Tercer número de Imperial, el comic de Jonathan Hickman, Iban Coello, Federico Vicentini y Federico Blee en el que se intenta insuflar nueva vida a la franquicia galáctica de Marvel. Un número en los que se ponen las cartas sobre la mesa y conoceremos a los dos villanos en la sombra que han conspirado para provocar la guerra.
PUNTUACIÓN: 4.5/10
Tercera parte del gran evento cósmico de Marvel. Mientras la guerra comienza a extenderse a lo largo del universo, descubrimos quién ha orquestado el gran juego de poder entre las casas y se presenta la última oportunidad para detener la contienda. ¿Serán los héroes capaces de hacerlo?
Si me habéis leído desde hace tiempo, creo que sabéis que no conecto con el estilo de escritura de Jonathan Hickman. Así que en realidad me doy cuenta que el problema es mío por comprar algo que hay muchas posibilidades que no me vaya a gustar. Pero al final siempre pesa más el deseo de saber cual va ser la siguiente «Next-Big-Thing» de Marvel, ya que en los últimos años han decidido que sea Hickman quien lance los nuevos conceptos que se quiere que sean importantes en los próximos meses y años.
Imperial es el intento de revitalizar la franquicia galáctica de Marvel, con una miniserie planteada para generar una guerra de todos contra todos que presente un tapiz interesante para nuevas historias que llamen la atención del lector. Este tercer número de miniserie me recuerda muchísimo a la para mi fallida miniserie Ultimate Invasion que presentó la nueva versión del Universo Ultimate. Y en concreto, este Imperial 3 es demasiado similar al Ultimate Invasion 3, el comic en el que Hickman planteó una grapa doble para mostrar a los villanos de ese universo hablando de principio a fin para explicar sus planes de dominación de este mundo. Todo un comic empleado en una conversación.
Imperial 3 desvela el misterio de los 2 jugadores que han conspirado en la sombra para provocar esta guerra civil. A poco que conozcas el universo Marvel, hay un ser cósmico que estaba cantado que sería uno de los dos jugadores. La sorpresa positiva del comic está en la identidad del segundo jugador, que significa el retorno de un grupo ausente del universo Marvel desde hace más de 5 años. Aunque Hickman cree, siempre lo ha creído, que ver a gente lista hablando de sus cosas va a resultar interesante para el lector, lo cierto es que no es así. Incluso con la sorpresa nada sorprendente que uno de los jugadores traiciona al otro justo cuando el otro quería traicionar al primero. La realidad es que el comic es un tostón, lo contrario a entretenido.
Hickman fracasa por su frialdad emocional y porque en realidad los personajes no pueden traernos más sin cuidado. El segundo villano que plantea la sorpresa del comic es un villano al que siempre he considerado super repelente, no me gusta nada. De hecho, diría que nunca fue la mente maestra que Hickman le hace ser en este comic. La idea de que planee conspiraciones con más de un año de antelación y lo organice todo para ganarle la mano a un ser cósmico que si es experto en esos menesteres, es uno de esos cambios de naturaleza tan habituales en los comics de Hickman. Cambios que alteran la esencia de los personajes para que el engranaje que plantea puede suceder. ¿Os suena esto de otros comics previos de Hickman?
Cada escritor escribe sus historia como quiere, con la estructura que mejor le convenga. Pero no aguanto que Hickman no plantee la grapa como unidad narrativa satisfactoria, pegándome una chapa expositiva acojonante en este número. Justo como ya hizo en Ultimate Invasion 3. De hecho, mi yo cínico me hace plantearme (de nuevo) que Hickman ni siquiera quiere contar una historia completa sino un prólogo de otra cosa mayor, y por eso sus últimas miniseries son apenas de 4 números. Porque el final es lo de menos, de hecho, posiblemente ni siquiera plantee uno. Y no es que el Hickman de «estructura sobre personajes» me sorprenda con nada que no supiera. Pero quizá si me sorprende que Marvel venda todo como un comic «inteligente» con nuevas ideas, mientras plantea que la guerra empieza gracias a que los skrulls se han infiltrado en todos los reinos y cometen actos de terrorismo. LOS SKRULLS. Super novedoso todo, qué os puedo decir que no sepáis.
Siguiendo con la comparación con Ultimate Invasion, al menos esa miniserie estuvo dibujada en su totalidad por Bryan Hitch, que hizo que el comic diera gusto verlo. Sin embargo, en estos dos años Marvel ha avanzado con su estrategia de desmerecer la importancia de sus artistas en sus comics. Los editores de Marvel creen que los dibujantes son secundarios e intercambiables, por eso no ven un problema en que esta miniserie esté dibujada por Iban Coello y Federico Vicentini, con el color de Federico Blee. Coello me gusta bastante, Vicentini menos. Y ambos se reparten los capítulos del comic. Pero al final la sensación es de un comic sin personalidad, más allá de la narrativa de estructura de Hickman. Y un comic sin personalidad gráfica es un comic sin alma. Otro elemento que no ayuda al disfrute del comic.
Fruto de la estrategia de Marvel de generar apenas un prólogo, me encuentro que Panini no va a publicar el mes que viene el final de esta miniserie de 4 números, sino un tomo en el que se recopilan los 5 one-shots Imperial War: Black Panther, Planet She-Hulk, Exiles, Nova Centurion e Imperial Guardians. Especiales planteados como prólogo de las series regulares o miniseries que surgirán a raíz de este evento. Y tras leer una miniserie super insatisfactoria que ni siquiera ha terminado, me doy cuenta de dos cosas:
– Imperial NO me deja con ganas de leer nada más.
– Incluso en el caso del comic que si me genera cierta curiosidad, la serie de Nova que guioniza Jed MacKay, NO voy a comprar ese comic a sabiendas que inmediatamente se cruzará con el resto de comics que no me interesan.
Si el objetivo de un comic es provocar en el lector las ganas de leer los siguientes, Hickman NO ha cumplido con su parte del trato. Compraré el último número de Imperial en Febrero y ya. Y creo que va siendo hora que me baje definitivamente del carro Hickman, por muy importante que diga Marvel que va a ser su siguiente concepto que busque revitalizar a un personaje o franquicia. En realidad, es que son comics que no son para mi. Llevo tantos años leyendo comics Marvel que se me hace difícil, casi doloroso dejar ir este universo. Pero tras darle incontables oportunidades para que me enganchen con lo que sea, me doy cuenta que igual ha llegado el momento de dejarlo descansar una temporada. Dejé de comprar DC y el mundo no se detuvo. Ahora años más tarde DC está mejor que nunca y parte de su atractivo reside en el tiempo transcurrido y las ganas de reencontrarme con muchos personajes. Probablemente esto mismo le sentaría bien a Marvel. Va a ser fácil ponerlo en marcha, simplemente esperar que las etapas de los comics que compro vayan acabando.
Comparto páginas del comic:
La capacidad de Hickman de no contar nada satisfactorio con una grapa de 40 páginas está alcanzando dimensiones épicas. Un grapa entera de Imperial para descubrir el plan del villano. Vaya tela.
PUNTUACIÓN: 4.5/10
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