Esta semana vi una gran película de uno de mis directores favoritos, que me encanta poder recomendar: Perdida de David Fincher.
En el quinto aniversario de la boda de Nick Dunne y su esposa Amy, una pareja ideal para el vecindario, Amy desaparece de su domicilio entre rastros de violencia, lo que inicia una investigación y una carrera contra el reloj para intentar encontrarla con vida. Nick lidera la búsqueda hasta que empiezan a aflorar dudas sobre su comportamiento y se convierte en el principal sospechoso. ¿Qué ha pasado? ¿Cual es la verdad? Quizá la respuesta sea más complicada e impactante de lo que a priori podríamos imaginar.
Como en toda la obra de Fincher esta película, basada en el bestseller escrito por Gillian Flynn, es un gran reloj cuyos engranajes vamos conociendo durante los 150 minutos de duración, y que al final, encajan perfectamente.
Fincher realiza un genial ejercicio de (des)información durante la película con su elección de cómo presentar la acción al espectador. Mediante estudiados saltos temporales se van rellenando los huecos que nos permiten conocer (o no) lo que ha pasado, y las motivaciones de los dos protagonistas se van aclarando, o enredando…
Formalmente, esta obra parece un homenaje a Alfred Hitchcock por los giros argumentales y sorpresas continuas que no te dejan ni un segundo de respiro, y que te rompen constantemente las expectativas que te vas creando… Además, su genial último acto y la antológica sorpresa final te dejan con un excelente sabor de boca. Pero es que además, la película tiene muchas más lecturas en un análisis más detallado.
Por un lado, la película es una crítica brutal a la labor de los medios de comunicación americanos y los programas tipo talk-shows y de marujeo, que hacen sus juicios paralelos y que convierten en culpables a personas sin tener ni idea de lo que ha pasado, con una excesiva influencia en la sociedad.
Además, la idílica institución del matrimonio también sufre el frío escrutinio de Fincher, dejando pocas esperanzas para esta unión a la que el paso del tiempo afecta irremediablemente. La pasión se pierde, así como la emoción, volviendo unos años felices en un desierto sin agua.
Para los amantes de las series tipo CSI de investigación procedimental, la película también tiene un importante desarrollo policial, aunque quizá es la parte menos importante.
David Fincher es uno de los directores más interesantes de su generación y su obra una de más solidas. Su estilo se caracteriza por una brutal asepsia, como si fuera el forense el que rodara la película e intentara conscientemente eliminar cualquier rasgo de sentimientos, para que sea el espectador el que rellene el elemento emocional. Y con ésta, su décima película, consigue otro gran éxito sin paliativos.
De los dos protagonistas, destaca una enorme Rosamund Pike, que realiza una increíble interpretación llena de matices que ha supuesto para mi un descubrimiento alucinante.
En el lado negativo, Ben Affleck no consigue convencerme. Hay quien dice que su interpretación hierática es perfecta para aumentar las dudas hacia su personaje… Para mi, aunque el actor tiene experiencia y conoce qué tipo de papel se ajusta mejor a su perfil, en este caso no puede esconder sus enormes limitaciones interpretativas.
Comparto con vosotros el tráiler de la película por si acaso no lo hubierais visto, ya que creo que os dará el empujón necesario para que la veáis.
Lo dicho, creo que estamos a una de las 5 mejores películas del año, y os recomiendo que la veáis.
Ya me diréis si os gustó, ¡¡saludos!!
Debe estar conectado para enviar un comentario.