Marvel por fin ha terminado de publicar Miracleman: The Silver Age de Neil Gaiman y Mark Buckingham, con colores de Jordie Bellaire. Una miniserie que quedó inédita desde los años 90 y que la Casa de las Ideas también ha querido que los lectores actuales hayamos tenido que sufrir para verla finalizada. Hoy comento mis impresiones de esta colección, una opinión sin duda condicionada por la periodicidad con que han salido las 7 grapas de esta miniserie.
PUNTUACIÓN: 6/10
Comienza «La Edad de Plata», la historia inacabada de Neil Gaiman y Mark Buckingham. Young Miracleman, el miembro perdido de la familia Miracleman, ha vuelto. Sus últimos recuerdos eran de un mundo de alegría e inocencia de 1963. Ahora se encuentra en el siglo XXI, donde sus mejores amigos se han convertido en dioses y monstruos. Remasterizado con nuevas e impresionantes ilustraciones de Mark Buckingham. Incluye material originalmente presentado en MIRACLEMAN nº 23 y 24, publicados originalmente por Eclipse en 1993-94, además de contenido extra.
Marvel Man, luego transformado en Miracleman cuando el comic fue publicado en Estados Unidos, es uno de los comics más influyentes de los años 80 que sin embargo muy poca gente leyó. Aunque fue creado en 1954 por el guionista y dibujante Mick Anglo para el mercado británico, no fue hasta 1982 en que Alan Moore escribió su etapa histórica dibujada por Garry Leach y Alan Davis. La editorial americana Eclipse empezó a publicar estos comics publicados inicialmente en la revista inglesa Warrior, que incluían entre otros elementos algunas de las escenas de matanzas más impactantes de la historia del comic. O un nacimiento mostrado de forma explícita sin tapujos.
Tras finalizar la etapa de Moore en el número 16, Eclipse contrató a Neil Gaiman para continuar la historia, algo lógico teniendo en cuenta la amistad de éste con Moore. Gaiman planteó tres arcos de seis números que denominó The Golden Age, The Silver Age y The Dark Age que cerraría su historia. The Golden Age se publicó en los números 17-23 de la colección entre 1990 y 1991, a lo que seguiría una miniserie de 3 números tituladas Apocrypha realizada por varios autores. El segundo arco The Silver Age quedó inconcluso tras publicarse tan sólo dos números, números 24 y 25, al declararse en quiebra Eclipse en 1994, y entrar los derechos del personaje en un conflicto legal que duró años en resolverse a favor de Gaiman. Que a su vez, cedió a Marvel tras ayudarle la editorial a pagar una disputa legal por la propiedad del personaje de Angela creado en el comic de Spawn.
Casi 30 años después, Marvel ha publicado de The Silver Age empezando por los dos números de Eclipse, aunque Mark Buckingham ha vuelto a dibujar estos números en su totalidad, como bien puede apreciarse en los extras que Marvel incluye en esta edición. Y es que puestos a terminar la historia, está claro que quedaría raro leer un comic que contuviera dos números con el estilo del Buckingham de hace 25 años mientras que los 5 restantes fueran con su estilo y narrativa actual. Y la verdad es que la «remasterización» le sienta muy muy bien al comic. Buckingham aprovecha la oportunidad ofrecida por Marvel para crear momentos más espectaculares y una narrativa más fluida, aprovechando las posibilidades de la doble página abierta como unidad narrativa. El nuevo dibujo supera ampliamente a los originales de los años 90 y ayudan a que la lectura de The Silver Age sea un placer. Además, me resulta muy interesante la decisión del color de Jordie Bellaire, que aporta una sensación de anacronismo a la obra, al plantear colores planos casi como si el comic se hubiera coloreado en los años 90 antes del surgimiento del coloreado digital que en este. El apartado gráfico me parece estupendo y posiblemente lo mejor de este comic
Marvel ha planteado esta edición con unos extras super interesantes centrados en el dibujo de Buckingham. En sus tres primeras grapas tenemos los lápices originales de 1993/94, incluyendo los del número 3 que no llegó a publicarse. En el cuarto número nos muestran, aunque en media página y muy pequeñas, las 7 páginas que había empezado a planificar y nunca llegó a dibujar debido a la bancarrota de Eclipse. Además, tenemos numerosas páginas que nos muestran los lápices que Buckingham ha creado para esta nueva edición. Estos extras me parecen super interesantes y creo que harán las delicias de todos los amantes del buen arte comiquero.
Dentro que me gusta el dibujo de Buckingham con Jordie Bellaire, tengo que ponerle un pero si pensamos en la locura que ha supuesto la periodicidad de la edición de Marvel. Y es que en realidad el dibujo tampoco es tan bueno, detallado o bello. Es un buen comic, sin duda, pero no justifican los 4 meses de parón que tuvimos entre la publicación del 5º número y el sexto, o entre el sexto y el séptimo. Cuando cojo un comic de J.H. Williams, por ejemplo, o de Marcos Martín, veo el resultado final y entiendo los meses de espera entre una grapa y la siguiente porque el dibujo me vuela la cabeza. Sin embargo, veo este comic y veo un buen comic, desde luego no uno extraordinario.
Esto me lleva a mi principal motivo de queja, (aparte de la historia sobre lo que luego comentaré), en realidad es la periodicidad que Marvel ha planteado para este comic. A continuación, indico las fechas en que se publicaron cada una de sus grapas y el contenido de las mismas, a lo que hay que añadir los extras que antes comentaba.
| N.º | Publicación | Páginas historia | Complemento |
| 1 | OCTUBRE 2022 | 28 | no |
| 2 | NOVIEMBRE 2022 | 24 | no |
| 3 | DICIEMBRE 2022 | 26 | no |
| 4 | FEBRERO 2023 | 16 | 12 páginas |
| 5 | MAYO 2023 | 16 | 11 páginas |
| 6 | SEPTIEMBRE 2023 | 22 | no |
| 7 | ENERO 2024 | 26 | no |
Compré los dos primeros números de esta miniserie en el puente de la Constitución de Diciembre de 2022. Tras casi 30 años oyendo hablar de esta miniserie, pensar que podría leerla por fin resultó una pasada. Y no he terminado de leer la serie hasta los últimos días de Enero de 2024. 13 meses para publicar las 5 grapas pendientes. En estos meses, la emoción o incluso el interés han ido decreciendo paulativamente a medida que las salidas de las diferentes grapas se iba demorando. Y sobre todo, con el contenido de las mismas.
Los tres primeros números remasterizados, los primeros 2 publicados por Eclipse más el tercero que estaba hecho pero nunca vio la luz, tienen en la edición de Marvel 28, 24 y 26 páginas de historia. Los problemas llegaron a partir del cuarto número, en el que nos encontramos 16 páginas de historia con 12 páginas de complemento con un reprint de una historia antigua que se siente como un relleno absurdo sacacuartos que justifique las páginas de la grapa y con ello el precio de portada. El mal feeling continuó con el quinto número. Porque aparte de los tres meses de espera, el bajón fue doble al comprobar que, de nuevo, Marvel nos colaba 16 páginas de historia con 11 añadidas con otro reprint. Teniendo en cuenta que la miniserie de los 90 estaba prevista que tuviera 6 números y la historia es la misma, lo que supongo que sucedió es que Gaiman y Buckingham debieron pensar que narrativamente quedaría mejor si añadían algunas páginas adicionales a la parte central de la historia. Y Marvel pensó que en lugar de publicar un cuarto número de 32 páginas de historia, sería mejor dividirlo en dos, alargando la colección hasta las 7 entregas.
Esto es suposición, pero veo que los números 6 y 7 ya vuelven a tener una extensión normal de una grapa, con 22 y 26 páginas respectivamente. Además, dentro de no tener unos cliffhangers de vida o muerte, por decirlo de alguna manera, en general sí hay unos buenos finales en todos los números excepto en el cuarto, que es justo el que aparentemente se desdobló. El cliffhanger es flojo porque no estaba pensado que hubiera uno ahí para empezar.
La «estafa» del sacacuartos que Marvel se ha sacado de la manga conecta con lo que de verdad me molesta de esta edición, y es que Marvel no solicitara la serie una vez la colección estuviera completa y tuvieran asegurada la salida mensual de todas las grapas. En realidad, si estos comics se hubieran publicado mensualmente y en abril-mayo de 2023 se hubiera completado su publicación, estoy seguro que no le estaría poniendo estos reparos. Los 4 meses de espera entre números me parece una pasada inaceptable.
Escuchando podcasts y entrevistas a autores de comic he descubierto que esto que parece tan obvio, no empezar a publicar una miniserie hasta que los autores no la hayan terminado (sobre todo pensando que hablamos de un comic antiguo no conectado con ninguna continuidad del Universo Marvel), resulta que no siempre es posible ni es tan fácil de cumplir. Igual Marvel necesitaba publicar algo en 2022 para poder justificar algún pago de royalties a Gaiman y Buckingham ya realizado, y esto obligó a empezarla estando a mitad. Aún a sabiendo que la salida de los siguientes números estaba en el aire.
Al mismo tiempo, en un mundo ideal los artistas y escritores deberían poder desarrollar su trabajo sin estar presionados por plazos de entrega, de forma que su creatividad podría volar libre de ataduras. Pero en el mundo real cuando alguien tiene todo el tiempo del mundo y ninguna presión acaba no realizando el trabajo, entre otros motivos porque se centre en otros encargos que sí estén sujetos a un plazo de ejecución. En varias entrevistas he escuchado a editores e incluso artistas comentar que son plazos de entrega son imprescindibles, sobre todo en el mainstream. Porque obliga a empezar y, sobre todo, a terminar los comics.
Comentaba al comienzo que me gusta el dibujo de Buckingham, pero que en ningún caso se justifican los 4 meses de espera entre números. Pero en realidad no tengo claro que estas demoras injustificables sean achacables a Buckingham, un artista que durante más de 25 años ha trabajado en infinidad de colecciones mensuales como Shade, The Changing Man, Hellblazer o Fábulas. De hecho, se me hace difícil pensar que pueda tardar tres meses en dibujar 16 páginas de una grapa. A no ser, claro, que esté al mismo tiempo trabajando en otras cosas. O que en realidad el retraso lo provocara Gaiman no entregando los guiones a tiempo. Algo que ya pasó en otro de los últimos comics de Gaiman, la miniserie Sandman Obertura con J.H. Williams III y Dave Stewart. En los años 90 igual la historia de Miracleman le interesaba mucho a Gaiman, pero 30 años después es hasta normal que esté a otras cosas que le atraigan más y no encontrara el momento de sentarse a escribir para terminar este comic. Empezando porque al final Miracleman es un trabajo de encargo y seguro gana mucho más con sus novelas o con la producción de las series de televisión de Good Omens en Prime y Sandman en Netflix.
Y hablando de Neil Gaiman, es interesante recordar que esta historia fue escrita por un Gaiman primerizo que aunque ya llevaba algún tiempo escribiendo Sandman no era es escritor super estrella que es ahora. En ciertos aspectos, me parece interesante comprobar que al igual que en Sandman, el teórico protagonista Miracleman es un secundario en su propio comic al convertirse The Silver Age en el contenedor donde poder contar otra historia que le interesa más. De hecho, esto no es nuevo, ya que en la miniserie Apocrypha publicada por Eclipse ya empleó esta misma técnica para contar historias de personas de todo el mundo.
La resurrección de Young Miracleman en un mundo que no reconoce como suyo con unos familiares convertidos en dioses vivientes en la tierra es el punto de partida para The Silver Age. A partir de ahí el joven Dickie Dauntless inicia un viaje para descubrir su origen real, al ser sus recuerdos una mentira implantada por el villano Doctor Gargunza. Lo que plantea Gaiman en estas páginas es una historia correcta bien desarrollada que quizá se siente demasiado obvia y evidente si has leído los comics previos y sabes de donde vienen los personajes. Porque al final Dickie descubre que fue abusado sexualmente de niño cuando vivía en la casa de acogida, al venderle sus tutores a ricos depravados. Un drama tremendo que conecta con los abusos que Johnny Bates (Kid Miracleman) sufrió en su identidad humana y que desencadenó su transformación que provocó la masacre de Londres en la etapa de Alan Moore.
Comentaba que Miracleman se convierte en el secundario de su propio comic. Pero es mucho más, porque en The Golden Age es un Dios en teoría omnipotente que en realidad es un pelele sin criterio propio que se deja influir por los demás. De hecho, se muestra tan altivo que parece muy alejado de la raza humana que se supone defiende y protege, hasta el punto de parecer antipático. Pero mucho peor es lo de Miraclewoman, que es directamente una estúpida caprichosa cuyo mal juicio hacia Young Miracleman provoca todo el conflicto. De hecho, llego incluso a pensar si no es mal juicio, sino que está aburrida y plantea algo que sabe va a provocar un problema como forma de entretenerse, lo cual es obviamente algo mucho peor.
El giro de The Golden Age sucede cuando Miraclewoman opina que Young Miracleman no se adapta al nuevo mundo porque está enamorado de su mentor y es un homosexual reprimido. Y la forma de hacer que se enfrente a esta realidad es hacer que Miracleman le bese sin avisarle. Esta mala idea obviamente sale mal y lanza a Dickie a un viaje a ninguna parte que acabará convirtiéndose en una búsqueda de sus orígenes. El momento en el sexto número en el que Meta-Maid, la compañera de viaje de Dickie, le pregunta si le puede dar un beso es un momento super bonito y emocionante, al ser la primera vez que alguien le pidió permiso para hacerlo, cosa que ninguno de los violadores hizo nunca. Y que explica el shock que le supuso a Dickie cuando Miracleman le dio un beso sin permiso. No es un tema de ser un beso entre dos hombres, sino que hace que recuerde todas las violaciones sufridas cuyo recuerdo estaba reprimido en su psique.
La serie presenta una idea rompedora en los años 90, al mostrar a los «hijos» superpoderosos de Miracleman como jóvenes nada heroicos que se dedican a una vida ociosa y edonista. El comic arranca con dos jóvenes jugando a luchar contra un «supervillano» destruyendo una ciudad. Y Meta-Maid nos muestra que su vida antes de conocer a Dickie es una sucesión de fiestas de alcohol y sexo. Dickie conoce a Richard Williams, la única persona que renunció a sus poderes al convertirse en un ser superpoderoso que no tenía ninguna función ni objetivo en el mundo. Esto sugiere que en esta teórica utopía las cosas no son tan perfectas como podría parecer, a pesar de haberse eliminado el hambre y la pobreza del mundo. Porque una sociedad con personas sin objetivos puede ser un ejemplo de unos cimientos que igual no son tan sólidos como podrían creer.
La portada del número 7 anticipaba un combate entre Miracleman y Young Miracleman como gran final de esta miniserie. Y en realidad no es una sorpresa que ese combate no llegue a producirse al ser Gaiman poco dado a batallas, optando por finales más pausados. Dicho esto, no se puede negar que este final resulta super anticlimático y ayude a la sensación decepcionante que me dejó el comic. El beso de Miracleman ha creado una distancia insalvable con Dickie que ya no tiene solución. Pero el diálogo en el que Young Miracleman explica su motivación me ha parecido super gratuito, al no aceptar una utopía simplemente por haber sido creada por Miracleman.
La sorpresa final en el que la psique de Johnny Bates sigue presente en la mente de Dickie es un giro que parece planteado para dejarte con ganas de más comics de Miracleman, pero en mi caso diría que no me ha acabado de funcionar. The Silver Age ha sido una historia correcta bien dibujada, pero no he conectado con este mundo a pesar de ser Dickie Dauntless un personaje interesante aunque dentro del cliché.
Miracleman: The Silver Age es un comic que había provocado unas expectativas imposiblemente altas de satisfacer, al plantearse la posibilidad de leer una historia inconclusa desde hace más de 25 años calificada como «mítica» que continuaba el histórico comic de Alan Moore. Lo digo porque soy el primero que siento que es injusto estar decepcionado con que un comic esté «bien sin más», cuando en realidad Gaiman y Buckingham solo buscaban crear un buen comic, no uno que parece que tenga que marcar un antes y un después en la historia del medio. Pero aunque lo entiendo intelectualmente, no puedo evitar que emocionalmente el comic me haya dejado así.
También hay que decir que en realidad fue Marvel la que vendió la colección como un comic histórico que todo lector debía leer si o si. En publicidad se generan muchas hipérboles, pero no es como si todo fuera una película que los lectores nos hemos montado en la cabeza. Marvel sin duda tiene una responsabilidad en crear este hype que acabó en frustración al no ser capaz de publicar las grapas de forma razonable.
Me doy cuenta que si Panini publica este comic en un tomo en España los lectores no van a sentir estas apreciaciones que he sentido con la lectura individual en grapa. Y es más que posible que pueda gustaros mucho. Pero en mi caso, la experiencia se vio lastrada por estos aspectos que he desgranado en esta entrada. Y ahora que me llegó el séptimo número, volví a leerle la serie de un tirón y la sensación que me dejó ha sido un «pues bueno, sin más».
Aparte del final anticlimático marca de la casa Gaiman, el comic me ha generado otra gran duda, dado que se indica que estos sucesos van a continuar en la siguiente miniserie, The Dark Age, que se supone que cerrará la historia. Teniendo en cuenta que Marvel solicitó por primera vez The Silver Age en ¡2017! y tardó cinco años en que el comic viera la luz, no tengo claro el tiempo que pueden tardar Gaiman, Buckingham y Bellaire en ponerse con este comic. Si es que llegan a hacerlo, al ser una historia que ya no les pone. Quiero ser positivo y pensar que The Dark Age llegará a publicarse, pero confío que cuando lo haga Marvel hará las cosas bien y no la solicitará hasta que no esté completa. Lo que nos puede llevar a varios años de espera para un comic con el que en realidad no he llegado a conectar.
Comparto las primeras páginas del comic:
Precisamente por ser un comic sólo correcto, Miracleman: The Silver Age ha sido una importante decepción.
PUNTUACIÓN: 6/10
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