Dentro de la morralla, Netflix a veces sorprende con películas y series que se salen de lo normal. Es junto el caso de Una casa llena de dinamita, la última película de Kathryn Bigelow (Point Break, Strange days, The hurt locker, Zero Dark Thirty, Detroit) que acaba de estrenarse esta semana.
PUNTUACIÓN: 5/10
Cuando un misil sin identificar el origen es lanzado contra Estados Unidos, la Casa Blanca comienza una carrera contrarreloj para determinar quién es el responsable y cómo actuar en respuesta.
Kathryn Ann Bigelow (San Carlos, California, 1951) es una directora, productora y guionista de cine estadounidense. Bigelow debutó como directora con la película sobre moteros The Loveless (1981). Saltó a la fama dirigiendo los thrillers Near Dark (1987), Blue Steel (1990), y ese clásico del cine de acción que es Point Break (1991). A estas películas siguieron Strange Days (1995), K-19: The Widowmaker (2002) y The Hurt Locker (2008), la película con la que Bigelow se convirtió en la primera mujer en ganar el Óscar a la mejor dirección. Desde entonces, ha dirigido Zero Dark Thirty (2012) y Detroit (2017).
Una casa llena de dinamita está escrita por Noah Oppenheim, y cuenta con fotografía de Barry Ackroyd, montaje de Kirk Baxter y música de Volker Bertelmann. La película tiene 112 minutos de duración.
En el reparto tenemos a Idris Elba como el presidente de los Estados Unidos, Rebecca Ferguson como la capitana Olivia Walker, una oficial superior de la Sala de Situación de la Casa Blanca, Gabriel Basso como el asesor adjunto de Seguridad Nacional Jake Baerington, Jared Harris como el secretario de Defensa Reid Baker, Tracy Letts como el general Anthony Brady, oficial superior de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en el Comando Estratégico de los Estados Unidos (STRATCOM), Anthony Ramos como el comandante Daniel González, comandante de Fort Greely, una base militar responsable de detectar amenazas entrantes y destruirlas con misiles interceptores terrestres. Moses Ingram como Cathy Rogers, funcionaria de la FEMA en la Oficina de Programas de Continuidad Nacional; Jonah Hauer-King como el capitán de corbeta Robert Reeves, asesor de estrategia de represalias y ayudante militar presidencial; Greta Lee como Ana Park, oficial de inteligencia nacional de la NSA para Corea del Norte, y Jason Clarke como el almirante Mark Miller, alto funcionario de la Sala de Situación en comunicación con el presidente.
Es curioso cómo funcionan el mundo del cine. Nos pasamos años con películas mainstream con narrativa lineal convencional, y en muy pocas semanas se han estrenado tres películas que juegan con una narrativa no lineal poco convencional. La primera fue Weapons, de Zack Cregger, la semana pasada vi La vida de Chuck de Mike Flanagan y justo a continuación nos llega a Netflix Una casa llena de dinamita de Kathryn Bigelow.
La película plantea la premisa novedosa de ver el punto de vista de varios personajes a partir de un lanzamiento de un misil nuclear contra los Estados Unidos, volviendo atrás en el tiempo para ver durante los 3 actos de la película como viven varias personas esos minutos dramáticos. De forma que llegaremos a ver varios diálogos claves desde 3 puntos de vista diferentes.
Y no quiero esperar más. La película me parece totalmente fallida. Si, hay un grupo tremendo de actores mirando preocupados hacia varias pantallas, y lo cierto es que lo hacen de maravilla. Y Kathryn Bigelow plantea un curioso ejercicio de tensión a partir de un hecho dramático tremendo: Que un misil nuclear se dirige hacia Estados Unidos y las defensas antiaéreas fallan en destruirlo. Ante la inminente destrucción de Chicago que no puede ser evitada, la maquinaria militar inicia los protocolos de extracción del personal esencial, y se plantean un contraataque nuclear ¿Contra quién?
Bigelow plantea todas las trampas narrativas imaginables para aumentar la tensión y la incertidumbre. Empezando porque se lanza un misil nuclear contra los Estados Unidos y los americanos no saben desde donde se ha lanzado. Y por tanto y más importante, contra quien contraatacar con toda la potencia de su arsenal nuclear. Que alguien haya hackeado los satélites militares para que no detectaran el lanzamiento indica un grado de preparación y de amenaza bestial, que creo invalida la posibilidad de un error, siendo algo planeado de forma premeditada por un pais con recursos, nunca un grupo terrorista radical aislado. Pero queda claro que lo único que se busca es generar la situación imposible, no plantear hacer nada plausible sobre el grado de peligrosidad de los enemigos de los Estados Unidos..
Si, es verdad que la posición del Presidente de los Estados Unidos, estupendamente interpretado por Idris Elba, es imposible. Porque tiene que tomar una decisión que puede provocar la destrucción de toda la vida del planeta Tierra si decide lanzar un ataque masivo ¿contra quien? Una decisión para la que no tiene los datos correctos, pero que es inevitable porque un ataque de esa escala contra los Estados Unidos no puede quedar sin respuesta. Con todo lo que ello implica. De los 3 actos de la película, el tercero desde el punto de vista del Presidente es el actoralmente hablando el mejor de la película gracias a la interpretación de Idris Elba. Y porque nos hace ver no tanto el drama del misil nuclear que ya vimos en los 2 actos precedentes, sino lo complicado que es su situación. Una situación que se agudiza debido a que cuando empieza esta crisis, el Presidente no está en el Despacho Oval, sino en un acto en mitad de la nada. Lo que va a dificultar las comunicaciones y su acceso a una información clave que no tiene. Pero que no le va a impedir tomar la decisión de ataque, aunque nos quedemos sin saber el alcance del mismo.
Lo malo de Una casa llena de dinamita es que Bigelow parece plantear varias críticas al mundo real. Pero es todo tan ambiguo que en mi opinión no funcionan. Por supuesto, la primera crítica viene provocada desde el propio título, que viene a decir que cuando existe un armamento nuclear tan enorme en el planeta, es inevitable que alguien encienda una cerilla y arda todo. Pero, ¿la crítica es hacia los Estados Unidos o hacia todas las naciones nucleares? Si fuera el segundo caso sería algo razonable, pero dado que sólo vemos el punto de vista de lo Estados Unidos, la crítica parece que se hace hacia la administración americana, lo cual es absurdo. Hay un corto diálogo de un asesor de la Casa Blanca con un ministro ruso que sugiere que ellos son inocentes y no lanzaron el misil, pero todo queda en la duda.
En este momento, si la crítica es hacia el gobierno de los Estados Unidos, es absurda. Porque reconociendo que la realidad es la que es y hay demasiadas armas nucleares, la respuesta correcta sería evitar que ningún nuevo jugador consiga convertirse en una potencia nuclear. Por lo tanto, las acciones contra Irán o Corea del Norte estarían plenamente justificadas. Pensar que los Estados Unidos deberían eliminar su arsenal nuclear sin que lo hagan los demás es ridícula. Otra idea que nos da a entender la película es que la idea de «destrucción nuclear mutua» de la Guerra Fría podía ser correcta en su momento, pero en estos momentos con tantos jugadores (enemigos) potenciales, ha dejado de tener sentido. Podría ser una idea interesante para un documental, pero en medio de todas las situaciones simplistas del guion de la película, queda como una más.
La película hace otra trampa, al hacer que los 2 misiles lanzados para destruir el misil nuclear fallen. Y entonces la película plantea un golpe en los morros hacia la falsa sensación de seguridad de los Estados Unidos, afirmando que en las pruebas realizadas, sólo un 61% de los misiles aciertan (es tirar una moneda a ver qué sale, dicho literalmente). Luego se comenta que «Se quiere detener una bala con una bala» para destacar lo absurdo de la estrategia de defensa americana. Y no se si el dato del 61% es correcto, la verdad. Pero viendo como Israel ha defendido con éxito su país de misiles enemigos con la misma estrategia de «detener una bala con una bala», benditos misiles Patriot, no se si me creo lo que me muestra Bigelow. Por supuesto, la acepto sin problemas para crear un drama en una película de ficción, pero me chirria si se piensa en esta película como una muestra de como es del mundo real.
Bigelow comete la trampa definitiva con el final abierto que plantea, dejando una sensación de haber visto una escena alargada que es apenas una anécdota, sin contexto previo ni un final aceptable. Y acepto que como ejercicio de tensión Bigelow sabe plantear situaciones muy potentes, apoyada en un reparto hace maravillas pensando que está el 90% mirando a una pantalla. A todo esto, esta producción parece un quién es quien del nuevo Hollywood, con montones de caras conocidas en papeles pequeños de apenas dos frases. El reparto no es el problema. En realidad, creo que todos lo hacen muy bien.
Analizando la película globalmente, el problema que se me planteó mientras la estaba viendo es que en el primer acto si tenemos un notable ejercicio de tensión cuando descubrimos toda la historia: La detección del misil dirigiéndose a los Estados Unidos, el fallo de las contramedidas, la posible destrucción de Chicago y la decisión del Presidente de contraatacar. Las reacciones emocionales de todo el reparto me gustan mucho. Pero cuando empieza el segundo arco, la tensión se pierde cuando empezamos a ver los mismos hechos desde otros puntos de vista repitiendo diálogos una segunda vez. Si, esto muestra lo complejo que la toma de decisiones y la cantidad de actores tienen un papel en una crisis de esta naturaleza. Pero la tensión se perdió completamente, y ni siquiera las buenas interpretaciones del reparto o el ritmo de Bigelow consiguieron recuperarlo.
En el tercer acto con el punto de vista del Presidente de los Estados Unidos, Idris Elba lo hace muy bien, pero hemos visto en los 2 actos precedentes que el Presidente SI va a lanzar un ataque, por lo que por curioso que sea el mecanismo burocrático y la complejidad de tener que tomar estas decisiones claves en su coche o en un helicóptero, el final de la película no me funciona en absoluto. Se que el muy obvio mensaje de Bigelow es que da igual a quien ataquen o la intensidad del mismo, en el momento en que los EE.UU. lancen un ataque sea el que sea el mundo se va a la mierda. Pero como ejercicio narrativo que me cuenta una historia con principio y final, la película me ha fallado completamente.
Otro aspecto super positivo es el diseño de producción de la película. No he encontrado el dato del presupuesto de la película, pero estamos ante una super producción absoluta. Entiendo que no han rodado en la Casa Blanca, pero las imágenes de Washington son estupendas, y las imágenes del helicóptero del presidente, los B-52 y todas las medidas de seguridad lucen completamente reales. Además, al tener varias localizaciones, la sensación de historia coral se consigue completamente.
El chasco que me llevado con Una casa llena de dinamita ha sido tremendo. No lo puedo expresar de otra manera.
Comparto el trailer de la película:
Me he llevado un buen chasco con Una casa llena de dinamita, a pesar de la habilidad de Bigelow para crear tensión, el concepto y la ejecución me parece completamente fallido.
PUNTUACIÓN: 5/10
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