Crítica de Crossover de Donny Cates, Geoff Shaw y Dee Cunniffe

Panini acaba de publicar uno de los comics más anticipados de los últimos tiempos, Crossover, el comic de Donny Cates y Geoff Shaw con color de Dee Cunniffe y diseño de John J. Hill que es un canto de amor al mundo del comic de superhéroes mainstream americano.

PUNTUACIÓN: 8/10

Después de que El Acontecimiento altere el mundo tal y como lo conocemos, Ellie, Otto y Ava se embarcan en una odisea través del mágico Colorado. Unos misteriosos (¿y conocidos?) superhéroes se unen a nuestro intrépido equipo de héroes en busca del modo de romper la cúpula y descubrir la verdad. ¡El primer acto de una nueva aventura que romperá tu realidad!

El primer volumen de Crossover publicado por Panini es un tomo en tapa dura de 176 páginas que recopila los seis primeros números de la serie regular publicada actualmente por Image Comics.

En el mundo de los comics de superhéroes el crossover tiene una connotación muy particular, al tratarse de una reunión de personajes que poseen comic propio para compartir una aventura en común contada en las páginas de sus colecciones, cruzando los argumentos de un comic a otro. Esto es diferente a cuando un personaje aparece en el comic de otro (team-up) y en los primeros años de Marvel en los 60 estas aventuras tenían una connotación muy especial, casi de acontecimiento. La idea del crossover evolucionó con el paso de los años para dar lugar a los eventos, que son comics planteados como miniseries que cuenten una historia protagonizada por múltiples personajes, que se supone tan grande e importante que no puede ser contada en la colección “normal” de un personaje concreto. La Guerra de los Reinos, Rey de Negro o Imperio son ejemplos de eventos recientes de Marvel, pero lo mismo podría decirse de DC y los cruces anuales entre la JLA y la JSA, por poner un ejemplo clásico.

No cabe duda que desde el título de Crossover, Donny Cates y Geoff Shaw buscan transmitir una connotación muy comiquera a los lectores que abrace el sense-of-wonder, la sensación que todo es posible en estas páginas y porqué aman (amamos) el mundo del comic. Y de momento las sensaciones no pueden ser mejores en este primer volumen. Donny Cates se luce con esta historia con elementos originales y familiares a la vez. Como ya estamos acostumbrados los lectores de Cates, la obra lanza un montón de ideas al aire que consiguen sorprender y están pasando cosas interesantes que atrapan al lector, no dejando un momento de respiro, con unos cliffhangers al final de cada grapa USA me parecen estupendos.

Cates también acierta al no dotar de un excesivo dramatismo a la historia. Al menos a mi la sensación principal que me deja el comic es «vamos a disfrutar siendo muy locos», y es ese sentido diría que el hecho de no tomarse excesivamente en serio a si mismo le viene muy bien a una historia que realmente si es muy loca. Hay un importante elemento metatextual en todo el comic, con elementos muy reconocibles de la historia del medio como el cura que busca quemar comics o la camiseta de Otto el librero, que son café para los muy cafeteros. La sensación de homenaje al medio, incluso haciendo sufrir a los protagonistas, está presente en Crossover de principio a fin, y me encanta.

Por si fuera poco, haciendo gala de su nombre, el comic está repleto de apariciones especiales. La mayoría son apenas cameos de una página e incluso una viñeta, pero hay un par que me ha parecido super buenos y me han dejado con la sonrisa en la cara. De igual modo, me parece modélica la forma en que Cates conecta Crossover con el mundo que creó en God Country. Prefiero dejarlo aquí y no comentar nada más para no chafaros las sorpresa, pero sobre todo si eres un lector veterano, vas a disfrutar un montón algunas de las apariciones que nos vamos a encontrar.

En el apartado artístico, ¡cómo ha crecido Geoff Shaw como artista desde que le conocí en God Country! El dibujante realiza un estupendo trabajo en esta serie, casi como si supiera que es este comic el que puede conseguir que se reconozca su trabajo como se merece. Sus lápices han mejorado muchísimo tras abandonar la narración «sucia» que tenían en God Country. Ahora, la historia fluye de maravilla entre las viñetas y se ve todo de forma clara, los personajes tienen personalidad propia y sabe aprovechar las splash-pages y las melés con múltiples personajes para lucirse, Decir que el apartado artístico es uno de los puntos fuertes del comic no es más que hacerle justicia y resaltar lo evidente.

Parte del éxito del comic está también en los estupendos colores de Dee Cunniffe, que ayudan a establecer el tono que la historia necesita y mejoran y embellecen los lápices de Shaw. Uno de los elementos más llamativos del comic es la forma en que replica el antiguo coloreado de los comics en los años 60 y 70 con puntos de colores como forma para distinguir la procedencia de los personajes, ya sea los habitantes de la Tierra normal con coloreado modernos, y los habitantes del otro mundo. Este elemento es muy interesante, ya que aunque sirve para esa labor de diferenciación de los personajes que necesita la narrativa de la historia, a la vez homenajea la historia del mundo del comic y cómo se hacían en el pasado.

En este sentido, me parece curioso y necesario comentar que este elemento del coloreado antiguo no se corresponde con el mundo de los años 90 en el que nació Image Comics y muchos de los personajes que cuentan con aparición sorpresa en este volumen, unos años y unos comics dominados ya por el coloreado digital que rompió definitivamente con los antiguos procesos de coloreado. Quiero decir que en muchos casos entiendo que están usando un elemento que muchos lectores, desde luego todos los que tengan menos de 30 años, no habrán conocido en sus comics favoritos actuales, y que sólo les sonará si han buscado / leído comics clásicos.

El caso es que dentro que el comic me ha gustado, veo tan claras las referencias que Cates utiliza a la hora de presentar los elementos metatextuales, empezando por gran parte de la obra de Grant Morrison y en especial su Supergods, que no ha llegado a volarme la cabeza en ningún momento, ya que parte de estas ideas ya las he leído antes y las conozco. De hecho, la idea de un mundo real que se cruza con otro fantástico es la misma idea de partida de Oblivion Song de Robert Kirkman y Lorenzo de Felici. Y aunque obviamente el desarrollo es totalmente diferente, esto me sirve para resaltar que este Crossover tiene una familiaridad que no lo convierte en especialmente original. Dentro que sí que lo es.

Comparto las primeras páginas del primer número:

Crossover no me ha parecido revolucionario pero sí me ha gustado mucho y me ha dejado con ganas de más. Como entretenimiento para un lector de comics veterano como yo me ha parecido modélico, ojalá más historias originales de este tipo.

PUNTUACIÓN: 8/10

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