The Night Manager es una serie de la BBC basada en una novela de John Le Carré y protagonizada por Tom Hiddleston y Hugh Laurie. La serie plantea un tema de rabiosa actualidad como es la venta de armas de países desarrollados hacia zonas de conflicto y me ha resultado muy entretenida.
¿De qué va The Night Manager? Esta serie de 6 episodios nos cuenta como Jonathan Pine (Tom Hiddleston), ex soldado británico veterano en Irak es reclutado por la agente Burr (Olivia Colman), de los servicios de inteligencia, para infiltrarse en la red de un traficante de armas internacional liderada por Richard Onslow Roper (Hugh Laurie). Tras abandonar el ejército, Pine es recepcionista de hotel y tiene un pasado y una cuenta que saldar con Roper, aunque él ni siquiera lo sabe.
Tom Hiddleston es un gran actor. A menudo su papel de Loki en las pelis Marvel hace que se nos olvide, pero en esta serie derrocha carisma y presencia en pantalla. El ES la serie y gracias a su genial interpretación, la historia nos engancha y nos mantiene en vilo. Hombre de pocas palabras, tiene un fuerte código ético que le hace levantarse ante las injusticias aunque pueda costarle la vida, cosa que no todos hariamos. Su personaje sería una especie de 007 anclado en el mundo real y despojado de todos los elementos fantásticos y cinematográficos.
Hugh Laurie interpreta perfectamente el papel de un magnate despiadado que interpreta un papel de filántropo de cara a los medios de comunicación mientras se enriquece con el dolor de los menos favorecidos. Un potentado que tiene comprado a todo el establishment y contra el que parece imposible luchar. Su caída dependerá de un outsider, alguien que no aparezca en el radar de las agencias internacionales de espionaje, y que pueda entrar en el círculo interno del malvado Mr. Roper.
La serie mantiene el tono realista y un poco cínico de las obras de John Le Carré, y te crees perfectamente que actitudes como las que vemos puedas estar sucediendo hoy en día. Jonathan Pine es un espía infiltrado tal y como son los espías de hoy día (supongo), sin gadgets mágicos que salvan al héroe en todo momento y solo teniendo su inteligencia e ingenio como armas para sobrevivir.
Comparto el trailer de esta serie, aunque como en otras ocasiones casi te recomendaría que no lo vieras y que empezaras a ver esta serie conociendo lo menos posible de ella:
The Night Manager es una serie perfecta. Sus 6 episodios van al grano y al mismo tiempo permite desarrollar la compleja historia y conocer la psicología del protagonista protagonizado por Tom Hiddleston. Si te gustan las películas de espías con un tono realista y sin fantasmadas, esta serie es para ti.
Por fin podemos volver a ver en la pantalla grande a Jason Bourne, de nuevo protagonizado por Matt Damon y dirigida por Paul Greengrass. Nueve años han pasado desde El Ultimatum de Bourne, su última película, y cuatro desde el fallido intento de reinicio de la franquicia protagonizado por Jeremy Renner (El Legado de Bourne, Tony Gilroy 2012).
Tenía bastantes ganas de ver esta película, por un lado por la indudable calidad de la trilogía de Bourne cuyo estilo ha influido claramente en el cine de acción de la última década, y por otro por el horrendo verano cinematográfico que estamos padeciendo, con una sequía de películas interesantes como hacía años que no sufríamos.
¿Habrá estado Jason Bourne a la altura de las expectativas?
El argumento sin spoilers de la película gira en torno al descubrimiento por parte de Nicky Parsons (Julia Stiles), antigua agente de la CIA que ayudó a Bourne en el pasado, de información relativa al pasado de Jason que cambia todo lo que él creía hasta ahora sobre su reclutamiento en el programa Treadstone de la CIA. Tras abandonar la agencia, Nicky se ha convertido en una hacker que busca sacar a la luz todos los trapos sucios del gobierno al igual que Edward Snowden hizo hace unos años. Y cuando la CIA descubre el hackeo, encontrar a Jason Bourne antes de que la atrapen se convierte en una carrera contra el reloj que sacará a la luz secretos ocultos durante décadas.
Por su parte, Bourne malvive oculto en Europa siempre en movimiento, participando en peleas de boxeo ilegales que le proporcionan dinero en efectivo que le permite permanecer off-the-grid. Pero a pesar de conocer su pasado, algo no le permite pasar página y encontrar la paz.
Paul Greengrass vuelve a la franquicia para dirigir al personaje creado por Robert Ludlum por tercera vez, y mantiene las señas de identidad de su filmografía. Sus escenas de acción siguen rodadas con cámara en mano que te coloca en el medio de la acción y trasmiten una gran sensación de frenetismo y energía. Además, mantiene intacto su enorme poderío visual y una increíble planificación que consigue que cada plano de las dos escenas principales de la película de Atenas y Las Vegas sean brutales. A sus 60 años sigue manteniendo las ideas muy claras y en lo relativo al rodaje y concepción visual, sigue en muy buena forma.
Matt Damon repite como Jason Bourne, el amnésico agente de la CIA que creyó haber recordado todo lo relativo a su pasado y a su incorporación al proyecto Treadstone que le convirtió en un super agente y en un ejecutor para la agencia. A pesar de llevar años huido, su pasado no ha dejado de acosarle y no es capaz de vivir en paz. Para esta película, Damon realiza también labores de productor, lo que indica su mayor implicación en el proyecto, o la posibilidad de cobrar un cheque mayor. O ambas cosas a la vez.
Y repite también Julia Stiles como Nicky Parsons, la agente de la CIA que ayudó a Bourne en el pasado y que tras abandonar la agencia busca enmendar parte del daño que ayudó a causar intentando que la verdad salga a la luz.
Tommy Lee Jones interpreta al Director de la CIA Robert Dewey, que sabe mucho del pasado de Bourne. Jones realiza su habitual interpretación de tipo duro y estoico en la que siempre está bien, aunque me sorprendió lo mayor que está. Aunque claro, para tener 70 años, aún se conserva bien.
Alicia Vikander es Heather Lee, la responsable del departamento de Ciber-operaciones de la CIA que descubrirá el hackeo realizado por Nicky y que pondrá en marcha la caza del hombre.
Vincent Cassel es el Activo, un operativo de la CIA sin nombre que personifica las peores cualidades de los agentes de la CIA. Asesino sin remordimientos, vive para seguir las órdenes que le marcan sus superiores, sin cuestionarse en ningún momento si lo que está haciendo es lo correcto.
Por último, Riz Ahmed interpreta a Aaron Kalloor, creador y CEO de Deep Dream, un Facebook ficticio que permite a la película tocar muy, muy de pasada la lucha que se vive actualmente entre el intento de control de los gobiernos de Internet y las Redes Sociales y nuestro derecho a la privacidad. La conocida dicotomía entre Seguridad versus Libertad.
Lo positivo de la película es que es muy entretenida y que técnicamente es impecable. Después de todos estos años, mola volver a ver a Jason Bourne en acción y que se mantenga en buena forma a pesar de los años transcurridos.
Sin embargo, la película globalmente no llega al nivel de las anteriores en ningún aspecto, aunque no es un mal entretenimiento.
El primer gran pero de la película es el propio paso del tiempo. La saga de Bourne ha marcado en la última década la forma de rodar películas de acción, con una influencia similar a la que Matrix tuvo con su estreno en 1999. Pero en esta década, como pasó con la película de los Wachowski y su bullet-time, hemos sido inundados con películas con escenas casi copiadas de acción brutal rodada cámara en mano casi en primera persona. Y quizá este tipo de narración ya está muy vista y no llegue a sorprendernos en ningún momento, muy al contrario, sobrevuela una sensación de que estamos viendo algo que ya conocemos, y lo peor, que antes molaba más.
Por otro lado, la película tiene 2 grandes sets de acción en Atenas y Las Vegas, que son espectaculares y que consiguen dejarte con la boca abierta en varios momentos. Las dos escenas son brutales, pero parece que Greengrass se recrea demasiado en ellas y te dejan sensación de que las ha alargado demasiado y hacen que la trama no avance, interrumpiendo la historia durante demasiado tiempo.
Historia que por otra parte se puede resumir en un argumento contado en 5 minutos que parece que está construido alrededor de estas escenas de acción y no al revés, y que repite tópicos ya vistos anteriormente en la franquicia que no sorprenden. En este sentido, en guión del propio Greengrass y Christopher Rouse traza muchos caminos comunes y parece que ha sido escrito de forma mecánica y con el piloto automático puesto, sin trasmitir verdadera pasión.
Además de la gran endeblez de la historia, hay un intento deliberado por dar cierta sensación de trascendencia a la historia mencionando sucesos del mundo real como el hackeo de Snowden, situar una de las principales escenas en medio de revueltas sociales en Atenas, o con la trama de Deep Dream y el intento del gobierno americano de controlar el tráfico de información en Redes Sociales. Pero solo nombrar estos asuntos de actualidad sin intención de desarrollarlos hace que la historia fracase todavía más. Por no hablar de la multitud de locuras argumentales para hacer avanzar la acción de un lugar a otro como si de una peli de James Bond se tratara, o un climax en el que deberían haberse esforzado un poco más y que parece que fueron a lo fácil.
Por otro lado, todos los personajes son solo arquetipos ya vistos miles de veces en este tipo de películas: El bueno atormentado, la amiga del bueno, el ejecutivo malo malísimo con una agenda oculta o el asesino de la CIA sin piedad. A pesar de todo, estos personajes sin matices funcionan gracias al buen hacer del elenco de actores.
El personaje que sin embargo no funciona es el de Alicia Vikander, precisamente al que parece que quieren darle un poco más de profundidad y relevancia para el futuro. Vikander es una excelente actriz que siempre sale bien en pantalla, pero sus motivaciones no están bien construidas y consiguen marear al espectador al hacerla cambiar de bando en varias ocasiones sin ninguna justificación. Ahora ayudo a Bourne, ahora intento matarle. Un fail como una casa.
En el Hollywood actual estamos viendo el surgimiento de muchos personajes femeninos fuertes de motivación ambigua que ofrecen un contraste frente al héroe puro. Me viene inmediatamente a la cabeza a Ilsa Faust, interpretada por Rebeca Ferguson en Misión Imposible 5 el año pasado. Un personaje fuerte que está rodeada de misterio y que no sabes si es amiga o enemiga. Pues parece que esta misma fórmula es la que han copiado para Jason Bourne, en este caso con mucha menos fortuna.
Además, todas las películas de Bourne interpretadas por Matt Damon eran películas independientes con un principio y un final claro. Jason Bourne nos ofrece sin embargo un epílogo que más que cerrar la historia parece que quiere dejar abierta la posibilidad de una nueva trilogía, y que en lugar de dejarte con ganas de más, solo consigue acrecentar la sensación de decepción.
Parece que estoy siendo muy negativo sobre la película, y lo cierto es que como entretenimiento veraniego palomitero, la película funciona y cumple. Es quizá cuando entramos en el terreno de las expectativas cuando Jason Bourne cae y no aguanta el peso de su propio legado.
Comparto el trailer de la película para que os hagais una buena idea de lo que podeis esperar de Jason Bourne:
Jason Bourne es un correcto entretenimiento que parece un oasis en medio de uno de los peores veranos cinematográficos que recuerdo. Gustará a todos los fans de la saga aunque no puede evitar trasmitir claras señales de agotamiento. En cualquier caso, una más que correcta película que es mi recomendación de esta semana.
El puente de los espías, la última película de Steven Spielberg y Tom Hanks, es una película sensacional que sirve para recordarnos que estamos antes 2 artistas irrepetibles en la cima de su creatividad.
La película está ambientada a finales de la década de 1950 y primeros años 60, en plena Guerra Fría y con la construcción del Muro de Berlín de fondo, con una sociedad americana atrapada por el miedo a la destrucción nuclear y al enemigo comunista.
Aunque la película se anuncia como una película de espías, lo cierto es que me ha parecido más un drama histórico con espías y un retrato de esta época convulsa.
Narrativamente, me han gustado las múltiples facetas de la historia, casi como si de una sucesión de capítulos de un libro se tratara, que van añadiendo profundidad a la película.
La película arranca con la detención en Nueva York del espía ruso Rudolf Abel (Mark Rylance). Ante el inminente juicio, el gobierno quiere dar una apariencia de legalidad y de trato justo al enemigo, para lo cual contratarán como abogado de oficio a James Donovan (Tom Hanks), un recto abogado de Brooklyn (Nueva York), que aunque está especializado en seguros, participó en los juicios de Nuremberg como parte del equipo fiscal.
Lo interesante es descubrir que aunque Donovan intenta defender de la mejor manera a su cliente, ateniéndose a los preceptos de la ley, aunque sea para beneficio de un culpable, la realidad es que el juicio es una farsa y la condena estaba escrita de antemano. Y un honorable abogado que solo quiere que se respeten los derechos y valores de la constitución verá como es amenazado y casi acusado de traidor por sus vecinos.
Esta es para mi la mejor parte, ya que la situación de 1960 tiene muchos paralelismos al mundo contemporáneo en el que vivimos, en la que el debate sobre cuanta libertad estamos dispuestos a renunciar a cambio de mayor seguridad está más vivo que nunca. Y donde el poder de la propaganda convierte en enemigos irreconciliables a los que no opinan como nosotros.
La segunda parte de la historia implica la detención del piloto americano Francis Gary Powers (Austin Stowell), derribado mientras fotografiaba instalaciones rusas. Powers es condenado por espionaje de manera inmediata, con la amenaza de que pueda contar en cualquier momento sus conocimientos a los rusos.
La CIA encargará a Donovan viajar a Berlín en plena construcción del Muro de Berlín para negociar con los rusos el canje de prisioneros.
Pero un intercambio a priori sencillo se complica con la detención por parte del ejército de Alemania del Este de un estudiante americano que cursaba estudios en la Universidad de Berlín, siendo acusado injustamente de espía por las autoridades alemanas.
Técnicamente, la película es excelente. Spielberg se apoya en sus habituales colaborades Janusz Kaminskia en la fotografía, Michael Kahn en el montaje para realizar una película con un ritmo pausado que contruye perfectamente el mundo de la época, con sus luces y sus sombras.
El guión de Matt Charman y de los hermanos Ethan y Joel Coen me parece también muy acertado, contándonos una historia en la que realmente no hay bandos buenos o malos, sino personas que buscan defender su patria porque creen en lo que defienden. De hecho, quizá el único «villano» de la función, los únicos mezquinos de la película serían los agentes de la CIA, a los que solo les importa la misión, sin importar como llevarla a cabo o quién se queda en el camino.
Por primera vez en muchos años, la música no la realiza John Williams al estar ocupado con la B.S.O. de Star Wars. Thomas Newman realiza una partitura elegante y atmosférica, que casi nos hace olvidar al maestro.
3 años han pasado desde la última película de Spielberg, Lincoln, otra gran película con un registro muy diferente, y la verdad es que se le ha echado de menos. Y aunque ambas películas son muy diferentes, quizá si comparten una cierta temática en el sentido de que intenta resaltar como son los valores los que hacen grande a la nación, y si se abandonan, los americanos no serán mejores que cualquiera de sus enemigos.
Spielberg es un maestro, y con cada película nos sigue haciendo disfrutar, consiguiendo emocionarnos. En los últimos años, su estilo parece haberse refinado y simplificado, centrándose en contar la historia de la mejor manera posible huyendo de artificios o complejas ejecuciones técnicas, centrándose en la historia y el mensaje por encima de todo. Ójala podamos seguir disfrutando su trabajo durante muchos años.
Comparto con vosotros el trailer de la película:
Una película imprescindible para los amantes del buen cine, entendido como entretenimiento que consigue hacernos reflexionar sobre nosotros mismos.
Después de una serie de películas «serias», tenía ganas de ver una película divertida y gamberra, y Kingsman: Servicio Secreto, la nueva película del director y guionista Matthew Vaughn (X-Men: First Class, Kick-Ass, Stardust, Layer Cake) ha cumplido perfectamente su función, siendo una película tremendamente entretenida.
Kingsman: Servicio Secreto es una adaptación del comic del mismo título obra de Mark Millar y Dave Gibbons, comic del que el propio Vaughn es co-argumentista. Y como ya pasó en Kick-Ass, esta película mejora considerablemente el tebeo del que se inspira. Da la sensación de que el tebeo es usado como argumento general a partir del cual Vaughn, ayudado por Jane Goldman, ensamblan una buena película, ya que no solo cambia para bien muchos elementos del comic (como es el parentesco de los protagonistas), sino que tira a la basura los elementos más freaks que no funcionarían en cine (la escena inicial con Mark Hammil), creando una película con detalles muy bestias, pero que puede gustar a un público más ámplia.
Os estareis preguntando, ¿qué nos cuenta Kigsman?
Kingsman es una actualización de las películas de espías tipo James Bond que intenta dar un toque más fresco y actual a este tipo de películas. El concepto nació cuando el dúo Millar-Vaughn se preguntaron durante el rodaje de Kick-Ass como James Bond llegó a convertirse en el super-espía que vemos en las películas, suponiendo que debió pasar una fase de entrenamiento que no solo refinó sus dotes de asesino, sino también las de gentleman que domina cualquier reunión social y seduce a todas las mujeres que se crucen en su camino.
La película triunfa además de por una gran dirección de Vaughn, por un acertadísimo casting, que consiguen que sus personajes no solo cumplan en pantalla, sino que consigan lucirse durante las más de 2 horas de duración.
Colin Firth como el Kingsman Harry Hart (nombre clave «Galahad»), Taron Egerton, como el novato «Eggsy» Unwin, hijo de un compañero de Hart fallecido durante una misión y que está destinado a convertirse en un delincuente juvenil si nadie lo impide, Samuel L. Jackson como el malvado Valentine, una parodia del villano típico de película de Bond que no será para nada típico, Michael Caine como Arturo, el jefe de los Kingsman, o Mark Strong como Merlin el instructor de los jóvenes reclutas, trasmiten un enorme carisma en todas las escenas en que aparecen, y saben trasmitir un tono de diversión sin complejos que encaja perfectamente con el espíritu de la historia.
Otro aspecto que quiero destacar es que aunque la película «actualiza» las películas de 007, no busca reirse de este género, sino que se lo toma muy en serio y lo utiliza como base para construir su castillo de naipes… antes de hacerlo volar por los aires.
La sobria narración de Vaughn te mete inmediatamente en la acción, y al utilizar varios convencionalismos del género, como el reclutamiento, el entrenamiento, la misión del villano… parece que estés viendo algo conocido (cierto), pero con muchos elementos exagerados y divertidos que rompen las expectativas que tú mismo estabas creando en la historia.
Otro de los puntos fuertes de la película son sus escenas de acción, visualmente unas de las mejores de los últimos tiempos, que dejan constancia de la gran pericia de Matthew Vaughn, que ya demostró en sus anteriores Kick-Ass y X-Men: First Class.
Además, parece que continuamente intenta romper estereotipos, siempre optando por la opción más «over-the-top» posible, lo que le añade una dosis extra de diversión y de conocer que nueva punkarrada nos han preparado.
Hay una ligera crítica social en la película sobre las diferencias entre clases sociales existentes en Inglaterra en la actualidad. Y el mensaje «serio» de la película no deja dudas: No importa en qué cuna naciste, si te empeñas en algo, si crees que puedes conseguir algo en tu vida, tienes que luchar por tus sueños, o de lo contrario te verás condenado a vivir una existencia gris y triste. Algo aplicable a cualquier persona en cualquier lugar.
La película tiene una última hora brutal, que no deja títere con cabeza (literalmente), y en la que disfrutaremos, entre otras mucas cosas, de la genial batalla final entre Eggsy y la guardaespaldas de Valentine, Gazelle. Además, aprovecha para reirse de muchos de los clichés del género, como el villano y su plan maléfico o la típica escena de seducción del héroe a la belleza de turno, a modo de recompensa al final de la misión.
Si quereis pasar un buen rato, no lo dudeis, esta película es la que estabais esperando. Comparto con vosotros el trailer de la película:
¡Os la recomiendo!
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