Archivo de la etiqueta: Frank Herbert

Crítica de Casa Capitular Dune de Frank Herbert (Dune 6)

Termino mi lectura de la serie de Dune de Frank Herbert con Casa Capitular Dune, la sexta y última novela escrita por su creador Frank Herbert.

PUNTUACIÓN: 6/10

Sexta entrega de la extraordinaria saga «Dune», Casa Capitular abre insólitas dimensiones a na narración que está considerada la cumbre de la ciencia ficción contemporánea.

Las Honorables Madres se enfrentan, con sus terribles poderes, a la secular Bene Gesserit. Las revenidas Madres, ocultas y fortificadas en su planeta Casa Capitular, intentan revivir el viejo orden que les dio su antiguo poder en todo el universo. Un ghola de Miles Teg está siendo adiestrado para superar incluso a su poderoso antecesor.

La unión de Duncan Idaho y Murbella, cautivos ambos en la no-nave, puede arrojar luz sobre el traumático fenómeno de la Dispersión.

Esta sexta novela de la serie de Dune fue publicada en 1985 y fue la última que escribió Frank Herbert, que falleció un año después, en 1986. Con esta novela se cierra la serie de 3 trilogías que creó Herbert, aunque partir de 1999 su hijo Brian, junto al escritor Kevin J. Anderson, han publicado una nueva serie de novelas que amplían el mundo creado por Herbert.

Comparto a continuación mis reseñas de las anteriores cinco novelas, Dune, El Mesías de Dune, Hijos de Dune, Dios Emperador de Dune y Herejes de Dune.

Casa Capitular continúa los sucesos narrados al final de Herejes de Dune en los que la hermandad de las Bene Gesserit se encuentran en retirada ante la amenaza del exterminio a manos de las Reverendas Matres llegadas de la Dispersión. La Reverenda Madre Darwi Odrade, recién nombrada al final de Herejes es la gran protagonista, aunque la narración de Herbert va cambiando de punto de vista mientras seguimos al ghola Duncan Idaho, la Reverenda Matre Murbella, la hija del desierto de Rakis Sheeana o el revivido Miles Teg, que habita el cuerpo de un niño que aún tiene que despertar sus memorias de su vida pasada.

En cierto sentido, Casa Capitular se siente más como una segunda parte de Herejes que como una novela autónoma, algo sobre todo provocado por el no-final que tuvo la anterior novela, en la que en sus últimas 20 páginas mostraron un cambio cataclísmico e inesperado en el mundo de Dune. Y la sensación tras leerme las 630 páginas de la novela ha sido bastante decepcionante. Empezando por la elección de las Bene Gesserit como el punto de vista para contar la parte final de la historia que planteó Herbert. Una hermandad que ha dedicado su vida al control genético para buscar al hombre (o mujer) perfecto que lleva a la humanidad a nuevas cotas.

La novela toca como siempre temas interesantes como el determinismo o el libre albedrío, si tenemos que mirar hacia delante aunque eso signifique romper con la comodidad del presente o lo que manda la tradición, y en general sobre el papel de los personajes mientras intentan enontrar su papel en este universo. Además, la transformación de Casa Capitular en un nuevo Arrakis plantea cuestiones sobre los cambios ecológicos y cómo afectan a los habitantes de este mundo. Y por supuesto, el contraste que ofrecen las frías Bene Gesserit que lo fían todo a la razón gracias a los recuerdos de sus vidas pasadas, frente a las violentas y emocionales Reverendas Matres. Todos esos elementos son interesantes analizando el conjunto.

Sin embargo, la narración no puede ser más aburrida, amplificando un problema que empecé a notar en la novela anterior, y es que tenemos una novelas de 600 páginas en las que el 99% del tiempo tenemos a gente hablando en lugar de hacer cosas realmente interesante. Y la evolución de los personajes en función de las cosas que van aprendiendo es interesante en conexión con los temas que destacaba antes. Pero al tercer (o quinto) diálogo redundante sobre el mismo tema, no pude evitar aburrirme ante lo que estaba leyendo. Y está claro que Herbert no planteó Dune con un espectáculo de acción, pero tener todo un universo por explorar y quedarnos confinados a un despacho en Casa Capitular mientras los personajes hablan me parece casi un pecado.

Herejes de Dune planteaba un nuevo escenario que me interesó, pero la lectura justo a continuación de Casa Capitular no ha sabido mantener el interés creado. Por personalizar algunos ejemplos de los problemas de esta novelas, hay personajes como Scytale de los tleilaxu o la propia Sheeana que NO han tenido ninguna incidencia en la historia y sus finales son un bluf total. Además, Herbert introduce una subtrama ¿con unos judíos ocultos? que tampoco va a ningún lado y cuyo sentido o metáfora no cabe duda que se me ha escapado. ¿Les pone como ejemplo de religión anclada en el pasado para la que es imposible avanzar? Yo lo interpreto así, pero vete tú a saber.

Sumado a esto, Herejes terminó con un hecho cataclísmico que sucedía fuera de plano que fue un anticlimax total. Esto vuelve a suceder en Casa Capitular, con un climax que dista mucho de serlo que sucede en apenas 20 páginas y que pasa todo un poco porque si. Herbert tenía muchas virtudes como escritor, pero crear historias con tensión dramática o cerrar las historias NO era una de ellas. Pero aparte de todo, es que el final de la historia de Herbert vuelve a ser un no-final, con un statu-quo cambiado para siempre que sin embargo no puede darme más igual. Aparte del hecho de tener una historia que propugna el libre albedrío y poder crear tu propio destino en el que va a seguir existiendo una organización que busca modificar la sociedad a partir de sus intereses particulares, lo que es de hecho una situación muy poco propensa para que se genere esa libertad de elección. Es decir, el final no acaba de dirigirse hacia la premisa que el propio Herbert planteaba como ideal.

Sinceramente, pensando en la lectura de estas seis novelas en perspectiva, creo que confirmo algo que ya recordaba de cuando leí las novelas por primera vez hace más de 25 años, las tres primeras son las realmente buenas buenas, con una segunda trilogía que baja un montón el nivel. En todo caso, no me arrepiento haber vuelto a leer estas novelas, que son clásicos absolutos de la ciencia ficción.

PUNTUACIÓN: 6/10

Espero vuestras opiniones en la zona de comentarios. Y si te gustó el artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales, y que te suscribas al blog para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones.

¡Un saludo a todos!

Crítica de Herejes de Dune de Frank Herbert (Dune 5)

El año pasado empecé la relectura de las 6 novelas de Dune de Frank Herbert, y reconozco que terminé un poco saturado, por lo que paré tras Dios Emperador Dune, la cuarta novela. Retomo la lectura con Herejes de Dune, la quinta novela de la serie publicada en 1984.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Herejes de Dune es la quinta novela de la serie «Dune» de Frank Herbert, considerada la cumbre de la ciencia ficción contemporánea.

Esta quinta entrega de la serie prosigue con las aventuras de la estirpe de los Atreides en el fascinante planeta de arena. Nos hallamos en el futuro respecto a la acción de Dios emperador de Dune.

La expansión galáctica que siguió a la muerte de Leto ha terminado. Todos regresan al planeta madre, convertido de nuevo en el mundo inhóspito y seco de sus orígenes. El delicado equilibro entre las antiguas fuerzas está a punto de romperse. En este marco aparece un nuevo personaje: Sheeana, una chica que tiene el poder de invocar, controlar y conducir a Shaihulud, el gigantesco gusano de arena…

Frank Patrick Herbert nació en Tacoma, Washington (1920). Antes de comenzar a escribir ciencia ficción, tuvo varias profesiones, desde fotógrafo y cámara de televisión a pescador de ostras. En 1965 presenta la serie de libros «Las crónicas de Dune», con gran éxito de la crítica y del público, donde describe un mundo imaginario con su propia política, ecología y estructura social. La primera obra de la saga, Dune, tuvo un grandísimo éxito por parte del público y de la crítica y obtuvo los premios Nébula y Hugo, además del Premio Internacional de Fantasía, que compartió con El señor de las moscas de William Golding. Falleció en el 11 de febrero de 1986.

Aunque inicialmente Herbert había dado por finalizada la serie tras Hijos de Dune en 1976, la “presión” a manos de los editores, y el innegable interés por seguir cobrando unos cheques importantes, le hizo cambiar de idea. Y hay que reconocer que la publicación de las siguientes novelas significaron un nuevo éxito de crítica y de ventas para Herbert, estas se quedaron muy alejadas de la brillantez de su primera novela. Dios Emperador de Dune (1981), Herejes de Dune (1984) y Casa Capitular Dune (1985) completaron la serie, antes del fallecimiento de Herbert en 1986.

Herejes de Dune tiene lugar miles de años después de los sucesos narrados en Dios Emperador de Dune, novela en la que asistimos a la desaparición de  Leto Atreides II, el Tirano que controló el Universo durante milenios. Su muerte provocó la Dispersión que aseguraba la supervivencia de la raza humana mientras se expandía por la galaxia y, lo que es igual de importante, la posibilidad de crear una variedad que rompiera con el estancamiento genético que amenazaba a la humanidad.

Situar la novela tan alejada de los sucesos de la anterior novela es una ventaja, ya que tienes tabula rasa para plantear la historia que quiera el autor, pero también tiene el problema de tener que explicar de alguna manera la nueva realidad de la galaxia. Y la forma que tiene Herbert para hacerlo es utilizar a la Bene Gesserit para que sea nuestros ojos y oídos, contando con la familiaridad que tenemos los lectores de esta hermandad dedicada durante milenios a controlar las líneas genéticas para buscar al humano perfecto. Sin embargo, Herbert NO se para a explicar la sociedad, sino que nos pide un esfuerzo al lector al meternos de lleno en la nueva situación, teniendo que estar atento a los diálogos de los personajes que dan cierto contexto, desde luego no completo ni satisfactorio, a la geo-política de la galaxia, que es contada a cuentagotas.

Como en otras obras de Herbert, tenemos un protagonismo coral mientras seguimos en cada capítulo los viajes de varios personajes. En Gammu, antiguo Giedi Prime hogar de los Harkonnen, el Mentat Miles Teg intentará mantener con vida a un nuevo Ghola de Duncan Idaho, al que varias facciones quieren eliminar. La Imprimadora Lucilla de las Bene Gesserit busca no sólo despertar sus recuerdos de vidas pasadas, sino utilizar sus habilidades sexuales para controlarle y convertirse en un peón bajo el control de su hermandad.

En Rakis, antigua Arrakis, la aparición de la joven Sheeana que parece poder controlar a los gusanos de arena pone en marcha una lucha por el control del planeta. La Madre Superior Taraza de la Bene Gesserit manda a la Reverenda Madre Darwi Odrare a Rakis para que instruya a la joven en las enseñanzas de la hermandad, antes del inevitable enfretamiento contras las nuevas Reverendas Matres llegadas de la Dispersión con planes para controlar la galaxia o destruirla en el intento, y la Bene Teilax con sus eternos planes en la sombra.

Herbert consigue que la novela sea más interesante que Dios Emperador Dune, que reconozco que en algunos momentos se me hizo bola con sus interminables diálogos expositivos, y seguir los pasos de tantos personajes en localizaciones diversas ayuda a que la lectura sea más amena. Pero al mismo tiempo, durante gran parte de la lectura de sus 560 páginas hubo varios momentos en que notaba que había demasiado presentación de la nueva situación y bastante poco desarrollo y casi nulo desenlace. Y esto es así ya que luego recordé que Herbert escribió esta novela y su continuación Casa Capitular Dune casi al mismo tiempo, y unidas forman una historia completa. En las últimas 40 páginas de Herejes de Dune es cuando Herbert me sorprendió cuando nos muestra de qué va realmente la novela y qué situación busca plantear de cara a la siguiente novela.

La novela cuenta casi en primera persona lo que viven los diferentes personajes en cada momento. Esto hace que excepto por la aparición puntual del Maestro Walf de la Bene Teilax, a la historia le falta una verdadera sensación de amenaza, al no acabar de mostrar de forma convincente el peligro que suponen las nuevas Reverendas Matres, algo que, de nuevo, no veremos hasta prácticamente las últimas 40 páginas de novela. Pero, incluso en estos momentos, me pareció interesante que para Herbert el verdadero problema, el verdadero enemigo, no es una facción u otra, sino el estancamiento, la burocratización de la sociedad que la impide ir más allá y conseguir los logros a los que está destinado a llegar. Romper este círculo vicioso será tan importante o más que luchar contra las Matres.

También me sorprendió que frente a los teóricos protagonistas, los jóvenes Sheeana y Duncan Idaho, la novela está construida sobre los hombros del Mentat Miles Teg , la Bene Gesserit Odrare y la Madre Superiora Taraza. Y me han parecido unos personajes interesantes y complejos pero quizá demasiado «resabidos», casi pareciendo que están siempre tres metros por delante del resto por su extrema inteligencia y análisis certeros sobre los cambios que se están produciendo a su alrededor.

Herejes de Dune es café para muy cafeteros. Algo obvio teniendo en cuenta que estamos hablando de la quinta novela de una serie de ciencia ficción mítica. Si has llegado hasta aquí y sobreviviste a Dios Emperador de Dune, no hay duda que esta novela la vas a disfrutar y, como yo, tras leerla obligatoriamente querrás leer el final de la historia en Casa Capitular Dune. En unos días os daré también mis impresiones de esa novela, la última de Herbert antes de su fallecimiento.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Espero vuestras opiniones en la zona de comentarios. Y si te gustó el artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales, y que te suscribas al blog para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones.

¡Un saludo a todos!

Crítica de Dune Parte 1 de Denis Villeneuve

¿Puede Dune de Denis Villeneuve ser una buena adaptación de la primera parte de la novela de Frank Herbert y una mala película? Acaba de pasar, voy a intentar razonar mi punto de vista.

Arrakis, el planeta del desierto, feudo de la familia Harkonnen desde hace generaciones, queda en manos de la Casa de los Atreides después de que el emperador ceda a ésta la explotación de las reservas de especia, una de las materias primas más valiosas de la galaxia y también una droga capaz de amplificar la conciencia y extender la vida. El duque Leto (Oscar Isaac), la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de ambos, Paul Atreides (Timothée Chalamet), llegan al planeta con la esperanza de recuperar el renombre de su casa, pero pronto se verán envueltos en una trama de traiciones y engaños que les llevarán a cuestionar su confianza entre sus más allegados y a valorar a los lugareños, los Fremen, una estirpe de habitantes del desierto con una estrecha relación con la especia.

Denis Villeneuve es uno de los directores más interesantes de la actualidad. Prisoners, Enemy, Sicario y La llegada son películas notables de un autor que muestra un gran interés por el drama y la ciencia ficción, con un gusto estético sobresaliente. Y para mi, Blade Runner 2049 es una obra maestra absoluta. Cuando se confirmó que Warner le contrataba para hacer una nueva versión de Dune que sería contada en dos películas, no podía ser más feliz, y para mi era de largo la película más esperada del año. Aunque inicialmente pensé que Villeneuve había rodado las dos películas simultáneamente tipo Peter Jackson y la trilogía de El Señor de los Anillos, la primera sorpresa negativa que tuve fue cuando conocí que Warner sólo ha producido esta primera parte y aún no ha dado el visto bueno de la segunda, lo que en el mejor de los casos va a provocar que tardemos dos o tres años en poder ver la conclusión de la historia. Vaya bajón.

Dune es uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. La novela de Frank Herbert durante muchos años estuvo considerada la novela de sci-fi más vendida de la historia, y tras las 6 novelas escritas por Herbert, su hijo Brian junto al genial escritor Kevin J. Anderson han ampliado este universo con una nueva franquicia de novelas. La novela original de Herbert era increíblemente compleja, ya que además de crear un universo de casas casi feudales enfrentadas y seres con diferentes habilidades sobre humanas, trataba temas de ecología, mesianismo, selección genética o los problemas que el colonialismo salvaje provocaba en los pueblos autóctonos. Por este motivo, durante muchos años la novela se consideró imposible de adaptar al cine. A pesar incluso de la reivindicable película de David Lynch de 1984, que me parece un buen intento lastrado por la imposición de los productores de una duración inferior a las dos horas. La opción de este nuevo intento con dos películas de gran presupuesto, con los avances tecnológicos disponibles y un director de calidad como Villeneuve invitaba al optimismo, la verdad.

Para el colosal trabajo que supone adaptar la novela de Herbert a la gran pantalla, Villeneuve ha colaborado con el veterano guionista Eric Roth, guionistas entre otras de Forrest Gump, The insider, Munich, lo cual es una buenísima noticia, y Jon Spaihts, guionista de Prometheus o Passengers, lo que no me alegraba en exceso, a decir verdad.

La películas de 155 minutos de metraje ha contado con un importante presupuesto de 165 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los más importantes blockbusters del año. Villeneuve ha colaborado con el director de fotografía Greig Fraser y el montador Joe Walker. El ganador del Oscar por Mad Max Fury Road Mark Mangini se encarga de la edición de sonido, que es uno de los grandes valores de Dune, junto a la música de Hans Zimmer y el diseño de producción de Patrice Vermette.

Y si el elemento técnico es sobresaliente y crea una experiencia sensorial única que merece disfrutarse en pantalla grande, Villeneuve ha unido uno de los más grandes repartos de una película de gran presupuesto de los últimos tiempos. Timothée Chalamet es Paul Atreides, el heredero de la Casa Atreides y posible elegido. Rebecca Ferguson es Lady Jessica, la madre de Paul y miembro de las Bene Gesserit, una hermandad femenina dedicada al cruce genético de las diferentes familias del Landsraad con la esperanza de crear al Kwisatz Haderach, el elegido que llevará a la galaxia a su futuro soñado. Jessica es además la concubina del duque Leto, interpretado por Oscar Isaac, el señor de la Casa Atreides, una familia que pone el honor como su ideal máximo, y a la que el Emperador ha otorgado la extracción de la especia melange del planeta Arrakis, la sustancia más poderosa de la galaxia. Un regalo que acabará estando envenenado.

Charlotte Rampling es la Reverenda Madre Bene Gesserit Gaius Helen Mohiam, Decidora de Verdad del Emperador. Jason Momoa es Duncan Idaho, maestro de la espada de la Casa Atreides,​ Josh Brolin es Gurney Halleck, maestro de armas de la Casa Atreides y mentor de Paul. Zendaya es Chani, una joven fremen que se convertirá en interés romántico de Paul, mientras que Javier Bardem es Stilgar, líder de la tribu fremen en Sietch Tabr.​ Sharon Duncan-Brewster es la Dra. Liet-Kynes, ecóloga jefe de Arrakis al servicio del emperador. En el bando de los villanos, tenemos a los estupendos Stellan Skarsgård como el barón Vladimir Harkonnen, enemigo acérrimo de los Atreides y​ a Dave Bautista como su sobrino Rabban, al que el barón ordena que exprima todos los recursos de Arrakis.

Empezando por los elementos positivos, ¡TIENES QUE VER DUNE EN PANTALLA GRANDE!!! Denis Villeneuve ha creado una de las experiencias sensoriales más alucinantes que vivirás en una sala comercial este 2021, eso seguro. Uno de los elementos fundamentales de la ciencia ficción es el world-building, la creación de un mundo fantástico imaginario que los espectadores sintamos como real. En el caso de Dune, más que verlo en pantalla, su escala arquitectónica hace que sientas que estás entrando y formando parte de él. El diseño de producción de Patrice Vermette me parece fantástico y creo que se va directa a los Oscars. La ESCALA de Dune en todos los planos me muestra a un Villeneuve que busca crear un nuevo standard dentro de las adaptaciones de obras de ciencia ficción, sacando el máximo partido de las posibilidades físicas y tecnológicas que tiene a su disposición.

Y si el diseño de producción, el vestuario, y todo lo técnico en general me parece sobre saliente, el montaje de sonido de Mark Mangini realmente me ha parecido que está a otro nivel superior. La experiencia sonora de Dune, algo en lo que también cuenta la fantástica música de Hans Zimmer, es lo más alucinante que he disfrutado en mucho, mucho tiempo. Descubrir que Mangini fue el responsable de Mad Max me pareció todo un descubrimiento que explicaba muchas cosas. Si tenéis ocasión, no lo dudéis y pagad el extra que supone ver Dune en una pantalla premium con Dolby Digital (o similar).

La creación de Arrakis, Caladan o Gidi-Prime me parece fantástica y creo que si Herbert viviera estaría muy satisfecho con la creatividad de Villeneuve, que plantea en todo momento una escala monumental que consigue dejarte sin aliento con la belleza de sus imágenes. La espectacularidad y grandiosidad de los gusanos es otro de los pluses visuales de la película.

El reparto de Dune me parecía a priori una locura, en positivo, claro, excepto por un Timothée Chalamet al que le tengo una tirria especial. Una vez vista la película, Rebecca Ferguson me parece que nos regala una perfecta Lady Jessica tal y como te la imaginabas leyendo la novela, me ha encantado y es también de lo mejor de la película. A pesar de sus pocos minutos en pantalla, Oscar Isaac, Josh Brolin, Jason Momoa, Charlotte Rampling, Stellan Skarsgård, Dave Bautista o Javier Bardem aportan una presencia y un carisma alucinante que llena la pantalla. Hay que felicitar completamente al director de reparto, porque ha dado en el clavo completamente.

Zendaya está guapísima en pantalla en sus pocas apariciones en esta primera parte. Realmente no tiene ninguna opción de hacer nada importante porque la novela es así, aunque lógicamente su importancia crecerá en la segunda parte. Y vamos, que su papel era salir guapa con una belleza onírica y lo consigue de principio a fin.

Comentaba mi tirria hacia Timothée Chalamet, al que veo como un niñato snob de clase alta de Nueva York que mira a todo el mundo por encima del hombro. Igual Chalamet en la vida real es super humilde y una bellísima persona desde el punto de vista moral, que es guapo físicamente no se discute, pero las revelaciones que Woody Allen contó sobre él en su libro de memorias no me hace pensar que ese sea el caso. Sin embargo, debo reconocer que al menos en este Dune Parte 1, Chalamet hace un estupendo trabajo como Paul Atreides. El caso es que Paul en el libro era un personaje un pelín antipático mientras recorría el camino que tiene predestinado hasta convertirse en el Kwisatz Haderach. El lado repelente de Chalamet me parece que está perfecto para la débil y confundida versión de Paul que vemos en esta primera parte. Así que globalmente, el reparto de Dune me parece también un triunfo total.

Aunque debo reconocer que los 155 minutos de Dune se me hicieron un pelín largos, la complejidad de la historia justifica más que sobra la duración, con momentazos visuales increíbles cada pocos minutos que hacen que, globalmente, Dune sea una experiencia que, de nuevo, recomiendo a todo el mundo que disfrute en pantalla grande.

Llegados a este punto, os daréis cuenta que me está quedando una reseña super positiva, ¿verdad? Os estaréis preguntado si no os habré engañado con el polémico comentario inicial, porque si parara de escribir ahora, la nota claramente sería un sobresaliente.

Antes de comenzar con los elementos que no me han gustado de Dune, creo necesario recordar que mi experiencia cinematográfica con la película de Villeneuve está condicionada por el hecho que soy un gran fan de las novelas de Herbert y las he leído varias veces, y también revisioné el año pasado la versión de Dune de David Lynch, que la encuentro mucho mejor que las críticas que recibió en su día. En este sentido, a pesar que entiendo que una cosa es la novela y otra la película y que las diferencias son inevitables, no hay duda que me acerco a la propuesta de Villeneuve en parte comparándola respecto a lo anterior. Y la verdad es que tengo mucha curiosidad por saber qué opinará de la película alguien que no sepa nada de Dune.

A partir de quí, entramos en territorio de SPOILERS:

El caso es que Villeneuve ha optado por el espectáculo widescreen, y como comentaba ha cuadrado el mundo de Arrakis y nos da una experiencia sensorial única. Pero tan centrado estaba en el envoltorio, en la potencia visual, que se ha olvidado del corazón, de porqué la lucha entre Atreides y Harkonnen nos tiene que interesar y porqué deberiamos empatizar con el protagonista Paul Atreides, futuro MuadDib de los Fremen. Villeneuve ofrece una belleza arquitectónica que acaba resultando fría y vacía porque no ofrece elementos interesantes de los personajes.

Me quedo perplejo ante una película de dos horas y media que tiene tiempo de sobre para desarrollar las relaciones que sí quedaban claras en la novela y elije no hacerlo. Actores como Josh Brolin o el propio Oscar Isaac aportan su carisma de estrella y su presencia en pantalla, pero la película elije desaprovecharles, no sólo en lo relativo a los minutos en pantalla, sino en lo que estos personajes realizan proactivamente durante la historia. Excepto Jason Momoa al que le inventan una escena de acción para que lo flipemos con él y que no acaba de verse bien por el problema mal resuelto del escudo personal, el resto de grandes nombres están casi a modo testimonial. Y esto no es una imposibilidad técnica, es una decisión creativa que resta potencia al elemento humano de la historia. En este sentido, merece la pena destacar que los pocos momentos realmente emocionantes de la película no tienen lugar en el presente de Paul, sino es las visiones que tiene del futuro y en las que empieza a descubrir que tal vez sí sea el libertador predestinado de los Freman. Es un detalle que creo bes muy ilustrativo de los problemas de frialdad de la película.

Y claro que la novela de Herbert es también árida y el gran protagonista absoluto es Paul y el resto de personajes están tres y cuatro peldaños por debajo. Pero en la película no hay nada de la conspiración del Emperador, de la búsqueda del traidor en el palacio o de las motivaciones del propio doctor Yueh que resulta la clave de todo. Tampoco hay nada de la geo-política de la galaxia y de la crueldad de los Harkonnen que tan bien reflejada estaba en los libros. En esta primera parte de la novela de Herbert había una sensación de inevitabilidad ante el futuro de la casa de Atreides, casi como una tragedia griega de la que era imposible escapar, pero en la película no hay tensión ninguna y todo acaba pasando casi porque sí en momentos que quedan deslavazados.

Y es que Dune tiene, en mi opinión, un terrible problema de ritmo y de tensión dramática. Puse el ejemplo de la caída de los Atreides, pero realmente todo parecen escenas aisladas entre si que no buscan crear una intensidad dramática que alimente la siguiente escena y que nos dirija hacia un climax que resuelva la historia. Tenemos un montón de momentos bonitos individualmente que sólo por ellos merece la pena ver la película en pantalla grande, pero que no sirven a la narrativa mayor ni dirigen la historia hacia un hito. En este sentido, esta narrativa fallida por la falta de ritmo podría entenderse en una serie de televisión de X episodios, pero no es una película de gran presupuesto como es Dune.

De nuevo entiendo la complejidad de realizar una buena adaptación de Dune, y comentaba al comienzo que Villeneuve hace una buena adaptación de la primera parte de la novela porque la historia básica está mostrada en pantalla y la arquitectura y la escala de Arrakis ofrecen un gran espectáculo. Pero sin embargo, estos fuegos artificiales disimulan más o menos (menos) el hecho que de momento el contenido es endeble y Villeneuve no ha planteado adecuadamente los numerosos temas complejos que planteaba la novela. Al menos, no de momento. Hay un poco de anticolonialismo al comienzo y un poco de ecología, pero resulta demasiado poco.

Y aparte, queda la obviedad de una película que cuenta una historia que se queda a mitad y no termina. El elefante en la cacharrería, el traje del Emperador todo en uno. Volviendo al comienzo, yo le pido a una película que me cuente una historia con un principio y un final, con unos personajes carismáticos que hagan cosas interesantes que sean contadas con un ritmo adecuado que haga que la tensión dramática vaya aumentando hasta alcanzar un climax final satisfactorio. Climax que puede ser emocional o creado mediante un espectáculo de CGI. Y excepto en la parte de los personajes carismáticos, aunque más bien son los actores los carismáticos y no tanto los personajes, en todo lo demás la película naufraga en todo lo demás. Ni hay final, ni hacen cosas interesantes, ni hay tensión, ni ritmo, ni por supuesto un climax satisfactorio. Es por este motivo por el que opino que NO podemos considerar a Dune como una buena película.

Villeneuve podía haber planteado el final de Dune de alguna manera para dar cierta sensación de capítulo que se cierra, pero qué va. La película termina en ese momento como podía haberlo hecho 5 minutos antes o después, porque claramente no estaba en su ánimo dar un final, aunque sea parcial, a lo que ha contado en esta película.

Y yendo más allá de la película, es cierto que a última hora Warner ha incluido el «parte 1» al principio de la película, aunque en los trailers como el que luego compartiré no dicen nada al respecto. Tampoco en el poster de la película, por cierto. Es precisamente por este «1 de 2» que considero una estafa que Warner plantee hacer una nueva versión de Dune y ahora nos deje con la incertidumbre de si llegaremos a ver el final de la historia, al no estar de momento confirmada la segunda película y por supuesto el rodaje aún no tiene fecha prevista.

No es sólo el hecho que Warner (a través de New Line) produjera 3 películas de El Señor de los Anillos que se rodaron simultáneamente y que se estrenaron con un año de diferencia. Igual que El Hobbit. Matrix Reloaded y Revolutions se estrenaron con 6 meses de diferencia, al igual que, si no recuerdo mal, las dos últimas películas de Harry Potter que dividieron en dos «Las reliquias de la muerte». Cuando Warner divide en dos partes una historia, el estreno luego ha sido siempre inmediatamente a continuación. El único caso reciente en que esto no sucedió fue en IT, pero en ese caso Warner contó en la parte 1 toda la historia de los niños y el final de su pelea contra Pennywise si daba sensación de historia completa cerrada, con una segunda parte centrada en la vida de los niños años después cuando ya son adultos.

Me parece una tomadura de pelo que pongan la responsabilidad de rodar Dune en manos del público. Si quieres hacer Dune y aceptas las dos películas como la extensión adecuada, no entiendo que ahora Villeneuve afirme que la parte dos podría NO rodarse si esta primera parte no es el éxito que los ejecutivos de Warner esperan que sea. Porque aparte del COVID, la realidad es que HBO Max va a estrenar la película simultáneamente a su estreno en salas de Estados Unidos, lo que sin duda va a afectar su resultado en taquilla. Warner en este caso tiene la obligación moral con sus consumidores de rodar la parte dos pase lo que pase, y no hacerlo sería una de las peores cerdadas de mal pagador de la historia del cine del siglo XXI.

A lo anterior habría que sumar otro elemento que considero clave, y es que mucha gente no conecta con la ciencia-ficción. Dune es un clásico de la literatura, pero esta película al final es un remake de otra de 1984 que mucha gente igual tiene en casa en DVD o Blue-ray (yo, por ejemplo), y por tanto no sienten la necesidad de ver en el cine algo que ya conoce y ha visto. Si a eso le sumamos la casi nula promoción que ha hecho Warner, algo de nuevo incomprensible tratándose de un blockbuster de gran presupuesto, se da el caso que el amigo con el que fui a ver la película me comentó: Comentando con sus compañeras de departamento que iba a ver Dune, ninguna sabía qué era eso y cuando se enteraron de que era ciencia-ficción y explosiones, ninguna pensaba ir.

En el caso de Dune, que NO haya fecha de inicio de producción de la parte dos hace que en el mejor de los casos, aún empezando a rodar en 2022, el estreno no creo que pudiera realizarse hasta 2023, por lo que en el mejor de los escenarios posibles, Warner nos va a obligar a esperar dos años para ver el final. Pero dado que ahora mismo existe la duda sobre si esta parte 2 va a ser una realidad, puede darse perfectamente el caso que haya gente que NO querrá ver esta película ante la posibilidad que se quede colgada, cosa que de momento es lo que ha pasado. Cuando vayan a estrenar la segunda, si eso ya verá la primera, pueden pensar algunos. En el caso de Dune, creo que Warner ha vuelto a cagarla con su comunicación. Y van…

Comparto el trailer de la película:

A pesar de todo, la experiencia sensorial de Dune sobrepasa los problemas narrativos de la historia de Villeneuve. Es por esto que os recomiendo que vayáis a ver la película en la mejor pantalla posible. Espero que os guste.

PUNTUACIÓN: 7/10

Espero vuestras opiniones en la zona de comentarios. Y si te gustó el artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales, y que te suscribas al blog para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones.

¡Un saludo a todos!

Crítica de Dios Emperador de Dune de Frank Herbert (Dune 4)

Me había planteado leer las 6 novelas de Dune de Frank Herbert antes del estreno de la nueva versión cinematográfica dirigida por Denis Villeneuve. El retraso a 2021 provocado por la crisis del COVID hizo que levantara el pie del acelerador, pero finalmente encontré el momento para ponerme con Dios Emperador de Dune, la cuarta novela de la serie publicada en 1981.

PUNTUACIÓN: 7/10

Dios Emperador de Dune es la cuarta entrega de la fascinante saga de ciencia ficción de Frank Herbert. Esta cuarta entrega de la saga «Dune» centra su trama en la figura mesiánica de Leto Atreides II (hijo de Paul Atreides, héroe cuya estirpe hunde sus raíces en la legendaria casa griega de los Atridas) y nos lleva, a través de diversos dilemas éticos, a comprender los mitos que necesita la humanidad y a los héroes que los encarnan. El futuro, en el mundo de Dune, pertenece solo a los que son capaces de pensar por sí mismos.

Esta saga apasionante plantea por primera vez de forma completa, racional y convincente todo un mundo absolutamente diferente del nuestro. Sus referencias a los problemas ecológicos, el poder de las drogas y la fuerza de los mitos la han convertido en una obra de culto para millones de lectores en todo el mundo.

Frank Patrick Herbert nació en Tacoma, Washington (1920). Antes de comenzar a escribir ciencia ficción, tuvo varias profesiones, desde fotógrafo y cámara de televisión a pescador de ostras. En 1965 presenta la serie de libros «Las crónicas de Dune», con gran éxito de la crítica y del público, donde describe un mundo imaginario con su propia política, ecología y estructura social. La primera obra de la saga, Dune, tuvo un grandísimo éxito por parte del público y de la crítica y obtuvo los premios Nébula y Hugo, además del Premio Internacional de Fantasía, que compartió con El señor de las moscas de William Golding. Falleció en el 11 de febrero de 1986.

Frank Herbert publicó Dios Emperador de Dune, la cuarta novela de Dune , en los Estados Unidos en 1981, y llegó 4 años más tarde a España, edición que es la que poseo. Aunque inicialmente Herbert había dado por finalizada la serie tras Hijos de Dune en 1976, la “presión” a manos de los editores, y el innegable interés por seguir cobrando unos cheques importantes, le hizo cambiar de idea. Y hay que reconocer que su publicación significó un nuevo éxito de crítica y de ventas para Herbert, que aún publicaría dos novelas antes de fallecer: Herejes de Dune (1983) y Casa Capitular Dune (1985).

Dios Emperador de Dune es un cambio de rumbo para la saga literaria, con un Herbert obsesionado por transmitir el mensaje que el futuro no está escrito, y sólo la imaginación y las nuevas ideas serán lo que conseguirán que la humanidad prospere. De hecho, hay una frase super potente que literalmente dice en la novela que “la mayoría de la gente cree que un futuro satisfactorio exige el regreso a un pasado idealizado, un pasado que de hecho nunca existió”. Algo que es precisamente lo que hay que combatir y que mirado con ojos de 2020 explica en parte la obsesión de nuestra sociedad de consumo por la nostalgia y el reciclaje de ideas ya vistas que sean confortables para el espectador.

En este sentido, la novela cuenta con un montón de citas al comienzo de cada capítulo con reflexiones de Leto II sacadas de sus memorias robadas que transmiten ideas casi más poderosas que la historia principal. Y eso es lo mejor y lo peor de la novela, porque hay una idea central muy poderosa que es lo que motiva todos los actos de Leto, que tras 3000 años de poder absoluto en la galaxia y un conocimiento casi profético de los sucesos del pasado y el futuro. La soledad de Leto al ser más gusano que hombre y encontrarse fuera de la raza humana, su búsqueda para evitar a la humanidad un estancamiento genético con un plan imposible de entender para los que le rodean, y el hecho que esto le lleve hacia un tormento inevitable, me parece elementos super interesantes.

Sin embargo, esta ideas se desarrollan mediante interminables diálogos de Leto con los principales personajes: Moneo su primer ministro y mayordomo, Siona la hija rebelde de Moneo, el ghola Duncan Idaho, copia genética del antiguo amigo y guardaespaldas de Paul Atreides, y Hwi Noree, la nueva embajadora Ixiana diseñada para hechizar a Leto, al ser su alma gemela. Estos diálogos, aún siendo interesantes, se me han hecho repetitivos al girar siempre sobre este concepto y la forma en que cada personaje debe asumir su papel en el plan de Leto, dado que todo, incluso la rebelión se ha desarrollado de acuerdo con sus designios (citando al Emperador en El Retorno del Jedi).

Esta reflexión que Herbert ha realizado en todas sus novelas sobre las figuras mesiánicas y en qué momento un ser “humano” se convierte en una divinidad me parecen interesantes y nadie ha tocado estos temas en la ciencia ficción como Herbert. Sin embargo, globalmente me parece que este Dios Emperador de Dune es la novela menos buena de Dune de las que he leído hasta ahora.

En todo caso, igual que digo esto, sigo empeñado en leer las dos novelas restantes escritas por Herbert, espero que tras el final de ésta las que quedan nos dirijan por nuevos caminos y quien sabe si incluso nuevas localizaciones.

PUNTUACIÓN: 7/10

Gracias por leer este post. Y tu, ¿has leído esta novela? Espero tus comentarios. Y si te gustó el artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales y que te suscribas para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones.

¡Saludos a todos!

Crítica de Hijos de Dune de Frank Herbert

Hijos de Dune es la tercera novela de Frank Herbert ambientada en el mundo de Dune y la que cerró la primera trilogía del autor. Una novela en la que recupera el pulso y la profundidad argumental de la primera novela.

PUNTUACIÓN: 8/10

Hijos de Dune es la tercera novela de la serie «Dune» de Frank Herbert, una obra maestra unánimemente reconocida como la mejor saga de ciencia ficción de todos los tiempos.

Leto Atreides, el hijo de Paul -el mesías de una religión que arrasó el universo, el mártir que, ciego, se adentró en el desierto para morir-, tiene ahora nueve años. Pero es mucho más que un niño, porque dentro de él laten miles de vidas que lo arrastran a un implacable destino. Él y su hermana gemela, bajo la regencia de su tía Alia, gobiernan un planeta que se ha convertido en el eje de todo el universo. Arrakis, más conocido como Dune.

Y en este planeta, centro de las intrigas de una corrupta clase política y sometido a una sofocante burocracia religiosa, aparece de pronto un predicador ciego, procedente del desierto. ¿Es realmente Paul Atreides, que regresa de entre los muertos para advertir a la humanidad del peligro más abominable?

Frank Herbert escribió esta novela en 1976, y fue serializada en la revista  Analog Science Fiction and Fact antes de la publicación del libro, cuyas ventas de más de 75.000 ejemplares lo convirtieron en el primer hardcover best-seller de la historia en lo referido al género de la ciencia ficción. Esta novela marcó el final de la primera trilogía de Dune, e inicialmente significó el final de la historia para Herbert, aunque apenas 5 años después publicó Dios Emperador Dune (1981), indicando que tenía más historias que contar de este Universo, y que los ingresos que recibía por sus novelas eran considerables y no quería renunciar a esta importante fuente de ingresos.

Hijos de Dune me ha gustado mucho, colocándola un peldaño por debajo de Dune pero bastante por encima de El Mesías de Dune. Leí por primera vez esta novela hace ¿25 años? y debo decir que el paso de los años no la ha afectado y sigue siendo igual de relevante como cuando se publicó.

La continuación de la historia protagonizada por los gemelos Leto y Ghanima, hijos de Paul Muab´dib y la fremen Chani, nacidos con un acceso a las memorias de sus antepasados al igual que su tía Alia, ofrece un novedoso enfoque hacia la figura de los Mesías y lo que sucede una vez la jihad tiene éxito desde el punto de vista de la evolución de la humanidad.

Una vez más, la narración de Herbert pone el foco en multitud de personajes además de los gemelos Atreides. La abominación de Alia está contada estupendamente y consigue que sientas pena por la hermana de Paul, mientras que las maquinaciones de las Bene Gesserit están perfectamente representadas por la dama Jessica, madre de Paul. Y además, tenemos al heredero de la casa Corrino Farad´n, que aspira arrebatarles el poder a los Atreides, al Fremen Stilgar o el consorte de Alia, el antiguo guerrero renacido como mentat Duncan Idaho.

La novela está repleta de temas profundos en lo relativo al destino, la libre elección, el determinismo y lo que estamos dispuestos a hacer para realizar lo que nuestros padres no pudieron. Hay tanta profundidad en algunos momentos de la novela que casi resultaban ser demasiado para mi cabeza, y me he quedado con la sensación de que debería volver a leer algunos pasajes para que la complejidad de lo que Herbert cuenta consiga asentarse en mi cabeza.

Otro elemento que me gusta de Herbert es que se centra en el conflicto filosófico interior de los personajes, y no está interesado en las escenas de acción que son comentadas de pasada en forma de grandes elipsis durante la novela. Este tipo de narración tan diferente reconozco que me ha gustado y me ha parecido que Herbert era un genio al usar el gran escenario de la ciencia ficción que le ofrecía Dune para contar una historia casi intimista sobre los sacrificios que hay que hacer si queremos que la humanidad no se estanque.

En ese sentido, es interesante que le punto de partida de esta novela es que una vez la revolución de Paul triunfó, se ha convertido en una burocracia injusta que debe ser derribada por los gemelos Leto y Ghanima, a pesar de que hacerlo puede amenazar el reinado de los Atreides en Arrakis. Otro hecho interesante es que la prosperidad de Dune puede significar el fin de los gusanos y la especia, lo que provocaría el final de la civilización tal y como se conoce hasta ese momento, lo que muestra que incluso las buenas intenciones tienen repercusiones imprevistas de consecuencias catastróficas. La teoría del Caos puesta en papel de forma excepcional.

 

Si has leído Dune, esta tercera novela ofrece el cierre perfecto a la historia que El mesías de Dune no pudo ser. Una lectura obligada para todos los fans de la ciencia ficción.

PUNTUACIÓN: 8.5/10

 

Y si te gustó este artículo, te invito a que lo compartas en redes sociales, y que sigas mi blog para que te lleguen las notificaciones de las próximas publicaciones.

¡Saludos a todos!