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Crítica de X-Men: First Class, de Matthew Vaughn

Tras el desastre que supuso X-Men: La Decisión final (Brett Ratner, 2006) la franquicia cinematográfica de los mutantes de Marvel estaba herida de muerte, y tuvieron que pasar 5 años hasta que Matthew Vaughn asombrara a los fans con la mejor película de la serie X-Men: First Class, película ambientada en los años 60 en el contexto de la crisis de los misiles de Cuba, que consiguió insuflar nueva via a la franquicia.

PUNTUACIÓN: 9/10

Antes de que los mutantes se dieran a conocer y adoptaran los nombres de Profesor X y Magneto, los jóvenes Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) empezaban a descubrir sus poderes. No había animadversión alguna entre ellos, sino que los unía una sincera amistad y el deseo de trabajar juntos y entrenar a un grupo de jóvenes mutantes para evitar el Armagedón nuclear. Su enemigo común: el malvado Sebastian Shaw (Kevin Bacon), un mutante con el que Erik tiene una cuenta pendiente. (FILMAFFINITY)

Fox de había metido en un lío con el estreno en 2006 de X-Men: La decisión final, película en la que un mal guión había matado a tres de los principales personajes y dejaba a la franquicia sin un rumbo claro. La solución de la productora Lauren Shuler Donner fue la de crear películas en solitario de los personajes más carismáticos de la franquicia, con la esperanza de mantener con vida la franquicia mientras planteaban su siguiente película grupal.

Fruto de este plan, en 2009 se estrenó la desastrosa X-Men Origins: Wolverine, dirigida por Gavin Hood. Mientras esta película se producía, prácticamente en paralelo se estaba trabajando en la que sería la segunda película de orígenes, en este caso protagonizada por Magneto. En el guión inicial de Sheldon Turner, que acabaría acreditado en la película en el apartado de historia, conoceríamos el origen de Erik Lehnsherr, quien tras escapar de Auschwitz de dedicaría a cazar criminales nazis ayudado por un joven soldado llamado Charles Xavier.

Aunque X-Men Origins: Wolverine no fue un fracaso de taquilla, recaudó 370 millones de dólares a partir de un altísimo presupuesto para la época de 150 millones, sí fue machacada despiadadamente y con razón por crítica y público, y en la actualidad sigue considerada una de las peores películas de superhéroes del siglo XXI. Esto, sumado a la negativa de Ian McKellen a retornar al papel de Magneto debido a la edad fue lo que provocó que los planes de Fox cambiaran y optaran por una nueva historia coral, en este caso para presentarnos cómo se conocieron Charles Xavier y Erik Lehnsherr y se formó la mítica Escuela para jóvenes talentos del profesor Xavier.

Tras dirigir la decepcionante Superman returns (2006), Brian Singer quiso volver a dirigir esta nueva película, por lo que escribió su propio tratamiento. Finalmente Singer abandonó el proyecto en 2010 porque prefirió dirigir Jack El Cazagigantes (2013), pero mantuvo labores de producción a través de su compañía Bad Hat Harry Productions y fue acreditado en la historia junto a Sheldon Turner. En ese momento, Ashley Edward Miller y Zack Stentz fueron contratados para escribir el guión definitivo.

Para sustituir a Singer, los productores Lauren Shuler Donner, Simon Kinberg y Gregory Goodman finalmente escogieron a Matthew Vaughn, que ya estuvo vinculado con la franquicia cuando casi dirigió X-Men: La decisión final. Vaughn veía mucho potencial a la idea de poder reiniciar la franquicia centrando la historia en la relación de Charles y Xavier pero sin estar limitado por las películas anteriores, al estar esta ambientada en 1962, durante la crisis de los misiles cubanos.

Vaughn reescribió el guión junto a su colaborada habitual, la escritora Jane Goldman, y prometió una película rápida de rodar y relativamente barata que diera un nuevo rumbo a la franquicia. Y lo cumplió. Vaya si lo hizo. Fue contratado en mayo de 2010, comenzó el rodaje en agosto de 2010 y entregó la película a tiempo para su estreno el 3 de junio de 2011, un tiempo ridículamente corto teniendo en cuenta la gran cantidad de efectos digitales y localizaciones que cuenta la película.

La película cuenta con John Mathieson como director de fotografía, un estupendo diseño de producción de Chris Seagers y vestuario de Sammy Sheldon que nos trasladan sin problemas a los años 60, montaje de Eddie Hamilton y Lee Smith, y una estupenda banda sonora de Henry Jackman que nos devuelve el feeling de las películas de espías de la época, en especial James Bond 007.

Con un coste final de 140 millones de dólares, X-Men First Class fue un éxito de crítica y público, aunque acabó recaudando ligeramente por debajo de X-Men Origins: Wolverine, consiguiendo 353 millones de dólares en todo el mundo. En todo caso, igual que pasó con la notable Batman Begins (Christopher Nolan, 2008), los productores entendieron que habían acertado en la diana y que esta película había dado viva nueva a la franquicia.

 

Uno de los grandes aciertos de la película es su espectacular casting. James McAvoy interpreta a un joven Charles Xavier / Profesor X. Frente al veterano profesor que parecía un maestro zen en la versión de Patrick Stewart, McAvoy muesta a un Xavier engreído, mujeriego y quizá demasiado listo para su propio bien. Junto a él, Michael Fassbender como el joven Erik Lehnsherr / Magneto roba completamente la función con su espectacular actuación. Vaughn quería que Fassbender transmitiera el carisma del Sean Conery 007, una personaje que suda personalidad y que puede ser a la vez implacable y peligroso. Con el añadido del trauma sufrido por Erik, que le aporta una mayor dosis de profundidad y complejidad al personaje gracias a os matices que Fassbender aporta a su interpretacion.

Jennifer Lawrence es Raven Darkholme / Mystique. Recién salida de su Oscar por Winter´s Bone, Lawrence buscaba una película más ligera, además de querer trabajar con McAvoy y Fassbender. Su Raven es otro de los pilares de la película, ya que muestra el drama de los mutantes que debido a su apariencia sienten que son monstruos que deben esconderse. Su evolución es gradual y lógica, conectado de forma orgánica con la primera película de X-Men.

Me gusta mucho el carisma alucinante que Kevin Bacon aporta a su Sebastian Shaw, antiguo científico nazi y líder del Club Fuego Infernal que será el villano de la película y hará la función de mentor ideológico de Magneto, muy a su pesar. Shaw es un líder carismático de gustos refinados y educación exquisita bajo la que se esconde un sociópata de manual que realmente se cree que su plan va a beneficiar a los mutantes, aunque provoque la destrucción de la humanidad y la muerte de cientos de millones de personas.

Rose Byrne es Moira MacTaggert, una joven agente de la CIA inteligente y llena de recursos que tiene que luchar contra el mal y contra el machismo de la sociedad de la época que busca relegarla a mera secretaria. Su papel tiene una humanidad que me parece encaja a la perfección con el trio formado por Charles, Erik y Raven.

La formación de jóvenes X-Men se completa con Nicholas Hoult como Hank McCoy / Bestia, un científico super inteligente que cree que su mutación es una maldición y quiere desembarazarse de ella, Lucas Till como Alex Summers / Havok, un mutante con la capacidad de absorber energía solar que luego puede lanzar en forma de rayos desde su cuerpo, Zoë Kravitz como Angel Salvadore, una mutante con alas de libélula y saliva ácida, Caleb Landry Jones como Sean Cassidy / Banshee, un mutante con la capacidad de generar potentes gritos ultrasónicos, estallidos sónicos y ondas sonoras, pudiendo llegar a volar y Edi Gathegi comoArmando Muñoz / Darwin, un mutante super adaptativo a todos los ambientes.

Por el lado del Club Fuego Infernal, la parte menos desarrollada de la película, tenemos a January Jones como Emma Frost, una mutante telépata que puede convertir su cuerpo en diamante. Jones transmitió perfectamente la personalidad snob y engreida de la Frost de los comics, además de llevar un traje super sugerente que es clavado al de los comics y además encaja con la ambientación de los locos años 60.

Jason Flemyng es Azazel, un miembro del Club Fuego Infernal con la habilidad de teletransportarse, lo que le convierte en un feroz luchador, y Álex González es Janos Quested / Riptide, un mutante con la habilidad de crear poderosos torbellinos de viento que diría no tiene ni una línea de diálogo en toda la película. Por último, destacaría el pequeño papel de Oliver Platt como un Hombre de Negro de la CIA que conecta con los primeros comics de los X-Men de los años 60 en los que Charles Xavier colaboraba con el FBI y tenía de enlace al agente Fred Duncan.

Entrando en la valoración de la película, X-Men First Class me parece un triunfo arrollador y de largo la mejor película de toda la franquicia. Si, mejor que X-Men 2. Es alucinante volver a ver una película planteada por Matthew Vaughn como una película de James Bond con toques de thriller político a lo John Frankenheimer, que utiliza elementos históricos reales (la crisis de los misiles de Cuba), y que además es una entretenida aventura de gente con super poderes que consigue que empatices con los dramas y con la evolución que van a sufrir los personajes durante la película.

Aunque X-Men First Class se estrenó en 2011, el mismo año que Capitán América: El primer Vengador, película que mezclaba los superhéroes con el cine bélico, en algunos aspectos Matthew Vaughn se adelantó a Marvel Studios creando una película de superhéroes que temáticamente se alejara de los clichés del género, como luego vimos más claramente en Capitán América: Winter Soldier (Thriller conspiranoico), Guardianes de la Galaxia (ciencia-ficción espacial) y Ant-Man (comedia de robos).

Ambientar la película en los años 60 me parece además una decisión super acertada, ya que el feeling pop de la época conecta en parte con algunas locuras que visualmente vamos a ver y consigue que el choque no sea tan grande. En ese sentido, aunque es uno de los elementos menos importantes, me flipa ver cómo Vaughn introduce en la película los clásicos trajes amarillos y negros de los X-Men originales, aportándoles detalles distintivos a cada héroe, haciendo que funcionen perfectamente en pantalla. Esto obviamente deja en mal lugar a Bryan Singer y sus trajes de cuero negro genéricos, demostrando que el problema no son “los trajes de licra”, sino los prejuicios del profesional que no sabe hacerlos funcionar.

Siguiendo con las comparaciones, el guión en lo relativo a los personajes me parece maravilloso, y consigue dar herramientas para que unos grandísimos actores se luzcan. Frente a X-Men 1 y 2 en los que los fans estábamos tan contentos de ver a nuestros personajes favoritos en imagen real que perdonábamos que en la mayoría de ocasiones estos no hicieran cosas realmente interesantes en pantalla, Vaughn con la guionista Jane Goldman crean unos personajes complejos entre los que destaca el espectacular Magneto interpretado por Fassbender. El choque moral entre Xavier y Erik es perfecto y las decisiones que toman casi inevitables, pero me gusta mucho también el viaje de Raven para llegar a aceptar sus poderes y no verse a si misma como un monstruo, con el contraste de un Hank McCoy que acaba convertido literalmente en una Bestia al intentar eliminar la deformidad provocada por la mutación.

Otro detalle muy chulo del guión es la forma en que utiliza la Guerra Fría y el miedo nuclear de los años 50 y 60 para construir la amenaza de la película, y como Sebastian Shaw ve este miedo nuclear como la oportunidad de provocar el salto evolutivo definitivo que aniquile al homo sapiens y coloque a los mutantes como especie dominante del planeta. El diseño de producción y el vestuario de la película me parece también una pasada, haciendo que el salto entre las numerosas localizaciones recuerde para bien a las clásicas películas de 007 en las que pasaban muchas cosas y todas ellas eran interesantes.

Que una película de 130 minutos de duración tenga tiempo de mostrar perfectamente la relación de Charles – Xavier, la conexión de ambos con Raven, la amenaza y carisma de Sebastian Shaw, y el drama que viven en sus día a día Moira y Hank McCoy, además de ser un excelente entretenimiento, habla muy bien de la habilidad como escritores de Vaughn y Goldman, y de Vaughn como director, que dota a la película de un ritmo frenético espectacular.

Aunque tienen pocos minutos en pantalla, Vaughn consigue crear momentos de lucimiento para Banshee, Havoc y Angel que molan. Incluso la Emma Frost en modo “zorra fría manipuladora” me gusta y creo que hace una buena traslación del personaje en imagen real. Sí debo reconocer que Darwin, Azazel y Riptide quedan como meros figurantes, pero es inevitable en una película de esta envergadura en la que pasan tantas cosas en tan poco tiempo.

Otro elemento que quiero destacar unido al carisma y la personalidad que Vaughn sabe aportar a los personajes, es que es un director visual bestial, y crea un montón de momentazos alucinantes durante la película que, de nuevo, dejan en bastante mal lugar a Bryan Singer y a Brett Ratner. Además, sabe construir una tensión creciente que nos lleva a un climax en Cuba que triunfa gracias a la brillante resolución de la venganza de Magneto contra Shaw, pero también por la confirmación que el gran enemigo de los mutantes no es el Club Fuego Infernal sino los gobiernos del mundo que ven a los mutantes como una amenaza.

En este sentido, aunque me gusto mucho el Charles Xavier interpretado por James McAvoy, es Michael Fassbender el que se sale y roba completamente la película. El hecho que la película comience repitiendo la escena del Erik niño en la Polonia de la 2ª Guerra Mundial sirve para recordarnos el drama que sufrió y por el qué quiere venganza. Posteriormente, aunque la historia construye muy bien la relación entre Xavier y Mística, ver a Erik cazando nazis en Suiza y Argentina ofrece momentos excelentes que le sitúan en el centro emocional de la película. Y finalmente, aunque entiendes el punto de vista compasivo de Xavier que busca la coexistencia pacífica de humanos y mutantes, dado el pasado de Erik y los actos presentes de los gobiernos, el nacimiento de Magneto se ve inevitable, y casi la única opción posible para el personaje. Esto, para mi, es un ejemplo de gran escritura.

Si tengo que decir algo menos bueno, hay que reconocer que las coreografías de acción no son gran cosa, pero entiendo que en First Class el choque de ideas es el gran desafío al que tienen que enfrentarse los mutantes protagonistas.

Sin embargo, teniendo en cuenta que First Class tuvo un presupuesto inferior a X-Men origins: Wolverine y muestra a muchos más mutantes en pantalla de forma con muchísima más personalidad, tiene multitud de localizaciones por todo el mundo (recordando, de nuevo, las películas de James Bond), y un climax que funciona sin necesidad de enfrentamiento físico, creo que estamos ante una película bestial que rompe muchos de los tópicos del género de superhéroes.

Comparto el trailer de la película:

X-Men: First Class es la mejor película de toda la serie, una historia repleta de carisma y entretenimiento que encantará no solo a los fans de los super héroes, sino a todo aquel que ha disfrutado alguna vez una película de James Bond.

PUNTUACIÓN: 9/10

 

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Crítica de Kingsman: El círculo dorado de Matthew Vaughn

Mi comentario sobre Kingsman: El círculo dorado de Matthew Vaughn va a ser muy sencillo y rápido. ¿Te gustó Kingsman: Servicio Secreto? Entonces disfrutarás un montón esta continuación. Por el contrario, si la adaptación del comic de Mark Millar y Dave Gibbons te pareció soez y over-the-top, entonces mejor que te ahorres esta nueva película. Por suerte, yo me encuentro dentro del primer grupo, así que para mi han sido 140 minutos de diversión políticamente incorrecta protagonizada por personajes carismáticos y con unas escenas de acción espectaculares e imaginativas.

PUNTUACIÓN: 8/10

Kingsman: El círculo dorado es una historia completamente original que no adapta ningún comic de Mark Millar. Está escrita por Matthew Vaugh en colaboración con Jane Goldman, colaboradora habitual del director y productor inglés.

Cuando el cuartel general de los Kingsman es destruido  por un misterioso cártel de la droga liderado por la sociópata Poppy Adams (Julianne Moore), Eggsy (Taron Egerton) tendrá que viajar junto a Merlin (Mark Strong) a los Estados Unidos para pedir ayuda a sus primos lejanos, los Statesmen. Ambas organizaciones secretas de élite tendrán que unir sus recursos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo…

Kingsman: Servicio Secreto (2015) me pareció una película increíblemente divertida y carismática que mejoraba considerablemente el correcto tebeo de Mark Millar y Dave Gibbons. El éxito de esta película en un año en el que se estrenaron infinidad de películas de espías fue todo una sorpresa y un soplo de aire fresco a un género que parecía que ya no tenía nada interesante que contar tras las películas de Jason Bourne.

Fox dió luz verde a la continuación, pero a la vez ponía el listón muy alto y podía provocar unas expectativas imposibles de superar. En este sentido me alegra comprobar que Kingsman: El circulo dorado «sólo» ofrece más de lo mismo. Hablo,  claro, de acción super espectacular con grandes dosis de inventiva e imaginación, multitud de personajes carismáticos en cada fotograma y situaciones irreverentes, over-the-top y políticamente incorrectas que me sacaban la sonrisa constantemente.

No diría que Kingsman: El círculo dorado es mejor que su antecesora, pero seguro que no es peor. Cumple sobradamente con nuestras expectativas y es una película palomitera en el mejor sentido que ofrece lo que se espera de ella sin reirse del espectador.

Técnicamente, la película se sale. Ya no es una sorpresa comprobar como Matthew Vaughn nos ofrece unas imágenes espectaculares y unos planos perfectos en cada escena. Lo increíble es que Vaughn haya realizado esta película con «sólo» 100 millones de presupuesto, una minucia si lo comparamos con otras películas recientes como Batman v. Superman, X-Men: Apocalypse o Transformers 5.

Ayudado por el director de fotografia George Richmond, que ya trabajó en Kingsman: Servicio Secreto, la acción está siempre clara y nítida. Vaughn mete al espectador en medio del meollo y siempre tenemos clara la situación de cada personaje  en la escena, entendiéndose lo que está pasando. Además, los planos generales son espectaculares y en las escenas de diálogos la cámara está en el sitio justo para enfatizar los sentimientos de los personajes.

Otra cosa a destacar es que cuando vi que la película duraba 140 minutos, temí que se me hiciera demasiado larga. Nada más lejos de la realidad, la película pasa en un suspiro gracias al gran sentido del ritmo de Vauhgn, alternando los momentazos para que en ningún momento sientas que una escena o personaje sobran o están para hacer bulto y rellenar minutos. Al final, fueron casi dos horas y media de pura diversión.

Pero es que además el casting es un acierto brutal y se nota que todo el mundo se lo está pasando en grande. Vaughn consigue que conectemos con todos los personajes, independientemente de sus minutos en pantalla, y nos dejan con ganas de más. Para los que sobrevivan, claro.

Julianne Moore lo borda como una maruja psicópata obsesionada con la estética de los 50 que domina el mayor cartel de la droga a nivel mundial y cuyo plan maléfico es casi tan estúpido como el de Samuel L. Jackson en la primera película. La villana es quizá el eslabón más débil de la cadena, pero es la protagonista de algunos de los gags más bestias de la película y su actitud «happy» contrasta con sus acciones brutales.

En el lado de los americanos, tenemos a Jeff Bridges como Campagne, el director de los Statesmen, con pocos minutos pero bien aprovechados. Channing Tatum es Tequila, el agente más duro del cuerpo, Pedro Pascal es Whiskey, maestro en el uso del látigo y Halle Berry es Ginger, la oficial de inteligencia que solo desea un puesto como agente de campo pero que es rechazada una y otra vez sólo por ser mujer. Y por si fuera poco, tenemos al Presidente de los Estados Unidos interpretado por Bruce Greenwood, que dará un nuevo significado a la expresión «ganar la guerra contra la droga».

Por el lado británico, además de Eggsy (Taron Egerton) y Merlin (Mark Strong), descubriremos cómo pudo sobrevivir Galahad (Colin Firth) al final de la anterior película, y volveremos a ver a Roxy (Sophie Cookson), la Kingsman compañera de Eggsy.

Además, comprobaremos cómo la Princesa heredera Tilde de Suecia (Hanna Alström), protagonista de la criticada broma del final de la primera Kingsman ha encontrado con Eggsy al amor de su vida, lo que demuestra que algo bueno salió después de todo y siempre hay luz al final del túnel. Ya lo se, es una broma de mal gusto, pero no pude evitarla…  y encaja perfectamente con el tono irónico y desmitificador de la película.

Y destacar también la impresionante aparición de Elton John interpretándose a si mismo, que protagoniza uno de los numerosos momentazos de la película. Viéndole en pantalla no me cabe duda que todo el reparto de lo ha pasado de p#$@ madre rodando esta película.

Vi la película en versión original, y me encantó el exagerado y divertido contraste entre el perfecto acepto British de los Kingsman y el cerrado acento tejano de los Statesmen yankis. Pero es que Eggsy cambia mucho cuando está en misión oficial, compórtandose como un perfecto gentleman, a cuando está con sus colegas del barrio y su acento es el un pandillero más. Habla y se comporta completamente diferente. Estos los pequeños gustazos que solo se disfrutan con la V.O. y que seguro se pierden con la traducción.

Esto me lleva a las escenas de acción. Como en todo en Kingsman: El círculo dorado, la acción no sorprende como lo hizo en la primera película. Pero ya le gustaría al 99% de los directores de acción actuales tener el sentido del ritmo y la continuidad que tiene Vaughn. Las persecuciones son increíbles y las peleas y tiroteos cuentan con unas coreografías fluidas y espectaculares. Aún sin elemento sorpresa, diría que el climax final está a la misma altura que el ya clásico tiroteo en la iglesia protagonizado por Colin Firth en la primera parte.

Si, Kingsman 2 es más de lo mismo. Pero si es un producto de esta calidad, ya pueden empezar a rodar la tercera parte, que yo pagaré encantado por verla en el cine. Como dirían en los USA, «Shut up, bitch, and take my money!» Vaya, Matthew Vaughn me está convirtiendo en un mal hablado…

Esto me lleva al tema de las críticas de los medios «serios». La verdad es que las críticas a Kingsman 2 no están siendo demasiado buenas, y en muchos artículos se comenta como negativo que la película no sorprende porque es igual a la primera. Aunque esto es un hecho objetivo, me sorprende como esto se expresa masivamente con una connotación super negativa que pesa más que todo lo bueno que la película ofrece, que es mucho. ¿Por qué no leí esos mismos comentarios de «más de lo mismo» con Fast 8, cualquier película de James Bond, Jurassic World o Star Wars VII? Pongo estos ejemplos, pero eso mismo podría decirse del 75% del cine comercial americano.

Compruebo además que la broma sexual del final de Kingsman 1 no le gustó nada a algunos críticos. En especial a las de sexo femenino, pero no exclusivamente. Y no han perdido tiempo en recordarlo cuando comprobamos que Kingsman 2 tiene este mismo tipo de gags sexuales. Pero ¿tan difícil es de ver que esas bromas buscan exponer de forma irónica (y un poco burra, por qué no decirlo) el machismo de las películas de James Bond en las que en cada película tiene una nueva novia de la que está enamoradísimo de una forma pura, para luego tirarla a la basura? El final de Kingsman 1 en ese sentido era muy bestia, pero más honesto. «Si salvas el mundo te daré tu premio», dijo la princesa. Y cumplió. No había amor, solo cumplía el acuerdo con Eggsy.

Entiendo que es mucho más machista una película al azar de James Bond que las de Kingsman, que reconociendo el machismo implícito en este tipo de cine, subvierten las reglas tradicionales y crean escenas super divertidas y over-the-top para poner encima de la mesa todos estos clichés y reirse de ellos. No se, a lo mejor el raro soy yo…

Como comentaba, viendo la calidad de Vaughn, ojala hubiera dirigido él películas decepcionantes como Logan o X-Men: Apocalypse, también producidas por Fox. Otro gallo hubiera cantado. Además, lleva tiempo comentándose que Vaughn sería el director perfecto para dirigir una hipotética Man of Steel 2, que devolviera al personaje al tono correcto que Snyder nunca entendió. No puedo estar más de acuerdo, con Vaughn a los mandos, la película sería increible. Dicho lo cual, lamentablemente no creo que lleguemos a ver nunca estrenada esta película. Aunque Vaughn ha trabajado para Fox en X-Men: First Class, tuvo muchísima libertad porque prometió una película barata y rápida de rodar y los ejecutivos no sabían muy bien qué hacer con la franquicia tras X-Men 3. En el caso de Warner, no tengo duda que sus ejecutivos intentarían controlar y cambiar los planes de Vaughn. Aunque ojala me equivoque.

Comparto el primer trailer de la película:

Como ya he comentado, Kingsman: El círculo dorado es una excelente película de entretenimiento que tiene claro que quiere ofrecer a los espectadores y triunfa al cumplir con nuestras expectativas, algo que no puede decirse de la mayoría de películas palomiteras actuales.

PUNTUACIÓN: 8/10

Kingsman, punkarradas al servicio de su majestad

Después de una serie de películas «serias», tenía ganas de ver una película divertida y gamberra, y Kingsman: Servicio Secreto, la nueva película del director y guionista Matthew Vaughn (X-Men: First Class, Kick-Ass, Stardust, Layer Cake) ha cumplido perfectamente su función, siendo una película tremendamente entretenida.

Longa de suspense com grande elenco chega às telas em breve

Kingsman: Servicio Secreto es una adaptación del comic del mismo título obra de Mark Millar y Dave Gibbons, comic del que el propio Vaughn es co-argumentista. Y como ya pasó en Kick-Ass, esta película mejora considerablemente el tebeo del que se inspira. Da la sensación de que el tebeo es usado como argumento general a partir del cual Vaughn, ayudado por Jane Goldman, ensamblan una buena película, ya que no solo cambia para bien muchos elementos del comic (como es el parentesco de los protagonistas), sino que tira a la basura los elementos más freaks que no funcionarían en cine (la escena inicial con Mark Hammil), creando una película con detalles muy bestias, pero que puede gustar a un público más ámplia.

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Os estareis preguntando, ¿qué nos cuenta Kigsman?

Kingsman es una actualización de las películas de espías tipo James Bond que intenta dar un toque más fresco y actual a este tipo de películas. El concepto nació cuando el dúo Millar-Vaughn se preguntaron durante el rodaje de Kick-Ass como James Bond llegó a convertirse en el super-espía que vemos en las películas, suponiendo que debió pasar una fase de entrenamiento que no solo refinó sus dotes de asesino, sino también las de gentleman que domina cualquier reunión social y seduce a todas las mujeres que se crucen en su camino.

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La película triunfa  además de por una gran dirección de Vaughn, por un acertadísimo casting, que consiguen que sus personajes no solo cumplan en pantalla, sino que consigan lucirse durante las más de 2 horas de duración.

Colin Firth como el Kingsman Harry Hart (nombre clave «Galahad»), Taron Egerton, como el novato «Eggsy» Unwin, hijo de un compañero de Hart fallecido durante una misión y que está destinado a convertirse en un delincuente juvenil si nadie lo impide, Samuel L. Jackson como el malvado Valentine, una parodia del villano típico de película de Bond que no será para nada típico, Michael Caine como Arturo, el jefe de los Kingsman, o Mark Strong como Merlin el instructor de los jóvenes reclutas, trasmiten un enorme carisma en todas las escenas en que aparecen, y saben trasmitir un tono de diversión sin complejos que encaja perfectamente con el espíritu de la historia.

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Otro aspecto que quiero destacar es que aunque la película «actualiza» las películas de 007, no busca reirse de este género, sino que se lo toma muy en serio y lo utiliza como base para construir su castillo de naipes… antes de hacerlo volar por los aires.

La sobria narración de Vaughn te mete inmediatamente en la acción, y al utilizar varios convencionalismos del género, como el reclutamiento, el entrenamiento, la misión del villano… parece que estés viendo algo conocido (cierto), pero con muchos elementos exagerados y divertidos que rompen las expectativas que tú mismo estabas creando en la historia.

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Otro de los puntos fuertes de la película son sus escenas de acción, visualmente unas de las mejores de los últimos tiempos, que dejan constancia de la gran pericia de Matthew Vaughn, que ya demostró en sus anteriores Kick-Ass y X-Men: First Class.

Además, parece que continuamente intenta romper estereotipos, siempre optando por la opción más «over-the-top» posible, lo que le añade una dosis extra de diversión y de conocer que nueva punkarrada nos han preparado.

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Hay una ligera crítica social en la película sobre las diferencias entre clases sociales existentes en Inglaterra en la actualidad. Y el mensaje «serio» de la película no deja dudas: No importa en qué cuna naciste, si te empeñas en algo, si crees que puedes conseguir algo en tu vida, tienes que luchar por tus sueños, o de lo contrario te verás condenado a vivir una existencia gris y triste. Algo aplicable a cualquier persona en cualquier lugar.

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La película tiene una última hora brutal, que no deja títere con cabeza (literalmente), y en la que disfrutaremos, entre otras mucas cosas, de la genial batalla final entre Eggsy y la guardaespaldas de Valentine, Gazelle. Además, aprovecha para reirse de muchos de los clichés del género, como el villano y su plan maléfico o la típica escena de seducción del héroe a la belleza de turno, a modo de recompensa al final de la misión.

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Si quereis pasar un buen rato, no lo dudeis, esta película es la que estabais esperando. Comparto con vosotros el trailer de la película:

 

 

¡Os la recomiendo!