La zona de interés del director Jonathan Glazer (Under the skin) es una película de mensaje poderoso gracias a una historia espeluznante que da una nueva vuelta de tuerca al exterminio nazi de los judíos.
PUNTUACIÓN: 7/10
El comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa Hedwig se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín cerca del campo. (FILMAFFINITY)
Jonathan Glazer (1965) es un director de cine y guionista inglés. Nacido en Londres, Glazer comenzó su carrera en el teatro y ha dirigido videoclips para grupos como Radiohead o Jamiroquai, antes de dar el salto al cine. Ha dirigido Sexy Beast (2000), Birth (2004) y Under the Skin (2013) siendo La zona de interés es su cuarta película. Con La zona de interés, ganó tanto el Gran Premio como el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes 2023.
Glazer escribe el guion de la película. Aunque en los créditos aparece como basado en la novela del mismo nombre de Martin Amis, en realidad sólo utiliza la ambientación de una casa al lado del campo de concentración de Auschwitz, siendo la historia totalmente diferente. La película de 105 minutos de duración cuenta con fotografía de Łukasz Żal, montaje de Paul Watts y música de Mica Levi. La película se rodó en localizaciones cercanas al propio campo de concentración y se cuenta en la versión original en alemán.
El reparto está formado por actores alemanes, entre los que encontramos a Christian Friedel como Rudolf Höss, comandante del campo de concentración de Auschwitz, Sandra Hüller como Hedwig, esposa de Rudolf, Ralph Herforth como Oswald Pohl, Daniel Holzberg como Gerhard Maurer, Sascha Maaz como Arthur Liebehenschel, Freya Kreutzkam como Eleonore Pohl, Imogen Kogge como Linna Hensel y Johann Karthaus como Klaus Höss.
La zona de interés es una película perturbadora. Creo que resulta un enorme éxito que puede servir para remover consciencias en un mundo actual dominado por el egoísmo extremo. La premisa no puede ser más potente, y es de hecho lo mejor de la película. Pegado al campo de concentración y exterminio de Auschwitz el comandante Rudolf Höss y su esposa Hedwig tienen una casa de campo en la que crían a sus hijos como si fuera el paraíso ajenos al drama que se vive literalmente al otro lado del muro de su jardín. Y en realidad no son ajenos, ya que Rudolf es el responsable del exterminio y se esfuerza en mejorar la productividad de los hornos, mientras que Hedwig disfruta de los «regalos» de ropas y otros objetos sustraídos a familias judías y amenaza a una criada con que su marido la mandará a un horno por hacer mal su trabajo. Son perfectamente conocedores de lo que está sucediendo, lo que pasa es que no les importa. La degradación moral de esta pareja es trasladable a toda la sociedad alemana que luego hizo como si no supiera lo que estaba sucediendo a su alrededor. En este sentido, se resalta el papel de la mujer que si bien no realizó directamente los hechos, los conocía y estaba de acuerdo con lo que se hacía cuando salía beneficiada.
La vida de esta familia está llena de escenas banales repetitivas que no hacen más que poner de relevancia que no les importa nada de lo que pasa fuera de su propiedad. Reuniones de amigos con diálogos sin interés, excursiones con picnic incluido, baños en la piscina… todo sería normal si no fuera por la terrible anormalidad que sucede en el campo. Otro elemento terrible es ver el Holocausto desde los ojos de un burócrata para el que la muerte era un proceso industrial que optimizar. Esta mirada fría que se desprende de toda la narración ayuda a la potencia del mensaje, pero también me echó un poco para atrás como espectador mientras veía la película, aunque entiendo que es una decisión creativa totalmente buscada por parte de Glazer.
Glazer plantea un contraste terrible entre la vida bucólica de la familia con los ruidos terribles que se oyen al otro lado del muro, como gritos de dolor, disparos y alguna explosión. La película nunca muestra ninguna imagen del genocidio, pero tan sólo los sonidos ya ofrecen un mensaje terrible. Los únicos inconvenientes que sufre esta familia son hechos colaterales como que se ensucien cuando se están bañando en el río con una marea de cenizas tiradas al río. O el olor que comentan que despide el campo, o el ruido que generan los trenes que constantemente llegan al campo, se entiende que cargados de presos camino a su muerte. El exterminio está siempre presente, a lo que los adultos hacen oídos sordos.
La película me sirve también como crítica a nuestra sociedad actual. El egoísmo consciente de la sociedad es puesto a prueba en esta película, por ejemplo al ver que ante el ascenso de su marido que implica su traslado, su mujer Hedwig se niega a irse de su «paraíso», una casa construida con la muerte y el sufrimiento de una parte de la población que a esta mujer le da completamente igual mientras ella tenga esas posesiones materiales. Y aunque el pecado es por supuesto de los adultos, esta crueldad también acaba permeando en los niños. La escena en que el hermano mayor «putea» al niño pequeño puede verse como cosas de niños, pero en realidad tenemos a alguien más fuerte que disfruta con el sufrimiento de alguien que no puede defenderse. No creo que esta escena aparezca casualmente, esta intencionalidad la veo clarísima. Y me parece super interesante.
Aunque sea un poco off-topic, la película me recordó la historia de «se llevaron a los poetas pero no me importó porque no soy poeta. Luego se llevaron a X…. y así hasta que solo quedaba yo y cuando pedí ayuda, no quedaba nadie porque habían sido detenidos antes». He resumido la historia, pero creo que sabéis a qué me refiero. Algo que pasó en la Alemania Nazi y que está sucediendo a otro nivel en las sociedades occidentales. Es tremendo que ahora mismo se cancele a gente que pierde empleos por mostrar opiniones diferentes a las marcadas por el poder y el resto de la gente pensemos que mejor no meterse en determinados charcos de las redes sociales no sea que nos salpique. Hasta que no nos afecta directamente a nosotros, el dolor ajeno nos trae sin cuidado. Una degradación moral que se ve también estas últimas semanas en España con las actuaciones del gobierno de la nación.
La película presenta otros elementos perturbadores, empezando con un inicio de la película que es un fundido a negro de varios minutos en los que sólo escuchamos ruidos como si fueran extraídos de lo que se escuchaba en el campo. En este momento quiero destacar la potente música de Mica Levi que no busca crear una partitura «bonita» sino generar unos sonidos que ayuden a crear esta atmósfera malsana que sobrevuela toda la película. Y junto a la música, por supuesto el diseño de sonido de la película. También resulta chocante la puesta en escena, con una fotografía que plantea planos bellísimos, si no fuera por la estructura anexa a la casa. En este sentido, el poster de la película me parece brillante, al colocar sólo lo que Hedwig quiere ver a la hora de disfrutar su casa soñada, haciendo como si el holocausto anexo no estuviera teniendo lugar.
El mensaje de la película es super potente. Sin embargo, dentro de los elementos menos buenos, en realidad este mensaje podría haberse contado mejor con un cortometraje de 30 minutos, dado que la película acaba siendo un tanto redundante con este mensaje. La zona de interés es un proyecto de mensaje, y su mensaje es potente y merecía ser contado. Pero no acaba de funcionar como una narrativa que nos cuenta una historia, resultando algo hueca. De forma que lo único que hay es el mensaje, y todo lo demás acaba resultando repetitivo.
En este sentido, la parte final en la que Rudolf se muda a la ciudad y participa en reuniones de alto nivel del ejército nazi creo que provoca que se pierda el foco en lo que la película nos quiere contar, resaltando el elemento «burocrático» del Holocausto en un momento en que no era necesario ni adecuado, ayudando a la sensación que me dejó de que Glazer no supo como terminar su historia. La escena con imágenes modernas de limpiadoras limpiando varias estancias y objetos de los que ahora es el Museo del Holocausto en las instalaciones del campo de concentración de Auschwitz puede ser una forma diferente de mostrar las consecuencias del genocidio. Pero en mi caso me parece que es una escena bastante gratuita que no me funciona, dado que las limpiadoras están realizando un trabajo repetitivo y monótono en el campo. Estoy seguro (espero) que Glazer no quiere hacer un paralelismo entre este trabajo de las limpiadoras y el trabajo burocrático de Höss, pero en realidad es por esto que este final no me funciona.
Un elemento que no me ha gustado es que Rudolf Höss era obviamente una persona inteligente, y en la película él y su mujer son mostrados casi como si fueran retrasados mentales. O al menos esa sensación me ha dado a mi la película, aunque igual estoy equivocado. Esto me ha parecido un elemento bastante maniqueo (como es nazi es tonto o desde luego, simple), porque hubiera resultado aún más terrible tener a gente culta e inteligencia comportándose de forma terrible sólo por un interés egoísta. Por cierto, aparte de todo Rudolf engaña a su mujer con otra mujer, no queda claro si es una amante o una prostituta. O peor, una mujer prisionera del campo que sobrevive como puede. Esto muestra también la inmoralidad del protagonista que sin embargo repite una y otra vez lo mucho que ama a su mujer a su familia. Ni una cualidad positiva tiene, ¡qué crack!
La película plantea que también hubo gente buena. La madre de Hedwig va de visita y aparentemente se marcha sin avisar cuando descubre lo que pasa en el campo de concentración. Y una niña polaca dejaba comida durante la noche en los campos de trabajo para que los judíos tuvieran algo que comer. Pero en realidad son momentos que están mal contados y provocan más perplejidad que otra cosa. Puede suponerse que la madre al no poder cambiar lo que sucede se marcha para no ser cómplice del disfrute de la casa, pero es una suposición que hago yo, porque no hay ninguna explicación al respecto. En relación a la niña polaca, al terminar la película busqué información y vi que esta niña existió en la vida real. Pero la escena está contada como si fuera el negativo de una película, de forma que se ve apenas las siluetas de la acción nocturna. Puestos a buscarle una explicación, puedo especular que ante el pecado original de toda la sociedad alemana, los que se sitúan fuera del radar ni siquiera aparecen, son gente en los márgenes. Pero, como decía antes, son interpretaciones mías, porque las escenas no puedo decir que estén bien contadas.
Me gustan las películas que me hacen pensar, así que me ha gustado ver La zona de interés. Incluso sin conectar del todo con el envoltorio de este mensaje tan potente, me parece una película muy apreciable. No creo que la vuelva a ver, pero estimo que merece ser vista al menos una vez.
Comparto el trailer de la película:
La zona de interés es una película incómoda con un mensaje potente que sin embargo se queda más como un ejercicio artístico de estilo que una buena narrativa cinematográfica.
PUNTUACIÓN: 7/10
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