Crítica de La zona de interés de Jonathan Glazer

La zona de interés del director Jonathan Glazer (Under the skin) es una película de mensaje poderoso gracias a una historia espeluznante que da una nueva vuelta de tuerca al exterminio nazi de los judíos.

PUNTUACIÓN: 7/10

El comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa Hedwig se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín cerca del campo. (FILMAFFINITY)

Jonathan Glazer (1965) es un director de cine y guionista inglés. Nacido en Londres, Glazer comenzó su carrera en el teatro y ha dirigido videoclips para grupos como Radiohead o Jamiroquai, antes de dar el salto al cine. Ha dirigido Sexy Beast (2000), Birth (2004) y Under the Skin (2013) siendo La zona de interés es su cuarta película. Con La zona de interés, ganó tanto el Gran Premio como el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes 2023.

Glazer escribe el guion de la película. Aunque en los créditos aparece como basado en la novela del mismo nombre de Martin Amis, en realidad sólo utiliza la ambientación de una casa al lado del campo de concentración de Auschwitz, siendo la historia totalmente diferente. La película de 105 minutos de duración cuenta con fotografía de Łukasz Żal, montaje de Paul Watts y música de Mica Levi. La película se rodó en localizaciones cercanas al propio campo de concentración y se cuenta en la versión original en alemán.

El reparto está formado por actores alemanes, entre los que encontramos a Christian Friedel como Rudolf Höss, comandante del campo de concentración de Auschwitz, Sandra Hüller como Hedwig, esposa de Rudolf, Ralph Herforth como Oswald Pohl, Daniel Holzberg como Gerhard Maurer, Sascha Maaz como Arthur Liebehenschel, Freya Kreutzkam como Eleonore Pohl, Imogen Kogge como Linna Hensel y Johann Karthaus como Klaus Höss.

La zona de interés es una película perturbadora. Creo que resulta un enorme éxito que puede servir para remover consciencias en un mundo actual dominado por el egoísmo extremo. La premisa no puede ser más potente, y es de hecho lo mejor de la película. Pegado al campo de concentración y exterminio de Auschwitz el comandante Rudolf Höss y su esposa Hedwig tienen una casa de campo en la que crían a sus hijos como si fuera el paraíso ajenos al drama que se vive literalmente al otro lado del muro de su jardín. Y en realidad no son ajenos, ya que Rudolf es el responsable del exterminio y se esfuerza en mejorar la productividad de los hornos, mientras que Hedwig disfruta de los «regalos» de ropas y otros objetos sustraídos a familias judías y amenaza a una criada con que su marido la mandará a un horno por hacer mal su trabajo. Son perfectamente conocedores de lo que está sucediendo, lo que pasa es que no les importa. La degradación moral de esta pareja es trasladable a toda la sociedad alemana que luego hizo como si no supiera lo que estaba sucediendo a su alrededor. En este sentido, se resalta el papel de la mujer que si bien no realizó directamente los hechos, los conocía y estaba de acuerdo con lo que se hacía cuando salía beneficiada.

La vida de esta familia está llena de escenas banales repetitivas que no hacen más que poner de relevancia que no les importa nada de lo que pasa fuera de su propiedad. Reuniones de amigos con diálogos sin interés, excursiones con picnic incluido, baños en la piscina… todo sería normal si no fuera por la terrible anormalidad que sucede en el campo. Otro elemento terrible es ver el Holocausto desde los ojos de un burócrata para el que la muerte era un proceso industrial que optimizar. Esta mirada fría que se desprende de toda la narración ayuda a la potencia del mensaje, pero también me echó un poco para atrás como espectador mientras veía la película, aunque entiendo que es una decisión creativa totalmente buscada por parte de Glazer.

Glazer plantea un contraste terrible entre la vida bucólica de la familia con los ruidos terribles que se oyen al otro lado del muro, como gritos de dolor, disparos y alguna explosión. La película nunca muestra ninguna imagen del genocidio, pero tan sólo los sonidos ya ofrecen un mensaje terrible. Los únicos inconvenientes que sufre esta familia son hechos colaterales como que se ensucien cuando se están bañando en el río con una marea de cenizas tiradas al río. O el olor que comentan que despide el campo, o el ruido que generan los trenes que constantemente llegan al campo, se entiende que cargados de presos camino a su muerte. El exterminio está siempre presente, a lo que los adultos hacen oídos sordos.

La película me sirve también como crítica a nuestra sociedad actual. El egoísmo consciente de la sociedad es puesto a prueba en esta película, por ejemplo al ver que ante el ascenso de su marido que implica su traslado, su mujer Hedwig se niega a irse de su «paraíso», una casa construida con la muerte y el sufrimiento de una parte de la población que a esta mujer le da completamente igual mientras ella tenga esas posesiones materiales. Y aunque el pecado es por supuesto de los adultos, esta crueldad también acaba permeando en los niños. La escena en que el hermano mayor «putea» al niño pequeño puede verse como cosas de niños, pero en realidad tenemos a alguien más fuerte que disfruta con el sufrimiento de alguien que no puede defenderse. No creo que esta escena aparezca casualmente, esta intencionalidad la veo clarísima. Y me parece super interesante.

Aunque sea un poco off-topic, la película me recordó la historia de «se llevaron a los poetas pero no me importó porque no soy poeta. Luego se llevaron a X…. y así hasta que solo quedaba yo y cuando pedí ayuda, no quedaba nadie porque habían sido detenidos antes». He resumido la historia, pero creo que sabéis a qué me refiero. Algo que pasó en la Alemania Nazi y que está sucediendo a otro nivel en las sociedades occidentales. Es tremendo que ahora mismo se cancele a gente que pierde empleos por mostrar opiniones diferentes a las marcadas por el poder y el resto de la gente pensemos que mejor no meterse en determinados charcos de las redes sociales no sea que nos salpique. Hasta que no nos afecta directamente a nosotros, el dolor ajeno nos trae sin cuidado. Una degradación moral que se ve también estas últimas semanas en España con las actuaciones del gobierno de la nación.

La película presenta otros elementos perturbadores, empezando con un inicio de la película que es un fundido a negro de varios minutos en los que sólo escuchamos ruidos como si fueran extraídos de lo que se escuchaba en el campo. En este momento quiero destacar la potente música de Mica Levi que no busca crear una partitura «bonita» sino generar unos sonidos que ayuden a crear esta atmósfera malsana que sobrevuela toda la película. Y junto a la música, por supuesto el diseño de sonido de la película. También resulta chocante la puesta en escena, con una fotografía que plantea planos bellísimos, si no fuera por la estructura anexa a la casa. En este sentido, el poster de la película me parece brillante, al colocar sólo lo que Hedwig quiere ver a la hora de disfrutar su casa soñada, haciendo como si el holocausto anexo no estuviera teniendo lugar.

El mensaje de la película es super potente. Sin embargo, dentro de los elementos menos buenos, en realidad este mensaje podría haberse contado mejor con un cortometraje de 30 minutos, dado que la película acaba siendo un tanto redundante con este mensaje. La zona de interés es un proyecto de mensaje, y su mensaje es potente y merecía ser contado. Pero no acaba de funcionar como una narrativa que nos cuenta una historia, resultando algo hueca. De forma que lo único que hay es el mensaje, y todo lo demás acaba resultando repetitivo.

En este sentido, la parte final en la que Rudolf se muda a la ciudad y participa en reuniones de alto nivel del ejército nazi creo que provoca que se pierda el foco en lo que la película nos quiere contar, resaltando el elemento «burocrático» del Holocausto en un momento en que no era necesario ni adecuado, ayudando a la sensación que me dejó de que Glazer no supo como terminar su historia. La escena con imágenes modernas de limpiadoras limpiando varias estancias y objetos de los que ahora es el Museo del Holocausto en las instalaciones del campo de concentración de Auschwitz puede ser una forma diferente de mostrar las consecuencias del genocidio. Pero en mi caso me parece que es una escena bastante gratuita que no me funciona, dado que las limpiadoras están realizando un trabajo repetitivo y monótono en el campo. Estoy seguro (espero) que Glazer no quiere hacer un paralelismo entre este trabajo de las limpiadoras y el trabajo burocrático de Höss, pero en realidad es por esto que este final no me funciona.

Un elemento que no me ha gustado es que Rudolf Höss era obviamente una persona inteligente, y en la película él y su mujer son mostrados casi como si fueran retrasados mentales. O al menos esa sensación me ha dado a mi la película, aunque igual estoy equivocado. Esto me ha parecido un elemento bastante maniqueo (como es nazi es tonto o desde luego, simple), porque hubiera resultado aún más terrible tener a gente culta e inteligencia comportándose de forma terrible sólo por un interés egoísta. Por cierto, aparte de todo Rudolf engaña a su mujer con otra mujer, no queda claro si es una amante o una prostituta. O peor, una mujer prisionera del campo que sobrevive como puede. Esto muestra también la inmoralidad del protagonista que sin embargo repite una y otra vez lo mucho que ama a su mujer a su familia. Ni una cualidad positiva tiene, ¡qué crack!

La película plantea que también hubo gente buena. La madre de Hedwig va de visita y aparentemente se marcha sin avisar cuando descubre lo que pasa en el campo de concentración. Y una niña polaca dejaba comida durante la noche en los campos de trabajo para que los judíos tuvieran algo que comer. Pero en realidad son momentos que están mal contados y provocan más perplejidad que otra cosa. Puede suponerse que la madre al no poder cambiar lo que sucede se marcha para no ser cómplice del disfrute de la casa, pero es una suposición que hago yo, porque no hay ninguna explicación al respecto. En relación a la niña polaca, al terminar la película busqué información y vi que esta niña existió en la vida real. Pero la escena está contada como si fuera el negativo de una película, de forma que se ve apenas las siluetas de la acción nocturna. Puestos a buscarle una explicación, puedo especular que ante el pecado original de toda la sociedad alemana, los que se sitúan fuera del radar ni siquiera aparecen, son gente en los márgenes. Pero, como decía antes, son interpretaciones mías, porque las escenas no puedo decir que estén bien contadas.

Me gustan las películas que me hacen pensar, así que me ha gustado ver La zona de interés. Incluso sin conectar del todo con el envoltorio de este mensaje tan potente, me parece una película muy apreciable. No creo que la vuelva a ver, pero estimo que merece ser vista al menos una vez.

Comparto el trailer de la película:

La zona de interés es una película incómoda con un mensaje potente que sin embargo se queda más como un ejercicio artístico de estilo que una buena narrativa cinematográfica.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Veneno 17-23 de Al Ewing, CAFU y vv. aa. (Marvel Comics – Panini)

Tras la marcha de Bryan Hitch de Veneno, toca repasar mis impresiones de los últimos números de Veneno de Al Ewing, con dibujos de CAFU, Ramón F. Bachs, Sergio Dávila, y otros artistas, que han supuesto una nueva vuelta de tuerca al viaje de Eddie Brock y su hijo Dylan como Veneno.

PUNTUACIÓN: 7/10

¡Locura y más allá! Eddie Brock se ha enfrentado con muchos monstruos en su vida, pero ninguno tan terrible como el que ha nacido de su propia rabia: Locura. En este número, contempla el regreso de Locura al Jardín del Tiempo y en qué se convierte Eddie tras «Red Oscura».

Los números 17 a 23 de Panini incluyen Venom 17-25 USA, más las páginas correspondientes a Veneno del especial Free Comic-Book Day 2023: Spiderman/Venom One-Shot.

Tras Bryan Hitch, el artista español CAFU (Carlos Alberto Fernández Urbano) se convirtió en artista oficioso de la colección con el color de Frank D´Armata, que colorea toda la serie. CAFU ha dibujado los números 17, 18, 20, 21 (con Pere Pérez) y algunas páginas del número 25 USA, además del especial del Día del Comic Gratis.

Además de CAFU, Rogê Antonio dibuja el número 19 USA, Ramón F. Bachs el 22, Ken Lashey con Bachs dibujan el 23, Sergio Dávila con entintado de Sean Parsons el 24 y en el especial 25 tenemos además de a CAFU a Sergio Dávila con Sean Parsons, Ken Lashey y Julius Ohta.

Junto a esto, comentar también que Al Ewing guioniza todos estos números excepto el 23 USA que cuenta con guion de Torunn Grønbekk, que se encargará de guionizar la nueva etapa que empezará a partir del 26 USA con una nueva portadora del simbionte Veneno.

Veneno de Al Ewing parece un comic salido de la Marvel de los 70-80. Y pensando que toda su trama discurre con Eddie a través del tiempo, igual no es una idea tan descabellada. Y digo esto porque frente a la tendencia del comic mainstream actual de agrupar sus historias en arcos más o menos cerrados que ofrezcan una lectura satisfactoria en tomo, Al Ewing sigue con su historia río en la que no hay puntos en inicio (más allá del obvio, el primer número de su reinicio) y, sobre todo, no se le ve un final a la vista. En lo relativo a las colecciones de Marvel y DC que sigo, suelo esperarme a tener un arco completo para reseñarla, pero en el caso de Veneno he tardado mucho en decidir a hacer este artículo precisamente porque en estos meses no me encontraba nunca ese cierre de arco que me diera la oportunidad de hacerlo. Tener el especial 25 USA este mes en la edición de Panini me ha dado por fin ese momento.

A esto se le añade la complejidad de tener a dos protagonistas, que Ewing soluciona dividiendo el comic en dos. Unas grapas están centradas en la epopeya de Eddie a través del tiempo para recuperar su cuerpo y con ello su vida, intentando derrotar a su versión oscura futura Meridius, mientras que en otras grapas diferentes intercaladas su hijo Dylan sigue con sus aventuras en Nueva York en el presente, captando amigos para que se unan a su lucha, como es el caso del nieto de Norman Osborn.

Esta narración está resultando muy exigente para el lector. O al menos, para mi. Porque en las 9 grapas USA publicadas por Panini, además de la historia del Día del Comic Gratis, nos hemos encontrado con una distribución de 2 grapas para Eddie (números 17-18 USA) con el renacimiento de Eddie tras el cruce con Red Oscura, la siguiente (no. 19) centrada en Dylan contra Duende Dorado y la presentación de Flexo, otras 2 con Eddie (20-21) en las que controla a su versión oscura y enfadada de Locura, dos con Dylan (22-23) siguiendo con Flexo y una historia con Toxina con guion de Torunn Grønbekk, y las dos últimas (24-25) centradas por Eddie buscando apoderarse de la máquina del tiempo del Doctor Muerte para ir al futuro a enfrentarse a Meridius.

Esta distribución quizá es lo menos bueno de una historia que en todo caso se nota muy pensada por Ewing. Porque aunque deberían ser igual de importantes, en realidad la historia que me interesa es la de Eddie, de forma que las grapas intercaladas de Dylan aparte de estar peor dibujadas y tener muchísimo menos interés, provocan que se pare la narración de la historia principal. Hasta el punto que cuando volviamos tras una grapa de Dylan con Eddie me tenía que volver a leer lo anterior porque me encontraba despistado por lo contado hasta ese momento. Y diría que esto mismo lo siente también Panini al agrupar en una única grapa española (nº 21) dos grapas USA con dos historias de Dylan (nos. 22 y 23), para no parar dos meses la historia de Eddie. Y tengo claro que para Ewing sus dos protagonistas son importantes en su historia, y cuando llegue la convergencia de ambos resultará fundamental haber leído el viaje de Dylan igual que el de Eddie. Pero en mi caso me está provocando una dificultad inesperada para seguir esta colección, porque como digo el interés y el disfrute no es el mismo cuando protagoniza Eddie que cuando lo hace Dylan. Nada que ver.

En la parte de Eddie Ewing plantea soluciones narrativas alucinantes, como el momento en el limbo en que la acción se desdobla en dos realidades diferentes con dos finales diferentes para Eddie, una de las cuales conectando con el cruce de hace unos meses con Thor, mientras que la otra provoca el renacimiento de la consciencia de Eddie. Ver a Ewing jugando con la realidad y el tiempo me está resultando superchulo. Sin embargo, aparte del menor interés de Dylan, ver que Torunn Grønbekk parece que ha sido contratada para escribir estas historias resulta un bajón tremendo. Porque tras haberla leído en Jane Foster: Valquiria, Thor y Jane Foster y El Poderoso Thor veo a una escritora bastante mediocre, que a pesar de sus conocimientos en cultura nórdica cuenta sus historias de una forma que no las hace interesantes.

Otro tema es el apartado artístico. Que Bryan Hitch dibujara 16 grapas consecutivas de Veneno fue un hito alucinante. Sin embargo, tras la marcha de Hitch Marvel ha recaído en sus vicios actuales, iniciando un baile de dibujantes que me parece lamentable. Empezando por lo positivo, me gusta mucho CAFU, su narrativa y personalidad ayudan a que los comics protagonizados por Eddie molen mucho, trasladando las locuras de guion de Ewing a imágenes de forma modélica. Intentando mirar en positivo la situación, que Marvel dejara a CAFU el arco de Eddie y a otros artistas el de Dylan no es mala idea en principio. Sin embargo, al final tenemos que en 9 grapas USA CAFU sólo ha dibujado 4 grapas USA, más el especial del Día del Comic Gratis y algunas páginas del especial 25 USA. Muy poca producción. De hecho, me resisto a pensar que CAFU no pueda mantener un ritmo mensual de publicación ni 3 meses seguidos, de forma que estos cambios de dibujantes son cosa de Marvel, no del artista en cuestión. Aparte que tras dibujar el 21 USA, tendría que haber dibujado el 24 USA que volvía a estar protagonizado por Eddie, y sin embargo lo dibuja Sergio Dávila, que es muuuuuuy inferior. Luego en realidad no se puede decir que CAFU sea el artista «oficial» de Eddie Brock, es uno más de los diferentes artistas de paso que han pasado por esta cabecera. De hecho, compruebo en la solicitación que las próximas tres grapas las dibuja Julius Ohta, de forma que sus páginas en el especial 25 USA han servido de presentación en esta colección.

Y aquí viene lo negativo, porque Rogê Antonio, Ramón F. Bachs, Ken Lashey, Sergio Dávila con entintado de Sean Parsons y Julius Ohta dibujan el resto de números e historias de esta etapa. Y me gusta el estilo de Ramón F. Bachs, pero los demás artistas están a un nivel muy inferior al de CAFU. En especial, Ken Lashey es terrible. Y todo lo chulo que tenía la lectura inicial de esta colección con su consistencia artística se ha convertido en un sin-dios en el que no sabes lo que te espera en la siguiente grapa. Lo cual es la realidad actual en Marvel, pero no deja de ser un bajón que hace que la lectura no sea tan satisfactoria como antes.

Marvel ha decidido que Bryan Hitch siga realizando las portadas de Veneno, que he acompañado al artículo. Y dentro que las portadas me parecen modélicas y en general me gustan, en realidad me generan cierto rechazo. Porque Marvel intenta transmitir una consistencia artística que en realidad no existe en el interior. Y además, porque el Eddie Brock de Cafu tiene un feeling diferente al de Hitch, y sin embargo Marvel de alguna manera le desmerece al seguir anclados en lo que de facto es el pasado del personaje que no va a volver a páginas interiores. De hecho, no me sorprende que la portada del 25 USA (nº23 de Panini) sea la última de Hitch. (Por cierto, por eso mismo, que Cafu vaya a hacer las portadas de los números de Grønbekk y Ohta me genera la misma duda que estas de Hitch).

En general el Veneno de Al Ewing me gusta. Pero se me plantea un importante dilema de cara a los próximos meses. Y es que compruebo que Torunn Grønbekk se va a encargar de guionizar las tres próximas grapas USA, con dibujo de Julius Ohta, con una historia de Dylan que servirá de presentación de la Viuda Negra como la nueva Veneno. Y por lo visto hasta ahora ya digo que no conecto nada con Grønbekk, no creo que esta historia sea nada del otro mundo como ya no lo fue el número 23 USA. ¿Qué hago? ¿Me salto estas tres grapas y vuelvo para el 29 USA en el que Ewing y CAFU vuelven para seguir contando la historia de Eddie enfrentado a Meridius en el Jardín del Tiempo? La duda está ahí, aparte del problema de comprobar que tras las dos grapas de Ewing y CAFU empieza un crossover de Veneno y Matanza de nuevo con guion de Grønbekk y dibujo del terrible Lashey. Si empezamos con eventos mal vamos, la verdad.

Me resisto a no ver cómo cierra Ewing su historia. Eso me interesa. Pero la idea de comerme un montón de comics mediocres de Grønbekk con otros personajes que no sean Eddie me reconcome también. No tengo claro qué voy a hacer, pero que entre dentro de las posibilidades dejar de comprar Veneno ya muestra el problema que ha surgido en los últimos meses. Y ahora mismo no tengo respuesta.

Comparto las primeras páginas del número 17 de Panini:

Veneno de Al Ewing es un buen comic cuando tenemos a Eddie Brock de protagonista y cuando lo dibuja CAFU. Pero cae muchos enteros cuando la historia se centra en Dylan. Y sobre todo cuando no guioniza Ewing.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Rogue Sun vol. 1 de Ryan Parrott y Abel (Image – Norma Editorial)

Tras leer los primeros volúmenes de Radiant Black, me he animado a comprar otros comics del Massive-Verse, empezando con Rogue Sun, el comic de Ryan Parrott y Abel que muestra una nueva visión del concepto de legado superheroico y de la difícil relación entre padres e hijos.

PUNTUACIÓN: 7/10

ARRANCA UNA NUEVA SAGA SUPERHEROICA DENTRO DEL MASSIVE-VERSE

Ayer: El gran héroe de Nueva Orleans, Rogue Sun, fue asesinado. Hoy: el adolescente rebelde Dylan Siegel descubre que Rogue Sun era su padre ausente, Marcus… y que de él ha heredado la Piedra Solar que le concede poderes.

Con la tarea de proteger nuestro mundo de las fuerzas de lo sobrenatural (y resolver el asesinato de su padre), Dylan se verá obligado a aceptar al hombre que se ha pasado la mayor parte de su vida odiando.

¡Del aclamado guionista Ryan Parrott (Mighty Morphin Power RangersDead Day) y el artista revelación Abel (Harley QuinnCrimes of Passion) llega un misterio sobrenatural que explora la complicada relación entre padre e hijo e irrumpe con fuerza dentro del Massive-Verse!

Me ha gustado mucho el guion de Ryan Parrott de este primer volumen. Me parece que Rogue Sun es una fantástica idea que no deja de sorprender al lector y llevarle por caminos poco o nada explorados en el medio super heroico. Empezando porque los dos supuestos poseedores del poder de Rogue Sun, Marcus Bell y su hijo Dylan, que asumirá sus poderes tras su muerte en la primera escena del comic, son ambos gilipollas. Resulta terrible ver la justificación de Gwen, la madre de Dylan, a que su marido las abandonara: «Pensaba que tu padre nos dejó para protegernos, para no ponernos en peligro. Hasta que se casó por segunda vez y formó otra familia». Y al mismo tiempo, Dylan ha podido sufrir una infancia triste sin padre, pero eso no es excusa para ser un imbécil en el instituto que acosa a chavales más pequeños que él. Hay que ser muy valiente en presentar a los protagonistas desde una óptica tan poco favorecedora, y yo lo he agradecido un montón.

Al mismo tiempo, creo que Parrott ha creado un worldbuilding estupendo para Rogue Sun. Las impresiones de los protagonistas principales son las que son, pero al mismo tiempo diría por como se han contado las cosas que hay mucho más en el pasado de esta familia, y las nuevas revelaciones nos mostrarán a Marcus con una óptica trágica que confío le rehabilite parcialmente. La segunda familia de Marcus formada por Juliette y sus hijos (hermanastros de Dylan) Aurie y Brock son unos personajes geniales que ya han dado mucho juego y estoy seguro que lo seguirán haciendo en el futuro.

Y luego tenemos el efecto Invencible. Y es que Rogue Sun no da un segundo de respiro y en este mismo volumen tenemos la confirmación de la identidad del asesino de Marcus. Algo que en realidad es un WTF? de libro, pero a la vez tiene sentido y da otro momentazo que muestra lo jodido que lo tiene Dylan para ser el héroe que necesita Nueva Orleans. En lo relativo a la historia, Rogue Sun me ha encantado.

En el dibujo tenemos a Abel, que dibuja este tomo con las seis primeras grapas de la serie, excepto los interludios que tenemos en algunos números y que están dibujados por Francesco Mortarino. Junto a Abel tenemos a Simone Ragazzoni en las páginas de flashback del número cinco, y en el color tenemos a Chris O´Halloran en los cuatro primeros números y a Natalia Marques en los números 5 y 6. Y la verdad es que no me ha gustado demasiado.

El estilo de Abel es super montonero, no sabiendo narrar la historia de forma interesante en ningún momento y con unos diseños de los personajes muy muy flojos. Rogue Sun, como Radiant Black, sufre del virus de ser un comic publicado por una indy que no puede pagar bien a sus autores, por lo que la calidad de los que trabajan allí es cuestionable. De hecho, Image no paga, sino que publica comics en los que los autores conservan los derechos, de forma que también asumen los riesgos y tienen que pagar todos los costes.

El dibujo tira para atrás y no es nada atractivo a la hora de contar la historia. De forma que tengo que decir que el comic me ha gustado a pesar del dibujo. Ni el dibujo es dinámico, ni las figuras están mostradas de forma atractiva, destacando para mal también la falta de fondos en montones de momentos. Por no hacer, no siquiera las splash-pages son espectaculares. Abel es un artista muy muy flojo. Me gustaría pensar que hay margen de mejora a medida que siga Pero también creo que el color de Chris O´Halloran y Natalia Marques tampoco es adecuado, tapando el dibujo en muchos momentos y haciendo que las páginas parezcan «muteadas«, apagadas y con aún menos chispa de la que tienen los lápices de Abel.

A pesar del deficiente dibujo, la historia de Ryan Parrott me justifica de sobra la compra de este volumen. De hecho, si encuentro una buena oferta del segundo volumen, lo compraré inmediatamente.

Comparto las primeras páginas del comic:

Rogue Sun ha empezado de la mejor forma posible y me ha dejado con ganas de más, a pesar de un dibujo que no está a la altura de la historia. Con todo, me apetece saber cómo continúa la historia de esta familia super disfuncional.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Reacher temporada 2 (Prime Video)

¡Vuelve Reacher! El personaje creado por Lee Childs ha conseguido una nueva vida gracias a la serie de televisión de Prime Video protagonizada por Alan Ritchson. Hoy comento mis impresiones de la divertida segunda temporada.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Jack Reacher es un ex Mayor de la Policía Militar del Ejército de Estados Unidos con amplia experiencia en investigación y combate que ahora vive como un vagabundo, viajando de ciudad en ciudad por todo Estados Unidos. En la primera temporada, durante su visita al pueblo rural de Margrave, Georgia, forma equipo con dos honrados agentes de policía para investigar una conspiración local que causó la muerte de su hermano.

En la segunda temporada, Reacher es contactado por una antigua miembro de su antigua unidad de la policía militar cuando uno sus compañeros es asesinado en misteriosas circunstancias. Reacher reunirá a su antiguo equipo para encontrar a los asesinos y vengar su muerte, destapando un caso de terrorismo internacional con conexiones al poder económico y político de los Estados Unidos.

Lee Child (Inglaterra, 1954), es un escritor británico de thrillers. El protagonista de sus novelas es Jack Reacher, un exoficial de la policía militar norteamericana que, después de dejar el ejército, decide comenzar una vida de vagabundo a lo largo de Estados Unidos. Child publicó su primera novela “Zona peligrosa” en 1997 y desde entonces ha publicado todos los años una nueva novela del personaje.

La nueva etapa televisiva de Jack Reacher producida por Amazon Studios, Paramount Television y Skydance Television ha sido creada por Nick Santora, escritor y productor nacido en Queens, Nueva York en 1970. Ganó el Mejor Guion en el Festival Internacional de Cine Independiente de la Ciudad de Nueva York. También ha escrito y/o producido Los Soprano, The Guardian, Law & Order, Prison Break, Lie to Me, y Scorpion.

La segunda temporada de Reacher adapta Bad luck and trouble, el undécimo libro de la serie de novelas escritas por Lee Child. Santora es además productor y showrunner de la serie, y escribe el primer episodio de esta temporada de ocho episodios. Otros guionistas son Scott Sullivan (3 episodios), Penny Cox (2), Cait Duffy (2), Michael J. Gutierrez y Lillian Wang. La serie ha sido dirigida, ha razón de dos episodios cada director, por Sam Hill, Omar Madha, Carol Banker y Julian Holmes. Destacar además que Prime Video ha renovado la serie, por lo que contará seguro de una tercera temporada.

Junto a Alan Ritchson como Jack Reacher, en esta temporada tenemos en papeles principales a Maria Sten como Frances Neagley, una profesional de la seguridad que sirvió con Reacher en la 110ª Unidad de Investigaciones Especiales como Sargento Mayor. Serinda Swan es Karla Dixon , contable forense en gestión de riesgos corporativos, que también sirvió con Reacher, al igual que Shaun Sipos como David O’Donnell, un miembro del equipo que ahora trabaja como abogado y tiene una familia. Junto a ellos, tendremos a Domenick Lombardozzi como Gaitano «Guy» Russo, un honrado detective de homicidios de la policía de Nueva York que investiga el mismo cado de asesinato que Reacher.

Por el lado de los villanos tenemos a Ferdinand Kingsley como A.M., un mercenario experimentado que viaja bajo múltiples identidades falsas, y Robert Patrick como Shane Langston, un ex detective de la policía de Nueva York que ahora es jefe de seguridad de un contratista privado de defensa.

En los días previos a empezar a ver esta segunda temporada de Reacher me llamó la atención que alguien calificó la serie como una «serie para tu padre». Entiendo que esto viene porque su protagonista Alan Ritchson, un armario de 1.90 m2 con cuerpo de jugador de futbol americano, recuerda a los hiper musculados héroes del cine de acción de los 80 tipo Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o Jean-Claude Van Damme. Además, Reacher es un héroe de la vieja escuela en la que todo se valora en términos de blanco y negro sin matices, él y sus asociados son personas morales super «blancas» mientras que sus antagonistas son malos puros y por tanto merecen la muerte. Y acaban consiguiéndola.

Creo que en este calificativo había una cierta ironía y un intento de desmerecerla de alguna manera. Sin embargo, me parece importante que puestos a crear las cadenas contenidos «variados» que conecten con todo tipo de público, me alegre que en este caso Prime Video haya pensado en el espectador masculino mayor de 40 años. Porque yo desde luego me lo he pasado genial viendo esta temporada a lo largo de las últimas semanas.

Como comentaba, Reacher es una serie sin matices. Su protagonista es una persona de unos valores morales intachables al que todo lo que no sea la perfección y el bien puro no le vale. Y que primero dispara y luego se pregunta si podría haberle sacado alguna información al ahora cadáver. La primera temporada se basó en el primero libro de Lee Child «zona peligrosa» y anticipaba un formato de historia tipo «El Equipo A»: Reacher es un antiguo militar ahora vagabundo (por decisión propia) que viaja de un sitio a otro de los Estados Unidos, de forma que tras llegar a un pueblo perdido, se pone a investigar un problema que detecta allí, destapando un caso de corrupción sistémica. Esta primera temporada y la novela inicial anticipaba como digo un formato que recuerda la forma en que se hacia la televisión en los años 60 / 70 / 80 con series como Kung-Fu, El fugitivo, El increíble Hulk o la antes mencionada El Equipo A cuyo formato era de «el caso de la semana».

Para esta segunda temporada de Reacher la serie ha dado un salto argumental importante al cambiar esta clave, al ser llamado Reacher a investigar una muerte que conecta con su pasado, al ser el fallecido un miembro de su equipo. En la primera temporada conocimos a Frances Neagley (Maria Sten) una militar de la 110ª Unidad de Investigaciones Especiales que trabajó con Reacher, y ahora descubriremos al resto del equipo. Lástima que varios de ellos estén siendo asesinados. Del héroe solitario inicial, aunque en la primera temporada Reacher fue ayudado por los policías locales Finlay y  Conklin, en esta temporada tendremos una historial grupal en la que el protagonismo se reparte entre los miembros del grupo que buscan respuestas por la muerte de sus compañeros: Reacher, Neagley, Karla Dixon y David O’Donnell.

Reacher no es un héroe sutil y la serie tiene claro el tipo de historia que es. Esto lo digo como un halago, porque cumple de maravilla ofreciendo el entretenimiento que promete. Como narrativa periódica que es con episodios semanales, la serie plantea en todos sus episodios al menos una escena de acción que deja satisfecho a los amantes del cine de acción entre los que me encuentro. Además, la trama tiene que avanzar lo suficiente para que el visionado fuera satisfactorio y los espectadores quisiéramos volver para ver el episodio siguiente. Porque además de acción hay un misterio que hay que desentrañar. Y en todos estos aspectos la serie ha cumplido durante todas estas semanas.

Como héroe de acción, me ha volado la cabeza encontrarme a un Alan Ritchson aún más grande y «mazado» comparando con la primera temporada, o la serie Titans donde interpretaba a Halcón de «Halcón y Paloma». Ritchson es casi más ancho que alto (jajajaja) y es un tanque de puro músculo que no acepta un no con respuesta. A su imponente presencia se une una mente analítica que le lleva siempre a tomar la decisión adecuada en cada momento. Sus compañeros de la 110 cubren el resto del espectro esperable de «compañeros del héroe», teniendo a dos mujeres militares igual de capaces en sus áreas e independientes que Reacher, siendo una el interés romántico del protagonista, mientras que el otro hombre, O´Donnell, hace un poco de alivio cómico dentro del grupo.

Por el lado del villano el mítico Robert Patrick de Terminator 2 está un poco mayor pero cumple a la perfección su papel de ser una cara conocida actuando como un villano de la peor calaña, aquel que vende la seguridad nacional por dinero, dejando un reguero de muertos de cualquiera que intentara investigar las irregularidades en su empresa. En este tipo de historias, el villano debe ser alguien que deseas que muera de la forma más dolorosa posible, y en eso Reacher no tiene ningún problema tampoco. La muerte violenta de todos los villanos es especialmente satisfactoria en el caso del villano interpretado por Patrick, al conectar con la primera escena de la temporada.

Dentro que he disfrutado mucho de Reacher, puestos a decir algo menos bueno, tengo que decir que me gustó más la primera temporada. Aparte de la novedad, creo que el formato de «héroe solitario llegando a territorio hostil» funciona mejor para este personaje. En esta temporada parece que han ido a mostrar lo más importante posible, al contarnos el origen de Reacher y el motivo por el que abandonó el ejército. Y aunque en parte parece que han gastado esta bala, me acuerdo de muchos comics con grandes ideas que no llegamos a ver porque se cancelaron antes de llegar a ese punto. Por esto, no me parece mal que hayan optado por este «más grande, más espectacular» de esta segunda parte.

Por cierto, que Prime haya confirmado la producción de la tercera temporada, que he leído que se está rodando en estos momentos, me parece una buenísima noticia. Además, teniendo en cuenta el final de temporada Reacher tiene todas las opciones abiertas, de forma que podrían optar por volver al vagabundo viajero o seguir con un team-up más o menos amplio según lo requiera la ocasión. Lo que si se es que yo estaré el primero en la cola para verla.

Comparto el trailer de esta segunda temporada:

Reacher me ofrece un tipo de entretenimiento que conecta totalmente con mis gustos. Dadme más series así, las veré encantado.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Crítica de Los que se quedan de Alexander Payne

El director Alexander Payne ha hecho películas que me gustan y otras que no tanto. Sin embargo, Los que se quedan me ha gustado mucho y la recomiendo completamente.

PUNTUACIÓN: 8/10

Paul Hunham, un profesor cascarrabias de un prestigioso colegio americano, se ve obligado a permanecer en el campus durante las vacaciones de Navidad para velar por un puñado de estudiantes que no tienen a dónde ir. Contra todo pronóstico, la convivencia le llevará a forjar un insólito vínculo con uno de ellos, un inteligente y problemático muchacho con sus propios traumas, y con la jefa de cocina de la escuela, que acaba de perder un hijo en Vietnam.

Constantine Alexander Payne (1961) es director, guionista y productor de cine. Destaca por sus descripciones satíricas de la sociedad estadounidense contemporánea. Tras dirigir varios cortometrajes, Payne debutó en el largometraje con la comedia negra Citizen Ruth (1996). Su carrera progresó con la sátira política Election (1999), por la que fue nominado al Oscar al mejor guión adaptado, y la comedia dramática About Schmidt (2002). Payne ganó dos veces el Oscar al mejor guion adaptado por ser coautor de sus películas Entre copas (2004) y Los descendientes (2011). También fue nominado al Oscar al mejor director por estas dos películas y por la road movie Nebraska (2013). Desde entonces sólo había dirigido Una vida a lo grande (2017) con Matt Damon.

Los que se quedan es una película de 133 minutos. El guion está escrito por David Hemingson, y se trata de una idea original cuyo concepto fue planteado por Payne. La fotografía de la película fue realizad por Eigil Bryld, el montaje es de Kevin Tent y la música de Mark Orton, con un montón de música navideña y de los años 70.

El principal valor de la película lo ofrece su estupendo trío protagonista. Paul Giamatti como Paul Hunham, profesor de clásicas en el internado Barton Academy. Dominic Sessa interpreta a Angus Tully, un estudiante de Barton que se queda en el campus durante las vacaciones de Navidad. Da’Vine Joy Randolph como Mary Lamb, cocinera jefe de Barton y madre desconsolada por la muerte de su hijo en Vietnam.

Otros actores secundarios son Carrie Preston como la Srta. Lydia Crane, miembro del personal de Barton, Brady Hepner como Teddy Kountze, Uno de los cinco estudiantes que se quedan en el instituto y enemigo de Angus; y Andrew Garman como el Dr. Hardy Woodrip, el director de la Academia Barton que fue alumno de Hunham cuando era joven.

Me ha gustado mucho Los que se quedan. Reconozco que tenía dudas sobre si ver esta película en el cine, dado que Entre copas me gustó pero Los descendientes no. Sin embargo, una vez me animé he disfrutado mucho de una película navideña con un tono melancólico muy alejado de la teórica alegría de esa temporada. Los que se quedan muestra precisamente eso, qué sienten las personas que se quedan solos mientras todos las familias ¿»normales?» se juntan. Que la película esté ambientada en las navidades de 1970 es otro elemento que hace que historia funcione y su narración atrape al espectador.

Los 3 protagonistas son maravillosos. Empezando por el profesor cascarrabias sin amigos ni familia al que nadie soporta. Una persona sin suerte que sufrió una injusticia de joven que marcó toda su vida, pero que en realidad no es tan mala persona una vez se abre a la gente que tiene a su alrededor. Paul Giamatti hace una interpretación espectacular, y nos muestra una vez más lo buen actor que es, sobre todo cuando se pone en la piel de perdedores.

Dominic Sessa interpretando a Angus Tully, el joven estudiante de Barton que se queda en el campus durante las vacaciones y Da’Vine Joy Randolph como Mary Lamb, la cocinera que tampoco quiere irse del campus al recordar a su hijo fallecido, que también estudió en el centro, nos regalan dos personajes maravillosos que forman un trío fascinante. Angus tiene un problema de ricos que esconde la soledad de una chaval mientras comprueba que su madre está construyéndose un nuevo futuro con su segundo marido en el que él parece que no tiene cabida. Un drama bien fuerte, cuando uno se pone a pensar en ello, que le llega en el peor momento de la post-adolescencia.

Mary, la cocinera afroamericana, no tiene tiempo para lamentaciones dado que necesita el dinero, y se mantiene de forma estoica con su dolor en el interior, mientras trabaja en el colegio. Ella y el profesor Paul Hunham sirven para hacer unas críticas super acertadas a las instituciones educativas americanas que sólo se mueven por el interés económico, lo que hizo que el hijo de Mary no pudiera ir a la universidad y acabara muriendo en Vietnam. Mientras, lo que Paul sufrió en sus carnes cuando las instituciones se ponen siempre a favor del rico y poderoso es una crítica sutil, como las interpretaciones, que sin en embargo están ahí para quien quiere verlas. Algo que forma parte del subtexto de una película con momentos super profundos.

Otra cosa que me gustó mucho de la película es que no ofrece respuestas o moralejas, sólo nos muestra un slice-of-life en el que vemos como se enfrentan estas 3 personas tan diferentes a sus vidas normales en un momentos en que se cruzaron, cosa que es posible que no vuelva a suceder. O si, quien sabe. Cada uno puede imaginar lo que quiera. En ese sentido, el final abierto puede considerarse de forma positiva, la posibilidad de empezar a vivir una vida hasta ese momento «enclaustrada», pero no es algo que esté para nada garantizado.

Me encanta la falta de moraleja, ni de respuestas a unas preguntas que tampoco hace la película. Sobre todo, tan acostumbrado como estoy a tantas películas «importantes» actuales que martillean su mensaje sin sutileza ninguna. En ese sentido, la ambientación de 1970 y esta filosofía ayudan a que la película tenga el tono retro de historia pasada. Pensando en Los que se quedan como una película navideña, en positivo hay que pensar que incluso los solitarios y rechazados por la sociedad tienen la posibilidad de sentir el calor de otra persona que se preocupa por ti. Sin embargo, el final no garantiza que el futuro vaya a ser bueno para ellos. Intento ver la película desde una vertiente positiva, pero el conjunto tiene un poso de tristeza y pesimismo que me hace difícil mantener esta apreciación.

Los que se quedan es cine de personas corrientes, y su humanidad, sus flaquezas y su corazón consiguieron que me gustara mucho. Por eso la recomiendo completamente.

Comparto el trailer de la película, que no he llegado a ver:

Los que se quedan es una película estupenda con unos personajes maravillosos que dejan poso. Super buena.

PUNTUACIÓN: 8/10

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