Westworld , la serie de la HBO creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy a partir de la película de Michael Crichton de 1973, fue una de las mejores series de 2016. Tenía muchísimas ganas volver a disfrutar de esta serie, pero lamento decir que esta segunda temporada no ha estado al mismo nivel.
PUNTUACIÓN: 6.5/10
La web de HBO España describe Westworld como una ambiciosa serie de ficción repleta de imaginación que eleva el concepto de las aventuras y las emociones fuertes a un nuevo nivel de peligrosidad. En el futurista parque temático conocido como Westworld, un grupo de androides-servidores se desvían de las secuencias programadas meticulosamente por los informáticos y adoptan un comportamiento anormal. Con un reparto espectacular encabezado por Anthony Hopkins, Ed Harris, Evan Rachel Wood, James Marsden, Thandie Newton y Jeffrey Wright, Westworld está basada en la película de 1973 escrita y dirigida por Michael Crichton (Parque jurásico), y ha sido creada para la televisión por los productores ejecutivos Jonathan Nolan (Interstellar, El caballero oscuro) y Lisa Joy (Criando malvas, Último aviso).
Tras la revuelta de los androides al final de la primera temporada, en esta segunda el Caos toma el control. Dolores (Evan Rachel Wood) prosigue su revolución contra los humanos, mientras Maeve (Thandie Newton) intenta recuperar a su hija de una vida anterior. Mientras, William (Ed Harris) el único humano dentro del parque que parece saber lo que el parque es en realidad, intentará desentrañar los secretos del doctor Robert Ford (Anthony Hopkins), el diseñador de Westworld.
Y en medio de todo este conflico, ¿qué le pasa a Bernard (Jeffrey Wright )? ¿Porqué parece estar viviendo dos vidas diferentes a la vez? Tal vez es que su mente está sufriendo un deterioro y no puede controlarla. O quizá es que sucesos ocultos hasta ahora estén luchando por salir a la luz.
Si no viste la primera temporada de Westworld, te recomiendo que dejes de leer ahora mismo, ya que aunque voy a intentar no spoilear nada importante, es inevitable hablar de lo sucedido al final de la temporada anterior. ¡Estáis advertidos!!
Empezando con lo que me ha gustado de esta temporada, Westworld vuelve a destacar en todo lo relativo a los aspectos técnicos: la fotografía, el diseño de producción y los efectos especiales tienen una calidad cinematográfica. Además, el casting al completo está entre los más acertados del panorama televisivo, así como la música. Y diría que la temporada va de más a menos, siendo los últimos tres o cuatro episodios los mejores de esta tanda.
Sin embargo, Westworld ha perdido en esta segunda temporada el equilibrio entre historia y estilo, apostándolo todo a atraparnos con su elegante estética y lo intrincado de su puesta en escena. Y lamento decir que en mi caso solo han conseguido provocar confusión e incluso aburrimiento mientras visionaba la parte central de la serie. Cuando te quedas dormido viendo un capítulo, es que no ha conseguido captar tu atención adecuadamente. Un día puede ser que sea culpa mía. Si pasa dos días seguidos, el problema probablemente sea que la serie no ha conseguido hacer click.
La narración fragmentada de la primera temporada para mí estuvo muy bien y fue parte de lo positivo y sorprendente de la serie. Además de conocer paso a paso cómo Dolores y Maeve consiguen despertar y adquieren consciencia, descubrimos el papel de los personajes humanos en la historia, en especial el Doctor Ford, su ayudante Bernard y el Hombre de Negro. Globalmente, la complejidad de la narración creaba un puzzle que deseabas que se completara. Y aunque no tenías todos los detalles, fue genial la sorpresa de conocer que William Delos (Jimmi Simpson) y El hombre de negro (Ed Harris) son la misma persona, sí estaba claro que estábamos viendo sucesos que ocurrían en el parque en dos momentos temporales diferentes. Con el añadido que la violencia y sexo explícitos eran un puñetazo al espectador para que se entendiera la tortura que los humanos causaban a los robots y como su levantamiento estaba más que justificado.
Sin embargo, en la segunda temporada la complejidad narrativa y la fragmentación temporal no consiguen enganchar, más bien al contrario, causa confusión y desconexión. Por un lado, en esta segunda temporada seguimos desde el principio a Bernard en dos momentos temporales: Justo a continuación del final de la primera temporada en la que la muerte del Doctor Ford a manos de Dolores inicia la revolución, y en otro momento posterior en que despierta en una playa a la que llegan las fuerzas de seguridad de Westworld para intentar acabar con la rebelión de los robots. La gran duda es ¿cuánto tiempo ha pasado entre una acción y la otra? ¿Estamos hablando de horas, días o meses?
Una de las principales sorpresas de la primera temporada fue que además del despertar de Dolores y Maeve, descubrimos como Bernard era también un robot creado a partir de los recuerdos del Doctor Arnold Weber, socio del Doctor Ford, que pensaba que era humano y que era tan complejo que nadie le había detectado.
La sorpresa de esta segunda temporada, que voy a evitar spoilear, queda sepultada en medio de un montón de idas y venidas de todos los personajes por Westworld y por los laboratorios humanos, sumado todo ello a la propia narración fragmentada hacen que no entiendas por qué un personaje ha pasado de un sitio a otro, y más importante, sin hacer que la trama avance.
Un ejemplo de esto es el personaje de Maeve. Al final de la primera temporada decide quedarse en Westworld para encontrar a su hija. Pues la resolución a su arco queda totalmente anticlimática y decepcionante, con el añadido que durante varios episodios la vemos en otra parte del parque ambientado en el Japón feudal. Visualmente, esta parte está super chula, pero mientras la veía me quedaba la sensación de que esto es puro relleno que no aporta nada al arco del personaje, más allá de ver que en Japón un robot igual que ella luchaba como ella por mantener a su hija a su lado. Algo muy bonito pero vacío de contenido.
Igual que Dolores, que tras iniciar una revolución en Westworld al final de la primera temporada, en esta segunda sigue buscando venganza contra los humanos con todos los medios a su disposición. Fin. Es cierto que conocemos más detalles de su pasado y su futuro, pero ella como personaje no la vi evolucionar para nada.
La primera temporada buscaba que el espectador empatizara con los robots y aceptara que pueden ser «humano» aunque tus recuerdos no sean reales. La orgía de violencia y sexo inicial estaba justificada para entender la tortura que los humanos infringen día a día a los robots en el parque. Sin embargo, toda la violencia de la segunda temporada es vacía porque no aporta nada a los temas principales de la serie, hasta el punto de convertir en risibles la segunda o tercera vez que los robots invaden los laboratorios matando a personal de seguridad. Y es que esta temporada nos muestra como el parque realmente era un banco de pruebas avanzado oculto para la mayoría de personal. Así, los robots buscan ser humanos, los humanos buscan cómo disfrutar de atributos de los robots como la inmortalidad.
Además, aunque los 4 últimos episodios son los mejores de la temporada, se pasan tres pueblos por el exceso de giros finales en el último episodio, algunos con muy poco sentido más allá del «shock-value» que busca provocar en el espectador. Agradezco la intención de que esta temporada sea un «game-changer» que lo cambie todo de cara a la tercera temporada, pero algunas inconsistencias han hecho que este final abierto me parezca un buen final para la historia del parque Westworld, ya que no me quedaron demasiadas ganas de continuar con esta serie.
Comparto el trailer de esta segunda temporada:
Globalmente, esta segunda temporada me ha parecido bastante peor que la primera, más confusa y confiando en que los numerosos giros finales dejen a la audiencia con ganas de más. En mi caso creo que han pinchado en hueso, aunque sí creo que este es un buen final para la historia. Recomendable para fans de ciencia-ficción y de obras de narrativa enrevesada.
PUNTUACIÓN: 6.5/10