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Crítica de The running man de Edgar Wright

Me encanta Glen Powell. Y creo que Edgar Wright es un director talentoso. La unión de ambos para The running man, la nueva versión de la novela de Stephen King que tuvo una famosa versión protagonizada por Arnold Schwarzenegger, era de visionado obligado en pantalla grande.

PUNTUACIÓN: 5.5/10

En una sociedad de un futuro cercano, The Running Man es el programa de mayor audiencia de la televisión: una competición mortal en la que los concursantes, conocidos como Runners, deben sobrevivir 30 días mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Cada movimiento es retransmitido a un público sediento de sangre y cada día que pasa, la recompensa en metálico es mayor. Desesperado por salvar a su hija enferma, Ben Richards (Glen Powell), de clase trabajadora, es convencido por el encantador pero despiadado productor del programa, Dan Killian (Josh Brolin), para que participe en el juego como último recurso. Pero la rebeldía, los instintos y las agallas de Ben lo convierten en un inesperado favorito de los fans y en una amenaza para todo el sistema. A medida que se disparan los índices de audiencia, también lo hace el peligro, y Ben debe burlar no sólo a los Cazadores, sino a una nación adicta a verle caer.

Edgar Howard Wright (1974) es un director de cine, guionista y productor inglés. Inicialmente conocido gracias a sus colaboraciones con Simon Pegg y Nick Frost, primero en la serie de televisión Spaced (1999-2001), seguido de la ya mítica trilogía del Cornetto: Shaun of the dead (2004), Hot Fuzz (2007) y The World’s End (2013). Entre medias dirigió la maravillosa Scott Pilgrim vs. the World (2010), y junto con Joe Cornish y Steven Moffat escribió el guión de Las aventuras de Tintin (Steven Spielberg, 2011). Fichado por Marvel Studios para dirigir Ant-Man, finalmente tuvo que abandonar el proyecto por diferencias creativas, tras lo cual dirigió Baby Driver (2017) y el documental The Sparks Brothers (2021) antes del estreno de Última noche en Soho (2021).

Wright produce, dirige y escribe el guion junto a Michael Bacall de esta adaptación de la novela de 1982 de Stephen King. La película de 133 minutos de duración y un presupuesto de 110 minutos cuenta con fotografía de Chung-hoon Chung, montaje de Paul Machliss y música de Steven Price.

The Running Man está protagonizada y casi monopolizada por Glen Powell como Ben Richards, el abnegado marido y padre que se apunta al concurso mortífero para conseguir dinero para medicinas para su hija enferma. Josh Brolin interpreta a Dan Killian, el productor del programa, Colman Domingo como Bobby «Bobby T» Thompson, el presentador del programa, Lee Pace es Evan McCone, el líder enmascarado de los cazadores, Michael Cera aparece como Elton Parrakis, un rebelde que ayuda a Ben, Emilia Jones es Amelia Williams, una civil secuestrada por Ben, William H. Macy es Molie Jernigan, un hombre que ayuda a Ben cuando está huyendo Daniel Ezra como Bradley Throckmorton, un rebelde que ayuda a Ben, Jayme Lawson como Sheila Richards, la esposa de Ben, Alyssa y Sienna Benn como Cathy Richards, la hija pequeña de Ben, Katy O’Brian como Jenni Laughlin, una concursante, Karl Glusman como Frank, un cazador, Martin Herlihy como Tim Jansky, un concursante, completan el reparto.

Glen Powell me parece claramente una ESTRELLA de cine, el actor con más carisma de la última hornada de actores. Y esta realidad queda completamente claro viendo The running man, una película en la que su presencia y carisma aguanta la película y en la que está presente en pantalla el 95% del tiempo. Powell es uno de los grandes motivos por los que vi la película y su presencia para mi vende la película y me justifica pagar por verla en pantalla grande.

Justo a Powell, Edgar Wright me parece que es un director que tiene flow. Por supuesto por su capacidad de plantear escenas e imágenes visualmente poderosas, pero también por el fantástico uso que hace de la música y las canciones en películas como Baby driver o Última noche en Soho. Aunque en esta última la historia me falló algo, para mi The running man tenía una combinación ganadora.

Unido a esto tenemos el propio concepto de The running man. Reconozco que no he leído la novela de Stephen King, pero la película de Arnold Schwarzenegger de 1988 dirigida por Paul Michael Glaser me parece un clásico alucinante de esos años maravillosos. Creo que fue el año pasado cuando le puse a mi hijo esa película y reconozco que ha envejecido bastante mal sobre todo por la parte de los cazadores, que ahora quedan ridículos. Tras ver esa película y llevarme un pequeño chasco por habérsela puesto a mi hijo, reconozco que estaba con muchas ganas de encontrarme con la versión definitiva de este concepto. Lamentablemente, no ha sido así.

Empezando por las partes positivas, incluso aunque en muchos aspectos me parece una película fallida, creo que Glen Powell está fantástico en el papel de Ben Richards, el protagonista que se apunta al concurso mortífero para conseguir dinero para medicinas para su hija enferma. Powell me hace conectar completamente con sus problemas y nos muestra la crueldad de este futuro distópico en el que aparentemente las grandes corporaciones se han hecho con el poder en los Estados Unidos. Richards es un buen hombre que ayuda a compañeros de trabajo en peligro y que denuncia los excesos de la empresa que pone en peligro a sus trabajadores, lo que provoca que se le incluya en una lista negra que le impide trabajar en ningún sitio. Nadie estaría lo bastante loco como para apuntarse en un programa en el que nadie ha conseguido sobrevivir, pero Richards se encuentra en una situación límite.

El primer tercio de la película me parece que está genial. Todo me funciona. El drama de Richards y la forma en que el programa realiza las pruebas de candidatos del que sale elegido para The running man. La selección de otros 2 concursantes, y las reglas que debe cumplir para ganar el gran premio de 1000 millones de dólares: Sobrevivir 30 días solo por el país con 5 cazadores con todo el poder y los recursos del programa buscándole para matarle en directo. Richards debe enviar a la cadena un video demostrando que sigue con vida, y si falla en enviarlo, pierde el premio. Obviamente, cuando deja la cinta en correos, la cadena sabe en qué área se encuentra. Para empeorar las cosas, el programa ha puesto una recompensa sobre su cabeza de forma que cualquiera que le localice e informe sobre su paradero, o incluso le mate, recibirá una cuantiosa recompensa, lo que hace que tenga a prácticamente todo un país en su contra.

La crítica hacia los medio de comunicación que mienten para crear su mensaje y convertir en un enemigo a quienes ellos quieren es otro elemento muy presente en la película, como lo es la idea que la televisión y en general el entretenimiento actual se ha convertido en el nuevo circo romano que los espectadores nos tragamos como si fuéramos zombies. Mientras las grandes empresas nos adormecen con este salvaje entretenimiento, la vida es cada vez peor y la gente corriente sufre al no poder permitirse una vida honrada. Todo eso lo tenemos en la primera parte de la película y como digo esta película me estaba gustando mucho.

Luego tenemos el papel de Edgar Wright, que consigue que The running man luzca maravillosa visualmente. Hablaba de un director con flow, y lo cierto es que la película en ese apartado no se le puede poner ni un pero. Además, Wright añade unas canciones funki con mucho ritmo que hace que varias escenas parezca que tengan tempo, y son escenas super llamativas. Sobre todo cuando tienes a una estrella como Powell llenando la pantalla.

Sin embargo, eso no es suficiente cuando la historia me parece completamente fallida y se derrumba en el último tercio, sobre todo a partir de la llegada del personaje interpretado por Michael Cera. Hasta ese momento, la película estaba empezando a tener problemas, pero seguía siendo super disfrutable. Pero a partir de ahí, la película se convierte en una locura tras una chorrada tras un todo vale algo ridículo. Por cierto, en positivo tengo que decir que incluso cuando la historia se convierte en una locura (en el mal sentido), la película sigue siendo super entretenida. Tratándose de una película de dos horas y media de duración, a mi nunca me aburrió. Sobre todo porque el protagonista no deja de moverse y cambiar su localización, creándose pequeñas mini capítulos.

Como decía al principio, no he leído la novela de King, así que no puedo decir si esta versión de The running man es una buena o mala adaptación, sólo si como película que cuenta una historia me funciona. Y en muchos aspectos, no lo hace. En positivo, la película tiene un giro muy chulo, que es una crítica hacia el mundo de los realities actuales, cuando Richards descubre que el programa NO le va a matar porque sería malo para las audiencias. No le van a matar si no están en directo, y por supuesto, no le van a matar demasiado pronto porque si eso sucede, el programa acabaría demasiado pronto. Sin embargo, lo que Richards hace a partir de ese momento es ridículo, porque que no le vayan a matar no significa que no le puedan detener. De hecho, es ridículo que no suceda.

Otro problema que he encontrado con la película es que para llamarse The running man, en realidad me he encontrado muy pocas persecuciones y menos acción de lo esperado. De hecho, puede decirse que el trailer muestra los dos principales sets de acción, el hotel que acaba explotando con Richards cayendo a las alcantarillas, y la persecución por el campo que termina con Richards saltando de un coche de explota a un río. Es que quitas eso, y en realidad, es prácticamente todo lo que hay antes del climax final. Para ser una película tan larga, me parece demasiado poco.

Y no puedo comparar con la novela, pero si con la película de Schwarzenegger. Y aunque la acción de la película de los 80 ha envejecido fatal, pero en otros aspectos me parece una película mucho más redonda. Por ejemplo, tenía mucho más sentido que la persecución tuviera lugar a lo largo de un único día. Más que tener un programa que se alarga durante días en los que en realidad no tienen nada que emitir porque los perseguidos están escondidos y no se sabe donde están. En la película de Schwarzenegger, se indica que hay una rebelión que se opone al régimen despótico, y que Arnold les encuentre es el detonante para la lucha que derrotará a los malvados. Sin embargo, en la versión de Wright todo lo que le pasa a Richards es completamente por casualidad, sin tener Richards ningún papel más allá que le vayan explicando como es la realidad en la que se encuentra. En ese sentido, su papel se convierte en muy poco proactivo a lo largo de una parte importante del tiempo.

Otro elemento que me ha dejado bastante perplejo es la música. Hablaba antes del flow de Wright y cómo la música tiene una gran importancia en sus películas. Sin embargo, lamentablemente en esta película creo que Wright equivoca completamente el tono, entre otros motivos por canciones que no casan con lo que pasa en pantalla. Aunque ver escenas con tempo es curioso, en realidad no pegan en momentos en que Richards está escapando y tiene que mantener un perfil bajo. A todo esto, para tener una recompensa sobre su cabeza, lo cierto es que es algo que prácticamente no se ve en toda la película.

El reparto creo que no es parte de los problemas de la película, haciendo un buen trabajo. aparte de Powell, tenemos a Josh Brolin, Colman Domingo, Lee Pace, Michael Cera, William H. Macy y Emilia Jones. Y todos están estupendos y cumplen con lo que Wright necesita de ellos. Brolin está genial como el amoral director del programa que hará lo que sea por la audiencia, como cambiar los mensajes que graba Richards para que parezca un asqueroso hijo de puta que merece morir.

Precisamente por esto que digo, el final y la forma en que la película hace que de forma imposible Richards pase de ser el más odiado del mundo al más amado. Es algo que la película nunca justifica y que queda como una ridiculez que sucede porque si. Porque aparte de todo la película SI ha indicado que los poderosos controlan completamente los medios de comunicación, por lo que nada fuera del mensaje oficial se ha podido contar. En esta versión, varios momentos absurdos, se plante un giro final que recuerda al final de la película de Schwarzenegger. Solo que en aquella película tenía sentido y en esta es una ridiculez. Otra más.

Me sabe fatal que esta película no me haya funcionado. En positivo, como digo la película es muy entretenida y a mi no se me hizo larga. Aunque a mi hermano Fernando si. Y hay que decir que el presupuesto se ve en pantalla, hay un montón de momentazos visuales y el diseño de producción me parece super chulo. Me sabe mal que con lo difícil que es hacer una buena película, se cuide la fotografía, se cuide el montaje, la música o el diseño de producción. Y sin embargo, Wright no acabe de darle una vuelta más a un guion que no es todo lo bueno como debería.

Por otro lado, justo cuando estaba entrando en el cine me di cuenta de otro posible problema que ayuda a explicar que esta película haya fracasado completamente en la taquilla internacional. Y es que se ha estrenado con una semana de diferencia con La larga marcha. Dos películas basadas en novelas de Stephen King en las que los Estados Unidos se ha convertido en una distopía y en las que un gobierno despótico emite un programa de televisión que graba la muerte de gente inocente de forma super dramática y bastante morbosa. Aunque las historias son muy diferentes, como veis la premisa es super similar. Y podrían entender que el público esté cansado de que le quieran colar panfletos que hablen mediante metáforas de la realidad política de los Estados Unidos. Por cierto, para que no haya duda tengo que decir que La larga marcha me ha gustado muchísimo más que esta The running man. Qué pena.

Comparto el trailer de la película:

Me sabe fatal, pero creo que Edgar Wright no ha acertado con The running man, me parece una historia completamente fallida. Lástima.

PUNTUACIÓN: 5.5/10

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Crítica de Scott Pilgrim da el salto (Netflix)

Netflix ha estrenado el anime Scott Pilgrim da el salto, una nueva historia y no una adaptación del comic de Bryan Lee O´Malley y la película de Edgar Wright, algo que me ha resultado super sorprendente.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Serie de TV (2023). 8 episodios. Scott Pilgrim conoce a Ramona Flowers, la chica de sus sueños. Pero pronto descubre que los siete diabólicos ex de la joven no le van a poner las cosas nada fáciles. Serie anime basada en el cómic ‘Scott Pilgrim’, con el reparto original de la película de imagen real volviendo a repetir sus papeles.

Scott Pilgrim da el salto es una serie de anime desarrollada por Bryan Lee O’Malley y BenDavid Grabinski para Netflix. La serie se basa en los cómics de Scott Pilgrim escritos y dibujados por O’Malley, con todo el elenco principal de la adaptación cinematográfica de 2010, Scott Pilgrim contra el mundo, retomando sus papeles. Aunque se llevaba comentando desde hace años la posibilidad de hacer una serie de animación, Bryan Lee O’Malley en principio no estaba demasiado interesado en volver a contar la misma historia de nuevo. No fue hasta que encontró la forma de plantear algo diferente cuando se implicó y aceptó realizar esta serie que de alguna manera es a la vez secuela del comic y la película, y casi un remake. O’Malley es showrunner, guionista y productor ejecutivo de la serie junto a BenDavid Grabinski, con el animador Abel Góngora en la dirección. Edgar Wright y Michael Bacall, que dirigieron y escribieron la adaptación cinematográfica de acción real de 2010, Scott Pilgrim contra el mundo, también participaron en el anime y actúan como productores ejecutivos. La producción de animación corre a cargo de Science Saru.

Es una pasada tener en este anime las voces originales de los actores de la película, Michael Cera como Scott Pilgrim (con Finn Wolfhard como Teen Scott Pilgrim y Will Forte como el Viejo Old Scott Pilgrim. Mary Elizabeth Winstead como Ramona Flowers, Satya Bhabha como Matthew Patel, Kieran Culkin como Wallace Wells, Chris Evans como Lucas Lee, Anna Kendrick como Stacey Pilgrim, Brie Larson como Natalie «Envidia» Adams, Alison Pill como Kimberly «Kim» Pine, Aubrey Plaza como Julie Powers, Brandon Routh como Todd Ingram, Jason Schwartzman como Gideon Graves / Gordon Goose, Johnny Simmons como el «joven» Neil Nordegraf, Mark Webber como Stephen Stills, Mae Whitman como Roxanne «Roxie» Richter y Ellen Wong como Knives Chau completan el reparto. Además, Simon Pegg, Nick Frost y Weird Al» Yankovic también tienen pequeños papeles.

Me encantan los comics de Scott Pilgrim. Y la película de Edgar Wright me parece una pasada alucinante que mejoraba incluso elementos del comic de Bryan Lee O´Malley. Habiendo pasado más de 10 años desde su estreno no le vi problema a que Netflix estrenara una nueva versión de la historia, incluso si hablábamos de hacer un remake. De hecho, empecé a ver la serie pensando que era eso lo que me esperaba. La sorpresa fue mayúscula cuando la serie empieza exactamente igual que la película, con el plus de tener a los actores originales haciendo las voces, hasta que en el segundo episodio de los ocho que tiene en total, tiene lugar el giro, al suceder algo que rompe con lo que conociamos y lleva a la historia por derroteros completamente nuevos.

El comic de O´Malley era super loco y me flipa que en este anime planteen viajes en el tiempo y realidades alternativas como herramientas para realizar este giro que lanza la historia por caminos totalmente nuevos, reconociendo al mismo tiempo que lo visto en la película de Wright también sucedió. Este tipo de locuras inesperadas son uno de los motivos por los que me gustan los comics en primer lugar. El propio O´Malley habla de una historia que es un remake y una continuación a la vez. Y siendo cierto, en realidad es continuación, porque sin haber visto la lucha de Scott contra los ex-novios malvados del comic y la película esta historia no tiene ningún sentido.

El anime recrea de forma estupenda el estilo de dibujo de O´Malley, resultando de alguna manera la perfecta continuación de un comic con una estética manga (amerimanga, en realidad) rompedora cuando lo leí por primera vez en su edición en blanco y negro. Y aquí hay que reconocer que O´Malley no era demasiado buen dibujante y sus páginas eran bastante básicas, aunque si transmitía la fuerza del manga. Así que no le puedo pedir a este anime una perfección en el dibujo que el comic no tenía. Además, al ser una serie de ocho episodios de entre 25-30 minutos, la puedes disfrutar en dosis pequeñas y satisfactorias, algo que también ayuda al disfrute de la serie. Que la mayoría de episodios empiecen con la misma escena con Ramona cambiándose el color de pelo me parece una idea genial.

Dentro que Scott Pilgrim da el salto me ha gustado y me ha parecido super entretenida, si tengo que ponerle un pero es que esta nueva historia que plantea una nueva línea temporal me parece mucho más floja y desde luego, menos rompedora que la idea original. Y es que la premisa original de Scott luchando contra los 7 ex-novios malvados de Ramona para conseguir su amor era una idea ridícula (no nos engañemos) que precisamente por eso nos voló la cabeza ante su falta de complejos para divertirnos de la manera más loca imaginable. Ver esas luchas transformadas en personajes reconciliándose mientras hablan de sus cosas, centrado en Ramona que es la protagonista absoluta de tres cuartas partes de la serie, estando bien es lo que un adulto haría para solucionar estas situaciones, perdiéndose totalmente la frescura juvenil que tenía el comic original.

De hecho, la reivindicación de Ramona mientras se resalta la idiotez de Scott que tenemos en esta serie es una idea que enlaza completamente con las modas de lo políticamente correcto actuales, algo que el comic nunca fue. Da la sensación que alguien criticó a O´Malley en lo referido a la historia de Ramona, que hay que reconocer que en la forma en que fue abandonando novios la situaba en un plano super egoísta, y parece que se hayan propuesto corregirlo. Porque obviamente una chica no puede aparecer con cualidades negativas en una serie mainstream. Lo que no se dan cuenta es que precisamente por no ser perfecta, como por supuesto tampoco lo es Scott, es uno de los motivos por los que la Ramona del comic es un personaje maravilloso que enamoró a miles de lectores. Y eso sin entrar en que tuvo a la maravillosa Mary Elizabeth Winstead en la versión en imagen real.

En positivo, esta nueva historia permite ampliar las historias de todos los ex-novios de Ramona, descubriendo que en realidad no eran tan malvados para empezar, sino unas personas dolidas por el rechazo que son capaces de pasar página cuando se les trata como adultos. Esta historia tan madura también tiene momentos locos y divertidos, como es el combate de Lucas y Ramona contra los paparazzis ninja que mola. Además, el resto de la familia de Scott también tiene momentos geniales, como ver a Knives Chau aprender a tocar el bajo y el piano en una tarde.

A pesar de los peros comentados, en realidad el anime de Scott Pilgrim está muy chulo y me ha gustado. Además, a pesar de los comentarios sobre la trama, tengo que decir que el climax final con EL MUNDO contra Scott Pilgrim es super loco y espectacular. Y por tanto, super satisfactorio.

Por cierto, en relación a que este anime es continuación de la película y no tanto un remake, me queda la duda sobre la acogida que va a tener la serie, porque como digo hay una enorme barrera de entrada para todo el mundo que no haya visto la película. Y aunque en los últimos años la película ha adquirido la categoría de culto, la verdad es que muy muy poca gente vio la película en el cine en su momento, y no tengo claro que un anime que a priori parece un remake pueda llamar la atención dentro de la inundación de estrenos que Netflix presenta cada fin de semana. En mi caso, me quedo satisfecho y no me importaría ver una segunda temporada en caso que a O´Malley se le ocurrieran nuevas historias.

Comparto el trailer de este anime:

Scott Pilgrim da el salto es una sorpresa total que gustará a todos los amantes del comic y la película. Que igual no somos mucha gente.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Última noche en Soho de Edgar Wright

Edgar Wright nos invita en Última noche en soho a viaje alucinante por el Londres de dos épocas con dos protagonistas de excepción, Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy, y un apartado técnico y estético sobresaliente.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Thriller psicológico sobre una joven apasionada por la moda que, misteriosamente, es capaz de trasladarse a los años 60 y conocer a su ídolo, una deslumbrante aspirante a cantante. Pero el Londres de la época no es lo que parece y el tiempo parece desmoronarse con oscuras consecuencias…

Edgar Howard Wright (1974) es un director de cine, guionista y productor inglés. Inicialmente conocido gracias a sus colaboraciones con Simon Pegg y Nick Frost, primero en la serie de televisión Spaced (1999-2001), seguido de la ya mítica trilogía del Cornetto: Shaun of the dead (2004), Hot Fuzz (2007) y The World’s End (2013). Entre medias dirigió la maravillosa Scott Pilgrim vs. the World (2010), y junto con Joe Cornish y Steven Moffat escribió el guión de Las aventuras de Tintin (Steven Spielberg, 2011). Fichado por Marvel studios para dirigir Ant-Man, finalmente tuvo que abandonar el proyecto por diferencias creativas, tras lo cual dirigió Baby Driver (2017) y el documental The Sparks Brothers (2021) antes del estreno de esta Última noche en Soho.

Además de dirigir, Wright ha escrito el guión con Krysty Wilson-Cairns (1917). Gracias a las historias de sus padres, Wright es un enamorado de la música, el cine y la cultura de los sesenta, y comparte con Wilson-Cairns, que afirma que trabajó varios años de camarera en el mismo bar que vemos en la película, su amor por Londres y su historia, aunque a veces contenga elementos oscuros. La película de 118 minutos cuenta con fotografía de Chung Chung-hoon, montaje de Paul Pachliss y música de Steven Price.

El carisma de la pareja protagonista es una de las principales claves del éxito de la película. Conocí a Thomasin McKenzie gracias a Jo-Jo Rabbit de Taika Waititi (2019), y más recientemente la vi en Old M. Night Shyamalan (2021), pero creo que gracias a esta Última noche en Soho le puede servir de trampolín al estrellato gracias a su interpretación de Eloise «Ellie» Turner, una joven huérfana enamorada de la música de los 60 que viaja a Londres para estudiar diseño de moda.

Estrellato en el que ya se encuentra Anya Taylor-Joy. La Bruja (2015), Peaky Blinders y Glass (2019), Los Nuevos Mutantes (2020) o Gambito de Dama (2020) la han convertido en una estrella a nivel mundial y en esta Última noche en Soho realiza su interpretación más hipnótica y arrebatadora como Sandie, una aspirante a cantante que lucha por crearse una carrera en el Londres de los años 60.

Completarían el reparto Matt Smith como Jack, el novio de Sandie en los 60, y en el presente de Ellie, tenemos a Terence Stamp como “El caballero de cabello plateado”, Diana Rigg como la Sra. Collins, la casera de Ellie, Rita Tushingham como su abuela Peggy y Michael Ajao como John, un compañero de clase.

Última noche en el Soho está clasificada como un thriller de terror psicológico. Tras Baby driver, que podría definirse como una combinación de noir y cine de acción con una alucinante banda sonora, el estudio le reclamaba para hacer una continuación o en su caso, una película de temática similar. Wright sin embargo tenía en mente un giro a su filmografía al plantear su primera película de terror “puro” huyendo del humor y el tono ligero que han acompañado sus películas previas.

Y la verdad es que Última noche en el Soho significa la sublimación del estilo de Wright, ofreciendo una experiencia estética y sensorial única, apoyado por una fotografía alucinante y una música de 10. Wright ofrece un espectáculo increíble al mostrar dos Londres, el actual y el de los años 60, pero en una vertiente más oscura y peligrosa respecto a lo que se podría pensar en un primer momento, con unas transiciones entre momentos temporales alucinantes. Visualmente la película me ha volado la cabeza, con una fotografía con colores primarios que enfatizan el elemento sobrenatural de la historia que está viendo / viviendo Ellie, y cuenta además con un diseño de producción, un vestuario, un sonido espectaculares.

El carisma de Thomasin McKenzie y Anya Taylor-Joy es increíble en la película. McKenzie lo hace genial en su papel de joven vulnerable que se convierte en testigo de unos sucesos brutales pasados mediante sus dotes de medium. Pero es Anya Taylor-Joy la gran beneficiada de la película, a pesar de tener seguro menos minutos en pantalla, ya que nunca antes la habiamos visto tan bella e hipnótica como hasta ahora. Incluso la película le permite mostrar sus dotes de canto, al cantar el clásico Downtown de Petula Clark, componiendo un personaje de los que se recordarán dentro de muchos años.

Para los melómanos esta película va a resultar una pasada porque Wright forma parte de la hornada de directores entre los que sitúo a Quentin Tarantino o James Gunn, para los que la la música cuenta también la historia, contando con una selección de canciones y una banda sonora perfecta en todo momento.

El problema que me he encontrado es que Wright no acaba de acertar ni con el guión ni con el ritmo de la película. En primer lugar, tenemos una película de terror que no asusta, apenas hay un par de momentos un pelín perturbadores, y un thriller en el que prácticamente todo se ve venir a la legua sin sorpresa ni casi diría emoción, de forma que casi nunca hay tensión. Como experiencia estética la película me ha parecido una chulada, pero las cosas con las que no he encajado lo han convertido en casi un videoclip alargado un tanto vacío. Además, para una cosa sorprendente que nos encontramos en la película, resulta ser un giro absurdo que da un poco de vergüenza ajena para el espectador, que no puedo comentar por los spoilers. De hecho, estamos hablando del giro final de la película que llega además demasiado tarde, prácticamente a 15 minutos del final.

Y es una pena, porque con un pelín más de acierto en la historia podriamos estar ante una de las mejores películas del año, pero da la sensación, o eso me ha transmitido a mi, que estaba tan pendiente a los homenajes a la música y el cine de los 60, y en general a la ciudad de Londres, que ha debido pensar que sólo con eso ya tenía la película solucionada.

En todo caso, como comentaba al principio, sólo por la experiencia sensorial, por la fotografía y la música y por ver a Anya Taylor-Joy, merece la pena pasarse por el cine para ver la película.

Comparto el trailer de la película:

Me ha gustado Última noche en Soho, aunque ¡qué lástima que no hayan acertado en la historia! En todo caso, una película super atractiva y recomendable para ver en pantalla grande.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Baby Driver, de Edgar Wright

Baby Driver, la quinta película de Edgar Wright, es una sinfonía en imágenes, un ballet con perfectas coreografías entre la música y unas excelentes escenas de acción.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

El director británico Edgar Wright saltó a la fama del mundillo friki con las excelentes películas Shaun of the Dead (2004) y Hot Fuzz (2007) junto a los actores Nick Frost y sobre todo, Simon Pegg, que también escribió los guiones y con el que empezó a colaborar en la serie de televisión Spaced. A partir de un humor muy inglés planteaba situaciones super divertidas y novedosas que daban nueva vida a géneros tan trillados como las películas de zombies o las «buddy-movies» de acción.

Hizo el salto a los USA para rodar Scott Pilgrim vs. el mundo (2010), adaptación del divertidísimo comic de Bryan Lee O´Malley. El resultado fue una película excelente y un gran fracaso de taquilla. En esta película, la música empezó a formar parte indispensable de la historia, y marcaba las principales escenas.

Tras Scott Pilgrim, Wright rodó The World´s End (2013) colaborando de nuevo con Simon Pegg y Nick Frost, en lo que se ha llamado la trilogía del Cornetto. La película mantiene muchas de las señas de identidad que les dió a conocer, pero que quizá no resultó tan redonda como las dos anteriores.

Tras la decepción que supuso abandonar la producción de Ant-Man para Marvel (2015), podemos por fin disfrutar de un Wright en plena forma que firma en solitario en guión de Baby Driver buscando dar rienda suelta a su versión de las películas de acción de los 70 y 80 como Bullit o French Connection, que tanto le marcaron de joven.

Baby (Ansel Engort) es un conductor de coches que trabaja con una banda mafiosa liderada por Doc (Kevin Spacey). Debido a un trauma de su infancia, tiene un problema de oído que le hace escuchar un zumbido intenso que solo se mitiga si escucha música. Aunque Doc siempre cambia los equipos para cada robo, Baby es siempre su conductor y casi su amuleto de buena suerte, ya que su pericia al volante hace imposible a la policía su detención.

Sin embargo, cuando Baby conozca a Debora (Lily James), una camarera de un bar que frecuenta, hará que se replantee su vida. Aunque todos sabemos que cuando se entra en el mundo del crimen, salir nunca es fácil.

La película es un alarde técnico y musical. Las persecuciones están todas rodadas de manera excelente, con una banda sonora que sean aún mejores. Pero no son solo las persecuciones, ya que la vida de Baby con la música es puro flow, ya sea con su padre adoptivo Joseph (C.J. Jones), un anciano mudo y paralítico al que cuida, cuando va a por cafés o habla con Debora.

Junto a Baby, iremos conociendo a diferentes criminales, entre los que destacan Bats (Jamie Foxx, de lo mejor de la película, especialmente en V.O.), Buddy (Jon Hamm) y Darling (Eiza Gonalez), todos con diferentes grados de locura. Tenemos además en papeles más pequeños a John Bernthal (Punisher de Netflix) o Flea de los Red Hot Chili Peppers.

Pero el gran protagonista de Baby Driver no son los actores, sino la brutal B.S.O., repleta de temazos que no solo nos activan en las persecuciones, sino que resaltan los estados de ánimo del protagonista en cada momento. Hay que quitarse el sombrero ante Steven Price, autor de la música, y la elección musical de canciones de Wright.

Quizá lo menos bueno de la película son los personajes y sus historias. No os equivoqueis, la pelicula me ha gustado y me lo pasé muy bien, pero creo que Wright se centra tanto en que todas las escenas estén visual y musicalmente perfectas, que al final los personajes son casi la excusa para llegar a la siguiente persecución.

Los ladrones tienen todos un toque diferente de locura, la chica es buena buenísima y se enamora al instante de Baby, y Baby, aunque no lo hace tampoco mal, simplemente está ahí.

Está claro que no busco en este tipo de película una gran complejidad de los personajes, pero sí me hubiera gustado que alguno hubiera tenido un pequeño salto de calidad en su papel que lo convirtiera en algo más que un estereotipo. Aunque tengo claro que todos los actores se lo han pasado genial rodando esta película, que tiene chispa y trasmite frescura en cada fotograma.

Comparto a continuación el trailer de la película:

Baby Driver es una película que te recomiendo veas en pantalla grande, y si es posible, en versión original. Una película muy diferente a los blockbusters que estamos acostumbrados a ver y que significa en un soplo de aire fresco para este género.

PUNTUACIÓN: 7.5/10