Termina la adaptación televisiva de The Sandman, el mítico comic creado por Neil Gaiman, con la emisión de un último episodio especial centrado en Muerte: el alto coste de la vida, la miniserie de Gaiman, Chris Bachalo y Mark Buckingham.
PUNTUACIÓN: 8/10
En este episodio especial, la Muerte se cruza durante su día libre en el camino de un periodista abrumado por la desesperación y le cambia la vida en tan sólo 24 horas.
Dentro del comic de Sandman, la miniserie Death: The high cost of living de Neil Gaiman, Chris Bachalo y Mark Buckingham fue una de sus historias más celebradas. Tiene por tanto todo el sentido que a la hora de realizar la adaptación televisiva no se olvidaran de adaptarla. Jamie Childs, el director de toda la segunda temporada de The Sandman, ha dirigido este episodio especial de 58 minutos con el que termina la serie. Neil Gaiman, creador del comic original, y Allan Heinberg, showrunner de esta segunda temporada, escriben el guion de este episodio.
En el reparto encontramos a Kirby Howell-Baptiste como Muerte, Colin Morgan como Sexton Furnival, un periodista a punto de suicidarse hasta que conoce la forma mortal de la Muerte. Clare Higgins como Mad Hettie, una vagabunda de 280 años y Jonno Davies como Theo, un conocido de Sexton que quiere los poderes de la Muerte, completarían el reparto en sus papeles principales.
Cada 100 años, al miembro sensato y empático de la familia de los Eternos se le permite vivir un día como un humano. De forma que cada siglo recuerda el regalo de la vida para que cuando reciba a los recién fallecidos, lo haga de la mejor manera posible. En este día de vacaciones Muerte conocerá a Sexton, un periodista millenial con una crisis existencial tras terminar una relación sentimental que está planteándose el suicidio. El amor por la vida y el positivismo de Muerte acaba siendo contagioso gracias al trabajo de Kirby Howell-Baptiste como Muerte. Tengo que reconocer que en las reseñas de los episodios anteriores dije que la actriz me parecía un error de casting, pero en este especial creo que lo hace muy bien y aporta el toque justo que necesitaba el personaje para hacer justicia al comic de Gaiman, Bachallo y Buckingham.
Aparte de disfrutar del día, la pareja tiene una labor adicional, al pedirle a Muerte Hettie la Loca que la ayude a encontrar su alma. Hettie es una mujer que hace 250 se negó a morir y lleva viviendo desde entonces, escondiendo su alma para que Muerte no pudiera encontrarla. Lo malo es que pasado todo este tiempo, no recuerda donde la puso, en una de las situaciones atípicas tan habituales en el comic de Gaiman.
El mensaje del episodio es que no importa cuan larga vaya a ser tu vida, tienes que aprovecharla, disfrutando de los grandes y los pequeños momentos como si fueran hitos únicos. Porque en realidad no sabes cuando va a terminar tu vida. El mensaje optimista me ha gustado mucho, y de alguna manera es lo que ha conseguido que me haya gustado tanto el episodio.
Igual que comento que me ha gustado el trabajo de Kirby Howell-Baptiste como Muerte, creo que Colin Morgan interpretando a Sexton Furnival parece un palo estirado. Entiendo que su personaje es un pringado un poco repelente, y en esa parte acierta completamente. Pero también hay una parte en que Sexton tiene que darnos un poco de pena y en realidad el actor es flojete y no trasmite nada, ni bien ni mal.
Al ser el episodio más terrenal de toda la serie de The Sandman, al no haber seres sobrenaturales y estar ambienta en Londres, el trabajo gris del director Jamie Childs no queda tan deslucido como en los episodios anteriores con numerosos elementos sobrenaturales. El elemento humano y la empatía son los protagonistas de este capítulo, así como la emoción por estar vivo. El episodio me ha parecido estupendo y consiguió dejarme con la mejor de las sensaciones.
Me hubiera gustado que la adaptación televisiva de The Sandman hubiera compartido la personalidad y la emoción de los comics, quedando como una traslación correcta de la historia en la que todo luce demasiado gris. Pero al menos este especial de Muerte si ha hecho que conectara emocionalmente.
Sandman presenta Muerte: El alto coste de la vida me ha gustado mucho y me ha dejado con el mejor sabor de boca posible.
PUNTUACIÓN: 8/10
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Netflix ha estrenado sin llamar demasiado la atención la primera parte de la segunda temporada de Sandman, la adaptación del maravilloso comic de Neil Gaiman y varios artistas.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
Una reunión de los Eternos lleva a Morfeo por un camino lleno de peligros en el que una decisión crucial hace que se convierta en el blanco de una implacable venganza.
Sandman es la obra magna de Neil Gaiman, publicada por DC Comics a lo largo de 75 números entre 1989 y 1996. Junto a Gaiman, los artistas Sam Kieth y Mike Dringenberg aparecen acreditados como creadores, aunque por sus páginas pasaron artistas de la talla de Jill Thompson, Coreen Dollan, Kelley Jones, Charles Vess, Michael Zulli, Marc Hemper y muchos más. Aparte de narrar la historia de Morfeo, el Señor del Sueño, y como el cambio es inevitable lo quiera él o no, el comic sirvió para que Gaiman explorar sus inquietudes como contador de historias, planteando numerosas historias fuera de la trama principal con personajes como William Shakespeare, analizando la propia naturaleza de las historias. Tras cerrar la historia, Gaiman ha vuelto cada pocos años para contar nuevas historias en el mundo de Sandman, por ejemplo Obertura junto al increíble J.H. Williams III.
Sandman es uno de los mejores comics de la historia. Un comic que mostró a los que no leen comics las posibilidades del medio para contar todo tipo de historias, con el que Neil Gaiman consiguió todo tipo de premios del mundo del comic y del mundo literario. Aunque el comic parecía imposible de adaptar a otros medios, en 2022 se estrenó la primera temporada de una serie desarrollada por el propio Gaiman, junto a David S. Goyer (Trilogía de Batman de Nolan, Blade) y Allan Heinberg (Guionista de la película Wonder Woman y en comics, creador de Young Avengers). Un Heinberg que actúa como showrunner de esta segunda y última temporada. La primera temporada no acabó de convencerme a pesar de trasladar de forma muy fiel varias de los arcos del comic, al perder toda la magia y el terror que el comic si transmitía al lector.
Esta segunda temporada de The Sandman NO ha estrenado todos los capítulos a la vez. Los seis episodios disponibles esta semana han sido dirigidos por Jamie Childs, contando con guiones de Heinberg, Ameni Rozsa, Alexander Wise, Austin Guzman, Shadi Petosky y Jim Campolongo. Los primeros 3 episodios adaptan el arco Season of Mist (números 21-28 USA), más el multipremiado episodio A Midsummer Night’s Dream (número 19). Los episodios 4-6 adaptan el arco Brief Lives (números 41-49), más el número 59 Thermidor y The Sandman Special #1 («The Song of Orpheus»).
La segunda parte de la temporada se estrenará el 24 de Julio y constará de 5 episodios, que entiendo adaptarán The kindly ones (Las benévolas) y The Wake (El velatorio), el arco con el que terminó el comic. A modo de bonus-track, el 31 de julio se estrenará un último episodio adaptando la multipremiada miniserie Death: The high cost of living de Gaiman, Chris Bachalo y Mark Buckingham.
En el casting tenemos a Tom Sturridge como Sueño, Esmé Creed-Miles como Delirio, la miembro más joven de los Eternos, Kirby como Muerte, Mason Alexander Park como Deseo, Donna Preston como Desesperación, Adrian Lester como Destino. Fuera de los Eternos tenemos a Gwendoline Christie como Lucifer, Señor del Infierno, Patton Oswalt como Matthew el Cuervo, Vivienne Acheampong como Lucienne, la bibliotecaria jefe y guardiana del reino del Sueño, Jenna Coleman como Johanna Constantine, una dura nigromante y exitosa aventurera ocultista a sueldo, Asim Chaudhry como Abel y Sanjeev Bhaskar como Caín.
En la temporada 2 tenemos a Ruairi O’Connor como Orfeo, poeta, músico, oráculo e hijo único de Sueño y la musa Calliope, Barry Sloane como Destrucción, el Perdido Sin Fin, Freddie Fox es Loki, el dios del caos, Clive Russell interpreta a Odín, Laurence O’Fuarain a Thor. Ann Skelly es Nuala, y Douglas Booth es Cluracan, emisarios reales de la corte de Faerie. Jack Gleeson interpreta a Puck, un malévolo hobgoblin que sirve de bufón real al rey Auberon de Faerie. Por último, Indya Moore interpreta a Wanda.
Siendo una adaptación fiel a los hechos contados en el comic, me llevé un chasco importante con la primera temporada de The Sandman estrenada en Netflix en 2022. Aunque el guion era básicamente el mismo del comic, la puesta en escena era (exageradamente hablando) como si estuviera viendo una obra de teatro local adaptando El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien (y la película de Peter Jackson). La historia puede ser fiel, pero faltaba toda la magia, el terror y el sentido de la maravilla. Aparte de la cancelación de Neil Gaiman, que ha provocado que Netflix no haya publicitado apenas el estreno de esta temporada, el no conectar con la primera temporada me hizo dudar durante algunos días si ver una serie que había muchas posibilidades que no me gustara. Finalmente me animé a ver estos 6 episodios, y tengo que decir que me alegro de haberlo hecho, a pesar de todos sus elementos menos buenos.
En The Sandman, Neil Gaiman experimentó diferentes tipos de historia que tenían que ver o no con el protagonista Sueño. Y aunque la historia de Sueño y como acabó asumiendo que el cambio es inevitable (lo quiera él o no) es el nudo conductor del comic, la sensación de 1001 noches en la que cada nueva historia podía ser muy diferente a la anterior estaba siempre presente. Gaiman como contador de historias consiguió una fama más que merecida gracias a estas historias «laterales». De hecho, las historias favoritas de mucha gente son precisamente estas, y no tanto las de Sueño. Un protagonista que en realidad cae bastante antipático, por lo general.
En televisión no se lleva el tomar carreteras secundarias que alejen al espectador de la trama principal del protagonista. Y es por esto que de forma entendible, ante la decisión de Netflix de que The Sandman termine en su segunda temporada, el showrunner Allan Heinberg ha decidido centrarse en la historia principal de Sueño y sus hermanos Eternos. Y con algún reparo, en realidad los mismos que tuve con la primera temporada, me ha gustado ver la adaptación de Season of Mist y Brief Lives.
Cuando has leído bastante a Gaiman, te das cuenta que como todo el mundo, tiene unos tics que aplica en gran parte de su obra. Por un lado tenemos a personajes que no son buenos ni malos, sino que actúan según su naturaleza. Sueño desde luego entra en esa categoría, pero también El Corintio o Loki. Eso no significa que lo que hagan sea correcto, pero de alguna manera busca alejarse del arquetipo de buenos y malos que abunda en el entretenimiento mainstream. Otro elemento muy característico de Gaiman es su gusto por romper las expectativas que él mismo crea con historias que se salen de la tangente y resultan de alguna manera anticlimáticas. Algo que conecta con la idea que los actos de estos seres sobrenaturales están más allá del entendimiento de los meros mortales.
Eso es justo lo que tenemos en Season of mist. Tras una reunión de hermanos Eternos, Sueño acepta que cometió un error (una maldad) hacia su amada Nada, a la que condenó a 10.000 años en el infierno al negarse a ser su Reina. En realidad, fue un cerdo asqueroso intentando ocultar un acto realizado por despecho como un decisión de Nada sobre la que él no tuvo nada que ver. Una vez aceptada la injusticia, lo siguiente es lógico. Volver al Infierno para liberar a Nada. A pesar que Lucifer se la tiene jurada por lo sucedido la primera temporada. Lo que pasa a continuación es todo lo contrario a lo esperable, ya que no hay combate por el alma de Nada ni nada que se le parezca.
En Brief Lives, Morfeo acompañará a su hermana Delirio en su búsqueda de su hermano perdido, Destrucción. Un viaje que tendrá varios sobresaltos y que servirá para que conozcamos otro de los grandes errores de Morfeo, al conocer la historia de su hijo Orfeo. La búsqueda de Destrucción provoca un final anticlimático marca de la casa Gaiman, y sus repercusiones pondrán el marcha el final de Sueño tal y como conocemos, algo que leimos en el arco Las benévolas (The kindly ones). En lo fundamental, la historia del comic está planteada razonablemente bien. Los que leímos el comic no vemos grandes problemas a estos episodios, y entiendo que los que no lo han leído se verán sorprendidos por las diferentes sorpresas.
En positivo, quiero destacar el trabajo de Esmé Creed-Miles como Delirio, que creo que es lo mejor de la serie. Tom Sturridge como Sueño hace un correcto trabajo dentro que su obligación es estar plantado tieso como un palo intentando no mostrar ninguna emoción. Visualmente Sturridge era un casting perfecto, pero en realidad sufre el mismo problema que el casting en general. Y es que todos son muy flojos y carentes del más mínimo carisma.
Tenemos a actores televisivos que son incapaces de transmitir nada y que convierten lo que es uno de los mejores comics de la historia en algo plano sin carisma, personalidad o química. Especialmente sangrante es el caso de la actriz que interpreta a Muerte, que es un error de casting tremendo que no tiene ni un ápice de la empatía y cariño que el personaje transmitía en los comics. Los actores que interpretan a Orfeo o Destrucción son muy flojos también, teniendo todo el conjunto actoral una sensación «televisiva» dicho con la peor de las connotaciones posibles.
La serie sufre el mismo problema de falta de capacidad de transmitir nada que tuvo la primera temporada. En este sentido, como al menos ya sabía lo que había, la falta de emoción, de empatía o terror que sí tenía el comic no me supuso un problema excesivo mientras veía estos episodios. Buscando algo positivo, Season of Mist tenía una cualidad teatral en el comic, con Sueño entrevistándose con numerosos seres sobrenaturales, que hace que funcione mejor en el cartón piedra televisivo que ha planteado la serie. De hecho, en este arco se incluye el celebrado episodio A Midsummer Night’s Dream que narra la representación de la obra de Shakespeare a un público poco habitual. Así que en la parte de mostrar esta obra de teatro, la serie encuentra el tipo de historia que le permite minimizar sus defectos en lo referido al diseño de producción, la dirección o el montaje. Algo es algo.
Ahora bien, ya sea por unas interpretaciones carentes de carisma o calidad, por un ritmo plano que no plantea hitos narrativos interesantes, o en general por una dirección sin chispa, el resultado es una serie en que todo está correcto, pero nada enamora. Y eso es un problema, incluso sabiendo lo que había antes de empezar el visionado. Se que hay varias generaciones de espectadores británicos que han disfrutado del entretenimiento de cartón piedra de Doctor Who. Entiendo que para todas esas personas las carencias de The Sandman no serán un problema. Pero para mi lo son.
Incluso reconociendo lo mucho que me ha gustado ver en imagen real Season of Mist y Brief Lives, en realidad me doy cuenta que lo me gusta era el comic de Gaiman y sus artistas, y esta adaptación es una pálida traslación que no iguala lo que es el comic y lo que debería hacer sido esta serie, si la hubiera realizado gente más capaz.
Fruto de esta sensación plana y la necesidad de contar lo principal de la trama del comic, se pierden muchas cosas en el camino. En Brief Lives uno de los personajes más celebrados fue el personaje de Wanda, una persona trans en un momento de los años 90 en que su visibilidad era nula. Mirando el vaso medio lleno, al menos Wanda aparece en la serie y tiene dos buenas escenas. Mirando el vaso medio vacío, Wanda no tiene arco más allá de aparecer, y se pierde toda la emoción que el personaje y su entorno tenía en el comic. De nuevo, no se puede decir que esté mal, pero su papel está tan reducido que sabe a poco. La tristeza profunda con que te dejaba el comic se pierde, como también la alegría por el acto de rebeldía final con que se cerraba esa historia.
Esto me hace pensar en la idea de comic imposible de trasladar a otros medios que tenía Sandman. De adaptar bien, se entiende, logrando imitar las cotas de excelencia que tenía el comic. Un primer aspecto de esto lo proporcional los diferentes dibujantes que trabajaron en el comic. Artistas con estilos diferentes que aportaban sensibilidades diferentes a cada historia que ayudaban a transmitir la idea de mutabilidad que tiene el Sueño. Además del terror, la imaginación y el sentido de la maravilla, Algo que jamás sentimos debido a la dirección plana y mundana que tenemos en esta serie.
Comentaba que me parece lógico que los creadores se centren en la historia de Morfeo. Pero otro elemento destacable que tenían las historias laterales que creaba Gaiman, aparte de ayudarle a exprimir sus músculos creativos y convertir al comic en un contenedor de historias, era transmitir la idea de paso del tiempo y de la existencia de numerosas elipsis que hacían que hubiera pasado mucho tiempo entre una historia y otra. La serie de televisión se plantea de una manera que toda la temporada parece una semana en la vida de Sandman, lo cual no es un problema grave, pero tampoco ayuda a que el conjunto tenga el feeling que debería.
En realidad me alegro de haber podido ver estos episodios, pero no dejo de pensar que estamos ante una oportunidad perdida que nos está privando de disfrutar The Sandman con la calidad que el comic de Gaiman merece. Y es una pena, sobre todo pensando que tras la cancelación de Gaiman por sus supuestos abusos cometidos contra varias mujeres, no vamos a tener una segunda oportunidad de que se haga algo mejor.
Como digo, más que esta serie, lo que me gusta es el comic. Y aunque en la disyuntiva de elegir que no haya serie o que se estrene prefiero la segunda opción, The Sandman merecía más.
Comparto el trailer de esta segunda temporada:
The Sandman es una correcta adaptación que debería haber sido notable o sobresaliente. Me alegro de poder verla pero debería haber sido mucho mejor.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
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Marvel por fin ha terminado de publicar Miracleman: The Silver Age de Neil Gaiman y Mark Buckingham, con colores de Jordie Bellaire. Una miniserie que quedó inédita desde los años 90 y que la Casa de las Ideas también ha querido que los lectores actuales hayamos tenido que sufrir para verla finalizada. Hoy comento mis impresiones de esta colección, una opinión sin duda condicionada por la periodicidad con que han salido las 7 grapas de esta miniserie.
PUNTUACIÓN: 6/10
Comienza «La Edad de Plata», la historia inacabada de Neil Gaiman y Mark Buckingham. Young Miracleman, el miembro perdido de la familia Miracleman, ha vuelto. Sus últimos recuerdos eran de un mundo de alegría e inocencia de 1963. Ahora se encuentra en el siglo XXI, donde sus mejores amigos se han convertido en dioses y monstruos. Remasterizado con nuevas e impresionantes ilustraciones de Mark Buckingham. Incluye material originalmente presentado en MIRACLEMAN nº 23 y 24, publicados originalmente por Eclipse en 1993-94, además de contenido extra.
Marvel Man, luego transformado en Miracleman cuando el comic fue publicado en Estados Unidos, es uno de los comics más influyentes de los años 80 que sin embargo muy poca gente leyó. Aunque fue creado en 1954 por el guionista y dibujante Mick Anglo para el mercado británico, no fue hasta 1982 en que Alan Moore escribió su etapa histórica dibujada por Garry Leach y Alan Davis. La editorial americana Eclipse empezó a publicar estos comics publicados inicialmente en la revista inglesa Warrior, que incluían entre otros elementos algunas de las escenas de matanzas más impactantes de la historia del comic. O un nacimiento mostrado de forma explícita sin tapujos.
Tras finalizar la etapa de Moore en el número 16, Eclipse contrató a Neil Gaiman para continuar la historia, algo lógico teniendo en cuenta la amistad de éste con Moore. Gaiman planteó tres arcos de seis números que denominó The Golden Age, The Silver Age y The Dark Age que cerraría su historia. The Golden Age se publicó en los números 17-23 de la colección entre 1990 y 1991, a lo que seguiría una miniserie de 3 números tituladas Apocrypha realizada por varios autores. El segundo arco The Silver Age quedó inconcluso tras publicarse tan sólo dos números, números 24 y 25, al declararse en quiebra Eclipse en 1994, y entrar los derechos del personaje en un conflicto legal que duró años en resolverse a favor de Gaiman. Que a su vez, cedió a Marvel tras ayudarle la editorial a pagar una disputa legal por la propiedad del personaje de Angela creado en el comic de Spawn.
Casi 30 años después, Marvel ha publicado de The Silver Age empezando por los dos números de Eclipse, aunque Mark Buckingham ha vuelto a dibujar estos números en su totalidad, como bien puede apreciarse en los extras que Marvel incluye en esta edición. Y es que puestos a terminar la historia, está claro que quedaría raro leer un comic que contuviera dos números con el estilo del Buckingham de hace 25 años mientras que los 5 restantes fueran con su estilo y narrativa actual. Y la verdad es que la «remasterización» le sienta muy muy bien al comic. Buckingham aprovecha la oportunidad ofrecida por Marvel para crear momentos más espectaculares y una narrativa más fluida, aprovechando las posibilidades de la doble página abierta como unidad narrativa. El nuevo dibujo supera ampliamente a los originales de los años 90 y ayudan a que la lectura de The Silver Age sea un placer. Además, me resulta muy interesante la decisión del color de Jordie Bellaire, que aporta una sensación de anacronismo a la obra, al plantear colores planos casi como si el comic se hubiera coloreado en los años 90 antes del surgimiento del coloreado digital que en este. El apartado gráfico me parece estupendo y posiblemente lo mejor de este comic
Marvel ha planteado esta edición con unos extras super interesantes centrados en el dibujo de Buckingham. En sus tres primeras grapas tenemos los lápices originales de 1993/94, incluyendo los del número 3 que no llegó a publicarse. En el cuarto número nos muestran, aunque en media página y muy pequeñas, las 7 páginas que había empezado a planificar y nunca llegó a dibujar debido a la bancarrota de Eclipse. Además, tenemos numerosas páginas que nos muestran los lápices que Buckingham ha creado para esta nueva edición. Estos extras me parecen super interesantes y creo que harán las delicias de todos los amantes del buen arte comiquero.
Dentro que me gusta el dibujo de Buckingham con Jordie Bellaire, tengo que ponerle un pero si pensamos en la locura que ha supuesto la periodicidad de la edición de Marvel. Y es que en realidad el dibujo tampoco es tan bueno, detallado o bello. Es un buen comic, sin duda, pero no justifican los 4 meses de parón que tuvimos entre la publicación del 5º número y el sexto, o entre el sexto y el séptimo. Cuando cojo un comic de J.H. Williams, por ejemplo, o de Marcos Martín, veo el resultado final y entiendo los meses de espera entre una grapa y la siguiente porque el dibujo me vuela la cabeza. Sin embargo, veo este comic y veo un buen comic, desde luego no uno extraordinario.
Esto me lleva a mi principal motivo de queja, (aparte de la historia sobre lo que luego comentaré), en realidad es la periodicidad que Marvel ha planteado para este comic. A continuación, indico las fechas en que se publicaron cada una de sus grapas y el contenido de las mismas, a lo que hay que añadir los extras que antes comentaba.
N.º
Publicación
Páginas historia
Complemento
1
OCTUBRE 2022
28
no
2
NOVIEMBRE 2022
24
no
3
DICIEMBRE 2022
26
no
4
FEBRERO 2023
16
12 páginas
5
MAYO 2023
16
11 páginas
6
SEPTIEMBRE 2023
22
no
7
ENERO 2024
26
no
Compré los dos primeros números de esta miniserie en el puente de la Constitución de Diciembre de 2022. Tras casi 30 años oyendo hablar de esta miniserie, pensar que podría leerla por fin resultó una pasada. Y no he terminado de leer la serie hasta los últimos días de Enero de 2024. 13 meses para publicar las 5 grapas pendientes. En estos meses, la emoción o incluso el interés han ido decreciendo paulativamente a medida que las salidas de las diferentes grapas se iba demorando. Y sobre todo, con el contenido de las mismas.
Los tres primeros números remasterizados, los primeros 2 publicados por Eclipse más el tercero que estaba hecho pero nunca vio la luz, tienen en la edición de Marvel 28, 24 y 26 páginas de historia. Los problemas llegaron a partir del cuarto número, en el que nos encontramos 16 páginas de historia con 12 páginas de complemento con un reprint de una historia antigua que se siente como un relleno absurdo sacacuartos que justifique las páginas de la grapa y con ello el precio de portada. El mal feeling continuó con el quinto número. Porque aparte de los tres meses de espera, el bajón fue doble al comprobar que, de nuevo, Marvel nos colaba 16 páginas de historia con 11 añadidas con otro reprint. Teniendo en cuenta que la miniserie de los 90 estaba prevista que tuviera 6 números y la historia es la misma, lo que supongo que sucedió es que Gaiman y Buckingham debieron pensar que narrativamente quedaría mejor si añadían algunas páginas adicionales a la parte central de la historia. Y Marvel pensó que en lugar de publicar un cuarto número de 32 páginas de historia, sería mejor dividirlo en dos, alargando la colección hasta las 7 entregas.
Esto es suposición, pero veo que los números 6 y 7 ya vuelven a tener una extensión normal de una grapa, con 22 y 26 páginas respectivamente. Además, dentro de no tener unos cliffhangers de vida o muerte, por decirlo de alguna manera, en general sí hay unos buenos finales en todos los números excepto en el cuarto, que es justo el que aparentemente se desdobló. El cliffhanger es flojo porque no estaba pensado que hubiera uno ahí para empezar.
La «estafa» del sacacuartos que Marvel se ha sacado de la manga conecta con lo que de verdad me molesta de esta edición, y es que Marvel no solicitara la serie una vez la colección estuviera completa y tuvieran asegurada la salida mensual de todas las grapas. En realidad, si estos comics se hubieran publicado mensualmente y en abril-mayo de 2023 se hubiera completado su publicación, estoy seguro que no le estaría poniendo estos reparos. Los 4 meses de espera entre números me parece una pasada inaceptable.
Escuchando podcasts y entrevistas a autores de comic he descubierto que esto que parece tan obvio, no empezar a publicar una miniserie hasta que los autores no la hayan terminado (sobre todo pensando que hablamos de un comic antiguo no conectado con ninguna continuidad del Universo Marvel), resulta que no siempre es posible ni es tan fácil de cumplir. Igual Marvel necesitaba publicar algo en 2022 para poder justificar algún pago de royalties a Gaiman y Buckingham ya realizado, y esto obligó a empezarla estando a mitad. Aún a sabiendo que la salida de los siguientes números estaba en el aire.
Al mismo tiempo, en un mundo ideal los artistas y escritores deberían poder desarrollar su trabajo sin estar presionados por plazos de entrega, de forma que su creatividad podría volar libre de ataduras. Pero en el mundo real cuando alguien tiene todo el tiempo del mundo y ninguna presión acaba no realizando el trabajo, entre otros motivos porque se centre en otros encargos que sí estén sujetos a un plazo de ejecución. En varias entrevistas he escuchado a editores e incluso artistas comentar que son plazos de entrega son imprescindibles, sobre todo en el mainstream. Porque obliga a empezar y, sobre todo, a terminar los comics.
Comentaba al comienzo que me gusta el dibujo de Buckingham, pero que en ningún caso se justifican los 4 meses de espera entre números. Pero en realidad no tengo claro que estas demoras injustificables sean achacables a Buckingham, un artista que durante más de 25 años ha trabajado en infinidad de colecciones mensuales como Shade, The Changing Man, Hellblazer o Fábulas. De hecho, se me hace difícil pensar que pueda tardar tres meses en dibujar 16 páginas de una grapa. A no ser, claro, que esté al mismo tiempo trabajando en otras cosas. O que en realidad el retraso lo provocara Gaiman no entregando los guiones a tiempo. Algo que ya pasó en otro de los últimos comics de Gaiman, la miniserie Sandman Obertura con J.H. Williams III y Dave Stewart. En los años 90 igual la historia de Miracleman le interesaba mucho a Gaiman, pero 30 años después es hasta normal que esté a otras cosas que le atraigan más y no encontrara el momento de sentarse a escribir para terminar este comic. Empezando porque al final Miracleman es un trabajo de encargo y seguro gana mucho más con sus novelas o con la producción de las series de televisión de Good Omens en Prime y Sandman en Netflix.
Y hablando de Neil Gaiman, es interesante recordar que esta historia fue escrita por un Gaiman primerizo que aunque ya llevaba algún tiempo escribiendo Sandman no era es escritor super estrella que es ahora. En ciertos aspectos, me parece interesante comprobar que al igual que en Sandman, el teórico protagonista Miracleman es un secundario en su propio comic al convertirse The Silver Age en el contenedor donde poder contar otra historia que le interesa más. De hecho, esto no es nuevo, ya que en la miniserie Apocrypha publicada por Eclipse ya empleó esta misma técnica para contar historias de personas de todo el mundo.
La resurrección de Young Miracleman en un mundo que no reconoce como suyo con unos familiares convertidos en dioses vivientes en la tierra es el punto de partida para The Silver Age. A partir de ahí el joven Dickie Dauntless inicia un viaje para descubrir su origen real, al ser sus recuerdos una mentira implantada por el villano Doctor Gargunza. Lo que plantea Gaiman en estas páginas es una historia correcta bien desarrollada que quizá se siente demasiado obvia y evidente si has leído los comics previos y sabes de donde vienen los personajes. Porque al final Dickie descubre que fue abusado sexualmente de niño cuando vivía en la casa de acogida, al venderle sus tutores a ricos depravados. Un drama tremendo que conecta con los abusos que Johnny Bates (Kid Miracleman) sufrió en su identidad humana y que desencadenó su transformación que provocó la masacre de Londres en la etapa de Alan Moore.
Comentaba que Miracleman se convierte en el secundario de su propio comic. Pero es mucho más, porque en The Golden Age es un Dios en teoría omnipotente que en realidad es un pelele sin criterio propio que se deja influir por los demás. De hecho, se muestra tan altivo que parece muy alejado de la raza humana que se supone defiende y protege, hasta el punto de parecer antipático. Pero mucho peor es lo de Miraclewoman, que es directamente una estúpida caprichosacuyo mal juicio hacia Young Miracleman provoca todo el conflicto. De hecho, llego incluso a pensar si no es mal juicio, sino que está aburrida y plantea algo que sabe va a provocar un problema como forma de entretenerse, lo cual es obviamente algo mucho peor.
El giro de The Golden Age sucede cuando Miraclewoman opina que Young Miracleman no se adapta al nuevo mundo porque está enamorado de su mentor y es un homosexual reprimido. Y la forma de hacer que se enfrente a esta realidad es hacer que Miracleman le bese sin avisarle. Esta mala idea obviamente sale mal y lanza a Dickie a un viaje a ninguna parte que acabará convirtiéndose en una búsqueda de sus orígenes. El momento en el sexto número en el que Meta-Maid, la compañera de viaje de Dickie, le pregunta si le puede dar un beso es un momento super bonito y emocionante, al ser la primera vez que alguien le pidió permiso para hacerlo, cosa que ninguno de los violadores hizo nunca. Y que explica el shock que le supuso a Dickie cuando Miracleman le dio un beso sin permiso. No es un tema de ser un beso entre dos hombres, sino que hace que recuerde todas las violaciones sufridas cuyo recuerdo estaba reprimido en su psique.
La serie presenta una idea rompedora en los años 90, al mostrar a los «hijos» superpoderosos de Miracleman como jóvenes nada heroicos que se dedican a una vida ociosa y edonista. El comic arranca con dos jóvenes jugando a luchar contra un «supervillano» destruyendo una ciudad. Y Meta-Maid nos muestra que su vida antes de conocer a Dickie es una sucesión de fiestas de alcohol y sexo. Dickie conoce a Richard Williams, la única persona que renunció a sus poderes al convertirse en un ser superpoderoso que no tenía ninguna función ni objetivo en el mundo. Esto sugiere que en esta teórica utopía las cosas no son tan perfectas como podría parecer, a pesar de haberse eliminado el hambre y la pobreza del mundo. Porque una sociedad con personas sin objetivos puede ser un ejemplo de unos cimientos que igual no son tan sólidos como podrían creer.
La portada del número 7 anticipaba un combate entre Miracleman y Young Miracleman como gran final de esta miniserie. Y en realidad no es una sorpresa que ese combate no llegue a producirse al ser Gaiman poco dado a batallas, optando por finales más pausados. Dicho esto, no se puede negar que este final resulta super anticlimático y ayude a la sensación decepcionante que me dejó el comic. El beso de Miracleman ha creado una distancia insalvable con Dickie que ya no tiene solución. Pero el diálogo en el que Young Miracleman explica su motivación me ha parecido super gratuito, al no aceptar una utopía simplemente por haber sido creada por Miracleman.
La sorpresa final en el que la psique de Johnny Bates sigue presente en la mente de Dickie es un giro que parece planteado para dejarte con ganas de más comics de Miracleman, pero en mi caso diría que no me ha acabado de funcionar. The Silver Age ha sido una historia correcta bien dibujada, pero no he conectado con este mundo a pesar de ser Dickie Dauntless un personaje interesante aunque dentro del cliché.
Miracleman: The Silver Age es un comic que había provocado unas expectativas imposiblemente altas de satisfacer, al plantearse la posibilidad de leer una historia inconclusa desde hace más de 25 años calificada como «mítica» que continuaba el histórico comic de Alan Moore. Lo digo porque soy el primero que siento que es injusto estar decepcionado con que un comic esté «bien sin más», cuando en realidad Gaiman y Buckingham solo buscaban crear un buen comic, no uno que parece que tenga que marcar un antes y un después en la historia del medio. Pero aunque lo entiendo intelectualmente, no puedo evitar que emocionalmente el comic me haya dejado así.
También hay que decir que en realidad fue Marvel la que vendió la colección como un comic histórico que todo lector debía leer si o si. En publicidad se generan muchas hipérboles, pero no es como si todo fuera una película que los lectores nos hemos montado en la cabeza. Marvel sin duda tiene una responsabilidad en crear este hype que acabó en frustración al no ser capaz de publicar las grapas de forma razonable.
Me doy cuenta que si Panini publica este comic en un tomo en España los lectores no van a sentir estas apreciaciones que he sentido con la lectura individual en grapa. Y es más que posible que pueda gustaros mucho. Pero en mi caso, la experiencia se vio lastrada por estos aspectos que he desgranado en esta entrada. Y ahora que me llegó el séptimo número, volví a leerle la serie de un tirón y la sensación que me dejó ha sido un «pues bueno, sin más».
Aparte del final anticlimático marca de la casa Gaiman, el comic me ha generado otra gran duda, dado que se indica que estos sucesos van a continuar en la siguiente miniserie, The Dark Age, que se supone que cerrará la historia. Teniendo en cuenta que Marvel solicitó por primera vez The Silver Age en ¡2017! y tardó cinco años en que el comic viera la luz, no tengo claro el tiempo que pueden tardar Gaiman, Buckingham y Bellaire en ponerse con este comic. Si es que llegan a hacerlo, al ser una historia que ya no les pone. Quiero ser positivo y pensar que The Dark Age llegará a publicarse, pero confío que cuando lo haga Marvel hará las cosas bien y no la solicitará hasta que no esté completa. Lo que nos puede llevar a varios años de espera para un comic con el que en realidad no he llegado a conectar.
Comparto las primeras páginas del comic:
Precisamente por ser un comic sólo correcto, Miracleman: The Silver Age ha sido una importante decepción.
PUNTUACIÓN: 6/10
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Hace siglos que se estrenó la primera temporada de Good Omens, la serie que adaptaba la mítica novela de Terry Pratchett y Neil Gaiman. Gaiman se mantiene como guionista y showrunner de una segunda temporada que mantiene la diversión.
PUNTUACIÓN: 7/10
Un arcángel desnudo se presenta en la puerta de la librería del ángel renegado Azirafel sin recordar quién es ni cómo ha llegado hasta allí, lo que complica sumemente las vidas de Azirafel y del demonio retirado Crowley. El Cielo y el Infierno se afanan en encontrar al fugitivo. Crowley y Azirafel intentan emparejar a dos humanas mientras los peligros aunmentan en el pasado y en el presente.
Good Omens (Buenos presagios) es la estupenda novela de Neil Gaiman y Terry Pratchett publicada en 1990. Gaiman creó la serie de televisión estrenada en 2019 y para esta segunda temporada se mantiene como guionista y showrunner de los 6 episodios de esta serie junto a John Finnemore. Aunque la novela ya fue adaptada en la primera temporada, Gaiman y Pratchett hablaron mucho de una posible continuación de la novela que nunca llegó a publicarse, y a partir de esas ideas Gaiman planteó esta segunda temporada. Los episodios fueron todos dirigidos por Douglas Mackinnon, que es también el productor ejecutivo de esta serie de la BBC.
En el reparto encontramos el retorno de Michael Sheen como el ángel Azirafel y David Tennant como el demonio Crowley, una pareja que ha vivido en la Tierra desde los albores de la creación. Jon Hamm es el arcángel Gabriel, líder de las fuerzas del Cielo, mientras que Shelley Conn es Belcebú, la líder de las fuerzas del Infierno. Nina Sosanya es Nina, la dueña de una cafetería frente a la librería de Azirafel. Miranda Richardson es Shax, una demonio y confidente de Crowley, mientras que Maggie Service es Maggie, inquilina de Azirafel y propietaria de una tienda de discos del barrio. se da la curiosa circunstancia que Sosanya, Richardson y Service ya aparecieron en la primera temporada, pero interpretando a otros personajes secundarios.
Crowley y Azirafel son un demonio y un ángel poco convencionales, tal y como vimos en la primera temporada. Al comienzo de esta segunda los dos viven en la Tierra alejados de sus respectivos ex-jefes, al haber conseguido la independencia del Cielo y el Infierno. La llegada de un amnésico y desnudo arcángel Gabriel alterará su cómoda existencia. Mientras intentan descubrir el misterio de Gabriel, la serie nos mostrará a Azirafel y Crowley en diferentes momentos temporales viviendo aventuras. Y además, una segunda subtrama implica a dos dueñas de negocios de la calle donde está la librería, Nina y Maggie, a las que Azirafel intentará unir románticamente.
La clave de la historia gira en torno a que los extremos no son buenos y que hay que intentar llegar a acuerdos en el término medio, incluso con gente con la que a priori no tengas nada en común. Que el Cielo sea igual de extremista y radical que el Infierno es un buen puntazo que nos muestra la serie, ya desde la primera temporada, al igual que la forma en que Crowley siendo un demonio se preocupe por la gente a su alrededor. Porque que Azirafel intente hacer el bien se sobreentiende. Dicho esto, la forma en que intenta liar a las dos mujeres sin tener en cuenta sus opiniones o sentimientos habla también, aunque sea de forma super sutil, contra los buenismos actuales que buscan siempre controlarnos y cambiarnos «por nuestro bien».
Como la serie son tan sólo 6 episodios de 45 minutos Good Omens se ve en un suspiro. En general me ha proporcionado un estupendo entretenimiento, aunque tengo que reconocer que la trama principal de Gabriel se siente mucho menos importante que el resto de tramas durante una parte importante de la serie. De hecho, las aventuras a través del tiempo de Azirafel y Crowley en las que tienen que enfrentarse a algunas situaciones morales complejas me han parecido lo mejor de los episodios. Esto es bueno por el lado de lo inesperado y lo original, pero es malo en cuanto al ritmo y a una deficiente trama a priori principal. Por cierto, la segunda subtrama de Nina y Maggie tampoco es que vaya a ningún sitio, excepto por su acertada conclusión no me dijo nada durante el visionado.
Me gusta el humor y la ironía británicas. Me lo paso muy bien en este tipo de series. Pero dicho esto, la verdad es que esta temporada no ha sido tan divertida como la primera, entiendo que el ser una historia nueva y no adaptar el libro tuvo mucho que ver. Gaiman es un escritor de fantasía maravilloso, pero el humor nunca estuvo dentro de sus principales virtudes. De alguna manera, excepto en los flashbacks temporales, a los protagonistas les falta la gracia y el contraste que si tenían en los primeros episodios.
En positivo, hay que tener en cuenta que Michael Sheen y David Tennant se salen como Azirafel y Crowley. Independientemente que sus aventuras sean más o menos acertadas, su carisma es innegable, al igual que su complicidad y química, de forma que verles tomar un té ya es una actividad super disfrutable en si misma. La forma en que se deja claro el romance que comparten que sus siglos de relación les hace imposible de entender que está ahí me parece genial.
Por terminar esta reseña en buena onda, lo que sí me ha gustado es el agridulce final, que me ha parecido muy bueno, y muy triste para un personaje. Me gusta mucho la forma en que vemos que porque una organización se llame el «Cielo» no significa que sean BUENOS, y cómo los dogmatismos y el fanatismo extremo nunca van a ser la solución de los problemas de nuestra sociedad.
Comparto el trailer de esta segunda temporada:
Me lo he pasado bien con Good Omens, el humor y la ironía típicamente inglesa funcionan de maravilla en esta historia de ángeles y demonios ni tan buenos unos ni tan malos los otros. Esperemos que no tarden 4 años en estrenar la tercera temporada.
PUNTUACIÓN: 7/10
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Que tras más de 25 años podamos por fin conocer el final de la historia de Miracleman: The Silver Age que Neil Gaiman y Mark Buckingham crearon en la década de los años 90 es un pequeño milagro. Hoy comparto mis impresiones de los dos primeros números publicados por Marvel Comics que aún pueden ser considerados como reedición de los comics de Eclipse, a pesar que Buckingham con color de Jordie Bellaire haya modificado casi completamente el dibujo respecto a lo publicado originalmente.
PUNTUACIÓN: 7/10
Comienza «La Edad de Plata», la historia inacabada de Neil Gaiman y Mark Buckingham. El joven Miracleman, el miembro perdido de la familia Miracleman, ha vuelto. Sus últimos recuerdos eran de un mundo de alegría e inocencia de 1963. Ahora se encuentra en el siglo XXI, donde sus mejores amigos se han convertido en dioses y monstruos. Remasterizado con nuevas e impresionantes ilustraciones de Mark Buckingham. Incluye material originalmente presentado en MIRACLEMAN nº 23 y 24, publicados originalmente por Eclipse en 1993-94, además de contenido extra.
Marvel Man, luego transformado en Miracleman cuando el comic fue publicado en Estados Unidos, es uno de los comics más influyentes de los años 80 que sin embargo muy poca gente leyó. Aunque fue creado en 1954 por el guionista y dibujante Mick Anglo para el mercado británico, no fue hasta 1982 en que Alan Moore escribió su etapa histórica dibujada por Garry Leach y Alan Davis. La editorial americana Eclipse empezó a publicar estos comics publicados inicialmente en la revista inglesa Warrior, que incluían entre otros elementos algunas de las escenas de matanzas más impactantes de la historia del comic. O un nacimiento mostrado de forma explícita sin tapujos.
Tras finalizar la etapa de Moore en el número 16, Eclipse contrató a Neil Gaiman para continuar la historia, algo lógico teniendo en cuena la amistad de éste con Moore. Gaiman planteó tres arcos de seis números que denominó The Golden Age, The Silver Age y The Dark Age que cerraría su historia. The Golden Age se publicó en los números 17-23 de la colección entre 1990 y 1991, a lo que seguiría una miniserie de 3 números tituladas Apocrypha realizada por varios autores. El segundo arco The Silver Age quedó inconcluso tras publicarse tan sólo dos números, números 24 y 25, al declararse en quiebra Eclipse en 1994.
Marvel ha iniciado la publicación de The Silver Age empezando por los dos números de Eclipse, aunque Mark Buckingham ha vuelto a dibujar prácticamente estos números en su totalidad, como bien puede apreciarse en los extras que Marvel incluye en su edición. Y es que puestos a terminar la historia, está claro que quedaría raro leer un comic que contuviera dos números con el estilo del Buckingham de hace 25 años mientras que los 4 restantes ya serían con su estilo y narrativa actual. Y la verdad es que la «remasterización» le sienta muy muy bien al comic. Buckingham aprovecha la oportunidad ofrecida por Marvel para crear momentos más espectaculares y una narrativa más fluida, aprovechando las posibilidades de la doble página abierta como unidad narrativa. En este sentido, me resulta muy interesante la decisión del color de Jordie Bellaire, que aporta una sensación de anacronismo a la obra, al plantear colores planos casi como si el comic se hubiera coloreado en los años 90 antes del surgimiento del coloreado digital que en este.
En lo relativo a la historia de Gaiman, aún queda todo por contar. Es interesante recordar que esta historia fue escrita por un Gaiman primerizo que acababa de empezar Sandman y no era es escritor super estrella que es ahora. La resurrección de Young Miracleman en un mundo que no reconoce como suyo con unos familiares convertidos en dioses vivientes en la tierra ya ha mostrado el punto de ruptura. Y me deja con ganas de saber cómo va a continuar la historia, dentro que confío y estoy seguro que Gaiman no repetirá una masacre, al ser algo ya contado por Moore. Pero es curioso que una historia planteada por Gaiman en los 90 como futurista al ambientarla en 2003, ahora queda de alguna manera como anacrónica y un tanto retro al leerse por primera vez en 2022.
Debo comentar además que estos comics publicados por Marvel están bien, pero se enfrentan a unas expectativas imposiblemente altas debido a las expectativas de los lectores de poder leer unos comics inconclusos desde hace más de 25 años. Lo digo porque soy el primero que los he leído y me han parecido «bien sin más». Y aunque espere a leer The Silver Age en su totalidad para valorarla, realmente Gaiman y Buckingham solo buscaban crean un buen comic, no uno que parece que tenga que marcar un antes y un después en la historia del medio. Cuanto antes consiga asumir esta realidad, creo que más posibilidades tendré de disfrutar de este comic como lo que es en realidad. Algo que no ha cambiado desde 1994 en que se publicó por primera vez.
Comparto las primeras páginas del comic:
Miracleman: The Silver Age ha comenzado bien pero falta por ver si Gaiman y Buckingham están a la altura de unas expectativas posiblemente demasiado elevadas teniendo en cuenta el tiempo transcurrido.
PUNTUACIÓN: 7/10
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¡Saludos a todos!
Repaso a mi Sci-fi favorito: comics, películas, TV y libros
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