz. La traición, el engaño y la debilidad estarán a punto de destruir todo lo que ya han conseguido. Les queda por librar la más grande de las batallas: cada uno contra sí mismo. Y al final, serán héroes.

Esta compañía de héroes está formada por Tanis Medio Elfo, un medio elfo bastardo y el líder del grupo, dividido entre la mujer humana Kitiara y la princesa elfa Laurana, que le acompaña en sus aventuras;  Goldmoon, hija del jefe de la tribu Que-Shu, portadora del Báculo de Cristal Azul y primera clériga del bien desde el Cataclismo; Riverwind, guardaespaldas e interés romántico de Goldmoon; Caramon Majere, un guerrero enorme, musculoso y a veces lento de mente, con un profundo afecto por su hermano; Raistlin, un mago cínico, sarcástico y físicamente frágil, del que desconfían la mayoría del grupo. El grupo lo completan, Flint Fireforge, un viejo enano rudo y viejo amigo de Tanis, y Tasslehoff Burrfoot, un kender alegre, no tan inocente con las manos más rápidas del mundo para llevarse «sin querer» objetos ajenos, Tika, antigua camarera convertida en aventurera mientras sigue a su amado Caramon, Gilthanas Kanan, príncipe elfo luchador-mago y hermano de Laurana

Margaret Edith Weis (Misuri, 1948) es una escritora estadounidense especializada en la novela fantástica y en la ciencia ficción. Junto a Tracy Hickman, creó el universo literario y de juegos de rol Dragonlance. En 1983, Weis se presentó al puesto de editora de juegos en TSR, Inc. puesto para el que fue rechazada. Sin embargo , consiguió el trabajo de editora de libros, en el que trabajó hasta 1986. Uno de sus primeros trabajos fue ayudar a coordinar, junto a Tracy Hickman, «Project Overlord», que debía incluir una novela y tres módulos para AD&D. Weis y Hickman idearon la trama de la novela y contrataron a un escritor para que escribiera la novela. Como esta idea no funcionó, Hickman y Weiss decidieron escribir ellos mismos la primera novela de la serie. «Project Overlord» pronto pasó a llamarse Dragonlance y se convirtió en una trilogía de novelas, Las crónicas de la Dragonlance, y quince módulos interconectados. Weis y Hickman también escribieron la siguiente trilogía, Leyendas de la Dragonlance, que se publicó en 1986.

Tracy Raye Hickman (Utah, 1955) es un autor estadounidense de fantasía y creador de juegos de rol. Escribió las novelas de Dragonlance con Margaret Weis. También escribió material para juegos de rol mientras trabajaba para TSR, además de coescribir novelas con su mujer, Laura Hickman. Es autor o coautor de más de 60 libros. Su mujer Laura le introdujo por primera vez al mundo de Dungeons & Dragons (D&D) poco después de casarse. Juntos, Tracy y Laura escribieron las versiones originales de los módulos de aventura Rahasia y Faraón, publicándolos de forma privada. Cuando Tracy y Laura Hickman viajaban de Utah a Wisconsin para unirse a TSR, empresa que publicó los juegos de Dungeons & Dragons donde llevaron sus juegos, Hickman concibió la idea de una ambientación que volviera a hacer temibles a los dragones. En TSR encontró a otros creadores interesados en su proyecto, que se llamó «Proyecto Overlord».  Cuando TSR anunció su intención de desarrollar la serie de aventuras de rol basadas en dragones de Hickman, esto dio lugar a las Crónicas de la Dragonlance, y al inicio de su asociación con Margaret Weis.

En la reseña de El retorno de los dragones, primera novela de la serie de la Dragonlance, comentaba que le tengo mucho cariño a esta serie de novelas que ayudaron a afianzar mi afición a la lectura de libros. Reconozco que igual es fallo mío, pero hasta hace unos pocos años los libros sólo los leía una vez. Tengo tantas lecturas pendientes que ni me planteaba volver a leer algo que ya leí en su día. Las novelas de DUNE de Frank Herbert fueron la primera serie de novelas que me hicieron cambiar de idea, y ante el estreno de la estupenda película de Dungeons & Dragons me animé a volver al mundo de Krynn.

Un primer tema a comentar sobre esta serie de la Dragonlance es que se trata de libros publicados en Estados Unidos en 1984/85. Hablamos por tanto de historias que están a punto de cumplir 40 años. Y aparte del hecho que los libros de alguna manera nacieron para dar cobertura narrativa a las campañas de rol de Dungeons & Dragons, cosa que yo en su día no conocía, hay que reconocer que se trata de unas novelas hijas de su tiempo y de las modas del momento. Yo leí la Dragonlance ANTES que El Señor de los Anillos, y las inspiraciones evidentes que veo ahora no las sentí en la primera lectura en la que todo me parecía super original y con una personalidad increíble.

Volver a leer estos libros ha sido una experiencia curiosa. Pero lamentablemente no siempre positiva. Comentando mis impresiones de La tumba de Huma, la segunda novela de la serie, ya comenté mi disgusto ante la sorpresa que Weis y Hickman se saltaban elementos fundamentales de la historia resumiéndolo en unas pocas páginas con un poema épico o en esta novela haciendo que el héroe cuente a sus amigos lo que ha sucedido después de realizar la hazaña. No hablamos que entre el final de La Guerra de las Galaxias y el Imperio contraataca los héroes hubieran tenido otras aventuras que no tenían nada que ver con la trama de esa película concreta. Y si te apetecía conocerlas, te comprabas los comics Marvel. Por seguir con el símil de Star Wars, lo que hacen las novelas de la Dragonlance sería como si al principio de El retorno del Jedi Luke y Leia comentaran cómo salvaron a Han en lugar de ver la aventura en el palacio de Jabba. Y cuando resulta que La Reina de la Oscuridad tiene una extensión de 445 páginas igual que La tumba de Huma y super similar a El regreso de los dragones, me empiezo a temer que TSR (los dueños de D&D) o Random House (editores de las novelas) impusieran una duración máxima de los libros y Weis y Hickman tuvieran que acoplar no del todo bien la historia a esta limitación. Igual la edad me hace malpensado, pero pinta que esta imposición se produjo y la lectura de la novela se resiente por ello.

Por no comentar sólo lo malo, me gusta mucho el personaje de Laurana. Ha sido genial ver su evolución de princesa caprichosa que vivía una cómoda vida en la corte de los elfos, a una endurecida líder de los Caballeros de Solamnia que dirige el combate contra las fuerzas de la oscuridad. Dicho esto, en aras de la síntesis la novela se salta toda la guerra, lo cual resulta una pena. También me gusta mucho el kender Tasslehoff, y su moral distraida en lo relativo a la propiedad privada de los demás. Y por supuesto, lo divertido que resulta el despistado mago Fizban. La idea final que todo el caos que provoca Fizban no es tan aleatorio como parecía me parece una muestra de buena planificación por parte de Weis y Hickman, conectando muy bien la historia-río que ha tenido lugar en estas tres novelas.

Cuando leí la novela la primera vez aluciné con el drama de Tanis, dividido entre el amor a dos mujeres, o de Caramon y su lealtad hacia su hermano el mago Raistlin. Sin embargo, esta segunda lectura me ha parecido todo un folletín super exagerado, me ha costado mucho disfrutar del dramón que viven en estas páginas. Incluso a pesar de descubrir que todo estaba más o menos predestinado, hay de nuevo varios deuses-ex-machina bastante groseros, empezando por el papel que juega Raistlin en el climax final.

Creo que se nota que Weis y Hickman eran unos escritores bastante novatos cuando escribieron la Dragonlance. Por ejemplo con la sensación que más que climax, las últimas 50 páginas son bastante anticlimáticas. Sin embargo, creo que a pesar de todo la novela es muy entretenida y sus 455 páginas se leen en un suspiro. Dicho esto, la lectura de la Dragonlance no ha sido lo chula que esperaba. Si me hubieran encantado estos libros tengo claro que hubiera continuado con los libros de Leyendas de la Dragonlance. Sin embargo, creo que me voy a quedar aquí.

Hablamos mucho de lo bien o mal que ha envejecido una película «clásica» (sea de la época que sea). Estas últimas semana he sentido eso mismo aplicado a unos libros que tampoco es que sean tan antiguos, al hablar de 40 años escasos. Los libros de la Dragonlance tendrán siempre un lugar en mi corazón por lo que supusieron a mi yo adolescente, pero ya no en el pedestal de los mejores libros. Me alegra recuperar a los personajes, pero me apena que no me fliparan como la primera vez.

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La tumba de Huma de Margaret Weis y Tracy Hickman (Crónicas de la Dragonlance 2)

Tras la estupenda relectura de El retorno de los dragones, me he animado con La tumba de Huma, la segunda novela de las Crónicas de la Dragonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman.

PUNTUACIÓN: CLÁSICO DECEPCIONANTE

Ahora todo el mundo sabe que los esbirros draconianos de Takhisis, la Reina de la Oscuridad, han vuelto. Todas las naciones se disponen a defender sus hogares, sus vidas y su libertad. Pero las razas llevan largo tiempo divididas por el odio y los prejuicios. Los guerreros elfos luchan contra los caballeros humanos. La guerra parece perdida antes de comenzar. Los compañeros se ven separados por el conflicto, viviendo distintas aventuras. Pasará una estación completa antes de que vuelvan a reunirse, si es que lo consiguen. Bajo el pálido sol invernal, un caballero caído en desgracia, una doncella elfa mimada y un kender algo chiflado ven cómo se acercan las tinieblas.

Nadie diría que son unos héroes. Y ellos, menos que nadie.

Esta compañía de héroes está formada por Tanis Medio Elfo, un medio elfo bastardo y el líder del grupo, dividido entre la mujer humana Kitiara y la princesa elfa Laurana, que le acompaña en sus aventuras; Sturm Brightblade, escudero de los Caballeros de Solamnia y hombre profundamente honorable; Goldmoon, hija del jefe de la tribu Que-Shu, portadora del Báculo de Cristal Azul y primera clériga del bien desde el Cataclismo; Riverwind, guardaespaldas e interés romántico de Goldmoon; Caramon Majere, un guerrero enorme, musculoso y a veces lento de mente, con un profundo afecto por su hermano; Raistlin, un mago cínico, sarcástico y físicamente frágil, del que desconfían la mayoría del grupo. El grupo lo completan, Flint Fireforge, un viejo enano rudo y viejo amigo de Tanis, y Tasslehoff Burrfoot, un kender alegre, no tan inocente con las manos más rápidas del mundo para llevarse «sin querer» objetos ajenos, Tika, antigua camarera convertida en aventurera mientras sigue a su amado Caramon, Gilthanas Kanan, príncipe elfo luchador-mago y hermano de Laurana y Elistán, clérigo de Paladine.

Margaret Edith Weis (Misuri, 1948) es una escritora estadounidense especializada en la novela fantástica y en la ciencia ficción. Junto a Tracy Hickman, creó el universo literario y de juegos de rol Dragonlance. En 1983, Weis se presentó al puesto de editora de juegos en TSR, Inc. puesto para el que fue rechazada. Sin embargo , consiguió el trabajo de editora de libros, en el que trabajó hasta 1986. Uno de sus primeros trabajos fue ayudar a coordinar, junto a Tracy Hickman, «Project Overlord», que debía incluir una novela y tres módulos para AD&D. Weis y Hickman idearon la trama de la novela y contrataron a un escritor para que escribiera la novela. Como esta idea no funcionó, Hickman y Weiss decidieron escribir ellos mismos la primera novela de la serie. «Project Overlord» pronto pasó a llamarse Dragonlance y se convirtió en una trilogía de novelas, Las crónicas de la Dragonlance, y quince módulos interconectados. Weis y Hickman también escribieron la siguiente trilogía, Leyendas de la Dragonlance, que se publicó en 1986.

Tracy Raye Hickman (Utah, 1955) es un autor estadounidense de fantasía y creador de juegos de rol. Escribió las novelas de Dragonlance con Margaret Weis. También escribió material para juegos de rol mientras trabajaba para TSR, además de coescribir novelas con su mujer, Laura Hickman. Es autor o coautor de más de 60 libros. Su mujer Laura le introdujo por primera vez al mundo de Dungeons & Dragons (D&D) poco después de casarse. Juntos, Tracy y Laura escribieron las versiones originales de los módulos de aventura Rahasia y Faraón, publicándolos de forma privada. Cuando Tracy y Laura Hickman viajaban de Utah a Wisconsin para unirse a TSR, empresa que publicó los juegos de Dungeons & Dragons donde llevaron sus juegos, Hickman concibió la idea de una ambientación que volviera a hacer temibles a los dragones. En TSR encontró a otros creadores interesados en su proyecto, que se llamó «Proyecto Overlord».  Cuando TSR anunció su intención de desarrollar la serie de aventuras de rol basadas en dragones de Hickman, esto dio lugar a las Crónicas de la Dragonlance, y al inicio de su asociación con Margaret Weis.

En mi reseña de El retorno de los dragones ya explicaba lo importantes que fueron los libros de la Dragonlance para afianzar mi afición por la lectura. También que en ese momento de 1987/88 en que debí leer esta segunda novela (con trece o catorce años) no sabía nada de juegos de rol o del Dungeons & Dragons, sólo tenía la referencia de estos libros como único formato de entretenimiento disponible. Y la relectura de esta novela me ha ofrecido sentimientos encontrados.

Recordando esos años, mi yo chaval ya tenía la experiencia de El imperio contraataca como ejemplo de franquicia que dejaba claro que entre película y película los personajes habían vivido otras aventuras. De esta manera, que la novela se inaugure con los héroes devolviendo el Mazo de Kharas a los enanos de Thorbardin iba en la misma línea, lo cual no me supone un problema importante. Dentro de la lástima que supone no conocer la aventura en cuestión, claro. Pero a nivel general esto me sugería que igual que existían los comics de Star Wars, debían haber más aventuras que descubrir de estos personajes.

La tumba de Huma sigue una estructura muy habitual en la fantasía de separar al grupo de héroes para que puedan vivir dos aventuras en paralelo. Por un lado Tanis, Raistlin, Caramon, Tika, Goldmoon y Riverwind serán ayudados por la princesa elfa Alhana Starfreeze, dirigiéndose al reino éfico de Silvanesti para intentar combartir la maldición que asola el reino. Por otro, Laurana, Sturm, Flint, Tasslehoff y Elistan escapan con un pequeño grupo de Caballeros de Solamnia a la devastación de la ciudad de Tarsis.

El problema es que justo a continuación de separarse el grupo de Laurana vive una aventura a priori apasionante tras la cual consiguen un segundo Orbe de Dragón, el primero lo encuentra el grupo de Tanis, pero esta aventura es despachada como una canción épica en apenas dos páginas, algo que supone un tremendo jarro de agua fría. Porque una cosa es que como digo entre novelas los héroes corran otras aventuras, y otra que una parte importante de esta historia nos sea «hurtada» de mala manera. La tumba de Huma es de nuevo una novela corta de apenas 445 páginas en la que hay enormes elipsis a lo largo de la narración. Esta en concreto me parece un ejemplo de lo que NO hay que hacer en una novela de fantasía y espada y brujería.

En positivo tengo que decir que me gusta mucho la evolución de Laurana, que se convierte en la gran protagonista de la novela junto con Sturm, el joven caballero de Solamnia. Otro personaje que me gusta mucho es el pequeño kender Tasslehoff Burrfoot, que una y otra vez nos muestra la importancia de la curiosidad y de mirar las cosas con otros ojos. Ellos dos me parecen los mejores personajes de la novela. En esta parte me gusta la forma en que conocemos la situación de las tres tribus de elfos, y cómo los refugiados Silvanesti y Qualinesti han explotado a los Elfos salvajes y les están expulsando de sus hogares donde vivían. Que unos elfos a priori personificación de la pureza sean capaces de actos egoistas, por no calificarlos de malvados, me parece super interesante. Al igual como la lucha por el poder en el seno de los Caballeros de Solamnia, que pondrá en la picota a Sturm acusado de cobardía.

Recordaba la novela con mucho cariño, y recuerdo que en su momento el sacrificio de Sturm me impactó muchísimo y me pareció super épico. Sin embargo, leído ahora tengo que reconocer que me ha parecido un poco chof. De hecho, fruto de la economía narrativa de Weis y Hickman, más que una novela, el climax parece un tratamiento que nos cuenta a grandes rasgos lo que va pasando en la novela de mayor extensión que sería de alguna manera «la buena». Algo que como podréis imaginar no lo digo de forma positiva. La batalla y asedio de la fortaleza de los caballeros es despachado de nuevo con una elipsis incomprensible a ojos del siglo XXI, y el que se supone es el climax final tiene una duración de 4/6 páginas, algo totalmente insuficiente. El uso «fuera de plano» de las lanzas Dragonlance que dan nombre a la serie de novelas, para matar a dos dragones es un buen ejemplo de los problemas narrativos de esta novela, a la que le falta épica por todos lados.

En el lado de Sturm y Laurana al menos si hay una sensación de capítulo cerrado, pero mucho peor es lo que Weis y Hickman hacen con el segundo grupo. Tras la aventura en Silvanesti seguiran unos días en los que los héroes, incluso Raistlin, pueden disfrutar de unos días de felicidad mientras actúan en una posada para reunir dinero para poder embarcar en un barco que les lleve con los caballeros de Solamnia, donde esperan encontrarse con sus amigos. Esta segunda trama literalmente queda cortada a mitad y se queda con un NO-final terrorífico, lo que provocó que en cierto sentido la novela se sienta partida en dos. Lo que de nuevo no mola. En esta parte de la novela asistiremos por fin a la presentación de Kitiara, la hermana de Raistlin y Caramon e interés romántico de Tanis el semi-elfo, pero la verdad es que se siente como un WTF?! alucinante, al aparecer porque si en un sitio justo a tiempo para a continuación aparecer en otro lugar con la misma aleatoriedad que mueve en conjunto.

El novela se lee en un suspiro y a pesar de las cosas con las que no he conectado, la verdad es que es un placer volver a encontrarme con unos personajes que son historia viva de mi afición lectora. Pero dicho esto, la verdad es que la novela, incluso reconociendo la parte de construcción del mundo y la complejidad de las sociedades humanas y elfas, me ha decepcionado bastante. Espero que la lectura de La Reina de la Oscuridad, tercera parte de la Dragonlance, me quite este mal sabor de boca.

PUNTUACIÓN: CLÁSICO DECEPCIONANTE

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El retorno de los dragones de Margaret Weis y Tracy Hickman (Crónicas de la Dragonlance 1)

Más de 35 años después, he vuelto a leer El retorno de los dragones, la primera novela de la serie Crónicas de la Dragonlance de Margaret Weis y Tracy Hickman, uno de los libros claves que afianzaron mi afición por la lectura.

PUNTUACIÓN: CLÁSICO ENTRE LOS CLÁSICOS

Son amigos de toda la vida que siguieron caminos distintos. Ahora vuelven a reunirse, aunque cada uno oculta a los demás algún secreto en particular. Hablan de un mundo sobre el que se cierne la sombra de la guerra, cuentan historias de extraños monstruos, de criaturas míticas forjadas en la leyenda, pero no dicen nada de sus secretos.

Al menos, no por el momento. No los revelarán hasta que se encuentren con una hermosa y enigmática mujer, que porta una vara mágica. Ella hará que el grupo de amigos se vea inmerso en las sombras, y que sus vidas cambien para siempre, al tiempo que forjan el destino del mundo.

Nadie esperaba que fueran unos héroes. Y ellos, menos que nadie.

Esta compañía de héroes está formada por Tanis Medio Elfo, un medio elfo bastardo y el líder del grupo, dividido entre la mujer humana Kitiara y la elfa Laurana; Sturm Brightblade, escudero de los Caballeros de Solamnia y hombre profundamente honorable; Goldmoon, hija del jefe de la tribu Que-Shu, portadora del Báculo de Cristal Azul y primera clériga del bien desde el Cataclismo; Riverwind, guardaespaldas e interés romántico de Goldmoon; Caramon Majere, un guerrero enorme, musculoso y a veces lento de mente, con un profundo afecto por su hermano; Raistlin, un mago cínico, sarcástico y físicamente frágil, del que desconfían la mayoría del grupo. El grupo lo completan, Flint Fireforge, un viejo enano rudo y viejo amigo de Tanis, y Tasslehoff Burrfoot, un kender alegre, no tan inocente con las manos más rápidas del mundo para llevarse «sin querer» objetos ajenos.

Margaret Edith Weis (Misuri, 1948) es una escritora estadounidense especializada en la novela fantástica y en la ciencia ficción. Junto a Tracy Hickman, creó el universo literario y de juegos de rol Dragonlance. En 1983, Weis se presentó al puesto de editora de juegos en TSR, Inc. puesto para el que fue rechazada. Sin embargo , consiguió el trabajo de editora de libros, en el que trabajó hasta 1986. Uno de sus primeros trabajos fue ayudar a coordinar, junto a Tracy Hickman, «Project Overlord», que debía incluir una novela y tres módulos para AD&D. Weis y Hickman idearon la trama de la novela y contrataron a un escritor para que escribiera la novela. Como esta idea no funcionó, Hickman y Weiss decidieron escribir ellos mismos la primera novela de la serie. «Project Overlord» pronto pasó a llamarse Dragonlance y se convirtió en una trilogía de novelas, Las crónicas de la Dragonlance, y quince módulos interconectados. Weis y Hickman también escribieron la siguiente trilogía, Leyendas de la Dragonlance, que se publicó en 1986.

Tracy Raye Hickman (Utah, 1955) es un autor estadounidense de fantasía y creador de juegos de rol. Escribió las novelas de Dragonlance con Margaret Weis. También escribió material para juegos de rol mientras trabajaba para TSR, además de coescribir novelas con su mujer, Laura Hickman. Es autor o coautor de más de 60 libros. Su mujer Laura le introdujo por primera vez al mundo de Dungeons & Dragons (D&D) poco después de casarse. Juntos, Tracy y Laura escribieron las versiones originales de los módulos de aventura Rahasia y Faraón, publicándolos de forma privada. Cuando Tracy y Laura Hickman viajaban de Utah a Wisconsin para unirse a TSR, empresa que publicó los juegos de Dungeons & Dragons donde llevaron sus juegos, Hickman concibió la idea de una ambientación que volviera a hacer temibles a los dragones. En TSR encontró a otros creadores interesados en su proyecto, que se llamó «Proyecto Overlord».  Cuando TSR anunció su intención de desarrollar la serie de aventuras de rol basadas en dragones de Hickman, esto dio lugar a las Crónicas de la Dragonlance, y al inicio de su asociación con Margaret Weis.

Las crónicas de la Dragonlance son uno de los libros de mi vida. Fue publicado en España por Timun Mas en 1986, por lo que yo lo debí leer con 12 o 13 años. El impacto que tuvo El retorno de los dragones en mi fue tremendo, y a partir de él surgió el ansia por buscar otros libros de fantasía, empezando por El Señor de los Anillos de Tolkien. Cuando leí esta novela, no sabía nada de la historia editorial que acabo de comentar o que había nacido como una novelización de unos módulos de Dungeons & Dragons. Ni falta que hacía. Los personajes eran tan carismáticos, sus dramas tan reales y la aventura tan grande, que me impactaron muchísimo. Y me hicieron querer leer más de este mundo fantástico.

Reconozco que es fallo mío, pero hasta hace poco nunca había releído ninguna novela, tengo tantas lecturas nuevas pendientes que no tengo tiempo de retomar antiguas. Coincidiendo con el confinamiento sí volví a leer la serie de Dune de Frank Herbert, y desde que vi el primer trailer de la nueva película de Dungeons & Dragons nació en mi unas ganas tremendas de volver a leer la Dragonlance, a ver qué sensaciones me recordaba. Y aunque me ha costado encontrar el momento para ponerme con esta novela, la experiencia ha sido super positiva. La novela cuenta con 480 páginas divididas en dos partes que me leí en dos días. De hecho, al haberlo leído de niño, reconozco que recordaba el libro como de mucha más extensión. Volver a encontrarme con Tanis, Raistlin, Caramon, Sturm o Goldmoon ha sido una pasada. Como las típicas comidas de antiguos alumnos donde te reencuentras con amigos que fueron muy importantes en un momento de tu vida, aunque luego la vida te llevara por caminos diferentes, pero sabes que la conexión va a estar ahí para siempre.

En esta relectura ya con un bagaje literario más amplio puedo notar la estructura y como los protagonistas son arquetipos de los personajes típicos de D&D, cada uno con una personalidad muy marcada. En muchos aspectos, ahora veo también muy clara la influencia de El Señor de los Anillos en esta historia, por ejemplo empezando con la reunión del grupo para realizar una misión inesperada, y en general del mundo de D&D con la propia estructura de las misiones. Al mismo tiempo, frente a la fantasía de Sanderson o Abercrombie con novelas larguísimas que se toman su tiempo para mostrar con gran detalle todos los aspectos de sus mundos, El retorno de los dragones es una novela que va a saco en las dos misiones que realizan estos héroes, con unas descripciones más bien justas, aunque suficientes. Además, el final de las dos partes de la novela resultan bastante anticlimáticos, siendo despachados en apenas unas pocas páginas. Y no es que la historia esté mal o la trama resulte insuficiente, aunque algunas soluciones si resultan un tanto gratuitas y planteadas con deus-ex-machina planteados en el momento. Pero si me sugiere un estilo de escritura menos profesional que el de los autores antes mencionados. De hecho, esta novela fue la primera obra publicada de Weis y Hickman, y creo que se nota que ambos escritores tenían mucho margen de mejora.

Hechas estas apreciaciones, lo cierto que es dan un poco igual porque la construcción de los personajes me parece soberbia y consiguen que conecte con la historia y sus protagonistas desde el minuto uno. El drama de Tanis y como se siente en medio de dos mundos sin pertenecer a ninguno, o la ambigüedad de Raistlin, que notas que está a punto de caer al lado oscuro y que la desconfianza de algunos de sus antiguos amigos no sin razón, me parece espectacular. Y así con todos, no quiero hacer una lista detallada de cada elemento que me ha gustado de cada uno. Weis y Hickman lo que realmente hacen bien es la caracterización y las interacciones entre ellos, y consiguen que seguir las peripecias de este grupo resulte una maravilla. Más que un análisis «objetivo» (cosa que en el fondo no existe), esta novela ha vuelto a conectar conmigo a nivel emocional, y me ha proporcionado un nivel de disfrute tremendo. NO le puedo pedir más a una novela de fantasía heroica.

Tras El retorno de los dragones, ya recogí de casa de mis padres La tumba de Huma, la segunda parte de la Dragonlance. Habrá que ver si también me la leeré en dos días, aunque igual tendría que espaciar un poco más su lectura para que el disfrute me dure un poco más. Me esperan unas semanas geniales mientras me leo todos los libros.

PUNTUACIÓN: CLÁSICO ENTRE LOS CLÁSICOS

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