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Crítica de A propósito de nada de Woody Allen

Woody Allen ha escrito su propia biografía en el que hace un repaso a su vida personal y artística con el humor y la elegante prosa que le hizo famoso, enfrentándose a doloroso pasaje de su vida provocado por la venganza de Mia Farrow. A propósito de nada es un libro divertidísimo que ofrece una nueva luz sobre el director neoyorquino y que ningún fan de su obra se debe perder.

PUNTUACIÓN: 8/10

A PROPÓSITO DE NADA. LA AUTOBIOGRAFÍA DE WOODY ALLEN. 5ª EDICIÓN YA DISPONIBLE.

Woody Allen que durante las seis décadas que lleva haciendo cine ha escrito y dirigido cincuenta películas, nos relata sus primeros matrimonios: el más precoz con una novia de su adolescencia y luego con la maravillosamente divertida Louise Lasser, a quien es evidente que todavía adora.

También escribe sobre su romance con Diane Keaton, con quien mantiene una prolongada amistad.

Y explica su relación personal y profesional con Mia Farrow, con quien realizó varias películas ahora clásicas, y que terminó con una separación por la que la prensa sensacionalista aún no le ha dado suficientemente las gracias.

Él afirma que fue el primer sorprendido cuando, a sus cincuenta y seis años, inició una relación con Soon-Yi Previn, que entonces tenía veintiuno, y que los condujo a un romance estrepitoso y apasionado y a un matrimonio feliz de más de veintidós años.

En un texto a menudo hilarante, haciendo gala de una franqueza sin límites, lleno de creativas intuiciones y de bastante perplejidad, un icono americano cuenta su historia, aunque nadie se lo haya pedido.

Woody Allen es escritor, director y actor. Ha trabajado como humorista de monólogos y es autor de varios libros. Vive en el Upper East Side de Mahnattan con su esposa, Soon-yi, con quien lleva casado veintidós años, y sus dos hijas, Manzie y Bechet. Es un ferviente apasionado del jazz y un entusiasta aficionado al deporte.

Una de mis citas anuales en el cine que espero con más ilusión es con Woody Allen, un autor con una filmografía amplísima que forma un universo propio de temas, filias y fobias que ha ido desgranando a lo largo de una fructífera carrera de más de 50 años. Leer su biografía ha significado un repaso a una vida que aunque él insiste en calificar de normal y mediocre, me parece apasionante y significa un auténtico “quién es quién” de la escena cinematográfica y del show-business americano.

Me parece apasionante conocer la filosofía de vida de un AUTOR para el que lo fundamental es la experiencia derivada del proceso de creación, primero la escritura y luego el rodaje y montaje, para pasar página y empezar a pensar en lo siguiente. Allen sin duda se sale de la norma al expresar que no tiene ningún interés en revisar, analizar o volver a ver su obra pasada precisamente por ser pasado, además de no aceptar premios que impliquen algún tipo de competición y exijan de su asistencia, con la excepción al premio Príncipe de Asturias que recibió en Oviedo de manos del Rey. Bajo su punto de vista, sus películas son creadas únicamente para contentar su ansia artística y no para hacerle pasar por ser mejor que nadie, lo que motiva su aversión patológica a los premios.

Pero me adelanto, y lo primero es que leer los detalles de su infancia y su familia judía en Nueva York ofrece momentos divertidísimos gracias al humor irónico con el que le hemos conocido en las películas. Y aunque es muy divertido ver su búsqueda del escaqueo hasta que un familiar le dijo que era gracioso y que podría dedicarse profesionalmente al humor, parece que el objetivo principal para Allen es desmitificar su propia leyenda (si es que existe alguna), despojándola de todo glamour.

Sin embargo, su vida es un quien es quien del mundo del humor primero y del espectáculo después, ya que Allen durante estos años conoció literalmente a TODO el mundo. De hecho, me sentí a menudo un poco perdido por el aluvión de cómicos, directores de teatro o escritores famosos (en Estados Unidos) de los que yo sólo conocía una pequeña parte. En parte, esta primera mitad de la biografía me recordó a «La maravillosa Sra. Maisel» que cuenta precisamente esto mismo, como una mujer crece en el mundo del espectáculo en la Nueva York de finales de los 50 y 60. Allen incluso habla sobre Lenny Bruce en alguna ocasión, la diferencia entre Woody Allen y la sra. Maisel es que Allen LO VIVIÓ en primera persona, mientras que Maisel es un amalgama de muchas cosas, algunas reales, otras ficticias.

Me hace gracia ver que Allen se retrata a si mismo como el mismo personaje neurótico e inseguro de sus películas, extrañado de un éxito profesional y con las mujeres que aún hoy no se explica, dado que su opinión de si mismo no es precisamente buena. De hecho, es tan modesto que hasta llego a dudar si realmente él es así o nos ha dado una novelización de su vida con la imagen que los espectadores tenemos de él.

La parte de su vida personal está muy bien, y también he disfrutado con la narración cronológica de su obra en la que explica, en algunas películas más que en otras, su ambición con cada obra y el proceso de creación, con perlas graciosísimas sobre el casting, los rodajes, etc., haciendo una valoración personal de cómo cree él que salieron, opinión que a veces no coincide con la valoración universal sobre cuales son sus mejores películas. De hecho, transmite ser un profesional muy educado que no tiene ni una palabra mala para la gente con la que trabajó y prácticamente elogia a todo el mundo. De hecho, incluso a pesar de ser (supuestamente) una loca psicópata, Allen alaba repetidamente las cualidades interpretativas de Mia Farrow, considerándola una gran actriz.

Lo que nos lleva a su larga exposición del calvario que ha sufrido durante años por la venganza de Mia Farrow ante el romance de Allen (que nunca se casó con Farrow) con Soon-Yi Previn, la hija adoptiva de Farrow (nunca de Allen), que provocó la denuncia falsa de un supuesto abuso sexual contra Dylan, la hija de ambos en ese momento de 7 años, que se demostró falso en dos investigaciones rigurosas en las que Allen fue investigado como si fuera culpable.

Durante años Allen ha evitado hacer declaraciones públicas pensando que la verdad evidente de lo que pasó acabaría imponiéndose, cosa que como vemos no ha sucedido. Sin embargo, en la biografía se alarga con gran detalle añadiendo declaraciones literales de sus hijos, las niñeras y las conclusiones de los informes que clara y sin lugar a dudas le exoneraban de cualquier responsabilidad ante unos hechos que nunca tuvieron lugar porque Farrow se los inventó.

Como bien dice Allen, la gente al principio tomaba una actitud de «es la palabra de uno contra la del otro», cuando en realidad era la opinión de Farrow falsa contra la realidad de lo que pasó expresada por Allen y confirmada por dos investigaciones oficiales que le daban la razón a él. La parte de las pruebas y las conclusiones oficiales no se explica aún como son obviadas por tanta gente, incluso hoy en día.

Además, como dice literalmente en otro momento «Todavía hay dementes que piensan que yo me casé con mi hija, que Soon-Yi era hija mía, que Mia era mi esposa, que yo adopté a Soon-Yi, que Obama no era estadounidense. Pero jamás tuvo lugar juicio alguno. Jamás fui acusado formalmente de ningún delito, puesto que quedó claro para los investigadores que no había ocurrido nada.»

El calvario que ha vivido Allen es terrible, al que a pesar de ser inocente le negaron ver a su hija por culpa de un juez negligente, y comprobar como Farrow le ha ido lavando el cerebro durante décadas hasta estar convencida que el abuso sexual tuvo lugar en una habitación inexistente de su casa. Terrorífico. Como lo es pensar que Allen puede ser una abusador de menores por un única denuncia formulada en medio de una disputa por su separación de Farrow con testigos delante, cuando lleva 25 años de feliz relación con Soon-Yi y jamás nadie ha expresado el menor reproche a su vida personal o profesional.

Tras años de silencio en los que sólo uno de sus hijos y Soon-Yi salieron a desmontar las mentiras de Mia Farrow y contar la vida de abuso a la que les sometió, Allen se queda a gusto en estas páginas. Pero lo hace con educación y datos comprobables objetivamente, evitando en la medida calificar unos hechos que se explican solos. De hecho, aunque claramente él es la víctima de toda esta lamentable situación, indica con cierta ironía que se resiste a considerarse a si mismo eso ya que es feliz en lo personal, tiene la vida solucionada en lo económico y a pesar del boycott en USA a sus películas, que nos son distribuidas, y que algunos actores obsesionados por lo políticamente correcto se han negado a trabajar con él, Allen sigue haciendo cine, sus películas se estrenan con éxito en el resto del mundo, continúa tocando el clarinete y haciendo aquello que le gusta en cada momento.

Pero más allá de este elemento polémico, la verdad es que el libro es maravilloso, está super bien escrito y devoraba estas páginas regadas de divertidas anécdotas y detalles de películas míticas que son historia del cine. A sus 85 años, esta novela y sus últimas películas me muestran a un autor que se encuentra en un momento de plenitud intelectual, y espero y confío que como a Clint Eastwood, Dios o quien sea le conserve la salud durante mucho tiempo y podamos seguir disfrutando de la obra de este genio, como sus últimas Día de lluvia en Nueva York o Rifkin´s Festival.

Me lo he pasado genial con la lectura de A propósito de nada y recomiendo este libro a todo el mundo que esté interesado en el mundo del cine, no necesariamente en fans de su obra.

PUNTUACIÓN: 8/10

Gracias por leer este post. Y tu, ¿has leído el libro? Espero tus comentarios. Y si te gustó el artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales y que te suscribas para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones.

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Crítica de Rifkin´s Festival de Woody Allen

A sus 84 años, Woody Allen mantiene una envidiable madurez creativa. Rifkin´s Festival, su última película rodada en San Sebastián, repite algunos de los temas recurrentes de su filmografía pero consigue ser un estupendo entretenimiento.

PUNTUACIÓN: 7/10

Narra la historia de un matrimonio estadounidense que acude al Festival de San Sebastián. La pareja queda prendada de la ciudad, así como de la belleza y encanto de España y la fantasía del mundo del cine. Ella tiene un affaire con un aclamado director de cine francés y él se enamora de una bella médico española residente en la ciudad. (FILMAFFINITY)

Woody Allen escribe el guión de esta película, que cuenta con el maestro Vittorio Storaro como director de fotografía. La película tiene música de Stephane Wrembel y montaje de Alisa Lepselter. La película dura 95 minutos justos que cuentan la historia de forma precisa y certera.

Dado que Allen ya no aparece en pantalla, Wallace Shawn interpreta a Mort Rifkin, un antiguo profesor de cine que abandonó su profesión para escribir la siguiente Gran Novela Americana, que parece que nunca va a llegar. Rifkin sería la versión de Allen en la película, una persona irónica que no conecta con el cine que se hace en la actualidad ni con nada en general, y viaja a San Sebastián acompañando a su mujer Sue (Gina Gershon), una publicista de Hollywood que está en plena campaña de promoción de la última película de Phillipe (Louis Garrel), el último genio del cine europeo, que es todo presunción y juventud. Creyendo que su mujer le engaña y sitiéndose fuera de lugar, sus paseos por la ciudad la llevarán hasta la consulta de la doctora Jo Rojas (Elena Anaya), una atractiva profesional que sufre por un matrimonio desgraciado.

Rifkin´s Festival es una película ligera que no es la mejor de la filmografía de Allen, pero creo que acierta en prácticamente todo lo que pretende. Por un lado y principalmente, es un más que buen entretenimiento mientras Allen repite sus temas fetiches: Las relaciones entre hombres y mujeres mientras se pregunta por el sentido de la vida, y si podemos ser felices a pesar que nuestra vida esté vacía.

Además, la visión que Mort tiene de Phillipe, un pretencioso director de cine francés que trata de forma infantil temas complejos, y que aunque es adorado por la crítica «seria» de los festivales se encuentra a mucha distancia de los maestros del cine, me parece una crítica brillante por parte de Allen hacia la gran mayoría de los pretenciosos autores actuales, a los que ve como niños jugando con las herramientas de los mayores. El sentido del humor mordaz de Mort ofrece momentos divertidos en esta historia que mezcla la comedia y el drama, aunque de forma ligera.

De igual forma, tampoco es que Mort se libre de la crítica de Allen, al ser mostrado como un arrogante y pomposo cascarrabias cuyo tiempo pasó y que se pasó más tiempo imaginando algo que jamás iba a cumplir en lugar de disfrutar de la vida. No se si esta parte es una crítica de Allen a si mismo, pero verle preguntarse por el sentido de la vida y como se puede ser feliz aún en siendo un anciano sin un objetivo claro en la vida me pareció una muestra de mucha inteligencia y reflexión por su parte.

Allen aprovecha la película y el ambientarla en un festival de cine para rendir homenaje a algunos de sus directores favoritos de la historia del cine, recreando algunas de las escenas más famosas de Orson Welles, Luis Buñuel, François Truffaut y Jean-Luc Goddard entre otros. Esta muestra de cinefilia de Allen creo que hará las delicias de mucha gente y me ha parecido un detalle muy chulo.

Además, dado que la película está producida en parte por Mediapro, Rifkin´s Festival es el mejor publirreportaje publicitario que San Sebastián pueda tener jamás, con la cámara de Allen mostrando la ciudad siempre en su momento más bello. Este detalle creo que no es baladí, ya que los personajes repiten numerosas veces durante la película lo bella que es la ciudad, de forma que no queda duda que Allen plantea mostrar la ciudad desde la óptica más positiva posible.

Si tuviera que comentar algo menos bueno, lo cierto es que en parte diría que su intrascendencia, más allá del objetivo de entretenimiento, y algún detalle menor como pensar que el anciano Wallace Shawn pudiera pensar que tenía alguna oportunidad con Elena Anaya, dado que teniendo en cuenta la diferencia de edad podría ser su padre. En todo caso, estos detalles no evitaron que disfrutara de la película.

Comparto el trailer de la película:

Rifkin´s Festival no es la mejor película de Woody Allen ni falta que le hace. La película hará las delicias de sus fans con su humor blanco y sus imágenes de postal de una ciudad encantadora como es San Sebastián. Ojalá siga cumpliendo a nuestra cita anual en los cines.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Día de lluvia en Nueva York, de Woody Allen

Woody Allen mantiene una excelente plenitud creativa a sus 83 años y su última película, Día de lluvia en Nueva York, es una comedia atemporal que consigue que los espectadores salgamos del cine con una sonrisa.

PUNTUACIÓN: 7/10

Dos jóvenes llegan a Nueva York durante un fin de semana donde se topan con el mal tiempo y una serie de aventuras. (FILMAFFINITY)

Tras más de 50 películas dirigidas, Día de lluvia en Nueva York es la última película del director neoyorquino rodada en la Gran Manzana antes del boicott sufrido a partir del surgimiento del movimiento “Me Too”, que provocó que Amazon decidiera no estrenar la película en los Estados Unidos. Esta película ofrece una primera sorpresa al contar con el gran Vittorio Storaro (ganador del Oscar con Apocalypse Now, El Último Emperador y Reds) como director de fotografía, lo que ya asegura una elegancia alejada de las modas y de lo que se considera “hot” del momento.

La película está protagonizada por Timothée Chalamet, Elle Fanning, Selena Gomez, Jude Law, Diego Luna y Liev Schreiber entre otros.

Una película de Woody Allen ya debería ser suficiente reclamo por si misma, pero la polémica surgida al negarse su productora Amazon a estrenarla en Estados Unidos convierte en obligado el visionado de esta película. Allen mantiene a sus 83 años una notable madurez artística y creativa y es un género en si mismo, así que hay que aprovechar las ocasiones que nos quedan para disfrutar de una de sus obras.

Día de lluvia en Nueva York (A rainy day in New York en V.O., formato en que la vi) es una estupenda historia atemporal a partes iguales nostalgia de épocas mejores en una ciudad única como es la Gran Manzana, unida a una comedia ligera a costa de los profesionales del mundo del cine y los pijos neoyorquinos. Me lo he pasado muy bien viendo la película, no me voy a andar con rodeos.

Timothée Chalamet tiene el punto justo de pijo tonto de clase alta que hace que sea la perfecta versión joven de Woddy Allen. Siendo malo, no se si es que ha realizado una estupenda interpretación o que él realmente tiene ese toque snob y de superioridad, pero me gustó el camino y la evolución que sufre durante la película, aunque fuera a costa de que el mensaje, en cierta forma, sea que neoyorquinos son mejores que los demás y donde mejor viven es en su ciudad.

Elle Fanning también me alucinó con su papel de chica rica que intenta parecer más inteligente, profunda e intelectual de lo que realmente es. ¿Estamos ante una crítica velada al postureo actual de Instagram y del resto de redes sociales? Creo que los tiros probablemente vayan por ahí. Fruto de ello, queda ensimismada por el glamour del cine y sus profesionales y vive varias peripecias muy divertidas cuando conoce a un director (Liev Schreiber) en plena crisis creativa por su última película, un guionista con problemas familiares además de los que tiene en la producción (Jude Law) y un actor latino de éxito que, obviamente, suda carisma pero es un mujeriego (Diego Luna).

Selena Gomez es la tercera parte de este trío y es la persona «normal» que tiene que luchar por salir de la sombra de su perfecta y maravillosa hermana mayor, y que sirve de perfecto contrapunto del desequilibrado Chalamet.

Woody Allen aprovecha para reírse con su humor irónico característico de la gente del cine en general, de sus neuras, sus inseguridades, sus egos desmedidos y su necesidad de atención, lo que básicamente es reirse de si mismo como lleva haciendo más de 50 años. A mi este tipo de humor y su tono ligero alegado de polémicas me funciona siempre.

Aunque la historia está ambientada en la actualidad, por ejemplo se menciona la posibilidad de sacar entradas para ver el musical Hamilton, tiene un tono atemporal que la haría encajar perfectamente en cualquier momento pasado. La fotografía de Vittorio Storaro ha sido un lujo inesperado que sin duda ayuda a transmitir este feeling, y la lluvia en la Gran Manzana transmite el perfecto tono melancólico que necesitaba la película, además de la música de piano «de bar» que toca el protagonista.

Otra cosa que me llamó la atención y que acrecienta la sensación atemporal es el lenguaje viejuno, extra formal y educado con el que se expresan los protagonistas, al menos en la V.O. Los jóvenes protagonistas hablan de forma muy poco natural, desde luego no como hablan las nuevas generaciones, y casi parece que son versiones jóvenes de personajes mayores empezando por Chalamet, que es un joven Woody Allen.

La película es genial y ofrece justo lo que se espera de ella. En todo caso, si tengo que decir algo menos bueno sería quizá que Allen nos cuenta una historia bastante anecdótica, sin grandes dramas ni grandes pasiones. Aunque dado que la vida real es así, cada uno pensamos que nuestra crisis está destruyendo la civilización occidental cuando realmente es una tontería y una gota en el océano, así que Allen mantiene también en esto una gran coherencia.

Comparto el trailer de la película:

Woody Allen es un género en si mismo como lo es Clint Eastwood o Martin Scorsese, y mantiene una plenitud creativa que hace que sus películas sigan siendo un must-watch. Ojalá la salud le aguante y podamos disfrutar sus películas muchos años.

PUNTUACIÓN: 7/10

 

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Crítica de Crisis en seis escenas de de Woody Allen (Amazon Prime)

Debido a la enorme oferta televisiva disponible, hay obras de gran calidad que pueden pasar completamente desapercibidas, sobre todo si su canal no las publicita correctamente. Crisis en seis escenas de Woody Allen, estrenada hace meses en Amazon Prime, es un ejemplo perfecto.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Esta comedia tiene lugar en los años 60, durante un periodo turbulento en Estados Unidos. Una familia acomodada formada por Sidney Munsiguer (Woody Allen) y su esposa Kay (Elaine May) recibe una visita inesperada que les trastoca por completo su ordenada existencia.

Hacía más de 60 años que Woody Allen no escribía nada para la televisión, y su retorno de la mano del canal de streaming Amazon Prime es una divertidísima comedia que merece muchísimo la pena y que hará las delicias de los fans del autor neoyorkino.

Woody Allen hace de si mismo aunque un poco más senil que de costumbre. Su personaje, el escritor Sidney Munsinger, realizó en el pasado guiones para anuncios de televisión y ha escrito varios libros con poco éxito, encarnando el prototipo de hombre un poco hipocondríaco con una vida ordenada que no necesita modificar. Su mujer Kay (Elaine May) ayuda a matrimonios con problemas, tiene un club de lectura con varias vecinas amigas y ansía un poco más de aventura en su rutinaria vida.

Con ellos vive Allen Brockman (John Magaro), el hijo de unos amigos que tiene su vida planificada por su familia banquera y que va a casarse con Ellie (Rachel Brosnahan, la protagonista de La maravillosa Ms. Maisel estrenada también en Amazon Prime), la típica «girl-next-door» hija también de una familia de clase media-alta. La llegada de Lennie Dale (Miley Cyrus) va a significar una autentica revolución y un terremoto en las vidas de todos ellos.

Hay que reconocer que Woody Allen no es un autor para todo el mundo. En mi caso, conecté con el humor de Allen desde el principio y he disfrutado como un enano esta serie. Como no podía ser de otra forma, los diálogos de la serie son excelentes y provocan algunos momentos realmente graciosos, que hicieron que en todos los episodios me riera a gusto tres o cuatro veces. Y como guinda, el último episodio ofrece un climax espectacular que nos recuerda al camarote de los hermanos Marx que sirve para confirmar que a Allen no se le ha olvidado hacer comedia.

Aunque estamos ante una comedia “blanda” sin más pretensiones que entretener, hay un subtexto muy interesante en su trama sobre el hecho que hombres y mujeres acomodados de clase media / alta se vuelvan radicales de salón porque una líder «mesiánica» les cuente una historia, que me ha parecido muy representativo del mundo actual en que vivimos.

Crisis en seis escenas tiene, como su título indica, solo 6 episodios, de una duración de 25 minutos cada uno. Me ha parecido que es la duración justa para dejarte con buen sabor de boca y, de hecho, me tuve que obligar a ver solo un capítulo al día para que me duraran más y alargar así el disfrute.

Sobre las interpretaciones, creo que el cuarteto protagonista (Brosnahan tienen un papel más secundario) tienen una buenísima química entre ellos y comparten momentos hilarantes. Mola ver a Miley Cyrus como representante de la contracultura sesentera y como choca con Woody Allen literalmente por cualquier cosa.

No tengo nada menos malo que comentar sobre esta serie, más allá de lamentar el penoso acoso al que Allen ha sido sometido en los últimos años en USA a raiz de reactivar el movimiento Me Too unas acusaciones de su ex-esposa durante su separación matrimonial que fueron desestimadas hace más de 25 años por dos investigaciones judiciales diferentes. Además de ser repudiado hipócritamente por sus actores, Amazon canceló el contrato con Allen para producir sus nuevas películas, dejando inédita hasta el momento la última. De hecho, en el buscador de Amazon tuve que buscar a Woody Allen a propósito para que me saliera, no salía dentro del apartado de comedias. Entiendo que Amazon no la tiene para ampliar su biblioteca de contenidos, pero no hará nada para promocionarla, lo que me parece fatal.

Comparto el trailer de esta serie:

Crisis en seis escenas es una comedia modélica que hará las delicias de todos los fans de Woody Allen, que en España somos muchos.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

 

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