Este fin de semana hemos conocido la triste noticia del fallecimiento de Darwyn Cooke, uno de mejores autores completos de los últimos años dentro del comic americano. Quiero aprovechar el artículo de esta semana para rendirle un sentido homenaje de la mejor forma que conozco, destacando algunas de sus mejores obras.
Darwyn Cooke fue un increíble creador, pero también bastante incomprendido por la industria del comic americano. Su primer trabajo publicado fue en 1985, en un especial de la editorial DC Comics de búsqueda de nuevos talentos. Pero probablemente se equivocó de década, ya que su estilo retro cartoon no encajaba con el «grim-n-gritty» imperante en la época. Al no recibir encargos de forma continuada, abandonó la industria del comic y fichó con Bruce Timm para crear storyboards para la mítica serie de animación de Batman: La serie Animada, forjándose una reputación en el ámbito de la animación. Tardó 15 años en volver a dar el salto al comic, colaborando principalmente con la editorial DC Comics.
Su primer trabajo importante fue Batman: Ego, una novela gráfica publicada en 2000, en la que realizó el guión y el dibujo.
Tras varios trabajos freelance en DC y Marvel, su siguiente obra relevante fue la actualización de Catwoman en 2001 junto al guionista Ed Brubaker, con un rediseño de su traje que a día de hoy se mantiene como el más icónico y reconocible del personaje. La Catwoman de Cooke abandona el ámbito superheroico para adentrarse en el noir y el mundo del crimen, trasmitiendo una estética fresca, actual y la vez atemporal.
Aunque su etapa en Catwoman fue corta, mostró los rasgos más reconocibles de su estilo: Una increíble fluidez narrativa, con un dominio magistral de la perspectiva, y un dibujo limpio y claro de clara influencia cartoon. Las viñetas de Cooke parecían estar sacadas de una pantalla de cine y parecía que cobraban vida en cada número.
En 2004 creó la que sin duda es su mejor obra, DC: The New Frontier, realizada como autor completo, con colores de Dave Stewart.
The New Frontier es una historia ambientada en los años 50, en el periodo entre la retirada de los héroes clásicos de la Silver Age, la mítica JSA, y el nacimiento de la edad moderna de los superhéroes, con La Liga de la Justicia formada por Superman, Batman, Wonder Woman, Green Lantern, El Detectivo Marciano, Flash, Aquaman.
Un periodo de grandes turbulencias sociales en los Estados Unidos, dominada por la paranoia anticomunista, el miedo atómico y la lucha por los derechos civiles que son reflejados en la historia de Cooke. Pero aunque el transfondo histórico es fundamental para The New Frontier, al final estamos ante una historia de ciencia-ficción que nos recuerda por qué el mundo necesita los superhéroes, unos héroes positivos, brillantes y que inspiran a los lectores a convertirnos en nuestra mejor versión.
Si Cooke era un extraordinario dibujante, su guión sorprendió por su detallado conocimiento del Universo DC y una gran maestría en mostrarnos a todos los personajes en su versión más icónica y pura.
The New Frontier es además una obra coral en la que aparecen muchísimos personajes de ambas eras, y daba igual si su papel era principal o secundario, largo o breve, Cooke siempre conseguía que te preocuparas por él y que quisieras saber más: John Cloud de los Losers , el Coronel Flagg, John Jones (Detective Marciano), John Henry, los Challengers of the Unknown, todos disfrutan de su momento de gloria y nunca han lucido mejor.
Si nunca has leído un tebeo de superhéroes y te preguntas qué los hace tan geniales, DC: The New Frontier es una obra magistral que responde a esa pregunta con una historia sobresaliente de los superhéroes de DC Comics mostrados en su visión más pura y atemporal.
Tras The New Frontier, el otro gran trabajo de Cooke fue la adaptación de las novelas de género negro de Richard Stark (pseudónimo del escritor Donald Edwin Westlake) protagonizadas por uno de sus mejores personajes, el amoral y violento criminal Parker.
Cooke realizó 4 novelas gráficas entre 2009 y 2013, adaptando las novelas The Hunter, The Outfit, The Score y Slayground. Con ellas Cooke nos mostró su lado más noir, demostrando que un estilo cartoon no tiene por qué ser infantil. Para estas novelas gráficas, Cooke pasó a ser ilustrador completo, añadiendo un estupendo uso del color que ayudaba a crear la ambientación perfecta para estas historias.
Darwin Cooke fue un maestro de los comics, y aunque estoy triste por su fallecimiento, en cierta forma, saber que su obra seguirá viva gracias a los lectores que la seguiremos disfrutando me crea cierta sensación de alivio en estos momentos tan tristes para el mundo del comic. Quiero despedir este post de hoy con más ejemplos de su extraordinario arte.
Si gracias a este artículo consigo que os animeis a probar a leer algunas de sus obras, me daré por más que satisfecho.
¡Saludos!
Imágenes: CBR