La segunda temporada de El Método Kominski estrenada hace unas semanas en Netflix ha sido incluso más divertida que la primera. Esta comedia creada por Chuck Lorre cuenta con unos espectaculares Michael Douglas y Alan Arkin y merece muchísimo la pena.
PUNTUACIÓN: 8/10
Sandy Kominsky (Michael Douglas), es un actor que tuvo años muchos años su minuto de gloria y que ahora vive de dar clases de interpretación en su estudio de Los Angeles junto a su hija Mindy (Sarah Baker), intentando crear una relación con Lisa (Nancy Travis), una divorciada alumna suya. Su mejor amigo es su antiguo agente Norman Newlander (Alan Arkin), que enviudó recientemente, y que tiene una hija, Phoebe (Lisa Edelstein), que lleva años entrando y saliendo de clínicas de desintoxicación.
En esta segunda temporada, además de continuar las peripecias de estos dos señores mayores, conoceremos a Martin, el nuevo novio de Mindy interpretado por Paul Reuser, y Madelyn, una antigua novia de Norman que volverá a su vida de forma accidental, interpretada por la genial y desaparecida durante años Jane Seymour.
Chuck Lorre escribe esta segunda temporada de ocho episodios de 25 minutos, que han sido dirigidos por Andy Tennant y Beth McCarthy-Miller. Lo mejor de la serie es la increíble química que hay entre Douglas y Arkin, además de unos puntazos de humor buenísimos normalmente construidos desde el humor negro, tomando como punto de partida muchas veces los achaques que ambos sufren al ser personas ancianas que, sin embargo, no renuncian a vivir y a disfrutar todo lo que sus castigados cuerpos les permitan.
Además de muy, muy divertida, El método Kominski consigue atrapar al espectador al mezclar esos momentos ligeros con temas más serios como son la enfermedad o la soledad. Aunque claramente la serie es una comedia y su tono lo recalca todo el rato, hay mucha más chicha de lo que parece. Además, los nuevos personajes de esta temporada, Martin el novio de la hija de Sandy y Madelyn, la antigua novia de Norman, introducen nuevas dinámicas que rompen las zonas de confort que ambos se habían construido.
Uno de los subargumentos más divertidos de El Método Kominski es ver las clases de interpretación de Sandy a un grupo de jóvenes alocados que persiguen un sueño que saben que es casi imposible de conseguir. Estas clases permiten a Chuck Lorre diseccionar algunos elementos de la profesión y por elevación del propio show-bussiness que ofrecen algunos momentos geniales, como cuando Sandy explica como debe interpretarse la comedia desde un punto de vista elevado “autoral”, algo con lo que claramente Lorre no está de acuerdo.
Lo único malo de esta serie es que esta temporada de nuevo han sido 8 episodios, que me los he visto en un suspiro. Su duración de 20/25 minutos me parece perfecta, pero estas pequeñas dosis de humor inteligente me han sabido a muy poco.
Comparto el trailer de esta divertidísima segunda temporada:
El método Kominski es una divertidísima comedia sobre envejecer, la amistad y el oficio de la interpretación. Una serie que no te puedes perder si te interesan alguno de estos temas.
PUNTUACIÓN: 8/10
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¡Saludos a todos!
Pues ya me has puesto los dientes largos,,me encantó la primera y tengo la segunda pendiente……la semana que viene la empiezo
Un saludo
Es curioso que a mí la 1a me encantó y por una cosa o por otra he tardada ¿2 meses? en ponerme a verla. Pero una vez puesto, me parece buenísima!!! Gracias por leerme y saludos a ti también!!!