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Crítica de Un mundo bajo Muerte 6 de Ryan North y R.B. Silva (Marvel Comics – Panini)

Un mundo bajo Muerte muestra en su sexto número de nueve el pecado original de Victor Von Muerte convertido en el Hechicero Supremo. Esta grapa de Ryan North, R.B. Silva y David Curiel nos ha ofrecido el interés que la serie no había conseguido transmitir hasta ahora. Ojalá sea el comienzo de un buen final.

PUNTUACIÓN: 7/10

En un desesperado intento por derrotar a Muerte, Reed Richards descubre el secreto de cómo alcanzó la dominación mundial. ¿Será suficiente para que la gente le dé la espalda? ¿Y qué es lo que Muerte ha estado ocultando en el domo de Latveria? Todo será revelado, a un precio terrible.

Hasta el momento, la miniserie-evento Un mundo bajo Muerte estaba resultando un bluff tremendo. Uno de sus principales pecados es que parecía que «perdía» el tiempo en tramas y situaciones sin interés, mientras las cosas realmente interesantes quedaban en un segundo plano. En este sexto número por fin tenemos algo interesante que toca el núcleo de la enemistad entre Muerte y Reed Richards, que es el choque intelectual y el interés de Muerte desde siempre de demostrar que es más inteligente que Reed. Cosa que obviamente nunca ha sucedido.

El debate entre Muerte y Reed está muy bien planteado por parte de Ryan North, haciendo que Reed intente convencer con la fría lógica mientras que Muerte apela a las emociones más básicas de los espectadores. Por eso empieza ganando. North hace una conexión entre Muerte y los populismos actuales, al ofrecer Muerte seguridad y certeza aunque sin aclarar qué se va a perder en el camino, mientras la lógica de la ciencia pierde importancia frente a la emotividad forzada. Me resulta muy llamativo haber leído esta semana dos comics con gente «lista» hablando como eje narrativo del comic. Mientras que Imperial 3 de Jonathan Hickman fracasa por su frialdad emocional y porque los personajes no pueden traernos más sin cuidado, en el caso de Muerte y Reed Richards tenemos personajes complejos que tienen un combate de ideas interesante con buenos giros y sorpresas que provocan que te preocupes por lo que va a pasar a continuación. Al menos en este sentido, Ryan North 1 – Jonathan Hickman 0.

A pesar de estar ante un número en que lo principal es el debate entre Muerte y Reed, R.B. Silva y David Curiel consiguen que el comic sea dinámico de leer. Silva creo que plantea este debate con unos planos interesantes que consiguen que la conversación no aburra. Por ponerle un pero, algunas caras de Reed Richards y en concreto su nariz se ven raras en algunas viñetas. Pocas, pero sucede. En positivo, la escena en la que Sue Richards, la Bruja Escarlata y Viuda Negra descubren el misterio que oculta Muerte en Latveria es un homenaje clarísimo a Matrix que me hizo gracia como concepto, y es un triunfo en lo dramático. En este número por fin he visto al R.B. Silva que apuntaba a dibujante super estrella de Marvel.

El comic se aprovecha además del llamativo color de David Curiel, que consigue que los diferentes shocks emocionales del comic funcionen perfectamente. Por ejemplo, el color que emplea Curiel en la doble página en la que Muerte explica lo que podría haber sido el mundo si los héroes hubieran empleado sus inventos para mejorar la humanidad está super chulo, utilizando de forma brillante el color verde que siempre ha estado asociado a Muerte.

Quizá el problema de un buen comic es que los héroes han descubierto cómo Muerte ha aumentado sus poderes místicos. Una revelación terrorífica. Pero eso no significa que la negociación política que llevó a cabo Muerte previamente para conseguir el dominio del mundo no fuera correcta y legal. Al menos con lo que sabemos hasta ahora. Este comic ha jugado a presentar conceptos del Universo Marvel como si fueran cosas que pasan en el mundo real. Pero obviar que la elección fue legal no es más que la excusa para poder plantear el climax final de esta miniserie. Dicho esto, había oído cosas muy buenas de Ryan North, y hasta el momento no había visto reflejado en este comic. Este número si me ha gustado. Ojalá de ahora en adelante su historia sea un triunfo y nos deje con un buen sabor de boca.

Por otro lado, aunque el guion de North me parece sólido, hace un poco de trampa a partir de una convención del género. En el mundo real un genio como Reed Richards cambiaría el mundo para mejor con sus invenciones. Sin embargo, como el universo Marvel ha intentado transmitir la idea de «el mundo al otro lado de la ventana», los héroes sólo aspiran a mantener el statu-quo, nunca a generar cambios sustanciales que alejaran a los comics del mundo real actual. Por ello, tanto en Marvel como en DC se plantea la idea que «los superhéroes no pueden provocar el cambio, este debe llegar de la propia sociedad civil». Superman o Capitán América son especiales defensores de esta idea en sus comics.

Esta convención ha sido aprovechada por idiotas woke para atacar al mundo del comic, con idioteces como que Batman no debería combatir el mal a puñetazos cuando tendría que cambiar la sociedad con su fortuna. Aparte que luchar contra el crimen le convierte en fascista. Aunque Bruce Wayne ya donaba miles de millones de dólares a causas sociales antes que Tom Taylor empezara a imaginarlo siquiera para Nightwing. Pero daba igual. Gente que nunca había comprado un comic ni creo que se lo planteara se arrogaba con la potestad de criticar un medio que por otro lado siempre se ha caracterizado por ser cobarde y no atreverse a defenderse cuando alguien lo critica con ideas más o menos descabelladas.

North aprovecha esta convención para plantear una de las ideas principales del populismos de Muerte. Los héroes en realidad no han ayudado de forma significativa a la gente más humilde cuando podrían haberlo hecho, mientras que Muerte SI ha hecho cosas que mejoran de forma objetiva la vida del pueblo llano. En el contexto de esta historia, lo cierto es que me ha gustado y creo que funciona. Bien por North.

Tras este sexto número, North, Silva y Curiel han conseguido reavivar mi interés por este comic. Ojalá consigan terminar la historia de forma satisfactoria.

Comparto las primeras páginas del comic:

Un mundo bajo Muerte por fin nos ha dado una historia que engancha con personajes por los que me preocupo. Ya era hora.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Aquaman 9-11 de Jeremy Adams, John Timms y Nimit Malavia (DC Comics)

Aquaman vuelve al universo DC tradicional para los números 9 a 11 de su colección, que sirven de conexión con el evento DC KO que acaba de empezar. Unos números escritos por Jeremy Adams, con John Timms y Nimit Malavia dibujando, y color de Rex Lokus.

PUNTUACIÓN: 7/10

¡REENCUENTRO CON LA LIGA DE LA JUSTICIA!

Aquaman ha regresado a la Tierra con nuevos poderes, nuevos aliados y una nueva oportunidad de ser padre… ¡mientras surge un nuevo misterio desde las profundidades de Atlantis! Tras los devastadores acontecimientos de la batalla de Dagon, la llamada Liga de la Justicia Azul de Aquaman debe reagruparse y volver a centrar sus esfuerzos en la Tierra… ¡y en el regreso de uno de los enemigos más mortíferos del Rey de los Siete Mares!

En el primer arco de la nueva etapa de Aquaman de Jeremy Adams los poderes de Arthur Curry han aumentado exponencialmente, al convertirse en el avatar del Blue, prácticamente un Dios. Y tras su aventura por otras dimensiones, toca volver a nuestra realidad con su nuevo grupo de héroes marinos, entre los que encontramos a Arion, al Capitán Nemo, a la Dama del Lago y sobre todo, a su crecida hija Andrina, que posee la fuerza y ferocidad de su fallecida madre Mera.

La creación de este grupo de personajes secundarios me parece el elemento más interesantes de esta etapa, más incluso que el upgrade en el nivel de poder de Aquaman. Y aunque el número 9 pone el foco en la reunión de Arthur con sus compañeros de la Justice League, me gusta que quede claro que sus aventuras van a seguir centradas en el fondo del mar.

Jeremy Adams plantea estas 3 grapas como tres aventuras autoconclusivas, aunque sigue construyendo sus tramas en paralelo. Y lo primero que tengo que reconocer es la habilidad de Adams para sorprender al lector. Por ejemplo, reconozco que una de las cosas que no me gustaron nada del arco anterior fue la forma en que Adams mató a Mera, de alguna forma sustituyéndola por una hija convertida en adolescente que permitiría a Adams tener una Mera más joven y soltera. Sin embargo, tengo que reconocer que mis reparos estaban equivocados, porque Adams nos muestra en el número 9 y siguientes que hay mucho que Aquaman no sabe sobre su hija Andrina y sobre la muerte de su mujer. Las sorpresas en esta trama han conseguido que mi interés por la colección haya aumentado considerablemente.

Me gusta que Jeremy Adams tenga la grapa como unidad narrativa, consiguiendo que la lectura de cada número resulte satisfactoria en si misma y haga avanzar las tramas que se supone van a dominar el segundo año de la colección. En concreto, en el número 10 descubriremos que Andrina tiene su propia agenda, no se sabe con qué fines. Para recuperar un tesoro oculto, Andrina reanimará a unos piratas que protagonizarán un aventura con toques muy divertidos. Divertido, dentro de la duda que surge sobre si Andrina pretende de alguna manera traicionar a su padre. A todo esto, ¿Es su padre?

El número 11 es un tie-in con DC KO, en el que Arthur descubre que Deep Six, unos parademonios que son villanos clásicos de la colección, están intentando crear erupciones colcánicas submarinas que ayuden a la transformación de la Tierra en una nueva Apokolips. Esta aventura sirve para que descubramos el alcance de los nuevos poderes de Aquaman y el miedo que este poder divino pueda acabar corrompiendo a Arthur. Unos poderes que Andrina anima a Arthur a que lance contra todo aquel que le desafíe.

En la parte de la historia, lo principal de estas grapas de Jeremy Adams es que consigue ofrecer un entretenimiento genial que me mantiene interesado y con ganas de saber como van a seguir desarrollándose las tramas secundarias, entre las que tenemos las de la supuestamente fallecida Mera. Dentro de la narrativa de grapa que comentaba antes, me gusta mucho que se nota que Adams tiene un plan a largo plazo para Arthur Curry. De momento, la forma en que está desarrollándose todo me gusta mucho.

En el apartado gráfico tenemos a John Timms dibujando los número 9 y 10, mientras que el desconocido Nimit Malavia dibuja en número 11., todo con color de Rex Lokus. Timms no es una estrella, pero creo que está resultando un dibujante sólido para esta colección, brillando en la parte de la espectacularidad más que a la hora de la emotividad. En lo que más tiene que mejorar es en la expresividad de las caras de los personajes, pero creo que cumple con lo que un dibujante de superhéroes debe plantear en sus comics.

En relación a Nimit Malavia, dibujante del fill-in del número 11, me ha gustado. Su narrativa la veo buena, planteando un comic estupendamente dibujado que hace que no sienta que tenemos a un artista inferior para este número. Muchas veces el dibujo puede acabar siendo un problema que no suma interés a una colección, pero me alegra que Aquaman tenga cubierto el apartado gráfico.

El siguiente número de Aquaman ya se mete de lleno en el evento DC KO, al servir para ver uno de los combates de los cuartos de final del torneo, que enfrentará a Aquaman contra Hawkman. Un comic que analizaré con el resto de combates cuando me llegue de mi librería, probablemente ya en Enero. Pero de momento, lo mejor de esta nueva etapa de Aquaman es que Jeremy Adams se mantiene como un seguro de vida dentro de DC. Mientras siga con este nivel, sus colecciones son compra segura.

Comparto las primera páginas del número 9 USA:

Aquaman sigue siendo un estupendo entretenimiento, con unas sorpresas geniales que me mantienen deseando saber cómo continúa la historia.

PUNTUACIÓN: 7/10

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Crítica de Transformers 26 de Robert Kirkman y Dan Mora

El segundo número de Robert Kirkman y Dan Mora en Transformers, con el color de Mike Spicer, mantiene el interés y las sorpresas.

PUNTUACIÓN: 8/10

¡Robert Kirkman y Dan Mora sacuden el universo Energon!

¿Optimus Prime… traicionado? La nueva esperanza de los Autobots puede acabar siendo su perdición.

¡La nueva epopeya de TRANSFORMERS continúa aquí!

El decepticon Thundercracker atacó el arca para intentar liberar a su amigo Skywarp de la tortura a la que Starscream le sometió, al usar sus partes para reparar el ordenador del Arca Teletraan-1, que se encarga de la reparación de los robots y la teleportación del arca. Frente a la inmoralidad de los decepticons, me encanta que Optimus Prime tenga unos principios morales que le hagan intentar ayudar incluso a un teórico enemigo.

Una de las cosas que más me gustan de Kirkman es que en tan sólo dos números en Transformers ya ha demostrado que las cosas no son blanco o negro absoluto. Al dilema moral del decepticon Thundercracker hay que sumar la confirmación que Miles Mayhem, el director del grupo Shadow Watch teóricamente bajo el mando del General Flagg, no es de fiar, y tiene sus propios planes para los autobots.

Además, dentro de la narrativa con múltiples protagonistas, me gusta que el comic tenga tiempo para mostrarnos qué están haciendo Carly y Spike en Chicago, ayudando a la reconstrucción, o Elita-1 y Cliffjumper en Cybertron.

En el dibujo, Dan Mora con Mike Spicer están perfectos. Mora añade una expresividad alucinante a todos los personajes, con unas páginas super dinámicas que son marca de la casa. Ya no sorprende la cantidad de cosas que suceden en apenas 20 páginas, con un Mora dibujando hasta 10 viñetas en alguna página, siendo 7-8 la cantidad más utilizada. A pesar de no tener ninguna splash-page en este número, la narración es super dinámica, consiguiendo que el tebeo se lea solo.

La primera obligación de una grapa es entretenerte y dejarte con ganas de leer la siguiente. En ambos apartados, Robert Kirkman y Dan Mora están triunfando, y me dejan con la idea que perfectamente pueden igualar o superar a la maravillosa etapa previa de Daniel Warren Johnson y Jorge Corona.

Comparto las primeras páginas del comic:

El factor entretenimiento está asegurado con Robert Kirkman y Dan Mora. Disfrute es absoluto.

PUNTUACIÓN: 8/10

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Crítica de New History of the DC Universe 4 de Mark Waid, Howard Porter y Hayden Sherman (DC Comics)

Cuarto número de New History of the DC Universe de Mark Waid, que en este último número viene acompañado por Howard Porter y Hayden Sherman en el dibujo, y Hi-Fi y Friona Farrel en el color.

PUNTUACIÓN: 6/10

La documentación de Barry Allen sobre la historia del Universo DC llega hasta nuestros días, comenzando con los acontecimientos que cambiaron el mundo en Flashpoint. Los héroes se enfrentan a nuevas amenazas como Perpetua y el Batman que ríe, y la próxima generación de héroes, como Jon Kent, Wallace West y Jackson Hyde, comienza a surgir de las cenizas de la destrucción a nivel de crisis. Todo conduce a la muerte de Darkseid y a un atisbo de lo que está por venir en el futuro. ¡No te pierdas esta última entrega!

Decepción. Es lo primero que pensé cuando terminé de leer este comic. Parte de la decepción empieza con la maravillosa portada de Chris Samnee para este comic. Si él hubiera dibujado esta Nueva Historia del Universo DC, el resultado sería un comic histórico que estoy seguro se vendería y disfrutaría durante años y años. En realidad, no es un tema de que si no lo dibuja Samnee no mola. Es que me valía cualquier dibujante que pudiera aportar su personalidad única a este comic. En su lugar, DC ha decidido que 8 dibujantes hayan trabajado en esta miniserie, provocando que el comic sea un popurrí de estilos diferentes que en muchas ocasiones ni siquiera encajan entre si.

Y como ejemplo, este cuarto número dibujado por el clásico Howard Porter, dibujante entre otros de la mítica etapa de Grant Morrison en la Justice League, y la nueva estrella Hayden Sherman (Absolute Wonder Woman y Batman: Patrones oscuros). Por separado, ambos dibujantes me gustan. Pero Porter y Sherman tienen estilos casi opuestos, con un Porter con unas páginas recargadas de líneas con los personajes mostrando emociones extremas, mientras que Sherman plantea justo lo contrario, dibujos con las líneas justas y unas páginas más frías ys in emoción. Es que son un huevo y una castaña leídos uno a continuación del otro.

Otro elemento que ha roto toda la cohesión es el color. En los números previos, cada dibujante trabajaba con un colorista diferente, pero se guardaba cierta coherencia cromática, consiguiendo que el salto entre dibujantes no fuera tan acusado. Sin embargo, en este cuarto número, ya no es que los dibujantes tengan estilos opuestos, es que el color de Hi-Fi y Triona Farrel es también super diferente. Hi-Fi tiene una paleta de color tradicional, mientras que Farrell plantea unos colores planos que generar un destrozo aún mayor. Como ejemplo mirad las páginas de preview de abajo. Es que no pegan en absoluto.

Es una pena que DC parece que ha primado la salida puntual de estos comics en lugar de haber cuidado la edición para convertirlo en un libro de cabecera para fans y profesionales de la casa. Y no se si este encargo se ha planteado como un premio para los diferentes dibujantes que han trabajado en él, pero la idea no les ha salido bien. De los 8 dibujantes, Jerry Ordway, Todd Nauck, Brad Walker, Michael Allred, Dan Jurgens, Dough Mahnke, Howard Porter y Hayden Sherman, creo que Allred y Sherman han sido los que más han desentonado en el global. Pero creo que hubiera sido mejor que, por ejemplo, Allred hubiera dibujado todo el comic, antes que el popurrí sin alma en que los editores de DC han convertido este comic. Qué pena.

En la parte de la historia, Waid empieza este cuarto número con Blackest Night, el evento de Green Lantern de Geoff Johns e Ivan Reis, llegando a Flashpoint y el reboot que reinició la línea temporal de DC. Pensando que dejé de comprar comics de DC durante varios años, este comic me resulta muy útil para rellenar los huecos que no leí. Me sabe muy mal por el problema que me genera los cambios de dibujantes. De nuevo, es que Sherman y Farrell no pegan en absoluto. Pero me gusta que Waid no se quede con llegar al presente que supone el inicio de DC KO, sino que se acuerde de los diferentes futuros alternativos que se han ido creando en DC a lo largo de los años. Este detalle me ha gustado mucho también.

Como siempre, al comic de Waid le sigue la línea temporal oficial, escrita por Dave Wielgosz a partir de la investigación que Waid y él hicieron para crear este comic. Esta línea temporal está aún más llena de detalles que sirven para que conozca las historias principales de DC Comics durante los años del desastre que fue el reinicio de los Nuevos 52.

Que quede claro que el problema de este comic NO es de los dibujantes que han trabajado en esta Nueva Historia del Universo DC, sino de los editores. Estoy seguro que cada uno ha hecho el mejor trabajo que ha sido capaz, pero alguien debería haber pensado que mezclar a estos artistas con estos estilos diferentes no iba a salir bien. Y lamentablemente, el resultado no puede ser más decepcionante. Qué diferente con la primera Historia de Marv Wolfman y George Pérez. No se en qué estaban pensando, pero han fallado de forma espectacular.

Comparto páginas de este comic especial:

DC ha perdido una oportunidad de oro de publicar un comic histórico. Lamentablemente, el baile de dibujantes, muchos de los cuales no pegaban entre si, ha convertido este comic en una amalgama de imágenes deslavazadas. Decepción.

PUNTUACIÓN: 6/10

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Crítica de The Question: All along the Watchtower, de Alex Segura, Cian Tormey y Andy MacDonald (DC – Panini)

Con algo de retraso he leído la edición de Panini de la miniserie The Question: All along the Watchtower, realizada con guión de Alex Segura y dibujos de Cian Tormey, Andy MacDonald y Raúl Fernández, con color de Rómulo Fajardo Jr. y Patricio Delpeche.

PUNTUACIÓN: 5/10

¿Quién vigila la Atalaya? Tras Absolute Power, La Liga de la Justicia ha creado un refugio para todo héroe y heroína, pero ahora han de mantener su seguridad. Ahí entra Renee Montoya, en busca de un lugar en el que asentarse. Pero la Trinidad no la llamó para que se relajase en la Atalaya, sino para ocuparse de la oscura amenaza que se oculta bajo la superficie. Solo Question podría identificar dicha amenaza antes de que sea demasiado tarde.

Este volumen incluye Batman: The Brave and the Bold 15-17 y The Question: All Along the Watchtower 1-6 USA.

Como veis en los créditos, este volumen de Panini incluye la miniserie The Question: All along the Watchtower, pero también la historia corta Dualidad protagonizada por René Montoya en los números 15 a 17 de Batman: The Brave and the Bold. Una historia en tres partes de 12 páginas cada una, que me parece la mejor parte de este cómic. The Question es un personaje urbano que funciona en los callejones oscuros de Gotham o en Hub City. En esta historia René descubre que alguien está atacando a sus compañeros de trabajo y amigos para vengarse de ella por algo indeterminado de su pasado. René en ese momento es la comisaria de policía de Gotham, y tiene un importante dilema. Además, para ser una historia corta, el guión de Alex Segura hace un trabajo estupendo mostrando la historia de René y sus problemas como ex-alcohólica. Si a eso le sumamos un apartado gráfico muy acertado formado por el dibujante Andy MacDonald y el colorista Patricio Delpeche, tenemos un cómic muy destacable cuyo único problema es la extensión de la historia. Al tratarse de una historia que debe contarse en apenas 36 paginas, el guión tiene que ir al grano y se plantean algunas absurdeces en la forma en que se resuelve todo. Pero dicho esto, lo cierto es que esta historia deja claro el potencial que tiene Question dentro del universo DC.

Esta es la parte buena del cómic, dado que en realidad la historia principal no me ha gustado. En los comics de superhéroes y en general en cualquier historia de ficción hay una parte fundamental que es creerte la premisa. Por supuesto, estás historias no son «realistas», parten de situaciones fantásticas que obligan a cierta suspensión de la credulidad que te permitan entrar en la historia. All along the Watchtower no lo consigue en lo fundamental, que me crea que Question puede ser la «Sheriff» de la Atalaya, o incluso que la estación espacial necesite uno teniendo a Mr. Terrific, a Plastic Man o a Batman entre sus miembros, es absurdo. Y ya me lo pueden vender como quieran, es que no me lo creo.

Y lo cierto es que el cómic empieza bien, al sentir Batman, Superman y Wonder Woman que algo no funciona en la Atalaya de la nueva Liga de la Justicia Ilimitada, por lo que llaman a René para que use sus dotes como detective para descubrir el problema. Este arranque me gusta, y también la presentación de los secundarios Animal Man, Blue Beetle Ted Kord y Blue Beetle Jaime Reyes. Y por supuesto, la antigua novia de René Kate Kane, Batwoman. El primer número de esta miniserie muestra un potencial que lamentablemente el resto de la miniserie no alcanza.

Lo malo es que el caso es absurdo y provoca situaciones ridículas, al dar a uno de los enemigos de Superman unos poderes absurdos e inverosímiles. Porque si el villano controla el metal de la estación aparte de controlar mentes, no necesita hacer estallar la Atalaya, con abrirla al espacio ya mataría a todo el que esté dentro. Como digo, es todo una absurdez tras otra que me han sacado completamente de la lectura. La identidad de los villanos de esta miniserie es uno de los fails absolutos de la miniserie, al tener una potencia de fuego muy por encima de las capacidades de Question, algo que fuerza todas las situaciones. Y es una pena, porque el personaje de René me gusta y tengo claro el potencial que tiene. Pero es algo que queda diluido en una historia que no la pega y que va en contra de sus puntos fuertes.

En la parte del dibujo, Cian Tormey y Raúl Fernández con el color de Rómulo Fajardo Jr. creo que son funcionales y correctos. Sin más. Consiguen que los momentos de Batwoman molen, por ejemplo en su presentación, y consiguen que empaticemos con René ante los problemas que tendrá que enfrentar. Además, consiguen que las splash-pages y los momentos de los villanos resulten espectaculares. Lo malo es que la historia no hay por donde cogerla. Por no gustarme, el final me parece un fail absoluto, en el que René lanza al villano fuera de la Atalaya hacia la Tierra, ¿dejándole libre? No me ha gustado, no.

Para esta miniserie, DC ha planteado un rediseño de Question, con un abrigo largo, un pañuelo y un sombrero que hace que parezca un sheriff del far-west. Y dentro que no me parece feo, en realidad me gusta muchísimo más la imagen urbana clásica, con un traje de calle normal que solo destaca cuando René se pone la máscara que hace que sus facciones desaparezcan. Esa siempre fue la clave de Question, NO tener un traje de superhéroe, y el cambio de esta miniserie no mejora al personaje. Por ejemplo, me hace gracia lo del enorme rifle que lleva en su espalda, que no se sabe para que sirve ni lo que hace más allá de lucir molón.

Me sabe mal que no me haya gustado la historia de esta miniserie. Creo que el guionista Alex Segura debería mantenerse en las historias urbanas tipo Dualidad, ahí creo que si puede demostrar cuáles son sus puntos fuertes. Cuando se trata de super poderes y ciencia ficción, sus limitaciones se han hecho muy evidentes. Una pena.

Comparto las páginas del cómic, correspondientes a la historia de The Brave and the Bold:

The Question es un personaje urbano al que no le pega situarle en un contexto de ciencia ficción como el de esta miniserie. Espero que DC se deje de experimentos con René Montoya, porque el personaje tiene potencial dentro de historias de corte urbano.

PUNTUACIÓN: 5/10

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