Después de una serie de películas «serias», tenía ganas de ver una película divertida y gamberra, y Kingsman: Servicio Secreto, la nueva película del director y guionista Matthew Vaughn (X-Men: First Class, Kick-Ass, Stardust, Layer Cake) ha cumplido perfectamente su función, siendo una película tremendamente entretenida.
Kingsman: Servicio Secreto es una adaptación del comic del mismo título obra de Mark Millar y Dave Gibbons, comic del que el propio Vaughn es co-argumentista. Y como ya pasó en Kick-Ass, esta película mejora considerablemente el tebeo del que se inspira. Da la sensación de que el tebeo es usado como argumento general a partir del cual Vaughn, ayudado por Jane Goldman, ensamblan una buena película, ya que no solo cambia para bien muchos elementos del comic (como es el parentesco de los protagonistas), sino que tira a la basura los elementos más freaks que no funcionarían en cine (la escena inicial con Mark Hammil), creando una película con detalles muy bestias, pero que puede gustar a un público más ámplia.
Os estareis preguntando, ¿qué nos cuenta Kigsman?
Kingsman es una actualización de las películas de espías tipo James Bond que intenta dar un toque más fresco y actual a este tipo de películas. El concepto nació cuando el dúo Millar-Vaughn se preguntaron durante el rodaje de Kick-Ass como James Bond llegó a convertirse en el super-espía que vemos en las películas, suponiendo que debió pasar una fase de entrenamiento que no solo refinó sus dotes de asesino, sino también las de gentleman que domina cualquier reunión social y seduce a todas las mujeres que se crucen en su camino.
La película triunfa además de por una gran dirección de Vaughn, por un acertadísimo casting, que consiguen que sus personajes no solo cumplan en pantalla, sino que consigan lucirse durante las más de 2 horas de duración.
Colin Firth como el Kingsman Harry Hart (nombre clave «Galahad»), Taron Egerton, como el novato «Eggsy» Unwin, hijo de un compañero de Hart fallecido durante una misión y que está destinado a convertirse en un delincuente juvenil si nadie lo impide, Samuel L. Jackson como el malvado Valentine, una parodia del villano típico de película de Bond que no será para nada típico, Michael Caine como Arturo, el jefe de los Kingsman, o Mark Strong como Merlin el instructor de los jóvenes reclutas, trasmiten un enorme carisma en todas las escenas en que aparecen, y saben trasmitir un tono de diversión sin complejos que encaja perfectamente con el espíritu de la historia.
Otro aspecto que quiero destacar es que aunque la película «actualiza» las películas de 007, no busca reirse de este género, sino que se lo toma muy en serio y lo utiliza como base para construir su castillo de naipes… antes de hacerlo volar por los aires.
La sobria narración de Vaughn te mete inmediatamente en la acción, y al utilizar varios convencionalismos del género, como el reclutamiento, el entrenamiento, la misión del villano… parece que estés viendo algo conocido (cierto), pero con muchos elementos exagerados y divertidos que rompen las expectativas que tú mismo estabas creando en la historia.
Otro de los puntos fuertes de la película son sus escenas de acción, visualmente unas de las mejores de los últimos tiempos, que dejan constancia de la gran pericia de Matthew Vaughn, que ya demostró en sus anteriores Kick-Ass y X-Men: First Class.
Además, parece que continuamente intenta romper estereotipos, siempre optando por la opción más «over-the-top» posible, lo que le añade una dosis extra de diversión y de conocer que nueva punkarrada nos han preparado.
Hay una ligera crítica social en la película sobre las diferencias entre clases sociales existentes en Inglaterra en la actualidad. Y el mensaje «serio» de la película no deja dudas: No importa en qué cuna naciste, si te empeñas en algo, si crees que puedes conseguir algo en tu vida, tienes que luchar por tus sueños, o de lo contrario te verás condenado a vivir una existencia gris y triste. Algo aplicable a cualquier persona en cualquier lugar.
La película tiene una última hora brutal, que no deja títere con cabeza (literalmente), y en la que disfrutaremos, entre otras mucas cosas, de la genial batalla final entre Eggsy y la guardaespaldas de Valentine, Gazelle. Además, aprovecha para reirse de muchos de los clichés del género, como el villano y su plan maléfico o la típica escena de seducción del héroe a la belleza de turno, a modo de recompensa al final de la misión.
Si quereis pasar un buen rato, no lo dudeis, esta película es la que estabais esperando. Comparto con vosotros el trailer de la película:
¡Os la recomiendo!