Velvet Buzzsaw de Dan Gilroy, película recién estrenada en Netflix, reúne al equipo protagonista de la excelente Nighcrawler formado por Jake Gyllenhaal y Rene Russo, para ofrecernos una sátira con toques de terror alrededor del mundo del arte que no acaba de funcionar.
PUNTUACIÓN: 5.5/10
En el despiadado mundo del comercio del arte de las artes plásticas, Josephina (Zawe Ashton) encuentra por accidente un auténtico tesoro: tras fallecer, un viejo artista clandestino deja tras de sí una maravillosa colección de cuadros con el deseo expreso de que éstos fuesen destruidos tras su muerte. Decidida a sacar buena renta de ellos, Josephina comienza a exponerlos ante los ojos de algunos de los pesos pesados de la industria que la rodean, incluyendo a su jefa Rhodora (Rene Russo), al crítico de arte (y amante ocasional) Morf (Jake Gyllenhaal), y a algunos de los coleccionistas de arte más voraces del mercado, como Bryson (Billy Magnussen) y Gretchen (Tony Collette). Aunque la obra del artista logra la admiración del público, también despierta algo imperceptible y siniestro que amenaza con castigar a aquellos que se han beneficiado de su trabajo.
Dan Gilroy vuelva a escribir el guión y a dirigir esta película. Si en Nightcrawler puso su mirada al mundo de los medios de comunicación y como persiguen como buitres los sucesos violentos en Los Angeles pensando únicamente en los índices de audiencia, en Velvet buzzsaw centra su mirada en el mundo del arte, un mundo superficial en el que no importa el ARTE de verdad, sino cualquier cosa que pueda ser vendida como lo «más» de ese momento para hacerse rico.
Quizá el problema principal de Velvet buzzsaw es que Gilroy no ha sabido desarrollar el interesante planteamiento de partida, de forma que desaprovecha todo su potencial con una historia que como crítica al mundo del arte se queda muy corta y apenas roza la superficie, y tampoco funciona como película de terror. Lamentablemente, la película se queda a medio camino de todo.
Y es una pena, porque me encantan Jake Gyllenhaal y Rene Russo. Y ellos, junto a un reparto en el que destacan Tony Collete o un John Malkovich con un papel secundario, hacen exactamente lo que Gilroy les pide. El problema es que ninguno tiene demasiado interesante que mostrar con sus personajes, que en muchos momentos se quedan en arquetipos sin demasiada profundidad: La marchante sin escrúpulos (Russo), la joven ambiciosa que hará lo que haga falta para triunfar (Ashton), el artista quemado que ha perdido la chispa creativa (Malkovich) o el crítico que lanza o destruye carreras con sus artículos (Gyllenhaal), y que no siempre está pensando en el arte cuando los escribe. Solo la actuación de Gyllenhaal consigue destacar frente a un conjunto muy poco entonado, pero incluso él se queda a mitad por el confuso desarrollo de su personaje.
Técnicamente, la película está genial, con una perfecta fotografía de Robert Elswit, que ya colaboró con Gilroy en Nightcrawler y que ha trabajo además en Misión Imposible, la saga de Bourne o en Pozos de ambición de Paul Thomas Anderson. Las imágenes de Gilroy si consiguen meternos en las vibrantes y coloridas salas de exposición de arte de Miami o Los Angeles, pero esto por si solo no es suficiente.
Los elementos de terror están bien dosificados y consiguen momentos visualmente muy potentes, pero les falta generar un shock más potente. Además, dado que los personajes no han conseguido conectar conmigo, sus muertes me resultaron estéticamente chulas pero intrascendentes emocionalmente.
Comparto el trailer de esta lamentablemente fallida película:
Velvet buzzsaw ha sido una decepción, probablemente provocada por lo mucho que me gustó Nightcrawler. En todo caso, dado que la peli la vi en casa gracias a mi suscripción a Netflix, no me arrepiento de haberla visto, y me ha servido de correcto entretenimiento.
PUNTUACIÓN: 5.5/10
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