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Crítica de La vida de Chuck de Mike Flanagan

Tenía ganas de ver La vida de Chuck, la película de Mike Flanagan adaptando un relato de Stephen King que está protagonizada entre otros por Tom Hiddleston.

PUNTUACIÓN: 8/10

Basado en el relato de Stephen King, cuenta tres historias relacionadas con el personaje Charles Krantz, en orden inverso: desde su muerte por un tumor cerebral a los 39 años hasta su infancia en una casa supuestamente encantada.

Mike Flanagan es uno de los grandes nombres del terror en televisión y un especialista en la obra de Stephen King, al que ha adaptado en numerosas ocasiones. Para televisión creó, escribió, produjo y fue showrunner de las series de terror de Netflix La maldición de Hill House (2018), La maldición de Bly Manor (2020), Misa de medianoche (2021), El club de medianoche (2022) y La caída de la casa Usher (2023). Para el cine hizo lo propio con Absentia (2011), Oculus (2013), Hush, Before I Wake, Ouija: Origin of Evil (todas de 2016), Gerald’s Game (2017) y Doctor Sleep (2019).

Flanagan adapta la novela del mismo nombre de Stephen King. Como en otras ocasiones, Flanagan produce y ha realizado el montaje de esta película de 111 minutos de duración, que cuenta además con fotografía de Eben Bolter y música de The Newton Brothers.

Como su nombre indica, en esta película conoceremos la vida de Chuck, que está interpretado por Tom Hiddleston en su edad adulta. Jacob Tremblay, Benjamin Pajak y Cody Flanagan también interpretan a Chuck en diferentes etapas de su vida.

Chiwetel Ejiofor como Marty Anderson, un profesor de instituto y exmarido de Felicia (Karen Gillan), una enfermera que se enfrenta al fin del mundo; Mark Hamill como Albie Krantz, abuelo de Chuck que también es contable; Mia Sara como Sarah Krantz, la abuela de Chuck que inspira el amor de Chuck por la danza, Nick Offerman como el narrador, Carl Lumbly como Sam Yarborough, un anciano dueño de una funeralia, Annalise Basso como Janice Halliday, una joven que se recupera de una ruptura sentimental y que se convierte brevemente en la pareja de baile de Chuck y Taylor Gordon como Taylor Franck, una percusionista callejera y artista callejera, completarían el reparto en sus papeles principales.

Flanagan guarda pequeños papeles para Kate Siegel, Samantha Sloyan, Rahul Kohli y Carla Gugino, habituales de su filmografía. La actriz mito del cine de terror Heather Langenkamp (Pesadilla en Elm Street), David Dastmalchian , Harvey Guillén y Matthew Lillard completan el reparto.

Más que una historia convencional, lo primero a destacar es que La vida de Chuck es un cuento. Tener a un narrador con la voz de Nick Offerman como voz neutra que nos acompaña a lo largo de todo el relato es una primera clave que hace que no haya demasiadas dudas al respecto. También me ha parecido muy curioso encontrarme una película de estructura poco habitual. Digo esto porque hace nada vi Weapons de Craig Zeggler, una buena película que se apoya en una narración fragmentada divida en varios capítulos cada uno de los cuales está dedicada a ver el punto de vista de uno de los personajes. En el caso de La vida de Chuck tenemos una historia en 3 partes contada en orden cronológico inverso. La primera parte presenta de forma brillante un argumento de terror existencial que plantea un misterio que tendrá que ser aclarado a lo largo de los otros dos capítulos. Unos capítulos ahora sí protagonizados por Chuck Krantz.

Mike Flanagan es un director brillante y un estupendo guionista. Cuando terminé de ver la película y pude pensar en ella en su totalidad, me encantó lo claro que tenía el mensaje humanista que pretendía transmitir, consiguiendo que la película me dejara con buen sabor de boca. Dentro que no me flipó, cosa que luego comentaré. Técnicamente, la película es también de 10, con un montaje, una música y una producción perfectas que transmiten de forma modélica lo que Flanagan quería mostrar al público.

En lo referido a la dirección de actores, lo primero a destacar es que el reparto me parece que está increíble. Chiwetel Ejiofo, Karen Gillan, Mark Hamill y Mia Sara están increíbles dentro de lo pequeños que son sus papeles, demostrando lo buenísimos actores que son y lo bien que están en facetas dramáticas. Dentro del trabajo de actores de Flanagan, me encanta que todos los secundarios tengan una escena para lucirse actoralmente. Desde sus amigos con los que trabaja en todas sus series a los más inesperados como Matthew Lillard o la actriz Heather Langenkamp. En la parte actoral, están todos de 10. Y lo mismo los jóvenes actores que interpretan a Chuck de niño y adolescente.

Con Tom Hiddleston me pasa algo curioso. Creo que lo hace muy bien, pero su participación destaca sobre todo por un baile increíble de un montón de minutos junto a Annalise Basso, que me gustó mucho. Aunque el baile también se me hizo un pelín largo, las cosas como son. Sin embargo, y reconociendo lo difícil que es que unos actores bailen tanto rato y tan bien, por la parte actoral la participación de Hiddleston se me hizo muy corta. Pensando que él es el gran reclamo en el poster de la película, que aparezca apenas un tercio del metraje me supo a muy poco.

La historia busca plantear una historia humanista que destaque la importancia de intentar vivir la vida de la mejor forma posible ahora, sin dejarnos nada para el futuro porque no sabes si te vas a morir mañana. Sin embargo, en muchos momentos hay un sentimiento melancólico, al ver la infancia y adolescencia de un niño al que en su edad adulta hemos visto morir previamente. Una muerte extraña al estar conectada con el misterio del primer acto, que en ese momento no sabes qué es pero opaca este drama.

Comentaba que los tres actos de la película están contados en orden inverso cronológicamente. «Gracias, Chuck», es el tercer acto pero es el primero que vemos. «Músicos callejeros para siempre», con el baile de Tom Hiddleston, es el segundo. Y «Yo contengo multitudes», una referencia a una frase del poema «Song of myself» de Walt Whitman que es la clave de la película, es el primer acto, pero lo vemos el último. Un primer acto en el que veremos la infancia de Chuck en la que aprenderá las claves de la vida.

Cuando el Chuck niño descubre lo que significa de esta frase «Yo contengo multitudes» y de alguna manera se descubre el pastel que aclara el enigmático primer arco, la película de alguna manera se me desinfló. Y es que todo el primer arco fue un gran truco un poco tramposo para llamar nuestra atención de algo que no era de lo que iba la película en realidad. Tras esta respuesta aún queda otro misterio que el joven Chuck tiene que descubrir y que no hará hasta justo el final de la película: Lo que hay en el ático de casa de sus abuelos que aterrorizó a su abuelo cuando lo vio hace un montón de años. Esto es un elemento que conecta con el elemento fantástico que tan bien ha utilizado Stephen King en sus historias.

Mi problema principal con La vida de Chuck es que el tono de cuento y la figura del narrador en off hizo que toda la película me resultara demasiado plana. Aunque hay buenos momentos actorales, al final son una parte del engranaje planteado por Stephen King en su novela. Y no llegó a emocionarme en ningún momento. Y es curioso que intelectualmente entienda que todo en la película funciona de maravilla, hasta el punto que no le pueda poner ni un pero. Pero al mismo tiempo la frialdad del conjunto impidió que existiera esta conexión emocional.

Por otro lado, dentro de ser una historia «bonita», cuando pienso en la vida que llevó Chuck después de descubrir lo que descubre de joven con 17 años, de alguna manera pienso que no ha cumplido el propósito que vivir una vida plena, pensando lo aburrida que es su vida en el segundo acto antes del baile. Igual sobreanalizo las cosas y le doy vueltas a algo que no toca, pero me supo mal no haber salido del cine flipado con la película de Mike Flanagan.

En todo caso, creo que es una buena película que en realidad si consigue dejarte con un buen sabor de boca, así que ni tan mal.

Comparto el trailer de la película:

Me ha gustado La vida de Chuck, pero aún sabiendo que es una película estupenda bajo todo punto de vista, no me ha llegado.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de La caída de la casa Usher de Mike Flanagan (Netflix)

Nos acercamos a Halloween y con ello llega la nueva serie de Mike Flanagan, La caída de la Casa Usher, adaptando y actualizando los textos de Edgar Allan Poe.

PUNTUACIÓN: 7/10

Dos ambiciosos hermanos sedientos de fama y fortuna erigen una dinastía familiar que empieza a desmoronarse cuando sus herederos mueren uno tras otro de forma misteriosa.

Mike Flanagan es uno de los grandes nombres del terror en televisión, un terror centrado en la creación de atmósferas desasosegantes y no tanto en jump-scares al uso. La caída de la Casa Usher está basada libremente en el cuento homónimo y otras obras de Edgar Allan Poe. Además de ser el creador y productor ejecutivo, Flanagan dirige 4 de los 8 episodios de esta serie, contando con Michael Fimognari como director del resto. Flanagan escribe los guiones junto a su hermano Jamie Flanagan, Rebecca Leigh Klingel, Dani Parker, Kiele Sánchez, Mat Johnson, Justina Ireland y Emmy Grinwis. Flanagan ha contado con The Newton Brothers, colaboradores habituales, para que crearan la música de esta serie.

En el reparto tenemos a muchos actores habituales de las obras de Flanagan. Carla Gugino es Verna, una misteriosa desconocida proveniente del pasado de los gemelos Usher que tiene una importancia lave en todas las muertes que se van a producir. El nombre del personaje es un juego de palabras con cuervo (Raven). Bruce Greenwood y Zach Gilford interpretan a Roderick Usher, el hermano gemelo de Madeline y el corrupto director ejecutivo de Fortunato Pharmaceuticals. Mary McDonnell y Willa Fitzgerald son Madeline Usher, la hermana gemela de Roderick y la ambiciosa directora de operaciones de Fortunato Pharmaceuticals que está interesada en los avances tecnológicos en el ámbito de la Inteligencia Artificial.

Los seis hijos de Roderick Usher están interpretados por Henry Thomas como Frederick Usher, el hijo mayor de Roderick y heredero de Fortunato, esposo de Morella (Crystal Balint) y padre de Lenore (Kyliegh Curran). Kate Siegel es Camille L’Espanaye, una de las hijas ilegítimas de Roderick y la mordaz jefa de relaciones públicas de Fortunato. Rahul Kohli es Napoleon «Leo» Usher, uno de los hijos ilegítimos de Roderick y un destacado editor de videojuegos con adicción a las drogas. Samantha Sloyan interpreta a Tamerlane Usher, la hija mayor de Roderick y aspirante a emprendedora. T’Nia Miller es Victorine LaFourcade, la mayor de los hijos ilegítimos de Roderick y una talentosa cirujana. Por último, Sauriyan Sapkota hace de Prospero «Perry» Usher, el más joven de los hijos ilegítimos de Roderick que lleva un estilo de vida hedonista.

Carl Lumbly como C. Auguste Dupin, el fiscal adjunto de los Estados Unidos que quiere llevar a los Usher ante la justicia, Mark Hamill como Arthur Pym, el abogado y arreglador de la familia Usher, Michael Trucco como Rufus Griswold, el exdirector ejecutivo de Fortunato después de Longfellow, Katie Parker como Annabel Lee, la primera esposa de Roderick y madre de Frederick y Tamerlán y Ruth Codd como Juno Usher, la segunda esposa de Roderick y una ex-drogadicta, completarían el reparto en sus papeles principales.

Me encanta Mike Flanagan. Todas sus series en Netflix me parecen una pasada: Misa de medianocheThe haunting of Blu Manor , The haunting of Hill House o El Club de la Medianoche están entre mis series favoritas. Y me encantaron también sus películas Doctor SueñoGerald´s Game o Oculus. Digo esto porque cuando se anuncia una nueva propuesta suya se convierte en visionado obligado y el hype es máximo. Y hay mucho y bueno que comentar de La caída de la Casa Usher.

Y tengo que reconocer que La caída de Casa Usher me ha gustado, pero me ha encantado. El primer elemento ha destacar es la sensación de compañía de teatro formada por los mismos actores y equipo técnico que Flanagan ha conseguido crear en sus obras. Sobre todo cuando todos son tan buenos como Carla Gugino, que hace un despliegue interpretativo alucinante. Flanagan es un gran narrador y un gran creador de ambientaciones desasosegantes, pero también es un gran director desde un punto de vista actoral, ofreciendo a todo el reparto unos personajes interesantes que no tienen por qué ser buenas personas y que ofrecen desafíos interpretativos que permiten dar lo mejor de ellos mismos. Tener a actores y actrices habituales de la obra de Flanagan como Bruce Greenwood, Zach Gilford, Henry Thomas T’Nia Miller, Rahul Kohli, Michael Trucco o la mujer de Flanagan Kate Siegel no resta, sino que produce una sensación de familiaridad que me gusta mucho. Por cierto, junto a la sensación de compañía fíja hay que añadir la sorpresa de tener a Mark «Skywalker» Hamill, que no suele prodigarse en contenidos en imagen real y que lo hace genial como el arreglador de la familia Usher.

Gugino me encanta siempre. Y parece que en el género de terror brilla aún más, sobre todo en personajes ambiguos como es Verna, alguien que no diría que es buena ni mala sino que actúa según su naturaleza. Los que sí son gente moralmente despreciables son los miembros de la familia Usher, empezando por los patriarcas del clan Roderick y Madeline, pero desde luego también sus seis hijos, todos ellos poseedores de cualidades negativas que de alguna manera hacen que merezcan la muerte, incluso aunque sea por un hecho del pasado responsabilidad de su padre y su tía.

Si hay un aspecto negativo de la historia de Flanagan es que no hay sorpresa en la mayoría de situaciones. No he leído los cuentos de Edgar Allan Poe, y en el caso de Casa Usher no se si la historia es literal a como la ha planteado Flanagan. Pero lo cierto es que el arranque de la serie empieza con la confirmación que los 6 hijos de Usher han muerto todos en extraños accidentes. La serie se plantea como un diálogo entre Roderick Usher y el fiscal Auguste Dupin en el que Roderick le cuenta mediante dos flashbacks contados simultáneamente a lo largo de la serie por un lado los motivos de las muertes de sus hijos, y por otro lado la historia de su hermana Madeline y la suya propia, y cómo desde la pobreza más absoluta consiguieron el éxito mediante el control de la empresa farmacéutica Fortunato.

El origen de Madeline y Roderick me ha gustado e incluye múltiples giros que muestran como surgió la amoralidad en ambos cuando al principio eran jóvenes idealistas. Pero en la parte de la muerte de los 6 hijos, uno por episodio, la serie falla porque obviamente el espectador ya sabe el desenlace, con lo que estas escenas se convierten en una especie de «torture-porn», al quedar estas escenas y tramas limitadas a saber cómo van a producirse, en la mayoría de casos de las formas más extrañas e imprevisibles posibles. Como digo, igual el cuento era así, probablemente lo sea, pero en lo referido a la tensión dramática, esta decisión narrativa la elimina completamente. En ese sentido, aunque los actores creo que realizan un buen trabajo teniendo en cuenta lo que Flanagan pedía a sus personajes, en muchos casos la serie cae en el estereotipo y en la exageración para justificar aún más si cabe que son malas personas que en el fondo se merecen lo que les pasa.

Hay otro elemento que tampoco me ha acabado de funcionar de la trama, y es que en el presente la compañía Fortunato propiedad de los Usher está siendo investigada por un medicamento opioide que provoca adicción, un problema real en los Estados Unidos que hemos conocido gracias a series fantásticas como Dopesick. En Casa Usher lamentablemente es utilizado como un mcguffin, la excusa que hace que la familia sea investigada, pero sin llegar a ahondar en ningún momento en las consecuencias de este drama.

Como veis hubieron cosas que no me funcionaron de La caída de Casa Usher, pero también hay otras que si. Aparte de las buenas interpretaciones y la genial ambientación de la serie, el último episodio en el que se conoce el pecado original de Roderick y Madeline que provoca las muertes posteriores me parece de largo el mejor de toda la serie, ofreciendo un climax satisfactorio a esta serie, incluso con los peros que antes indicaba. En este episodio entenderemos además que la maldición de la familia implica también a una buena persona, lo que provoca que el drama adquiera una dimensión dolorosa.

Flanagan hace también una cosa super interesante, que es insertar en numerosas escenas textos literales sacados de los relatos de Poe. Esto hace que la serie adquiera una cualidad poética inesperada que le funciona muy bien a la historia y a la ambientación. Además de la calidad literaria, visualmente La caída de la Casa Usher está repleta de momentazos que hacen que el visionado de la serie resulte apasionante y nunca aburra.

En ese sentido, agradezco que Flanagan tenga tan claro que estamos ante una serie de televisión y no una película dividida en 8 parte como he sufrido por ejemplo en las series del MCU. Casa Usher ofrece hitos en cada episodio, en los que iremos conociendo los destinos de cada miembro de la familia Usher, haciendo que cada episodio resulte satisfactorio por si mismo dentro de la narrativa general de la serie.

La caída de la Casa Usher es la última serie de Mike Flanagan en Netflix, ya que ha fichado por Amazon para producir con ellos sus próximas series (o películas). Aunque Casa Usher claramente no es lo mejor de la filmografía de Flanagan, creo que es un buen final para una etapa modélica del director en Netflix. Le deseo el mismo éxito que en Netflix, y en cualquier caso desearía que este cambio no nos quite nuestra cita anual con Flanagan. Espero que en octubre de 2024 pueda estar comentando lo que sea que estrene.

Comparto el trailer de esta serie:

La caída de la Casa Usher es una serie estupenda que hará las delicias a todos los fans de Mike Flanagan.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de El club de la medianoche de Mike Flanagan (Netflix)

Una nueva serie de Mike Flanagan es siempre un acontecimiento, y El Club de Medianoche llega en el momento justo previo a Halloween en el que nos apetece disfrutar de historias de terror.

PUNTUACIÓN: 7/10

Serie de TV basada en las novelas de Christopher Pike. Siete pacientes terminales que viven en el hospicio Brightcliffe empiezan a reunirse a medianoche para contar historias de miedo. (FILMAFFINITY)

El Club de la Medianoche es una serie de televisión de terror y misterio creada y escrita por Mike Flanagan y Leah Fong, y en la que Flanagan ejerce de director y productor ejecutivo junto con Trevor Macy. Se trata de una adaptación de la novela homónima de Christopher Pike de 1994, junto con otros libros del autor, que sigue a ocho pacientes de un hospicio que se reúnen cada medianoche para contar historias siniestras. Los dos primeros episodios de la serie están dirigidos por Flanagan, mientras que otros capítulos serán dirigidos por Axelle Carolyn, Emmanuel Osei-Kuffour, Michael Fimognari, Morgan Beggs y Viet Nyugen

El casting de esta serie incluye un reparto de jóvenes actores entre los que encontramos a Iman Benson como Ilonka, una adolescente con cáncer de tiroides que se inscribe en el hospicio Brightcliffe con la esperanza de encontrar una cura poco convencional. Igby Rigney es Kevin, un miembro del Club de Medianoche junto a los otros jóvenes del hospicio que tiene leucemia terminal. Ruth Codd es Anya, la compañera de habitación de Ilonka con una amputación de la pierna derecha, por lo que utiliza una silla de ruedas para moverse. Annarah Cymone es Sandra, que tiene cáncer terminal y es una cristiana devota. Chris Sumpter es Spencer, que tiene SIDA. Adia es Cheri, con padres ricos que se han olvidado de ella y que es una mentirosa patológica. Aya Furukawa es Natsuki, miembro del Club con depresión y cáncer terminal y Sauriyan Sapkota es Amesh, que tiene cáncer terminal y es el segundo recién llegado a Brightcliffe.

El resto de reparto adulto lo forman Heather Langenkamp como la Dra. Georgina Stanton, la enigmática doctora que dirige el hospicio de Brightcliffe. Zach Gilford como Mark, un enfermero del hospicio de Brightcliffe, Samantha Sloyan como Shasta, una mujer que vive en una comuna cercana al hospicio de Brightcliffe y Matt Biedel como Tim, el padre adoptivo de Ilonka.

Me encanta Mike Flanagan. Todas sus series en Netflix me parecen una pasada: Misa de medianoche, The haunting of Blu Manor o The haunting of Hill House están entre mis series favoritas. Y me encantaron también sus películas Doctor Sueño, Gerald´s Game o Oculus. Digo esto porque cuando se anuncia una nueva propuesta suya se convierte en visionado obligado y el hype es máximo. Y en este caso, quizá el problema no es que El club de medianoche sea una mala serie que no lo es, aunque seguro no tan redonda que su obra previa, sino que se compara con series que son increíbles, lo que hace que si esta serie «sólo» está muy bien, parezca una pequeña decepción.

El Club de Medianoche me parece una historia muy chula en la que unos jóvenes con enfermedades terminales se cuentan historias de miedo que sirven para que les vayamos conociendo, al conectar aspectos de estas historias con su pasado antes de llegar a la residencia. Lo mejor de la serie para mi es esta construcción emocional y como las historias sirven para unir aún más a los chavales en unos momentos muy duros para ellos. En este sentido, el poder de las historias y como estas pueden llegar a conformar la realidad de los protagonistas son elementos muy interesantes de una serie que he disfrutado bastante a lo largo de sus 10 episodios.

Creo que el casting de la serie está muy bien, creo que todos los actores clavan sus papeles y lo que Flanagan pedía de ellos. Hay que decir que el contraste que tienen los 7 protagonistas entre ellos convierte al grupo en una delicia, y se transmite de maravilla el vínculo que se va formando entre ellos. Dado que hablamos de jóvenes que van a morir, el tema de la muerte está tratado con suma delicadeza y de forma muy elegante. En un episodio en el que hay un comentario sobre el suicidio hay luego un teléfono de emergencias para todo aquel con pensamientos suicidas pueda llamar a pedir ayuda. Ante los temas polémicos, lo fácil sería evitarlos, y me alegra que esta serie exista de la forma en que se ha creado. Hay que decir que esta no es una serie de sustos fáciles sino más bien de creación de atmósferas, algo esperable a poco que conozcas la obra previa de Flanagan, con un ritmo pausado pero interesante que consigue atrapar al espectador. Todo lo que les pasa a los chavales me perece super interesante y me tenía super intrigado por sus historias y sus posibles finales.

Quizá el problema que tiene la serie es que me gusta muchísimo la construcción psicológica de los chavales que viven en el hospicio Brightcliffe (de todos los personajes en realidad) y los vínculos que se van formando entre ellos, pero la historia en el presente y el misterio que existe sobre la propiedad y la posibilidad que tenga cualidades milagrosas acaba resultando un poco chof, con un climax que acaba no siendo tal y que al menos a mi no me funciona. Junto a esto hay que decir que el personaje de Ilonka que es la gran protagonista y la que pone en marcha los principales hechos del presente resulta en algunos momentos bastante cargante y un poco gilipollas. Entendiendo que está dolida y que sufre una enfermedad terminal, a veces demuestra tener muy poca empatía por los demás y ser bastante egoísta. Narrativamente las historias tiene que unir trama con personajes interesantes, y aunque este segundo aspecto me parece exquisito, la verdad es que la trama a nivel general se queda a mitad en todos los aspectos.

Dentro de un climax que no me funciona está un final con sorpresa final que no acabé de entender y no se si no tiene mucho sentido. Aparte, que deja un final abierto a una serie que me parece que tenía un final razonablemente satisfactorio que deja a los personajes en un buen momento emocional y vital. Dentro que no ha explicado nada de las visiones fantasmales que los chavales ven en el hospicio, claro. Dado que lo único que puede pasar en caso de que Netflix diera luz verde a una eventual segunda temporada es empezar a ver morir a más de ellos, lo cual sería un bajón dado que me han encantado los chicos, el final me valía tal cual. Parece ser que Flanagan había pensado en una historia de dos temporadas, habrá que ver si consiguen terminar la historia todo lo bien que no ha podido ser esta primera temporada.

En todo caso, creo que Flanagan ha preparado un contenedor de historias en lo que lo importante son como hacen sentir a los personajes y a los espectadores, así como los conocimientos que vamos adquiriendo por el camino. La parte del misterio que desentrañar queda en un segundo término porque claramente esta es una historia de «vivir el camino» y no tanto de llegar al destino lo antes posible.

Comparto el trailer de esta serie:

El club de medianoche puede sentirse como un ligero traspiés en la carrera de Mike Flanagan pero en realidad es una serie super disfrutable sobre la amistad y el poder de las historias que me ha gustado mucho.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Misa de Medianoche de Mike Flanagan (Netflix)

La nueva serie de televisión de Mike Flanagan (The haunting of Hill House, Doctor Sleep) se ha convertido en un auténtico acontecimiento para todos los fans del terror, y me alegra poder comentar que Misa de Medianoche (Midnight Mass), estrenada en Netflix, no decepciona.

PUNTUACIÓN: 8/10

CRÍTICA SIN SPOILERS.

Miniserie de TV (2021). 7 episodios. Una comunidad al borde de la extinción y ávida de fe recibe la llegada de un carismático sacerdote, que trae consigo milagros, misterios y un renovado fervor religioso.

Mike Flanagan se ha convertido en uno de los grandes nombres del terror actual. The Haunting of Hill House, Gerald s Name, The Haunting of Bly Manor y Doctor Sleep conforman una obra envidiable a la que ahora se suma esta Misa de Medianoche.

Misa de Medianoche está creada, producida, dirigida, montada y escrita por Mike Flanagan, esto último con la colaboración de James Flanagan, Jeff Howard, Dani Parker y Elan Gale. Aunque tiene muchas conexiones con la obra de su amado Staphen King, estamos ante una idea original suya que plantea una historia más orientada hacia el drama psicológico que al terror más al uso. Para esta serie, Flanagan cuenta con Michael Fimognari como director de fotografía y con The Newton Brothers en la música, con los que ya ha colaborado en obras anteriores.

También resulta interesante comprobar cómo Flanagan repite con varios actores que ya han aparecido en Hill House o Bly Manor. Empezando por su esposa Kate Siegel, que interpreta a Erin Greene, una joven embarazada que vive en la pequeña comunidad de Crocket Island, Rahul Kohli, que interpreta al Sheriff Hassan, un padre musulman que es mirado con suspicacia por muchos de los vecinos, y Henry Thomas como Ed Flynn, un marinero del pueblo, padre de Riley y Warren.

Junto a Kate Siegel, los grandes protagonistas de Midnight Mass son Zach Gilford como Riley Flynn, un joven amigo de la infnacia de Erin que regresa a Crockett Island después de pasar cuatro años en prisión por un accidente por conducir ebrio, Samantha Sloyan como Bev Keane, una miembro de la Iglesia de San Patricio y figura influyente en la comunidad, Annabeth Gish como la Dra. Sarah Gunning, la doctora local de la ciudad y amiga cercana de Erin, y el descubrimiento de Hamish Linklater como el padre Paul Hill, el enigmático nuevo sacerdote de la iglesia de San Patricio, que llega para reemplazar temporalmente al anciano Monseñor Pruitt.

Midnight Mass es una serie de siete episodios de una hora aproximadamente. Este número de capítulos un tanto extraña me sugiere que Flanagan ha podido contar la historia que ha querido al ritmo más adecuando, siendo estas siete horas la duración que él estima la adecuada. Con lo que estoy de acuerdo.

Misa de Medianoche es una seriaza que no te puedes perder. Como comentaba antes, más que una historia de terror, Mike Flanagan plantea su historia como un drama de personajes que intentan entender su lugar en el mundo, además de un interesante estudio de la línea que separa la fe religiosa del fundamentalismo más extremo. Con unos diálogos increíbles y unas escenas en las que todo lo que cuentan tiene importancia en la resolución de la historia, esta serie puede ser el mejor guión de Flanagan de los que ha realizado hasta la fecha.

Los personajes de esta serie me parecen maravillosos. Las conversaciones que comparte Riley Flynn con el Padre Hill o con su amiga Erin Greene me parecen algunos de los momentos más interesantes y profundos que he visto en televisión este año, mientras hablan de la vida, la muerte, la fe, la culpa o la posibilidad de expiar los pecados del pasado y la existencia de los milagros en el mundo real. También los sermones del padre Hill desde el púlpito son de los que dejan poso y te hacen querer analizar bien las ideas que nos lanzan a los espectadores.

Los habitantes y la propia isla de Crockett Island son elementos con gran importancia en la serie, y ayudan a dar el toque de verosimilitud que la serie necesitaba. Y sobre todos ellos se alza la tremenda Bev Keane, la beata que existe en todos los pueblos pequeños que es más integrista y radical que el propio cura local, y que ofrece momentos terribles si pensamos que realmente existe gente así en el mundo real. Gente que piensa que está bien quemar a pecadores o que ella/ellos pueden ser una raza elegida que de alguna forma están por encima de los que para ellos son diferentes.

Técnicamente, la serie me ha parecido una pasada. Con largos planos secuencia, una fotografía estupenda y una música que nos mete completamente en la historia, en la tensión de cada momento y en las numerosas liturgias religiosas, todo me transmite que estamos ante una de las producciones televisivas del año. Acorde con la temática de drama, Flanagan imprime un ritmo lento, pero jamás aburrido, que ayuda a que empaticemos con todos los habitantes del pueblo, en especial con aquellos que más errores han cometido.

No quiero chafar el enorme giro de la serie, pero sólo comentar que la forma en que Flanagan conecta el elemento religioso y los milagros que sucederán en el pueblo con uno de los mitos más clásicos del terror me ha volado la cabeza porque no lo esperaba para nada y me ha parecido brillante. Además, dentro que como digo es más drama que historia de terror, hay algunos momentos super tremendos y algunos personajes sufren unas muertes injustas que me dolieron mucho.

La serie tiene sorpresas impactantes, toca temas interesantes y transmite el amor que sienten los personajes, encuentro que la parte emocional la tienen más que bien cubierta.

Una vez he comentado lo mucho que me ha gustado Misa de Medianoche y que te recomiendo que veas la serie si estas suscrito a Netflix ¿hay alguien que no lo esté?, también tengo que reconocer que Flanagan en mi opinión no acierta el final. Y me va a resultar difícil justificarlo, porque los arcos de los principales personajes sí creo que están bastante bien desarrollados, pero sin embargo, la tensión que se acumulaba no estalla en un climax, sino más bien en un anticlimax.

Anticlimax si hablamos de la amenaza en la sombra, pero también en lo referente a los viajes vitales de varios vecinos que simplemente se apagan sin más. La presencia de un elemento sobrenatural es tomado como la prueba irrefutable de la existencia de Dios, cuando es en realidad otra cosa más oscura. Eso es un giro interesante a lo que hubiera podido ser una historia trillada de locos en un espacio pequeño, pero al final no acaba de ser explotada, y no cabe duda que a pesar de todo los habitantes del pueblo conservan su fe al final. Imagino que esto es una idea consciente de Flanagan de alejarse los típicos finales del género de terror, pero la forma en que las cosas pasan y de repente fin no se si me ha encajado.

Como tampoco que después de tantos análisis religiosos, al final no sepamos qué enseñanzas han aprendido los protagonistas, si es que han aprendido algo. Lo cual resulta curioso, porque frente a la dicotomía entre fe religiosa y confianza en la existencia de algo más allá de la muerte y ser ateo porque no hay nada más, finalmente la historia parece que se decanta por la primera opción.

Como historia de alarma hacia los integrismos que convierten ideas de fe y amor en excusas para el apocalipsis, creo que funciona razonablemente bien. Pero quizá me dejó la sensación que frente a la complejidad de todos los protagonistas, la beata Bev es quizá la más acartonada y peor planteada debido a su unidimensionalidad. Lo que es una pena.

En todo caso, que no me haya cuadrado ese final no significa que no haya disfrutado mucho con esta Misa de Medianoche. Y en este caso, creo que el estreno en Netflix le va de maravilla a la serie, ya que su ritmo pausado igual hubiera provocado que mucha gente no acabara de verla en caso de haber estrenado episodios semanalmente. En mi caso, vi la serie en tres bloques de tres, dos y dos episodios, y pude disfrutar de la opción de ser yo el que marcaba los ritmos del visionado.

Comparto el trailer de la serie:

Me encanta Mike Flanagan y Misa de Medianoche para mi es un triunfo. No puedo recomendarla más.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de The Haunting of Bly Manor de Mike Flanagan (Netflix)

Mike Flanagan lo ha vuelto ha conseguir. Su nueva serie para Netflix The Haunting of Bly Manor es una notable serie más drama que historia de terror, con unos personajes maravillosos que te atrapan desde el primer fotograma.

PUNTUACIÓN: 8/10

Morir no equivale a desaparecer. En este romance gótico, una ‘au pair’ se adentra en un abismo de escalofriantes secretos.
9 episodios. Continuación de «La maldición de Hill House» al estilo de «American Horror Story» o «Channel Zero», es decir, contando con nuevos personajes y una historia diferente. En esta ocasión, se basa en el clásico de Henry James «Otra vuelta de tuerca» (The Turn of the Screw), cuya mejor adaptación al cine, «Suspense» (1961), es uno de los grandes clásicos del cine de terror. (FILMAFFINITY)

The Haunting of Bly Manor es una serie de televisión creada por Mike Flanagan para Netflix, y basada libremente en el trabajo de Henry James, en particular su novela de 1898 The Turn of the Screw. Más que una historia de terror, estamos ante un drama con toques sobrenaturales con toques de historia de amor gótica.

Además de ser el creador de la serie, Mike Flanagan ha escrito y dirigido el primer episodio, además de montar la serie junto a Brian Jeremiah Smith. Los 8 episodios restantes han sido dirigidos por Ciarán Foy (2 episodios), Liam Gavin (2), Yolanda Ramke & Ben Howling (2), Axelle Carolyn y E. L. Katz, y cuentan con guiones de James Flanagan, Diane Ademu-John, Laurie Penny, Angela LaManna, Rebecca Leigh Klingel, The Clarkson Twins, Leah Fong, Julia Bicknell.

La serie cuenta con fotografía de James Kniest y Maxime Alexandre y música de The Newton Brothers.

Aunque Netflix ha vendido The Haunting of Bly Manor como la segunda temporada de la antología The Haunting, realmente estamos ante una historia totalmente nueva que no tiene nada que ver con Hill House, más allá del hecho de estar ambientadas ambas en “casas encantadas”.

Lo que sí resulta interesante es que Mike Flanagan ha contado para Bly Manor con prácticamente con el mismo equipo técnico de Hill House, incluyendo a los actores Victoria Pedretti, Oliver Jackson-Cohen, Henry Thomas, Kate Siegel y Carla Gugino, que participan interpretando a personajes diferentes.

El reparto es uno de los grandes aciertos de Bly Manor. Victoria Pedretti es la gran protagonista como la “Au-pair” Danielle «Dani» Clayton, que llega a Bly manor contratada por Henry Wingrave (interpretado por Henry Thomas) para que cuide y eduque a sus dos sobrinos Flora (Amelie Bea Smith) y Miles (Benjamin Evan Ainsworth), huérfanos que viven en Bly Manor y cuya anterior cuidadora Rebecca Jessel (Tahirah Sharif) también murió recientemente en misteriosas circunstancias.

En Bly Manor Dani conocerá a los trabajadores de la mansión, el cocinero Owen Sharma (Rahul Kohli, la encargada Hannah Grose (T’Nia Miller) y la jardinera Jamie (Amelia Eve). Durante la serie conoceremos al antiguo ayudante de Henry Wingrave Peter Quint (Oliver Jackson-Cohen), que mantuvo un romance secreto con Rebecca antes de su muerte.

Por último, destacar que toda la serie está contada a modo de cuento o historia por una narradora interpretada por Carla Gugino.

Ya entrando en materia, quizá lo primero a mencionar y que merece poner encima de la mesa para quitárnoslo de enmedio cuanto antes es que Bly Manor es menos brillante que Hill House. Esto realmente no implica nada negativo, dado que Hill House era maravillosa. Bly Manor no tiene un capítulo 6 con esos hipnóticos planos secuencia ni una tensión creciente como cuando descubrimos la identidad de la fantasma del cuello roto.

Sin embargo, Flanagan construye de nuevo una historia centrada en los personajes que forma un puzzle complejo en el que varias relaciones de amor forman el núcleo emocional de la serie. Unas relaciones son tóxicas pero hay también amor verdadero, y nos transmiten un montón de sentimientos alrededor de unos personajes excelentemente escritos.

Como comentaba al comienzo, más que una historia de terror, Bly Manor es un drama con toques sobrenaturales, y Flanagan entiende que las personas reales no somos perfectas, por lo que sus protagonistas tampoco lo son. Y por eso empatizamos con ellos instantáneamente. Aunque el ritmo es pausado, los episodios nos trasladan a diferentes momentos temporales con gran fluidez, mientras conocemos los secretos ocultos de los protagonistas y de la casa en la que vivieron.

Todo el reparto está de 10 y son sus interpretaciones los que crean el vínculo emocional con el espectador. Sin embargo, si tuviera que destacar a alguien, además de la maravillosa Victoria Pedretti, sería a los niños Amelie Bea Smith y Benjamin Evan Ainsworth que interpretan a Flora y Miles. Dos niños que transmiten indefensión pero a la vez un toque de mal rollo y que algo no está bien con ellos.

Como es habitual, Netflix ha estrenado la serie completa de un tirón. Y aunque me ha tenido super enganchado, me he obligado a ver sólo un episodio al día para alargar el disfrute. Esto creo que le viene muy bien a la serie, que además rompe de forma totalmente pensada el ritmo narrativo en el episodio 8 para rompernos a continuación el corazón en el noveno y último episodio, que me ha parecido maravilloso y super emocionante.

Quizá el único pero que se me ocurre es que si alguien se acerca a esta serie pensando que es una historia de sustos, se va a ver sin duda decepcionado y se va a aburrir. Además, el ritmo pausado también exige cierto esfuerzo e implicación en el espectador. En todo caso, si llegan hasta el capítulo 5, ya no podrán dejar de ver la serie.

Comparto el trailer de esta serie:

The Haunting of Bly Manor me ha parecido un éxito sin paliativos y confirma a Mike Flanagan como una de las voces más inteligentes del actual panorama televisivo y cinematográfico. Una serie de visionado obligado, la recomiendo sin duda.

PUNTUACIÓN: 8/10

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