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Crítica de TENET, de Christopher Nolan (sin spoilers)

Tras más de dos meses tras la apertura de los cines tras el estado de alarma provocado por el COVID, y más de cinco meses desde mi último visionado en salas comerciales, tenía ganas de volver a ver una película en pantalla grande, y qué mejor que la última propuesta del director Christopher Nolan, TENET. Sin embargo, lamento tener que decir que el resultado no ha sido todo lo satisfactorio que me hubiera gustado.

(Crítica SIN spoilers)

PUNTUACIÓN: 5/10

Armado de solo una palabra –Tenet– el protagonista de esta historia deberá pelear por la supervivencia del mundo entero en una misión que lo lleva a viajar a través del oscuro mundo del espionaje internacional que desdoblará en algo más allá del tiempo lineal. (FILMAFFINITY)

Christopher Nolan vuelve a escribir y dirigir su última película, creando una historia de ciencia ficción y toques de thriller de espionaje que convierte esta película en una historia de difícil clasificación.

TENET cuenta con fotografía de Hoyte van Hoytema, colaborador habitual de Nolan en películas como Interstellar o Dunquerke, montaje de Jennifer Lame, vestuario de Jeffrey Kurland y música de Ludwig Göransson (Fruitvale Station, Creed, Black Panther).

La película está interpretada por el actor en alza John David Washington (Blackkklansman), Robert Pattison (The Batman), Elizabeth Debicki (Guardianes de la Galaxia Vol. 2), Dimple Kapadia, Aaron Taylor-Johnson (Kick-Ass, Vengadores, la Era de Ultrón), Clémence Poésy y los veteranos Michael Caine y Kenneth Branagh.

Tenet es la última confirmación de que el clásico «más grande, más alto, más efectos especiales» que tantas veces hemos leído referido a secuelas de películas de acción y que explica los problemas de estas producciones (Spiderman 3, Transformers 3, o incluso The Dark Knight Rises del propio Nolan) no garantiza que tu película vaya a ser MEJOR, más bien al contrario.

Por empezar en lo positivo, aún pensando que estamos ante la película más floja de toda la filmografía de Christopher Nolan, creo que merece verse en pantalla grande. Nolan es un director de una fuerte personalidad, y en lo suyo es único, para bien y para mal. En ese sentido, Tenet es una propuesta diferente a todo lo visto en los últimos años, únicamente similar en algunos aspectos a otras películas de su propia filmografía.

Además, Warner dió a Nolan entre 200 / 225 millones de dólares para producir la película  y este gran presupuesto se ve sin duda reflejado en pantalla. Tenet técnicamente es irreprochable, y cuenta con una fotografía perfecta, unos acertados efectos visuales y unos enormes sets que crean unas escenas espectaculares.

Aunque Nolan no consigue plantear tensión dramática en los momentos clave, dichas escenas técnicamente me han flipado y tengo ganas de escuchar los comentarios del blu.ray y ver los extras para saber cómo las ha rodado, dado que hay un montón de momentos que entrañan una complejidad extraordinaria. Como persona interesada en como se crea la magia del cine, Tenet está repleta de momentazos visualmente asombrosos que me han roto la cabeza.

Sin embargo, Christopher Nolan no es un cineasta. Es un relojero. Y como sólo busca la perfección del engranaje que crea en cada una de sus películas, y es ahí donde para él debe estar el foco (y los espectadores lo sabemos, ya lo vimos por ejemplo en Interstellar o Dunkerque), por muy increíble que sea técnicamente todo, provoca indiferencia en el espectador dado que no hay tensión, ni sorpresa ni podemos empatizar con los personajes. NO porque no queramos, sino porque diría que a Nolan estos aspectos que no le interesan.

Hay numerosos elementos que flojean en Tenet, empezando por el guión que Nolan ha escrito en solitario. En anteriores película Nolan colaboraba con su hermano Jonathan, y casi parece que él le ayudaba a pulir y mejorar la historia y, sobre todo, los diálogos. Porque en Tenet tenemos una primera hora repleta  de diálogos expositivos sin fin que se hacen bastante insufribles, y que se sostienen únicamente por la sorpresa cuando los espectadores descubrimos de qué va TENET, sumado a la apabullante escena inicial de acción.

Otro elemento destacado de Tenet es que Nolan plantea la película de la forma más complicada para dificultar la comprensión del espectador. No sólo es que hay escenas confusas por el uso de múltiples personajes vestidos iguales que  hacen difícil saber quién es quién, cosa que sucede no una sino varias veces, sino que a la vez hace que pasen muchas cosas super «locas» todo el rato, que en teoría debería provocar que los espectadores quedemos hipnotizados por los fuegos artificiales que tenemos ante nosotros. (spoiler: no lo consigue). Sin embargo, sin un ancla emocional, si no nos preocupamos por los personajes, es imposible empatizar con nada de lo que nos está contando y, por tanto, nos está robando toda sensación de amenaza, peligro o climax interesante.

Dada la naturaleza de engranaje de relojería, no creo que haya ningún fallo de guión y seguro que Nolan es capaz de explicar las pequeñas inconsistencias que van pasando durante los 150 minutos de duración. Sin embargo, hay varios mcguffins de libro que están puestos literalmente porque sí para provocar que una parte de la trama avance que luego son desechados sin más, además de situaciones al límite de hacer saltar mi suspensión de credulidad. Y eso que soy un gran fan de la ciencia ficción y no me sorprende ni dudo del concepto clave sobre el que se asienta la historia. No es que no entienda lo que pasa, sí que lo he hecho, es que está contado de forma deficiente, en mi opinión.

Fruto de este guión y de la falta de una tensión dramática al necesitar que todo cuadre y ser esta la principal obsesión del director, hay dos momentos importantes que se supone que deben generar sorpresa más adelante en el espectador, que no puedo revelar por los spoilers, que son sin embargo evidentes y se ven venir a la legua. Por tanto, al confirmarse la no-sorpresa, estas escenas carecen de potencia ni afecta lo que ello supone para los personajes. Y encima, el monumental climax final fracasa por culpa no sólo por la falta de sorpresa o ser super confuso, sino porque es una enorme escena de acción planteada como un castillo de fuegos artificiales sin chispa en la que te da igual todo lo que está pasando porque estás viendo el engranaje que lo sustenta, no el peligro que entraña para los personajes. Peligro inexistente, todo sea dicho.

Comentaba antes que Nolan ha caído en el viejo problema del cine comercial de intentar ofrecer un espectáculo  «más grande, más alto, más efectos especiales». En este sentido, casi parece que Nolan estaba tan quemado con los comentarios sobre que no sabe rodar acción que ha planteado darnos el mayor espectáculo del año fuera como fuese.

Además, casi como una película de Bond, incluso diría que Nolan primero tuvo las localizaciones o la idea de lo que quería hacer en las principales escenas de acción, y luego hizo que el guión le cuadrara para llegar a dichos momentos. Esta elección narrativa no tiene nada de malo si se hace bien (Misión Imposible: Fallout) y consiguen que nos preocupemos por los personajes, pero aquí eso no llega a suceder nunca. Además, en lo referido a estas escenas de acción, lo cierto es que no están bien rodadas y son confusas, probablemente a propósito, por lo que la sensación de que «no sabe rodar acción» diría que va a seguir vigente, al menos hasta su próxima película.

Lo que nos lleva al reparto de la película. Creo que todos están correctos partiendo que Nolan no tengo claro que les deje lucirse en ningún momento. Al ser estos personajes parte del engranaje, cuesta conocer de forma conveniente la motivación de sus acciones, más allá de «soy el bueno» o que el malo quiere ver el mundo arder. En este sentido, causa un poco de reparo que en mi opinión el mejor actor en pantalla no sea John David Washington, sino Robert Pattison, gracias a la naturaleza ambigua  que aporta a su personaje.

El hijo de Denzel Washington es un actor de gran belleza física y presencia, pero creo que le falta muchísimo carisma para un papel protagonista como este, cosa que sí tuvimos en Inception con Leonardo DiCaprio, en Interstellar con Matthew McConaughey, en The Prestige, en Memento, en Imsomnia… Su interpretación se encuentra caracterizada por un estoicismo que ofrece demasiada frialdad a la película, y aunque no dudo que eso es lo que Nolan le pidió que hiciera, globalmente diría que le falta punch por todos lados.

También me causa perplejidad el papel que Nolan plantea para Elizabeth Debicki, dado que es exactamente el mismo personaje que interpretó hace unos años en la estupenda serie The night manager, una mujer objeto que vive atrapada por un tiránico marido, que en la serie de TV estuvo interpretado por Hugh Laurie y que aquí realiza Kenneth Branagh, al que encuentro un poco desfasado y over-the-top. Debicki está guapísima y consigue en parte que empaticemos con su situación, pero se encuentra también bastante desaprovechada y lamentablemente el climax de su personaje es una escena que resulta bastante risible y hasta ridícula.

Otro elemento que tampoco me ha gustado de Tenet es la música de Ludwig Göransson, que plantea unos «bocinazos» constantes que me alteraron durante el visionado. Creo lamentablemente que su B.S.O. está muy por debajo de las de Hans Zimmer y no consigue crear ninguna melodía para el recuerdo. Además, no sólo es la música, ya que toda la edición de sonido de la película está planteada para atronar al espectador y intentar provocar unas sensaciones de tensión que las imágenes no transmitían.

Reconozco que me está quedando una crítica muy negativa, y lo cierto es que para nada me considero que un hater del director. De hecho, a pesar de todo sigo pagando para ver sus películas en pantalla grande, que es donde pienso que deben verse.

Pero creo que una película debe contar una historia que provoque una emoción en el espectador, que haga que empaticemos con los protagonistas y nos divirtamos o suframos con ellos. Si esto no sucede, acepto que técnicamente hay escenas que son una barbaridad, la mayoría de hecho, pero encuentro que sin la necesaria tensión dramática casi sería mejor colocar Tenet en un museo para que admiremos su complejidad estructural, porque narrativamente me ha parecido una montaña rusa vacía. Es más, como historia se me derrumba como un castillo de naipes precisamente por la falta de un ancla emocional con lo que está pasando alrededor de unos personajes sin chispa.

No hay nada malo en que Nolan haya realizado una película que ofrezca un entretenimiento de explosiones vacías para un espectador que solo busca dejarse llevar en el cine. Sin embargo, sorprende que siendo probablemente la película más grande y espectacular de Nolan, vaya a acabar siendo la peor de toda su  filmografía.

Entiendo que Tenet ejemplifica de maravilla que tener libertad total no significa automáticamente firmar una buena película, y probablemente hubiera sido deseable que alguien le hubiera forzado a Nolan a buscar mejores soluciones a los problemas que he ido comentando a lo largo de este artículo.

En todo caso, está en tu mano salir de dudas y crearte tu propio criterio, acercándote a una sala comercial que te ofrezca tranquilidad en lo referido a las medidas de higiene y distanciamiento establecidas por el COVID. Espero que a pesar de todo lo anterior, TENET consiga atraer al público de vuelva a las salas de cine y sirva para aliviar un poco la complicada situación que están viviendo en los últimos meses.

Comparto el trailer de la película:

TENET es la película más floja de toda la filmografía de Christopher Nolan. Una película que no consigue enganchar emocionalmente y que estoy seguro que va a generar una considerable polémica.

PUNTUACIÓN: 5/10

 

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¡Saludos a todos!

Crítica de Infiltrados en el KKKlan, de Spike Lee

He visto prácticamente toda la filmografía de Spike Lee, así que no podía perderme Infiltrados en el KKKlan . Y lamento decir que aún sabiendo el tipo de cine de Lee, me he encontrado un panfleto nada sutil en el que la historia de fondo es lo de menos a la hora de lanzar su mensaje.

PUNTUACIÓN: 4/10

A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth (John David Washington, hijo de Denzel) se convierte en el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs. Pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y algunos de los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad. Usando a un agente blanco (Adam Driver), para que acudiera a las reuniones, Stallworth llegó a hacerse socio del Klan.

La película está producida por Jordan Peele (director de la brillante Get Out), con un guión escrito por Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz y Charlie Wachtel, a partir del libro escrito por el propio Ron Stallworth.

Si tengo que empezar por lo positivo, no tengo duda que Spike Lee es un buen director que sabe crear escenas muy potentes, como el montaje paralelo entre el bautismo del KKK y la historia del anciano a los estudiantes universitarios afroamericanos. Aunque luego entraré en el fondo, Lee demuestra toda su habilidad y pericia narrativa para lanzar su mensaje.

El casting está bastante bien. John David Washington, hijo de Denzel, realiza un buen debut protagonista. Washington realiza un buen papel interpretando a un afroamericano que intenta cambiar el sistema desde dentro, lo que le granjeará enfrentamientos con los blancos racistas, pero también desde los afromericanos radicales que le consideran un aliado del enemigo. Aunque es Adam Driver el que triunfa con su papel de compañero de Stallworth. Hay que quitarse el sobrero ante Driver, cuya filmografía y decisiones artísticas de los últimos años están siendo super interesantes.

Diría también que para ser una película de 130 minutos, la película es bastante entretenida y no se hace demasiado larga. Además, Lee consigue ponernos el corazón en un puño con su epílogo, en el que muestra imágenes reales de los enfrentamientos raciales que tuvieron lugar en el verano de 2017, para reafirmar su mensaje base de que el racismo una realidad en los USA, no algo del pasado. Y más con la victoria de Trump en las eleciones, al que vincula directamente con el resurgimiento de estos grupos racistas radicales.

Y aquí se acaba lo positivo. Infiltrado en el KKKlan realmente no buscar contar una historia real sino trasmitir un mensaje político repetitivo, machacando la idea que el sistema político y social americano SIEMPRE ha sido racista y los afroamericanos deben levantarse y rebelarse. Un racismo que está más fuerte que nunca con Trump en la Casa Blanca.

El principal problema para mi es que Spike Lee toma la decisión de contarnos la historia con un tono de farsa que me sacó del visionado. A pesar de que el racismo es terrible, jamás hay ninguna sensación de peligro porque todos los racistas son unos patanes y unos incultos y Lee se está riendo de ellos en todo momento.

En este aspecto, otra “sutil” decisión creativa es que todos los afroamericanos son personas inteligentes y bellas, mientras que blancos además de racistas son todos estúpidos, paletos, gordos, casi calvos y con ropa chunga. Y machistas, que no se nos olvide.

Otro hecho que me sacó del visionado fue su fallido climax final. Lee y sus guionistas se inventan una amenaza en forma de atentado terrorista que no sucedió realmente intentando, creo, dar mayor intensidad dramática a la historia. Pero fracasan estrepitosamente porque Lee no puede admitir que un blanco pueda ser inteligente, de forma que este climax acaba siendo ridículo. Además de una excusa para mostrar la típica escena gratuita de policías apaleando a un negro tan habitual en su filmografía, otro momento totalmente ridículo y fallido.

Spike Lee es tramposo hasta el punto de hacer que el compañero blanco de Stallworth sea judío en la película, cosa que NO era realmente, para que descubra en sus carnes lo malo que son los prejuicios y el racismo que sufren los afroamericanos de parte de los blancos racistas cristianos. De nuevo, dado que todos los blancos católicos son tontos paletos racistas, no puede mostrar a un blanco con cualidades positivas, por lo que su solución es cambiar la religión.

Lee siempre fue bastante sectario, pero su racismo contra los blancos en esta película adquiere una nueva dimensión. Sin embargo, su propuesta en mi opinión fracasa porque si los blancos racistas cristianos son todos unos paletos cabrones, ¿cómo han podido someter a la inteligente raza afroamericana? Siguiendo su razonamiento, no tiene demasiado sentido.

Para Lee no hay término medio, todo es un blanco y negro absoluto. Hasta el punto de decir que hay que elegir entre ser negro o americano, como si no se pudiera ser ambas cosas. O que la chica abandone al protagonista porque si eres afroamericano no puedes querar a un policía, ya que está trabajando para “el enemigo”. A pesar de haberla salvado la vida.

Una cosa es que te muestren unos hechos y permitan que el espectador entienda por si mismo el mensaje. Un ejemplo claro de esto es Detroit de Kathryn Bigelow, una espectacular y tensa película de parecido mensaje anti-racista, al contar unos hechos terribles reales de los 70 para mostrar que el racismo sigue siendo una realidad en la actualidad. Bigelow no necesita decirnos que el racismo es malo porque los hechos hablan por si mismos, y la violencia mostrada contra los afroamericanos es terrible.

Por contra, para Spike Lee la sutileza no existe, solo el trazo grueso y los términos absolutos. Blanco o Negro, conmigo o contra mi. Un mensaje aún más radicalizado con la llegada de Trump a la Casa Blanca. Por ello, Lee nos abofetea con su mensaje en cada escena, en cada fotograma. América es racista, siempre lo fue y siempre lo será. Y los blancos son todos estúpidos y paletos. Y por si hubiera alguna duda mete porque sí parte de «El nacimiento de una nación» película racista de 1915 de D.W. Griffith que muchos historiadores dicen que ayudó a relanzar al KKK a principios del siglo XX,

Comparto el trailer de la película:

En resumen, Infiltrado en el KKKlan me ha supuesto una importante decepción amplificada además por los premios que ha conseguido, como el Gran Premio del Jurado de Cannes. Una ocasión perdida por parte de un director cada vez más radicalizado.

PUNTUACIÓN: 4/10